𝙘𝙝𝙖𝙥𝙩𝙚𝙧 𝙛𝙤𝙪𝙧
Los gritos alertaron a ambos adultos quienes despertaron de un salto. Olivia ni se inmutó de que estaba desnuda frente a sus amigas, pero no estaban viendo nada nuevo, todas eran mujeres y ya se habían visto en bolas en muchas ocasiones. Nicolas en cambio buscó rápidamente algo con que taparse, ya que con la delgada tela de la sábana dejaba mucho a la imaginación.
—¿Qué necesidad de gritar?— les recrimina furiosa la rubia—. No es para tanto, tampoco es un delito ponerla.
—¡Oh no! Porque no es para nada sorprendente encontrarte con el defensor de la scaloneta y a una de tus mejores amigas en la misma cama— responde muy obvia su amiga de rulos.
—Yo mejor me voy— agarra con fuerza la cobija mientras se levanta, pero en una pisada descuidada la tela cae haciendo que los cuatro pares de ojos vayan hacia él.
—¿Qué mierda hacen? ¡Tapense los ojos!— Olivia les grita a sus amigas arrojandoles una almohada.
Cuando el defensor sale de la habitación ya cambiado, todas las miradas se centran en la rubio rojiza que se está cambiando muy tranquilamente. Ella se da vuelta encontrándose con sus amigas.
Esta bien, siempre supo que su amiga se hablaba con un jugador de la selección, eso no era lo que le sorprendía, sino quien era. La mayoría de los jugadores ya eran mayores y con sus vidas formadas, así que ella tenía la esperanza que Olivia se hubiera agarrado a alguno de los más jóvenes, aun sin pareja y sin hijos.
Siempre había tenido una especial confianza con Olivia, es con la que más años de amistad se llevaba ya que eran vecinas desde pequeñas, y aunque Olivia fuera unos pocos años más mayor, eso no impidió que ambas congeniaran perfectamente.
Ahora se encontraba neutra, tratando de recordar en que momento su amistad se había convertido en eso. Seguían siendo unidas, pero ya no se tenían la misma confianza, o al menos eso sentía. Olivia no había confiado en ella para contarle sobre su relación con Nicolas Otamendi, bueno casi algo.
Además, no la reconocía, ella siempre había sido de las que odiaban a ese tipo de gente. La que se metía en parejas, en matrimonios, desde que se lo hicieron juraron nunca ser "la otra". Y ahora lo estaba siendo. Y no solo eso, no solo se estaba metiendo con un hombre casado, sino quien era ese hombre y como con solo un descuido podría arruinar la carrera de ambos.
—¿Pensabas contarnos algún día?— preguntó Vera a su amiga, todas estaban sentadas en el balcón mirando hacia la playa.
—No lo creo, solo hablamos unos cuantos meses. Nunca pasó nada, él me dejó de hablar porque ya tenía su vida y solo fue un desliz por el reencuentro después de tanto tiempo— Olivia miraba hacia la nada, no había expresiones en su rostro, estaba ida mientras les respondía a sus amigas.
Sentía asco de ser como era, no aguantaba ese sentimiento de ser la otra, de estar cagando un matrimonio, una familia. Esta bien, el principal culpable era él por meterse con alguien más, pero Olivia sabía, sabía que él estaba casado y tenía hijos, sabía que estaba cometiendo un error y aún así no dudó en lanzarse a la hoguera por él. Estaba segura de que Nicolas la amaba, ¿no es así?
No, no lo era. Solo fue un capricho, una distracción por la poca motivación en su matrimonio. Pero en cuanto lo consiguiera, la dejaría a un lado y volvería a su perfecta vida de casado, como en una película yankee.
—Esta bien, no haremos preguntas. Ya es tarde y mañana tenemos un día planeado, así que hay que descansar— Jazmin levantó a todas del suelo y las llevó a la habitación.
—Gracias por apoyarme y no hacer preguntas, las amo chicas— Olivia se sinceró con sus amigas, dándoles un beso a cada una.
—¿Pueden dejar las lámparas encendidas?— pidió Jazmin, desde hacía un tiempo se le complicaba mucho dormir y solo podía con luz en la habitación, así estuviera sola o acompañada—. Gracias, las amo, descansen..
El sueño se apoderaba de cada una, Amparo veía hacia la ventana, unos ojos oscuros venían a su mente cada que cerraba los ojos para poder dormir. El tacto de su mano recorriendo su cuerpo, sus bocas a centímetros de toparse. Ese metro noventa y cinco lo hacía ver impotente, le hacía pensar cosas que no debería. La hacia desearlo. Y aún así, ella lo había rechazado.
Pues claro, el hombre tenia mujer y dos hijos pequeños, es más una recién nacida a quien no le pudo hacer upa. Ella no iba a entrometerse en eso. No tenia el mismo valor que su amiga.
Claro que eran situaciones completamente diferentes, Olivia se había enganchado con su general, Amparo solo sentía atracción, demasiada atracción, y buscaba deshacerse de ella.
Silenciosamente quitó las sábanas de sobre su cuerpo y se dirigió al baño. Al entrar puso seguro en la puerta y bajó la tapa del retrete. Abrió el grifo y dejó que el agua cayera en la pileta, evitando que cualquier otra cosa se escuchara. Se sentía mal, sus amigas estaban en el mismo lugar y para colmo gastaba agua, pero lo necesitaba urgentemente.
Bajó sus pantalones y con la imagen en su cabeza fue introduciendo sus dedos dentro de su ropa interior..
(.)
Eran las ocho am, la alarma de la más pequeña sonó y todas se despertaron asustadas por el sonido.
—¿En serio tenes la canción de "bartolito" como despertador?— preguntó sorprendida la de rulos.
—Era para mi sobrino— mintió la pequeña.
—¿Por qué tan temprano Jaz?— se quejó la más grande.
—Porque después están dos años para prepararse, mientras más temprano mejor. Váyanse levantando mientras yo voy por la otra..
—Reza para no encontrarte nada raro, que no te pase lo mismo q anoche— dijo su amiga rubia antes de salir, Olivia la miró de mala gana mientras se levantaba.
—Supera loca, pasado pisado
Jazmin salió de la habitación, se persignó unas tres veces y tocó la puerta de enfrente. Minutos pasaban y nadie abría, Jazmin volvió a tocar.
—Perdón que te joda— una voz habló detrás de ella.
Jazmin se sobresaltó del susto, lentamente se dio vuelta y quedó boquiabierta, frente a ella, colorado por la vergüenza, estaba ni más ni menos que Julian Alvarez. El más joven de la Scaloneta le estaba hablando.
El pecho de Jazmin subía y bajaba rápidamente, su corazón estaba a mil por hora y no sabía como reaccionar, las palabras se le habían atorado en la garganta.
—H-hola— habló dándole un rápido beso en la mejilla. Al instante ambos se pusieron más rojos.
"Que boluda, ¿como le voy a dar un beso?" Se recriminó mentalmente.
—Perdon que te joda, ¿la chica de acá es tu amiga?— preguntó él señalando la puerta.
—S-si, Mai
—Es que esta con mi amigo, él me dijo que lo venga a buscar para que no sospechen, pero me da un toque de vergüenza tocar— explicó él nervioso rascándose la nuca.
—Yo estoy hace quince minutos tocando y nadie abre— en ese momento la puerta se abre de un portazo y sale Leandro Paredes enojado—. No dije nada.
El de ojos claros se lleva a su amigo arrastrando, este no entiende nada y lo único que me es darse vuelta y saludar con la mano a la rubia. Esta le sonríe nerviosa y se da vuelta entrando a la habitación.
—¿Todo bien Mai?— le pregunta a su amiga que esta guardando cosas en una mochila, muy bruscamente.
—Si, ¿Por qué no lo estaría?— la asiática se saca la remera quedando desnuda de la parte de arriba, mientras agarra la bikini.
—Tranqui vos, quédate en bolas cuando quieras— Jazmin le dio la espalda para más privacidad.
—¿Las chicas ya están listas?— le preguntó ignorandola.
—Espero que si— ambas salieron de la habitación.
Cuando entraron en la otra, todo era caos, ropa tirada por todos lados, algunas corriendo de un lado a otro. Las únicas que estaban listas eran Isabela y Olivia que estaban sentadas buscando que mirar en la televisión del living.
—Cuando cuente tres, las quiero a todas ya acá — grita Jazmin ya harta, esto era lo que no queria—. ¡Uno! ¡Dos!..
Todas aparecieron ya con sus mochilas listas y con una sonrisa. Jazmin podía ser lo más tierno que quisieran, pero cuando se enojaba no querrías estar cerca.
Las amigas salieron de la habitación y se dirigieron al ascensor. Tocaron el piso de planta baja y esperaron hasta llegar. Cuando llegaron salieron del ascensor y Amparo cruzó miradas con Linda, la mujer del papu, con la que estuvo hablando durante la cena.
Ambas se saludaron y Linda se acercó —Hola hermosa, van a la playa?— preguntó mientras saludaba a todas para no ser descortés.
—Sii, ustedes?— preguntó ella.
—También, ¿Quieren venir con nosotros?— la miró mientras señalaba atrás. Estaban la mujer de Di Maria, Paredes y Antonela, si, la mujer de Messi. Todas con sus respectivos hijos e hijas
Todas se miraron nerviosas, ir con las botineras a la playa, era algo de no creer. Miraron a Olivia y Amparo, la decisión principal estaba sobre ellas.
—¿No molestamos?— preguntó dudosa la rubia.
—Noo boba, quédate tranqui, vení que las presento— todas siguieron a la mujer hasta que llegaron junto a las demás.
El grupo de amigas era un manojo de nervios. Estaban junto a las mujeres de la selección, no podían creer hasta donde había llegado ese viaje. Estaban tan nerviosas que le temblaban las piernas, y cuando llegaba el momento de presentarse a algunas ni les salía la voz.
—Allá nos encuentran los chicos, no les molesta no?— le preguntó Antonella.
Nada que viniera de ellas les iba a molestar, sentían que era una falta de respeto eso, como te va a molestar algo que diga Antonella? Y más si se trata de que sus maridos van a ir. Era como conocer a Dios en persona. Casi lo mismo.
Todas negaron y se sentaron en la arena. La playa estaba tranquila, no hacía frío pero tampoco tanto calor como para que este llena. Todavía no llegaba el mediodía, para ese momento se iba a empezar a llenar seguramente.
Todas empezaron a sacarse las prendas de ropa, algunas quedaron en bikini mientras que otras con short o con solo una camiseta.
Amparo sacó un libro de su mochila, se puso en una manda bajó la sombrilla y abrió en la página que lo había dejado.
—¿Te gusta Harry Potter?— preguntó una vocesita detrás de ella.
No te pongas nerviosa rubia, esta bien que sea el hijo de Messi pero sigue siendo un nene.
—Si, ¿a vos?— preguntó ella corriendo se para que Thiago se sentará.
—Sii, muuuuucho, papá me compró todos los libros , ¿vos tenes todos?
—Me faltan los dos últimos, pero ya me los voy a comprar
—Cuando quieras, te los presto — le ofreció él. No le alcanzó a contestar porque el niño se levantó corriendo hacia alguien.
Amparo corrió la mirada y se encontró a los dioses de la selección caminando hacia ellas. Entre ellos se encontraba él, el que había invadido sus sueños la noche anterior y apenas la había dejado dormir.
Olivia se quedó tiesa, no solo venía Nicolas hacia ellas, sino que venía junto a su mujer e hijo, los tres jugando como la familia feliz que eran.
La rubia se levantó de la arena, tomó a Jazmin del brazo, que estaba embobada mirando a Julian en cuero.
—Vamos a comprar algo, ahora volvemos.
Todas sabían el por qué de eso, todas menos Maia que no había estado la noche anterior. Esta estaba más concentrada mirando como Leandro venía abrazado de su mujer y atrás de ellos sus hijos corriendo para encontrarse con los demás niños.
Jorgelina miraba todo esto, mientras que en sus adentros pensaba que algo raro estaba pasando, y que tal vez no haya sido tan buena idea congeniar con esas chicas.
Holii, volví, se que re tarde en este cap, es que estuve media distraída últimamente porque no me sentía bien.
Gracias por los 10k de leídas, nunca pensé que iba a tener tantas,, así q si quieren pásense por mis otras historias que están re pobres de leídas..
En fin, espero que les guste y en estos días tendrán capitulo 5, es que me quedo sin ideas de que escribir..
Jeje los tkmm💘
@onixblack