Quizás algún día

Por Flavia-AM

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Él tiene mucho dinero y yo trabajo en un simple restaurante, bueno trabajaba, o trabajo... ¿trabajaba? No, no... Más

PERSONAJES
SINOPSIS
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Por Flavia-AM

El timbre de el apartamento suena y sonrío viendo la hora, que puntual. Mis pequeños ya están vestidos y emocionados por ir con su padre. Me sorprende ver a Hunter correr hacia la puerta cuando escuchó el timbre.

—Hola Jayden —saludo dejándolo pasar.

—Hola castaña.

—Te dije que no me llames así.

—Sabes que no lo dejaré de hacer, no te esfuerces. Por cierto, que guapa vas.

Entorno mis ojos.

—Ellos ya están listos, están emocionados. Mira, te hice una mochila que lleva lo necesario para ellos ¿Sí? Están aprendiendo a ir al baño por lo que no están usando pañal, pero por si las dudas les he puesto. Aquí llevan algunos aperitivos, sus identificaciones, no tienen alergias y por hoy podrán comer dulce pero que no se excedan ¿Sí?

—Vale. Tengo miedo.

—Lo harás bien, siempre logras todo.

—No estoy seguro, no logré mantenerte a mi lado.

—Jayden... —advierto.

—Bien, bien. Hijos, despídanse de su madre, hoy solo seremos nosotros en una primera aventura.

Ambos rubiecitos corren hacia mi y me agacho a su altura, besan mis mejillas y los abrazo.

—Los amo, cuídense mucho mis pequeños.

—Adio mami.

—Adiós mis amores. Cuídalos muy bien Jayden, si no te dejo sin descendencia.

—Ya la tengo —los señala y suspiro. 

—Por cierto... —carraspeo avergonzada—, lamento lo de la semana pasada, ya sabes. No lo estás haciendo mal, de hecho lo estás haciendo muy bien, solo... solo estaba enojada y dije las cosas sin pensar y...

—Está bien castaña, te entiendo. No hay problema.

—Bien, pues diviértanse y cuídalos.

—¡Lo sé! Nos vemos guapa.

—Nos vemos Jayden —entorno los ojos y ellos se pierden en el ascensor.

No quiero negar que Jayden de por sí es atractivo, pero como padre lo es el triple. 

Suspiro caminando hacia mi habitación para terminar de arreglarme y tomar mis cosas, salgo de casa y subo a mi auto para poder pasar a buscar a Andrew y Agus que me están esperando en la empresa de los Black, ambos lucen como pingüinos con sus trajecitos y me hacen reír.

—No es para nada gracioso.

—Solo lo es un poco —digo divertida.

—Ya te quisiera ver a ti llevando esto por tanto tiempo.

—Ay que tristeza... Por suerte puedo llevar un lindo y cómodo vestido sin parecer pingüino loco.

—Ok Heather, ok —me mira Agus con los ojos entrecerrados.

—Venga, conduce que llegamos tarde —nos apresura Andrew y le hago caso acelerando.

El local está increíble, y aun no me puedo creer que después de tanto tiempo y tantos proyectos mi pecho se siga inflando de orgullo al ver todo mi trabajo siendo expuesto de manera profesional.

—¿Desea vino, señorita?

—Sí por favor —me sirven en mi copa y sigue ofreciendo a las demás personas.

—Esto si que es genial —murmura Agus caminando al lado de Andrew detrás de mi.

—Verdad que sí, todo se ve increíble. Sobre todo amo el logo.

—Ese lo hice yo —sonrío. 

—¿Andrew? —una voz gruesa se escucha detrás de nosotros y los tres giramos de inmediato.

—¿Dariel? ¿Pero qué haces aquí? —Andrew lo saluda sorprendido— ¿Tu no estabas en España? 

—Vine por la inauguración del local, el dueño es mi primo.

—¡Vaya! que genial. Mira, te los presento, ellos son Agus y Heather, Heather es la que se encargó de el logo, las decoraciones ilustradas y demás cosas.

—Un gusto, está todo genial, eh. Eres muy talentosa.

—Mucho gusto, y gracias.

—Tu debes de ser el famoso Agus Black, conozco a tu padre.

—Tu rostro se me hace conocido por alguna razón.

—He sido parte de algunos proyectos de la empresa.

—Me lo suponía.

—Buenas noches, me permiten tomar una foto por favor, son para las redes sociales del bar —una chica rubia con una cámara se nos acerca sonriente y todos asentimos acomodándonos para la foto.

El espacio está repleto por lo que nos toca juntarnos mucho, la chica lanza el flash varias veces y cuando termina nos sonríe satisfecha.

—Muchas gracias.

—A ti —le respondo con una sonrisa antes de que se vaya a seguir tomando fotos.

—Era linda.

—Por dios Andrew, debe de tener como diez años menos que tú.

—¡No soy tan viejo!

—Pero tampoco tan joven —contraataco yo.

—Oh por dios Heather, mi corazón —se toca el pecho dramáticamente logrando sacarme una carcajada.

—Bueno, fue un gusto verte —mira ¿Dariel?  a Andrew y luego su mirada se posa en mi—, y conocerlos. Espero verlos en algún otro momento —se despide y se pierde entre tanta gente.

Mis amigos y yo seguimos conversando de cualquier cosa que nos mantenga entretenidos hasta que dan las diez de la noche y mi labor termina, a pesar que el evento sigue recuerdo que soy madre y que tengo que ir a ver a mi hijos.

—Los quiero, nos vemos luego. No tomen de más.

—¡No te preocupes!

Salgo y camino hacia mi auto, en mi móvil veo dos llamadas perdidas de Jayden y eso es suficiente para que me preocupe y lo comience a llamar como loca mientras conduzco, no contesta así que espero que esté en su apartamento con mis hijos.

Estaciono mi auto y subo el ascensor lo más rápido que puedo, las puertas apenas se abren cuando yo no sé ni como pero ya estoy tocando el timbre de el apartamento.

Me abre la puerta un Jayden adormilado, lo miro con el ceño fruncido y entro sin permiso.

—¿Mis hijos?

—Nuestros —corrige—, están en la habitación durmiendo.

—¿Durmiendo?

—Llegaron muy cansados —se encoge de hombros—, les preparé su cena cuando llegamos y no tardaron en quedarse dormidos en el sillón así que para que estén cómodos los acosté en mi cama, intenté hacerme un espacio pero no se dejan de mover así que me recosté en el piso y me quedé medio dormido hasta que te escuché tocar como una maniática.

—Estaba preocupada —me excuso siguiéndolo hacia su habitación y una sonrisa se despliega en mis labios al ver a mis pequeños como unos angelitos durmiendo— ¿Cómo les fue?

—Nunca pensé que una niña tan pequeña tuviera tanto poder de convencimiento. Hizo que nos paseáramos por todos los jugos habidos y por haber.

Me encojo de hombros.

—Ella es así.

—Se parece a ti, siempre consigue lo que quiere.

—Pues soy su madre, la estoy educando bien —niego con una sonrisa—, bueno, muchas gracias por haberlos tenido hoy...

—No me agradezcas, es también parte mía como padre ¿No?

Asiento.

—Sí, tienes razón. ¿Me ayudas a llevarlos a mi apartamento?

—Pero... se pueden despertar si los movemos.

—No creo...

—Se ven muy cómodos ahí, no hay que alterar su paz.

—Pero si mañana se despiertan y no me ven se despertarán asustados y...

—¿Quién dijo que no te verían?

—Pues si los dejo aquí me iría a dormir en mi apartamento.

—Te puedes quedar a dormir aquí castaña.

—¿Qué...?

—Claro, puedes acostarte con ellos.

—No creo que sea...

—Venga no te hagas la dura.

—Jayden...

—Prometo no fastidiar.

Suspiro mirando al techo y terminando aceptando.

—Vale, que conste que hago esto solo por mis hijos.

—Ajá, solo por ellos.

—Pues sí. Debo de ir a poner pijama, no puedo dormir con este vestido.

—Te puedo prestar alguna camiseta.

—No es necesario, iré a vestirme y vuelvo. 

—Como quieras —me acompaña a la puerta y me mira mientras camino, cuando estoy por buscar mis llaves jadeo avergonzada al recordar que mi bolso lo tenía Andrew—. Por favor no.

—¿Pasa algo?

—Creo que si deberás de prestarme algo para ponerme.

—Eso no es molestia para mi, extraño verte con mi ropa.

—Vale, cállate si no quieres que me arrepienta.

—Me callo —hace como si tuviera un cierre en su boca y volvemos a entrar. Supongo que pienso que caminando más lento no afrontaré lo que ya acepté pero eso es claramente errado— Bien, elige lo que quieras, ahí está la ropa.

—Vale... —tomo la primera camiseta que veo y un short, entro al baño y me cambio a toda velocidad— Eeeeh... creo que ya está.

—Genial —me mira desde la cama y frunzo el ceño.

—Ya te puedes ir a el sillón.

—Que falta de respeto eso de echarme de mi propia habitación.

—No piensas dormir aquí.

—¿Por qué? Es una cama muy grande y en el sillón me dolerá la espalda.

—No puede ser —mascullo acostándome y dejando a mis  hijos en el medio de él y yo. Suficiente distancia—. Hasta parece una trampa esto de que mis hijo se hayan quedado dormidos.

—Caíste.

—Imbécil.

—Esa boca, Heather.

—Me caes mal.

—No puedo decir lo mismo —entorno los ojos y cuando apaga la luz me quedo estática en mi espacio, solo es dormir... en la misma habitación que el imbécil de Jayden—. Hasta aquí puedo escuchar a tu cerebro maldiciéndome.

—Hasta mañana Jayden.

—Hasta mañana castaña.

Vale, no es fácil dormirme, de hecho no sé a qué hora lo logro pero mis ojos se van abriendo cuando el sol recién se está asomando a la ventana. Aprieto mis ojos recordando donde estoy, cuando voy a girar mi cuerpo me quedo estática al sentir un enorme pecho chocando con mi espalda y... y unas manos rodeando mi cintura. Definitivamente estos no son mis hijos.

¿Dónde están mis hijos?

—Suéltame —determino en voz alta haciendo que Jayden abra sus ojos de golpe— Suéltame en uno... dos... —y antes de que llegue al tres ya está parado pasando sus manos por su cabeza con la mirada perdida.

—¿Qué hora es? —pregunta adormilado.

Entorno los ojos y veo el pequeño reloj que hay en su mesa de noche.

—Seis y media.

—Es demasiado temprano —se queja e inmediatamente me levanto de la cama.

—¿Y mis bebés? —ni siquiera tengo tiempo para entrar en mi pequeño pánico ya que me señala la puerta.

—Se levantaron pidiendo leche así que tuve que ir a preparárselas y están viendo televisión.

—¿Qué? ¿A qué hora?

—Fue las seis, no ha pasado mucho —dice dejándose caer en la cama de nuevo. Lo dejo ahí caminando a la sala y como el lo dijo, encuentro a los rubiecitos sentados en el sillón con la televisión prendida y cada uno tiene una taza no tan grande en las manos.

—¡Mami! —grita Hunter cuando me acerco y les beso las mejillas.

—Mis bebés.

—Yeden no hizo lechita —dice mientras Hayley mira la televisión muy entretenida.

—Que bien mi amor —los dejo ahí mientras camino al cuarto de baño a lavarme el rostro para quitarme la pereza.

Cuando veo que han terminado su leche busco la mochila con la que los mandé ayer y les cambio el pañal, sé que les estoy enseñando a dejarlo pero es un proceso, no se los puedo quitar de un día para otro ya que no están acostumbrados, de todas formas llevan muy bien el proceso y eso me enorgullece.

Tomo mi móvil y dejo un mensaje a Andrew y Agus pidiéndoles que por favor traigan mi bolso a penas puedan, necesito entrar a mi apartamento.

—Es muy temprano —pasa Jayden por la habitación donde estaba cambiando a los casi copias mientras se sigue quejando, no le presto atención y atiendo mi móvil al ver el nombre de Andrew adornando mi pantalla.

—Andrew ¿Me puedes...?

—Traer mi bolso —completa con voz chillona—, estoy yendo. No tardo.

—¡Genial! En este momento te quiero mucho.

—Vale, que mal que solo me quieras cuando te hago favores.

—No dije eso.

—Oh, claro que lo dijiste —no llego a decir nada porque ya colgó la llamada, rio y salgo de la habitación, me sorprende ver a Jayden en la cocina con la sartén prendida y cortando no sé qué.

—¿Qué haces? —pregunto.

—El desayuno —se encoge de hombros.

Carraspeo.

—¿Qué harás? —la escena que parece particularmente familiar me marea, ver a mis hijos sentados en el sillón, Jayden cocinando y yo mirándolo sentada hace que se haga un nudo en mi estómago y me maree. 

—Tostadas con aguacate, huevo y a parte ensalada de frutas.

—Suena bien.

—Lo sé, y sabrá mucho mejor aún.

Asiento, mi móvil vuelve a sonar y al ver el nombre de mi amigo inmediatamente sé que ya llegó. Me levanto de la silla y salgo de el apartamento, Andrew me mira con los ojos muy abiertos y le sonrío.

—Muchas gracias, ayer tuve que dormir con los casi copias aquí porque no tenía manera de entrar.

Asiente.

—Está bien ¿Todo tranquilo?

—Sí, estamos por desayunar.

—¿Segura que todo bien? 

—Si Andrew, de verdad. No te preocupes tanto.

—Claro que me preocupo, no quiero verte mal de nuevo.

—No pasará de nuevo, esto solo es una relación de "Tu eres el padre de mis hijos y yo su madre por lo que aunque no quiera nos tenemos que llevar bien y vernos la cara".

—Vale, confío en ti.

—Genial, de verdad gracias por traerlo —levanto mi bolso—, eres increíble.

—No hay de qué —le resta importancia—, yo ya me voy, tengo que ir a hacer unas cosas.

—¿Tan temprano?

—Así es, nos vemos luego Heathercita.

Se pierde por el ascensor y no tardo en volver a entrar a el apartamento. Jayden está acomodando la mesa, poniendo cuatro espacios haciendo que de alguna manera mi pecho se caliente.

—Ya volví —murmuro.

—Ya está el desayuno, mira les puse en platos más pequeños a ellos ¿Estará bien o...?

—Está más que bien, no te preocupes.

—Vale.

—Hunter, Juliette, vengan para desayunar —los llamo e inmediatamente me hacen caso levantándose de el sillón y caminando hacia nosotros, los ayudamos a sentarse e inmediatamente comenzamos a comer.

—¿Cómo les fue ayer? —pregunto para romper el silencio.

—Mu ben, el seño papá nos dió pizza —mis labios se abren lentamente cuando Juliette llama "Señor papá" a Jayden, pero él, él se levanta de la silla con inmediatez.

—¿Qué pasó? —pregunto asustada.

—No...

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