El Corazón Que No Late - Phoe...

By GMIvan

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Iris saldrá de prisión luego de 5 años, ahora Phoenix deberá reconstruir su vida y su relación con ella; sien... More

1. Los dos Phoenix
2. Todos los días
3. La parábola etílica
4. Malos mentirosos
5. El regreso de la fiscal
Aviso
6. Truco y lógica
7. Nueva mudanza
8. Latidos
9. La debilidad de Phoenix
10. Una sola palabra
11. Primera noche
12. El colmo de los domingos
13. Bésame más
14. Frustraciones
15. El lobo-hombre
16. Cita doble
17. Ironías
18. Un desayuno
19. El fantasma rosa [Parte 1]
20. El fantasma rosa [Parte 2]
21. Haberte conocido antes
22. Intervención
23. Responsabilidades
24. El gran plan
25. Una Luz/Un flash
26. Las ansias
27. Nueva nueva primera cita
28. Profesor Wright
29. Santa Wright
30. La despedida
32. La boda [Parte 1]
33. La boda [Parte 2]
34. Hasta el fin del mundo [Final]
Epílogo
Extra #1 Referencias y música

31. Una llamada

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By GMIvan

(25 de enero, 8:40 AM, Motel Ensueño.)

De pronto, Phoenix abrió los ojos. Se sintió algo extraño, esa no era su cama, tampoco sus cobijas ni su cuarto. Le costó unos breves momentos recordar todo lo sucedido la noche anterior. Esa salida a la despedida con Edgeworth, el momento incómodo que pasó ahí, y desde luego la corona de la noche, su propia ida al cielo con Iris. Sonrió al rememorar cada momento. Se sentía curiosamente pleno.

(Vaya noche... Creo que ha sido una de las mejores en mucho tiempo.)

Bajó la mirada y se dio cuenta de que Iris se encontraba a su lado, desnuda como él, con su cabeza gentilmente encima de su pecho, abrazando el resto del torso de Wright como si fuera la almohada más cómoda del mundo. Sonrió más al verla ahí, tan hermosa como la veía en sueños.

(Tan linda... No sabía lo mucho que extrañaba verla dormir...)

—JJRRRRRRRR. —roncó Iris de un momento a otro. El sonido espantó un poco a Phoenix pero no fue para tanto. Solo se limitó a paralizarse un poco.

(Y bueno... Lo mucho que extrañaba escuchar esos ronquidos.)

—Jajajajaja... —rió un poco Phoenix en voz baja mientras volvía a ver el techo con una sonrisa enorme.

(Supongo que al final acabé acostumbrándome a sus ronquidos. Ni siquiera pensé en ellos cuando vinimos aquí... ¿Será un milagro? ¿Una recompensa por mi trabajo? ¿O solo era algo que acabaría pasando?)

Los espejos del techo le ofrecieron una vista completa de ambos desnudos bajo las sábanas. Solo la luz proveniente de entre las cortinas iluminaba la habitación, había cierto exceso de blanco y grises a juego. Un cuarto en silencio, con cierto olor a hule, pero agradable. Sin duda era una situación de ensueño; tanto así que no se la terminaba de creer. Pero, de un momento a otro, la sonrisa de Phoenix se fue.

(¿Qué significará toda esta situación? ¿Acaso... es símbolo de que volvimos? Rayos... Ahora no sé si será algo bueno cuando ella despierte...)

El destino tenía otros planes para esa mañana. De pronto el teléfono de Phoenix sonó, haciendo que ambos se sobresaltasen en la cama por la sorpresa. Iris especialmente, la cual brincó y se tapó su pecho rápidamente.

—¡¡Phoenix!! —exclamó de sorpresa nada más verlo.

—Bue-Buenos días, jaja. —saludó Wright algo nervioso, aún con el teléfono sonando de fondo.

—Buenos días... jeje. —hizo lo mismo Iris la cual le sonreía nerviosamente junto a un pequeño rubor.

Ambos recordaban perfectamente lo que pasó la noche anterior, pues ninguno había bebido. Al menos Iris no lo suficiente como para realizar un acto más allá de su sapiencia. Fue un acto que de verdad ambos querían hacer en el calor de la situación, y les constaba. Eso no quitó el larguísimo momento de silencio mientras cruzaban miradas con el teléfono de fondo.

—Creo que deberías... —comentó Iris.

—¡Ah! Sí, voy a contestar. —dijo Phoenix saliendo de su trance.

De esta forma, Phoenix giró la mirada a donde provenía el sonido, el cual era el amasijo de su ropa en el suelo de la habitación; anoche simplemente la tiró donde fuese. Se levantó con cautela, pues estaba desnudo; Iris miró en otra dirección con disimulo y una sonrisita. Sin más, Wright tomó su teléfono y contestó; era un número desconocido.

—Ah, ¿bueno?

—Buenos días, ¿me comunico con el señor Phoenix Wright? —preguntó un hombre con voz cordial.

—Sí, él al habla. —respondió extrañado por el tono alegre del hombre. Iris, comenzó a buscar su ropa en el suelo mientras Phoenix hablaba.

—¡Qué gusto! Me disculpo por llamarle a su móvil. Intentamos contactarlo al número de su agencia pero la línea no estaba disponible, así que usamos este segundo número de referencia. —Phoenix se dio cuenta de la clase de persona con la que podría estar hablando.

(¿Será un agente? No, es demasiado cordial.)

—¡Oh! No se preocupe, dejé este número por si acaso. ¿Con quién tengo el gusto?

—Mi nombre es Finnegan George, no me conoce, pero soy decano en la facultad de derecho en la universidad local. —Phoenix se sorprendió al escucharlo.

—Entiendo, ¿qué se le ofrece? —dijo ya un poco más cordial. Miró que Iris se había puesto sus bragas y su brasier, además de pasarle sus propios pantalones con una sonrisa.

Phoenix comenzó a ponerse los pantalones mientras mantenía el teléfono entre su hombro y su oreja.

—Verá, señor Wright, creo que ya estará al pendiente de su video viral.

—Ah... No, ¿qué video? —comentó extrañado.

—Sucede que se ha vuelto algo viral un video suyo dando un discurso a nuestros alumnos del seiscientos dos. —dijo con cierta emoción.

La boca de Phoenix se abrió en señal de sorpresa. Iris lo miraba curiosa mientras se colocaba su vestido.

—¡Ah, sí! Recuerdo ese momento, pero no sabía que había un video. —exclamó de sorpresa.

—Hasta ha salido en televisión hace unos días. Un tal CuerdasdeAcero69 subió su discurso a youtube y ha obtenido más de diez mil vistas.

(¡Caray! ¡¿Tantas?! ¡Son demasiadas! Y vaya nombre...)

—Eso es impresionante...

—Efectivamente, señor Wright. Nos gustó la energía positiva que transmitió, todo el grupo pasó sus exámenes. Y nos preguntábamos si le gustaría asistirnos con un par de conferencias a nuestra universidad en este semestre.

Se le volvió a caer el pantalón a Phoenix se la sorpresa, cosa que sobresaltó a Iris por la gracia; ella gentilmente fue a ayudarle y le detuvo el teléfono en su oído mientras se lo volvía a subir, aunque Wright seguía algo conmocionado.

—Ah, ¿c-cómo?

—Como escuchó, señor Wright. Nos interesa mucho tenerlo para unas cuantas conferencias a lo largo del semestre. Es muy pronto para decirlo, pero si todo sale bien incluso podríamos negociar un puesto como docente.

—Docente...

—¡¿Docente?! —repitió Iris sin saber de qué estaban hablando.

—Así es, las clases comienzan este nueve de febrero, pero nos gustaría una conferencia suya para el próximo martes once. ¿Qué me dice, señor Wright? ¿Nos haría el honor de acompañarnos?

Ante la propuesta, Phoenix seguía pasmado. No esperaba para nada ese resultado producto de la plática que les hizo a los estudiantes. Era como una oportunidad caída del cielo. Miró a Iris, la cual se veía intrigada por lo que no escuchaba.

(Iris... Si haré algo, fue y siempre será por ti.)

Fue ahí cuando Phoenix pensó en sus planes. Si bien, no sería una mejora en cantidad de dinero, desde luego le daría más tiempo libre, además del prestigio de ser una especie de orador.

—Acepto, señor Finnegan. Me encantaría poder acompañarlos. —aceptó Phoenix muy gustoso.

—¡Estupendo! Por favor, venga a la facultad el día de mañana entre las ocho y las doce. Guarde este número.

—Por supuesto, estaré ahí sin falta. Muchísimas gracias. —agradeció Phoenix terminando de ponerse su cinturón.

—A usted, señor Wright. Hasta luego. —dijo para después colgar.

—Hasta luego... —siguió Phoenix un tanto después de que el decano colgara.

Iris se quedó viendo cómo Phoenix seguía hecho piedra con solo los pantalones puestos; mientras que ella ya estaba vestida con su vestido púrpura y sus zapatos de tacón bajo. Naturalmente le retiró el teléfono de la oreja cuando se despidió.

—Amm... Feenie, ¿qué pasó? —le preguntó muy extrañada.

—Pues... Me ofrecieron trabajo. —dijo medio saliendo del trance.

—¿Trabajo? ¿De qué? ¡¿De maestro?!

—Yo... No lo sé... ja, jajaja. —rió nerviosamente para luego sentarse de nuevo en la cama.

No esperaba para nada esa reacción la pelinegra. Tan solo se sentó al lado de Phoenix, esperando a que saliera de su conmoción.

(Pensaba que estaba vetado de poder ejercer mi profesión... Supongo que eso no incluía enseñar... No puede ser... ¡Volver a las leyes!)

—Quieren que de conferencias... —dijo muy emocionado y juntando sus manos frente a su cara.

—¡¿Conferencias?! —cuestionó incrédula y sorprendida. —¿De qué?

—De derecho... ¡Iris, podré volver a acercarme a las leyes! —dijo muy emocionado.

—¡Feenie, eso es fantástico! —exclamó para luego saltar y darle un fuerte abrazo a Phoenix.

Wright no se quedó así nada más, y la tomó con fuerza para levantarse y dar una vuelta sobre si mismo con ella levantada por los aires. Estaban que no cabían de la emoción.

De pronto era como si el tiempo se detuviese, con los dos viéndose de frente mientras giraban. En sí la noticia no era todo lo que emocionó a Phoenix, sino la reacción sincera de alegría de parte de Iris al recibir una noticia buena para él. Le devolvió un rayo de esperanza, de que lo viera otra vez como un igual. Ella simplemente se dejó llevar, olvidó por un momento que se supone estaba distanciada. Era felicidad pura.

Cuando Iris volvió al suelo, ambos tenían los ojos bien abiertos, el corazón les latía a mil, y aún tenían las manos conectadas. Phoenix lo sintió, una frase que debía salir, le exigía poder ser mencionada, era el momento o nunca lo sería. Así que tomó aire.

—Iris... Iris te a...

—¡No! —le interrumpió de repente. Cosa a la que Phoenix se sorprendió de sobremanera.

Incluso le soltó las manos luego de decirlo, y se sujetó su propio brazo.

—¿No...? —preguntó Phoenix luego de unos momentos.

Iris desvió un momento la mirada. Fue en esos segundos que Phoenix la bajó que ella se dio cuenta de lo rara que era la situación. De repente despertó en el motel con él luego de una noche extraña, y ahora se abrazaban como si nunca hubiesen peleado.

—Creo que... —comenzó ella devolviendo la mirada otra vez. —Creo que es muy pronto para decirlo... ¿no te parece? —le comentó con una pequeña sonrisa.

Desde luego, Phoenix lo entendió. Quizá era cierto que fue un cambio bastante abrupto. Así que le asintió con la cabeza.

—Sí. Tienes razón. —dijo tranquilamente. No se enojó, tampoco le dolió la cabeza; era un proceso que ella aún tenía pasar, y lo sabía perfectamente.

—Anda, aún tienes que ponerte esto. —le arrojó su camisa con cierta gracia. Phoenix había olvidado que estaba desnudo de la cintura para arriba.

Ambos rieron. E Iris no dejaba de mirar con cierta emoción a Wright, pues había bajado un poco de peso esos últimos meses. Quizá por el exceso de trabajo o por la rutina que se le quedó por ejercitarse con Edgeworth.

El punto es que, aunque ninguno quisiera reconocerlo, les invadía una gran sensación de felicidad. Ya sea por la nueva oportunidad de Phoenix, o por las últimas acciones de Iris.

...

(Esa misma mañana, 9:00 AM, playa local.)

Sin duda, no era la mejor mañana para despertar en medio de la arena; al menos con ese frío mañanero. Pero fue el caso de Miles Edgeworth y Larry Butz. Ambos rondaban por la playa descalzos, con el cabello sucio, y la ropa algo maltratada.

—¡¡¡Gumshy!!! —gritó Larry muy preocupado.

—¡¡¡Inspector!!! —hizo lo mismo Edgeworth, el cual ya no traía sus anteojos.

Era curiosa la imagen de ambos, buscando con preocupación al inspector Gumshoe con las olas de fondo y el mar sonando. A los dos les dolía la cabeza por la resaca, y no recordaban cómo llegaron ahí. Aunque Larry no lo admitiría, pero despertó sin ropa interior.

(Maldición llevamos así ya casi media hora buscando. Todo esto es culpa de Larry.)

De pronto Edgeworth sujetó a Larry del cuello de su camisa.

—Larry, te juro que si no encontramos al inspector pronto, ¡te voy a...!

—¡Señor Edgeworth! Aquí estoy. —le interrumpió el propio inspector, salvando a Larry de un regaño.

Los dos miraron a todas partes, pero no lo veían.

—¿Dónde? —preguntó Edgeworth extrañado.

—Aquí...

Su voz provenía de una cabina para cambiarse de ropa. Ambos se miraron extrañados.

—Casi nos da un infarto. —comentó Edgeworth. —¿Qué haces ahí? Sal, no encontramos nuestros teléfonos.

—Este... Me encantaría salir, señor Edgeworth pero...

—¿Pero qué? —preguntó algo molesto por toda la situación.

—Es que... no encuentro mi ropa...

Hubo un gran silencio de repente. Larry no pudo evitar soltar una pequeña risita, y Edgeworth cerró los ojos aguantando las ganas de gritar al cielo.

Continuará...

...

Buenas, amigos. He vuelto con un capítulo algo corto en lo que me desoxido y voy preparando el gran final. ¡No se lo pueden perder!

También dejé una pequeña sorpresita en el capítulo 7, un mapa estilo Ace Attorney de cómo es el piso de Phoenix e Iris:D

Díganme qué opinan y/o dejen sus comentarios ;)

Síganme para estar enterados de actualizaciones o el estado de esta u otra historia.

¡Hasta la próxima semana!

-GMI-

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