Manos de Ángel | BrightWin |...

By lilybws

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Win es estéril, o eso es lo que cree. Es comparado y maltratado por su familia, y es expulsado de Nakhon Path... More

Prólogo
| Capítulo 1
| Capítulo 2
| Capítulo 3
| Capítulo 4
| Capítulo 5
| Capítulo 6
| Capítulo 7
| Capítulo 8
| Capítulo 9
| Capítulo 10
| Capítulo 11
| Capítulo 12
| Capítulo 13
| Capítulo 14
| Capítulo 15
| Capítulo 16
| Capítulo 17
| Capítulo 18
| Capítulo 19
| Capítulo 20
| Capítulo 21
| Capítulo 22
| Capítulo 23
| Capítulo 24
| Capítulo 25
| Capítulo 26
| Capítulo 27
| Capítulo 28
| Capítulo 29
| Capítulo 30
| Capítulo 31
| Capítulo 32
| Capítulo 33
| Capítulo 34
| Capítulo 35
| Capítulo 36
| Capítulo 37
| Capítulo 38
| Capítulo 39
| Capítulo 40
| Capítulo 41
| Capítulo 42
| Capítulo 43
| Capítulo 44
| Capítulo 46
| Capítulo 47
| Capítulo 48
| Capítulo 49
| Capítulo 50
| Capítulo 51
| Capítulo 52
| Capítulo 53
| Capítulo 54
| Capítulo 55
| Capítulo Final
| Epílogo
| Extra 1

| Capítulo 45

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By lilybws

«A menudo sueño con una vida donde no sea necesario soñar para ser feliz.»

— P'Win es el mejor, verás que te amará. — Exclamó un cachorro que corría tomando la mano más grande y cálida, arrastrando al dueño de sus dudas por las calles para llegar donde era su casa.

— Gun, deberíamos mejor tomar un taxi, ¿No crees? — Sugirió el más grande entre risas, negando con suavidad por las lindas ocurrencias repentinas que tenía Gun, pequeñas cosas como esas eran las que conformaban la lista de porqué Khai estaba enamorado de ese precioso Omega gordito. Vamos, ¿Quién no soñaría con estar con Gun? Él ya había soñado muchas veces besando los labios del pelinegro.

— Estamos cerca Khai, así que mueve esas piernas ¡Por algo las tienes largas!

Iba a admitir que estaba nervioso, conocía los sucesos ocurridos en el pasado de la situación de Gun y su familia, así que conocer al tal P'Win, sería como conocer a un yerno difícil de agradar a pesar de que no era nada biológico, sabía que padre no era el que engendra, si no el que cría.

— Espero ser de su agrado. Ah, no me dejaste ni siquiera practicar un discurso.

— No lo necesitas, tú siempre tienes las palabras correctas. — Murmuró con una gran sonrisa que dejaba sus dientes y encías exhibidas, adorable.

Después de el corto camino, según Gun (que en realidad fueron diez cuadras) ya estaban en la puerta que daba la bienvenida al dulce y cálido hogar de los Omegas Opas-iamkajorn y Phunsawat. Las manos de ambos seguían unidas, pero tuvieron que soltarse para aún no dar sospechas de que había ocurrido algo. Había sido solo un beso, pero el beso más dulce y hermoso para Khai y su corazón enamorado, inmune a cualquier decepción de ahora en adelante. Ante sus ojos Gun era perfecto, nada le haría cambiar de idea.

— Mi Phi dijo que daría una vuelta por el centro, pero tal vez ya está aquí. — Llevó su manito al bolsillo de su pantalón para sacar la llave de casa, abriendo la puerta con ansias en sus ojitos. Sentía su pecho latir agitado, por alguna extraña razón solo deseaba escuchar un: "No pueden tener nada aún, estás muy pequeño", salir de los labios de Win, aunque había muy poca probabilidad de que eso suceda ya que Khai siempre emanaba tranquilidad y madurez. Gun no se sentía preparado para tener algo, o tal vez solo era su excusa, cuando realidad no podía forzarse a sentir lo mismo y deseaba escudarse con cualquier excusa.

Al ingresar al lugar, el azabache sintió un leve golpe en sus fosas nasales cuando un conocido aroma ingresó hasta correr a sus pulmones, había algo ahí que lo atraía, era extraño porque se sintió amigo de la casa desde hace mucho a pesar de que era la primera vez que pisaba ese suelo, era cómodo. Se sentaron juntos en el sillón de cuerina negro y los ojos de Khai solo investigaban con curiosadidad cada rincón. Las paredes eran blancas y limpias, no había rastro de polvo o manchas en ellas, también había una mesa de centro la cual era acompañada por un florero rosa pastel y una flor blanca descansando dentro de este, se veía muy adorable, el televisor plasma y los muebles evidentemente nuevos le hacía creer que estaba en una casa de millonarios.

— Gun~ ¿Ya llegaste?

Cuando el Alfa escuchó esa voz, sintió un leve escalofríos en sus brazos los cuales le corrieron como una caminata de pequeñas electricidades dolorosas. Una idea loca llegó a su cabeza pero la sacudió, negando totalmente y rezando para que esta no fuera real.

— Traje a alguien, Phi.

— ¿Oh! Trajiste un amiguito — Habló el Omega mayor viendo por arriba del sillón dos cabelleras negras, pero el segundo aroma curiosamente también se le hacía conocido, casi como si ya lo hubiera respirado incontables veces en algún lugar de la ciudad.

— Sip, él es Khai. — El menor se escuchaba completamente emocionado, su mejor amigo y Win, ambas personas las cuales formaban una parte muy importante en su vida estaban conociéndose, era algo que había ansiado mucho y más aún porque hubo un tiempo en el que Gun no tenía amigos por los prejuicios y sus inseguridades, siempre anheló llevar uno a casa como hacían los demás chicos de su escuela que se llevaban bien con todo el mundo, se estaba cumpliendo ese pequeño deseo.

— Bueno, cualquier amigo de Gun, es bienvenido. — Dejó un par de bolsas con chucherías dentro sobre la mesa comedor, con su vista dirigiéndose al invitado. — Hola, soy Win… Metawin Opas-iamkajorn. — Habló animado, pero mientras formulaba la frase la intensidad en su voz bajaba hasta llegar a una de total confusión, frunció suavemente el ceño al reconocer a su compañero de trabajo sentando en el mueble de su hogar y de la nada se sintió perdido.

— H-hola, soy Khai. — Susurró. Se encontraba en un serio debate mental que no dejaba de ponerlo cada vez más nervioso al punto de que las manos le sudaban, quería irse de ahí, no entendía que estaba pagando para tener una suerte tan pésima como la suya, estaba poniendo en juego su trabajo, una amistad y sus sentimientos que ocultó por mucho tiempo, se sentía un completo perdedor, la situación ya se había escapado de sus manos que de manera torpe tenía que volver a solucionar todo.

La culpa en ese momento lo estaba atacando, pues no quería lastimar a la persona de la cual se había enamorado locamente, ni tampoco al que cuido tanto de él, estaba agradecido eternamente con el Omega mayor pues además de ser un buen amigo, fue el Phi que siempre cuidó a su Gun. Tenía conocimiento de inicio a fin de como Atthaphan sobrevivió en las calles por tres días y de su salvador, al menos a su punto de vista, siempre tuvo ganas de alguna día poder conocer el rostro y la persona que mantuvo al chico de sus sueños sano y salvo. Dañar a esa pequeña y preciosa familia haría que su conciencia estuviera inquieta siempre.

Al ver Win la reacción de Khai, decidió seguirle la corriente y fingir que no se conocían, mañana hablaría con el en la cafetería. — Bien, pequeños. — Habló aún con su mirada curiosa pero intentó disimular la leve tensión que de la nada comenzó a esparcirse por cada rincón. — Saldré un ratito con Bright a hacer las compras semanales y para mañana que es nuestro aniversario… — Esta vez se dirigió a Gun y aunque fue una corta interacción algo dentro le decía que nada bueno estaba por venir, las mentiras siempre fallaban y supo que el error que cometió fue seguirle el juego a su compañero de trabajo.

Los segundos que Metawin tardó en salir de casa fueron casi eternos para el azabache, mismo que se mantenía en su misma postura con sus ojos cerrados con el fallido intento de calmar sus pensamientos e ideas que florecían en manada, haciendo que se frustrara y que ninguna solución clara y concisa llegara a su mente.

— ¿Khai? ¿Pasa algo? Estás rojo…

Cuando escuchó la voz de Gun abrió sus párpados y con la mirada pesada junto a su latente pecho decidió solo guiarse por hacer lo correcto.

— Estoy bien.

— Mira, estás temblando, ¿Quieres que traiga agua para ti?

Y ahí estaba, el pequeño que con palabras simples lograba tranquilizar su desperado ser, este mismo buscaba alguna acción correcta, su corazón y su lado racional luchaban en su interior, sabía que tenía una misión que cumplir y por más errónea que sea, su deber era ejecutarla sin trabas de por medio, pero el amor que sentía por el menor era tan fuerte que ignorar su sentir sería completamente difícil. Si hubiera sabido que estar enamorado sería complicado, desde un inicio habría controlado su corazón en busca de cariño.

Sólo tenía dos opciones, rechazar por completo el trabajo que la madre de Bright le había encargado y tener grandes riesgos de morir secuestrado por fallarle a una mujer peligrosa, ó ganarse el odio y rechazo de Gub al dañar a una persona importante para él.

— Recordé que tengo unos pendientes… Debo irme. — Murmuró, levantándose del cómodo asiento.

— ¿Ya? Pero acabamos de llegar… — Un pequeño puchero se instaló en los labios corazón de Gub, aunque hace algunos minutos quería estar solo para pensar, ahora deseaba tener la compañía de su mejor amigo para sentirse acompañado. — Además P'Win no está…

— Lo siento, Gun… — Mordió su labio suavemente y apretó sus dedos, solo quería terminar esa situación de una vez por todas. Arriesgaría su vida al ir donde esa mujer, pero no le importaba nada, no le haría daño nunca más a su pequeño, ya no.

— Bueno, pero anda con cuidado, ¿Sí? — Se acercó hasta quedar frente al más alto y de la nada sus mejillas de durazno tomaron un dulce color carmín. — ¿P-puedes besarme? — Murmuró. No sabía la razón, pero necesitaba hacer algo para confirmar que no sentía nada y convencer a su corazón de sentir algo si su respuesta era negativa. Sabía que jugar así estaba mal, pero un clavo saca otro clavo, ¿No?

Khai se había enamorado de él y no podía romperle esas ilusiones a su mejor amigo.

— Claro que sí.

El Alfa se acercó poco a poco para tomar con cariño la cintura del más bajo, la sonrisa que ahora estaba en sus labios era difícil de explicar con palabras simples, no habían sílabas ni vocales, ni términos que expresaran lo suficientemente bien el amor que estaba rebasando su alma, no supo en qué momento ocurrió, pero cuando observó de cerca los luceros brillantes del menor, pudo confirmar de que no se había equivocado de persona. Gun con una simple sonrisa lograba anestesiar su intranquilo cuerpo. ¿Qué podía hacer?

Solo deseaba proteger a ese ser que se había vuelto su luz, así que obtuvo una respuesta inmediata, haría lo correcto y no haría más daño a los demás, si era necesario diría la verdad para no quedarse con todo el peso encima del error que estaba cometiendo. Khai ya había experimentado lo que era decepcionar a los demás y no le importaba si los regaños llegaban de seres ajenos a el, sin embargo, ahora tenía miedo de decepcionar a Gun.

Cuando sus labios se unieron se encargó de hacerlo con cariño y dulzura, no dejaban de ser dulces, esos preciosos belfos rosas que se estaba comiendo seguían siendo deliciosos para él, le encantaba que fuera así y se encargaría de cuidarlos con su vida así como también lo haría con Gun. Una vez se separaron de aquel pequeño besito, no pudieron evitar esbozar sonrisas pequeñas que demostraban sus puntos tímidos, tal y como dos chiquillos de colegio enamorados.

— Me debo ir.

— Cuídate, ¿Sí? Me haces mucha falta en la escuela. — Susurró.

— Pronto empezaré a ir, tú no te preocupes. — Dijo con seguridad y caminó a la puerta para salir del lugar. — Dile a tu Phi que es una buena persona.

Cuando salió del lugar sus piernas comenzaron a luchar por mantenerse firmes al momento de caminar. Estaba cansado de la nada. Gun se había vuelto su debilidad y si tenía que escoger entre su seguridad y la del Omega, siempre elegiría al menor. Deseaba que hubiera algo más fácil como que su rostro dijera lo que de su boca no podía salir, se sentía frágil.

Sacó su billetera y confirmó que tenía la tarjeta negra en la cual guardó todo el dinero que recibió como paga, no había gastado ningún centavo y agradeció a su astucia en prevenir de cualquier inconveniente que se le podría presentar, lo guardó y sacó su teléfono marcando el contacto destacado, sus dedos temblaban y ni si quiera se fijó por donde caminaba, solo lo hacía en línea recta ya que estaba perdido en sus pensamientos.

— ¿Khai?

— Necesitamos vernos, ahora, en el lugar de siempre. — Habló con voz ronca, levantando su brazo libre para llamar la atención de un carro taxi que pasaba por ahí.

— ¿Por qué? ¿Ya te has deshecho de Metawin?

— Solo anda, nos vemos en cinco minutos. — Colgó.

Dió la dirección del lugar al cual ya había ido un par de veces y en el corto camino se mantuvo con el tic en su pierna que hacía darle temblores de arriba hacia abajo. Estaba nervioso y no lo iba a negar, pero todo lo haría por proteger a su pequeño y no dañarlo más, hace poco quería comenzar desde cero, empezar a actuar de manera correcta en situaciones que se le presentaban a diario era complicado cuando tenía antecedentes del pasado, pero este sería un buen comienzo.

Bajó del vehículo no sin antes pagar lo que debía y con su mirada investigó el lugar, dándose cuenta de que aún no había nadie así que se daría el tiempo de pensar un poco más, caminó con pesadez al callejón sin salida de ahí y al tocar pared se detuvo, mirando el polvoriento suelo del lugar. Ya había estado muchas veces ahí, era el sitio en el cual hacía sus jugadas sucias por dinero, a veces asaltaba y en ocasiones era testigo de torturas básicas de ladrones que dañaban a inocentes solo por un par de billetes. Estando a la luz del día se veía como una simple calle, pero cuando oscurecía era hogar de drogadictos y malvivientes.

Pasaron cinco minutos, diez, quince y aún no había rastro de la víbora, solo podía escuchar su propia respiración lenta que se mantuvo así desde que llegó, sus palabras ya estaban ordenadas y si lo hacía mal estaba poniendo en juego la seguridad de los Omegas, era complicado.

A lo lejos escuchó un carro estacionarse y segundos más tarde tacones sonar en eco acercarse, subió su mirada, a lo lejos visualizó la figura delgada y esbelta de la bella señora Chiva-aree, o como ella pedía que la llamarán, jefa. La mujer se sacó las gafas oscuras que traía a medida que se acercaba y cuando estuvo frente al Alfa esbozó un suave sonrisa. Llevó sus delgados dedos a las mejillas contrarias y con estos acarició las facciones maduras de Khai.

— Mh… Has crecido. — Murmuró, acercando su boca al pómulo para besar esa zona y ensuciarla con el labial cremoso rojo. — ¿A qué se debe tu llamado?

El azabache tomó los hombros delgados de la señora y la apartó con delicadeza, de su bolsillo sacó la tarjeta negra y la entregó con seguridad a pesar de que por dentro sus órganos estaban cosquilleando de nervios, quería vomitar.

— ¿Qué significa esto?

— No voy a hacerlo, ahí está tu dinero, está completo.

— ¿Qué? Tenemos un trato y debes cumplirlo, no me importa el dinero, debes hacer lo que te dije. — El rostro de la mujer cambió de una sonrisa a una expresión de enojo total, había cambiado de humor en un segundo.

— No lo haré, no voy a lastimar a personas inocentes que solo quieren vivir en paz, ¿No crees que ya has hecho suficiente con tratar de lo peor a ese chico?

— No es suficiente, ese defecto no puede arruinar la reputación de mi familia. Joder, Khai, sabes que estás jugando con fuego, ¿No?

— Puedes hacerme lo que quieras, pero a ellos no le hagas daño. — Sus puños se apretaron al escuchar la risa maléfica que de repente comenzó a salir de la boca de la mujer. Estaba aturdido.

— ¿Te enamoraste de él? ¿De la rata de hermano que tiene? Si te niegas a hacerlo es por algo, estás poniendo tu vida en riesgo.

— Ya te dije que no me interesa lo que hagas conmigo, no dañes a Gun.

Supo que la había jodido cuando vió como la Omega se cruzaba de brazos con una sonrisa. Había hecho un esfuerzo por no mencionar la existencia de su pequeño para poder protegerlo pero la desesperación en su pecho hizo que se le escapara el nombre, estaba acabado.

— Bien Khai, no lo hagas, pero tal vez en unos días encuentres a tu pequeño con algunos moretones…

— Ni se te ocurra o yo mismo me encargaré de que todo el mundo se entere el tipo de persona que eres, tampoco soy tan pacífico como crees. — Dijo desafiando a su mayor enemiga. Ya estaba cansado de todo.

— Bien, dejémoslo así, quédate con el dinero, tal vez mañana no tengas para comprar tu comida, pobretón.

Khai creyó que ya había terminado todo, así que soltó un largo suspiro de tranquilidad cuando vio a la mujer alejarse, había sido tan fácil que por un momento pensó que era una trampa, pero no fue así. Cuando pasó un minuto decidió caminar hacia las afueras de aquel callejón y sin evitarlo soltó un largo suspiro de alivio, estaba agradecido, aún no estaba del todo confiado pero si había acabado así de bien, estaba feliz.

Sin embargo notó el auto negro aún estacionado, eso no era nada bueno, algo malo estaba por llegar y tan pronto como sintió un golpe en su nuca cayó al suelo por el impacto y dolor repentino, su cabeza daba vueltas junto al terrible sonido electrizante en su oído derecho, abrió los ojos como pudo y cuando intentó levantarse ahora sintió otro golpe en su espalda que hizo sus huesos tronar.

— Llevenlo, denle algunas descargas eléctricas y lo que ustedes saben hacer, usen su creatividad.

Luego vio negro y no necesariamente sus ojos se habían cerrado, aún estaba despierto pero no veía nada, solo podía sentir como su cuerpo era maltratado y arrastrado a algún lugar cerrado que hacía su respiración dificiultarse.

Podía imaginar lo que le tocaba, torturas que él en un pasado observaba pero que jamás creyó recibir. De cierto modo le preocupaba, pero solo podía pensar en una personita; Gun. Deseaba que él estuviera bien, si tenía que entregarse para que dejaran tranquilos a esa familia lo haría, porque ya había lastimado en un principio a su pequeño y ahora se merecía un castigo. No sabía si volvería a verlo, no sabía si iba a salir vivo de esa cajuela del auto o si aguantaría las torturas por fallar un trato peligroso, no lo sabía.

Khai estaba tan enamorado que en ese momento lo menos que le importaba era su propio bienestar. Pero tenía miedo de no volver a ver el rostro de su amor. Estaba asustado.

«Hubo un tiempo en el que el frío era buena compañía.»

Nota de adapta-autora:

¡Hola, bamboos!

Este es el capítulo perteneciente al día jueves. Espero les haya gustado.

Tal vez escriba uno más. Nos leemos pronto.

— lilybws.

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