Félix bajó con dificultad el escenario, pues todavía veía borroso por la acción de X.O.R. Al bajar, Osmar se le arrimó corriendo. -¡Félix! ¿Estás bien?-. El peli-rosado asintió. -¡No puedo creer que X.O.R te perdonara! A la última persona que perdonó la dejo ciega pero a ti... ¡A tí te dejó intacto!-. Agregó el peli-morado. Fede le hizo señas de que dejara de hablar. -Necesito descansar...-. Suspiró Félix, casi con fuerzas. Osmar asintió, dando a entender que comprendía la situación. -Lo mereces, tuviste demasiado en tu primer día...-. Félix asintió como respuesta. Fede sostuvo de un brazo al menor, quién se veía todavía más demacrado, mientras le hizo señas al peli-morado. -¿Recuerdas su número de habitación?-. Le preguntó Osmar a Fede. Este le respondió asintiendo. -Vale, descansa Félix, cualquier cosa estaré con Jackson-. Explicó, mientras se despedían ambos chicos.
Los pasillos le parecían eternos al peli-rosado, quién cambiaba a tropezones con ayuda del albino. El ver los grandes números de las habitaciones repetirse a cada rato era mareante. Estaba tan cansado que ni siquiera recordaba cuál era su habitación, o en donde se localizaba. -Fede, no hace falta que me lleves así...-. El mayor no respondió. -"¿Para qué pregunto si siempre hace lo que le da la gana?"-. Se cuestionó Félix. A lo lejos, ambos chicos divisaron a alguien corriendo en la dirección opuesta; era Puppet. -"¡Permiso! ¡Voy algo tarde!-. Exclamó, para luego desaparecer en medio de la oscuridad. -¿Sólo sabe correr o me lo parece a mí?-. Preguntó el menor. Fede le contestó con una pequeña risita silenciosa. Finalmente llegaron a la tan esperada habitación. Perfectamente habrían pasado 20 minutos desde que salieron de la zona del show hasta llegar a ella. -Estoy reventado...-. Suspiró Félix, a lo que Fede, de una manera cautelosa, le dió un pequeño beso en una de las mejillas del contrario, causándole un notorio sonrojo. -Oh... N-no me lo esperaba...-. El mayor no dijo nada, sólo se digno a abrir la puerta para que pasaran. -Fede... ¿Puedo preguntarte algo?-. Exclamó Félix, con cierta vergüenza. El albino asintió, mientras soltaba a Félix para que se pudiera mover por su cuenta. -¿Qué somos?-. Soltó, mientras colocaba sus manos sobre la mesa para reposar. Fede se quedó quieto, mirando directamente hacia el colchón al que Félix llamaba cama. Se veía pensativo, dudoso e incluso confuso. Hasta se dignó y escribió.
"¿Que quieres que seamos?"
Félix no respondió, sólo se quedó viendo su diario con la mirada casi perdida. ¿Realmente estaba dispuesto a tener una relación con alguien como él? Con un... ¿Caníbal? ¿Un secuestrador? ¿Un psicópata?. Finalmente se movió, acercándose lentamente al contrario hasta acorralarlo contra la pared.
Ambos chicos se miraron por lo que parecía una eternidad, hasta que el menor se armó de valor y comenzó a besarlo. El contrario no lo dudó, y terminó correspondiendo cada uno de los besos que el peli-rosado le daba. Ambos disfrutaban del momento, por mucho que quisieran ocultarlo. Lo que comenzó como pequeñas y suaves caricias de ambos labios terminó convirtiéndose poco a poco en algo más fuerte, más apasionante... Más lujurioso... Cada contacto que hacían se volvía más intenso, hasta que Félix comenzó a bajar hacia la manzana del albino, quien cerró los ojos al instante de sentir los húmedos labios del contrario recorrer su cuello. Para Fede era la primera vez que sentía todas estas cosas, estaba confundido, se sentía un poco fuera de lugar, pero aún así le agradaba la sensación que le provocaba, puesto a que nadie hacia esas cosas en el local. O al menos nadie lo hacía públicamente. El mayor colocó sus manos en la extensa melena rosada del contrario, buscando una presión mayor a la ya dada por el otro. Félix captó el mensaje, y sin dudarlo, aplicó más presión al cuello del albino, provocándole un sonrojo realmente notable. No tardó en comenzar a dejarle ciertas marcas por todo su cuello. Cada una de ellas era correspondida por un leve balbuceo provocado por Fede. Los brazos del mismo bajaron hacia los hombros del peli-rosado, colocándose en una posición cómoda. A todo esto, Félix cambio de posición una de las manos que tenía en la pared, para ir quitando lentamente el gran moño negro que traía el mayor alrededor de su cuello. El pulso de ambos comenzó a acelerarse, al mismo tiempo que el mayor comenzaba a jalar del traje del contrario, sin saber muy bien que hacía. Félix empezaba a impacientarse, y en respuesta a esto, tiraba de una manera más agresiva el traje del albino, sin parar de marcarle con cada beso que le dejaba. Por momentos, podía sentir las uñas de Fede clavadas con fuerza en su espalda, y gracias a esto, podía identificar los puntos débiles del mayor, quien intentaba ocultar su rostro girando la mirada. -¿Primera vez?~-. Le susurró el peli-rosado al albino, quien no se limitó en contestar. Félix soltó una pequeña carcajada, puesto a que sabía lo que significaba.
-Vamos Jackson, ¡Tenemos que ayudarlo!-. Expresó Osmar con cierta angustia. -Debe haber una manera de revivirlo, si es que realmente esta muerto...-. Jackson negó con la cabeza. -Osmar, no podemos arriesgarnos, ¿Eres consciente de lo que podría pasar si fallamos?-. Replicó el peli-azulado, girando su mirada a otro lado. Su pareja hizo lo mismo. -Lo sé... Pero... No podemos dejarlo solo, ¡Ni siquiera sabe guiarse por si solo en el Circo!-. Jackson volvió a negar con la cabeza. -No estoy de acuerdo... Él es el nuevo, que se las arregle solo como todos hicimos-. Esta vez, Osmar le reprochó. -¡Con más razón! ¡Además es muy torpe! Tenemos que ayudarlo...-. Osmar se arrimó a su pareja, quien tenía una mirada de preocupación. -Es imposible revivir a alguien... Félix esta condenado...-. Estas palabras lograron paralizar a Osmar. -Jackson... No quiero perder a alguien más...-. Suspiró con un claro dolor en sus palabras, causando que el contrario volteara a verlo. -Osmar... Yo...-. El peli-morado lo paró. -Comprendo que no creas en la probabilidad... Pero no permitiré otro fracaso-. Jackson se quedo quieto al observar que Osmar se retiraba de su habitación. -¡Osmar espera!-. Gritó Jackson, pero fue nulo, el chico ya se había ido. -¡Por que es tan necio!-. Se dijo Jackson a sí mismo, levantándose para ir junto a su pareja.
-Osmar, por favor... Comprende la situación...-. Le comentó el peli-azulado al menor. -No Jackson, comprende tú la situación. ¿Acaso vas a dejarlo solo contra un mundo completamente nuevo para él?-. Le arrebató Osmar, frunciendo el ceño en el proceso. -Osmar... Por favor... No quiero que- -. Sus palabras fueron interrumpidas al escuchar una voz por los pasillos. Ambos chicos de inmediato se apartaron del centro del pasillo, para dejar pasar a gran velocidad al Maestro de Llaves. -¡Disculpen!-. Gritó Puppet mientras volvía a desvanecerse en la oscuridad. Jackson volvió a acercarse al peli-morado. -Osmar, no quiero que salgas lastimado...-. El menor comenzó a caminar más lento. -Podrías unirte en esto... Así me sentiría mas seguro...-. Susurró mientras comenzaba a leer los números de las habitaciones. -¿Con mi condición física...?-. Le añadió Jackson. Osmar paró en seco, al visualizar una habitación con la puerta medio-abierta. -A lo mejor podrías unirte a esto...-. Comentó extrañado. Ambos chicos se acercaron sigilosamente a la habitación. -¿Que hace la habitación de Usagi abierta?-. Preguntó el peli-azulado, con cierta extrañez. -Es lo que vamos a descubrir...-. Osmar sacó una pequeña linterna que tenía guardada dentro de su saco, para proceder a abrir la puerta de golpe y apuntar con ella. -¡¿QUIEN ANDA AHÍ!?-. Gritó. Al enfocar la luz, ambos chicos divisaron a otro miembro del circo parado en medio de la habitación. -¡¿FREDDY?!-. Se cuestionaron los dos al mismo tiempo. El Utilero giró bruscamente, con una cara de susto. -¡M-Me espantaron!-. Balbuceó. -¿Qué haces aquí?-. Preguntó Osmar. -D-Disculpen la molestia, s-sólo venía a limpiar un poco...-. Ambos chicos se miraron confundidos. -Vale, pero recuerda cerrar las puertas, sabes que a X.O.R no le gusta que estén abiertas-. Freddy asintió. -Tranquilo... Lo sé muy bien...-. Susurró. -Oye... ¿Estás bien? Te ves algo... Distinto...-. Añadió Osmar. -S-Sí, s-sólo me siento un poco enfermo...-. Contestó Freddy, intentando ocultar su rostro. -Ummm... Freddy... ¿Podría pedirte que revises mi congelador más tarde? Siento que le faltan hielos...-. Agregó Jackson, recibiendo un sí por respuesta del contrario. Osmar cerró la puerta con cautelo. -Vaya, jamás pensé que estaría de acuerdo con Mai pero... Tiene razón, Freddy es realmente silencioso-. Osmar asintió.
-Por favor dime que no es lo que estoy pensando...-. Dijo Jackson. El peli-morado se acercó y tocó dos veces la puerta. -¿Félix? ¿Está todo bien?-. Preguntó Osmar, y como arte de magia, los ruidos cesaron. Ambos chicos lograron diferenciar una voz que provenía de la habitación. -¿Eh? Ah si, esto... ¡Dame un minuto!-.
Pasaron cinco minutos desde que Félix contestó, hasta que por fin se indignó a abrir la puerta. Su apariencia shockeó a la pareja; se veía despeinado, agitado y cansado. En el fondo se podía ver a Fede colocándose sus botas. -Woah ¿Qué demonios hicieron para armar tanto escándalo?-. Soltó Osmar, viendo de arriba a abajo a su amigo. -Esto... Pues estábamos ensayando, por supuesto-. Respondió el peli-rosado, volteando la mirada. -¿Cómo vas a practicar si el sable está guardado en su caja detrás del escenario?...-. Le arrebató Osmar. -Uh... ¿Dije practicando? M-Me confundí con ayer... Quería decir que estábamos uh... Peleando, sí... Dijo que mi cabello se veía mal... Y me molesté con él...-. Osmar alzó una ceja, mientras ponía una mirada de molestia. -Fede no puede hablar...-. Ambos chicos se miraron en silencio, hasta que Félix se arrimó mas a su amigo para susurrarle. -Estábamos besándonos ¿Okey?-. Osmar rio en respuesta. -¿Y los besos producen rasguños?-. Félix se enderezó de golpe, viendo hacia sus hombros. Acto seguido los tapó con rapidez. -Cállate ¿Quieres?-. Osmar sonrió. -Félix, ¿Tienes alguna idea para el tema del Hombre Morado?-. Preguntó. El peli-rosado se enderezó. -La verdad, no se que hacer...-. Suspiró. Osmar le colocó una mano en el hombro. -Tranquilo, se de un lugar que nos puede servir-. Félix alzó una ceja. -Si hay algún sitio donde podamos buscar información del hotel, es en la biblioteca. Es la única zona del Circo donde no removieron nada-. Agregó Osmar, dándole esperanzas al contrario. Félix miró a Fede, quien se arrimaba a la puerta. -¿Nos guías el camino?-. Preguntó Félix, y en respuesta, el albino asintió.
Los cuatro chicos comenzaron su camino hacia la biblioteca, en el cual se pusieron a hablar de distintos temas, mientras que criticaban otros. -Por eso no puedo salir más de diez minutos al exterior del circo-. Comentó Jackson. -Vaya, debe ser muy duro vivir congelado...-. Agregó Félix, recibiendo en respuesta un asentimiento del contrario. -Más que nada por el tiempo reducido que tengo con Osmar...- Finalizó Jackson. El peli-morado se arrimó a él. -Oh vamos, no pongas esa cara-. Le guiño Osmar a su pareja, causándole una pequeña sonrisa. Félix sonrió, realmente le comenzaba a gustar el local. Había conseguido amigos, algo que le costaba demasiado obtener. Y aparte, había conseguido una pareja, o al menos lo que parecía una. Irónicamente se sentía más cómodo en ese lugar tan alejado de lo éticamente correcto que en su día a día. Incluso si significaba tener que comer a otras personas, o dormir en una habitación que parece que en cualquier momento se caerá de lo vieja que esta. Sus pensamientos se desvanecieron al sentir una mano agarrando la suya. -¿Tienes miedo?-. Susurró Félix al albino, quien se pegó más a él, negando con la cabeza. Félix soltó una carcajada. -¿Sabes? Con esa altura no creo que puedas guiarnos bien. ¿Por que no me dejas que te eche una mano?-. Y acto seguido, se agachó para agarrar de las piernas al contrario, subiéndolo a sus brazos en el proceso. -¿Que se siente ser alto?-. Rio Félix. Esta vez Osmar le contestó. -Él es el Zanquero, probablemente sepa lo que significa tener vértigo-. Ambos chicos rieron. -Ustedes dos son inseparables...- Susurro Jackson, riéndose también.
Finalmente, después de casi media hora, llegaron a la biblioteca. -¿Por qué tiene que estar tan lejos?-. Expuso Félix, cansado de cargar con el mayor. -Por que tu noviecito es un gordo-. Rio Osmar. Acto seguido, sintió como Fede le daba un golpe detrás de la cabeza, causando que se le cayera. -¡Oye!-. Chilló Osmar, recogiendo su otra mitad del suelo. Fede miró a otro lado con cierta molestia. -Parecen niños pequeños-. Soltó Félix. A todo esto, Jackson se arrimó a la recepción de la biblioteca. Félix pudo divisar a una especie de payaso... ¿Glicheado? Como recepcionista. -Oh si, él es Glitch, y es la mierda más ruidosa, escandalosa y molesta del Circo-. Agregó Osmar. -Fue el que causó un desastre en la cocina-. Añadió. Félix volteó confuso. -¿Son una o dos personas?-. Osmar comenzó a caminar. -Será mejor que no lo descubras, nunca sabes que personalidad va a sacar-. Félix aprovechó y bajó a Fede de sus brazos. Este respondió con un gruñido. -Como siga cargándote me voy a quedar sin brazos-. Comentó Félix, para luego seguir a Osmar, quien seguía a Jackson. Los cuatro terminaron en la parte más profunda de la biblioteca. -Busca libros llenos de polvo, y que tengan separadores. En el hotel se les ponían los separadores para distinguirlos de los libros que no eran parte del hotel-. Félix asintió, y con ayuda del resto comenzó a buscar.
Habían varios libros con esas características. Muchos de ellos estaban incompletos, y otros eran tan viejos que las páginas se les desprendían y/o deshacían con el aire. Inspeccionando algunos libros, Félix notó que la mayoría de ellos trataban sobre cocina, o eran instrucciones de como tratar a los huéspedes y en dónde alojarlos. -Mierda, no encuentro nada útil...-. Fede se arrimó al peli-rosado, entregándole un libro. -¿Encontraste algo ruiditos?-. El mayor asintió. Félix tomó el libro, mientras los otros dos se arrimaban. Al abrirlo donde el separador marcaba, se encontró con una foto de dos personas con la cara arrancada. -Fede... Esto no me sirve...-. Osmar se arrimó más. -No hables antes de tiempo, esos eran los viejos uniformes que usaban los empleados del hotel-. El peli-rosado volteó a ver a su amigo. -¿Cómo sabes tanto de este lugar?-. Osmar volteó los ojos. -Digamos que me gusta investigar-. Explicó mientras se rascaba la nuca con una mirada tímida. -Fíjate en el fondo-. Dijo Jackson, señalando a una persona medio difuminada. -Pelo morado... Traje morado...-. Susurró Félix para sí mismo. -Debe ser a quien estamos buscando...-. Volvió a susurrar. -Eso tiene pinta de ser un Hombre de Morado...-. Añadió Osmar. Los cuatro chicos se miraron. Hasta que Fede tomó la foto y la volteó. -¿Qué es eso?-. Preguntó Félix, pues detrás de la imagen había una serie de puntos. -Es el lenguaje de Braille, es lo que tocan los ciegos para leer-. Comentó Jackson. Félix gruño. -Carajo, ¿Fede sabes leer eso?-. El albino negó con la cabeza. -Ya esta, hasta aquí llegamos, estamos perdidos-. Refunfuño el peli-rosado. Fede le hizo señas de que se calmara. -¿Cómo quieres que me calme? ¡Me van a matar!-. Chilló Félix, y en respuesta el albino se puso a escribir.
"Conozco a alguien que puede leerlo"
Los otros tres se miraron entre sí. -¿Desde cuándo tienes amigos?-. Preguntó Osmar, recibiendo por respuesta un puñetazo de parte de Fede. -¡Auch! Okey vale, este lo merecía-. Félix los separó. -Okey ya basta. Fede, guíanos a la respuesta-.