Millionaire: Un embarazo ines...

By itxmaikai

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TERMINADA✔️ ¿Crees en las casualidades? Pues Bella era de las que no creía, pero su opinión cambia cuando de... More

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🐣Trailer🐣
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Epígrafe
I
II
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V
VI
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VIII
IX
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XIII
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XV
XVI
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XVIII
XIX
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XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI
XXVII
XXVIII
XXIX
XXX
XXXI
XXXII
XXXIII -Parte I
XXXIII -Parte II
XXXIV
XXXV (Parte I)
XXXV (Parte II)
XXXVI
XXXVII
XXXVIII
XXXIX
XL
XLI
XLII
XLIII
XLIV
XLV
XLVI
Capítulo XLVI (Parte 2)
Epílogo
Extra Tiempos Pasados I
Extra Tiempos Pasados II
Extra PALM BEACH 1
Extra PALM BEACH 2

XI

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By itxmaikai


Capítulo 11: La gota que colmó el vaso.

Oliver

El amargo sabor de la resaca me mantiene en cama desde que llegué después de salir de Underground, el local que regento desde los 17, a las 5 de la mañana. Me siento mareado, la cabeza me martillea y tengo la boca pastosa a pesar del agua que estoy bebiendo como si fuese un camello. Sé que aún estoy ebrio, la habitación me da vueltas y estoy preocupado, pero de la misma manera del viernes, sábado y domingo cuando me reuní con mis amigos.

—¿Oliver? 

No hay forma humana de que me levante de la cama y vaya a Castellar, no cuando mi cerebro me tortura recordándome que mi querido amigo Louis se negó a responder una simple pregunta.

Tantos años siendo amigos y, cuando más le necesito, me da de lado, justo ahora. No quería conocer todos los detalles de su historial médico, lo único que me da interés es saber si está o no está embarazada. Me creo con todo el derecho del mundo de preguntar y más al recordar el preservativo roto que apareció en la habitación del hotel.

—¿Entonces?

—Entonces, ¿qué?

—¿Está o no está embarazada?

Louis se posó el vaso de cristal contra los labios negándose a responder mientras la música se alzaba sobre nosotros a medida que avanzábamos en Underground. El gentio me molestaba y no estaba acostumbrado a no conseguir todo lo que quería, pero desde que ella había aparecido en mi fiesta me estaba saliendo todo mal. ¿Era una especie de castigo por ser tan hijo de puta?

—¿Por qué no se lo dices y ya? —Intervino Gio, no por mí, sino porque él que se moría de ganas de conocer el chisme completo.—¿No ves que nuestro amigo está sufriendo?

—Tampoco es...

—Sufriendo, sufriendo —el italiano pasó la mano por mi cuello e inclinó mi cara como si quisiera demostrar el punto —. ¿Ves, Louis?

—¿Habéis oído hablar del secreto profesional?

—Pero nosotros no vamos a decir nada, ¿verdad? Me codeó el italiano y le di la razón.

—¿Puedes ayudarme?

Vi como mi amigo dudaba, se estaba ablandando y era muy probable que me diera la respuesta que tanto ansiaba.

—Pásate el lunes por mi consulta, veré que puedo hacer.

El recuerdo desaparece cuando escucho unos incesantes ruidos contra la madera de mi puerta. Giro la cabeza hacia un lado, el reloj marcan las 8, no he dormido ni tres horas y no quiero ser molestado. Ignoro todo, los golpes y las llamadas de Nana para que me levante.

Cierro los ojos y quiero dormir, necesito descansar o al menos quedarme echado mientras no me preocupo por nada de Castellar. No me necesitan, todos tienen sus tareas asignadas y saben qué deben hacer, e incluso en la peor de las situaciones Nate puede sustituirme hoy.

Nana no se detiene y, cuando pienso que se va a rendir, abre la puerta haciendo todo el ruido que puede y más. Me riñe como si fuera mi madre y va directa a las ventanas para subir las persianas con la escusa "mira que día más bonito hace". La luz del sol incide directamente sobre mis ojos, aunque permanecen cerrados me molesta y me cubro la cabeza con el edredón queriendo que entienda que no voy a levantarme. 

—¡Vamos, Oliver! —Retira las ropa de cama dejándome en bóxer y me doy la vuelta enterrando la cara entre la almohada. —¡Levántate o llegarás tarde!

Me niego a responder, a moverme en general y fuerzo mi cerebro para volver a dormir. Cosa que no pasa, porque Nana me golpea en la espalda con su mano. 

Puede parecer que tiene muchas confianzas con nosotros, sin embargo, es lo que se ha ganado al críanos desde bien pequeños. Nana es como una madre, de hecho, la considero más a ella por habernos educado, cuidado y protegido que a Eva quien solo nos cargó durante 9 meses y nos parió con epidural y en un parto programado. 

Mi niñera llegó a Estados Unidos hace ya más de 25 años, cuando Merina era pequeña y yo aún era una célula huevo, huyendo del que era su esposo porque la golpeaba y maltrataba. Nació en República Dominicana, en Santo Domingo, y emigró buscando asilo porque su familia le dio la espalda al querer divorciarse.

Frederick Stratford, y su buen corazón, decidió contratarla para que ayudara a Eva mientras él viajaba, pero lo que empezó como una pequeña ayuda, al final se convirtió en nuestra segunda madre. Es tanto el cariño que tenemos por ella, que hasta Flora, la hija de Merina, la llama abuela y eso debería molestarla a Eva, pero no, ella simplemente se preocupa de ella y del dinero, por lo que afecto hacia otra personas nunca ha tenido.

—Hoy no iré a Castellar, tengo otros asuntos que atender.

—¿Y que le digo a la señorita?

—¿Qué señorita?

—La señorita del cabello rojo que espera en la sala de estar.

¿Dijo pelirroja?

El hecho de saber que Bella está aquí me da la energía necesaria para levantarme de la cama y dirigirme al baño a darme una ducha que borre cualquier rastro de fiesta y de alcohol durante todo el fin de semana.

—Dile que en breves salgo.

—Ahora mismo voy —habla alto para que el agua no ahogue si voz —, puedo preguntar quién es ella y por qué es tan importante para ti.

—Es solo mi secretaria.

—¿Solo?— Dice riéndose mientras sale de mi habitación.

No presto atención a su risa y me meto en la ducha con agua fría para espabilar todos mis sentidos y para mejorar la circulación en las piernas, o eso he leído. Me enjabono y aclaro rápido antes de empezar a vestirme. Hay un traje gris sobre la cama, «gracias Nana» y mi móvil encendido sobre la mesilla de noche. Encendido, pero con poca batería.

Me coloco la corbata alrededor del cuello, me rocío con colonia y me peino sin secarme el pelo ya que si lo hago perderé mucho tiempo. Me miro en el espejo, «me veo muy bien» pese a las pocas horas de sueño y salgo de mi habitación encontrándome con ella.

Recuerdo perfectamente por qué me fijé en ella con 17 años, como también el por qué de hace unos meses y es que es innegable la belleza inocente que carga. No tiene nada que envidiar al resto de mujeres con las que he estado, no es modelo, no es actriz ni cantante, pero su cuerpo...  Su cuerpo denota tanta sensualidad capaz de doblegar a todos los hombres del mundo.

Debo dejar de mirarla, debo despertar de la hipnosis que me producen sus ojos verdes y los labios con carmín... debo... Me olvido de todo cuando su mirada choca con la mía poniéndome duro en cuestión de segundos.

—¿Qué haces aquí? —Digo las palabras atropeyadas ignorando la punzada que se desata su mirada.

—Usted me mandó un mensaje anoche pidiéndome que viniera aquí antes de ir a Castellar.

No recuerdo habérselo mandando, como tampoco lo que pasó después de la tercera copa. Saco el móvil del bolsillo y en efecto, estando borracho le escribí o, al menos, intenté ya que las palabras se entienden pese a las faltas de ortografía.

—También traje lo que me pidió —habla sacando no sé qué de la bolsa que lleva consigo —. Su agenda corregida con las nuevas citas y reuniones para los próximos dos meses.

Sigo sin saber por qué le escribí, pero gracias a eso se me acaba de ocurrir una idea brillante. Tendré que agradecer a Louis y a Gio por haber salido ayer, si esto termina como quiero les invitaré a un crucero. 

—Ven, vamos a mi despacho —hago una seña a la asistenta para que me lleve el desayuno allí —. ¿Has desayunado? ¿Quieres algo?

—Estoy bien así.

Camino delante de ella, acomodando la erección en mi pantalón y mirándola de reojo. La ropa que lleva es capaz de producir orgasmos visuales y me fascina el que ella ni se inmute

Ocupo mi asiento y le indico que coloque la silla a mi lado, podría hacerlo de manera diferente, pero debo acelerar antes de que este vorágine de deseo me estrangule. El olor de algo dulce llega a mis fosas nasales y me relamo con mi imaginación a mil cuando pienso en cómo sería poseerla en este despacho, en mi habitación o en el puto fin del mundo. Tuve la oportunidad de estar dos veces con ella, dos veces que marcaron un antes y un después para mis fantasías sexuales y no soy capaz de dejarla sin una tercera.

No es sano, estoy enfermo y es que ella me parece tan inalcanzable que... La cabeza no es lo único que me duele, me hormiguean las manos al tenerla tan cerca y no poder tocarla, su boca se mueve, habla, pero no la escucho y reparo su vestimenta tan corta, tan delgada que con un tirón podría romperla y hacerla añicos entre mis dedos.  

—¿Está bien? 

—¿Qué?

—¿Está todo bien? —Pregunta señalando el cuaderno.

No sé ni lo que estoy haciendo.

La asistenta entra con el desayuno y agradezco la distracción. Leo y ojeo las páginas señaladas con un post-it, todo parece en orden. Hay una semana vacía a finales de agosto y un viaje que debo programar a Atenas para poder hablar con el señor Boroussis, una oportunidad perfecta para conseguir al fin el contrato que salve la empresa y puede ser un buen momento para ir.

—Reserva dos billetes de avión para Atenas y una estancia en el Hotel Violet Palace en la mejor suite.

—¿Toda la semana?

—Sí, toda la semana y para dos personas —recalco esto último. 

Termino de revisar la agenda ganando tiempo hasta que el chófer esté preparado, Layla llegaba tarde al instituto y lo usó sin pedir permiso, y mientras la sirena de cabello rojo permanece en silencio como si el embrujo de Úrsula fuese real. 

Está nerviosa e intenta disimular, pero no puede, el temblor de sus pies la delata como también que juegue con su pelo y se muerda el labio inferior engrandeciendo mis ganas por ella.  

—Señor, el chófer llego. 

Bella se levanta veloz, no me espera mientras recojo mi maletín con mis documentos y con los aparatos eléctricos que debo usar para contestar las diferentes llamadas que me esperan, empezando con el señor Vernon y finalizando con Eva Stratford, quien ahora mismo viaja en el jet camino de Emiratos Árabes acompañada de su asesor financiero, Walter. 

Nana me desea un buen día y Nate sale corriendo de la mansión cuando un coche pasa a buscarle. Bella no está en la puerta y subo al coche viéndola en la acera de enfrente esperando a que pasen a recogerla. 

—Sube. 

—No, gracias.

—Vamos en la misma dirección, ¡sube!

—No, pedí un taxi y ya está llegando —se gira y la tela se le sube por los muslos.

¡Dios!

Paso saliva al mismo tiempo en que mis ojos no abandonan su cuerpo, podrá estar embarazada y podrá tener más barriga por ello, pero no puedo dejar de desearla, no cusndo recuerdo lo bien que se siente meterla en su coño.

—No va a venir ningún taxi aquí —es la verdad, por una vez no miento —, tienen prohibido atravesar esas puertas de acero y por tu bien y el de tu trabajo, sube o llegarás tarde, ya sabes que al jefe no le gusta que le hagan esperar. 

Acepta mi argumento, abro la puerta y ella se sienta a mi lado con su bolso sobre las rodillas cubriendo su regazo. 

—Quizás el jefe debería ser más paciente. 

—No te imaginas la paciencia que estoy teniendo en estos momentos. 

─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───

El trayecto en coche me recuerda al de aquel día en Millionaire. Demasiados coches circulando y mucho tiempo parados me causa estrés, en aquella ocasión iba en busca de una pelirroja, pero hoy tengo la mía propia sentada a mi lado.

Me evita, evita cualquier contacto y se niega a mirarme cuando la hablo. Me muero de ganas de pregúntaselo a ella, pero no me lo dirá, lo sé. Ella está perdidamente enamorada de su prometido y si está embarazada y mis cálculos coinciden podían hacer que su vida de ensueño se truncara.

Dios, sueno como el peor villano de Disney.

—¿Puedes bajar el cristal? —Pregunta ella abanicándose.

Si rostro está pálida y se dobla hacia delante cuando el vómito sale hacia el suelo del coche. Me desato el cinturón y le sujeto el cabello para que no se le ensucie, por mis zapatos no puedo decir lo mismo ya que ha sido su diana particular.

Las posibilidades de embarazo aumentan y me pica detrás de la oreja el que ella esté escusándose con que algo la sentó mal. El chófer limpia el estropicio después de bajarnos frente a la empresa, Bella se ofreció a limpiarlo, pero Agustín cobra para mantener el BMW impecable.

Subimos en el ascensor, ella viéndose peor y yo poniéndome enfermo cuando el pecho me empieza a doler al igual que el brazo izquierdo. «Infarto» grita mi cabeza, pero soy joven... Esto no tendría que pasar hasta dentro de 50 años en un jacuzzi y rodeado de mujeres de veinti tantos.

—¿Oliver?

Me deslizo por la pared y me tumbo en el suelo, ella coloca su abrigo bajo mi cabeza mientras empiezo a hiperventilar. Me mareo y tengo esos pensamientos que te atacan cuando peor estás, «voy a morir». El corazón no late, galopa contra las costillas y mi boca lengua se enreda cuando quiero hablar.

No sé el tiempo que pasa, pero cuando me concentró me veo en la parte trasera de una ambulancia con la camisa desatada y un montón de cables pegados a mi pecho.

¿Ya he muerto?

Los técnicos me adentran en el hospital privado y no voy solo, alguien viene detrás sosteniendo mi mano. No alcanzo a ver quién es, sin embargo, reconozco la complexión de una mujer. «Bella».

No he llegado a la consulta cuando me llevan a hacer las pruebas pertinentes, un electrocardiograma, una analítica y una placa de tórax en un tiempo menor de 30 minutos. Aún me duele el pecho, me ahogo y tengo la cabeza tan mareada que no consigo entender lo que los médicos hablan. Una enfermera me sujeta de la mandíbula y me abre la boca colocando una pastilla bajo mi lengua.

Tengo que aclarar que el resultado es inminente, el dolor va desapareciendo gradualmente, empiezo a respirar mejor y ya puedo sentarme sin creer que me caeré al suelo.

Me llevan a una habitación y me indican que pasará un doctor a verme en unos minutos. Apago el móvil que no deja de sonar y lo dejo sobre mis rodillas cuando una doctora llega.

—Señor Stratford, ¿cómo te encuentras?

¿Apaleado?

—¿He sufrido un Infarto?

Ella niega y me desconcierta más.

—Lo que ha sufrido ha sido un ataque de pánico.

—Eso no es posible.

—¿Está sometido a estrés?

—¿Llevar tu propia compañía causa estrés? —Trato de sonar animado. —No lo creo, doctora.

—Un ataque de ansiedad no ocurre por un solo factor, imagina un vaso de cristal que se va llenado —deja la carpeta en la cama y prosigue —. Llega un punto en el que el vaso se llena y una gota más y se desborda. Eso pasa con la ansiedad.

Estoy sin palabras.

—No tienes que preocuparte, no es grave ni mucho menos, pero te aconsejo que tengas ayuda psiquiátrica por el bien de tu salud mental. —Me entrega mi informe médico. —Estarás unas horas y luego podrás irte, ¿tienes alguna duda?

Niego y ella se marcha dejándome con una sensación extraña de excesa tranquilidad.

Van pasando las horas y aquí no entra nadie, Bella debe estar rellenando los documentos y por eso no viene. Ella no llega, pero si el médico rubio que dice ser mi amigo.

—¡Oliver! ¡Menudo susto!

—¿Cómo te has enterado?

—Tengo mis contactos —habla y cierra la puerta de la habitación privada —. Ahora en serio, ¿cómo estás?

—¿Cómo estoy? —Repito y aguanto las ganas de golpearle en la cabeza. —¡He sufrido un puto Infarto! ¿Cómo quieres que esté?

Louis agacha la cabeza y hasta me siento mal por él. Puede que sí que esté estresado...

—Quizás yo puedo aligerar el peso que llevas cargado en los hombros.

No me explica nada cuando saca su teléfono y pone el altavoz mandándome callar.

—Buenos días, Bella.

—Hola doctor.

—Te llamaba para recordarte la cita que tienes para la revisión de tu embarazo, la tienes el viernes y recuerda que debes presentarte con tu novio.

—Se lo agradezco doctor, que pase un buen día.

—Adiós e igualmente.

Me postro a sus pies por su genialidad y audacia, por haber sido capaz de desvelarlo sin romper el código deontológico en el que tienen prohibido desvelar cualquier dato del paciente y por ser un grandísimo amigo.

«Está embarazada».

¡Hola 🐣Dramitas🐣!

¿Me extrañasteis?

Yo mucho, pero aquí estoy de nuevo con un nuevo capítulo 🤭

La otra vez lo conseguisteis, así que os reto de nuevo. Si este capítulo llega a 500 comentarios en 72 horas (el sábado) os subo un nuevo capítulo 😏 sería narrado por Oliver y Bella 😏

¿Os gustó?

Espero que sí, porque no veáis lo que ha costado en salir 😂

Makai.

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