The Stripper Ꞝ Sahyo

By Ss0ulx

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❥. ᭄ 𝐒𝐚𝐡𝐲𝐨 ★ Adaptación ❝ ¿Se han imaginado tener dos vidas? ¿Ser dos personas al mismo tiempo? Apues... More

Sinopsis
Capítulo 1- "Doble Vida"
Capítulo 2- "Regreso a Miami"
Capítulo 3- "La Stripper"
Capítulo 4- "Nueva presidenta"
Capítulo 5- "Primer día"
Capítulo 6- "Conversación y más tiempo juntas"
Capítulo 7- "El baile"
Capítulo 8 -"El beso"
Capítulo 9 - "Perdiendo el control"
Capítulo 10 - "Le Coffee"
Capítulo 11 - "Dulce ilusión"
Capítulo 12 - "Confusión"
Capítulo 13 - "Regalo, Paseo, Conversación"
Capítulo 14 - "Juegos perversos"
Capítulo 15 - "Llegada inesperada"
Capítulo 16 - "Reencuentro"
Capítulo 17 - "Conociendo a la familia"
Capítulo 18 - "Un día diferente"
Capítulo 19 - "Un baile"
Capítulo 20 - "Volviendo a la dura realidad"
Capítulo 21 - "La venganza"
Capítulo 22 - "Perdidas"
Capítulo 23 - "Arriesgarse"
Capítulo 24 - "Fuck You All The Time"
Capítulo 25 - "Caminos cruzados"
Capítulo 26 - "Peleas y reconciliación"
Capítulo 27 - "Nueva Alianza"
Capítulo 28 - "Un día diferente"
Capítulo 29 - "Momentos"
Capítulo 31 - "Confrontación"
Capítulo 32 - "Torbellino de sentimientos"
Capítulo 33 - "Caer en tentación"
Capítulo 34 - "Negociaciones"
Capítulo 35 - "Cosas del pasado"
Capítulo 36 - "Baile de máscaras"
Capítulo 37 - "Propuesta"
Capítulo 38 - "Cuestión de saber"
Capítulo 39 - "¿Quién manda en este juego?"
Capítulo 40 - "¿Todo estará bien?"
Capítulo 41 - "¿Mentir, si o no?"
Capítulo 42 - "Sorpresa"
Capítulo 43 - "El vuelo"
Capítulo 44 - "Secretos"
Capítulo 45 - "Irse ¿Sí o no?"
Capítulo 46 - "Decisión"
Capítulo 47 - "Lap dance"
Capítulo 48 - "Jaque-Mate"
Capítulo 49 - "Estrategia"
Capítulo 50 - "La nueva era"
Capítulo 51 - "Ajuste de cuentas"
Capítulo 52 - "La pérdida"
Capítulo 53 - "Nuevos tiempos"
Capítulo 54 - "La boda"
Capítulo 55 - "El poder"
La familia - Epílogo pt.1
Dos lados - epílogo pt.2
Querida Stripper - Epílogo pt.3

Capítulo 30 - "El descubrimiento"

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By Ss0ulx

Se recomienda que cuando Jisoo empiece a bailar reproduzcan "Earned it - The Weeknd" para una mejor lectura, se les indicará cuando darle play con un "[...]".

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Park Jihyo's point of view

El círculo se estaba cerrando a cada instante para mí. Los secretos se estaban descubriendo y cuando menos lo esperaba alcanzaría a sus oídos. Dios, esto no puede estar pasando, no ahora. Ella era literalmente mía, había conseguido lo que siempre he querido desde el principio.

El amor de Sana.

Cerré los ojos sintiendo una sensación extraña apoderarse de mí. Una mezcla de miedo, los nervios y la incertidumbre. ¿Qué pasaría si sabía? ¿Si supiera que siempre fui yo? Sana me odiaría, me despediría. ¡En que estúpido juego te has metido, Jihyo! Todo lo que había planeado estaba empezando a desmoronarse, y yo no podía hacer absolutamente nada.

En este instante Momo y Sana hablaron con calma en su oficina, tema que daría cualquier cosa por saber. Después de la pelea fea que tuvieron, creo que estaban en el camino correcto para una reconciliación en esa amistad. Necesitaba tiempo para procesar y tratar de solucionar toda esta situación, Eunha no me la dejaría fácil, en cualquier momento le podría decir todo a Sana y terminar conmigo de una vez por todas.

Lo que me intrigó fue la forma en que lo había descubierto. Las pocas personas que sabían de mi secreto eran incuestionablemente fiables. ¿Dónde me había jodido en toda esta historia? Escribiendo con los dedos sobre el teclado del ordenador, un mensaje a Nayeon que no se tardó mucho en aparecer.

—¡Oye, Ji! — La mujer habló sentándose a mi lado — ¿Qué le dijiste a esa perra?

Miré a los ojos de Nayeon y ella entendió inmediatamente.

—No no no...

—Sí, Nayeon, Eunha descubrió todo.

La mujer abrió mucho los ojos, permaneciendo completamente perdida.

Dime que no le dijo nada a Sana.

—No lo hizo, pero no va a tomar mucho tiempo. Ella simplemente quiere que desaparezca de aquí.

—Si quieres voy a hacerla desaparecer con unas buenas bofetadas en la cara de perra que tiene.

Sonreí sin el más mínimo humor.

—Realmete quería eso... Quería golpear a esa serpiente, pero no puedo.

—¿Por qué?

—Si lo hago, ella iría a la oficina de Sana a decirle todo.

—Tienes razón. ¿Qué vas a hacer? — Preguntó con curiosidad.

—No sé, Nayeon. Yo quiero saber cómo lo sabía.

—Que realmente es un misterio. ¿Crees que se unió a Irene?

—Irene no sabe que mi nombre es Park Jihyo.

—Crees que Jinyoung pudo haber...

—¡Dios! Por supuesto que no, Nayeon! Jinyoung nunca me haría eso.

—No confiaría tanto en él, Jihyo. — Nayeon habló con recelo

—¿Por qué no?

—No lo sé, sólo creo que no debes confiar.

—No podemos sospechar de alguien que siempre me ha ayudado.

Nayeon se rió de una manera irónica.

—Jihyo, ella se ayuda a sí MISMA. Tú eres la estrella de aquel lugar, sin ti Jinyoung sería nada.

—Él ya tenía el club cuando me conoció.

—Y el club quebró, te acuerdas, ¿no?

—Nayeon... —regañé a la mujer, encontrando su idea absurda.

—Pero de todos modos, ¿qué pasará ahora?

Respiré hondo mirando a Nayeon que me miraba con aprensión.

—No sé, el juego está terminando para mí.

— ¿De qué juego están hablando chicas? — Oí la voz rasposa de Sana demasiado cerca. Juro que en ese instante mi corazón se detuvo. Rápidamente me levante con una sonrisa débil.

—¿Qué? Oh, estamos hablando de quién va a limpiar el apartamento esta semana.

—Sí, la señorita Jihyo se niega a hacerlo...

Sana sonrió junto a Momo.

—Voy a contratar a una sirvienta para usted, señorita Park.

—¡Eso sería realmente maravilloso! — Nayeon dijo rápidamente.

—¡Nayeon! No. — regañé a la mujer de inmediato, haciendo a Sana sonreír.

—¡¿Qué?! Una criada resolvería nuestro problema.

—Estoy de acuerdo con la señorita Im. — Sana dijo categóricamente.

Nayeon sonrió con aire de superioridad con las palabras de Sana.

—Veremos eso más tarde, Sana.

—Está Bien, señorita Park.

—Bueno chicas, lamentablemente, me voy. Te llamaré más tarde, Sana, de manera que podemos programar todo.

Miré con curiosidad a Momo que se fue con una hermosa y amplia sonrisa en su cara, tomando a Nayeon junto con ella. Miré a Sana con una ceja arqueada, haciendola sonreír maravillosamente.

—¿Por qué me mira de esa manera, señorita Park?

—¿Qué piensas hacer, Minatozaki? — Pregunté con una mirada muy acusativa.

—Nada.

—¿Estás segura?

—Sí, Te voy a decir más tarde de lo que hablé con Momo, ¿está bien? Pero ahora nos vamos a ir, te voy a llevar a casa.

La miré fijamente durante unos segundos y asentí. En cuestión de minutos, empecé a recoger mis cosas mientras Sana esperó al lado de mi escritorio. La mujer miró con atención a los objetos de color en mi escritorio de cristal, hasta que ella se centró en un determinado papel.

—Nunca me dijiste que tu nombre es Jisoo, Jihyo. — Sana habló intrigada, recogiendo el pequeño papel que contenía mis dos nombres.

Deje caer los objetos que llevaba en mis manos por el nerviosismo puro.

—¡Maldición! — Hablé rápidamente bajando la voz a mí misma y recogiéndolos.

Sana se acercó a mí, ayudándome a recoger todo.

—¿Está todo bien, Hyo?

Me quedé viendo sus ojos curiosos y preocupados, y yo solo asentí. Mi corazón latía violentamente en desesperación por el descubrimiento de la mujer de mi nombre.

—Entonces, ¿Por qué nunca me lo dijiste?

—No... No me gusta ese nombre. Prefiero Jihyo. — Hablé con nerviosismo — así evitar hablar de ello. ¿Hay algún problema?

—No, Me gusta Jisoo. Es un nombre muy bonito y decidido.

—¿Conoces alguna Jisoo? — Pregunté curiosidad por escuchar su respuesta.

—Sí, Pero eso no importa, Hyo. ¿Nos vamos?

Asentí y sonreí débilmente.

Caminé junto a Sana a su coche en total silencio. Hasta ese instante Sana parecía tranquila, el hecho de que ella se enteró de que mi nombre era Jisoo no la había intrigado tanto. Por lo menos era lo que ella transmitía, pero viniendo de Sana todo seguía siendo un secreto para mí. El camino a mi casa paso de la misma manera, hasta que detuvo el coche frente a mi edificio enorme.

—Jihyo, ¿Qué está pasando? Has estado tensa toda la mañana, bebé.

La miré a los ojos, notando la forma afectuosa en la que me había llamado. Me acerqué a la mujer, coloqué su cara cerca de la mía, donde deposité un beso con calma en sus labios suaves y calientes que respondían de la misma manera.

—Lo siento, son demasiados problemas.

Sana se me quedó mirando sin comprender la situación. Sus ojos estaban muy claros, como un ámbar. La luz tenue del ambiente le dejó la cara parcialmente iluminada, poniendo de relieve lo que ya estaba perfectamente resaltado.

—Tengo una sorpresa para ti. — Dijo ella sonriendo.

—¿Qué es? — Pregunté con curiosidad.

—No puedo decirte, sin embargo, si usted quiere saberlo, tiene que venir a mi casa.

Solté una risa divertida.

—¿Es una manera de hacer que me acueste contigo, Minatozaki?

Sana sonrió, mordiéndose los labios lentamente.

—No, pero esa idea es maravillosa, señorita Park.

—No seas traviesa, solo dime.

Sana sonrió rendida, y cogió un sobre marrón que estaba en el asiento trasero del coche. 

—¿Que hay ahí? — Pregunté con curiosidad.

Sana sonrió feliz y sacó el papel de la envoltura.

—Este documento es la solicitud de la custodia de Sooyoung. Mi abogado va dar entrada esta semana a la corte. Pero antes, necesito su bella firma, Srta. Jisoo. Confieso escucharla pronunciar mi nombre con una hermosa sonrisa en su rostro era relajante.

—Oh, Dios mío, ¿de verdad?

— ¡Sí, Hyo! El domingo me llegó por correo electrónico. Yo quería contactarme contigo el mismo día, pero pensé que era mejor esperar. — Le sonreí a Sana, tirando de ella para que le pudiera dar un abrazo fuerte.

—Gracias, Sana, no sabes lo importante que es para mí. — Hable con lágrimas en mis ojos

—Yo sé que si, Hyo, y por eso lo estoy haciendo.

Nos soltamos y me miro con cariño, secándome las lágrimas con su pulgar que insistían en bajar lentamente por mi cara.

—No quiero verte llorar, Jihyo. Firma aquí.

Sana habló indicando donde debería escribir. Por suerte, las rubricas fueron aceptadas en este documento, o cerraría esa noche sabiendo mi nombre completo, lo que con toda certeza seria mi fin.

—¡Grandioso! — Sana dijo con una sonrisa, colocando el papel dentro del sobre.— A continuación, el abogado va a redactar el documento con todos tus datos, pero no te preocupes, ya le di su número.

—Gracias, Sana.

—No tienes que agradecerme, Jihyo.

—¿Hablaste con Momo? — Pregunté rápidamente.

Sana asintió, dejando escapar una sonrisa.

—Sí, conversamos bastante y ella no me odia.— Habló la mujer con alivio.

—Estoy feliz con eso, fue muy malo ver como peleaban.

—Culpa tuya.— Bromeó.

—¿Mía? Culpa tuya y de tus celos.

—¿Quién le garantiza que eran celos, señorita Park? — Sana me preguntó mientras me miraba.

—Su rabia y la forma en la que me metió dentro de aquel auto, señorita Minatozaki.

—Estoy bien con ella, pero no quiero que ustedes conversen, ¿hemos entendido? — Su tono era serio y con autoridad.

—Como desee señora celosa.

—Jihyo, Jihyo.... —Sana canturreó en un vago intento de contener sus pensamientos por la forma que bromeé.

—Estoy muy tranquila. Dime, lo que vas a hacer.

—Momo me invitó a ir a su casa en Georgia esta semana. Siempre tuvimos este ritual cuando una de las dos estaba confundida ¿entiendes?

—¿Y usted está confundida, Sana?

Mi pregunta la sorprendió. Sana tomó algunos segundos para pensar cómo responder a eso.

—Los problemas con mi padre están siendo difíciles. ¿Tú entiendes?

Yo asentí, e hizo un leve cariño en mi mano.

—Sí, no te preocupes, Sana.

—¿No te volverás loca si me voy? Es solo que realmente lo necesito

—Te echaré de menos, pero puedes ir. ¿Cuantos días?

—Tres.

—Te comportas, Minatozaki.

Sana sonrió y me llevo intensamente hacia ella.

—Me comportaré, señorita Park, lo prometo.

—Grandioso.

Dije antes de que me diera un beso voraz.

El tal viaje que Momo había planeado con Sana me dejaba nerviosa. Yo no sabía lo que acontecería, y ni lo que ellas irían a hacer. No es que desconfiara de Sana, yo sabía exactamente con quien sería la única persona con la cual ella me traicionaría. Cerré los ojos, tocando la puerta de mi apartamento. Una vez más, Nayeon se había llevado mis llaves por haber olvidado las suyas en casa.

—Pensé que irías hacer el amor en el auto toda la noche. — Nayeon habló abriendo la puerta.

Le sonríe a la mujer y entré. Chaeyoung y Jeongyeon estaban sentadas en el suelo de la sala mientras comían palomitas.

—Sesión de película, ¿y nadie me llamó? — Pregunté dejando mi bolsa en el sofá y sentándome en el que estaba al lado.

—Creíamos que tenías mejores cosas para hacer con su mujer que ver una película con sus amigas.— Jeongyeon habló sonriendo.

—Realmente teníamos mejores cosas para hacer. — Hable convencida.

—Estás haciendo que sintamos envidia, y repugnancia. —Jeongyeon hablo tirando una almohada a mí. Acertando, provocándome una risa en voz alta.

—No siento envidia.— Nayeon habló tomando jugo. —Tengo a Yerim.

—Yerim no es Minatozaki Sana.

—"Uhhh" Jeongyeon y Chaeyoung dijeron en coro.

—Sana no lo es todo.

—Lo siento, Im, pero ella es todo eso y más.

Jeongyeon y Chaeyoung estaban mirando fijamente, dejando la película de lado.

—Esto está mejor que la película — Chaeyoung habló riendo.

—Idiotas — Nayeon y yo hablamos en unísono.

—Ok, Sana realmente parece ser todo eso. Pero como yo no estoy con esa mujer, Yerim tendrá que ser suficiente.

Sonreí y me senté al lado de las chicas, robando un poco de palomitas de maíz que había en el bote que Jeongyeon tenía.

—Tengo miedo.

Las tres me miraron.

—Nayeon me dijo lo que pasó... Sinceramente, no sé cómo pudo haber descubierto todo, Ji.

—No sé, Jeong.

—¿Ustedes la vieron en el Imperium alguna vez? — Nayeon le preguntó a Jeongyeon que negó con la cabeza.

—Hace dos semanas que no voy. Vacaciones! — Jeongyeon hablo encogiéndose de hombros.

—¿Crees que Sana sabe? — Preguntó Chaeyoung.

—Yo siento que si... Estoy con una sensación extraña, ¿sabes?

—Puede ser nervios por Eunha.— La menor habló acariciándome el cabello.

—No sé, Chaeyoung todo está muy bien en mi vida... eso nunca dura mucho tiempo.

—Podemos unirnos y romperle la cara a esa mujer, ¿qué te parece? — Nayeon hablo con entusiasmo.

—¡Yo apoyo!

—¡Yo también!

Sonreí con torpeza, las tres eran como mis defensoras. Yo sabía que ellas nunca me defraudarían.

Chaeyoung, Nayeon y Jeongyeon eran las mejores amigas que yo podría tener. Ellas sabían absolutamente todo de mi vida, del comienzo al fin y ni en los peores momentos me dejaron. En aquel instante, me sentía segura para tomar una decisión que cambiaría mi vida, yo no sabía que consecuencias pudiera tener.

—¡Realmente son increíbles! — Hable melancólica, consiguiendo un triple abrazo de mis niñas.

—Estarás bien, Ji.— Jeongyeon dijo depositando un beso en mi cabeza.

—Dios nos ayudara en esto— Chaeyoung sonrió.

—Y vamos a golpearla si Eunha dice algo.

Sonreímos todas juntas, y nos sentamos en el sofá para terminar de ver la película de romance.

Minatozaki Sana's point of view

"Jisoo/Jihyo"

"Jisoo"

"Jihyo"

Esas dos pequeñas palabras iban de un lado a otro en mi cabeza como el tic tac de un reloj: Constante y molesto. ¿Es que la vida podría ser más cómica? Park Jihyo en realidad también llamada Jisoo. ¿Coincidencia o no? Confieso que, a saber ese detalle, realmente me dejó aturdida. No deje que se diera cuenta, después de todo no podía pedir explicaciones a la señorita Park, porque ese nombre me llamo tanto la atención. ¿Qué le diría? ¿Jisoo era el nombre de mí Stripper en la que tuve un deseo excesivo de poseer? No, no... ¡Ella me mataría! Y yo estropearía todo, estaba demasiado bien. Las cosas con Jihyo están más del todo correctas, pero yo sentía que me faltaba algo. Mi vida, con certeza, no estaba completa, yo sabía exactamente qué parte me faltaba.

Cerré los ojos acostándome en mi suave y enorme cama, pensando en todo lo que estaba ocurriendo. Masajeé mis sienes delicadamente alejando el dolor de cabeza que tenía. Hirai tenía razón, tal vez necesitaba un tiempo para mí, lejos de las dos morenas que me hacían perder la cabeza.

Como si pudiera olvidar, por supuesto.

_____

— ¿Realmente tienes que ir? — Oí la voz dulce de Jihyo preguntar, mientras ordenaba unos papeles sobre la mesa.

Miré hacia el escritorio donde me miraba con melancolía.

— Sí, realmente tengo que ir, Hyo... pero no te preocupes, volveré pronto.

— Muy bien, Sana, espero que te mejores.

Cerré la maleta con los archivos necesarios y me acerqué a Jihyo. Delicadamente tire de la chica contra mi cuerpo. Hoy ella estaba con el pelo trenzado, dejando a sus pequeños mechones cayendo sobre su rostro, llevaba pantalones y blusa en color gris, y unos bellos tacones blancos. En la parte delantera, un escote llamativo y delicioso que me ponía celosa.

— Lo estaré. Pero confieso que estar unos días lejos de usted no me agrada, señorita Park.

Jihyo sonrió.

— Entonces quédate. — dijo la coreana con cara angelical, pero con una mirada de maliciosa.

Jihyo era lo mejor de ambos mundos: la mujer era dulce y suave, pero al mismo tiempo con sutileza lanzaba ataques tan osados como Jisoo. Bajé mi mirada desde su boca hasta el valle de sus pechos que se mostraban por la abertura de la blusa blanca que llevaba por dentro.

— No me pidas hacerlo. — Susurré a la misma que se acercaba más.

La pelinegra besó la curva de mi cuello lentamente, provocando me un delicioso escalofrío por todo el cuerpo, deslizando su lengua lentamente sobre mi punto de pulso. Sujeté firme su cintura trayendo su cuerpo hacia mí con fuerza. Jihyo respiró en forma de gemido, sentí mi ropa interior mojada. ¡Maldita secretaria!

— Si me lo sigues pidiendo así no iré, pero tú también no sales de esta oficina hoy.

— ¿Y si no quiero salir? — Preguntó con los ojos en unión con los míos.

Marrones calientes y ardientes.

— Si no quieres salir, Voy a cogerte arriba de esta mesa hasta que tus piernas tambaleen.

Jihyo mordió sus labios provocativamente hacia mí. La coreana se acercó, inclinándose sobre la mesa de madera.

— Incluso creo que es una buena idea...

Sonreí, atrevida.

Me acercaba a Jihyo cuando Momo entró en la habitación, cortando por completo el aura sexual que se propagaba en el ambiente. Jihyo la miró sonrojada.

— ¿Interrumpí algo? — Momo preguntó desconfiada.

— Por supuesto que no Hirai, estábamos apenas pasando unos informes.

— ¿Corporales? — La mujer le preguntó con una sonrisa descarada.

— Momo... — Jihyo la reprendió.

— ¿Qué? Perdón si interrumpí la cogida, si quieren salgo y continúan.

— Cierra la boca, Hirai.

Jihyo sonrió de la misma manera y yo sólo desvié la mirada. Cuando alguien más entró en mi oficina.

— Buen día. — Eunha habló con una hermosa sonrisa amplia.

— ¡¿Quién dejó entrar a esta mujer, Dios mío?! — Exclamé enojada.

— Siempre un amor, ¿no es así, Sana? — Ella dijo, sentándose frente a mí.

Miré hacia Jihyo que tenía la mirada perdida, asustada. Me preguntaba por qué estaría así.

— Hola, ex cuñada, ¿a qué debo el honor de su presencia en la oficina de mi amiga? — Momo habló en tono de burla, odiaba a Eunha.

— Nada de lo que sea de tu interés Hirai. Quiero hablar contigo en privado, Sana.

— ¿Sobre qué?

— Sobre cosas que no creo que quieras compartir con alguien más.

Miré a Eunha, preguntándome cuál sería su nueva historia. La mujer tenía una enorme facilidad para manipular las mentes más débiles, que no era mi caso, por supuesto.

— ¡Sana! — Jihyo interrumpió.

— Tenemos que irnos, Minatozaki — Momo habló rápido.

— Se les hará tarde — Jihyo habló extrañamente nerviosa.

— La señorita Park tiene toda la razón, por lo tanto, Eunha, retírate ahora.

Momo caminó hasta Eunha tirando de la mujer, obligándola a levantarse de su asiento.

— No me iré de aquí sin hablar con Sana.

— Cariño, no vas a hablar con ella ahora. Colabora. — Dijo Momo.

— ¡Hirai suéltame!

— ¡No, no! ¡Gracias! Sal y no aparezcas aquí para echar a perder el día. — Momo dijo abriendo la puerta.

No podía entender la situación. El nerviosismo de Jihyo, la prisa de Momo. ¿Todas se volvieron locas o estoy mal de la cabeza?

Hirai Momo's point of view

Prácticamente arrastré a Eunha de dentro de la habitación, la misma que trataba de soltarse de mis manos que la tiraban con cierta fuerza impidiendo que se diera la vuelta. La arrastré hasta el ascensor.

— ¡¿Me puedes soltar?! — Eunha gritó furiosa.

Empujé a la mujer en la caja de metal rápidamente.

— Creo que es bueno que salgas de aquí.

Eunha se rió con sarcasmo.

— Lo sabes todo, ¿verdad?

— ¿De qué estás hablando, Jung?

— No te hagas la tonta, Momo. Tú sabes de la doble vida de la secretaria. ¡También le estás mintiendo a Sana!

— ¿Has tomado tus medicamentos hoy? Nada explica tu brote psicótico. — Dije irritada.

— No vengas con tus chistes, Momo. Lo sabes todo, ¡por eso me echas! ¿Qué es? ¿También te la estas cogiendo tú?

Park Jihyo pronto se había convirtió en una amiga que realmente no podía imaginar. Escuchar esas palabras sucias procedentes de la boca de la mujer frente a mí con toda certeza despertaron en mí una rabia que estaba almacenada.

— Escucha perrita de quinta, lávate la boca para decir algo acerca de cualquier cosa que nos involucre a Jihyo y a mí. Sólo somos amigas. Y presta mucha atención no vas a hablar con Sana, o yo veré la manera de deformar esa cara de cobra que tienes.

Eunha se alejó, sus ojos tenían una mirada enojada llena de odio.

— Tú y Jihyo caerán en mis manos. Solo espera y mira.

— Tratar de hacer algo y te mato. Te advierto de antemano.

Apreté el botón del ascensor, sin darle tiempo para que pudiera decir algo más, las puertas se cerraron, con Eunha dentro. Entré a la oficina de Sana cuando se marchaba junto a Jihyo, que todavía tenía una cara de preocupación. Estaba pálida y nerviosa.

Le sonreí tanto demostrando que la situación estaba bajo control temporalmente, por supuesto. Callar a Eunha no sería nada fácil. La situación de Jihyo era delicada, a mi misma me costó creer la vez que me lo contó en el primer almuerzo que tuvimos juntas. La coreana era lo suficientemente valiente para confiarle su mayor secreto a la mejor amiga de la mujer a la que estaba engañando. Yo sabía las intenciones reales de Jihyo, y exactamente por eso fue que decidí ayudarla.

— Bueno... ¿vamos? — Preguntó Sana.

La mujer sonrió y miró a Jihyo, tirando de la misma para un beso tranquilo. Ellas no necesitaban estar haciendo eso frente a mi, ¿no es así?

— Suficiente, gente, nadie morirá. — Hablé tirando de Sana.

Haciendo a ambas reír.

— Se cuida, señorita Park, y me llama todas las noches.

Jihyo sonrió y asintió con la cabeza.

— Compórtate, Minatozaki.

— Anotado. Ahora vámonos, y Jihyo no te preocupes, ¡todo va a estar bien

La coreana de ojos marrones sonrió débilmente. Y así Sana y yo nos fuimos.

Minatozaki Sana's point of view

— Es que no sé, Momo. Me estoy volviendo loca. — Hablé colocando ambas manos sobre mi cabeza.

Habíamos llegado hace horas a la enorme casa donde Momo y yo solíamos venir antes. El vuelo en helicóptero no podía ser más tranquilo. Llegamos y rápidamente nos instalamos en nuestras habitaciones adecuadas tan pronto después, Momo me llamó para beber y dejar salir el vapor como hace años.

— Amiga, en realidad, esto es complicado. ¿Cómo se puedes amar a dos personas? ¡Es imposible!

Momo dijo sirviéndose otro vaso de whisky.

— No es imposible, ya sé lo que siento. ¡Yo simplemente no puedo prescindir de una de las dos! Momo, Jihyo es la mujer que siempre he querido, ella es cariñosa, dulce y sensual. Ella me cuida como nadie.

— ¿Y por qué no la eliges?

— Por qué Amo Jisoo también. Ella es tan caliente, Momo, todo bien. ¡Sexy!

— Eres una pervertida, eso es lo que eres.

La mujer dijo haciéndome reír. Cogí la almohada que estaba en el sofá y se la tire. En este mismo momento que estábamos tumbadas en los sofás que estaban dispersos en la terraza de la casa de Momo. Sobre nosotras, solamente había un enorme cielo negro, cubierto de estrellas casi invisibles. Parcialmente cubierto por capas de nubes. Iba a llover mucho esa noche.

— No hables sin sentido, es porque nunca has tenido experiencia con cualquiera de ellas.

— ¿Son buenas?

Le guiñé, recordando las noches que disfrute de las dos hermosas mujeres.

— Vamos a jugar un juego, ¿de acuerdo?

— ¿Qué juego?

— Voy a continuar mi show, voy a bailar para ti, pero tienes que prometer que no me tocaras.

— ¿Me estás tomando el pelo Jisoo? — mi voz era firme.

— No, puedes aceptar y dejar que continúe, o simplemente me puedes parar y dejarme ir, la elección es suya.

Inteligente, y jugadora. Jisoo sabía exactamente lo que quería, sabía que sería casi imposible para mí no tocarla. Pero me gustaría demostrar que era lo suficientemente fuerte, y le iba a ganar este peligroso juego de Stripper.

— Acepto.

Su sonrisa diabólica que iba a mí dirección, caminó delante de mí, me miró durante unos segundos y luego puso una de sus pierna entre las mías. Jisoo descendió y se sentó en mi semi-desnudo muslo, levanté las manos para sujetar le la cintura pero a la vez me regañó.

— Oye, nada de eso...

La maldije mentalmente, y bajó las manos. La pelinegra comenzó a moverse de nuevo, el ritmo que dictaba la música. Ella sólo podría estar tratando de volverme loca. Jisoo prácticamente me frotó.

— Maldita sea, tienes que ser una broma...— le dije a la mujer y sonrió.

La mujer se levantó y me dio la espalda, sentándose de nuevo en mi regazo, ahora entre mis piernas comenzó moverse, frotando su enorme culo en mí.

¡Maldita sea! ¡Maldita sea! ¡Maldita sea!

Sentí que mis bragas empapadas, ya no tomaría mucho tiempo, tenía que tocarla. Lo siento.

¡Oh, cielos!

Se meció mas rápido, frotando con fuerza, apreté los dedos en la silla donde estaba sentada. El deseo de tomarla allí en esa mesa. ¡Oh, maldición! Al menos un azote que me gustaría darle a la piel suave y voluminosa de su trasero.

— Usted me va a pagar por ello, Jisoo. Susurré en el oído de la mujer, sonrió.

Negué con la cabeza dejando que la otra mujer se apoderara de mis pensamientos.

Lleve las manos a la cuerda que ataba su abrigo y sin apartar los ojos de Jihyo, lo dejo caer a nuestros pies. Jihyo me miró profundamente a los ojos tan intensamente que podía sentirme débil. No sabía si estaba bien, acabo de hacer lo que realmente quería esa noche.

— Si tú no quieres, me detengo. — Le dije, inclinándome para aspirar lentamente a la piel de su cuello.

Ella tenía un buen olor... una mezcla dulce con la frescura de la que acababa de salir de la ducha. Besé su cuello y lleve las manos a la cintura atrayéndola con fuerza contra mí.

— ¿Quieres esto, Jihyo? — Le susurré, y ella cerró los ojos para sentir mis labios sobre su piel. — Sé mía esta noche. Dime, ¿quieres esto?

— Si quiero. — Jihyo susurró casi en un gemido.

Viaje por la línea de su cuello, donde enlazó suavemente los dedos en sus cabellos oscuros tirando de su cara hacia la mía. Tomé el cuerpo desnudo de Jihyo contra la pared fría, haciendo a la mujer jadear sintiendo mi cuerpo presionado contra el suyo.

— Yo sé lo que quiere, no es necesario decir nada más. Sólo siente. — Susurré lenta y sensualmente en su oído.

_____

Dejé uno de sus muslos, y deslicé mis manos por su abdomen para llegar a uno de sus pechos, que apreté suavemente, tomando el pezón entre mis dedos. La mujer gimió con mucho deseo, me sentía débil, que me podría venir sólo con escuchar sus gemidos tan sufridos, y al mismo tiempo agradables. ¡Por Dios, era mi fin!

— Más rápido... Por favor! — Dijo la morena en agonía. Sus manos, tarde o temprano se apretaron a la piel de mis hombros.

Lamí una vez, dos veces, tres veces su sexo lentamente. Con la yema de los dedos separé los pequeños pliegues que dan masajes a la vez sin prisa. Las manos de Jihyo descansaban sobre las sábanas blancas, su pecho se elevó en respiraciones pesadas.

— Dime, ¿quieres más? — Le susurré.

Jihyo asintió rápidamente, sin decir absolutamente nada.

— ¡Habla! Dime lo que quieras.

La coreana me miró, sus ojos estaban oscuros y ardientes. Que durante algún tiempo me recordaban a Jisoo. Pero no pensaría en ella ahora, Jihyo estaba allí.

— ¡Dime! — Dejé escapar un pequeño resoplido de aire en su sexo palpitante.

— "Oh, Dios, cógeme Sana! Por favor..."

Abrí los ojos dejando que esas imágenes se desvanezcan de mis pensamientos involuntariamente.

— Son más que buenas, son perfectas.

— Si sigues hablando de esa manera, voy a querer las dos para mí.

Me reí.

— Serías la mujer más feliz del mundo. En cuestión sexual no tengo absolutamente nada de que quejarme.

— ¿Jihyo es tan buena en la cama?

— Ella es incansable, Hirai. Y Jisoo también.

— Así que por eso estas como loca.

— Ellas son el cielo y el infierno de mi vida, Momo.

— Estás jodida.

Sonreí y tomé otro sorbo de bebida caliente en mi copa. Casi no sentía más el efecto. Estaba completamente perdida, no quería elegir, yo no quería sólo una. Yo quería a los dos para mí. Y me gustaría tenerlas.

Me levanté del sofá, tomando lo que quedaba del whisky en el vaso. Momo me miró con desconfianza, sin entender nada. Yo llevaba mi abrigo negro, ajustado a mi cuerpo.

— ¿Qué crees que vas a hacer, Minatozaki?

— Voy a ver Jisoo.

Los ojos de Hirai se abrieron.

— ¿Estás segura de tu elección?

— Esa no es mi elección.

— Entonces, ¿qué diablos vas a hacer en ese club? — Pregunta la mujer nerviosa.

— La quiero esta noche, la necesito.

— Sana, piensa en Jihyo. ¿No la quieres?

— La quiero, pero ¡Quiero a Jisoo también!

— ¿Te quedarás con las dos? Jihyo no se lo merece.

Yo sabía que Momo tenía razón. Pero no podía hacer nada, no ahora. Mi cuerpo estaba gritando por la Stripper. Yo no podía ir en contra del deseo carnal que consume cada célula de mi cuerpo.

— Momo, este será nuestro secreto.

— Sana, no...

Sonreí, y me retire dejando a Momo sola.

El helicóptero estaba todavía en el gran jardín de césped. Una vez que el conductor me vio, se acercó a abrir la puerta.

— Vuelve a Miami. — Pedí.

El hombre asintió con la cabeza, preparando todo para llevarme a mi destino.

En cuestión de horas mi helicóptero estaba aterrizando en las Industrias Minatozaki. En Miami cayó una llovizna leve, por lo que acaricié mis propios brazos para entrar en calor.

— ¿Quiere que la lleve a casa, señora? — Preguntó Jihoon educado.

— Ve a casa, Jihoon. Conduzco esta noche.

— ¿Está segura, señorita?

— Absolutamente.

Él asintió con la cabeza pacientemente, y me entregó las llaves del auto. Bajé por el ascensor principal al garaje donde encontré mi auto. Y en poco tiempo, estaba parada en frente de la enorme discoteca. Cerré los ojos y apoyé la cabeza en el volante preguntándome si era lo correcto de hacer, y la respuesta fue clara.

No, no lo era.

Yo pensé en Jihyo, y en como herida ella estaría. Pero yo simplemente no podía, yo no era capaz.

Salí del auto y caminé debajo de la lluvia hasta la entrada. El hombre de traje negro solo asintió y me dejó pasar. El club estaba lleno, el clima dentro del lugar era totalmente diferente. Demasiado caliente.

Yo caminé despacio analizando la idea de salir de aquel lugar e ir a los brazos de Jihyo. Pero algo me hizo seguir adelante.

— Un whiskey, por favor. – Pedí a una chica rubia que asintió con una sonrisa.

No tardó mucho para que la mujer rápidamente me entregara el vaso con la bebida. Bebí el primer trago, y caminé hasta una de las mesas próximas del escenario donde ahí bailaría, pero yo no me mostraría allí. Esa vez, yo no sería la primera de la fila, yo asistiría de forma oculta, donde la mujer no pudiese verme. Hasta que las luces se apagaron.

"Señoras y Señores, sean bienvenidos al Imperium de Park Jisoo"

Una voz masculina y ronca habló. Yo me senté, bebiendo un poco más de la bebida cuando el gran foco se encendió sobre la Stripper.

¡Maldición!

[...]

Con los sonidos lentos de la música, la mujer caminó lento y con gracia hacia el tubo de acero inoxidable, rodeándolo lentamente. Mirando a la audiencia con su pose prepotente y puramente sexual. Jisoo, esa noche, vestía un disfraz de azafata, una falda muy corta que podría ver el color de su lencería, que por cierto era negra. Una blusa que tenía un escote muy llamativo y deseoso, en sus pies unos tacones altos y rojos. Su pelo estaba suelto con rizos que la dejaba más salvaje, y claro, en su cara estaba su inseparable máscara negra. La mujer rodeó el tubo una vez más hasta quedarse de espaldas, y bajarse rápidamente hasta el piso, y levantarse despacio. Jisoo sonrió sarcástica, mordiendo los labios en señal de provocación. Tragué en seco, viendo sus movimientos tan osados que me dejaban al borde del precipicio.

La mujer, con fuerza, se suspendió en la barra elevando su cuerpo de forma tan rápida y habilidosa que yo sabía que solo ella podía hacer.

Los espectadores se conmovieron con cada movimiento que la mujer sabía hacer, y yo era uno de ellos. Jisoo bajó, rodando despacio, moviendo su cuerpo, mientras éste rozaba sin parar el tubo de pole dance.

Sus manos se deslizaban por su cuerpo de arriba para abajo con un deseo que guardaba en mí. Quitando los botones lentamente de su blusa mientas rodaba sensualmente para quienes asistieron. El hombre, en la primera fila, tocaba su cuerpo, provocándome una ira que no podía sentir. Jisoo quitó la blusa totalmente jugando para la rubia que la miraba, dejando solamente la visión de sus pechos apretados por un sujetador negro de encaje.

"Folla conmigo esta noche, Jisoo!"

" Usted es tan hermosa!"

" Voy a enseñarte una lección, baja aquí!"

Reprimí la ira que dominaba mi cuerpo y continúe mirándola. Jisoo sonrió diabólica, pasando las manos por su cabello sedoso, mientras la audiencia la bañaba en dinero. Era este su poder, Jisoo con una simple danza secaba los bolsillos de los más importantes empresarios de la región. Ella nos llevaba a su mundo placentero en un solo toque. Dios. Aquella mujer era el infierno.

La Stripper giro de espalda, y entonces quitó la minúscula falda que cubría su cuerpo. Mostrando la pequeña braga, que casi no cubría su sexo. Por una fracción de segundos yo pensé en Jihyo, alguna cosa en ellas me era familiar. Los ojos, el cuerpo, ¿todo? Yo cerré los ojos y negué

Mentalmente. Sería una locura, ¿ver alguna cosa familiar entre ambas? Yo no lo podía evitar, a veces en mi interior podría imaginar que las dos serian una. Nada explica el poder que ambas ejercen sobre mí.

Jisoo miró en mi dirección, pero yo tenía certeza que ella no conseguía verme. Ella se balanceaba en perfecta sincronía con la música sensual que tocaba para seducirnos. Deslizando las manos por sus pechos, abdomen hasta pasar lentamente por su sexo. Yo me sentía caliente, en llamas. Jisoo simplemente era alucinante.

Pero, las imágenes de Jihyo, a cada instante, se hacían más presentes en mi cabeza.

"Jihyo tomó la pequeña flor, poniéndola sobre su oreja, cerca de su cabellos oscuros. Yo miraba cada movimiento suyo, de forma admirada. Aquel momento podría ser lo más cliché, pero era bueno.

Luego después de arreglar la flor que la dejo más linda aquella mañana, la coreana me lanzó una sonrisa. Aquella con la lengua entre los dientes, haciendo su nariz arrugar levemente.

— Me dejas débil por ser tan bonita. ¡Dios!

— ¿Lo hago? – Ella arqueó una de las cejas.

— Mucho.

Jihyo sonrió con maliciosa. Moviéndose cuidadosamente para sentarse en mí regazo. Dios, ella estaba completamente desnuda.

— Si te quedas ahí por mucho tiempo, no es el desayuno que voy comer.

Jihyo deslizó la lengua sobre los labios y sonrió.

Jihyo tenía una mirada misteriosa e intensa. Sus ojos castaños tan calientes y familiares escondían secretos que un día yo descubriría.

Ella mordió sus labios en provocación. Y yo analicé cada movimiento suyo. Acerqué mi cara a la de ella, sosteniendo nuestra mirada por algunos segundos mientras una de mis manos arreglaba su cabello que insistía en caer sobre su cara.

— Usted es tan hermosa, Park.

Yo miré fijamente en sus ojos, que me miraban de la misma manera. Yo me sentía feliz, yo sentía mi corazón latir rápidamente, sentía mi respiración cambiar lentamente. Una mezcla de sensaciones desconocidas me dominaban. ¿Ustedes pueden entender? Yo veía en aquella mujer mi futuro a su lado, a través de su iris castaño yo la veía a mi lado. Mierda, yo estaba perdida. Yo la amaba.

— Jihyo...

— ¿Si? – la mujer preguntó con esperanza, como quien supiese lo que yo quería decir.

Yo respiré hondo, sentiendo mi corazón dar un vuelco. ¿Sería ahora el momento correcto? Yo cerré los ojos, y los abrí nuevamente ante los suyos.

— Te amo.

Negué con la cabeza y me levanté, no podía quedarme allí, yo no debía. Dejé el vaso de lado y caminé en dirección a la salida del club. El viento frio me obligó prácticamente a usar un abrigo, la lluvia aún caía. Me apoyé en la pared de afuera, comprando al guardia una cajetilla de cigarrillos, yo necesitaba de aquello. Necesitaba liberar la tensión que me dominaba.

Encendí el cigarro, poniendo el mi boca. Sintiendo la nicotina relajar los músculos tensos. Yo me estaba volviendo loca, ya no conseguía más quedarme cerca de Jisoo sin sentir culpa por estar traicionando a Jihyo. Y cuando estaba con Jihyo, yo echaba de menos Jisoo. ¿Será que esto empeoraría?

Solté el humo, que se dibujaba por el frio. Yo creo que me quedé casi una hora allí afuera, pensando si debería o no volver y hacer del cuerpo de aquella mujer mío nuevamente. Pero, decidí simplemente irme. Entré en mi auto y me detuve algunos minutos, algunas personas salían y otras entraban en el club. Yo solamente encendí mi auto, saliendo de aquel lugar que ya no era mío.

Encendí la radio del auto, y conduje lentamente por las calles. En aquel momento yo solo quería quedarme sola, organizar mis ideas y mis decisiones que con certeza no eran nada fáciles. Moví el cuello de un lado a otro intentando relajarme, cuando vi una silueta familiar caminando más adelante, Entrecerré los ojos para intentar ver mejor, pero la persona que parecía familiar caminaba cubierta con un gran abrigo, la capucha cubría su cabello. Pero yo no podía estar equivocada con quien imaginaba ser. En sus pies, los altos tacones rojos, el cuerpo a pesar de estar cubierto resaltaba en sí muy bien con el abrigo.

Era Jisoo.

"¿Sería el destino?" Pensé sonriendo. Yo no me acerqué, continué mirando a la mujer de lejos que caminaba rápidamente debido a la lluvia que caía. ¿A dónde será que la mujer estaba yendo? El auto se movía despacio, y en una buena distancia para que la Stripper no percibiese que estaba siendo vigilada. Con la lluvia vino un leve viento, haciendo que la capucha de la coreana cayera hacia atrás. Dando certeza de quien estaba allí, el cabello rizado de Jisoo estaba como antes siendo mojados por las gotas de agua que caían sobre la misma. ¿Quizás era hora de ayudarla, no?

Yo decidí acercarme con el auto cuando la mujer cruzó la calle, yendo en dirección al gran edificio del otro lado. Yo rápidamente me detuve.

Espera...

Yo conocía aquella calle, y conocía aún más aquel edificio.

Por una fracción de segundo mi corazón se aceleró, podía escuchar mis latidos en los oídos. Una sensación extraña se apoderó de mi cuerpo, un frío intenso dentro de mí. Ese edificio era el de Jihyo. Aparqué el coche mirando a la mujer que se acercó a la puerta, sacando las llaves pequeñas llaves de su bolsillo, y con dificultad se las arregló para abrirlo. La pelinegra se fue, cerrando la puerta, pero antes de que pudiera ver su rostro, y ahora que ya no tenía la máscara que ocultaba.

Yo no lo podía creer.

Era ella...

Park Jisoo no era nada mas que Park Jihyo.    

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