The Stripper Ꞝ Sahyo

Bởi Ss0ulx

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❥. ᭄ 𝐒𝐚𝐡𝐲𝐨 ★ Adaptación ❝ ¿Se han imaginado tener dos vidas? ¿Ser dos personas al mismo tiempo? Apues... Xem Thêm

Sinopsis
Capítulo 1- "Doble Vida"
Capítulo 2- "Regreso a Miami"
Capítulo 3- "La Stripper"
Capítulo 4- "Nueva presidenta"
Capítulo 5- "Primer día"
Capítulo 6- "Conversación y más tiempo juntas"
Capítulo 7- "El baile"
Capítulo 8 -"El beso"
Capítulo 9 - "Perdiendo el control"
Capítulo 10 - "Le Coffee"
Capítulo 11 - "Dulce ilusión"
Capítulo 12 - "Confusión"
Capítulo 13 - "Regalo, Paseo, Conversación"
Capítulo 14 - "Juegos perversos"
Capítulo 15 - "Llegada inesperada"
Capítulo 16 - "Reencuentro"
Capítulo 17 - "Conociendo a la familia"
Capítulo 18 - "Un día diferente"
Capítulo 19 - "Un baile"
Capítulo 20 - "Volviendo a la dura realidad"
Capítulo 21 - "La venganza"
Capítulo 22 - "Perdidas"
Capítulo 23 - "Arriesgarse"
Capítulo 24 - "Fuck You All The Time"
Capítulo 25 - "Caminos cruzados"
Capítulo 26 - "Peleas y reconciliación"
Capítulo 27 - "Nueva Alianza"
Capítulo 28 - "Un día diferente"
Capítulo 29 - "Momentos"
Capítulo 30 - "El descubrimiento"
Capítulo 31 - "Confrontación"
Capítulo 33 - "Caer en tentación"
Capítulo 34 - "Negociaciones"
Capítulo 35 - "Cosas del pasado"
Capítulo 36 - "Baile de máscaras"
Capítulo 37 - "Propuesta"
Capítulo 38 - "Cuestión de saber"
Capítulo 39 - "¿Quién manda en este juego?"
Capítulo 40 - "¿Todo estará bien?"
Capítulo 41 - "¿Mentir, si o no?"
Capítulo 42 - "Sorpresa"
Capítulo 43 - "El vuelo"
Capítulo 44 - "Secretos"
Capítulo 45 - "Irse ¿Sí o no?"
Capítulo 46 - "Decisión"
Capítulo 47 - "Lap dance"
Capítulo 48 - "Jaque-Mate"
Capítulo 49 - "Estrategia"
Capítulo 50 - "La nueva era"
Capítulo 51 - "Ajuste de cuentas"
Capítulo 52 - "La pérdida"
Capítulo 53 - "Nuevos tiempos"
Capítulo 54 - "La boda"
Capítulo 55 - "El poder"
La familia - Epílogo pt.1
Dos lados - epílogo pt.2
Querida Stripper - Epílogo pt.3

Capítulo 32 - "Torbellino de sentimientos"

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Bởi Ss0ulx

Minatozaki Sana's point of view

Jihyo clavó sus uñas en mis hombros, dejando escapar un gemido arrastrado que me volvió loca. La mujer movía sus caderas rápidamente sobre el escritorio mientras yo la penetraba con dos dedos. Era magnífica, estaba completamente desnuda y sudada. Su cabello estaba alborotado dejando en claro lo que estábamos haciendo encima del escritorio. Su piel brillaba gracias a las gotas de sudor. De su boca ligeramente abierta salían palabras sucias a cada instante, incrementando mi excitación. Dios, esa mujer es enloquecedora.

—¡Dios, Jihyo, amo cuando gimes como una pequeña perra! Me excita demasiado! — Le dije en un gruñido a la mujer que gemía tan excitante debajo mí.

Sí, el sexo con Jihyo todavía no había acabado. Digamos que en ese momento dejamos salir nuestro enojo con placer. Me incliné para tomar con mi boca un pecho de la coreana, deslizando lentamente mi lengua sobre su rosada y deliciosa aureola, lo que hizo que la pelinegra soltara un gemido impulsándome a continuar entonces succioné su pezón el cual ya estaba sensible.

—¿Quieres matarme? — Ella preguntó agonizante.

Sonreí perversamente, pensando que la única manera en la que podría matarla sería con placer. Ella gimió, su boca permanecía ligeramente abierta sin poder contener los gemidos. Sentí mis dedos apretarse en el interior de esa mujer, la sensación era increíble, empuje mis dedos dentro de ella rápidamente como si ella me rogara con sus gemidos mientras yo succionaba su pezón como un hambriento felino. Jihyo movía sus caderas involuntariamente contra mis dedos su cuerpo era comandado por el placer que yo le estaba dando. Continúe con esos intensos movimientos hasta que sentí que la pelinegra se corrió para mí.

Su pecho se movía rápidamente en una respiración agitada. Literal quedamos exhaustas, ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que tuve un maratón de orgasmos consecutivos. Dejé mi cuerpo colapsar sobre el de ella lentamente, me sentía débil.

No pue... puedo más. — Susurró ella cansada, causando una ligera risa en mí.

—¿Te cansé?

—Demasiado, creo que no podré caminar mañana.

Estaba con mi cabeza sobre su pecho, escuchando su acelerado ritmo cardiaco. Estábamos acostadas en mi enorme escritorio completamente desnudas. Por suerte las ventanas de mi oficina estaban cubiertas por las persianas que yo cerré en el momento que entró Eunha a mi oficina. A esta hora los empleados ya estaban en sus casas y le ruego a Dios que nadie haya escuchado lo que sucedió aquí lo que sería poco probable, porque nuestra discusión fue seguida por gemidos y nalgadas que fueron muy escandalosos. Cerré mis ojos sintiendo la pequeña mano de Jihyo pasando por mi cabello con delicadeza. Nuestras respiraciones gradualmente se fueron calmando hasta dejar solamente el sonido de la tormenta. Abrí mis ojos observando nuestras prendas tiradas en el piso recordando el momento exacto en el cual fueron lanzadas. Dios.

—¡Me estoy volviendo loca! —Dije mientras me levantaba de la pelinegra, la cual me miraba confundida.

—¿Qué pasó?

Sus ojos cafés reflejaban que no me entendía.

—¿A qué te refieres con "qué pasó"? ¡No debí haber hecho esto ! —Exclamé recogiendo mis cosas del piso —Es tu culpa.

—¿Mi culpa?

Estaba recogiendo mi ropa que estaba esparcida en el piso de la oficina, tan rápido como para no arrepentirme.

—Sí, ¿Qué me hiciste? ¿Me embrujaste?

Jihyo rió mientras lentamente bajaba del escritorio

—¿De qué te ríes? —Pregunté enojada, volteando hacia ella.

Nunca me cansaría de ver cómo Park Jihyo tenía un hermoso cuerpo. Sus largas y tonificadas piernas, alcanzando sus largas caderas, acompañado por su hermoso trasero. Su suave estómago y sus pechos que poseían marcas moradas debido a los chupetones y mordidas que les hice. Jihyo sonrío cuando notó como la estaba admirando.

—Tu agonía, Sana. —Hablo tranquilamente, mirándome mientras me vestía.

—No estoy agonizando.

—¿Lo lamentas?

—Claro que no.

La mujer se me acercó, deteniéndose a unos cuantos centímetros de mi cara.

—Entonces, relájate y déjame explicarte que todo está bien.

—No, no. Aléjate! —Hablé mientras retrocedía.

—Dios, hablas como si yo fuera un demonio que quiera poseer tu cuerpo.

—No eres un demonio, pero la finalidad es la misma.

—No seas exagerada, Minatozaki.

—Debería matarte. —Murmuré, vistiéndome enfrente del espejo.

Ahora ella estaba sentada sobre el escritorio, solamente usando su falda formal, y en sus pies sus tacones negros. A través del espejo pude ver sus sexys ojos clavados en mí, ella era increíblemente sexy.

—Casi me matas con tantos orgasmos. —Dijo sensualmente.

—Ahora que sé la verdad, eres libre de ser audaz conmigo ¿no?

—Claro, soy yo, Sana.

Miré sus ojos por unos cuantos segundos.

—¿Te divertiste engañándome?

—No, ya te había dicho que nunca quise engañarte. Eso pasó cuando menos lo esperaba.

—¡Esa es la peor mentira que he escuchado, Jihyo! —Le dije.

—No empezaré esta discusión contigo de nuevo.

—Porque tengo razón, claro.

—No, porque eres terca. Y no creerás nada de lo que te diga.

—Claro... Es muy difícil creer en ti de ahora en adelante. —Hablé fríamente.

—Aparte de eso, fui honesta en todo.

—¿Aparte de eso? Eso era lo más importante, ¿no crees? —Dije enojada.

Nos miramos por unos minutos, sosteniendo nuestras miradas que en cualquier momento no pudieran quemar. Jihyo permaneció en silencio, después habló.

—Claro, entonces ¿Todo será como antes?

Ese era el factor "x". ¿Cómo sería todo a partir de ahora en adelante?

¿Debería dejarla ir? O ¿Aceptar esta situación? Suspiré, esperando una respuesta de dentro mí. Quiero a esa mujer con todas mis fuerzas, pero no puedo, no después de todo. No después de haber sido decepcionada.

—No lo será, Jihyo.

Vi a la mujer suspirar

—¿Me estás despidiendo? ¿Y acabar con todo?

Caminé alejándome de ella, viendo la tormenta que caía afuera.

—No, no te despediré. Eres muy competente, sería una estupidez de mi parte hacerlo.

—¿Entonces qué, Minatozaki?

Su mirada era confusa.

—Nuestra relación será estrictamente profesional. Señorita Park, solo profesional.

La mujer dejó salir una carcajada.

—¿En serio crees que estos funcionara? —Preguntó sin creerme.

—Sí, claro que sí. Lo haré funcionar.

La mujer resopló, poniendo las manos en su cintura.

—No podrás, yo te lo probare, Sana.

—Más te vale tener ética profesional, a menos que quieras ser despedida

—No te preocupes. No iré corriendo tras de ti. Pero estoy segura que tú te retractaras de tu decisión.

Jihyo habló segura, como si tuviera la certeza de que mi meta era en vano.

—Le diré al chofer que la lleve a su casa, señorita Park. Póngase esto. —Dije entregándole mi abrigo, ya que había roto su blusa hace unas horas.

Ella no dijo nada, solo lo agarro cubriendo su desnudó cuerpo, saliendo de la oficina y dejándome sola con un mundo de dudas en mis pensamientos.

Park Jihyo's point of view

Salgo del elevador caminando apresuradamente hacia el carro que ya me estaba esperando. Jihoon, rápidamente abrió la puerta para mí.

—Buenas noches, señorita.

—Buenas noches, Jihoon —Dije entrando al carro.

El hombre rápidamente subió al auto, lo encendió y nos alejamos del lugar. Estaba un poco perdida esa noche, en unas horas mi mundo entero se volcó. Sana me odiaba, pero también me deseaba. De eso no tenía duda alguna.

Subí un poco la cremallera del abrigo de Sana, el cual tenía su hermoso y fuerte perfume. Ella era divina incluso en su esencia. Inhalé profundamente el suave aroma que tenía el abrigo. Recordando cada detalle de esa mujer. Sana es la mujer de tus sueños. Es arrogante, determinada, cuidadosa y tenía una sonrisa sincera. Me sentía terrible por todo. Nunca quise engañarla, recibiendo su odio. Necesitaba una forma de salir de esa situación.

—Lo siento, pero ¿Tiene algún problema, señorita Jihyo? —Jihoon preguntó.

Mire al hombre que me miraba por el espejo retrovisor.

—Muchos, Jihoon, muchos.

—Me imagino, pero no se preocupe. Al final todo se resolverá.

—No estoy segura de eso.

—Debería de estarlo, usted la conquistó como nadie lo ha hecho.

—Entre cerré mis ojos con confusión. ¿Sana le habrá comentado algo? No, Sana es muy reservada con sus cosas personales. Ella nunca le diría una historia como está a sus empleados, no importa qué tanta confianza les tuviera.

—¿Cómo sabe que la conquisté?

—La conozco desde que tenía 7 años, la señorita Sana nunca había estado así por nadie. Y sea lo que sea que haya pasado entre ustedes dos, ella la perdonará.

—¿Qué pasa si no lo hace?

El hombre sonrío tranquilamente.

—Confíe en usted misma señorita Park, porque ella lo hace.

¿Habrá sido eso suficiente para aumentar la culpa que sentía por haber mentido? No dije nada, el señor presto atención al poco tráfico, mientras yo procesaba todo. Ella me amaba, había escuchado esas palabras de su boca. Pero, ¿su orgullo será más grande que eso? Pensando que todo se fue por el drenaje estaba empezando a ser desalentador.

En minutos, paramos en frente del edificio donde vivía. Jihoon rápidamente abrió la puerta por mí, deseándome una buena noche a lo cual respondí de la misma forma. Caminé dentro del edifico, recibiendo algunas miradas curiosas por el portero y los vecinos ¿Estaba en un estado tan horrible? Entre al pequeño elevador, esperando ansiosamente llegar al piso de mi departamento. Con toda la locura de mi día, había dejado todas mis pertenencias: bolsa, llaves, teléfono, etc. Di tres pequeños golpes en la puerta, escuchando la risa escandalosa de Nayeon del otro lado de la puerta, no tardó mucho en abrir la puerta.

Tan pronto como Nayeon puso sus ojos en mí, estos se abrieron.

—¿Fuiste raptada?

—Oh Dios mío, ¿Quién fue raptada Nayeon? —Escuché la voz de Chaeyoung viniendo de dentro del departamento. La pequeña no tardó mucho en estar al lado de Nayeon en la puerta, mirándome confundida.

—¿Me van a dejar entrar?

Se quitaron de la puerta para dejarme pasar. Sus ojos me miraban con mucha curiosidad.

—¿Nos vas a explicar quién abuso de ti?

Sonreí débilmente. Giré para verlas, notando que Jeongyeon estaba ahí.

—¿Dónde está tu blusa? Y ¿Qué son esos moretones en tu cuello y en tus pechos? —La rubia habló mientras apuntaba las marcas de mi cuerpo.

—Sana descubrió todo.

—Estamos jodidas. —Dijo Nayeon intercambiando miradas con Chaeyoung y Jeongyeon que estaban al lado de ella.

—Quien está jodida es Jihyo. Mírenla, parece que fue raptada.

—Y nosotras también, ella sabe que nosotras sabemos.

—No te preocupes, no me despidió. No hay razones para que me despida.

—¿Efectos de Sana? —Dijo Nayeon mientras miraba mis moretones.

Asentí con una sonrisa, sentándome en el sillón. Las otras tres caminaron hacia mí sentándose cerca para que les pudiera contar todo lo que pasó. Y así lo hice mientras Chaeyoung preparaba chocolate caliente les conté exactamente lo que pasó.

—¿Le diste una cachetada a esa víbora? —Chaeyoung habló asombrada.

—Sí, ella se lo merecía. Pero la manera que Sana me defendió de ella fue suficiente. Deberían haber visto su cara.

—¿Te defendió?

—Sí, dijo que no le permitiría que ella hablara así sobre su mujer.

—Quiero que te cases. —Jeongyeon dijo algo emocionada.

—Jeong, Sana me odia. Ella solo lo hizo por su ego.

—¿Estás segura?

—Lo estoy. ¿Realmente creerías que iba a dejar que su ex hablara así de su pareja actual?

—Tienes razón, eso es lógico. —La rubia concluyó.

—Exacto. Lo que ella siente en este momento debe ser odio.

—Claro, te odia tanto que casi te mata con sexo. —Habló Nayeon soltando una carcajada.

—Me imagino, ¡ve estas marcas! Es por eso que había tantos rumores por ahí diciendo que en el último piso se escuchaba mucho ruido.

—No puedo creer que lo hayas hecho en la oficina, Ji.

—Lo hicimos, e hicimos bastante, Chaeyoung! Encima de su enorme escritorio.

—No quiero estar cerca de ese escritorio. Me imaginaré eso cada que entre ahí. —La pequeña habló, haciéndonos reír.

—¿Sana tendrá alguna hermana gemela?

—¡Yoo! A ti ni te gustan esa clase de mujeres. —Nayeon habló rápido.

—Cariño, Jihyo está jodida, y aun así está con una sonrisa de idiota en su cara después de tener sexo con Sana. Debe ser muy buena en lo que hace.

—¿Al final arreglaron las cosas?

Negué con mi cabeza.

—Después de todo ella quiere mantener una relación estrictamente profesional.

—Es una excusa para tenerte cerca. Eso nunca funcionará. —Dijo Chaeyoung sentándose a lado mío.

—Claro que no funcionará, ustedes están demasiado involucradas para pretender que nunca pasó, no funcionará. —Dijo Jeongyeon.

Nayeon me miró como si supiera exactamente como me sentía. Todas ellas lo hacían la verdad, pero Nayeon, ella compartía eso conmigo, ella y yo teníamos una conexión.

—Estoy segura de que te seguirás acostando mucho sobre ese escritorio. —Dijo Nayeon mientras se levantaba y se escuchaba la risa de las chicas que estaban a mi lado.

—¿Porque solo piensan en sexo?

—Porque es asombroso, Chaeyoung. —Dijo Jeongyeon abrazándola.

—Como si ella no supiera eso, ¿verdad Chaeyoung? Estoy consciente de tus historias con Mina.

Chaeyoung abrió sus ojos, levantándose de nuestro lado. Dejé salir una carcajada por la desesperación que se podía ver en la cara de la pequeña. Nayeon sonrió y me miró.

—Vas a poder tenerla de regreso, hablando seriamente, eres Park Jisoo.

Sí. Nayeon tenía razón. No dejaré que Sana salga de esta. Si ella luchaba en contra de su deseo, le enseñaré que nadie se resiste a Park Jisoo.

Jung Eunha's point of view

Caminé hacia el club escupiendo fuego. Pasé por los enormes gorilas sin decir nada y me dirigí directamente a la oficina de Jinyoung, atrayendo miradas curiosas de las bailarinas que ensayaban en el escenario. Sin anunciarme entré en su oficina.

—Tocar la puerta es de buena educación, ¿lo sabías? ¿Tu madre no te enseñó eso? – El pelinegro habló irónicamente.

—¡No me vengas con esas! – Refunfuñé con ira tirando mi bolsa en el pequeño sofá de su oficina.

—¿Qué pasó? Pensé que no vendrías esta noche, imaginé que estarías en los brazos de tu amada. – Dijo cínicamente.

—¡Todo salió mal, Jinyoung! ¡Absolutamente todo!

El hombre me miró sin entender de lo que estaba hablando. Sacudí mi cabeza caminando de un lado a otro. El odio me consumía al recordar la escena de Sana defendiendo a la secretaria, haciendo que mi deseo de venganza. El descaro con el que me habló Sana, llena de furia. Esto no se iba a quedar así.

—¡¿Puedes calmarte y explicarme lo que pasó?!

—¡Tu pequeña zorra está bajo la protección de Sana!

—¿Eso hasta que descubra su doble vida, verdad?

Giré mis ojos impacientemente.

—Sana lo sabe todo. Siempre lo supo.

Jinyoung dejó salir una risa sin ninguna pizca de humor, como si no creyese ni una palabra de lo que estaba diciendo.

—Tienes que estar bromeando.

—¿Te parece que estoy bromeando? – Pregunté con ira — ¡Esas dos están más unidas que nunca!

—¿Cómo sabes eso?

—¡Fui a decírselo a Sana! ¡Y tuvo el descaro de decirme que ya lo sabía y que no me entrometiese en su vida!

—No, no... Esto no puede quedarse así.

Se levantó de su silla, caminaba de un lado a otro inquieto.

—Alejará a Jisoo de este lugar. – Murmuró.

—¡Si, lo hará! ¡Y no tomará mucho tiempo!

—¡No puedo permitir que eso pase! ¡Si se va perderé casi a todos mis clientes!

—Prepárate para tu ruina. – Lo provoqué.

Tener a Jinyoung de aliado era una buena jugada. Ambos estábamos interesadas en que esa relación terminase.

—De ninguna manera. Sana no se quedará con Jisoo. Ella es mía.

—¿No lo entiendes? ¡Sana ha aceptado el hecho de que ella sea una stripper! Y la perra tuvo el descaro de abofetearme.

—¿Jisoo te abofeteó?

—Sí, se atrevió a ofenderme como si el mundo fuese suyo. Pero esto no se quedará así. Me vengaré. –

—No te atrevas a ponerle un dedo encima a mi bailarina. – Dijo furioso.

—¡Deja de defenderla! ¡Cuando se vaya no mirará hacia atrás, quiero ver como defiende a esa zorra cuando eso pase!

—No se irá, no puede. También necesita mi dinero.

Reí irónicamente del sueño que él vivía.

—Jinyoung, por favor, no seas tonto. Tendrá a Minatozaki Sana de su lado, lo último que Jihyo necesita es tu dinero. Estamos hablando de una de las mujeres más ricas en este país.

—Necesitamos otro plan.

—Sí, pero no tengo ni la más remota idea que hacer.

—¡Piensa por el amor de Dios! – Exclamó.

—¡No la conozco! Tenemos que pensar en algo que golpeé a Jihyo.

—Bueno yo la conozco, y sé muy bien quien puede ayudarnos.

—Hmm, genial. Habla con esa persona si se da el caso.

—Si, recogeré información de donde vive. Y estaré en contacto, no te preocupes. Sana no alejará a Jisoo de mí.

Asentí. Tendría a Sana de vuelta, incluso si tenía que rebajarme más de lo que ya lo había hecho.

Minatozaki Sana's point of view

Me desperté sintiendo mi cabeza retumbar y mis músculos adoloridos, la claridad que entraba por la ventana me estaba volviendo loca, me culpé a mi misma por haber bebido demasiado y dormir en el sofá. Mi cabeza gritaba, había recibido demasiada información en una semana. Después de mi increíble viaje mental y sexual con Jihyo, o debería llamarla Jisoo, wow, eso me estaba jodiendo la cabeza. Me sentía exhausta, esa mujer había consumido todo de mí. Me dolía el corazón, mi cabeza y mi ego. Estaba acabada.

Me había hecho daño en una manera en la que nadie lo había hecho. Confiaba en esa mujer, me abrí a ella y le di todo de mí. La amaba. ¿Y qué hizo? Me engañó, me hizo quedar como tonta sin darme cuenta, me mintió a mis espaldas y me hizo creer que sentía algo por mí.

¿Sintió algo?

¿Me amaba?

Estaba en el medio de un huracán de preguntas, y no sabía cómo responder ninguna de ellas. Estaba atrapada en un torbellino de emociones y solo quería huir. Solo necesitaba una respuesta

Pero al mismo tiempo me sentía aliviada. Tenía ambos lados en la misma moneda, ¿podría tener más suerte? Jisoo era mi infierno y Jihyo mi paraíso. La unión de las dos sin duda me quitaría mi cordura. Además ella podría ser la mujer perfecta para mí. Pero aún así, no podía olvidar su traición. Mi ego estaba muy dolido para aceptarlo fácilmente. No podía vivir sin ella. Necesitaba a Jisoo, y necesitaba a Jihyo. Pero yo estaba primero.

Sería un viaje largo, pero mi imperio solo venía con victorias, y siempre sería yo. Minatozaki Sana le mostrará a Jihyo que dos pueden jugar a este juego.

Después de largos minutos en la ducha, me sentía relajada y podía pensar con claridad. Necesitaba ir a trabajar y enfrentar a Jihyo. Nuestra relación iba a ser únicamente de jefa y secretaria. Y lo dejaría muy claro en el momento exacto en que pusiese mis ojos en la pelinegra.

Esta mañana decidí ponerme mi armadura. Nadie se atrevería a quitármela. Minatozaki Sana volverá al mando como siempre lo hizo. Me puse mis tacones negros, vestida también con una falda negra y una blusa roja formal. Decidí cambiar y dejar mi cabello negro suelto. Me apliqué mi famoso lápiz labial rojo y me puse mis gafas oscuras. Me preparé para la batalla en la que tendría que ser indiferente.

Llegué a la empresa recibiendo miradas curiosas y otras llenas de deseo, sabía que estaba impecable. Pero necesitaba que alguien especial lo viese, que viese que no podía romperme.

Entré al elevador, recordando unos no tan inocentes momentos que había vivido ahí. Ese día en el elevador, como podría olvidarlo. Jihyo rodeada totalmente de un deseo colosal en su cuerpo que me volvió loca de una manera que no podía expresarme. Pasé mi mano por la pared del elevador sintiendo mi cuerpo calentarse con los recuerdos de la coreana mientras poseía su cuerpo. Salí de mis pensamientos al escuchar el sonido del elevador abriendo las puertas, rápidamente regresé a mi postura seria.

Tan pronto como salí del elevador, noté que Jihyo no estaba en su escritorio. Fui directamente a mi oficina. Abrí la puerta y me encontré con Jihyo de espaldas a mí, concentrada organizando algunos documentos de mi mesa. Esa mesa, la mesa donde la follé salvajemente hace unas horas. No pude evitar sentir una deliciosa corriente por todo mi cuerpo dejándome excitada. Pero no podía, no hoy.

Cerré la puerta detrás de mí con cuidado para no atraer su atención y me detuve para disfrutar la vista que tenía delante. Nunca me cansaría de decir lo buena que estaba esa mujer.

—¿Le gusta lo que ve, señorita Minatozaki? – La coreana preguntó sin darse la vuelta, asustándome. Pude notar el cinismo en sus palabras.

—Solo me aseguro de que haga bien su trabajo, señorita Park. – Hablé en el mismo tono.

La pelinegra volteó para mirarme con ese par de hermosos ojos acaramelados.

—Nunca se ha quejado, señorita. Es una señal de que hago bien lo que se me impone. – Su tono indicando misterio era claro.

—Por supuesto, señorita Park. Nada en mi empresa sale mal. Siempre doy las órdenes correctas.

—Por supuesto. Es siempre un placer obedecer sus órdenes, señora.

Me acerqué lentamente y caminé lejos de ella para llegar a mi silla. Tan pronto como me senté, sentí como Jihyo me seguía con su mirada, parecía como un felino listo para atacar en cualquier momento. Me encargué de alejar esos pensamientos para ocuparme de mi trabajo. No podía dejar que me quitase mi cordura. Eso no iba a pasar, no más.

—¿Cuáles son mis compromisos para hoy, señorita Park? – Pregunté concentrada en los documentos que estaban organizados en mi mesa.

—No tiene ningún compromiso esta semana, me tomé la libertad de cancelar todos sus compromisos ya que estaba de viaje. No pensé que regresaría tan pronto.

—Pues pensó mal, señorita Park. – Dije desviando mi atención de los documentos y mirándola seriamente. – Usted no tiene la libertad de cancelar mis compromisos sin avisarme primero. No se atreva a hacerlo de nuevo. En esta empresa, yo soy la jefa, y usted tiene que obedecerme, Park. ¿Está claro? – Pregunté de una manera seca y fría.

Asintió de una manera atemorizada.

—Sí, señora. – Dijo en un tono bajo.

—Bien, mejor así. – Soné severa. – Puede retirarse.

Volví a trabajar en los documentos que tenía en mi mesa sin darme cuenta de Jihyo se había ido hasta que escuché el sonido de la puerta al cerrarse

Me pasé toda la tarde inmersa en los documentos. Y no tenía planeado salir pronto, había mucho trabajo que hacer y ni siquiera lo estaba disfrutando, al menos me mantuve ocupada en algo que no me quitase mi cordura, o mejor, en no pensar en ella.

Escuché el tono de mensajes de mi teléfono. Un mensaje de Hirai.

Momo
¿Sigues enojada conmigo, perra?

Sana
Si, y mucho.

Momo
¿Corro el riesgo de morir si te invito a tomar un café?

Sana
Depende. ¿Es una invitación?

Momo
¿Voy a morir?

Sana
Deja de ser tan idiota, Hirai. No te maté cuando me robaste a mi novia en nuestro segundo año, ¿por qué te mataría ahora? Además, te necesito.

Momo
Por supuesto que me necesitas, perra. Siempre lo harás. ¿Por qué cambiaría ahora? "Le Coffee" en media hora, Minatozaki. No tardes. Xoxo.

Necesitaba hablar con Momo, ella era la única que podía ayudarme. Como siempre, se estaba volviendo una costumbre. Pero si, Momo era mi ángel, y ella, era la única que pondría mi cabeza en su sitio, o no.

Deambulando en mis pensamientos escuché unos golpes en mi puerta.

—Adelante.

—Señorita Minatozaki, necesito resolver unas cosas en el centro, ¿necesita algo antes de que me vaya?

—En realidad, si.

"La necesito en mi mesa" – Pensé.

No, Sana, ¿qué estás pensando? Bloqueé mis pensamientos para no flaquear otra vez.

—Necesito que le diga a Jihoon que lo necesitaré en 5 minutos. Dígale que me espere en la entrada.

—Si, señora.

—Y no voy a regresar hoy. Desvíe mis llamadas directamente a mi teléfono. Y cualquier pregunta, escríbala en un papel. Regresaré mañana.

—Sí, señora. ¿Algo más?

—No, eso es todo. – Podía notar la curiosidad en los ojos de Jihyo.

—¿Le he dicho cuánto me gusta esta mesa, señorita Park? – Pregunté deslizando dos dedos por la mesa mientras caminaba alrededor, quedando a solo 30 centímetros de Jihyo. Su mirada en mis movimientos era penetrante, podría ponerla en la mesa y poseerla como la noche anterior. Pero mi ego no me permitiría cometer un error así, no otra vez.

—No, señora. – Dijo finalmente, mirando de forma seductora

—Digamos que me trae buenos recuerdos. Pero solo eso.

Lo dejé al aire y pasé a su lado, dejando un recorrido de mi perfume saliendo de mi oficina.

—Puede retirarse, señorita. Dígale a Jihoon que bajo ahora.

No esperé su respuesta y me dirigí al elevador.

15 minutos después estaba en mi lugar favorito. Jihoon abrió mi puerta en silencio, asentí y le pedí que se retirase. No lo iba a necesitar por el resto de la noche.

Tan pronto como entré en la cafetería vi a Momo sentada en una mesa con una hermosa sonrisa. Al verme me saludó con su mano y me dirigí hasta ella. El lugar estaba calmado, una de las maravillas de este sitio, me trajo una paz increíble.

—Minatozaki. – sonrió cuando estuve cerca.

—Hirai.

—Bien... No escondes un cuchillo por ahí, ¿verdad? – Dijo de manera infantil, con una sonrisa sincera.

—Por supuesto que no, idiota. ¿De verdad piensas que te mataría? ¡Debería hacerlo por supuesto!

—¿Debido a los eventos? Sí, por supuesto.

—Nunca aprendes. – Hablé sentándome frente de ella.

—Y tu tampoco.

—No hice nada, ¿recuerdas? Creo que me debes una explicación, varias de hecho.

—¡Oh no! Sana, no me vengas con esas, te juro que lo hice por tu bien. – Exclamó

—¡¿Ayudar a Jihyo a engañarme es por mi bien?! ¡¿Hacerme ver como una idiota también?!

Momo rodó los ojos de una manera tediosa.

—¡No sé por qué te quejas tanto! ¡Eres jodidamente suertuda, Sana! ¿Dos mujeres en una? Enséñame lo que hiciste porque yo también quiero.

No pude evitar reírme. Momo sabía exactamente como suavizarme. Ella y yo casi nunca peleábamos, y si lo hacíamos lo resolvíamos pronto.

—Deja de decir tonterías. ¡Esto no es algo bueno!

—¡Para mí sería algo muy bueno!

—Momo...

—¡Hablo en serio, Sana! Parecías una loca intentando descifrar con quién quedarte. Y mira ahora, Dios fue amable y respondió tus preguntas.

—¡Lo sé! Mierda, lo sé. Pero... no lo entiendes...

—¿Estás bien, Shiba? – Esta vez sonaba sincera.

Dudé un poco con lo que iba a decir. Era muy complicado entender que lo que estaba sintiendo. Pero sabía que Momo era capaz de entenderme.

—No lo sé, me siento como una idiota. ¿Cómo no lo noté? ¡Dormí con las dos y no me di cuenta!

—En realidad, dormiste con una. – Dijo Momo riendo.

—¿Si te mato ahora, me libro de la cárcel?

Momo sonrió ampliamente.

—No es tan malo, Sana, solo acéptalo. Pero para ser honesta, eres imbécil. Wow, el mismo cuerpo, los mismos besos y el mismo sabor. ¡Pon tu lengua a pensar!

—No puedo creer que este escuchando esto de ti. ¡Necesito hablar con alguien maduro! –Exclamé tomando un sorbo de mi bebida.

—Hey, sin ofender. Puedo ser lo suficiente madura. Solo intento que comprendas que esta situación no es tan mala como parece.

—Sí, Momo, es muy mala. Amo a Jihyo y amo a Jisoo. Qué maravilla, las tengo a ambas. Pero me engañó, jugó conmigo. Confié en ella, la amaba, le di todo de mí y le mostré cada parte de mí. ¡¿Y no tuvo la decencia de decirme que estaba pasando?!

—¿Y tú qué? ¿No la engañaste? — dijo amablemente y calmada, aunque sentía algo de decepción en su voz.

—Es diferente...

—¿De qué manera, Sana? Jugaste con ambas, de alguna manera. Estuviste con las dos al mismo tiempo. Jihyo siempre te amó. Siempre te quiso, Sana, pero no eras completamente de ella porque le pertenecías a Jisoo.

—Pero ella es Jisoo. – La interrumpí.

—Déjame terminar, Minatozaki. Ella es Jisoo, pero ella te amó antes de que tú te enamorases de ella. Lo hizo únicamente con miedo a perderte, Sana, no podía arriesgarse.

—Si hubiese confiado en mí lo suficiente, ¡si me lo hubiera dicho!

—¿Y decirte qué? "Sana, soy la bailarina a la que le tienes tantas ganas, pero no se lo digas a nadie, después de todo soy tu secretaria, ¿verdad? Mi doble vida debe mantenerse en secreto porque necesito el dinero" Cariño, seamos realistas, Jihyo te ama. Asúmelo. Sé cuanto la quieres, así que mejor date prisa antes de que alguien te la robe. Porque si dejas ir a esa mujer, te maldeciré para siempre.

—¿Te quedarías con ella?

—¡Claro que lo haría! La robaría para mi misma, pero te quiero y no te haría eso. Pero ten cuidado antes de que "Imperium" te la robe. — Habló golpeándome de todas las maneras posibles, no a propósito por supuesto.

Cerré mis ojos y sacudí mi cabeza.

—Bebe esto, te ayudará. – Dijo empujando una copa de tequila en mi dirección.

—¿Lo hará?

—Sí, bebe un poco y después haz lo que te dé la gana

Nunca aceptar un consejo de Hirai Momo, ¡eran los peores! Poco después de varias copas de tequila dejé "Le Coffee" para ir directamente al lugar donde menos quería estar. Mi subconsciencia gritaba que me fuese de ahí, que no entrase a ese lugar. Pero era inevitable. En este exacto momento me encontraba enfrente del club donde Jisoo bailaba. Maldita.

Momo se quedó en la cafetería. La mujer se encontró con una de sus ex y decidió que sería maravilloso recordar viejos tiempos. Me preguntaba que tenía Momo que atraía a tantas mujeres, hipnotizándolas de una manera que se olvidaban de ellas mismas.

Golpeé mis dedos en el volante de mi auto de manera impaciente. Peleando internamente si entrar ahí o no. La respuesta era muy obvia, no debía. Pero quería, necesitaba a esa mujer.

—Dios, ¿qué hago?     

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