AILA
A la mañana siguiente desperté con un dolor de cabeza insoportable, la ansiedad, el temor y el estrés aún estaban presets en mi cuerpo, y como no estarlo, si soñé que esos tipos volvían por nosotros y nos disparaban con sus pistolas directamente en la cabeza, sin dudas, los sucedido en ese restaurant se quedaría en mis memorias por mucho tiempo.
La pesadilla me había mantenido en vela casi toda la noche, fue horrible y lo peor de todo era que se sintió tan real, como revivirlo todo nuevamente.
Suspiré cansada he intenté levantarme de la cómoda cama, pero él brazo de Maxwell en mi cintura me lo impedía y no pude evitar sonreír como tonta al ver el pelo revuelto de Maxwell y su torso desnudo, abrazándome posesivamente, como si no quisiera que me escapara de entre sus brazos. Con cuidado de no despertarlo traté de soltarme de su agarre para luego sentarme en el borde de la cama y pasar una de mis manos por mi risado cabello rubio mientras bostezo tranquilamente.
Me levanté de la cama con sumo cuidado de la cama para dirigirme con paso rápido al baño y darme así una ducha de agua caliente.
Al terminar me coloqué un vestido fresco, era rosado y bastante olgado, estaba hacienda un poco de calor, volví a la cama y me senté en ella nuevamente, Maxwell aún seguía durmiendo placidamente y yo no pude evitar examinarlo lenta y detenidamente.
El ruido de mi teléfono celular me sacó de mis pensamientos, haciéndome sobresltar un poco en el acto, me incline y lo tomé de la mesita auxiliary y al ver el nombre que iluminaba la pantalla, casi se me sale el corazón por la boca.
"Llamada entrante de Mamá"
No puede ser, ahora que veía su contacto me sientía la peor de las hijas, había estado tan estresada estos días que no la había llamado en más de una semana, ella y Henry debían de estar muy preocupados por mí.
Contesté la llamada segundos después y escuché claramente como ella sueltó un suspiro de alivio al hacerlo.
-M-mamá
Tartamudeé un poco, sabiendo de que ella estaba muy enojada porque no la había llamado desde hacía bastantes días.
-¡Aila!, me tenías preocupada, por dios, te he estado llamando en toda la noche y no me contestabas y Maxwell tampoco -su voz sonó entre aliviada y furiosa- ¿Sabes el susto que me has dado?
-Lo siento, no lo escuché y Maxwell seguro que lo tiene apagado
Dije lo primero que se me ocurrió, tratando de calmarla un poco, aunque al parecer no lo conseguí del todo.
-Menos mal que estás bien - suspiró- Nos enteramos de lo que les pasó en ese restaurante
-¡¿Qué?! -me exalté un poco- ¿Cómo se enteraron?
-Hija, estamos hablando de Maxwell Jefferson -dijo con voz obvia- Es uno de los empresarios más importantes del mundo, lo sucedido ya está en televisión
Vaya, veo que las noticias vuelan y sobre todo si se trataba de Maxwell.
-Bueno, ya no te alteres mamá, no nos pasó nada
-Menos mal, ¿cómo has estado, Aila?, no sabes cómo te extraño y Henry también
Suspiré con cansancio, iSupieras mamá!, si supieras todo lo que ha pasado estoy segura de que me odiarías y no volverías a dirigirme la palabra nunca mas en la vida.
-Estoy bien, la relación entre Maxwelly yo resultó ser mejor de lo que pensaba -dije con voz pausada, pero segura.
-Me allegro, cariño
Por mucho que mi madre trató de sonar realmente felíz, yo sabía muy bien que era una total mentira, ella odiaba a Maxwell y el hecho de que me llevara bien con él solo retrasaba mi decisión de regresar a Estados Unidos con ella y Henry, y eso a mi madre no le gustaba en lo más mínimo, yo la conocía tan bien.
-Cuéntame de Henry -cambié el tema.
-Ya sabes cómo es -bufó alegre- Estos días ha estado más cariñoso que de costumbre, no se me despega ni para ir al baño
No pude evitar soltar una pequeño risita, los echaba muchísimo de menos, eran los únicos padres que conocía y por las cosas estaban resultando, Henry sería al único que concideraría mi padre, me sobresalté un poco al sentir unas manos rodear mi cintura nuevamente mientras dejan un beso en mi cuello.
En seguida mis alarmas se activaron y sientí un poco de miedo, por lo que me giré para decirle a Maxwell que guardara absoluto silencio, pero, ya fue un poco tarde.
-Muñeca -me llama con voz adormilada- ¿Qué haces despierta, vuelve a la cama con daddy?
Me dice lo suficientemente alto como para que mi mamá lo escuchara, cerré los ojos con fuerza y respiré pesadamente, amaba a Maxwell, pero justo es este momento lo querria matar con todas mis fuerzas.
¿Daddy?
No podía creer que en serio Maxwell Jefferson hubiera dicho algo así.
-A-Aila -la voz de mi madre tembló- ¿Quién es ese?, dime qué esa no es la voz de Maxwell, por favor
Mi madre hablaba tan nerviosa que no sabía que demonios hacer, rápidamente me di la vuelta y empujo a Maxwell contra la cama y me siento a horcajadas sobre él y con mi mano libre le tapo la boca para que no diga nada más.
-¿Qué dices mamá?, Claro que no es mi Maxwell -mentí descaradamente.
-¿Entonces? -interrogó.
Traté de pensar en alguna escusa lo más rápido que pudiera y la única que se me ocurrió fue sin dudas, la peor que pude haberle dado, mucho más si Maxwell estaba presente.
-Es Donnan, ¿no sé si te acuerdas de él? -para mi sorpreza mi voz sonó segura.
Al decir eso Maxwell habrío los ojos en demacía y alzó una de sus cejas en clara señal de enfado, sus ojos se oscurecieron y cerro sus manos en puños, se notaba enojado. Escuché como mi madre suspiraba aliviada a través de celular.
-Claro que lo recuerdo, es uno de los mejores amigos de tu padre- suspiró- Aunque, es un poco mayor para tí y eso está mal me regaño un poco.
-Sabes que la edad nunca a sido un problema para mí, además, me encanta lo prohibido -susrré mientras miraba a Maxwell con firmeza.
-No tienes remedio, hija -su voz sonó divertida.
Sentí como Maxwell acariciaba mis piernas desnudas y subía sus manos lentamente hasta llegar a uno de mis senos y hacer presión en él, solté un pequeño gemido de deseo y me cubrí la boca al instante.
¡Mierda!
-¿Aila? -dijo mi madre preocupada.
-M-mamá, te llamo luego
Suspiré con fuerza, Maxwell siguio con lo que estaba haciendo, pero estaba vez se inclino hacia adelante y dejo un camino de besos húmedos en mi cuello, haciéndome estremecer de deseo.
-No, hace mucho que no hablo contigo, Aila -me dijo con voz apagada- No te atrevas a colgarme advirtió.
Estaba haciendo mi mayor esfuerzo para mantenerme firme, pero todo eso se fue a la mierda cuando sentí como Maxwell metía una de sus manos dentro de mi vestido y separaba ligeramente mis bragas para después introducir uno de sus dedos en mi vagina.
No pude evitarlo más y un fuerte gemido salió de mis labios y me importo una mierda que mi madre estuviera escuchándo en esos momentos.
-Vaya, veo que Donnan está con ganas -dijo divertida.
-M-maldición, mamá te llamo luego. A-adiós
Sin más colgué la llamada y me lancé a sus labios, mientras él me desabrochaba el vestido, se separó de mí un poco y ví su mirada oscura, como nunca antes.
-¿Así que Donnan? -su voz sonó enjada y traviesa.
-Y-yo... S-solo
-¿Tu solo que, Aila?
Me costaba respirar debido a las estimulaciónes que Maxwell le daba a mi clítoris.
-Has sido una niña mala, Aila, ¿Sabes que es lo que reciben las niñas malas -preguntó con tono inocente.
Sentí como introducía otro de sus dedos en mi interior, haciendome jadear cada vez más, ¡Maldición!, ¡Cómo lo deseaba!
-U-un... c-castigo -mi voz salió en un susurro.
-Muy bien, ahora tu daddy te va a castigar -sentenció con una perverse consisa que no hizo más que encenderme.
De un solo movimiento Maxwell me dejó contra la cama, se separó un poco de mí para poder desabrocharse su pantalón y al hacerlo se sacó también su bóxer, volvió a colocarse entre mis piernas, rosando con su erección mi vagina, haciendome delirar del placer y las ganas que tenía de tenerlo dentro de mí de una maldita vez.
Entró en mi de una sola embestida, sin siquiera avisar, arrancándome un gemido de placer, que estoy segura, se escuchó en toda la maldita mansion Jefferson.