Una canción no fue suficiente...

By didi4garcia

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[EL ARTE DE UN CORAZÓN ROTO #1 🎤] ¿Qué harías si en medio de un concierto te das cuenta de que el vocalista... More

BOOKTRÁILER
1 | «Solo recuerdo personas significantes»
2 | «Anti-CorbynHood»
3 | «Trágame tierra»
4 | «No hables solo porque tienes boca»
5 | «Basorexia»
6 | «"La bitácora de los recuerdos"»
7 | «Es publicidad, nada más.»
8 | «No iré por la espalda.»
9 | «Wanna be yours»
10 | «Esta es mi melodía favorita.»
11 | «Engendro del diablo»
12 | «Eres como un perro viejo»
13 | «Muéstrame el puto celular.»
14 | «¿Siempre buscando una excusa para pelear?»
15 | «Cuñada»
16 | «Es mi ex novio»
17 | «Aquello que parece un culo»
18 | «Tu propio diseño»
19 | «¿Por qué no quieres decir que es tu novio?»
20 | «Esa gorra es de él»
21 | «Two hearts beating here»
22 | «¿Eso me convierte en tu musa?»
23 | «Todo es cuestión de límites»
24 | «Solo iré porque tu quieres ir»
25 | «Collywobbles»
27 | «Supe que no quería estar solo»
28 | «Una canción no fue suficiente»
29 | «Cafuné»
30 | «¿Casa del lago?»
31 | «El futuro»
32 | «Meant to be»
33 | «Luz roja»
34 | «Amarillo y blanco»
35 | «Te juro que lo haré»
36 | «Adiós»
Epílogo
Didi ak
PLAYLIST «Sabyn»
PORTADA SEGUNDO LIBRO
EXTRA - ¿Qué habría pasado si nada hubiera pasado?

26 | «Se llama "Fenómeno".»

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By didi4garcia

—Si todo salió correctamente ahora mismo debería de poder ver la transferencia hecha a su cuenta, señorita —informa el hombre detrás del vidrio de seguridad.

Camille me avisó esta mañana que el contador de la galería había programado la acreditación de mi sueldo y lo que me corresponde por la venta de mis cuadros para el mediodía, pero que antes de eso debía firmar unos cuantos papeles así que después de almorzar y dejar a Theo en casa de mamá para que jugara con Laura me vine al banco.

—Si no logra verlo basta con recargar la página y aparecerá —hago lo que el hombre dice y efectivamente el monto aparece en la pantalla de mi celular.

—Bien, ya está, muchas gracias —le sonrío y me salgo de la fila dejándole el lugar libre a la mujer que sigue y tiene cara de querer matarme por tardar tanto.

Llevo aquí más de una hora, pero no fue mi culpa, de nadie en realidad, a menos que se pueda culpar a alguien porque el sistema esté caído. 

Salgo del banco sonriendo mientras contemplo la pantalla de mi celular. Hace casi dos meses esto me sonaba imposible, ganar dinero gracias a mis obras era la una de las cosas más locas que había escuchado y hoy aquí estoy con cuarenta mil dólares en mi cuenta bancaria; se siente como haber sacado la lotería.

Me dirijo hacia el auto de Eri estacionado unas pocas cuadras calle abajo. Al acercarme pongo mala cara y veo la expresión de pena que hace mi mejor amiga.

—¿Qué paso? ¿A quién tenemos que reventar? —me abraza estirándose por encima del asiento.

—Lo único que vamos a reventar es esta tarjeta cuando vayamos de compras —suelto y nuestras bocas se ensanchan en una sonrisa.

—¿Te han pagado? —pregunta abriendo los ojos como platos—. ¡Dios, ¿Cuánto te han pagado?!

Golpeteo mis manos contra el tablero del auto antes de gritar.

—¡Cuarenta mil dólares!

Decirlo en alto lo hace aún más realidad de lo que ya es.

—¡Mierda, voy a ponerme a pintar también! —golpea el volante varias veces haciendo que suene la bocina y del auto estacionado delante asome la cabeza de una señora enfadada—. ¡Cállese vieja loca! —le grita ella haciendo manteniendo presionada la bocina.

Eri carcajea, pero cuando la señora se baja del auto y comienza a caminar hacia nosotros con el ceño unificado enciende el auto y se pone en marcha como si la estuviera empujando una fuerza mística. Alrededor de unos cinco minutos acabamos en la misma avenida de siempre, pero no en dirección a casa de Liam sino a la nuestra. Ambas tenemos muchas cosas por trasladar aún, momentáneamente la llevaremos a casa de mamá con la excusa de que ya no entran en nuestro apartamento y que como pronto nos mudaremos queremos ir arreglando todo con tiempo. Aún no me siento lista para contarle lo de Joaquín, prefiero que siga creyendo que simplemente lo dejamos porque no funcionábamos juntos; lo que en sí es cierto, pero no fue el motivo que nos llevó a tal extremo.

—¿Por qué estás tan callada? —cuestiona Eri entrando en el barrio en el que hemos vivido los últimos tres años.

—Estaba pensando en esto de mudarnos a casa de Liam de un día para el otro, fue apresurado y algo descabellado también.

—No pienso lo mismo. Sinceramente creo que Joaquín solo adelantó lo inevitable, ¿No ves como te mira cada vez que hablas? ¿Cómo ríe cada vez que tu lo haces? La estrellita está perdidamente enamorado de ti y estoy segura de que si no hubiera sido ahora en unos cuantos meses te estarías mudando con él... Eres tonta si no ves lo que para todos es claro. Camille me ha dicho que la inspiración de Corbyn está por los aires, que escribe canciones tan rápido como habla y que cada vez que agarra un lápiz se dibuja una sonrisa boba en sus labios... ¿En quién crees que piensa cuando escribe? 

Sonrío de solo imaginarlo.

—Soy su musa —sonrío encogiéndome de hombros.

—No lo tomes a broma, son el uno para el otro y que el destino los haya vuelto a unir después de tanto tiempo es prueba de ello.

—No me lo estoy tomando a broma, Eri. Lo quiero... lo quiero demasiado...

—Entonces deja de pensar que fue apresurado y descabellado —se estira por encima del asiento y me abraza—. Nada que no sea para ti va a llegarte, si el destino quiso esto deja que fluya y ya.

Me permito acurrucarme entre sus brazos antes de salir del auto. Hace poco más de una semana que no vengo al apartamento, pero parece que hiciera mucho más, se siente como si no hubiera pisado mi casa en mucho tiempo.

—Iré a juntar cosas de mi habitación, si necesitas ayuda con algo solo llámame —dice Eri y se aleja caminando por el pasillo.

Suelto un suspiro y me pongo en marcha hacia el cuarto de lavado, cierro la puerta detrás de mi y observo la lavadora fuera de su lugar con una sonrisa. No puedo creer que Eri haya encontrado estos cuadros, según yo estaban mejor escondidos que los alienígenas en el área cincuenta y uno, pero al parecer no.

Saco uno de los cuadros, el de la mariposa con el ala rota, y lo observo. Me gustaría preguntarle a Camille que piensa de él y qué cree que quise transmitir con esto, quisiera que pudiera verlo solo para que de sus labios salgan las palabras que están en mi mente. Camille diría algo como "Eres tu, eres la mariposa a la que le rompieron un ala; eso te ata al suelo haciendo que no puedas volar", sé que lo miraría de lado y al terminar su reflexión sonreiría sabiendo que ha acertado.

—Este no está mal —murmuro apartándolo del montón. Podría llevármelo a casa y trabajar las luces y sombras, mejorarlo al cien por ciento y dejar que alguien más aprecie la belleza en él.

Tomo otro de los cuadros y lo observo lo suficiente como para decidir que es una completa mierda y va a quedarse donde está. Al igual que los que le siguen, el único que valía la pena era el de la mariposa y estoy segura de que por eso Eri lo ha dejado primero, o quizá haya sido cosa del destino, como todo últimamente.

Camino hacia la sala con el cuadro en manos para encontrarme a Eri ya con sus maletas armadas. ¿Cómo es que juntó todo tan rápido? 

—Ese me gusta —comenta al verlo—. ¿Vas a trabajar en él?

—Creo que puedo mejorarlo y no pierdo nada intentándolo —me encojo de hombros.

En la última clase que tuve el profesor nos habló sobre el concepto de cuadros mellizos, dos piezas que representan a una sola en diferentes etapas; creo que eso puedo hacer con este. La mariposa con el ala quebrada me representa, representa a una Sam rota, una Sam que no tenía donde correr y se sentía aprisionada. El cuadro mellizo será esta nueva Sam, la que quiero ser y en la que quiero trabajar para cada día mejorar más y más.

—Me gusta escucharte hablar así —sonríe de lado y se acerca a mi dándome un abrazo—. Extrañé a esta Sam que ve el lado bueno en cada cosa... Mierda, creo que nunca voy a acostumbrarme a abrazarte con esas cosas en las tetas, son asquerosas.

Se aparta viéndome con desagrado mientras yo solo puedo reír.

—No me imagino a una mini Sam perforándose las tetas, de verdad, no entiendo cómo Grace te dejó hacer tal cosa...

—Tú harías lo mismo si no te dieran terror las agujas —la miro con los ojos entornados.

—A menos que sea para un tatuaje...

—Si ni siquiera tienes uno, Eri, ¿Qué dices?

—Deberíamos tatuarnos algo... Ya sé, hagámonos un arcoíris por la comunidad —agranda los ojos como si fuera la mejor idea del mundo.

—¿Olvidas la parte en que yo soy heterosexual? —me cruzo de brazos ladeando la cabeza.

—Todo el mundo es un poco gay —golpea la punta de mi nariz con su índice—. Si te agarro borrachita te hago entregar la colita...

—Ya tienes el primer requisito para ser albañil borracho —suelto poniendo cara de asco.

—¿A quién crees que estoy imitando? —sonríe y se encamina hacia mi habitación—. Terminemos de juntar lo que te haga falta o pasaremos el resto del día en esta casa y tenemos que recoger al mocoso de casa de Grace.

Niego con la cabeza por como acaba de llamar a Theo mientras camino detrás de ella. Es así como dos horas después estamos estacionando frente a casa de mamá. Desde dentro del auto alcanzo a ver las cabecitas de Laura y Theo asomando por la ventana y sonrío; solo espero que no le hayan dado muchos problemas a mamá, porque conozco a Laura y también un poco a Theo y sé que juntos pueden dar vuelta la casa si se lo proponen.

Una vez entramos Laura corre hacia mí y se trepa en mis brazos. Theo aguarda a mi lado esperando a que mi hermana se decida a soltarme supongo que para abrazarme también. Y lo hace, me abraza rodeando mi cuello con sus bracitos y susurra en mi oído «Te extrañé, cuñada».

—¿A mi no me extrañaste? —refunfuña Eri cruzándose de brazos.

—Un poquito —replica él casi que uniendo sus dedos pulgar e índice.

—Más te vale sí, ¡Laura de seguro me extrañó un montón!

Eri abre los brazos en dirección a mi hermana y ella se funde en ellos. Mamá aparece caminando desde la cocina y se detiene junto al inicio de las escaleras viéndolas con una sonrisa.

—Para cualquiera que pregunte, yo tengo tres hijas —suelta sin dejar de sonreír y Eri la mira haciendo puchero.

—Vas a hacer que llore, Grace —Eri la abraza—. Ni mi madre me quiso tanto.

—Mami puede quererte por ambas —dice Laura con su voz fina—. Compró cervezas solo para ti.

Eri vuelve sus ojos a mamá y la mira con ternura para después correr hacia ella y abrazarla.

—No descuides a tu madre porque en cualquier momento te la robo —me mira fijo y entorna los ojos.

—Ya quisieras —comento cruzando junto a ellas con dirección a la cocina.

Tomo una de las botellas de cerveza que hay en la nevera y tras destaparla bebo un sorbo, Eri pronto se acerca en busca de una y me echa la lengua para después sonreírle a Theo que la fulmina con la mirada como si acabara de hacer la peor cosa del mundo.

—Imagino que van a quedarse a cenar —dice mamá—. Tienen qué, ya compré todo lo que me hacía falta para cocinar el mejor guiso de verduras del mundo.

Eri y yo nos miramos y luego a Theo.

—Tengo que llevar a Theo a su casa... No le dijimos a Liam que nos quedaríamos a cenar, no sé...

—Dile que venga también —propone mamá encogiéndose de hombros—. Hay de sobra para todos.

Eri me pincha las costillas con el codo y habla en voz baja.

—Sam, Samy, Samita, trayendo el yerno a conocer a mamita —aprieta los labios para no reír, pero cuando mamá me pregunta si tengo calor por mis mejillas rojas ella no puede evitarlo y suelta una carcajada—. La has puesto en un aprieto, Grace.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Está todo bien con Liam? —pregunta frunciendo el ceño.

—Más que bien diría yo —Eri se cruza de brazos mirándome con ojos desafiantes—. Están saliendo, ahora es de verdad...

—¿Por eso las mejillas como tomate? —mamá pone sus brazos en las caderas como una jarra—. Desde que él dijo que eran novios en la primera exposición de Sam supe que iba a pasar algo entre ellos otra vez. Esos ojitos preciosos jamás brillaron tanto como cuando ven al engendro del diablo; se aman desde toda la vida y eso nada puede cambiarlo.

—El primer amor jamás se puede superar, ¿No, Grace? —he decidido que Erika ha hecho complot contra mi.

—Cuéntanos tú, Eri, ¿Podrías superar a Camille si se separaran?

Mamá la mira con los ojos entornados y una sonrisa pícara en sus labios.

—¿La chica que vino al cumpleaños de Laura? —pregunta cruzándose de brazos.

—Esa misma —suelto yo bebiendo otro sorbo de mi cerveza—. Se robó el corazón de Eri, ¿Creías eso posible?

—Eso sí jamás me lo habría imaginado —mamá sonríe y las mejillas de Eri están listas para calentar cualquier alimento que deseemos—. ¿Por qué se sonrojan? ¡El amor es hermoso, más cuando se es tan joven y tienen mucho por experimentar! No hay nada de qué avergonzarse, es más, dile a Liam que venga a cenar y a Camila también...

—Es Camille —corrijo yo y mamá se disculpa volviendo a decirlo, pero esta vez bien—. Iré a avisarle a Liam entonces...

—Lo mismo con Cam —dice Eri y sube las escaleras corriendo—. ¡Voy a tu habitación Sam!

Mamá niega con la cabeza y sonríe para después rodar los ojos.

—Ve y llámalo desde el jardín, yo estaré con los chicos aquí dentro —me acerco y le doy un abrazo antes de salir fuera.

Dos tonos son suficientes para que Liam atienda la llamada y aunque no lo esté viendo sé que cuando dice «Hola, fenómeno», está riendo de lado. 

—Le confirmé a mamá lo nuestro —silencio de su parte—. Quiere que nos quedemos a cenar, creo que Camille también vendrá, pero no estoy segura. Eri iba a invitarla.

—Camille está aquí conmigo puedo decirle... bueno no, la perdí de vista —de fondo se escucha gente hablando—. ¿Qué llevo para la cena?

Una sonrisa boba se forma en mis labios y pateo una piedrita hacia el columpio de Laura intentando distraer a mi cerebro y que no haga que me sonroje como idiota.

—Mamá ya se encargó de todo —suelto y me siento en el columpio—. ¿Puedes comprarme algo de chocolate? Luego te lo pago...

—Claro que sí, fenómeno y no es necesario que pagues nada, llevaré para todos.

—Hoy me depositaron el dinero de los cuadros y también mi sueldo por el contrato con la galería... Puedo pagar un poco de chocolate, Liam —bufo—. Suficiente con que nos dejas vivir contigo sin cobrarnos nada...

—¿Quién dijo que no se los cobraré? —pregunta con tono burlón—. Unos cuantos besos de ti y un masaje de pies de parte de Erika, ese es mi pago.

Río al teléfono y él me imita.

—Escribí otra canción —suelta de repente.

—¿En el nombre lleva algo como "Sam eres una puta mierda, te odio" o algo así? 

—Se llama «Fenómeno».

No dice nada más, yo tampoco y durante unos cuantos segundos lo único que se escucha es su respiración junto con la mía como si estuviéramos frente a frente y no a kilómetros de distancia unidos a través de un aparato.

—Comienzo a tomarme muy en serio lo de ser tu musa, creo que voy a tener que cobrarte yo a ti por darte tanta inspiración... ¿Te parece una comisión por cada canción que me nombre o haga una referencia a mi?

—Vas a dejarme en la calle así porque te debería comisión por cada puta canción que he hecho en toda mi carrera.

—Sabes que diciéndome que estoy en todas tus canciones solo aumentas mi ansiedad por escucharlas, ¿no?

—No las escuches —suelta con un tono entremedio del ruego y la demanda—. Samantha Kein, no te atrevas a escuchar mis canciones.

—No me gustan las amenazas —suelto un silbido y me impulso para columpiarme con más fuerza.

—No sé qué te hace pensar que eso es una amenaza.

—Suena como una —me encojo de hombros.

—Esto es una amenaza —de repente el ruido de fondo se apaga, como si se hubiera metido en una armario o algo así—. Voy a poner mis manos alrededor de tu cuello y voy a besarte hasta que el aire abandone tus pulmones. Muchas mueren por mis besos, y tu vas a morir de verdad, a menos que...

—¿Qué? ¿Qué puedo hacer para salvar mi condenada alma? —pregunto con tono esperanzador.

—Puedes chupármela —suelta y mis mejillas se tornan rojas en cuestión de segundos.

—Prefiero morir ahogada por tus besos y no por tu verga —mi risa nerviosa refleja cuanto me afectaron sus palabras.

—La primera vez que me la chupaste tenías quince, si no te ahogaste en ese entonces, no vas a hacerlo ahora, fenómeno —de repente el ruido de fondo vuelve a hacerse presente y alguien le dice algo que no llego a escuchar—. Mi break terminó, tengo que volver al estudio. Nos vemos, fenómeno. Te amo.

—Te amo —digo en respuesta y escucho el sonoro beso que lanza a través del teléfono.

Cuelga y yo me quedo con el celular en la oreja durante unos segundos planteándome escuchar ahora mismo sus canciones. Todos sabemos que si te prohíben algo solo se hace más atractivo y ahora mismo el maldito bichito de la curiosidad está picándome hasta por los huesos. Sus palabras se sientan en mi cabeza repitiéndolas una y otra vez «Se llama "Fenómeno"», «Se llama "Fenómeno"», «Se llama "Fenómeno"». Si saber que me nombra en sus canciones se siente genial, ser consciente de que una de sus canciones lleva como nombre ese apodo especial que él me puso me llena plenamente el alma.

Me pongo de pie y camino hacia la casa sonriendo como tonta aún con sus palabras en mi mente. No voy a escuchar sus canciones, no hasta que él quiera, pero no es mi culpa si por accidente enciendo el estéreo del auto y justo está sonando una suya, o si en un lugar random reconozco su voz saliendo de algún altavoz ¿no? 

—¿Camille vendrá? —pregunto llegando a la sala y me acerco a Eri que está tumbada en el sofá palmeándole la pierna para que me haga lugar.

—Sí —asiente ella—, está con tu estrellita en el estudio, supongo que vendrán juntos cuando acaben.

—¿Los chicos? —pregunto notando el silencio de la casa—. ¿Y mamá?

—Grace los llevó a comprar dulces —saca su celular y se pone a mirar fotos en él.

Juro que no es mi intención, pero cuando por el rabillo del ojo capto que pasa una foto mía le quito el celular de un manotón y me pongo de pie para evitar que me lo quite.

—¡Salgo horrible, Eri! —me quejo viendo la pantalla de su celular.

—¡No la tomé yo! —se pone de pie e intenta quitármelo, pero me niego, por lo que terminamos en una lucha infantil por quien tiene el celular—. ¡Corbyn la tomó y me preguntó qué pensaba de ella!

—¡¿Qué hace Liam tomándome fotos mientras duermo?! —estiro mi mano lo más alto que puedo intentando que no lo alcance.

—¡Qué se yo! —sube encima del sofá y se tira sobre mi logrando agarrar el celular—. Es tu novio, pregúntale tu. 

La miro con los ojos entornados preparándome para volver a atacar.

—¿Por qué querías el celular con tanto apuro? —doy un paso hacia delate y ella apaga la pantalla del celular—. ¿Qué escondes?

—Nada —dice al instante, pero sé que miente.

—Erika Daiana...

—Yo no sé nada, él solo me envió fotos y me preguntó qué me parecían. Esa claramente la descarté, pareces un muerto cada vez que duermes; te juro que no sé como hace Corbyn para no asustarse cuando se despierta y eres lo primero que ve —la fulmino con la mirada mientras le saco la lengua—. Es broma, eres como un zombi en el cuerpo de La bella durmiente.

Aprieta sus labios para no reír y yo la fulmino con la mirada. Entonces, mamá abre la puerta y tanto Laura como Theo entran corriendo en la sala mostrando con emoción los dulces en forma de osito que han comprado. Mamá sugiere que es buen momento para un juego de mesa ahora que los niños han bajado sus revoluciones, sube las escaleras y al cabo de unos minutos vuelve a bajar con un mazo de cartas en manos.

Así pasamos el resto de la tarde hasta entrada la noche cuando mamá nos abandona para meterse en la cocina. Nosotras le ofrecemos ayuda, pero ella se niega diciendo que es su casa y por lo tanto su obligación atendernos. Todavía estamos jugando a las cartas cuando golpean la puerta y Theo da unos cuantos saltitos de emoción antes de dirigirse corriendo hacia el llamado.

Es él quien abre y en cuanto confirma que es su hermano quien está al otro lado se tira a sus brazos.

—Parece que la última vez que me viste fue hace un año —le dice él removiéndole los cabellos.

—Me divertí mucho jugando con Laura, Eri y Sam, pero también te extrañé.

—Yo también —Theo lo abraza por el cuello y cierra los ojos recostándose contra su cabeza.

Liam se agacha hasta donde está Laura y la saluda dándole un beso en la mejilla. Mientras hace lo mismo con Eri, mi hermana me mira con los ojos entornados y bufa. Mis ojos se apartan de ella cuando Liam se pone en frente y me da un beso, pero cuando vuelvo a verla está de brazos cruzados y con el ceño extremadamente fruncido. 

—Te traje tu chocolate, fenómeno —comenta él sentándose en el suelo a mi lado.

Theo se aparta y camina hasta donde está Laura que todavía no deja de mirarme con desconfianza. Por suerte Camille entra en la sala atrayendo los ojos de todos y haciendo que por unos cuantos segundos mi hermana se centre en otra cosa que no sea yo.

—Te compré una tableta con pasas y otra con almendras, antes solía gustarte...

—Siguen siendo mis favoritos —le sonrío—. Gracias.

Le doy un beso en la mejilla y al volver a ver en dirección a Laura noto que ya no está ahí, sino que viene hacia nosotros con cara de pocos amigos.

—¿Ahora sí dirás que es tu novio? —se planta frente a nosotros mientras nos fulmina con la mirada—. O me lo vas a seguir ocultando.

Liam y yo compartimos miradas antes de voltear hacia ella sonriendo.

—Liam es mi novio —pronuncio y observo como poco a poco el ceño de mi hermana se va desfrunciendo.

—Ya no le da vergüenza decirlo —agrega él susurrando y ella sonríe.

Yo abro la boca para decir que jamás me dio vergüenza hacerlo, pero Laura habla primero.

—Al fin podré decir que Corbyn Hood es mi cuñado —suelta como si no poder hacerlo la hubiera estado matando.

—¿Y a quién vas a decirle eso? —pregunto yo y la imagen del niño en su fiesta de cumpleaños viene a mi mente—. ¿A tu novio?

Sus mejillas se tornan color tomate y luego adquieren un tono fogoso cuando mamá entra en la sala viéndola con los ojos abiertos como platos.

—Por favor dejemos ese tema para la adolescencia, no quiero lidiar con otra Kein enamorada a tan corta edad —se acerca a Camille y la saluda dándole un abrazo.

Hace lo mismo con Liam, solo que a él le susurra algo al oído y al apartarse lo mira fijo a los ojos a la vez que él asiente.

—Venía a decirles que la cena ya está lista —anuncia con una sonrisa ancha—. Así que vayamos al comedor antes de que se enfríe...

—Si apenas se puede comer caliente no me imagino frío —suelta Liam sonriendo y mamá le lanza un almohadón.

Él se pone de pie ignorando el almohadón que cae a su lado y me extiende la mano para ayudarme a pararme. Todos juntos nos dirigimos a la cocina y pasamos la siguiente hora y media riendo por las infantiles peleas entre mamá y Liam a las que de vez en cuando se les une Eri.

Laura y Theo nos abandonan nada más terminar de cenar para ir a jugar, pero nosotros continuamos hasta que nos duele el estómago de tanto reír y tenemos las mejillas rojas por el vino, la cerveza y el whisky que en algún momento mamá puso sobre la mesa y comenzamos a beber como si de agua se tratara.

—Deberíamos irnos ¿no? —comenta Liam mirando el reloj.

¿En qué momento se hicieron las tres y media de la madrugada?

—¡Que va! —bufa mamá—. Están todos con más alcohol en sangre del que se es permitido para conducir. De aquí no sale nadie.

Camille mira a Eri con preocupación hasta que nota que ella está riendo y su rostro se relaja.

—¿Hay lugar para todos? —mi cabeza no me permite hacer el recuento total de camas en la casa.

—Laura y Theo pueden dormir conmigo —dice mamá—. Eri y Camille en la habitación de Laura y Liam y tú en la tuya.

Liam se acerca a mamá y le toca la frente, luego toma su mano y pone sus dedos sobre su muñeca para después volver a palparle la frente.

—¿Te sientes bien, Grace? —pregunta viéndonos a nosotras con los ojos abiertos como platos.

—Perfectamente, ¿por qué?

—¿Estás sugiriendo que comparta habitación con tu hija? ¿Acaso me he muerto y esto es el paraíso?

Mamá lo fulmina con la mirada y él ensancha su sonrisa.

—¿Qué te costaba quererme así cuando tenía diecisiete?

—Tu más que nadie sabes los múltiples motivos para quererte fuera de la habitación de Sam. No quieras hacerte el pobrecito que te conozco como si yo misma te hubiera parido, engendro del diablo.

—Y ya vuelve a odiarme —suelta mientras se encoge de hombres y camina otra vez hacia mi.

—¿Queda arreglado entonces? —mamá pone sus brazos en sus caderas—. Me duelen los pies, díganme que sí y cada uno márchese de una vez a dormir, por favor.

—Puedo ayudarle con los niños si quiere, señora Grace —Camille no termina de hablar y ya tiene una mirada fulminante de mamá encima de ella.

—Yo puedo con Laura y Theo, no es necesario. Ahora, ese "señora" me hace sentir demasiado vieja y solo tengo treinta y ocho. Solo dime Grace.

—Grace la vieja loca —Liam se esconde detrás de mi como si mi minúsculo cuerpo pudiera taparlo.

—Mira Liam Corbyn Hood, contaré hasta diez y quiero que subas esas escaleras o te llevaré yo misma agarrándote por las orejas —dice mamá señalando hacia fuera de la cocina.

—Irónico que antes me las hiciera bajar de igual forma —susurra a mi oído antes de darme un beso en la mejilla—. Primero voy a por mi guitarra al auto, no voy a dejar que Tears pase la noche ahí.

Frunzo el ceño mientras lo veo salir de la casa cantando una canción.

—¿Quién carajos le pone "Lágrimas" a una guitarra? —Eri pone cara de asco y aprieta los ojos—. Si tuviera una le pondría "Pegaso salvaje de dorados cabellos".

Hace ademanes idealizando el nombre de su guitarra inexistente.

—Mejor vamos a dormir, Erika, has bebido mucho —Cam la empuja por los hombros mientras ella refunfuña y rezonga por querer quedarse en la cocina.

Mamá hace lo mismo llamando a Laura y Theo que están en la sala haciendo torre de cartas. Mientras, yo me quedo aguardando a Liam parada en el umbral de la puerta hasta que finalmente vuelve a entrar a la casa.

No solo carga la guitarra sino que también un pequeño bolso que abre y sonriendo saca unas cuantas tabletas de chocolate.  Me las pasa y mientras vuelve a cerrar el bolso veo lo que contiene.

—¿Para qué quieres un cuaderno? —pregunto viendo que además también trae una lapiz con escasa punta y una goma que esta a punto de desaparecer.

—Si tengo ganas de escribir no quiero perderme nada.

Niego con la cabeza y tiro de él escaleras arriba hasta mi antigua habitación. Al entrar cierro la puerta detrás de nosotros y lo veo caminar hasta mi escritorio para dejar su guitarra y el resto de sus cosas.

—Debería darme una ducha —comenta escaneado la habitación.

—El único baño de la casa está abajo...

—Puedo ducharme mañana —arruga la nariz y se quita la remera—. Cuando fuimos a aquel campamento de verano estuvimos una semana sin bañarnos, podrás aguantarme un día.

—No sé... creo que tendré que usar una pinza en la nariz.

Da zancadas hasta mi y me atrae hacia él tomándome por la cintura. Sus labios pronto encuentran los míos y torpemente caminamos hasta la cama.

—No podemos hacer ruido —no me deja terminar de hablar porque se aparta de mí bruscamente riendo.

—No vamos a hacer nada que se te esté cruzando por la cabeza más que dormir —advierte—. Créeme que me encantaría follarte delante de todos estos posters de cantantes y demostrarte que soy mejor que ellos y que deberías poner un poster enorme mío que los cubra a todos porque no hay nadie mejor que Corbyn Hood. De verdad, me encantaría, fenómeno, pero ambos estamos borrachos de lo que parecemos y no lo vamos a disfrutar como es debido.

—No debimos beber tanto —lo atraigo hacia mí otra vez y lo beso.

—Nunca sabemos cuando parar cuando se trata de alcohol —se encoge de hombros y tira de los bordes de mi remera para quitármela—. Toma, ponte la mía.

—Pónmela tú —no puedo evitar sonreír al darme cuenta de que ambos lo hemos pensado—. A la remera, Liam, la remera.

Eso hace y tras quitarse los vaqueros y yo la falda que llevaba nos recostamos uno al lado del otro. Él pasa su brazo por debajo de mi cuello y yo me acurruco contra su cuerpo disfrutando del calor que emana de él.

—¿Puedo poner nuestra playlist? —pregunto alzando apenas la cabeza.

—Creo que dejaste tu celular en la cocina...

—Puedo ir a buscarlo —le sonrío.

—O puedes hacer uso de la hermosa voz de tu novio y dejar que te cante.

—Sí, pero la playlist va a sonar hasta incluso después de que nos quedemos dormidos. Tu como mucho solo las primeras tres canciones...

—Cierra la boca, fenómeno.

Comienza a tararear "Look after you" de The Fray y una sonrisa nostálgica aparece en mis labios mientras lo recuerdo cantándomela en el techo de su casa antes de pedirme ser su novia.

Cierro los ojos y poso mi mano encima de su pecho; la forma en la que vibra mientras canta debería considerarse como una de las maravillas del mundo.

—Ya puedes parar si quieres... te ha de doler la garganta —digo cuando acaba la canción.

—Shhh —me calla—, seguiré cantando hasta que te duermas, fenómeno.

Sus dedos juegan con mi cabello mientras continúa cantando y así permanece hasta que caigo dormida y mi cerebro se apaga por completo incapaz de sentir nada más.


————🎤————
Holiii. ¿Cómo andan?

Generalmente solo aparezco cuando tengo algo que decir, que hoy no es el caso, o bueno sí, pero solo vengo a hacer un spoiler.

Después del capítulo 30 voy a hacer un pequeñísimo cambio en la portada, aviso porque es algo insignificante (como Sam para Liam al inicio xd) peroooo importante; ya van a ver de qué hablo.

En fin, espero que anden joya, beso en la kola 💖

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