Tormento (Omegaverse - Larry...

By jesigcalvario

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Harry Styles, el único hijo omega del rey Zin, debe enlazarse con el príncipe de la región de Orifir para sel... More

Antes de leer
Sobre a/b/o
1. Calavera
2. El capitán
4. Decoro

3. Mesura

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By jesigcalvario

Habían pasado muchos años desde la última vez que Louis había visto a un omega sin marcar. La mayoría de ellos se encontraban en las clases altas, donde el cortejo oficial a un omega empezaba cuando este cumpliera los veinte años. En las clases bajas, ningún alfa esperaba tanto para marcar a su omega. Así que, si bien se había topado con omegas en sus viajes, siempre habían estado acompañados por su alfa.

Había olvidado lo que se sentía, ese olor embriagador que lo llevaba al borde de la locura. Y, de pronto, su alfa resplandeció en su interior, haciéndose más presente que nunca, pulsando por entregarse al calor de los brazos de ese omega. Pero con este, en particular... él jamás había sentido algo como eso, siquiera en su juventud. La tentación de marcarlo tan próxima, casi incontenible. Necesitaba hacerlo su omega.

Era un sentimiento estúpido. Él no podía darse el lujo de tener un omega, tenía un barco que dirigir, su vida estaba dedicada al mar. Jamás se enlazaría con un noble como este. Estaba tan enfurecido, porque por mucho que quisiera odiarlo al igual que detestaba a todos los aristócratas, no podía evitar esa jodida necesidad de tenerlo entre sus brazos.

Estaba relevando al timonel, sólo porque eso le daría una excusa para estar allí afuera y despejar su mente. Por primera vez, no tenía un plan de acción. Siquiera sabía por qué había secuestrado a ese omega. Algo dentro de él le había ordenado que lo llevara consigo y nunca lo dejara ir. Era un alfa que seguía sus instintos porque habitualmente lo habían guiado a buena fortuna. Pero ahora empezaba a dudar sobre su buen juicio.

La cubierta estaba tranquila, la mayoría de los hombres habían bajado a disfrutar de la comida que habían robado del barco mercante. Pronto, él iría a hacer lo mismo a su camarote. Escuchó el ruido de pasos provenientes de las escaleras del alcázar así que giró su cabeza hacia allí. Su maestre, Zayn Malik, se colocó a su lado cuando terminó de subir, con los brazos cruzados detrás de su espalda y en absoluto silencio.

Zayn era un beta de pelo oscuro y ojos color miel, se vestía de forma elegante para ser un pirata y siempre estaba más pulcro que cualquiera de los alfas que conformaban la tripulación. Había sido un marino toda su vida, sabía cómo navegar un barco incluso mejor que Louis. Desde que lo habían reclutado, había sido una presencia refrescante en el navío. Era bueno tener un beta merodeando por ahí entre tantos alfas. Aunque al principio fue difícil que acataran sus órdenes, se ganó su lugar cuando todos vieron lo impecable que era en su trabajo.

Louis continuó mirando hacia el frente, sosteniendo el timón con sus manos, y disfrutando del leve balanceo del navío. Los segundos pasaron y, cuando el capitán se hartó de la presencia silenciosa del beta, habló.

—No te quedes ahí —masculló todavía mirando hacia el frente—. Si tienes algo que decir, dilo.

—La tripulación está algo decepcionada, señor —dijo Malik, su voz sonando imperturbable como siempre. Taciturno y meditabundo la mayoría del tiempo, era lo más parecido a un soldado que tenía consigo. Eso era lo que más le agradaba de él, le hacía recordar viejos tiempos—. El asalto de hoy no salió como esperaban, quieren saber cuándo será el próximo atraco.

Louis asintió lentamente con la cabeza. Había notado cómo los miembros de la tripulación lo habían mirado con ojos resentidos y había escuchado algunas quejas por lo bajo. Cuando un atraco no salía como esperaban, usualmente planificaban el próximo con premura. Sabía cómo tratar a sus hombres, mientras tuvieran un botín que gastar, estarían contentos con su dirección. Pero, esta vez, debían mantener un perfil bajo por un tiempo si no querían llamar la atención de las flotas reales. Si este omega era quien decía ser, alguien estaría buscándolo. No le cabían dudas de que se trataba de un noble de alto calibre. Era evidente por sus ropas, sus joyas e incluso los dos idiotas de Barba Larga y el Perro habían encontrado tiaras entre sus pertenencias.

—¿Capitán? —preguntó el maestre luego de no recibir respuesta.

—Estoy trabajando en ello —respondió Louis girando su rostro hacia él. Malik dio un asentimiento, manteniendo el gesto sereno—. Cuando lo resuelva, serás el primero en enterarte.

—Me preocupa que se desate un motín, señor.

Louis sonrió divertido.

—Deberías informárselo a tu rostro, Malik —se burló, volviendo a mirar hacia el horizonte—. Lo resolveré. Es todo lo que puedo decir por ahora.

—¿Y el prisionero, capitán? —cuestionó el beta con su voz sonando temblorosa. Louis lo miró intrigado, por fin algo perturbaba su calma.

—Está en mi camarote —respondió con indiferencia—. Estoy dándole algo de espacio.

Los labios del beta se apretaron en signo de reprobación y desvió la vista un momento antes de hablar, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.

—Es joven.

—Sí —aceptó Louis. Era tan joven que lo hacía sentir viejo, aunque recién estuviera pisando los treinta.

—Y bonito —indicó Zayn, alzando las cejas levemente. El alfa frunció el ceño, al tiempo que una sonrisa engreída curvaba sus labios.

—¿Qué insinúas, Malik? ¿Temes que me propase con él?

—Aún si lo temiera, no me metería en sus asuntos, señor. Sólo no quiero que haga algo de lo que se arrepienta luego.

—Si hago algo, te aseguro que no me arrepentiré —canturreó Louis, su ego hablando por él—. ¿Sabes? No te das verdaderamente cuenta de que eres un alfa hasta que conoces a un omega como él.

Honestamente, desearía no haberse dado cuenta. Incluso en ese momento, sentía una inquietud en su cuerpo que lo impulsaba a volver a su camarote para chequear cómo se encontraba el omega. ¿Está bien? ¿Qué necesita? ¿Me necesita?

—Es alguien de la corte real de Zinren, señor —mencionó el beta hablando por lo bajo. Louis asintió, mirando hacia el horizonte.

—Lo sé.

—Vendrán a por él.

—Lo sé —repitió el alfa y se volteó a ver al maestre. Su cara denotaba sorpresa.

—¿Lo sabe? —preguntó Zayn dando un paso hacia él, mirando alrededor para asegurarse de que no anduviera nadie cerca—. Moverán cielo y tierra buscándolo. No podemos pedir rescate, nos matarán a todos. Y si no lo hacemos, aún así nos encontrarán. Es peligroso. ¿En qué estabas pensando, Louis?

El alfa se sorprendió de que algo hubiera perturbado tanto la rigidez de Zayn que hubiese decidido tutearlo de repente. Dio un largo suspiro y cortó el contacto visual con él por unos segundos, contemplando el resto del navío frente a él. Aunque el omega no tuviera un título noble sino su padre, si estaba bajo el amparo del rey, el ejército de la corona vendría en su búsqueda. Había estado consciente de eso cuando decidió llevárselo. Pero siquiera había pensando en pedir rescate por él, no era eso lo que quería.

—Verás, Zayn —comenzó a decir mirando nuevamente al beta—. El asunto es... que no estaba pensando en lo absoluto.

—Tú no eres así —replicó Malik con el gesto contraído—. No tomas riesgos innecesarios.

—Pues, aparentemente, ahora sí.

***

Harry tuvo algo de tiempo a solas para planear su escape. Tenía que haber algún bote de emergencia en el navío. Podía robarlo y remar hasta llegar a tierra. Pero para eso precisaba saber dónde lo guardaban y necesitaría una brújula antes de lanzarse a mar abierto en un bote. También tendría que llevar consigo provisiones y agua, para sobrevivir la mayor cantidad de días posibles. En el mejor de los casos, se encontraría con un barco de Zinren en el camino y lo rescatarían.

Fue el mejor plan que se le ocurrió. Sin embargo, tendría que hacerse amigos dentro del barco para poder realizarlo, no podía hacerlo solo. Necesitaba alguien que lo guiara hasta el bote y que lo proveyera de raciones a escondidas. Sería lo más difícil, ya que se encontraba en un barco pirata. Tal vez el cocinero podría ayudar.

Mientras tanto, le convendría mantener un perfil bajo en presencia del capitán, para que no se percatara de su plan. Podía hacerlo, la diplomacia era su fuerte. El hecho de que el capitán fuera un alfa representaba una ventaja. A pesar de no tener permitido codearse con alfas que no fueran de su familia, conocía el instinto protector que surgía de ellos en presencia de un omega. Su padre se desvivía por cuidar a su madre cuando ella tenía un simple resfriado. Podía aprovecharse de eso, en cuanto bajara la guardia, el capitán actuaría como cualquier otro alfa.

Tomlinson volvió a ingresar en el camarote seguido por el cocinero, quien traía una bandeja llena de comida en sus brazos. Fue dejando las fuentes y los platos sobre la mesa, en silencio, mirando de reojo al capitán. Harry no dijo nada por si eso podría ser motivo de regaño para Horan. Debía esperar al momento en que estuvieran a solas para hablar con él.

El capitán se quedó mirando por la ventana que estaba un par de metros detrás de la mesa, dándoles la espalda. El cocinero terminó de vaciar la bandeja enseguida, entonces la apoyó en una silla y se acercó a Harry.

—El capitán quiere que lo desate, milady —susurró Niall, agachándose frente a él—. Sólo me tomará un momento.

Harry asintió con la cabeza, alzando sus brazos para que le fuera más fácil acceder al nudo en sus muñecas. Cuando Horan aflojó la cuerda, el príncipe terminó de quitársela de forma impaciente. No había estado atado el tiempo suficiente para que le dejara marcas pero sí sintió un ligero ardor en la piel. Después, el alfa le quitó la cuerda de los tobillos y lo ayudó a acercar su silla a la mesa para cenar. A Harry le hizo gracia tanta parsimonia teniendo en cuenta el lugar donde estaban, se parecía bastante al trato que recibía en su hogar.

—Ya está, capitán —anunció Niall y se dirigió hacia uno de los modulares altos, con puertas de vidrio.

Mientras tanto, Tomlinson se giró lentamente hacia Harry. Él se sentó como solía hacerlo, con las piernas juntas y ambas rodillas giradas hacia un lado, sus manos sobre su regazo y su espalda recta. Si su plan era usar la diplomacia, no debía notarse lo aterrado que estaba de encontrarse allí. Actuaría con mesura y fingiría sentirse a gusto alrededor del alfa.

—No necesitas tanta formalidad para cenar conmigo —farfulló el alfa posando la vista en él mientras se deshacía con facilidad del cinturón atado en su cintura, donde estaban envainadas sus espadas. Harry se encogió de hombros levemente y siguió con la vista el recorrido de la mano del alfa cuando colgó el cinturón en el respaldo de una silla.

El cocinero se acercó a la mesa y apoyó una jarra de cristal llena de vino tinto y una botella de ron al lado. Acto seguido, dio unos pasos hacia atrás y miró en dirección al otro alfa.

—¿Algo más, capitán?

—No, Horan —negó Tomlinson—. Retírate —indicó al tiempo que le hacía una seña con la mano.

Harry miró con cierta tristeza cómo el alfa salía de la habitación. Cuando cerró la puerta, el capitán se sentó al otro lado de la mesa, en la silla que estaba frente a él y sirvió vino en su copa. Harry reconoció la comida que estaba sobre la mesa, eran los mismos ingredientes de su almuerzo de ese día: pollo, patatas y algunos vegetales. Supuso que lo habían robado de su barco. Aunque sabía que todo era de buena calidad, no tenía hambre, su estómago se había cerrado después de lo que había vivido.

Observó los movimientos del capitán mientras se servía en su plato. Al inclinarse, el rubí de su amuleto reflejó la luz del candelabro, produciendo un tenue brillo y nuevamente captó su atención el dije del dragón apoyado en el centro de su pecho. Se quedó contemplándolo, preguntándose a cuál de los Ballard le habría pertenecido en el pasado.

—Si sigues mirándome así, pensaré que quieres quitarme la ropa —comentó el capitán con el gesto serio. Harry desvió la vista inmediatamente, avergonzado—. ¿Qué es lo que llama tu atención? ¿Ver un amuleto de Orifir o que sea yo quien lo porte?

—¿Cómo lo consiguió? —Se atrevió a preguntar Harry, observándolo con curiosidad. El alfa hizo un silencio y tomó un trago de su copa.

—No me lo creerías si te lo dijera —comentó en un tono desinteresado—. Come algo —ordenó señalando la comida.

—No, gracias, no tengo hambre —murmuró el príncipe.

—No volverás a ver una cena como esta en meses. Lo mejor que conseguirás es pescado —Harry suspiró y comenzó a servirse en su plato, se forzaría a comer para no llamar la atención—. Ten —ofreció el alfa acercándole la jarra de vino.

—No acostumbro a beber alcohol seguido, señor.

—Deberás hacerlo, o esperar hasta la próxima lluvia para conseguir agua dulce —El omega tomó la jarra y se sirvió la mitad de la copa labrada. Luego se puso a jugar con su tenedor en su plato, moviendo las patatas de un lado al otro—. ¿Ya habías viajado en un navío antes?

—Sí, pero sólo viajes cortos, capitán.

—¿Qué te parece la vida en el mar?

—De hecho, la disfruto mucho.

—¿De verdad? —preguntó el alfa, entrecerrando los ojos mientras cortaba algo de la comida en su plato—. Es extraño para alguien como tú.

—¿Como yo? —cuestionó Harry mirándolo con confusión.

—Sí —asintió antes de llevarse una patata a la boca. Terminó de tragar antes de continuar hablando—. Hasta donde sé, los omegas nobles no suelen navegar. Me sorprende incluso que salgas de tu residencia.

Harry dejó de jugar con la comida y apretó sus dedos alrededor del mango del cuchillo, apoyando la punta contra la mesa. No entendía por qué el capitán había imaginado eso. El omega por el cual se estaba haciendo pasar probablemente asistía a eventos fuera de su propiedad, aún si sólo fueran en tierras aledañas. Tenía razón en una cosa, sin embargo. Era extraño que un omega de la corte estuviera acostumbrado a navegar. Tal vez habría sido mejor mentir respecto a eso, pero ya no podía desdecirse.

—Me pregunto cómo cree usted que es mi vida.

—Oh, yo sé cómo es tu vida —replicó el alfa con gesto burlón—. Vives rodeado de criados que están a tu servicio todo el día. Lavan tu ropa, la planchan y hasta te ayudan a vestirte. Recibes nobles de todas partes del continente en tu casa a cenar cada noche. Y tu máxima aventura es ver cuál de esos alfas te invitará a bailar una pieza. No vaya a ser que sea ese odioso marqués que tiene mal aliento —Harry desvió la vista y un bufido se escapó de su boca. Esa era una muy mala interpretación de su vida. Louis tomó un trago de su copa y la sostuvo en su mano cuando continuó:— ¿O me equivoco?

—Está olvidando mis deberes.

—Ah, tus deberes, claro —asintió el capitán con falsa empatía—. Lucir bonito para que un alfa más rico que tú quiera cortejarte. Bueno y, una vez que te marque, darle hijos que no conocerás porque los criarán las niñeras.

Harry estaba intentando ser moderado para seguir su plan, pero se le estaba dificultando debido al hecho de que este alfa era un completo imbécil. Tenía ganas de escupirle en la cara de nuevo por pronunciar tantas insolencias.

—¿Por qué odia a los omegas? —preguntó en cambio, en un tono de reproche.

—No odio a los omegas —espetó el capitán, luciendo algo sorprendido—. Odio a todos los cortesanos por igual. Sus estúpidas costumbres, sus modales hipócritas y sus guerras interminables. No mueven ni un solo pelo mientras que otros dan la vida por ustedes, sin siquiera saber por qué están peleando en realidad.

Harry dejó sus cubiertos sobre la mesa, sintiéndose compungido de repente. Él odiaba eso también. No era ajeno a los conflictos bélicos, por eso creía que era tan importante cumplir su misión y sellar la paz con la región de Orifir de una vez por todas. Ya había corrido mucha sangre en ambos territorios.

—Lo siento... ¿te he ofendido, milady? —preguntó el capitán en un tono irónico—. ¿Acaso es un tema demasiado morboso para ti?

—Mi hermano dio su vida por Zinren —masculló Harry, atreviéndose a mirarlo, sintiendo las lágrimas agolparse detrás de sus ojos—. Así que no crea ni por un segundo que no sé cómo nos afecta la guerra.

Una lágrima silenciosa rodó por su mejilla al recordar a Marshall. Pronto se cumpliría un año de su muerte. Había sido su persona favorita en el mundo, los días sin él eran más miserables. Se obligó a retener el llanto y empezó a comer en silencio, con la vista fija en su plato. El capitán no dijo nada más durante el resto de la cena.

Un rato después, Horan regresó para llevarse los trastos sucios y despejar la mesa. En cuanto los dejó solos nuevamente, el capitán Tomlinson se levantó de su silla y se dirigió con andar cansino hasta uno de los modulares de la habitación. Harry permaneció sentado, viendo cómo el alfa se quitaba uno por uno sus anillos dorados y los colocaba dentro de un pequeño cofre. Después miró alrededor. Ahora que el candelabro estaba encendido, la luz llegaba a casi cada rincón de la habitación. En el otro extremo, pudo ver una cama bastante grande empotrada en la pared, con sábanas blancas y cojines rojos. Se veía incluso más cómoda que la cama que le había tocado en su camarote en el barco mercante.

—¿Dónde voy a dormir? —preguntó el omega en un tono sereno.

—Aquí —respondió Tomlinson, concentrado en girar hacia arriba el metal atascado alrededor de uno de sus dedos.

—¿Contigo?

—Sí.

Harry lo miró con pavor, ¿significaba que dormirían en la misma cama? ¿El alfa esperaba algo más de él que sólo cenar?

—Antes preferiría dormir en el calabozo.

El alfa alzó la vista hacia él, una sonrisa divertida curvó sus labios y sus ojos se entrecerraron un poco.

—Hazlo, si te atreves —comentó con cierta malicia—. No sólo el lugar es repugnante sino que te visitará toda la tripulación durante la madrugada. No han visto a un omega en mucho tiempo.

—¿Cómo puedes siquiera insinuar algo así? —exclamó Harry, un escalofrío recorrió su cuerpo de sólo pensarlo.

—Porque es la verdad —Se encogió de hombros y depositó el último anillo en el cofre—. Yo soy un alfa respetable pero ellos no, sólo son unos sucios borrachos con la inteligencia de un mosquito —explicó mientras se quitaba las cadenas que colgaban de su cuello, pasándolas por encima de su cabeza, excepto por aquella con el amuleto de Orifir. Guardó las otras dentro del mueble—. Dormirás en mi cama, hay suficiente espacio para los dos —Un quejido inconsciente salió de los labios de Harry al escucharlo. El alfa cerró la puerta vidriada del modular y giró su cuerpo en dirección al príncipe—. No te preocupes, no voy a tocarte. Prefiero esperar a que me supliques que lo haga —añadió con una sonrisa burlona y le guiñó un ojo.

—Ni en tus sueños más hermosos —espetó Harry, cruzándose de brazos—. ¿Cómo sabes que no te mataré mientras duermes?

—Podrías intentarlo —comentó el alfa y asintió—. Incluso si lo lograras, tendrías que matar también al resto de la tripulación. Y en ese caso no podrías manejar el barco tú solo. Pero, por supuesto, si me matas, esos tipos de ahí afuera no dudarán en cortarte el cuello. Me tienen bastante aprecio a esta altura.

El capitán tenía razón. Los alfas tenían buenos reflejos y una fuerza mucho mayor a un omega. No tenía ninguna posibilidad tratando de enfrentarse a la tripulación. Sin embargo, no podía aceptar la idea de dormir junto a un alfa. Significaba mucho dentro de su clase social, ese beneficio sólo estaba concedido a su alfa, Sir Ballard. Harry incluso tenía prohibido bailar con otros alfas, contrario a lo que había insinuado el capitán antes. Lo más cerca que estuvo de un alfa que no formara parte de su familia fue unas horas atrás cuando Tomlinson lo tomó entre sus brazos. Lo que más lo atormentaba era lo que sintió en ese momento. Ese deseo arremolinándose en su interior, era algo que no tenía permitido sentir por otro alfa que no fuera el suyo.

—Aún así, no dormiré contigo —determinó Harry alzando su barbilla, no estaba dispuesto a ceder en ese punto.

—Lo dices como si tuvieras otra opción.

El alfa se cruzó de brazos mientras le dedicaba una sonrisa cínica, apoyando su hombro contra el vidrio del modular. De esa forma, sus bíceps se apretaron contra la tela blanca de su camisa. Y ese gesto risueño... Harry empezaba a odiarlo, quería borrarlo de su rostro. Porque, francamente, el capitán tenía una de las sonrisas más hermosas que había visto nunca.

***

Holis, ¿cómo van? Estoy actualizando bastante rápido, ¿no? ¿Qué opinan? x)

Gracias por leer❤❤❤

Jes.

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