Narra Ariadna
Duerme plácidamente a mi lado, prácticamente estoy a un centímetro de lanzarme a su cuello a por sangre pero mis colmillos no salen, supongo que es por la noche que tuve de placer, mi yo interior no le quiere hacer daño al menos por hoy, acabo de cumplir 350 años, es una locura que aún esté viva.
No proceso bien que fue lo que pasó, me dejé llevar y acabé teniendo uno de los mejores orgasmos de mi vida. Acaricio su espalda, dejo pequeños besos en esta, de apoco se empieza a mover, se da vuelta mirándome con una sonrisa, queda frente a mi.
-Buenos días jefa.- pone su mano en mi cintura.
-Buenos días abejita.- beso sus labios.
-Por qué abejita?.- hace que me acueste sobre ella.
-Porque anoche me succionaste toda, sacaste todo el néctar de la flor.- río jugando con sus pechos.
Se cubre el rostro con la almohada.
-Me acaba de dar vergüenza.
-Eh.- hago que me mire.- No tiene nada de malo que dos mujeres hayan tenido sexo, lo que está malo es que yo soy tu jefa y tu mi abejita.- le hago cosquillas jugando.
-Ari.- ríe con todas sus fuerzas.- Porfa para que me ahogo.
Me detengo al escuchar que me dice así.
-No me gusta que me digan así, la última persona que amé me decía Ari, no me trae buenos recuerdos.
-Lo siento.- acaricia mi cuello.- Pero tranquila que nosotras no nos vamos a enamorar porque tu eres mi jefa y yo tengo novio.
-Y eso no importó para que vinieras con una invitación que me robó mi hermano, luego casi se devoraran y para finalizar acabaste en mi cama teniendo un orgasmo.- llevo una de mis manos a su entrepierna.- No te parece que todo fue loco?.- meto dos dedos en ella.
-Ahg, eres cruel.- gime contra mi cuello.
-Pero tengo la razón.- meto y saco mis dedos muy rápido, tengo la mano toda empapada.
Se agarra de mis hombros casi clavando sus uñas en mi.
-Aaaaahggggg.- suelta un gemido largo al sentir el orgasmo.- Me encantan tus dedos y tu lengua.- me da un beso.
Nos besamos por un largo rato hasta que nos vamos a la ducha, se encarga de hacerme gemir como una loca, hace años que no sentía esto tan genial, me encanta como es ella, casi no siento frío a su lado.
****
Le succiono la sangre a uno de los policías hasta dejarla ileso, borro su memoria y sigo mi camino. Anduve investigando quién fue la persona que intentó darle la información al oficial pero nadie lo sabe, quería verlo a él personalmente pero está fuera del país en una investigación. No tiene sentido que esté lejos, él es un simple oficial que se encarga de mantener la paz en el pueblo.
Me distraigo al ver que en el parque al que voy a pensar está ella junto a su novio, me alejo inmediatamente de ahí, no puedo creer que esté así con él luego de la noche intensa que tuvimos.
Siento una punzada en mi pecho, me afirmo en uno de los árboles, a penas puedo respirar, algo no va bien, caigo de rodillas al piso.
**
Despierto sentada en un sofá, logro conocer la casa en la que estoy, es la del líder.
-Hola bella durmiente.
-Qué hago acá?.
-Ay bonita, has hecho varias idioteces este último tiempo.- acaricia mi mejilla.
-Déjame en paz.- esquivo mi rostro.- Me voy a mi casa.
-No no no.- sus guardias hacen que me sienta en el sofá.
-Entonces dime que pasa.
Me muestra una foto de mi con Zoe besándonos en el jardín de mi casa.
-Me están espiando?.- hablo furiosa.
-Te dije que te iba a tener vigilada, este último tiempo has hecho cosas que nos ponen en peligro.
-Y que importa de que me esté besando con una chica, cualquiera hace eso.
-Investigué que la chica es humana y que casualmente era la mejor amiga de Lira, la chica que no apareció, dime donde dejaste su cuerpo.
-Lo quemé, no debes preocuparte.
-Mis brujas aun sienten su presencia, así que no está quemada.
-Y que voy a tener que ver yo con eso, lo único que tu quieres hacer es encerrarme para que no sea una amenaza para ti, yo si soy una tenebris de verdad, en cambio a ti cualquier estaca te puede matar.- hablo enojada.
-Ay Ariadna eso no me asusta, quieres que te recuerde lo que pasó en París?.
-Y tú no hiciste nada, ya déjame en paz.
Se pasea con las manos en la cintura mirando el techo.
-Esa chica, Zoe, se ve interesante y bastante guapa, me encantaría probar su sangre.
-Sobre mi inmortalidad.- me paro nerviosa.- Ella no tiene que ver en esto, eres un idiota Dimitri.
-Veo que te importa, será un placer para mi darle una mordida entonces.
-Vete a la mierda.- lo empujo.
-Tu eres lo único que me impide ser un buen líder, me encargaré de que sufras.
Sus empleados me detienen de los brazos, él me entierra una daga llena de magia negra, el dolor se apodera de mi cuerpo.
-Ahhh.- siento como si mis huesos se estuvieran quebrando.
-El dolor estará en tu cuerpo hasta que decidas irte de la ciudad, me dejes tu empresa y que pueda sacarle sangre a Zoe.
-Estas pidiendo demasiado.- intento sostenerme de pie.
Los dolores se intensifican y caigo de rodillas al piso, evito llorar.
Me toman para echarme a una furgoneta, me llevan hasta la mansión dejándome botada en la puerta, logro arrastrarme por entre los arbustos, mis manos están llenas de espinas.
Mi respiración aumenta y la fiebre me sube muy rápido, tiembla todo mi cuerpo, intento ponerme de pie pero caigo nuevamente, mis rodillas arden.
De apoco me afirmo en un árbol, estoy empapada en sangre, mis heridas no se curan, como puedo canalizo mis poderes vampíricos y logro llegar hasta la banca en que nos besamos con Zoe.
Puedo notar mis pupilas dilatadas, el frío que siento se me mete dentro de los huesos, le mando un mensaje a Paloma para que venga cuanto antes.
De pronto todo se nubla.
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Eso si que debe doler¡!