El Omega y el Emperador: El G...

By NekoMatsuyama

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PRECUELA DE: EL OMEGA Y EL EMPERADOR Este Fanfic es de mi completa autoría, solo esta publicado en Wattpad, F... More

ACLARACIONES
PRÓLOGO
CAPÍTULO 1: ¡DIEZ MIL "PUTA MADRE", SISTEMA!
CAPÍTULO 2: EN EL QUE ESTE MAESTRO CONOCE A SU OMEGA INTERNO
CAPÍTULO 3: LA PRIMERA MISIÓN DE ESTE MAESTRO
CAPÍTULO 4: EL SECRETO DE ESTE MAESTRO
CAPÍTULO 5: ¡¿QUÉ CLASE DE PLOT TWIST ES ESTE, SISTEMA?!
CAPÍTULO 6: ¡OMEGA EQUIVOCADO! ¡OMEGA EQUIVOCADO!
CAPÍTULO 7: LO QUE ESTE MAESTRO ENCONTRÓ TRAS UNA PESADILLA
CAPÍTULO 8: EL CORAZÓN DEL DISCÍPULO DE ESTE MAESTRO
CAPÍTULO 9: ¡DIEZ MIL PUTA MADRE AL OMEGAVERSE/ABO!
CAPÍTULO 10: ESTE MAESTRO SE ENCAMINA A SU DESTINO
CAPÍTULO 10.5: EN EL QUE UN AUTOR DE NOVELAS DE SEMENTALES...
CAPÍTULO 11: ESTE MAESTRO HA TENIDO UN SUEÑO Y LOS CORAZONES CALLAN
CAPÍTULO 12: ESTE MAESTRO VISITA MEISHAN YU
CAPÍTULO 13: EL LOTO VIOLETA DE MEISHAN YU
CAPÍTULO 14: ESTE MAESTRO SE ENAMORA DE...
ESPECIAL: EL FESTIVAL DEL DRAGÓN DE MEISHAN YU
CAPÍTULO 15: ESTE MAESTRO EXPERIMENTA CONSIGO MISMO
CAPÍTULO 16: PURIFICACIÓN INSTINTIVA
CAPÍTULO 17: CONFERENCIA DE LA ALIANZA INMORTAL
CAPÍTULO 18: ABISMO SIN FIN
CAPÍTULO 19: ESTE MAESTRO...
CAPÍTULO 20: REAL
CAPÍTULO 22: ESTE MAESTRO Y EL HERMANO AVIÓN VAN EN BUSCA...
CAPÍTULO 23: ¡¿QUÉ DEMONIOS ACABAS DE DECIRLE A ESTE MAESTRO, MU QINGFANG?!
CAPÍTULO 24-PRIMERA PARTE: ESTE MAESTRO SE MUDA
CAPÍTULO 24-SEGUNDA PARTE: LA VISITA DE ESTE MAESTRO A LA DOCTORA YU CONTINUA
CAPÍTULO 25-PRIMERA PARTE: EL CORAZÓN DE DIOS
CAPÍTULO 25-SEGUNDA PARTE: OBJETIVO
CAPÍTULO 26: EL OMEGA INTERNO DE ESTE MAESTRO ES UN DOLOR EN EL CULO
CAPÍTULO 27: ESTE MAESTRO TIENE SENTIMIENTOS ENCONTRADOS
ESPECIAL: EN EL QUE SHANG FENG PASA DE CONVERTIRSE EN UN ESCRITOR...

CAPÍTULO 21: EL DESPERTAR DEL DISCÍPULO DE ESTE MAESTRO

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By NekoMatsuyama

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Silencio.

Lo primero que Luo Binghe detectó fue el silencio absoluto.

Fue una extraña sensación dentro de su pecho, una angustia que superó sus miedos y le llevó a despertarse.

Y todo comenzó con un grito.

―¡BINGHE!

Cuando Luo Binghe volvió en sí se dio cuenta que estaba sentado en el suelo de un extraño paraje. A diferencia del paisaje onírico que ya conocía por practicar su cultivo, este extraño lugar era como un mar sin una sola isla o forma parecida a la tierra visible.

Sin poder evitarlo Luo Binghe se levantó asustado al comprender en donde estaba, solo para sorprenderse al darse cuenta que en realidad por más que sus pies tocaran las aguas, él jamás se hundiría en ellas.

Luo Binghe se maravilló con la vista a un mar tan profundo como aquel que a veces tragaba su figura entre sueños, y le mostraba visiones indescifrables sobre memorias que no le pertenecían.

Y entonces lo volvió a escuchar.

―3,333, recuerda, 3,333.

Esa voz.

Luo Binghe conocía esa voz.

―3,333, recuerda, 3,333.

Esa voz.

Era la voz de un niño.

―3,333, recuerda, 3,333.

Entonces sin poder evitarlo Luo Binghe comenzó a buscar de donde provenía aquella voz.

Por más que corría, Luo Binghe no podía encontrar a aquella persona, la angustia se apoderó de su pecho como la sensación de culpa.

―¡Hola! ¡Hola! ¡¿Dónde estás?! ¿Quiero ayudarte! ¡He venido por ti!

No importaba lo apagada que sonaba aquella voz, algo dentro de Luo Binghe podía escuchar el dolor, la ira y desesperación que albergaba detrás de su calmado tono.

No podía fallar, debía encontrarlo.

No podía irse, no podía dejarlo solo.

Se lo prometió.

¡Él se lo prometió a esa persona!

Entonces Luo Binghe sintió un tirón desde abajo, proveniente de sus túnicas inferiores.

Cuando sus ojos bajaron no vio nada cerca, pero sí pudo divisar a la lejanía una figura.

La figura de un niño lloroso.

Dejando que sus pasos lo guiaran Luo Binghe corrió hacia el niño. Los latidos de su corazón se aceleraron, una extraña emoción se apoderó de él y la sensación de que por fin había encontrado lo que había buscado fue algo que Luo Binghe no supo cómo enfrentar.

La voz no provenía de él, pero le había permitido llegar hasta ese niño.

Sin decir nada más Luo Binghe miró al niño que estaba de espaldas ante él, su cuerpo parecía tan pequeño, como un diente de león que podría dispersarse con la brisa si no tenía cuidado con él. Posiblemente no superaba los tres años.

Sus ojos picaron, sus mejillas se tiñeron de rojo y un par de lágrimas fueron derramadas cuando sus rodillas chocaron contra el suelo.

Aquel ruido hizo que el niño detuviera su llanto, un gemido devorado por la sorpresa hizo que sus pequeñas manos dejaran atrás su rostro y el niño girara hacia Luo Binghe.

Y algo dentro de Luo Binghe se paralizó.

Ese niño...

Ese niño se parecía mucho a Shizun.

Esos ojos en forma de botón de cerezo que algún día serían los ojos de un fénix, su mirada suave y gentil, ese puchero que Luo Binghe conocía muy bien. Ese era el gesto que Shizun hacía con sus labios cuando algo lo molestaba.

Aun cuando su cabello era negro y ondulado no había duda alguna que ese rostro tan joven y adorable se parecía a Shizun.

Pero... ¿Por qué?

Acaso... ¿acaso este era el verdadero Shizun? ¿Su verdadero yo del pasado?

No, el cabello de Shizun en aquel mundo era castaño y corto, liso.

Y los ojos de ese niño eran negros en realidad.

Negros como...

Como los ojos de Luo Binghe.

Y aquellos ojos brillaron con una emoción que paralizó el corazón de Luo Binghe. Como si ante ese niño estuviera lo que había estado buscando todo ese tiempo.

Aquello a lo que se lanzó sin dudar paralizando a Luo Binghe, quien solo pudo recibirlo en brazos sin saber hacer otra cosa más que quedarse en su lugar mientras el llanto del niño se intensificaba.

Luo Binghe tragó duro, mirando a ese niño con cierta vergüenza sin comprender porque aquella cría se parecía tanto a Shizun y él. Pero Luo Binghe negó con culpa, no era el momento de pensar en aquello.

En vez de eso lentamente abrazó a ese niño, deseando poder darle todo el consuelo que necesitaba.

―No tienes por qué tener miedo, estoy aquí. Estoy aquí y no te dejare solo.

Luo Binghe cumpliría su promesa.

―Mocoso.

No lo dejaría solo.

―Mocoso.

Tenía que hacerlo.

―¡MOCOSO!

O Luo Binghe jamás podría vivir con ello.

Y entonces Luo Binghe despertó.

El paisaje onírico le dio la bienvenida, así como el gigante lobo gris que era la verdadera forma de Meng Mo. Sus ojos rojos le miraron con preocupación.

―Mocoso, ¿estas bien?

―Yo...

No sabía que había pasado, solo recordaba que la voz de Meng Mo lo hizo despertar, pero...

Cuando los ojos de Luo Binghe se levantaron no pudieron evitar mirar aquel vacío con sospecha.

Sin importar donde mirara Luo Binghe seguía mirando un inmenso vacío que parecía consumir su alma mientras la espesa neblina hacía mucho más solitario aquel lugar.

―Mocoso, que bueno que despertaste. He intentado descifrar la barrera en la que estamos desde el comienzo, pero es imposible.

Habían sido atrapados, Luo Binghe no necesitó que se lo dijeran para poder entenderlo.

La pregunta real era, ¿por quién o qué?

―Mayor Meng Mo, ¿de quién puede ser este Reino onírico?

Meng Mo no dijo nada, pero él sabía muy bien de quien era este Reino Onírico.

Porque este era el lugar en donde todo comenzaba para un demonio que había despertado.

El Reino Onírico de su Gran Señor.

Meng Mo pudo ver la neblina profunda, el mayor reflejo del alma de su Gran Señor, quien aún se mantenía en un sueño profundo protegiendo las almas de los suyos y los mundos. Como podría esperarse del verdadero Dios de este mundo.

Pero Meng Mo no podía contarle de golpe la verdad a Luo Binghe.

Poco a poco la sangre que tiene memoria recordara la verdad.

El Reino Onírico de Tianzi Huangdi Bixia estaba lleno de una espesa y pesada neblina, tan profunda como el resentimiento y la culpa que ahondaba su corazón.

Había una serie de sentimientos que gobernaban el corazón de Tianzi Huangdi Bixia, pero los que eran más pesados eran los que estaban entrelazados con ese evento.

El día que la noche gobernó el cielo durante el día.

El Eclipse de Dios.

Y el inicio de la guerra entre humanos y demonios celestiales.

Bixia, aun con todo el tiempo que ha pasado y lo que esos miserables humanos hicieron no puedes perdonarte.

Notar esa realidad fue doloroso para Meng Mo.

Porque nadie mejor que él sabía que todo había iniciado con un inocente deseo de un Emperador de corazón noble que nunca deseo el mal para nadie.

Meng Mo no pudo evitar agradecer el talento de su Gran Señor, porque si no fuera por sus habilidades e inteligencia su alma se hubiera perdido.

Pero este no era el momento de pensar en ello.

―Muchacho, esto solo puede significar una cosa.

Luo Binghe le miró seriamente, no le gustaba el tono que había usado.

―Este es el principio de todo... el lugar donde pelearás con tu lobo interno por el control absoluto de tu ser.

Luo Binghe no pudo evitar tragar duro. El comprender aquellas palabras le llevó a sudar frio.

El lugar donde pelearía con su bestia interna.

Durante tres años Luo Binghe se había preparado mentalmente para este momento. Pero una cosa era decirlo y otra hacerlo, más tomando en cuenta como habían sido las cosas últimamente y como había tenido que dejar a su persona amada para llegar a este punto.

―Mayor Meng Mo, ¿Cómo se supone que-

Las palabras de Luo Binghe murieron cuando se dio cuenta que estaba solo en ese inmenso vacío.

Y el muchacho trago duro al entender la verdad.

La prueba había comenzado.

El amplio vacío comenzó a abrirse ante Luo Binghe, dándole la bienvenida a una tierra vacía. Agua salada mojando la arena de un mar que podía notar a la distancia. Estaba en una isla al parecer.

Entre más avanzaba Luo Binghe notaba que había algo muy extraño en esa isla, la neblina se había disipado un poco, pero no demasiado. Permitiendo así que solo tuviera una reducida vista sobre cada paso que daba.

Y cuando los ojos de Luo Binghe se elevaron hacia la costa ahí pudo ver algo inusual.

Era una balsa.

Meng Mo ya le había hablado de ello, era la primera parte de su prueba. Debía cruzar las aguas de ese inmenso mar si deseaba seguir avanzando y terminar con esto.

Pero, ¿Por qué Luo Binghe tenía una gran inquietud en su corazón sobre aquellas aguas?

La respuesta era clara.

Solo uno de los dos volvería a esta isla. Su lobo interno o él. El temor de no lograr vencerlo era mayor de lo que Luo Binghe había imaginado.

Respira, Luo Binghe, respira.

Él era quien volvería, él debía volver.

Se lo había prometido a Shizun, él debía volver por Shizun.

Con determinación sobre su mirada, Luo Binghe subió sobre aquella balsa y comenzó su trayecto por aquellas aguas.

Tal como Meng Mo le había advertido, sobre las aguas Luo Binghe comenzó a ver pequeños fuegos fatuos brillantes y rojos.

Luo Binghe no dejo de remar, curioso ante el aspecto de aquellos fuegos que lentamente se elevaron sobre el cielo, creciendo desmesuradamente hasta convertirse en inmensas llamas sobre las aguas guiando su camino.

El bote mantuvo el curso, pequeñas voces llegaron a los oídos de Luo Binghe. No debía hacer caso, esto era una prueba.

Incluso si podía escuchar aquella frase en especial.

―3,333, recuerda, 3,333.

―No debes preocuparte, volveré a casa sin problemas. Solo espera aquí.

―3,333, recuerda, 3,333.

―Este trabajo solo es algo que puedo encargarle a usted. Aunque confió en él, sé que su curiosidad es más grande que su deseo de obedecer.

―3,333, recuerda, 3,333.

No importaba cuanto Luo Binghe deseaba fingir que no escuchaba aquellas voces, había algo en ellas que se volvía familiar de una manera inquietante. Como si una parte de él supiera de donde provenían en realidad.

―¿Lo has escuchado? Tianzi Huangdi Bixia se ha enamorado.

―¿Se ha enamorado? ¿Quién es la bestia afortunada?

―No lo entiendes. No se enamoró de una bestia. ¡Se enamoró de una belleza humana! ¡Un humano Tang!

Luo Binghe no pudo evitar las escenas que aparecieron en su cabeza. Podía sentir como si las voces estuvieran a solo centímetros de distancia, su espalda se tensó. Sus ojos pasaron a una gran montaña.

―¿Qué rostro pondría su Huangdi cuando se enterara de que hizo su hijo?

―Esto no es lo que crees, A-Die. Él no está jugando con el humano, ellos de verdad son muy compatibles. Creo que ese humano es su pareja destinada.

¿Padre?

Una figura apareció en su cabeza, un varón alto. Cabello castaño y lacio escondido debajo de un velo blanco que estaba unido al sombrero de un ministro. Un símbolo extraño que no pudo identificar lo coronaba y aquella persona le ofrecía una gentil sonrisa antes de cubrir su rostro con un velo.

Luo Binghe sostuvo su cabeza, las palabras no se detuvieron.

―Debes confiar más en él. Aunque es joven es bastante brillante y es capaz de ver que no todo funcionara como él quiere sin un poco de esfuerzo.

―Hay algo en esa persona que no me gusta. No creo que sea buena idea que esa persona tenga contacto con Tianzi Huangdi Bixia.

Pudo ver la imagen de una persona de pie en medio de un bosque de bambú. Túnicas blancas y verdes vestían su figura. El cabello castaño se ondeó con el viento.

Dos manos entrelazadas. Una declaración sorprendentemente aceptada.

La cálida sensación de su cabeza sobre el vientre de su amado. Los latidos que podía escuchar en el interior aceleraban su corazón.

La hermosa sonrisa de aquellos labios color durazno.

―No puede creer que alguien tan simple como yo pudo tener el privilegio de crear este milagro con Su Alteza.

―Mi marido no es alguien simple. Y este milagro te lo hará entender cuando venga al mundo.

¿Milagro?

Y entonces el barco encalló contra la playa. Haciendo que Luo Binghe tuviera que recobrar el equilibrio aferrándose a la madera del bote.

Poniéndose de pie Luo Binghe miró detenidamente la niebla que le había recibido.

Podía sentir que había encallado en la arena de alguna otra playa. Pero había algo dentro de ese lugar que no se sentía bien. Algo dentro de ese bosque que podía ver a lo lejos.

Algo que...

―No me gusta este lugar.

Luo Binghe no pudo evitar ponerse nervioso ante la presencia desconocida. Inmediatamente su espada fue desenfundada. Sus colmillos brillaron y dio un salto de un metro lejos de aquello.

Luo Binghe no pudo evitar sentir la terrible sensación de peligro.

Sus ojos brillaron en rojo tan solo para encontrar la inmensa soledad.

Aquello no fue agradable para alguien como Luo Binghe. Claramente pudo sentir la presencia de algo que no pudo detectar hasta que estuvo a nada de él y se atrevió a decir aquellas palabras. Pero no encontrar nadie le llevó a pensar dos cosas.

O solo había sido cuestión de su imaginación o verdaderamente había alguien ahí.

Cualquiera de las dos no era algo de lo que debería confiarse Luo Binghe.

Abriéndose camino por la playa Luo Binghe sintió nuevamente la presencia. Caminando a su lado mientras la arena resonaba delatando los pasos de dos personas, pero cuando sus ojos bajaban a la arena, Luo Binghe no encontraba nada.

Y nuevamente escuchó una voz.

―No bajes la guardia, en ese bosque hay bestias que buscarán comer tu alma.

Luo Binghe miró a todos lados, buscando el lugar de donde provenía aquella voz. Sus sospechas no hacían más que crecer.

Sosteniendo firmemente su espada Luo Binghe avanzó paso a paso. Podía sentir el peso de un resentimiento que no era suyo seguirlo. Como una espesa niebla oscura que se abría paso ante el avanzar de Luo Binghe.

Tal como aquella voz dijo Luo Binghe también pudo sentir el peligro emanar del bosque.

Brillantes rubies rojos entre la hierba le miraban, el número aumentó ante los ojos de Luo Binghe, quien solo pudo aferrarse a su espada recordando las palabras de Shizun.

No podía atacar algo que pertenecía a su mente, pero había una gran inquietud en su corazón que le hacía sentir que eso de ahí no era suyo.

Y la voz dentro de su cabeza se lo confirmo.

―Invasores. Tendremos que pelear contra ellos. Debes proteger tu corazón.

Imágenes del pasado volvieron a su mente, la batalla contra el Clan Demonio, las palabras de Shizun.

Esa voz tenía razón, Luo Binghe debía ganar esto. No importaba que eran esas cosas. Luo Binghe debía sobrevivir.

Cuando aquellos ojos le vieron demasiado cerca del bosque enormes criaturas en forma de lobos se lanzaron contra Luo Binghe sin dudar.

Su espada se levantó en lo alto, lista para el ataque. Sus garras brillaron ante la luz de un sol inexistente y Luo Binghe luchó ferozmente contra aquellas bestias sin parar.

La espada de Luo Binghe cortó con experiencia tan profundo como podía. Buscando desesperadamente golpear los puntos débiles de aquellas criaturas. Al ser un producto de este mundo y no un animal normal, no importaba cuanto Luo Binghe se esforzara por matarlos, aquellas criaturas no se detendrían en su deseo por clavar sus colmillos en su yugular.

Y las cosas solo empeoraban cuando al cortar por la mitad a uno, salían dos más de ese cuerpo.

Luo Binghe apretó los colmillos con fuerza. Estas cosas podrían matarlo si no lograba acabarlos.

Solo fue un segundo de pensamiento, una fina ola navegando por su mente mientras el filo de la hoja atravesaba un nuevo cuerpo. Pero cuando el sonido del gruñido tras su espalda llegó a las orejas de Luo Binghe, el muchacho solo tuvo tiempo de girar para ver aquello sin que Luo Binghe pudiera hacer nada más que temer lo peor.

Pero el impacto nunca llegó.

Cuando los ojos de Luo Binghe se levantaron una poderosa ola de resentimiento atacó a las bestias sin dudar.

Como tentáculos aquellas raíces de resentimiento atraparon los cuellos de aquellos lobos, apretando con fuerza hasta destrozarlos haciendo que las cabezas cayeran al suelo en un charco de sangre que simplemente desapareció.

Buscando calmar su respiración Luo Binghe levantó la mirada.

El bosque había desaparecido.

Ante los ojos de Luo Binghe había un gran espacio vacío, el lobo podía sentir el agua debajo de sus pies. Igual que aquellos extraños sueños que a veces le perseguían entre la oscuridad de la noche y todo lo que Luo Binghe escondía de sí mismo.

―Esto es mucho mejor, pero aún no bajes la guardia.

Y ahí, a su lado Luo Binghe pudo ver una llama.

Era tan ardiente como el fuego de una fogata. Sus llamas brillaban como un arcoíris. Siendo que en centro de aquel fuego fatuo había una hermosa esfera tan pura como una perla creada en el fondo del mar.

Pero algo dentro de Luo Binghe sintió que no había porque temer.

Ese fuego era tan cálido y gentil que hacía que Luo Binghe se sintiera en casa. A salvo.

Como si ese fuego fuera en realidad...

Las manos de Luo Binghe se acercaron a la llama, sus manos sintieron el calor de este entre ellos, pero aun cuando se acercó lo suficiente para intentar tocarlo, el fuego no lo quemo. La sensación cálida seguía ahí.

Como si el fuego fuera una especie de cachorro sus llamas bailaron emocionadas por el toque gentil de las manos de Luo Binghe. Girando a su alrededor brillante como una luciérnaga, alegre y danzarín como una dulce e inocente criatura.

Que inusual ilusión era esta.

Entonces repentinamente el fuego se frotó con su hombro, antes de simplemente brincar y flotar rápidamente dejando solo a Luo Binghe.

―¡Espera!

El fuego desapareció de sus ojos antes de que pudiera decir algo más y Luo Binghe se cuestionó si debía seguirlo.

Quieto en su lugar la oscuridad era muy incómoda.

Hasta que nuevamente Luo Binghe miró aquel fuego ir hacia él.

Entonces escuchó una voz.

―Es hora de avanzar, solo cuando elimines a estos invasores podrás hacer frente a tu lobo interno.

Nuevamente esa voz.

Era la voz de un hombre adulto, posiblemente mayor a veinte años, pero menor a treinta. Luo Binghe naturalmente no podía diferenciar la casta de esa persona. Aunque generalmente la voz de los alfas era más gruesa que la de los omegas, había casos en donde no siempre era así.

Por lo que Luo Binghe olvidó aquella pregunta que no le llevaría a nada.

Nuevamente el fuego avanzó, juguetón e inquieto como un conejo. Brincando y bailando por doquier, pero esta vez avanzó a su paso mientras iluminaba el oscuro camino del lobo.

Lentamente la oscuridad dejó de ser solo eso, tomando diferentes formas entre el suelo e inusuales paredes que brillaban cada vez que aquella llama pasaba a su lado. en aquellas paredes Luo Binghe pudo ver el brillo constante de lo que parecía ser piedras preciosas rojas incrustadas entre raíces y ramas de frondosos árboles.

Aunque Luo Binghe no sabía que tan confiable era esa voz, decidió intentar:―Disculpe, este humilde quisiera preguntar algo.

Pero Luo Binghe no recibió respuesta.

Al menos eso pensó hasta que escuchó nuevamente la voz cuando la llama se acercó a él.

―¿Qué es lo que este joven desearía saber?

Sorprendido al recibir respuesta, Luo Binghe preguntó:―Yo... Este humilde quisiera saber, ¿Quién es el mayor que está guiando a este Binghe?

La voz se tardó un poco en contestar.

―Es una pregunta interesante, pero una que lamentablemente no puedo contestar.

Rápidamente Luo Binghe se disculpó temiendo haber hecho algo que pudo molestar a esa voz:―Este humilde se disculpa si preguntó algo indebido.

Pero para su sorpresa escuchó una risa.

―Oh no, no tienes por qué disculparte. No hiciste nada malo. Es solo que aunque desearía poder responder tu pregunta, este Ancestro no recuerda dicha respuesta. Yo... creo que olvidé quien soy. Hehe.

Oh.

―Lamento escuchar eso.

―Lo que sí puedo decir es que estoy aquí para ayudarte.

―¿Ayudarme?

―No recuerdo mucho, pero entre mis sueños alguien que te ama me pidió que cuidara de ti.

Alguien que... ¿lo amaba?

¿Quién podría amar a Luo Binghe para rezar por él?

Acaso... Shizun...

―Los lobos y yo no nos llevamos muy bien, pero es bueno que haya venido. No es que quiera asustarte, pero hay algo muy raro dentro de ti que no debería estar aquí.

―¿Algo dentro de mí que no debería estar?

―Los lobos que encontramos al comienzo solo son un pequeño obstáculo, pero ahora mismo mientras hablamos esa maldición buscará robarte algo en especial.

―¿Qué podría querer de mí?

―Lo más valioso que tienes en este momento... tu cuerpo, pequeño Mao.

¿Pequeño Mao?

―Y si esa cosa logra vencerte antes de que siquiera encuentres a tu lobo interno quien despertara de esta prueba no serás tú.

El temor se apoderó de Luo Binghe.

No importaba si su cuerpo no era humano, Luo Binghe no podía permitir que "eso" se adueñara de su cuerpo y no solo arruinara sus planes, sino que también podría lastimar a Shizun.

―¿Qué puedo hacer?

―No bajes la guardia. Resguarda tu corazón.

Luo Binghe se abrió paso por aquella cueva mientras el fuego iluminaba su camino. Sobre las paredes grabados de lobos fueron visibles al igual que llamas de fuego, así como las hojas de arce que cubrían el suelo como una especie de alfombra.

Los pies desnudos de Luo Binghe sintieron las texturas de las mismas bajo sus almohadillas. Su olfato se llenó del fresco aroma a tierra mojada, madera de árboles de arce y canela.

El suave destello de la luz que le daba indicio del final de la cueva llevó a Luo Binghe a sostener fuertemente su espada. Las estatuas de lobos abundaban como los tallados de hojas de arce, varas de canela y raíces de árboles que se volvieron demasiado realistas para ser solo esculturas.

El momento en que llegó afuera fue demasiado repentino, golpeando sus pupilas con el poderoso brillo de la luz que le hizo darse cuenta que ya estaba afuera. No tenía sentido alguno, Luo Binghe había calculado que aún le faltaban varios metros, más de trece en realidad.

Pero aun así, más allá de su sorpresa ya estaba afuera.

Al prestar atención al mundo exterior, Luo Binghe se dio cuenta que se encontraba en medio de un bosque. La gran cueva en donde había caminado estaba resguardada por dos grandes estatuas en forma de lobos. Sus feroces colmillos expuestos en un gruñido, mientras un par de rubíes en cada lobo eran los ojos.

Los ojos de Luo Binghe subieron al cielo, notando que por alguna extraña razón estaba bañado de la oscuridad de la noche a pesar de la luz que iluminaba aquel extraño bosque de arce.

En el cielo solo dos estrellas eran visibles.

La estrella del este y...

―La estrella de la mañana, ¿Por qué está ahí cuando aún no ha amanecido?

A Luo Binghe le gustaba la estrella de la mañana. Era tan brillante y hermosa como un gentil mensaje de que todo saldría mejor en la mañana. Aquel día cuando Shizun y él miraron las estrellas Luo Binghe no había podido evitar pensar que Shizun era tan hermoso como esa estrella.

Una estrella de la mañana.

Una estrella de esperanza.

Un mensajero divino.

Había sido inevitable el pensamiento, como aquellas fantasías suyas con Shizun. Viviendo juntos en el bosque, con dos cachorros. Cazarían juntos cada día y le ayudaría a Shizun a cumplir sus sueños. Si Shizun quería podían incluso hacer una tienda herbolaria juntos.

Estrella de la mañana.

Luo Binghe había deseado poder llamar a uno de sus hijos como la estrella de la mañana.

Luo Binghe negó con la cabeza.

Este no era el momento de pensar en eso.

Cuando escuchó algo las orejas de Luo Binghe giraron hacia atrás solo para descubrir que algo se acercaba.

Prepárate, pequeño Mao. Llegó el momento de pelear.

Con la espada en mano y su corazón latiendo con toda la fuerza posible, Luo Binghe se preparó.

Cuando aquellos lobos negros aparecieron ante él, Luo Binghe se dejó guiar por los tentáculos de resentimiento que abrieron su camino cuando los lobos atacaron.

Su espada se abrió paso entre los cuerpos de las bestias que se multiplicaban, las sombras atravesaban aquellos cuerpos. Los lobos gruñían y se cernían buscando morder a Luo Binghe, deseando someterlo en grupo para impedir que continuara su camino.

Solo para que los tentáculos atacaran a aquellas criaturas una y otra vez. Partiendo sus mandíbulas en pedazos, atravesando sus corazones y destrozando sus cuerpos. Aquella sombra le dio la ventaja a Luo Binghe lentamente. Era pesado y cansado pero los tentáculos lograron hacer aquello más llevadero mientras los cuerpos caían al suelo.

Con el cuerpo cansado y el espíritu tambaleante, Luo Binghe logró terminar con el último lobo.

Con fuerza su espada se clavó entre la tierra y las hojas de arce. Sus rodillas golpearon el suelo mientras la sangre escurría sobre su cuerpo como si se hubiera enfrentado a la mayor masacre. Su respiración era pesada.

Y entonces las gotas de lluvia comenzaron a caer hasta que su cuerpo se vio completamente bañado por ella.

Levántate, pequeño Mao. No hay tiempo para descansar.

―Pero...

He encontrado la fuente de la maldición. Debemos terminar con ella para que puedas enfrentar a tu lobo interno.

Los ojos de Luo Binghe se abrieron con miedo.

Su puño chocó contra el suelo, su fuerza contra la espada aumentó buscando usarla de equilibrio.

Solo un poco más.

Un poco más.

"―Binghe"

Shizun.

"―Tú puedes hacerlo, Binghe"

El gruñido de Luo Binghe aumentó como la fuerza, sus colmillos brillaron al igual que sus garras mientras el cielo era bañado de miles de colores que no podía comprender.

Esto no era nada.

Aún no había peleado contra su bestia interna.

Aún no había encontrado la forma de salir de este lugar.

La forma de volver con Shizun.

Solo un poco más.

―Este menor quisiera preguntar... ¿Dónde está la fuente de esa maldición?

Esto será un poco complicado, pero eres un pequeño Mao muy fuerte.

De los cielos miles de estrellas bajaron iluminando a Luo Binghe, bañándolo con polvillo dorado como arena parecido al que navegaba a través de las aguas del rio amarillo. Una extraña capa de gotas claras se adhirieron a Luo Binghe hasta que no quedo ni una sola línea o forma del muchacho que no fuera cubierta por aquello.

Y frente a Luo Binghe aquel curioso fuego volvió a aparecer.

Te he protegido con mi energía dorada. Te ayudará a avanzar más rápido. Sigue el fuego fatuo y podrás encontrar la fuente de la maldición. ¡Ahora corre!

Haciendo caso a las palabras de aquel ser Luo Binghe corrió con todas sus fuerzas siguiendo aquel fuego sin atreverse a detenerse. Los cielos ante Luo Binghe siguieron brillando. Como una aurora boreal que corría a la misma velocidad del demonio.

Correr a dos piernas comenzaba a tornarse incomodo e inútil. Sin importarte que las prendas se desgarraran Luo Binghe tomó la forma de un lobo negro y corrió por aquel bosque. Las sombras negras le siguieron, levantándose del suelo hacia el cielo tomaron la forma de cientos de cuervos que protegieron su camino.

En algún momento de su viaje pudo ver a una extraña serpiente roja de gran tamaño.

Parecía una constrictora, tal vez una pitón.

Shizun le había enseñado sobre eso.

Eso era lo que buscaba.

¡Tenía que atrapar a esa serpiente!

Una pregunta salió del fondo de su corazón hacia la entidad que le protegía.

"¡Este menor quisiera preguntar, ¿Qué es esa serpiente y que hace dentro de mi corazón?!"

Es una maldición de corazón. Suelen ser maldiciones que obligan al maldecido a lastimar seres queridos o conocidos del mismo aun si no quiere hacerlo. Ese daño puede llegar a ser mortal al punto que las manos del maldecido podrían quitar la vida de la persona que está obligado a odiar.

Luo Binghe no pudo evitar preocuparse.

¿Por qué alguien querría maldecirlo?

¿Cuándo había pasado algo así?

"¡¿Qué es lo que este menor podría hacer para deshacer la maldición?"

Cuando lo atrapes lo sabrás.

Y sin dudar más Luo Binghe así lo hizo.

Corriendo tan veloz como podía abriéndose paso por aquel bosque que lentamente se disipaba, llevándolo a un desierto donde el calor parecía capaz de hervir cualquier cosa viviente que pasara por él.

Pero para sorpresa de Luo Binghe su cuerpo siguió siendo protegido por aquella capa de polvillo dorado que mantuvo su corazón en lo alto. Las aguas incrementaron como la espuma y aquel hermoso rio amarillo le llevó a salvo hasta que pudieron atrapar a aquella criatura contra una montaña.

La serpiente siseo sin deseos de ceder fácilmente.

Luo Binghe solo sabía que debía atraparla.

La serpiente se lanzó a Luo Binghe, un par de colmillos brillantes buscaron atravesar la carne. Solo para que la cabeza de la serpiente fuera atrapada por las grandes manos pálidas de alguien que no era Luo Binghe.

Los ojos rojos miraron como a su lado apareció la sombra de lo que parecía ser un hombre. Aquella criatura tiró con fuerza de la cabeza de la serpiente, presionando hasta destrozar el cráneo de aquella criatura.

Sin estar en paz con aquello aquel ser tiro con fuerza del cuerpo sin cabeza como si fuera una soga. Sus fuertes brazos fueron visibles de entre las túnicas. Su diestra se elevó, Luo Binghe pudo ver un grupo de garras negras decorar las puntas de sus dedos.

De los mismos que salieron líneas rojas de algún liquido extraño que le recordó más a la sangre.

Misma que se esparció en aquel lugar desvaneciendo la imagen del desierto como si fuera fuego en una luz cegadora que hizo que Luo Binghe apartara la mirada cerrando los ojos.

Pero cuando pudo abrirlos nuevamente los ojos de Luo Binghe no pudieron evitar abrirse con sorpresa al notar que realmente no era un desierto.

Esto era la cima de su subconsciente.

Y ante ellos estaba su lobo interno atado a las cadenas que el mismo Luo Binghe había reforzado.

Y del pecho de su lobo interno aquella extraña serpiente estaba emergiendo cada que aquel ser tiraba con fuerza. Los gruñidos del lobo eran feroces y agudos, solo las cadenas evitaban que se lanzara a la criatura que no dejaba de tirar como si quisiera sacar por completo a aquella serpiente.

Eso significaba, ¿Qué la maldición había sido colocada dentro de su lobo interno?

Entonces una voz llegó a su lado.

¡Escúchame muy bien, pequeño Mao! ¡Cuando saque por completo esta cosa las cadenas que atan a tu lobo interno se romperán! ¡Cuando eso pase tendrás que lanzarte contra él en tu forma humanoide y reclamar tu derecho sobre tu cuerpo! ¡Esta es tu única oportunidad de mostrarle quien manda! ¡Si te lanzas como lobo él ganará! ¡Debes vencerlo con tu parte Yang!

Tomando su forma humana nuevamente Luo Binghe estuvo listo.

Cuando aquel ser logró arrancar la serpiente Luo Binghe sintió que el mundo se detuvo.

Todo pasó tan lentamente ante los ojos de Luo Binghe, como si alguien hubiera detenido el espacio-tiempo.

Aquel ser logró sacar la serpiente del interior de su lobo. Mientras los grilletes lentamente se quebraron el cuerpo de Luo Binghe actuó por sí solo, lanzándose contra su lobo interno que pareció hacer lo mismo. Dejando el suelo atrás se lanzó contra Luo Binghe.

Pero el demonio solo pudo ver a aquel ser como las llamas que emergieron de los dedos del mismo, aquellas que comenzaron a quemar el cuerpo de aquella serpiente sin dejar que un solo centímetro se escapara de aquel fuego dorado.

Y entonces su cuerpo cayó junto al del lobo que estaba siendo ahogado por su antebrazo, presionando constantemente contra este.

Luo Binghe regresó su vista hacia el lobo frente a él.

No tenía que darle una oportunidad a esta bestia, no importaba si peleaba sucio utilizando su punto más débil a favor de Luo Binghe. La bestia no va a respetar ninguna regla de combate, tú tampoco debes hacerlo. Eso había dicho el Mayor Meng Mo.

No necesitaba pelear limpio, solo debía tomar la ventaja y ahora mismo la tenía.

Luo Binghe apretó con fuerza, importándole poco los reclamos de su bestia interna o los rasguños contra su brazo.

Lo que Luo Binghe no espero fue que aquella bestia lograra controlar una de las cadenas, misma con la que lo golpeó con fuerza lanzándolo por los aires.

Luo Binghe rodó contra un suelo frio y blanco como el mármol. El joven no pudo evitar toser antes de volver a respirar pesadamente. Levantándose apoyado por sus manos Luo Binghe miró los ojos de esa bestia.

Rojo se encontró con rojo. Ninguno estaba dispuesto a ceder.

Luo Binghe se sentía cansado. Tanto en cuerpo y alma por aquello.

Pero no podía dejarse vencer.

"―Binghe"

No podía dejarle el control a esta bestia.

No cuando podía sentir...

Que él no era el único que codiciaba a Shizun.

Tú. Bestia. Shizun. Mío.

El ceño de Luo Binghe se frunció, sus colmillos brillaron cuando su boca se abrió mostrando todos sus dientes. Su gruñido fue tan aterrador como el de aquella bestia. Sus garras brillaron como el marfil y Luo Binghe se lanzó contra aquel lobo sin dudar en un solo segundo.

¡Tienes que apretar su cuello! ¡En la base de la nuca! ¡Solo si lo sometes podrás ganar!

Entre garras y colmillos Luo Binghe y su lobo pelearon, ninguno de los dos quería darse por vencido. Las garras de Luo Binghe desgarraron sobre la piel y el pelaje, la sangre corrió al igual que en las heridas que el lobo le proporcionaba.

Debía resistir. Tenía que ganarle a esa bestia.

"―Binghe"

¡Tenía que hacerlo por Shizun!

Con un golpe certero contra la mejilla del lobo, Luo Binghe logró noquearlo haciendo que aquella bestia cayera contra el suelo. Las cadenas sonaron ante el impacto y Luo Binghe se lanzó hacia él sosteniendo la nuca de la bestia logrando someterlo.

Fuego rojo salió del cuerpo del lobo, el mismo que intentó atacar a Luo Binghe. Pero el alfa permitió salir la energía demoniaca dentro de sí mismo, miles de llamas salieron de él y atacaron consumiendo por completo las llamas del lobo hasta que no quedo en absoluto nada.

Aquellas llamas rojas se extendieron hasta llegar al cuello del lobo y se concentraron en aquel lugar formando un collar que ató a la bestia a la voluntad de Luo Binghe.

Cayendo a un lado del lobo Luo Binghe respiró pesadamente sintiendo el peso del cansancio acumulado apoderarse de él. Su mirada se volvió borrosa lentamente, podía sentir contra su espalda el pesado respirar de la bestia, haciendo que el sueño se apoderara de él más rápidamente.

Pero entonces algo apareció frente a él.

Brillante polvillo dorado lo envolvió lentamente hasta que todo su cuerpo estaba cubierto por este. Para sorpresa de Luo Binghe las heridas sobre su cuerpo lentamente fueron curadas hasta que no había nada sobre la piel desnuda del muchacho.

Sus ojos se elevaron para por fin poder ver bien.

Ante Luo Binghe había una persona, posiblemente superaba los dos metros de altura e incluso más que eso.

Tenía un hermoso cabello negro y espeso que era tan largo y ondulado como las nubes que bajaba hasta el suelo, donde los pies desnudos de aquella persona tenían contacto con la arena al igual que sus gruesas garras negras.

Aquella persona estaba vestida con túnicas negras y rojas.

Dragones, flores de loto, cuervos y osos bordados de oro y plata decoraban sus túnicas.

Una larga capa negra caía por su espalda. Conectada a las pieles que decoraban la cima sobre sus hombros, mismas de las cuales las colas de dos zorros caían a cada lado de su pecho desvergonzadamente descubierto.

Y ahí, sobre el pectoral izquierdo había una larga cicatriz que pasaba justo sobre su corazón.

Un par de ojos rojos le miraron posados sobre un hermoso rostro que le fue peculiarmente familiar. Aquellos ojos estaban enmarcadas por un par de hileras de pestañas negras, espesas y rizadas.

Un delineado negro en el párpado inferior hacía que esos ojos se vieran aún más intimidantes. Mientras el delineado rojo en los párpados inferiores contrastaba con su pálida tez.

Y sobre su cabeza había una enorme y hermosa corona de oro con dragones tallados mientras cuentas de piedras preciosas caían al frente.

Como un emperador.

Y esa persona le habló.

―Lo has hecho muy bien, pequeño Mao.

Y esa palabra salió de sus labios sin que pudiera detenerla:­―Bixia.

―Pero ahora es momento de despertar.

Y con un chasquido de dedos de ese ser todo se volvió oscuro para Luo Binghe.

Cuando Luo Binghe abrió los ojos se encontró nuevamente en el espacio de su Reino Onírico.

Y los ojos rojos de Meng Mo le miraban.

―Chico, por fin despiertas.

La voz de Meng Mo sonaba aliviada, pudo ver una sonrisa arrogante sobre los labios de un hombre mayor, las orejas del viejo lobo se encontraban puntiagudas hacia el cielo.

―¿Terminó?

―Lo hizo y al parecer no solo ganaste. Sino que también descubriste la verdadera anomalía dentro de ti. Dime, ¿Cómo lo lograste?

―Yo... no lo recuerdo.

No importaba cuanto intentara pensar en ello, Luo Binghe no podía recordar nada a partir del momento en que Meng Mo desapareció de su Reino Onírico.

Eso era bastante extraño.

―... Lo importante es que lo lograste. Ahora tienes que despertar y llenar tu estómago. Hay un largo camino que recorrer.

Luo Binghe quiso replicar, pero cuando se dio cuenta despertó en el plano físico.

Había vuelto a la realidad.

El interior de una cueva fue lo primero que vio. Las sombras dentro de ella se volvieron lentamente más definidas hasta que recuperó su conciencia por completo.

―Por fin despierta.

Luo Binghe giró su cabeza hacia la derecha. Un par de ojos azules le miraban demasiado cerca. Profundos y fríos como los glaciares. Hermosos cabellos blancos como la nieve caían sobre pieles de animales y entonces Luo Binghe lo entendió.

Esa persona estaba acostada a su lado.

Cuando Luo Binghe entendió que esa persona era Mobei-Jun, levantó la guardia de inmediato, alejándose completamente del demonio. Sentándose sobre un montón de pieles que cubrían la extraña piedra en la que se encontraba.

Solo para descubrir que ambos estaban completamente desnudos.

El rostro de Luo Binghe se tornó completamente rojo y el miedo se apoderó de su corazón.

Con todo el decoro que pudo cubrió su intimidad con la piel de oso que descansaba sobre la piedra donde estaban y apartó la mirada de Mobei-Jun. Su voz salió algo temerosa.―¿Por qué estamos... ¿Qué fue lo que pasó?

El leopardo de las nieves le miró con duda sin comprender su comportamiento. Su cola esponjosa se movió de un lado a otro y su respuesta fue directa.― Peleamos como acordamos. Perdí y ahora estoy cumpliendo mi parte.

¿Su parte?

Espera, era cierto.

Después de llegar al Reino Demoniaco Mobei-Jun le había pedido un enfrentamiento. Aquel que dejaría en claro como funcionarían las cosas entre ambos.

Era algo simbiótico, Luo Binghe lo entendía.

Lo único que los unía era que ambos tenían objetivos similares, según Mobei-Jun. Pero siguiendo las tradiciones del Reino Demoniaco ambos pactaron un acuerdo.

Si Luo Binghe perdía se volvería en el sirviente de Mobei-Jun, pero si lograba someter al leopardo y ganar la batalla entonces los papeles se invertirían y Mobei-Jun se volvería en su fiel sirviente sin importar lo que pasara.

Y para sorpresa de Luo Binghe había logrado vencer a Mobei-Jun tal como venció a su lobo interno. Pero después de ello su Presentación Instintiva lo llevó a sostener su cabeza y Luo Binghe no solo perdió la conciencia, sino también el control absoluto de su propio cuerpo.

―Después de que perdí su lobo tomó el control de su conciencia. Naturalmente enloqueció.

―Yo... ¿le hice algo al mayor?

Mobei-Jun no pudo evitar fruncir el ceño.―¿Puedo preguntar a qué se refiere?

―Yo... ¿no me aproveche del mayor?

―¿Se refiere a si me montó para aparearse conmigo?

Luo Binghe no pudo evitar toser completamente avergonzado. Mobei-Jun comenzó a preguntarse que tantas tonterías había aprendido en el Reino Humano este lobo para actuar tan avergonzado por algo completamente normal.

Pero Mobei-Jun no era un partidario de las mentiras.

―No lo hizo.

Y Luo Binghe soltó un suspiro completamente aliviado.

El solo pensar que había sido infiel a Shizun había aterrado completamente a Luo Binghe de formas insostenibles.

Aun si Shizun y él no estaban en una relación, Luo Binghe no quería aparearse con nadie que no fuera Shizun.

Su corazón le pertenecía a Shizun y a nadie más.

―Cuando enloqueció terminó cayendo en una cascada cercana. Cuando lo encontré su cuerpo estaba muy frio así que lo traje aquí y calenté su cuerpo. Nuestros cuerpos están adaptados para cumplir mejor con la tarea estando desnudos.

―¿Solo eso?

―Sí, solo eso.

―Que alivio.

Mobei-Jun no entendió a ese lobo.

Aun si su Amo lo hubiera montado no veía cual era el problema. Mobei-Jun era un omega fuerte y fértil, era consciente de su apariencia y aroma que había atraído a muchos alfas en el pasado que quisieron montarlo. Mobei-Jun los rechazó y derrotó a todos.

Solo uno había por fin logrado derrotarlo y parecía ser lo suficiente fértil para que Mobei-Jun considerara que dejarse montar por este macho podría ser útil. Lo suficiente para obtener un linaje fuerte e indomable que podría ayudarlo a conseguir sus metas y...

¿Y este alfa lo rechazaba?

La bestia interna de Mobei-Jun no pudo evitar sentirse un poco ofendido.

Pero entonces su cabeza le llevó a pensar en ese omega de ojos verdes.

La forma en la que este lobo lo protegió, la razón por la que había aceptado venir con él en primer lugar.

Los humanos eran bastante hipócritas cuando se hablaba de la poligamia, supuestamente muchos la consideraban valiosa pero esos alfas solo la usaban para satisfacer sus propios fines, olvidando por completo como debía funcionar la verdadera poligamia.

De hecho varios de ellos como los demonios tenían harenes con varios o incluso cientos de omegas. Si este lobo comenzara un harem no había ley que lo impidiera.

A menos que...

Este lobo ya hubiera entregado su corazón a ese omega y siguiera el instinto de la Sangre de Dios.

Eso tenía sentido.

Y si eran destinados el lazo haría que este lobo ya no quisiera un harem en realidad.

Un monógamo igual que su Dios.

Interesante, la Sangre de Dios no solo le daba mayor poder y habilidades vinculadas con Huangdi. Sino que también podría adherirlo a sus costumbres e incluso el cómo trabajaba su corazón.

Tal vez debería preguntarle a ese siervo humano suyo más sobre las costumbres de su nuevo amo para no cometer errores en el futuro.

Sus ojos pasaron nuevamente al lobo, quien ya había cubierto sus genitales y piernas con una de las pieles.

Mobei-Jun, comprendiendo que esas eran las costumbres a las que su señor se había educado, decidió que tal vez era mejor respetarlas y adaptarse si deseaba mantener esta alianza que le era tan útil.

Lo que menos le convenía era que este lobo se fuera sin él.

Cuando Mobei-Jun cubrió su cuerpo con aquella larga capa negra que había logrado recoger antes de lanzarse por este lobo a la cascada, sus ojos fríos miraron al joven.

Ese lobo que ahora era su jefe se sentó adecuadamente contra la pared, su brazo derecho se recargó contra su rodilla. Los fuertes músculos se flexionaron dejando en claro el arduo crecimiento que su cuerpo había logrado tomar después de romper esa piel humana.

Ahora era un adulto, uno que tenía una mirada bastante intimidante capaz de incluso asustar mil bestias. Mientras sus iris rojos brillaban al igual que la Marca Sagrada que reflejaba su ascendencia como un miembro del clan del fuego.

El Príncipe Heredero de la manada Mao.

Aquel que fue bendecido por Su Gran Señor que el clan del fuego abrazó como su verdadero patriarca tras la traición de aquella escoria.

Mobei-Jun no pudo evitar pensarlo.

Con ese aspecto y esa mirada quedaba claro que había hecho una buena elección.

Y esa voz gruesa que le habló lo confirmó.

―¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?

―Tres días.

―Mi ropa se quedó en el Reino Humano, necesitare conseguir algo. Este cuerpo es más grande ahora.

―Encontraremos algo. Me encargaré de conseguir las túnicas más cómodas para usted.

―Mobei-Jun es tu nombre, ¿no es así?

―Lo es.

―Cuando nos conocimos no pude preguntar apropiadamente sobre muchas cosas. Ahora que tenemos tiempo tengo muchas dudas que me llevan a muchas preguntas.

Mobei-Jun lo entendía.

―Este quiere preguntar, ¿Qué es la Sangre de Dios?

―La Sangre de Dios es algo que solo las bestias purasangre y los alfas dominantes pueden presentar entre sus venas de forma natural. Es la sangre de nuestro mayor ancestro y el Señor de las Bestias Ancestrales.

¿El Señor de las Bestias Ancestrales?

―La Sangre de Dios es literalmente la sangre de quien veneramos en el Reino Demoniaco como nuestro Dios principal, el mayor ancestro del Clan Demonio. El Patriarca de las Bestias Ancestrales. El Ancestro Xuanyuan.

Algo vino a la cabeza de Luo Binghe.

La poderosa imagen de una estatua.

La estatua de un dragón durmiente en el templo de Meishan Yu.

Luo Binghe negó.

¿Por qué había pensado en eso?

No, esto sonaba más como...

"―Pequeño Lobo Mao"

El extraño ser que apareció en cada uno de sus sueños.

―¿Eso significa que era un lobo al igual que yo?

―No, el Ancestro Xuanyuan no era un lobo.

―¿Qué clase de mamífero era?

―No era un mamífero, pero tampoco era un reptil. La perfecta mezcla de la vida en un solo ser. Es lo único que puedo decir porque es lo único que sé en realidad. La información respecto a él es bastante limitada para aquellos que no son el Junshang del Reino Demoniaco.

Junshang.

La palabra se instaló en la mente de Luo Binghe.

―¿Qué es un Junshang?

―El Señor del Reino Demoniaco. El título que se le da al Emperador de este. Actualmente no hay uno, pero...

―¿Qué pasa?

―Pero por su aroma puedo deducir que usted es el príncipe heredero de la manada del Sur.

El ceño de Luo Binghe se frunció con consternación.―¿Qué?

―Usted tiene el aroma a canela que caracteriza a la manada Mao del Sur, el único pura sangre conocido en ese clan antes era el Emperador Tianlang-Jun. Pero él fue encerrado por los humanos hace dieciocho años atrás. Sin embargo, usted tiene su aroma.

La mente de Luo Binghe fue atrapada por la sorpresa.

Tianlang-Jun.

Había oído ese nombre en las clases de Shizun y también con Meng Mo, pero...

Pero algo como eso.

"Mayor Meng Mo, ¿eso puede ser verdad?"

Entonces pudo escucharlo.

―Ahora que la maldición del corazón se ha borrado puedo ver mejor tu interior, pero no tengo muchas respuestas sobre ello. Solo sé que efectivamente como este leopardo dice, tienes sangre Mao en tus venas.

Si eso era cierto...

―Estas insinuando... ¿Qué soy hijo de ese tal Tianlang-Jun?

―Es la única posibilidad que se me ocurre, después de todo es un aroma penetrante como puede ser un lazo directo.

"―Quiero ayudar a Shizun a cumplir sus sueños"

No, si hacia algo así Shizun podría enojarse demasiado.

Pero si era cierto...

Algo como eso podría ser útil para ayudar a Shizun.

―¿Qué es lo que sabes entonces sobre el Corazón de Dios?

―El Corazón de Dios son todos los sentimientos oscuros y el resentimiento absoluto del Ancestro Xuanyuan materializados en una poderosa espada de metal negro. Eso es Xin Mo, la espada que según las leyendas por su conexión con el verdadero corazón de nuestro Dios es capaz de lograr atravesar portales a otros mundos que fueron creados cuando nuestro Gran Señor nació.

Xin Mo.

Meng Mo le había dicho que si conseguía aquella espada llamada Xin Mo podría lograr muchas cosas, pero la más importante.

Podría proteger a Shizun.

―Debido a ese poder muchos han codiciado Xin Mo y la han buscado por años. Pero la espada nunca ha permitido que alguien la encuentre, no una criatura común. Solo aquellos que tienen la Sangre de Dios de forma legítima son compatibles con la espada, pero aunque varios hijos de esta lo intentaron el Ancestro Xuanyuan no permitió que nadie la tomara.

Así que a eso se refería el Mayor Meng Mo sobre la compatibilidad con su ancestro.

―Sin embargo, usted ha sido educado por un humano y parece tener sentimientos compatibles con los del Ancestro Xuanyuan. El deseo de proteger a alguien.

De amar de esa manera a un solo ser durante una vida y tres mil más.

―Y eso es justo la razón por la que buscaste aliarte conmigo. Crees que puedo ser compatible con la espada.

―Así es. Solo los demonios celestiales alfas y alfas dominantes pueden tener contacto con el Corazón de Dios y son compatibles con este. Aun si nuestros objetivos tienen una naturaleza diferente, puedo ver que al igual que yo buscas hacer algo por tu gente. Aun si solo es uno.

―¿Qué es lo que deseas hacer en realidad?

Los ojos de Mobei-Jun le miraron seriamente. Imágenes del pasado volvieron a su mente junto a las mentiras y las traiciones.

Y Mobei-Jun supo que había llegado el momento de actuar.


Agradeciendo infinitamente sus votos, comentarios y todo el amor, paciencia y apoyo que le han dado a este proyecto, me despido.

¡Felices fiestas y que tengan un feliz año nuevo!

¡Hasta el siguiente año!

¡Gracias por leer!

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