Red Lights

By NoeGonzalezx

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Me estoy volviendo loco, fuera de control Me quedo despierto toda la noche de nuevo El momento en el que cier... More

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By NoeGonzalezx

—¡Besé a Ruel! —lo solté de golpe y me eché a llorar más fuerte—. Besé a Ruel en el club —aclaré porque no quería que pensara que lo había hecho hace tiempo y que confesaba aún ahora.

Su cara de shock me sentó peor que un golpe en el estómago. Me miraba fijamente pero es como si no estuviera aquí porque su mente seguramente estaba procesando que su novia, en la que se supone que debes confiar, había traicionado su confianza besando a otro.

Lo sentí de verdad como si hubiera metido la mano en su pecho y arrancado el corazón. Tenía una expresión como si le hubiera dado una bofetada y me sentía como si de verdad lo hubiera hecho.

Esperé paciente a que reaccionara, esperando gritos y odio pero no sucedió. Me dejó sorprendida que no mostrara ninguna emoción. Se pasó la mano por el pelo desordenado y se puso en pie lentamente. Me dio la espalda y pensé que estaba a punto de explotar pero en su lugar siguió en silencio. Se dirigió hacia su lado de la cama sentándose todavía dándome la espalda.

—¿Chris? —pregunté con un hilo de voz—. Christopher dime algo.

Me costó tragar saliva porque el nudo en mi garganta me lo impedía.

—Christopher dime algo, lo que sea —seguí suplicando y recibiendo ninguna respuesta—. Por favor, enfádate, grítame o lo que sea.

Cualquier cosa menos este silencio que se hacia angustiante e insoportable.

No dijo nada. Simplemente apartó la sábana de la cama y se tumbó de lado para luego cubrirse y quedarse muy quieto.

Me limpié las lágrimas con la manga del jersey, tragándome todo aparté la sábana y apagué la luz para que no le molestara. Me quedo tumbada boca arriba el resto de la noche con la mirada perdida en ninguna parte y la mente más revuelta que nunca. No dejaba de aguantar las ganas de llorar para no molestarlo y miraba de vez en cuanto hacia su lado en busca de algún movimiento pero nada.

No pude dormir en toda la noche, la había cagado pero bien. Christopher me dio la espalda al dormir por primera vez desde que dormimos juntos y cuando me dormí unos minutos al despertar él se había levantado sin decirme nada.

Salí de la habitación y vi a Bastian en un taburete de la barra y Christopher estaba bebiendo café con la toalla y mojado por la ducha.

—Buenos días —dije tímida.

Christopher me dirigió apenas una mirada sin decir nada. Mis ojos se encontraron con los de Bastian que me dio una mirada comprensiva, seguramente Christopher se lo había contando. Ahora su mejor amigo también iba a odiarme.

Christopher se dirigió a la habitación y a mi se me humedecieron los ojos.

Me serví un poco de café y me apoyé en la encimera enfrente de Bastian que mastica cereales despacio. Me aprieta la mano con cariño dándome ánimos porque aunque no se lo he dicho intuye que algo malo ocurre. Yo niego porque que mi novio me ignore me duele mucho, tanto como le está doliendo a él que yo besara a otro.

Salió a los minutos ya vestido y fue hacia el mueble de entrada a por su cartera y llaves.

—Iré a la compra, volveré en un rato —anunció sin mirarnos y salió por la puerta sin más.

Ahí me eché a llorar porque no aguanté más.

—Me odia —sollocé.

—No te odia, Peach —intentó calmarme Bastian que contra todo se mostró sorprendido y no odiándome como esperaba.

—Besé a Ruel, Bastian —lloriqueo como tonta—. No quería hacerle daño pero se lo hice.

Sigo llorando como tonta. Dejo caer la cabeza entre mis brazos sobre la encimera llorando más y más.

—Peach —Bastian me soba el brazo—. Se le pasará, solo necesita tiempo para pensar.

—Para pensar en como dejarme —me incorporo limpiando mis mejillas.

—No digas eso.

—¿Por qué no estas enfadado conmigo? Hice daño a tu mejor amigo.

—Porque sé lo que hay entre tú y Christopher, sé que tú lo quieres a él.

Se acaba sus cereales y me soba la cabeza al pasar. Magdalena va detrás de él hacia su habitación, lo adora y va a donde él vaya y ahora mismo es mejor que esté con él y no quiera a una dueña que hace daño a los que quiere.

Me acabo el café y lavo los platos sucios antes de ir a la habitación. Del último estante recupero mi bolsa grande de viaje y meto mis cosas imprescindibles para volver a mi piso. Ya recogeré todo en otro momento, ahora no tengo ganas, me llevaría demasiado tiempo. Veo la lampara de luna sobre la mesita de noche y me dan ganas de arrojarla contra la pared, pero no haría eso jamás, es un regalo hecho con cariño y esto no es culpa de Ruel, para besar hacen falta dos igual que para engañar pero la que hizo daño fui yo que soy la novia que no debería haberlo hecho.

Dejo la bolsa en la cama y me siento al lado meditando que haré ahora.

La puerta principal se abre y lo oigo entrar con un montón de bolsas. Intento armarme de valor para salir y enfrentarlo pero no tengo tiempo porque él abre la puerta de la habitación quitándose el abrigo  y entra aunque se queda ahí parado.

Sus ojos ven la maleta y por primera vez desde anoche me mira.

—Me voy a mi piso —me pongo en pie—. Creo que es lo mejor.

Cojo mi bolsa y no me atrevo a mirarlo. Por la miedo a que no le importe que me vaya y porque si le miro seguro que me echo a llorar otra vez.

—Peach —se pone delante impidiendo que salga—. Yo no quiero que te vayas.

Trago saliva y me atrevo a mirarlo. Tiene el ceño fruncido y expresión de tristeza.

—Creo que necesitas tu espacio...

—No —niega interrumpiéndome—. No quiero que te alejes.

Me coge la mano y siento las emociones a flor de piel, no sé si sonreír porque quiere que me quede o llorar porque siento mil cosas cuando me toca y no debería ser tan bueno conmigo cuando yo no lo he sido.

—No te marches, Peach —me coge de las mejillas—. Quédate, por favor, yo...yo quiero estar contigo.

—Yo quiero estar solo contigo —exhalo notando una lágrima resbalar por mi mejilla.

Me pasa el pulgar por la mejilla y se inclina uniendo nuestros labios.

—Fue solo un beso, verdad? —pregunta temeroso y yo asiento enseguida—. Y no volverá a pasar, verdad?

—Nunca, te lo prometo.

—Yo....solo necesito que estés segura de que quieres estar conmigo —le cuesta hablar—. Es tu amigo y cuando lo veas.... si quieres estar con él necesito saberlo ahora antes de que me duela mucho más que me dejes.

—Ruel es mi amigo pero no le quiero como te quiero a ti.

Junta su frente con la mía e intenta calmar su respiración acelerada.

—Confío en ti, Peach, sé que no vas a hacerme daño.

Le aprieto el cuello con los brazos y salto a su cuerpo buscando agarrarlo con todas mis fuerzas temiendo que desaparezca de entre mis brazos.

—Lo siento mucho —musito entre lágrimas contra su cuello.

—Vamos a olvidarlo, vale?

Me acaricia de forma reconfortante la espalda y yo sigo llorando contra su hombro porque no me merezco un chico tan increíble y tan bueno cuando yo he sido una tonta. Nunca pensé que podría llegar a llamarme infiel a mí misma pero tengo claro que jamás volverá a pasar porque yo quiero a Christopher como mi novio y solo a él.

Salgo de mi última clase un poco más tranquila que como me desperté esta mañana, pienso en escribirle a Ruel para reunirnos en la cafetería de la universidad o para ir a cualquier sitio en el que podamos hablar, porque él se merece que hablemos y ser sincera con él sobre todo lo que siento y pienso de lo que ha pasado.

Ruel es mi amigo y no quiero que dejemos de serlo. Estaba buscando su contacto cuando veo por el gran y largo pasillo una cabeza rubia, su altura le hace destacar entre tantos.

—¡Ruel! —alcé la voz para que me escuche, sonreí cuando se giró y esperó a que llegara a su altura.

En su habitual expresión seria descubrí una mirada cansada con una pequeñas ojeras bajo sus ojos que me borraron la sonrisa de la cara y me pusieron un poco nerviosa, no parecía muy contento de verme.

—¿Podemos hablar?

Asintió una sola vez y al final salimos al jardín de la universidad buscando un banco tranquilo donde sentarnos al sol porque hace algo de frío. Nos sentamos y nos quedamos en silencio, yo miro el suelo retorciéndome los dedos un poco nerviosa.

—¿De que quieres hablar?

No me esperaba que fuera tan directo y no me dio tiempo a prepararme para hablar, no tengo claro que quiero decirle pero tendré que ser directa como él y resolver esto cuanto antes porque quiero estar bien con él, quiero que entienda mi postura y mis razones.

—De lo que pasó en el Red Lights —murmuro retorciendo mis manos incapaz de mirarle—. Le conté a Christopher lo del beso.

Por fin me atrevo a mirarle y él gira la cabeza hacia otro lado respirando fuerte antes de hablar.

—¿Y que pasó?

—Le hice daño pero yo...—intenté contarle todo pero el negó interrumpiéndome.

—No quiero saberlo.

—Ruel...

—Sé que vienes a decirme que lo quieres a él, que no quieres hacerme daño pero a mi no me quieres de ese modo.

Me muerdo el labio quedándome en silencio porque sigue dejándome sin palabras, es que no hay nada que pueda decir para suavizar esto. no quiero hacerle daño pero va a pasar por mucho que no quiera.

—Me lo tengo merecido porque fui un cobarde y no te lo dije antes —murmura—. Perdí mi oportunidad.

—Yo también tengo la culpa por no ver lo que sentías por mí —me apresuro a coger su mano—. Lo siento mucho por hacerte daño.

—No es culpa tuya no sentir algo por mí.

—Yo te quiero Ruel.

—Pero no me quieres como yo a ti.

Me quedé en silencio antes de fastidiar más las cosas diciendo algo mal, porque no hago más que hacer todo mal y no quiero que sufra por mi culpa. Prefiero sufrir yo a que sufra él.

—Seguiremos siendo amigos, verdad?

Se queda en silencio y es como una puñalada en el corazón.

—Ruel —insisto con un dolor fuerte atravesando mi garganta.

—No lo sé.

—Pero... yo quiero que sigamos siendo amigos —digo al borde del llanto.

—Es difícil para mí, Peach.

Se pasa la mano por el pelo rubio desordenándolo apoyando los codos en las rodillas. Yo me agarro el pecho porque me duele verlo así y que me diga esto.

Lo veo coger aire, incorporarse y cuando clava esa mirada tan azul llena de tristeza es otro duro golpe seguido de su mano soltando la mía que pierde su calor.

—No sé si puedo soportar mirarte y saber que no eres mía —su mano se posa en mi mejilla—. No creo que pueda estar cerca de ti y no ser yo quien te haga feliz.

Se me escapa todo el aire del pecho y el corazón me late frenético.

—No puedo —murmura apartando la mano.

—¿Qué significa eso?

—Que necesito mantenerme lejos.

Mi boca se abre porque no me creo que acaba de decirlo. No es verdad lo que ha dicho.

—No —niego enseguida, me da una mirada triste y sigo negando frenética—. No, no, no, por favor.

—Peach.

—No puedes hacerlo.

—Peach, lo necesito.

Esa frase es el último golpe que me rompe completamente y desata las lágrimas acumuladas.

Aprieto los labios tragándome las lágrimas porque no es justo que ante ponga lo que yo quiero, tiene todo el derecho del mundo de querer alejarse, soy yo quien le está haciendo daño y tengo que hacer lo que sea mejor para él aunque a mi me haga mucho daño.

Termino asintiendo. Me pongo en pie y abro los brazos esperando al menos un último abrazo.

Me aferro a su cintura recibiendo la misma fuerza de vuelta. Su barbilla se apoya en mi cabeza y me deja un beso en el pelo. Hundo la cabeza en su pecho aspirando su colonia tan masculina que siempre voy a asociar con él. 

Me obligo a soltarme y nos miramos a los ojos. Me pasa los dedos por la mejilla limpiando algunas lágrimas mirándome con mucho cariño y tristeza que me hace temblar más el labio inferior. Pongo mi mano sobre la suya.

—Nos veremos pronto —promete formando una pequeñita sonrisa.

Se aparta y empieza a dar pasos hacia atrás, nuestras dedos siguen unidos hasta que ya se separa demasiado y nos soltamos. Él se da la vuelta y dejo caer la mano. Me siento de nuevo en el banco cogiendo aire y soltando las lágrimas que me acaba de costar retener. Me cubro la cara y no me importa estar llorando y que me vean. Ahora mismo estoy muy triste para que me importe nada más.

El móvil me vibra y entre lagrimas veo el mensaje de Christopher que vino a buscarme.

Recojo mi bolso y salgo de la universidad hacia el aparcamiento donde ya veo el coche de mi novio que me ve aparecer.

—Princesa —me llama y se le borra la sonrisa al ver que bajo los escalones llorando.

Se apresura a llegar a mi y me quedo parada frotándome las mejillas con la manga del abrigo.

—No quiere ser mi amigo —lloro contra mi manga.

—Peach —dice Christopher con tristeza.

Me aparta el brazo y coge mi cara entre sus manos pasando los pulgares para borrar las lágrimas.

—Me ha dicho que no puede tenerme cerca porque le duele —sollozo—. Yo no quería que pasara.

—Joder —susurra y me pasa un brazo por lo hombros para abrazarme.

Me aferro a su cintura temblando por el llanto.

—Soy una mala persona —digo contra su pecho—. Hago daño a la gente.

—Eso no es verdad.

—Sí que lo es, te hice daño a ti y le hice daño a Ruel.

Me aparta un poco obligándome a mirarlo.

—Lo siento —balbuceo entre hipos.

—No eres una mala persona.

Niego con la cabeza.

—Lo besé, eso le hizo más daño y con eso también te hice daño a ti —bajo la cabeza dejando caer más lágrimas—. No lo hice queriendo, lo juro.

—Peach... —murmuró con tristeza.

—No me merezco que seas tan bueno conmigo y no me merezco que él sea mi amigo.

—Si que quiere seguir siendo tu amigo —insiste—. Solo necesita tiempo para pensar.

Me echo a llorar de nuevo y me abrazo a su cintura.

—Perdóname —lloro llenando de lágrimas su camiseta.

—Me duele mucho verte así —murmura apartándome para cogerme de las mejillas con esa dulzura que siempre demuestra conmigo y que no me merezco.

—Me lo merezco por lo que hice.

—Yo estoy aquí, no te voy a dejar —me besa la frente—. Todo mejorará, te lo prometo.

————

Hola personitas preciosas.

Creo que han pasado ocho mil años desde que actualicé esta historia. He estado un pelín ocupada con las clases y otros proyectos pero eso no quiere decir que dejara de pensar en esta historia porque tenía muchas ganas de escribir pero con tantas cosas que hacer hay momentos en que estoy cansada o mi mente no quiere. 

Juro que aunque me tome respiros entre capítulos no dejará para siempre la historia sin terminar, quizá me lleve tiempo y necesitarías un poquito de paciencia porque no sé decir cuando escribiré capítulos. Serán sorpresa para las pequeñas personitas hermosas que sigáis aquí teniéndome paciencia.

Ay mi Ruelcito, no quiero tener favorito porque amo a todos mis personajes pero cuando sufren tengo mucha debilidad por ellos y él además tiene algo especial. No sufrais por el bebé porque le ocurrirán mucha cosas, pero no diré nada más para no adelantarme.

Comenta la palabra paciencia si estás deseando leer el próximo capitulo. Os estaré leyendo y contestando siempre.

¡Os amo pequeñxs extrañxs!

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