Un Príncipe De Cuento ©

Par yong7ho

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Zean está obsesionado con el príncipe de su nación, lo adula desde que es un niño y desea poder ser su novio... Plus

Sinopsis.
Capítulo uno: Príncipe sexy.
Capítulo dos: Fiesta secreta no tan secreta.
Capítulo tres: El gay sin final feliz.
Capítulo cuatro: Afeminado.
Capítulo cinco: Visita real.
Capítulo siete: ¿Qué somos?
Capítulo ocho: Revelaciones.
Capítulo nueve: Un 17 de sep traumático.
Capítulo díez: La verdadera cara del Príncipe.
Capítulo once: Un beso que dice "te extrañé".
Capítulo doce: Graduación y un alfa en celo.
Final

Capítulo seis: Beso.

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Par yong7ho

🤴

«Dos semanas después...»

El universo me bendijo al nacer con el don de la inteligencia.

Recuerdo que cuando tenía seis ya sabía dividir por dos cifras, leía tres libros infantiles a la semana, multiplicaba números grandes en mi mente y tenía la manía de pensar que estaba en el grado educativo equivocado. Y lo fué, aún así mis padres no quisieron que me subieran muchos años y sólo me adelantaron uno, supongo que necesitaban que pasará por todos los grados aún así, en fin, la cuestión es que es verdad lo que dijo el director, soy el mejor de mi año, y si, eso está bien. Pero, ser el mejor no significa tener que ser el "resuelve todo".

En mí la belleza es un extra definitivamente, no soy un 50/50, como cuando un chico es inteligente pero feo, o lindo pero bruto. En cambio Arthur, Arthur... Arthur, el perfecto hombre de cabellera color chocolate oscuro, ojos verdes como dos flores de menta y piel blanca con lunares esparcidos, ese Dios del Olimpo fué bendecido sólo con eso, con una increíble belleza, ah, y con una cama de oro, pero claro, ¡NO SIRVE PARA ABSOLUTAMENTE NADA!

Gracias al universo que es un príncipe, al que le hacen todo y no tiene porqué mover un dedo ni para cepillarse los dientes, porque estoy seguro de que si fuese un chico normal tendría una madre tercermundista que le diría a diario "Debí abortar, malparido".

Han pasado dos semanas desde que le dije "Sí" a la reina, y estas dos semanas han sido como: Tengo doscientos mil dólares. Ya no de hecho, un poco menos gracias a compras de ropa en línea necesarias, pero en fin, esos 200 se han vuelto poco para todo lo que he tenido que partirme la espalda. Es en serio, Arthur se ha dedicado a hacerme llegar todas y cada unas de sus tareas, no es como si fuesen algunas, no, TODAS, tuve que hacer hasta un dibujo de un árbol como de tercer grado.

NO ES CAPAZ DE HACER UN SIMPLE ÁRBOL. ¿¡TAN INÚTIL ES!?

Dios, podría llevar a mi cabo el plan de secuestro que tenía al principio y esconderlo en mi sótano, que pensaran que está muerto para no tener que hacer más de sus tareas. Pero bueno, a decir verdad es mejor así, no lo veo, sólo hago sus deberes y ya está. Ya está. No es como que aún estoy depresivo...

Ya, ahora debo poner a secar de nuevo el cuaderno en la ventana de mi habitación, lo manché con mis lágrimas. Sí, sigo siendo un tonto, un tonto en cantidad, perdón por defraudarlos, soy un depresivo por su culpa y me siento solo como un puto cactus en el desierto. Creí que al ser su tutor pasaría tiempo con él, y ahora paso tiempo con sus putos libros. No me mira ni un segundo en clases.

Dejé de lado el plan "pepino", Elliot dejo de insistirme con eso, no tengo tiempo de darle celos al dueño de las 20 tareas que hago al día. Aunque eso de mis planes con él ahora ya no es mucha prioridad...

Iván tiene su habitación literalmente al lado, y no lo he visto en dos semanas, bueno, en las clases, pero es igual a Arthur, como si no estuviera, no habla con nadie, ni conmigo, he tratado pero dice que está ocupado y se va, pasa las tardes en su habitación encerrado haciendo no sé qué, ni siquiera lo escucho, aunque las paredes son gruesas antes el me gritaba fuerte algo y podía oírle, ahora he tratado tanto de conversar, he ido tres veces de noche a tocar su puerta y su respuesta es "Ahora no, Zean".

Incluso Victorio, mi supuesto "mejor amigo" no se queda atrás, puesto que desde que se enteró que sería el tutor de Arthur me dijo...

"—No puedo creer que seas ahora el tutor de ese tipo sabiendo todo lo que te dijo, ¿De verdad, Zean?"

Decidió aplicar la ley del hielo. Todos los días siguientes ha estado metido en sus libros, con los audífonos puestos y dedicado al millón de tareas que tenemos. Parece que no me quiere, aunque al menos no está de novio con Zacharias. Esas palabras de Victorio no se me salen de la mente, sólo quería decirle que era por dinero, aunque no podría mentirle, acepté porque amo a Arthur, oh, también porque soy un idiota, lo sé. Aún así dentro de mi quería pasar tiempo con él y bueno, el universo me castigó de la peor manera y ahora estoy con dolores lumbares y ojeras por hacer trabajo doble como un tonto.

Ok, se preguntarán que porque sé que Vic y él no están juntos y bueno, hoy estuve viendo Instagram y Zacharias subió una foto con un "Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde" que tipo tan ridículo, tan básico, tan humillan... ¡Ya! Bueno, no sé ni porque digo eso, Dios, ¿Qué me pasa? No soy esa clase de persona.

¿En qué me convierto? ¿En qué se convierten mis amigos? ¿Por qué ya nadie es igual?

Es decir, Elliot no, él está delante de mí, sentado de espaldas en la esquina de mi cama, revisando Instagram, él es el único que no ha cambiado mucho, aunque a decir verdad sé que está triste porque Iván no nos habla, pero cada vez que trato de hablar con él cambia de tema, así qué desistí. Siento que Iván tiene problemas con sus padres, aunque más consigo mismo, creo que tal vez batalla con su homofobia interna, quizá se odia por lo que hizo con Elliot.

Lo sé porque Iván un día, cuando estaba triste me contó sobre las palizas que su padre le daba a su tío por ser gay, y realmente debe tener miedo, algo me dice que prefiere alejarse de Elliot y me duele, porque al mismo tiempo se aleja de mí. Se suponía que siempre estaríamos todos juntos, y ahora cada quien está en su propio camino.

Por otro lado, estoy sentado en mi cama, con dos libros en mi regazo y hojas al rededor, mi computador está encendido mostrando el tema que estoy estudiando hoy. Me duelen mucho los dedos de la mano y la muñeca, creo que si fuese un teléfono estaría al 10%.

—¿Sabes si mañana nos dejarán por fin salir?— pregunta Elliot sin quitar la mirada del teléfono. Creo que ve un tutorial de maquillaje coreano masculino.

Otro tema deprimente, se supone que los sábados todos los estudiantes pueden salir del internado, ir a casa de sus padres o a puestos de comida, centros comerciales cercanos y cosas así, y desde la fiesta, osea, hace dos semanas nos han prohibido hacerlo a todos los que participamos en esa mierda. Me arrepiento tanto de haber ido. Una fiesta de mierda en la que perdí la dignidad y casi muero ahogado, ¡oh! Casi omito el hecho de que me enfermé y se me rompió el corazón.

—No lo sé— suspiro. Mi teléfono suena, y el de Elliot al mismo tiempo, frunzo el ceño tomándolo, se enciende mostrando mi fondo nuevo, sí, quite la foto de Arthur que tenía antes, ahora está un gatito lindo de pinterest. Estoy seguro de que ese gato no me diría "Maldito afeminado".

—Mierda— dice, y sé la razón al leer el mensaje.

"Dirección: los estudiantes que dependan del labor social al 50% deberán el día de mañana asistir al zoológico "Sacred animals", dos autobuses estarán en la salida a primera hora, a los cuales deberán subir, (llevar una pequeña maleta con cambios de ropa puesto que volverán al otro día) El profesor Dan y la profesora Layla acompañaran a ambos grupos. Si se lo preguntan la respuesta es, NO, ninguno disfrutará del beneficio de salida, porque el labor social es de carácter obligatorio. Sin más, ¡bonito fin de semana!"

—biniti fin di simini— bufa Elliot rodeando los ojos —Tendré que limpiar mierda de orangután— tira el teléfono al suelo.

—¿De verdad crees que nos hagan hacer eso?— abro los ojos más de lo normal, Elliot ríe viéndome.

—No tonto— me remueve el cabello —Creo...

•••


Definitivamente si limpiare mierda de orangután.

Ya estamos frente al zoológico, mi maletín en mi hombro, me puse una polera blanca de flores, y unos pantalones azules. Elliot quien lleva una camisa blanca y pantalones de chandal marrones está a mi lado, fue mi compañero de asiento en el bus, apenas subimos ví a Victorio, llevaba un suéter negro con unos shorts de igual color, se veía muy lindo como siempre, estaba sentado junto a un chico de natación, no hablaban, y luego más atrás note a Iván, su camisa de botones naranja y un pantalón de pijama, sentado con uno de sus amigos, ninguno de los nombrados nos vió en todo el viaje de dos horas. Comienzo a pensar que tenemos algo exótico en la cara.

Nah, si tuviera una serpiente en la cara si me verían.

El profesor nos llama la atención porque aún no terminaban de bajar los alumnos, me pongo derecho pensando "Ok, haré como que todo está bien" y me doy cuenta que no, puesto que delante de nosotros llega un auto negro con el logo del palacio real, y seguido baja de él Arthur. Ahora sé porqué no estuvo en el autobús.

—Estaba claro que no lo dejarían venir así como así, hay mucha gente aquí— dice Elliot y es verdad, el zoológico está lleno de turistas en la entrada quienes por cierto miran hacía el auto.

Junto Arthur, hay tres guardias reales vestidos con ropa formal, el príncipe se ve precioso, lleva una camisa manga corta negra junto a un pantalón chino gris y zapatos elegantes negros, está un poco lejos pero sé que debe oler bien. Y su cabello se ve limpio y húmedo, tan hermoso, tan...

—Parece que se le olvida que hoy limpiaremos popo de animales— ríe Elliot. Es obvio que Arthur no puede salir mal vestido a la calle, menos en un lugar repleto de gente.

—¿Por qué me cortas mis fantasias mentales?— bufo siguiendo al profesor quien le enseña algo a la recepción del zoológico y nos dejan pasar a todos.

El lugar es enorme aunque hayan tantas personas, si había ido a Zoológicos pero sólo de niño, casi no recordaba como era. El piso de cemento con árboles a los lados, muchos árboles, diferentes especies de animales logró ver bajo una malla que cubre el techo: monos, aves, leones, hipopótamos, ¡Hasta un avestruz!

—¡Elliot ahí estás!— le digo señalando un venado que mordía un arbusto.

—¡Dannato! [T: ¡Maldito!].

Después un tour por todo el inmenso zoológico y de tomar unas treinta fotos de los animales, los cuales me daban miedo, por cierto, el profesor nos reúne a todos y asigna diferentes actividades, no dejo de ver a Arthur, él está con nosotros y sus guardias cerca, está por bajarme un hilo de saliva de la boca cuando me mira serio y miro a mis zapatos al instante, me exaltó respirando más rápido.

—Te odia— se ríe Elliot.

—Calla— lo golpeó en el hombro.

El profesor me saca de la conversación, dice que me toca cortar el pasto junto a Iván, quien no me mira cuando oye su nombre junto al mío, suspiro, Elliot debe darle de comer a los monos, y a Victorio por lo que oí, limpiar un recinto. Noto que no le toca con Zach, y comienzo a buscarlo, recordando que no lo ví en el autobús, ni ahora, entonces entiendo que no vino.

Me separó de Elliot siguiendo a Iván, un encargado del Zoológico nos indica como hacerlo y nos da lo que necesitamos para cortar el césped, me pongo los guantes y una cortadora, voy a encenderla pero no quiero ignorarlo, Iván está a unos pasos de espaldas, poniéndose los guantes, suelto la cortadora y voy hasta él tocándole el hombro, voltea con la mandíbula apretada.

—¿Hmm?— pregunta.

—¿Cómo que "¿Hmm?"?— digo.

Por dios Iván, reacciona.

—¿Qué pasa?— dice ahora.

Necesito paciencia, paciencia, paciencia.

—¿No sabes encender la máquina?— pregunta.

Ahora quiero abofetearlo.

—¿Me podrías decir que sucede?

—¿De qué?— responde rápido.

—¿Por qué me ignoras?— hago un puchero sin querer.

—Estoy ocupado para hablar de eso ahora— hace para encender la máquina y lo detengo —Mierda.

—¡Dime qué jodidos te sucede!— le gritó —¡Han pasado dos semanas, Iván, dos!

—No me grites— dice, parece enojarse —No quiero hablar, ¿No puedo estar solo?

—Si, puedes, una semana quizá, ¡No tanto tiempo!

—Chicos, ¿Hay algún problema?— pregunta el encargado del Zoológico.

—Si, mi compañero no deja de molestarme— responde Iván, abro la boca indignado.

—Tranquilo, tu "Compañero" no me te va a molestar más— me doy la vuelta hacia la cortadora encendiendola.

Desgraciado, hombre tenías que ser.


—Increible— dice Elliot mordiendo su pieza de pollo.

Estamos en el comedor del zoológico, todos los estudiantes a excepción de Arthur, que parece que no hizo nada, estamos sudados, llenos de barro, y sucios, comiendo pollo con Coca-Cola. Si mi madre lo supiera probablemente le daría un doble infarto.

—Iván es un puto— digo, ya le he contado todo lo que pasó, pareció asombrarse mucho, es que Iván jamás me trató así.

—Puto es Arthur— dice señalandolo con el muslo de pollo, volteo viendolo, no come, solo está ahí sentado con cara de muerte junto a su guardía —Miralo, impecable, tampoco es capaz de comer pollo, luego se ensucia el hijo de puta.

—¡Elliot!— lo recrimino —Es mi hombre.

—Si, en tus sueños Zean de los Montes— ríe. Bufo.

Ya son las 6:45 de la tarde, necesito un baño urgente, he comido cuatro piezas de pollo y parezco un cerdo, toda mi ropa está sucia por el pasto y me siento pegajoso por el sudor, además, todo el comedor huele a mono, y no, no son los monos reales.

—Bueno, amigos— dice el profesor, todos lo escuchamos —Justo al lado, como habran notado hay una posada la cual el internado reservo para todos ustedes, todos tendrán una habitación la cual deberán compartir con uno de sus compañeros, ya están asignadas y sus equipajes fueron llevados a sus habitaciones.

Comienza a nombrar las parejas y está vez no espero que sea con Arthur, no puedo tener tanta suerte dos veces, no puedo...

—Arthur de Julié y Zean Danés...

¿Que es esto? ¿Una serie de Netflix?

—Dios, es tu oportunidad— susurra Elliot. Escucho la habitación que le toca a Victorio, cerca de la mía, luego la de Iván, lejos, pero me toca con Arthur, ¿Esto es real?

Gracias universo, eres bueno, eres incondicional, mi vida es feliz, me siento bendecido por todos tus regalos, gracias, gracias y gracias.

—Mierda, me toca con ese hetere— bufa Elliot hablando de su compañero —Hoy sólo tu follas.

Río, sí, tengo mucha suerte. Mierda.

Todos salimos del comedor y seguidamente del Zoológico, me siento cansado, pero con una euforia en el pecho, la posada es enorme, de color rosa y con muchas flores, muchas habitaciones y un campo de fútbol, corro a mi habitación después de despedirme de Elliot, feliz, creo que hace muchos días no estaba tan feliz. Al abrir la puerta noto lo bonita que es la habitación.

Las paredes rosas, las camas con sabanas blancas, perfectamente tendida, dos mesas de noche, y camas de madera separadas, el piso de cerámica marrón. Mi equipaje está encima de mi cama, y veo la puerta del baño al lado, abro mi maleta sacando mi toalla y lo necesario para tomar una ducha, necesito estar limpio para cuando llegue el Príncipe. Entonces entro al baño, es de cerámica blanca, con un espejo redondeo grande y la regadera con calentador. Ok, todo estará bien.

Le pasó el pestillo a la puerta y en seguida entro en la regadera, me deshago de todo el sucio y el sudor, me lleno de jabón olor a avena, uso mi shampoo con aromatizante a lavanda, y me limpio lugares necesarios. No me culpen. Si, estoy a punto de seducirlo si eso sospechaban.

Apenas salgo de la ducha me peino y me seco el cabello, en lo que traje saco mi maquillaje, usando blush y labial sabor a fresa. Me peino las cejas, y me marco más los pómulos, me pongo desodorante y loción olor a flores. Ahora sí, estoy listo. Listo.

Entonces con la toalla en la cintura abro la puerta esperando verlo ahí, y pasa, mi corazón se detiene, pero no es por verlo solamente, sino porque a su lado, sentada está Verónica, su novia, o comprometida por la foto que ví en Instagram dónde enseñaba un anillo, me muerdo los labios de rabia, Arthur me mira con desprecio y luego la toma de la mano, ella también me ve.

—¿Es tu compañero de habitación?— pregunta ella.

¿Cómo es que la dejaron entrar a la posada? Definitivamente tengo una maldición gitana, definitivamente voy a llorar. Ella se ve muy atractiva con su vestido rosa.

Desearía ser ella.

—Ya no— responde él —Consigue otra habitación— me dice.

—Pe-pero yo... Está es mi habitación— digo con un nudo en la garganta.

—No me importa, adiós— alza las cejas. Sus ojos verdes me ven desafiantes.

Bajo el rostro yendo hasta mi maleta, saco mi cambio de ropa y entro al baño cerrando la ropa. Aprieto los labios sin evitar llorar un poco cuando me estoy vistiendo, estoy temblando, soy un idiota de nuevo. Un tonto.

Salgo del baño vestido, no nos veo más, solo abro la puerta y me voy, afuera está la guardia, miro a mi al rededor y veo que no hay nadie, ya son las ocho de la noche, todos están cansados y acostados, me siento en una silla de madera cerca, limpiando mis lágrimas, recriminandome, son cosas que me pasan por terco.

¿Cuando iba a entender que él no siente nada por mí? ¿Por qué no podía entenderlo?

Me pongo de pie aclarandome la garganta, recordando el número de habitación de Victorio y camino hasta ahí, podría ir a la de Elliot, pero quiero verlo, quiero hablarle, y entonces llegó ahí, viendo el número de la puerta, me relamo los labios con duda, ¿Debería?

Esparzo mis pensamientos, recordando que él me dijo que siempre estaría para mí, y sólo necesito pensar en eso para tocar tres veces, espero apretando los puños, por un momento pienso que no va a abrir, pero lo hace.

—¿Qué haces aquí?— pregunta, parece adormilado, se restriega un ojo.

No lleva camiseta, miro su abdomen fornido fugazmente, sólo lleva unos pantalones de pijama color verdes y va descalzo.

—Lo siento por molestarte— digo con un nudo en la garganta, tragó saliva y lo nota, así que frunze el ceño.

—Pasa— dice abriéndome paso, bajo el rostro entrando en su habitación asignada, es exactamente igual a la mia, miro las dos camas vacías.

—¿Nadie duerme contigo?— pregunto en voz baja.

—No, mi compañero dijo que se quedaría con alguien más— me contestó.

—Mmm— murmuró sentandome en una cama. Victorio se sienta delante de mí, en la otra como esperando a que diga algo.

No puedo seguir más con esto.

—Siento haber aceptado ser el tutor de Arthur, dios, de verdad lo siento— digo tapándome los ojos, de repente no puedo soportarlo más y rompo en llanto.

Siento como se sienta a mi lado y me acaricia la espalda, está es otra de las tantas veces que él me consuela, sólo que esta vez no lloro por Arthur solamente, sino porque él se alejo de mi, y tengo que decírselo.

Me quito las manos limpiando mis mejillas y lo veo, por un momento se ve borroso por las lágrimas, me muerdo un labio sintiendo un dolor en mi pecho.

—Por favor nunca te vayas, tú no.

—merde, je suis désolé. [T: Mierda, lo siento.]

Me cubre con sus brazos y pongo mi rostro en su pecho, así de lado sigo llorando, pensando en lo que acaba de pasarme en la habitación con Arthur, en los días que pase triste y frustrado, sin Vic, cansado, y miro por un momento mis dedos rosados por tanto escribir y hacer trabajos, todo se siente menos doloroso, me siento feliz con él, me siento seguro.

—Te quiero— susurro sorbiendo mi nariz.

Alzo la cara y él se aleja un poco sin dejar de abrazarme para verme, sonríe de lado luciendo hermoso.

—Yo te amo, mon amour.

No sé cómo pasa, sólo sé que mi corazón late más rápido de lo que debería y miro sus labios, lamo los míos por alguna razón, no sé porque mis manos comienzan a temblar y enrollan su cuello, y lo seguido que hago es juntar mi boca contra la suya en un beso lento que por un segundo creí que no sería correspondido.

Lo beso, y no quiero parar de hacerlo, su boca sabe a pasta de dientes y a fresa por mi labial, su lengua roza contra la mía y lo escucho soltar una especie de gemido que eriza los vellos de mis brazos, me aprieta bajando sus manos a mi cintura, y no puedo no hacer lo que pienso, así que rozo su pecho, su pecho de hombre chichón con honores. Haciéndome morder su labio, bajo mi mano a su abdomen pasando mi dedo por sus abdominales, no lo sé, pero descubro que hace mucho quería hacer eso, hace mucho quería sentir su aliento fuerte como ahora, sus manos grandes apretarme, su pecho contra el mío, y sé que lo deseo desde hace mucho, porque siento que estoy demasiado excitado.

Su piel parece que hierve, o no sé si yo soy el que estoy más caliente que el desierto, me besa más rápido, más agresivo, y comienzo a gemir sin poder controlarlo, gimo contra su boca, como si me estuviera haciendo suyo con sus besos, como si necesitara que me follara, como si él no fuese mi mejor amigo desde hace tres años.

—Mierda, Vic— jadeo al alejarme por falta de aire, sus ojos asiáticos se ven más chicos, su boca está roja y semiabierta, húmeda. Veo su pecho subir y bajar con fuerza, incluso puedo oír su respiración fuerte, yo estoy exactamente igual a él, la erección que tengo palpita sin parar, nunca me había sentido así, nunca había deseado tanto algo —Victorio.

—Dime— dice, veo su manzana de Adán subir y bajar, puedo sentir su rico aroma, ese qué lleva siempre y me muerdo la boca sin querer, sin embargo él lo nota —Dieu...

—Detenme sino quieres— le digo rápido sin pensarlo, lo empujo de los hombros haciéndolo chocar de espaldas contra la cama, ya no pienso en nada, ni en Arthur, ni en el internado, ni en nuestra amistad, olvido hasta mi nombre cuando pongo mis piernas a los lados de las suyas y puedo sentir algo duro chocando contra mi entrepierna que estoy seguro jamás había estado igual de dura también.

Nunca había hecho esto.

Lo beso de nuevo, él me toma con una mano del cuello hundiendo la otra en mi cabello, lo miro pensando que no quiero perderme nada, porque es en este momento donde puedo darme cuenta que es el hombre más hermoso que podría tener bajo de mí. Incontrolable me presiono contra él, y veo que siente mi pene ya que deja de besarme para verme un poco asombrado, respiro con fuerza con la boca abierta, sé que debo estar rojo y sudado, él me suelta el cabello para posar su mano en mis labios, y cuando menos me lo espero mete sus dedos rozando mi lengua, gimo descaradamente, sintiendo otro tirón en mi ingle.

—Merde, Zean— suelta sonando desesperado, y me voltea haciéndome exaltar, ahora siendo él quien está sobre mí, tragó saliva al verlo desde esa posición, miro su abdomen tocándolo, y lo veo a los ojos como suplicándole.

Necesito que me ayude.

Necesito que me haga algo más.

Necesito hacerle algo más.

Y casi como que estamos conectados telepáticamente sube un poco mi camiseta y baja, besando cerca de mi pelvis y mete su brazo bajo mi camiseta hasta que su mano llega a mi cuello y lo aprieta haciéndome gemir más alto, mi pene se siente húmedo, quiero gritar.

Me besa el abdomen, y yo trato de tocarlo, pongo mi mano en su cabello lacio, sigue besándome, llegando a mis pezones y lamiendo, gimo como si estuviera herido, como nunca lo había hecho en mi vida, como nunca pensé que lo haría, parece que estoy lamentándome, y es cuando él parece enloquecer y veo como se pone a mi lado, voy a voltear pero me pone una mano encima del pecho, indicándome que me quedé boca arriba, lleva su mano bajo el pantalón que llevo, desabrochando y pasando la mano bajo mis bóxers, no lo detengo, siento que voy a explotar, siento que esto que experimento no va a volver a pasar, que no volveré a sentirme así de caliente, que debo sentirlo todo, y es cuando me toca, me envuelve en su mano subiendo y bajandola, lo abrazo así, pasando mi mano al rededor de su cuello y hundiendo mi cabeza.

Me masturba, lento y caliente, veo que saca su mano y la lleva a su boca para lamerla, jadeo cuando vuelve a envolverme, estoy de nuevo jadeando lastimosamente, gimiendo por más, y es ahí, cuando siento que estoy por llenar toda su mano de mi semen que me baja el pantalón y los boxers, por un momento pienso sentir pena al estar expuesto, pero lleva sus dedos más allá y recojo las piernas, estoy tan húmedo que mete su dedo dentro de mi fácilmente, me entero lo que es el verdadero placer.

—¡Mierda!— gritó, me duele un momento, me arde pero no quiero que pare, no quiero que lo haga.

Él sigue, una y otra vez, saca y mete su dedo húmedo dentro de mi, ahora son dos y gimo más fuerte su nombre, lo aprieto con mis manos y le muerdo el hombro, lo hace más rápido, más agresivo, él suda, su piel está mojada, su respiración incontrolable, gruñe, pongo los ojos en blanco cuando toca mi punto dulce, me estremezco completamente, recogiendo los dedos de los pies, lloro, es una maldita locura, pero estoy llorando.

—¿Pa-paro?— pregunta entrecortado.

Le digo que no infinidad de veces, moviendo mi cadera sin poder controlarme, tratando de no explotar, tratando de hundirme más, si es que es posible en sus ahora tres dedos, siento que me voy a desmayar que falleceré en sus brazos, estoy sudando tanto que mis dedos se resbalan de su cuello, siento como palpito descolocado, mi cien tiene puntadas, la cabeza de mi pene también, me siento como que estoy volando, que estoy en un sueño del que no quiero verme despierto.

Siento que Victorio me hace suyo aunque aún no me esté follando completamente, pero siento que soy de él, que me está volviendo suyo, que sus miles de gemidos en francés significan paraíso, y no puedo controlarlo más, aprieto sus dedos con mi entrada y siento como el chorro de semen sale disparado de mi, y como Victorio gime más fuerte, diciendo que también se viene y entonces él vuelve a besarme, grito en el beso, el orgasmo dura más de lo que alguna vez duro y sufro porque termina, pero no importa porque después de él, me besa de nuevo, me besa con tantas ganas que podría estar listo para venirme de nuevo.






•👑👑👑•

Nota del autor:

¿Qué son? ¿Team Victorio o Team Arthur?

Les haré esta aclaración para los que estén desinformados sobre el sexo, o como es que victorio tiene relaciones: Victorio al ser un chico trans usa un packer (una protesis de pene) es un pene realista de silicona con el que va al baño, se masturba o tiene relaciones, puede llevarlo flácido, o erecto, lo tenía así porque Victorio se masturbó antes de dormir, por esa razón Zean lo sintió duro. Si tienen curiosidad por ese tema, recuerden que existe Google.

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