Ragen

By Jas_FR

2.6K 217 58

Entre los abismos de la oscuridad emergen las cadenas de la desesperación por escapar de aquél internado somb... More

Sinopsis
Uno
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Seis
Siete
Ocho
Nueve
Diez
Once
Doce
Trece
Catorce
Quince
Dieciséis
Diecisiete
Diecinueve
Veinte
veintiuno
Veintidos
Veintitrés
Veinticuatro
Veinticinco
Veintiséis
Veintisiete
Epílogo

Dieciocho

52 5 0
By Jas_FR


Shun

Hace días que no veía a Jaina pero me aseguraron que está viva, eso es lo único que importa.

El sacerdote Samuel se notaba ansioso y no prestaba atención a Nina que leía sus plegarias esperando que le corrija algún error.

—Estás distraída, señorita Shun —dijo él tocando mi barbilla.

—Lo lamento.

—Pareces un ángel, lástima que ya tengas dueño.

Su comentario me confundió al igual que a las demás chicas, intenté darle un significado pero no pude, no soy buena con los mensajes ocultos.

—Disculpe mi atrevimiento pero cuál es el significado.

—Los ángeles sirven a un sólo señor por el que dan su vida, eres presa de tu pasado y por lo tanto él es tu dueño.

—Padre Samuel...

—Si quieres librarte de eso búscame y te diré cómo hacerlo.

Cautivada por la suavidad de su voz asentí, no es de negar su belleza a pesar de ser un hombre de cuarenta años.

Dejé la iglesia y me dirigí al comedor, por uno de los pasillos vi una melena rubia pasar con rapidez, inmersa en curiosidad lo seguí, ingresó al aula de música, sentado de espaldas me acerqué.

—Conrad.

—¿Te divertiste siguiendo?

—Lastimosamente no.

Intenté acercarme pero noté unas pequeñas manchas de sangre en el piso, caían de su brazo izquierdo, me arrodillé a su costado y subí su manga.

Los puntos de su herida se abrieron.

—¿Qué te pasó? —cuestioné.

—Ayer tuve una emocionante aventura pero Ragen no está para curarnos.

—¿Nos?

—Los demás igual están heridos.

—Déjame atenderlos.

Tengo conocimiento básico para estas cosas.

—Si me muestras tu título de enfermera puede que lo considere.

—Estoy ofreciendo ayuda.

—¿Por qué nos ayudarías?, sabes lo que hacemos.

—No sé toda la verdad.

—Espera que Jaina vuelva y te lo contará.

—Los curaré con una condición, cuéntame la verdad.

—Si lo hago tendrás que morir —se enderezó con inmodidad.

—No diré nada, lo prometo.

Su carcajada resonó con eco por toda la habitación.

Relamí mis labios ansiosa.

—Deja esa mierda para los políticos de este país, ellos sí saben mentir.

—Dime lo que pasa en este lugar y te contaré sobre mi venganza —dije al ponerme de pie.

—No me interesa.

—¿Te daré lo que me pidas?

Levantó una ceja con interés.

Tengo pocas cosas que ofrecer.

—Bien. Arrodíllate.

Mis labios se entreabrieron.

Espero no haber entendido mal, ¿acaso él quiere que... que le haga sexo oral?

Hice caso a su petición, me arrodillé a su lado, se acercó hasta que sentí su aliento pero sólo esbozó una sonrisa burlona.

—Así me gusta, que hagan caso.

—Fuerte o lento

—¿El qué?

—Cómo quieres que chupe tu pene.

—No te pedí que lo hicieras —se mostró indignado.

Carajo.

—¿Ah no?

—¡No!, quería saber si eras leal a mis órdenes —su risa de amplió—. Qué mente más sucia tienes.

—Debiste explicarte mejor.

—No te muevas, traeré a los demás.

Uno a uno fui suturando sus heridas que de lejos se notan que son de bala, me limité a sólo atenderlos y no dejarme llevar por mi curiosidad, en ocasiones es mejor quedarse con la boca cerrada.

El pelirrojo me miró con lujuria, admito que esa noche fue increíble pero fue muy brusco, tanto que me dejó moretes en cada músculo.

—Eres muy sexi —su comentario captó la atención de todos.

—Lo sé, soy consiente de mi propia belleza.

A lo lejos escuché la risa de Conrad, Emett rodó los ojos y sujetó mi muñeca, ese simple agarre bastó para enrojecer la zona.

—Con una enfermera tan sexi es imposible no tener una erección, necesito atención urgente.

—Emett... —mi vista cayó en Antoni que denota tristeza y enojo—. Tienes dos manos que perfectamente puedes usar para masturbarte.

—Creo que no comprendes.

—Dejemos esta charla y déjame curarte.

—¡Shun, quiero cogerte, maldición! —apretó su agarre a tal punto que no sentí la mano.

—Yo no quiero hacerlo contigo.

—Vamos, sé que te gusta, esa noche no dejabas de gritar cómo perra en celo.

—Si no hubieras sido tan brusco quizá lo habría gozado más.

—Pero si te gustó, cogeremos ahora y no me importa si es frente a estos inútiles.

—Basta, Emett —el rubio sujetó su hombro infringiendo presión, gracias a eso pude liberarme del agarre—. Esta para curarnos, no para ser tu puta.

—¿Acaso también quieres cogerla?

Se acercó a él y le susurró algo al oído, aquello sorprendió a Emett que callado abandonó el lugar.

No estoy en posición de enfrentarme con ellos.

—¿Qué le dijiste? —pregunto en voz baja.

—Es un secreto.

Esperó a que todos dejaran el lugar y me contó todo sobre ellos, cada secreto que oculta el internado, desde el tráfico de órganos hasta la venta de personas.

Me brindó la misma información que Jaina tiene. Ante eso tuve que decirle mi propósito oculto, más que eso, creo haber confirmado sus sospechas.

Encaminada hacia mi habitación no dejé de pensar en aquella mirada gélida y oscura, cómo si de un agujero negro se tratase.

Mis días en el orfanato jamás abandonarán mi mente hasta que consiga venganza.

—¡Shun! —al escuchar su llamada quedé petrificada, cada uno de mis recuerdos bombardeó mi mente.

Dolor.

Giré y me encontré con esa risa burlesca, cómo lo detesto.

—Orlan.

—Si planeas tirarte a mi hermano hazlo con preservativo, no quiero que le contegies tu peste.

—Tú te me adelantaste.

—A pesar de los años seguirás siendo mi juguete, sólo mío —soltó su veneno.

Iba a responder pero nuestra charla se vio interrumpida por su hermano que desde mi perspectiva llegó en el momento justo.

Tomé su mano y lo llevé hasta la capilla, me aseguré de estar solos, nos sentamos cerca del confesionario, ya no había secretos entre nosotros y considero que es algo bueno, es beneficioso tener a un nerd de acto cámaras como aliado.

Quizá deba hablar con Naron sobre esto.

—¿Tu estómago es resistente?

—Sí, supongo, si doy muchas vueltas me mareo.

—Veremos algo interesante.

—¿Interesante o perturbador?

—Ambas, de igual forma será fascinante.

—Estoy lista.

—Créeme que no lo estás.

Lo seguí hasta el altar, debajo del mismo se encontraba una puerta, al abrirla pude escuchar gritos mezclados con sonrisas sonoras, miles de cosas cruzaron por mi mente pero ninguna fue acertada.

Bajamos y lo primero que rodeó mi vista fueron las luces rojas que alumbran un pasillo largo lleno de puertas transparentes, tragué grueso ante el escenario frente a mi.

Una joven desnuda se encontraba con los brazos atados al techo, un sujeto se acercó a ella con una motosierra y comenzó a cortar lentamente desde su vagina hasta el cráneo, ella gritó pero aquel pedido de ayuda quedó opacado por varios gritos provenientes de las demás habitaciones.

—¿Estás bien?

Su pregunta la hizo con burla, mientras que mi cara se puso pálida él se notaba excitado, mi estómago se revolvió pero no me permitiré vomitar.

—¿Qué es este lugar?

—El pasillo del placer.

—Es aberrante —contuve mis náuseas.

—Eres normal pero resistes bastante.

—Tengo una pregunta.

—Hazla.

De reojo vi a una anciana cortarle el miembro a un chico joven, con sus arrugadas manos tomó el trozo y procedió a penetrarlo, él chillaba pero la cuerda en su boca no le permite emitir un ruido más fuerte.

La mujer sujetó el pene y se autopenetró, no parecía estar en sus cinco sentidos, cualquiera pensaría que un demonio la tiene bajo su dominio pero en ocasiones los instintos naturales del hombre no están proyectados por seres externos a este mundo terrenal.

—Me pregunto si serás una víctima o sobreviviente.

—¿Disculpa?

—Que Dios lo haga.

Me empujó dentro de una habitación y la cerró, mis manos golpearon el vidrio pero este no se rompió, sus orbes negros me analizaron pero no mostró emoción alguna.

—¡Abre la puerta! —exigí pero mi petición fue negada, movió su dedo índice a cada lado.

—Las órdenes vienen de arriba.

—¡¡Conrad, por favor!!

—Pidieron por ti, obedece a tu dueño.

—¡No lo hagas, no quieres hacerme esto! —unos brazos cogieron mi cadera y me levantaron, intenté liberarme pero fue inútil—. ¡Conrad!

—Sobrevive y vendremos por ti.

—Conrad, yo te...

Fue tarde, un golpe en la cabeza me dejó inconciente, no pude decirle aquello que llevo guardando por mucho tiempo.

¿Acaso podré sobrevivir?

No, nadie sobrevive a los monstruos.




Antoni

Pegué la fotografía a mi pecho, deseaba estar con ella pero eso jamás sería posible, mi mejor amiga nunca volvería de la muerte, debo soportar esta maldita ilusión donde no puedo vivir tranquilo.

Soy temido pero también me consideran una amenaza mínima a la cual todos manipulan.

Soy Antoni Leroy pero a la vez no lo soy.

—Termina tú resumen.

—Si.

—Luego tomarás tus pastillas —el enfermero dejó sobre la mesa un vaso blanco junto a tres pastillas.

—Monroe —llamé a mi guardia que a paso pesado se acercó.

—¿Qué pasa?

—¿Ragen, ya volvió?

—Debe seguir en su habitación, estos días no lo he visto.

—Gracias.

Síndrome de personalidad múltiple, bendición o maldición, mi otro yo es más errático pero el único beneficio que encuentro es que sé lo que hace y aunque no puedo detenerlo es un avance estar lúcido en todo momento.

Sin família y con un pasado que olvidé, eso me marca como una oveja que deambula sin destino fijo. Deseo saber quién soy en realidad y conocer mi historia, buscar la verdad sobre quienes fueron mis padres y si es que siguen con vida.

¿Qué desencadenó mi síndrome?

También me lo cuestiono.

Inmerso caminé hasta la habitación de Ragen, siento una calidez incomparable cada que estoy en su lugar y me lleva a los dias donde nos conocimos por primera vez, sonrio ante el recuerdo de haber estado enamorado.

Él será quien te controle, sólo debes escucharlo —asentí las indicaciones del director.

Sentado frente a él los nervios brotaron, su mirada veía a través de mi insignificante ser, sí, ante él no soy nadie.

Chasqueó los dedos llamando mi atención.

Concentra tus ojos en mis labios.

S-si.

Qué agonía.

Ver esos carnosos y dulces labios moverse me impulsan a saltar sobre él y comerlo, un simple orden de él me hizo poner duro.

Es tan sexi.

Tiene una mirada gris como la plata.

Una piel blanca como la luna.

Un cabello sedoso, brillante y de color oscuro.

Trae a tu otro yo conmigo, quiero hablar con él.

Sacudí mi rostro.

No, él no.

Lo quiero a él, obedece.

Yo no...

¡Te lo ordeno, perro, soy tu dueño y debes hacerme caso! —su voz grave me dejó estático del miedo—. ¡¡Traelo!!

Cerré los ojos y al abrirlo me encontré en el cine de mi mente, en la pantalla se proyecta todo lo que sucede en mi cuerpo al cual no tengo acceso.

Ragen habló con mi otra personalidad con la que hasta en ese momento no pude controlar, jugaba conmigo y aparecía cuando no debía, eso me dificulta ser parte del círculo negro, nadie quiere a alguien que no puede controlarse.

De manera imprevista mi cuerpo se abalanzó sobre Ragen, asustado con él simple hecho de que mi otra mitad lo lastime me levanté de la silla y corrí hasta la sala de proyección, la salida de mi cine metal, giré de la perilla pero no logré hacer nada, Antoni me prohibió el acceso, miré a la pantalla pero mi sorpresa se amplió al notar que el pelinegro permaneció inexpresivo a pesar de estar siendo ahorcado, nos miraba fijamente.

El verdadero dueño es Antoni, tú sólo eres una parte rota que nació de él, vuelve al lugar que perteneces.

¡¡No somos la misma persona, yo mando porque él es débil, jamás hubiera sobrevivido de no ser por mi!!

¿Cuál es tu nombre?

Soy Antoni.

No tienes nombre, por eso piensas que debes tener control de este cuerpo.

¡Antoni, Antoni, Antoni! —repetía mi yo.

Serás dos, acepta que eres dos.

¡No, no, no!, ¡Antoni!, ¡¡¡Soy Antoni!!!

Ragen agarró los dos brazos que apretaban su garganta.

Eres número dos y sólo tomarás el control de este cuerpo cuando debas matar gente. Protejes a Antoni, ¿verdad?

Si, yo sufro para que él no lo haga.

Pero permites que él vea todo lo que haces.

Sólo así será fuerte, debe aceptar que somos uno sólo.

Sé que me escuchas, Antoni, muestra quien es el verdadero tú.

No, no dejaría que algo le pase, no cuando está intentado ayudarme a controlar lo que creí incontrolable.

Estoy cansado de perder el control de mi cuerpo.

Yo te creé para escapar de mi realidad, soy yo quien te controla a ti, no al revés —dije mirando la pantalla.

¿Ah, si?

Me giré y ahí estaba, mi yo se hizo presente ante mis ojos, fue la primera vez que lo veía.

Estar frente a una copia mía es algo que aterra.

A pesar de estar conmigo seguía teniendo el control del cuerpo.

Número dos.

No sabes lo que viví sólo porque tú eras débil, me debes la vida.

Me niego a ser yo el controlado, naciste de mi dolor pero adivina qué.

¿Qué?

Es mi dolor, no tuyo, de la misma manera eres mío, de mí propiedad.

Morirás si me dejas.

Lo que le aterra es desaparecer.

¡¡Eres el número dos!!, vivirás para matar.

¡No!

¡Soy Antoni Leroy!, ¡¡Soy quien te ordena ser espectador!!

Abrí los ojos con pesadez, nuevamente tenía el control completo, me levanté del suelo en busca de su rastro, estaba sentado en una silla con un libro en sus manos, al verme consciente lo cerró generando un sonido seco.

Tardaste.

¿Cuánto tiempo estuve dormido?

Cinco horas.

Eso es mucho.

Fue lo suficiente para acabar un libro —caminó a la salida pero volteó a verme—. Yo los controlo a los dos, no lo olvides.

Si...

No me molesta.

Él puede controlarme a su antojo.

Cuando veas sangre saldrá, el control sobre una personalidad no es tan sencillo, ambas anhelan tener el control pero mientras se lleven bien acordarán quién tendrá el control.

Frank es el líder y pedirá ser quien me controle.

Por ahora es igual de impulsivo que número dos, cuando aprenda a controlarse si quiera un poco empezaremos a ver si puede controlarte.

Pero dos está tranquilo.

Por ahora, seguiré trabajando con sus mentes.

¿Por qué?

Porque ese es mi trabajo.

Mis dedos acariciaron el lomo de sus libros con delicadeza.

Él nos pudo controlar porque ambos sentíamos algo por Ragen, eso fortaleció nuestra conexión pero no tardé mucho en darme cuenta que vivía en una ilusión romántica, jamás sería mío.

No me molesta ser usado por él.

El paso de los años me fortaleció pero vivo con el miedo a romper el control que tanto me costó tener. Soy cruel, deseo que Jaina no vuelva al internado, es el oscuro deseo que número dos intenta pasarme.

Para todos Ragen es un misterio, sabemos poco de él pero sabe todo de nosotros, es aterrador, una mirada basta para que sepa incluso nuestros miedos más profundos.

Abandoné el lugar y caminé a la habitación de Emett, sobre el escritorio estaba una pintura de Shun, su cabello rojizo fue hecho con pintura y sangre, estaba de espaldas con el rostro a un costado, sus ojos transmitían deseo, inocencia y timidez.

Bellísima.

¿Verdad que lo es, número dos?

Si pero Jaina es superior.

Por eso Ragen la tiene a su lado.

—¿Qué te parece mi arte? —Emett apegó mi espalda contra su pecho.

—Nunca me pintaste así.

—Un lienzo no basta para captar tu belleza.

—¿De verdad? —pregunté con ilusión.

—Sólo siente cómo me pones —guió su mano a su entrepierna abultada.

—Estás cómo yo.

Así somos.

Conectamos cuando necesitamos sexo.

Jadeante caí sobre las sábanas, comenzó a vestirse con rapidez exagerada, tomé aire antes de dirigirme a él que parece huir de un incendio.

—¿A dónde vas?

—No he visto a mi musa y temo que esté en con su dueño.

—¿Fue elegida?

Hizo un sonido afirmativo.

Busqué mi ropa interior debajo de la cama, me duele todo el cuerpo.

—Ragen vendrá pronto y debo gozar de este tiempo.

—Sé claro, Emett.

—Mataré a Shun.

Continue Reading

You'll Also Like

78K 3.3K 36
Querido mejor amigo...
2.9K 464 6
Hyukjae solía acusar a Donghae de ser como un perro golden retriever: demasiado amigable y feliz.
12.3K 283 22
Hay un Dicho muy conocido "𝘏𝘢𝘺 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦𝘯𝘦𝘳𝘭𝘦 𝘮𝘢́𝘴 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰 𝘢 𝘓𝘰𝘴 𝘷𝘪𝘷𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘢 𝘭𝘰𝘴 𝘮𝘶𝘦𝘳𝘵𝘰𝘴" pues el hombre es el...
7.9K 324 20
Has oido de los hibridos no, pues te presento a Jeon Jungkook el es un hibrido de conejo, conosido como rabbit el rey de la mafia su habilidad es con...