Outsider

By thesaintengel

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«Que ardan los cerdos y que mueran las ratas de esta ciudad.» No todos los niños se vuelven astronautas o gr... More

♆Manzanas podridas♆
♆Epígrafe♆
♆Soundtrack♆
♆Nace un alfa♆
♆Valentía fugitiva♆
♆Cómplices de sangre♆
♆Ángel del infierno♆
♆Maldito albedrío♆
♆Perro malo♆
♆La marca magna♆
♆Cajita infeliz♆
♆Mala hierba♆
♆Azar o suerte♆
♆Cuestión de orgullo♆
♆Veneno vil♆
♆Idiota legendario♆
♆Jugada maestra♆
♆Lechuga demoníaca♆
♆B de barbie♆
♆Premio mayor♆
♆Sin bandos♆
♆Dulce truco♆
♆Piedad forzosa♆
♆Malas pulgas♆
♆Veintíun recuerdos♆
♆Todo o nada♆
♆Malviaje♆
♆Viejo amigo♆
♆Nuevo enemigo♆
♆Ingobernable♆
♆Dulce victoria♆
♆Mano negra♆

♆Espacio negativo♆

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By thesaintengel




"Un secreto puede ser un arma peligrosa en manos de la persona correcta."

Julie Sinclair.

Tal y como un rompecabezas, un cúmulo de secretos forman un patrón que puede ser descifrado hasta llegar a una sucia verdad; una que tal vez vivió ya el tiempo suficiente enterrada en mentiras felices, convirtiéndose en un problema para los involucrados.

Por eso, aquel que conozca la naturaleza verídica de los hechos ha de pretender hasta el momento justo en el que tenga que usar dicha información a su favor, y más importante aún, no deberá de sentir pena alguna por los daños colaterales.

Porque aquel que siente, pierde.

Y quizás era una mierda, sí, pero esa fue una de las primeras lecciones que Julie aprendió de su padre. Tenía el recuerdo aún fresco en su memoria: Una tarde ventosa de abril, una tienda de conveniencia y varios caramelos de sandía que había guardado en el bolsillo de su overol, mientras su progenitor hablaba en la parte trasera con el dueño sobre negocios que no eran de su incumbencia. Recordaba también sus ojos verdes a través del espejo retrovisor, el olor a cigarro de la camioneta y el recuento del botín que hicieron en el estacionamiento del centro comercial después de sus andadas.

Eran un gran equipo.

Ahora estaba sola, en teoría, pues con ella venían un sin fin de enseñanzas nefastas y habilidades aprendidas que aplicaba a mano firme en su rutina en Wincastle, justo como él lo hubiese querido.

Julie subió las escaleras a pasos ligeros, y caminó por el corredor principal del segundo piso en las puntas de sus pies hasta ver la placa del 31I. La habitación era un desastre cuidadoso, y en medio de tantas baratijas rebuscó por algo de relativo valor.

Una chica le debía más de lo que hubiese permitido, y de no ser por su gran humor esas semanas, habría solucionado las cosas a primera hora con un buen golpe. Repasó los escondites comunes por algo de dinero y se guardó varias cosas en los bolsillos de la falda, bufando con molestia.

Nada de eso sería suficiente.

Los armarios fueron su objetivo principal, y no le importó en lo absoluto a quién pertenecían las cosas si eso implicaba cubrir la cuota. En la parte inferior encontró una caja de zapatos y dentro de esta, varios artículos captaron su atención.

Quizás la peor costumbre de Julie era usar cuanta cosa encontrara mientras robaba, pero teniendo en cuenta que todos debían estar en clase, no vio problema alguno. Se probó varios lentes de sol y un par de diademas del parque de diversiones, al igual que una chaqueta de cuero que pretendía conservar hasta que escuchó girar la manija de la puerta.

Delilah se quedó de pie en el umbral sin decir una palabra, y ambas se observaron con más precaución de la necesaria.

La omega caminó despacio hasta el armario tras ella y abrió la puerta con sumo cuidado, sacando una bata blanca bajo los ojos alerta y fieros de la pelirroja.

—Solo venía por esto. —La teñida se excusó con timidez, sonriéndole a medias con las manos en alto, como si lidiara con un animal peligroso—. Y te queda muy linda esa chaqueta, no creo que Gene se dé cuenta de que la tomaste.

Sinclair la observó a través del espejo, confundida.

—¿Podría saber por qué?

—Uhm. —Salem recorrió la habitación con la mirada, aclarándose la garganta con creciente incomodidad—. Hace días que no la veo en la escuela, tampoco ha venido a dormir.

Eso era extraño, pues no había autorizado ninguna salida cercana y no estaba al tanto de la falta hasta el momento. Quizás tenía la cabeza demasiado ocupada en el tema de Christian y por ello estaba cometiendo errores inadmisibles. Julie asintió despacio rato después, lanzando la diadema a una de las literas.

—Vale —Se acomodó los lentes de sol, cruzándose de brazos—. Gracias por eso.

Ahora tenía otro problema que resolver.

Al cerrar su casillero se encontró con los ojos miel de Kendall y su sonrisa de idiota invadiendo su campo de visión.

—Linda chaqueta, Sinclair. —El muchacho comentó, mirándola de arriba abajo—. Pero no creo que te dejen entrar con eso a química.

—¿Algún otro comentario imprudente que quieras hacer antes que te lance este libro a la cara, Easton? —murmuró ella con aburrimiento, cerrando la taquilla para verlo con ambas cejas en alto.

Kendall le extendió una carpeta amarilla, aun con su usual sonrisa cordial, y se encogió de hombros con simpleza, caminando tras ella por el pasillo.

—De hecho sí. Venía a decirte que hoy tenemos informe de laboratorio y también a ver si de pura casualidad... No sé, me dejarías tal vez, ¿hacer la parte práctica hoy? Por favorcito.

Julie arrugó la nariz.

—Ni loca.

El más mimado de los Easton tenía un problema, y el señor Luther le había advertido al inicio del ciclo escolar que no debía permitirle acercarse a cualquier cosa potencialmente inflamable si valoraba su integridad física.

Y por eso no le importó que el muchacho le llevara la mochila a las malas o que sostuviera sus libros de camino al laboratorio insistiendo en el temita hasta el punto de exasperarla.

—¿Si te digo que sí te callas, insistente de mierda?

Pues al final, él siempre obtenía lo que quería.

Easton le devolvió en silencio su mochila y su sonrisa enigmática se acompañó con un guiño que ella respondió rodando los ojos con exagerada molestia cuando él se le adelantó para entrar. El señor Luther lo siguió con la mirada, impasible, y continuó llamando a lista con su usual monotonía.

—¿Doley? ¿Doley Genevieve?—Repitió, y a la tercera, una amarga impaciencia se le notó en la voz. Luther negó con la cabeza y marcó con rojo una casilla junto al nombre de la chica—. Es la cuarta hoy, ¿Easton Kendall?

—Presente.

—¿Fiore Lorenzo?

—¡No vino! —Lolo respondió desde el fondo del salón.

—Muy gracioso, Fiore. —El profesor alzó ambas cejas sin impresión—. Si la comedia fuera un cargo podría declararse inocente.

La clase soltó una carcajada y se callaron de inmediato con un simple movimiento de mano por parte del hombre.

Julius Luther era un tipo al cual temer, y no porque fuera físicamente intimidante. Solo era esa clase de maestro retorcido y amargado, con la antigüedad necesaria para que su palabra fuera ley. Aquello lo convertía en una persona detestada y respetada hipócritamente a partes iguales.

Incluso por los alfas.

Sinclair tomó asiento, y sacó una bata arrugada del fondo de su mochila para cambiarse la chaqueta bajo la mirada curiosa del moreno a su lado. Quería ignorarlo, a él y su estúpida sonrisita triunfal, al maestro y su voz aburridísima y sobre todo...

Quería olvidar el nombre de Genevieve Doley.

Pero le fue imposible. La clase se pasó entre garabateos en su cuaderno, cuentas, fechas y horas que no cuadraban en su cabeza. Volviendo una y otra vez a la pregunta sobre la ausencia prolongada de Doley en las instalaciones. Cuatro días sin ir a clase, cinco noches de ausencia en Kappa y ni un solo permiso de su parte.

¿Quizás Sara lo había otorgado? ¿Su agente de CPS la había retirado de las instalaciones? ¿Sus padres? Debía averiguar su situación, ver que las cosas encajen apropiadamente y sacarse de la cabeza que quizás había ocurrido de nuevo lo de Villanueva.

Julie se giró cuando olió algo quemarse y se apartó casi dando un brinco cuando vio a Kendall con el mechero y una de las puntas de su cabello.

—¿Qué mierda te pasa, animal?

El puño en el hombro no lo tomó por sorpresa.

—¡Auch! Me aburro, eso me pasa —dijo él con obviedad, acariciándose el brazo mientras contenía la risa—. No eres la única que puede hacerlo.

—Nunca dije que estuviera aburrida —aclaró.

—Bueno, llevas como media hora escribiendo en tu cuaderno numeritos y que yo sepa, esto no es cálculo.

—No es tu puto problema. —bufó.

El muchacho volvió a reír, ahora acercando su mano a su rostro para acomodar el mechón más corto de cabello tras su oreja. Julie pudo sentir el picor usual de sus mejillas, inevitable cuando él hacía ese tipo de cosas.

Decidió ignorarlo por su bien y Kendall deslizó una paletita de corazón por encima de la mesa, captando nuevamente su atención.

—Eres mi compañera, cariño. Eres mi problema.

Por las nalgas de satán.

—Métete en tus asuntos —Julie zanjó en voz baja y esperaba estar siendo muy clara al respecto. Sus labios se volvieron una fina línea y su mirada inconscientemente estaba clavada en el caramelo frente a ella.

No podía verlo a la cara.

—Vamos, si no me vas a contar al menos dame una de esas sonrisitas que me gustan. —El castaño se recostó en la mesa para buscar su mirada desde abajo—. Estás un poquitín a la defensiva, corazón.

Ahora ella fue quien se echó a reír.

—No soy tu "corazón", así que deja de llamarme así.

—Llamarte mi distracción diaria era más largo, ¿qué prefieres?

—Que te calles.

—¿Y si intentas callarme?

—Te voy a prender fuego si no lo haces.

Kendall sonrió, esas cosas le gustaban.

—Olvida lo que dije. —pidió tomando la paletita para guardarla en su bolsillo—. Y no voy a contarte nada, ponte a trabajar.

—Se dice gracias, corazón.

—Gracias, idiota.

—Qué asco dan. —Jordan habló de repente y lanzó un cuaderno en medio de ambos para que su mejor amigo copiara sus notas.

Tenía las mangas de la camisa recogidas y una expresión de pocos amigos que Julie observó con el ceño fruncido. Él le sacó el dedo medio a modo de saludo y ella respondió de igual manera.

—Tengo que mostrarte algo. —Informó en un murmullo y la tomó del brazo para jalarla bajo la mesa. Ahí, entre chicles fosilizados y rayones de marcador, sacó su celular.

La galería del capitán estaba llena de fotos grupales, apuntes de clase y selfies divertidas que no alcanzó a detallar apropiadamente cuando él encontró lo que buscaba. Una chaqueta verde entre el césped y la basura se hizo visible en la pantalla y Julie alzó una ceja confundida en dirección al muchacho.

—¿Y eso qué, engendro?

Graham bufó.

—¿Eres imbécil o tu mamá te daba cloro de chiquita? Mira bien. —Señaló, haciendo zoom a la fotografía para enfatizar el apellido bordado en la parte inferior. Julie le arrebató el teléfono sin dudar.

—¿Dónde la encontraste?

—Tras los baños, al otro lado de la valla que separa Candyland del parque acuático abandonado. Me dijo Mindy que es de la chica de la habitación frente a la suya. —Le informó con aburrimiento y movió su mano hacia ella. El imbécil no sabía hacer favores sin esperar nada a cambio y Sinclair bufó, dándole un par de billetes arrugados antes de salir.

No podía pensar en la clase o en cualquier otra cosa que no implicara a la chica de la habitación 31I, y por ello ignoró los comentarios de Kendall, devolviéndole el teléfono al pelirrojo murmurando un "gracias". Anotó algunas cosas en su cuaderno y cerró este cuando Graham intentó husmear en sus asuntos, justo en el momento en el que el señor Luther apareció frente a la mesa para regañarlos.

Por suerte la campana sonó.

Las casualidades nefastas parecían acompañar a Julie ese día.

No sabía si se trataba de la carne en mal estado o las habichuelas congeladas que se escondían en esta, pero tenía el estómago tan revuelto como sus ideas. Observó con asco la bandeja y consideró seriamente en lanzársela a la cara a alguien por el simple placer de deshacerse de algo, así no fueran sus pensamientos.

Bufó, agarrándose los cabellos con frustración y alzando apenas la mirada en cuanto una manzana acaramelada se cruzó por su campo de visión, sostenida por una muy sonriente y silenciosa Sara.

—¿Y ese mal humor? —Cuestionó con el ceño fruncido y una repentina preocupación que, honestamente, se le hacía adorable.

—Tengo mucho en la cabeza. —Julie atinó a responder con propiedad y tomó el palillo de la manzana para darle un mordisco. Si ocupaba en algo su boca, con suerte nada disparatado saldría de esta.

La mano de la morena se deslizó por su brazo hasta entrelazarse con la de ella.

—¿Y... no quieres contarme?

Julie casi se atraganta.

—No es muy importante que digamos —Evitó su mirada con rapidez, pero no la suficiente para no ser atrapada por Riddle de la barbilla.

—Hmmm, ya veo. —murmuró, y su pulgar se deslizó suavemente por la superficie de sus labios tintados por el rojo caramelo— ¿Puedo contarte entonces qué tanto hice yo?

—Adelante. —Respondió ella casi sin aliento y Sara sonrió satisfecha al notar el tono colorido de sus mejillas.

Honestamente, las caóticas salidas de Sigma no eran tan interesantes como para prestarles la atención que su chica requería. Julie observó absorta las mesas de la cafetería y los espacios negativos entre las personas que charlaban en el lugar, demasiado ensimismados con sus propios asuntos para notar las ausencias.

Todo aquello era como un juego de ajedrez, donde los peones parecían faltar sin jugadas evidentes de su desconocido contrincante. Tenía tiempo, aún lo poseía en sus manos, pero ¿qué debía hacer exactamente? Sinclair recordó las notas en su cuaderno, las cuentas incesantes de la clase de química y las preguntas que bien podría haberle hecho a Sara de tener el valor de interrumpir su relato.

Observó más allá de sí misma a la atestada mesa y los confines más recónditos de la envejecida cafetería en búsqueda de una respuesta, o al menos un empujón repentino de valentía que le permitiese actuar de una buena vez.

Lo que sea que hubiera pasado con Genevieve Doley pintaba feo y no iba a ser ella quien iba a resolverlo.

—Sloan.

¿O sí?

La morena de trenzas rosas observó extrañada el fuerte agarre de la alfa de Kappa en su muñeca, tanto que detuvo en seco su caminar para mirarla con una expresión confundida similar a la de Sara, quien se calló de inmediato ante la interrupción.

—¿Cuándo fue la última vez que viste a Genevieve Doley? —preguntó precavida y en voz baja, con un tono ronco.

La muchacha la miró, perpleja por su seriedad, y observó al resto de su banda tras ella en búsqueda de apoyo o algo de tiempo para pensar. Chandler carraspeó nerviosa y observó su agarre antes de responder.

—Creo que en Candyland, pero fue como la semana pasada. Parecía estar esperando a alguien en la entrada, pero no la vi más.

Julie arrugó la nariz.

—¿Cuándo fue esto?

—El sábado en la noche, no vino a dormir. —respondió segura y solo una vez lo hizo, la soltó.

—¿Qué mierda fue eso? —Riddle cuestionó, con un tono molesto aunque expectante. Julie dio otro mordisco a su manzana y suspiró.

Si quería que las cosas avanzaran, debía hablar, y pronto.

—¿Recuerdas a la chica secuestrada? ¿Villanueva? —Sara asintió—. Creo que algo similar pasó con Doley y por las cuentas que hice, hay por lo menos otras dos fuera que no contaban con permisos de mi parte para salir.

—¿Entonces tienes un problema de fuga?

—Tengo un problema de seguridad. —Julie puntualizó y metió la manzana a la carne con habichuelas antes de tomar la bandeja y levantarse. Sara la siguió—. Según algunos contactos, Villanueva y Doley estuvieron recibiendo visitas esporádicas a través de la reja semanas atrás durante un par de días. Al principio pensé que podría tratarse de alguien de CPS, pero ¿sabías que el agente de Villanueva es una mujer? Shanon Blaise.

—No entiendo una mierda. —Sara murmuró y Julie dejó la bandeja sobre el contenedor luego de tirar los desperdicios, dándose vuelta para mirarla.

—Villanueva fue secuestrada por la V13 en su territorio, ¿sabes qué más es territorio de la V13?

—¿La zona de Candyland?

—Exacto. —Sinclair chasqueó los dedos, tomando a la morena de los hombros para plantarle un beso en la mejilla—. Pienso que ambas cosas pueden estar conectadas y que mis faltas en Kappa se deben a algo más grande, pero no sé.

—Yo opino dos cosas —Riddle alzó el dedo índice y enganchó su brazo al de ella para caminar fuera de la cafetería—. Primero, si lo que dices es cierto, que espero que no, lo mejor sería no entrometerse y segundo, si aún así quieres hacerlo, ¿no te afectaría de algún modo intervenir con asuntos de la Viernes 13? Mira que esa gente tiene el ojo puesto en ustedes y no estarás pensando en ayudarlos con su mierda, ¿o sí?

—Bueno, yo...

—¡Julie!

—¡No digo que lo voy a hacer! No me agrada la idea de involucrarme en las pandillas, pero no me gustaría tampoco que eso afectara mis negocios internos, ¿me hago entender? Mira —Julie suspiró, acomodándose el cabello—. Jordan me mostró una foto esta mañana que me hizo pensar que esto podría no ser una coincidencia. Si resulta serlo me haré a un lado, ¿vale?

—¿Y si no lo es? —Sara se notó más seria que de costumbre, y sus labios se contrajeron en una línea— ¿Si es algo torcido de esa gente te vas a alejar?

—Sí.

—¿Lo prometes?

—No hagamos esto ahora, ¿quieres? —Julie bajó la voz cuando vio su meñique estirado hacia ella.

—Prométemelo.

—Vale, vale —Entrelazó su dedo con el de ella—. Te prometo que si se hace peligroso voy a alejarme, ¡pero! Si es algo que puedo resolver, lo haré, ¿estamos?

Riddle asintió.

—No hagas una tontería, Julie Sinclair.


HALLO RATONES!

Disculpen la desaparición, ¡he vuelto de vacaciones! Bienvenidos nuevamente a Outsider y a este segundo arco de la historia, las cosas se han comenzado a complicar y la viernes 13 nos sigue de cerca ¿listos para lo que viene? ¡GRACIAS POR LOS 11.5K! Ahora sí, vayamos a su sección favorita.

R O N D A D E P R E G U N T A S

¿Opiniones sobre el vicio de robar de la señorita Sinclair?

¿Qué piensan de la situación de Doley?

¿Piensan que Jordan tuvo que ver o solo quería ayudar a Julie?

¿Opiniones sobre Kendall?

¿Qué opinan del profesor Luther? ¿Creen que será importante?

¿Comerían en la cafetería del internado?

¿Creen que Julie respetará su promesa?

¿Teorías hasta ahora?


Eso es todo por hoy, ¡recuerden que estaremos charlando sobre las teorías en el grupo de Whatsapp y son  bienvenidos siempre por ahí! uwu Sin más que decir, aquí les baian mis redes.

Y recuerden, si están robando ropa no se prueben todo lo que ven.

-Saint.

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