Nos estacionamos en el frente de mi casa no pude ni mirar a este hombre de reojo estaba en shock y a la misma vez impresionada o aturdida en realidad, no sabía cómo tomar aquella propuesta él tampoco volvió hablar sólo manejaba en silencio sin hacer ningún tipo de ruido, la incomodidad se apoderaba de mi alma estar en aquel coche de lujo con un hombre rico era lo que menos podía pasar por mi cabeza pero Justo estaba pasando y sobre todo, que un hombre de su alto nivel me haga semejante propuesta a mi a una don nadie con problemas de todo tipo y una vida tan llena de miseria y para nada hermosa.
—llegamos—
dijo sutilmente y despreocupado como si para él la situación fuera lo más normal sin embargo yo trataba de asimilar aún su propuesta.
—si vo-voy a bajar pase buenas...—
Cuando intente abrir la puerta del coche escuche un click había cerrado la puerta impidiendo que pueda salir y me tomo de un brazo acercándome a él donde nuestros alientos casi chocan
—Isabella quiero una respuesta de mi propuesta, se que suena loco muy loco pero puedo ayudarte a cumplir tus sueños y puedes mejorar tu vida solo míralo como ganancias extras con las que podrás llegar muy lejos ¿no era esto lo que necesitabas? ¿no es mucho mejor que solicitar dinero a un banco?—
—señor ¿podría alejarse un poco más?—
No le miraba la cara su mirada era muy intensa y aunque no reflejaba ningún sentimiento me sentía ansiosa y solo quería desaparecer y no volverlo a ver nunca más. Me llene de valor y hablé totalmente cortante.
—señor bruno Giordano ¿se está usted burlando de mi y de mi situación deplorable? ¿Quiere usted aprovecharse de mi solo porque soy una persona sola en este mundo sin dinero ni nadie que la pueda cuidar? ¿Cree que porque soy pobre pueden comprarme con dinero y yo aceptaré? Me parece muy bajo de su parte con todo el respeto que se merece venir a querer engatusar a una pobre mujer que solo quiere salir a delante, ahora suélteme por favor y déjeme marchar—
Soltó mi agarre y se acomodó en su asiento no vi su cara pero podía sentir como su aura cambió
—jamás me aprovecharé de usted y menos de su situación al contrario me parece e asombroso ver que aún quedan personas con valores reales, pero discúlpame no quiero causar una mala impresión ni que se entienda que lo que digo es por abuso de poder pero... solo usted podría salvarme Isabella—
Aún sin responder y sin entender lo último que dijo de que solo yo podría salvarlo solté largo suspiro me llene de valor y espete
—Usted un hombre rico y se que tiene tantas chicas con interés en usted, sino recuerde la chica del banco como babeaba por usted...—
—¿Valentina?—
Suelta una carcajada despreocupado lo observo y noto lo perfecto que es hasta cuando ríe y me siento más miserable a un porque ni eso puedo hacer yo
—¿sentiste celos de Valentina?—
—¿que? ¿Esta loco? Solo le hago referencia a qué hay más chicas con las que puede usted contar—
—si hay muchas más pero todas sienten atracción por mi usted no, ya le expliqué quiero a alguien que vea esto como un negocio no que tenga interés en mi persona y usted no siente nada de eso ¿o me equivoco?—
—no, no se equivoca no tengo ningún tipo de interés en usted ni en su propuesta así que abra la puerta que tengo que irme a casa y otra cosa señor... yo no puedo salvar a nadie ni si quiera a mi misma—
Suspiró pesadamente y escuché el click de la puerta abrirse y baje con gran velocidad sin mirar atrás tomando la llave y entrando cerrando la puerta detrás mío y el corazón saliéndome por la boca
—¿que fue eso? Este hombre es...—
Mire por la ventana viendo que aún seguía ahí estacionado y unos minutos después se marchó me sostuve del lava platos y busqué algo de agua fría estaba aturdida y de la nada empecé a reír fuertemente mientras caminaba hacia un espejo que me dejaba ver completa, seguía riendo y cuando me vi y quite el abrigo que cubría mi cuerpo me miré brazos largos y delgados clavícula muy hundidas levanté un poco la falda piernas largas no eran tan delgadas acaricié mi brazo izquierdo con el derecho y lágrimas brotaron de mis ojos cuando vinieron a mi recuerdos del pasado y aquellas palabras...
"nadie jamás te tomara enserio eres una perra sin familia ni quien la salve y me encargue de que cualquiera que te vea solo quiera usarte para sus deseos sexuales porque todo lo hago dinero y tú me perteneces, para poder librarte de mi tendrás que morir perra porque nadie te podrá salvar"
Sentía tanto asco de mi misma que no lograba verme como una mujer, como cualquier otra de esas que usan maquillaje y tacones y van por la vida regalando sonrisas y robando corazones, yo no era así no sabía exactamente cuál era mi roll en el mundo y la rutina diaria me gustaba era mejor que volver al pasado de donde había salido hace 5 años.
Caí en mi cama sin fuerzas y me sumergí en un profundo sueño la tristeza era parte de mi vida y ya estaba acostumbrada a ella. A la mañana siguiente me levante como cada día enfocada en ir a mi lugar de trabajo al llegar algunos señores ya me estaban esperando
—buenos días caballeros—
—buenos días señorita Isabella hoy amaneció más bonita que todos los días—
—¿está seguro señor Luis? Me veo igual que todos los días—
Abrí la puerta mientras ellos me seguían el paso busque una toalla y un desinfectante y limpie la superficie de la mesa
—¿lo mismo de todos los días?—
—si por favor—
—bien, salen dos cafés con leche descremada—
Empecé a preparar el café mientras ellos leían el periódico fui rápida en hacerlos mientras otras personas llegaban y ordenaban, habían pasado varias horas y ya quedaban pocos clientes cuando vi cómo entraron dos hombres de negro y una señora muy elegante algo me decía que la había visto en algún lugar pero no sabía exactamente donde salí de mis pensamientos cuando la vi quitarse los lentes y mirar con asco todo el lugar
—¡hey tú!—me llamo
—bienvenida ¿en qué le puedo ayudar?—
—limpia esta silla donde pondré mi vestido de cinco mil dólares—
—disculpe, todo esta limpio señora lo limpie cuando...—
—¿que parte de limpia la silla no entendiste? ¿En serio Mauricio no encontraste un lugar más mugroso? Tener mis tacones en este piso me asquea-
Mis ojos se abrieron de par en par era una mujer totalmente repugnante y no iba a permitir que ensuciara con sus palabras el lugar que me dieron mis padres
—señora si no le gusta este lugar mugroso puede marcharse, mi cafetería podrá ser pequeña y no tan reluciente pero es muy limpia y ordenada no veo la necesidad de tener que ofender si no le gusta se marcha—
—¿quien te crees tú para hablarme así niñita estupida? Puedo hacer que esté chiquero desaparezca en media hora así que ten mucho cuidado como me hablas tú no tienes idea de quién soy y de lo que puedo llegar hacer—
Un escalofrío me recorrió por la columna y un sudor frío bajo por mi frente pero aún así no baje mi cabeza ninguna persona por más dinero que tenga iba a menospreciar mi lugar de trabajo
—ya le dije señora, si no le gusta márchese—
Intento darme una bofetada pero el hombre que había sentado la detuvo
—¡basta! Solo siéntate y terminemos de una vez con esto, si te pedí que viniéramos aquí es porque este lugar no lo frecuenta nadie de clase alta, exponernos en público solo sería un problema—
Aunque mi corazón estaba latiendo desenfrenadamente guarde la calma, el señor me pidió un café y la señora no quiso nada,
me marché y de reojo veía como hablaban, los seguridad estaban al lado de ella tenían un pequeño maletín que colocaron en la mesa y esta lo destapó sacándole una sonrisa al caballero, no pude evitar asombrarme cuando vi la cantidad de euros juntos jamás había visto una cantidad tan grande, esas personas no me daban buena espina, seguí haciendo como que no los veía y media hora después ella se marchó junto a su hombres y el señor se fue más tarde, en la mesa dejaron 200 euros y una taza de café vacía.