𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗰𝗶𝗻𝗰𝗼 : 👺 ﹏
𝚊𝚋𝚎𝚛 𝚌𝚑𝚊𝚙𝚎𝚗 ︵͜
TODOS EN EL ESTADIO ESTABAN DEMASIADO TRANQUILOS A EXCEPCIÓN DE LOS POLACOS. El dibu tranquilamente podría cebarse unos mates, ya que no les habían pateado al arco ni una sola vez pero, por el otro lado, había una lucha insoportable entre Argentina y el arquero ya que el hijo de puta se atajaba lo inatajable y para todos los argentinos era demasiado molesto.
El penal que marcaron y que Lionel erró hizo que a Luisa se le quemaran los poros. Quería insultarlo en todos los idiomas posibles pero no dijo absolutamente nada porque sabía que más adelante anotaría y así fue.
El golazo de Leo hizo que el aire le volvieran a los pulmones acompañado posteriormente el de Julián que se consagró como su primer gol del mundial. Ya coronaban la lista como lideres de grupo y por ahora estaban oficialmente en octavos por diferencia de goles.
Gracias a un poco de acomodo (no iba a mentir) la dejaron ir a felicitar en Enzo a finales del partido. Ni ahí la dejaban entrar a los vestuarios pero afuera tranquilamente podía acercarse ya que quedaba como "prensa" que obviamente no era.
—La rompiste, capo. —Le dio una palmada en el hombro y lo besó en el cachete en saludo.
—¿Vos decís? —Sonrió. —Para mi pude haberlo hecho mejor.
—¿Mejor de lo que lo hiciste? No hay chance. Lo mismo para Julián, ¿sabes donde está? Me gustaría conocerlo y felicitarlo.
—¿Y a mi no me felicita' o que onda? —Interrumpió el capitán de la selección argentina a la conversación que tenían, haciendo que tengan ambos una charla por primera vez después de tanto roce en internet y a distancia.
—Lionel... —Tragó saliva. —Hasta que nos conocemos, ¿eh? Jugaste bastante bien, te felicito.
Quedó un silencio súper incómodo entre los tres que fue alivianado con Enzo tirando la excusa de que iba a buscar a Julián dejándolos solos sin siquiera mirarse.
—¿Qué pasó? —Caminó dos paso hacia ella y la miró un poco desde arriba. —¿Me bardea' en rede' y ahora no te anima' a hablar?
Luisa se puso colorada como tomate por su tono demandante y vio como aprovechaba para acercársele porque donde estaban no había absolutamente nadie dando vueltas.
—N-no tengo nada que decirte.
Pensó que sería mucho más alta pero apenas le llegaba a la nariz así que debía medir 1,60 como un montón. Podía boludearla con la altura, cosa que con nadie había podía haber hecho antes y eso por un lado lo ponía feliz.
—Pensé que era' ma' alta. —Carcajeó para alivianar la tensión.
—¿Justo vos queres venir a descansarme con la altura? —Contrajo la nariz en rabia y Lionel casi se muere de ternura por un instante.
Le toca la cabeza dándole palmaditas.
—Enana.
Luisa se enojó tanto que quería pisarle los pies tan fuertemente que si no fuesen valiosos para el resto del mundial lo haría hasta quebrarle cada maldito dedo.
—¿De que te reís, viejo choto? —Contraataca haciendo que Lionel deje de reír.
—¿A quien le decí' viejo choto?
—¿Vos ves a otro viejo choto de 50 años por acá?
—Tengo 34, pendeja maleducada.
Luisa casi se ahoga con su propia saliva cuando le pegó la nariz a la cara para enfrentarla del enojo como normalmente hacía cuando se peleaba con alguien en los partidos.
—Pero jugas como un viejo de 80. Ya es hora que te jubiles. —Mencionó sin asustarse y siguiéndole la corriente acercándole más la cara del enojo que cualquiera que los viera desde afuera pensaría que se iban a dar el chape de su vida en lugar de cagarse a piñas.
—Así de viejo como me ve' te cago a pelotazo' en un partido. No me desafíe' vo' a mi.
—¿Me estás amenazando? —Sentía literalmente su aliento sobre sus labios.
—Tómatelo como vo' quiera'.
Una mezcla de emociones se incorporaron en la distancia y el aire que los separaba.
—¡Hola, Luisa! ¡Mucho gusto soy Juli- AHH! —Interrumpieron Julián Álvarez y Enzo Fernández haciendo que los cuatro salten sorprendidos sobre todo Luisa y Lionel del susto. —Ay, chico' disculpen por molestar, volvemo' en otro momento.
—No, no, dejen. Solo estábamo' charlando. —Habló el mayor seriamente tratando de explicar.
—¿Charlando o chapand-? —Preguntó Enzo con una ceja alzada a lo que Juli le pisó el pie para que se callara. —Digo, si. Solo vinimos porque Luisa dijo que quería conocer a Julián. No quisimos interrumpir su... conversación, si.
—No interrumpieron nada, ya terminábamo'. No' vemo'.
El capitán se retiró lentamente mirando a todos mientras caminaba hacia otro lado y viendo cómo todas las miradas estaban sobre él también.
En el hotel se desvestía mientras repensaba todas las cosas de la tarde. Estaba un toque descolocado y necesitaba definitivamente dormir aunque sea un rato pero interrumpieron su preparación de descanso como de costumbre.
—Leo, nos vamos a jugar un partidito de truco ¿jugas? —Era Enzo, otra vez. Messi ya medio como que necesitaba un descanso de Enzo, Luisa, Enzo, Luisa, Enzo, Luisa y Julián, bueno... el último solo porque estaba en el medio la última vez que los había visto a ambos.
—No, me voy a dormir.
Se tomó el atrevimiento de entrar en la habitación completamente y dejar la puerta un toque abierta.
—¿Podemos hablar?
—Enzo, mira, ya sé que me va' a decir. No me iba a comer a tu mina, si quere' jugar a dos punta' hacelo pero a mi no me meta' en el medio.
—No juego a dos puntas, pedazo de pelotudo. Ya te dije que Luisa no me gusta. Te quería decir que Julián y yo quedamos extrañados con lo qué pasó y queremos saber qué onda.
—Una bolude' fue. La mina me empezó a gastar y me calenté. Ya sabe' cómo me pongo.
—Menos mal que estabas caliente porque Julián y yo pensamos que se iban a ir a un telo. Una paja porque perdí tres lucas de la apuesta que hice con Rodri.
—Para, ¿Qué apuesta? —Preguntó preocupado mirándolo serio. —¿Alguien má' sabe?
—Nono, tranqui. —Leo sintió que pudo respirar. —Solo scaloni, el papu, rodri, el kun, Juli, yo... bueno, todo el plantel.
—Ah, no, yo te liquido. —Se levantó para agarrar la lámpara. —Empeza a correr.
Enzo se rió pensando que lo estaba jodiendo.
—Para, ¿me vas a pegar?
Lionel se puso serio y empezó a acercarse.
El aroma a desayuno recién preparado se sintió en la suite de Luisa. Lo que causó muchas sorpresas porque ella de casualidad no sabía cocinar, bueno... ella no pero el chef del hotel si.
Enzo igualmente que era quien la acompañaba esa mañana y que tuvo muchísima suerte de que Scaloni lo dejara venir a verla antes de los entrenamientos.
—Tenes una marca en la frente, ¿te la diste con algo?
—Me caí. —Respondió sobando su herida que verdaderamente fue producto de una caída y no de un lamparazo por parte de Messi.
Asintió con un "Ah" mientras se servía agua para el mate.
Aún no podía creer todas las cosas que habían pasado ayer. Su amigo fielmente pensaba que se traía algo con Lionel pero ella sentía odio en todo su corazón hacia ese enano maldito (que era más alto que ella, por cierto) ¿para que la había buscado en un inicio? ¿para pelear?
Ella sabía que Enzo quería hablarle de eso, por eso había venido a desayunar con ella y por eso se arriesgó a que surgieran rumores de por qué salía de su hotel en la mañana, Luisa lo sabía tan perfectamente bien que apenas el chico intentaba hablar de ayer lo interrumpía y sacaba otro tema a la luz o se iba hacia otro lado.
—Luisa, si no queres hablar conmigo de lo de ayer esta bien pero deja de evitarme, boluda.
Cayó rendida en la mesa dándose por vencida al intento de evadirlo.
—Perdóname, es que simplemente no siento que sea necesario hablar. —Confesó. —Me cae para el orto y a pesar de lo que parecía ayer estaba a medio segundo de descolocarle la boca de una piña.
—Pero si es el ser más piola del mundo, ¿por qué te cae mal?
Luisa enumeró todas las razones en su cabeza, las cuales no eran las suficientes para justificar porque no le agradaba el diez así que buscó una solución más sencilla.
—Me da malas vibras, ya esta.
El chico suspiró estando de todo menos convencido.