____.
Miraba con atención la ventana. Esto de esperar las hojitas se ha vuelto una rutina diaria para mi. Bueno, diaria no. No todos los días me tiran hojitas pegadas a piedras por la ventana.
He puesto las hojitas en una cajita que tenía, y la guardo debajo de la cama. Creo que tengo ahora unas doce o quince hojitas guardadas. Y me encantan sus frases.
Creo que es inútil estar esperando hasta y tantas solo por una hojita de alguien que ni siquiera se quien es.
Me levantó de la cama, estornudo, y voy a la cocina a beber agua. Vuelvo a mi habitación y enciendo mi lampara y saco la cajita de debajo de la cama, la abro y voy sacando y leyendo cada una de ellas, son frases hermosas.
Deje de leer cuando oí un golpe, sonreí. Sabía que era de él. Me levante de la cama y me acerque de donde venía el golpe, y ahí estaba, en el suelo. Me agache antes de cogerlo, estornudo, y al fin lo cojo y me voy a mi cama. Me tiro y lo despego de la piedra. Abro el papel y lo leo.
No odies a quien alguna vez has amado, ____.
¿Qué mierda?...
(...)
16:35 p.m.
-¡Chris!- llamaba Jimmy-. Llama a ____ y dile que venga.
-¿Y por qué no lo haces tú?- se quejo Chris.
-No lo sé, solo hazlo y ya.
Chris sacó su móvil, suspiro, y marcó el número de ____. Se alejó un poco de ellos y llamó. Al tercer tono le descolgó.
-Hola- dijo Chris.
-Ho- estornudó.
-Salud.
-Gracias.
____ volvió a estornudar, un estornudo tras otro. Se encontraba mal y no pudo ir a la Universidad. Había empeorado, y no quería decírselo a los demás para no preocuparlos.
-¿Estás resfriada?
-Eh, sí. Pero estoy bien- estornudó
-Ah. Jimmy quer- ____ vuelve a estornudar-... Jimmy quería sab- otro estornudo-... Jim- estornudo-. Olvídalo, Jimmy ya no quiere saber- estornudo- nada.
-Perdón.
-Da igual, le diré a Jimmy que est- estornudo-... que estas mala.
-Esta bien.- Por fin, lo primero que dice sin estornudar.
-Bueno, ____. Nos vemos.
Chris.
Le colgué, pero al instante me arrepentí. No la había dejado terminar. Conociéndola, me habrá mandado a la mierda.
-¡Jimmy!- grite, lo suficientemente alto para que, literalmente todos, se giraran a verme, sobre todo Chandler y Karl, los cuales estaban sentados en el sofá hablando y jugando con sus móviles.
Jimmy se acerco.
-¿Hacia falta gritar así, Chris?- me preguntó nada más llegar.
-Eh, sí.
-Bueno, ¿qué te dijo ____?- inmediatamente Karl se giró a vernos con el ceño fruncido, ¿qué mosca le habrá picado a este ahora?
-Me dijo...- No podía dejar de mirar a Karl- me dijo que no podía venir porque esta mala.
Enseguida Karl cambió su cara a un poco de preocupación. Joder.
-Ah, entonces no importa- dijo Jimmy y se sentó en su silla gamer.
Hice lo mismo, igual que Karl y Chandler. Íbamos a grabar un nuevo video de Minecraft para el canal de Jimmy: Mrbeats Gaming.
____.
Mi psicóloga dice que el odio no existe. Que no puedes odiar algo así cómo así. Y que la gente que dice que odia todo, es mentira, porque, según ella, no puedes odiar todo. Pero si la gente no puede odiar todo, ¿por qué yo si lo hago?
¿Por qué yo sí que odio todo lo que me rodea? ¿Soy rara?
Me tiro a la cama y sorbo por la nariz. Mierda. Aún recuerdo mi infancia. Algo que me gustaría olvidar para siempre. No toda mi infancia, pero si la primaria. La primaria, para mi, fue una mierda.
Todo por esas personas que pensaban que lo sabían todo de mi, mientras que ni yo sabía quien era.
Fui siempre la cobarde y la débil.
Pero eso acabo cuando conocí a Alex. Hace unos pocos años. Él me llevo hacía delante, o mejor dicho, me tiró a la fuerza hacía delante. Aún que Alex tenga esa etiqueta de introvertido, no lo es, conmigo no, por lo menos.
Lo quiero mucho, y lo último que querría que me pasara sería perderlo.
Y sin saber cómo, ni cuando, me quede dormida.
Desperté un poco mareada al oír que alguien llamaba a la puerta. Supongo que es Alex.
Ahora que lo pienso, ¿cuánto hace que no veo a Nick? Seguro que ya es un viejo. Me rio sola, por mi propio chiste. Y bajo a la planta baja a abrir la puerta. Hace frío. Abro la puerta, encontrándomelos.
-¿Qué se les ofrece, caballeros?- bromee, sonriendo.
-¡Se nos ofrece que nos dejes pasar! ¡Nos estamos muriendo de frío!- oí que gritó Chandler, y reí.
-Lo siento, no os conozco. Y mis padres me han dicho que no les abra la puerta a desconocidos.
-Vives sola, idiota- el que hablo ahora fue Chris, el sabelotodo del grupo.
-Ah, perdonanos señorita- dijo Jimmy, haciendo una reverencia-. Nos hemos equivocado de casa.
Dicho eso, Jimmy se dio la vuelta y fue a la casa de mi vecina. Lo mire por unos segundos y, sin darme cuenta, venia corriendo a mi casa mientras gritaba que todos entráramos dentro. Abrí los ojos cuando me di cuenta de lo que había hecho, pero no pude evitar reír.
Seguro que mi vecina, Hasley, estará como una furia al abrir la puerta y no encontrar a nadie.
-¡¿Qué demonios has hecho, Jimmy?!- exclamó Chris, riendo.
-No lo sé- dijo este entre risas.
No les preste mucha atención, solo miraba a todos lados, buscándolo. ¿Por qué no ha venido con ellos? Hace tiempo que no lo he visto, desde ese día. Hace semanas. Joder... ¿Y si no le ha gustado? ¿Y si en realidad solo se ha dejado llevar y en verdad no quiere nada conmigo? No quiero destruir nuestra amistad por ese beso.
Odio ser tan sensible. Sentía como los ojos me empezaron a arder. Pero no salió ninguna lagrima. Me humedecí los labios y me acerque a Chandler.
-¿Y Karl?- pregunté nada más llegar a su lado.
-No ha podido venir- me contestó, sin ni siquiera mirarme.
-¿Por qué?
-Decía que estaba ocupado.
-¿En serio?
-Sí- dijo sin aún mirarme.
-¿No va a venir?
Me miró con el ceño fruncido.
-¿Qué es lo que no entiendes de que no puede venir?
-Oh. Vale, no importa.- Sonreí falsamente.
No sabría como describir este sentimiento, ¿decepción? ¿culpa? ¿traición?
Necesito hablar con él, sea cómo sea, necesito arreglar las cosas entre nosotros. Y si no quiere seguir siendo mi amigo, lo entenderé.
Pero, ahora, lo que único que quiero saber es que soy para él.
-Vale Jimmy, ¡adiós!- me despedí de ellos y cerré la puerta.
Fui corriendo a ver por la ventana. Vi como se subieron al coche y tardaban un poco en arrancar, pero al fin lo hicieron. Necesito perderlos de vista antes de ir con Karl.
Cuando desaparecieron en la carretera, subí corriendo las escaleras. Mala idea. Caí nada más llegar arriba, suspire, me levante y fui a mi habitación.
Me cambie de ropa, ya que llevaba el pijama. Y busque mis zapatos.
-¿Cómo es posible perder un zapato en tu propia casa?- suspire y luego estornude cerrando los ojos, y cuando los abrí, ahí estaba.
Corrí hacia el y me lo puse. Cogí un abrigo y mi móvil. Y abrí la puerta para salir y la cerré detrás de mi.
-Mierda- dije al ver que estaba lloviendo mucho.
Maldije todo lo que pude y recordé que me había dejado las llaves del coche y de la casa dentro.
Sin pensarlo, empecé a correr. No pasó mucho hasta que me canse. El deporte no es lo mío, y no creo que lo sea nunca.
Cuando llegé a su casa, estaba toda mojada; mi pelo y ropa goteaban agua.
Cerré los ojos al suspirar y di un paso hacia atrás para ver si la luz de su habitación estaba encendida o no. Y no lo estaba.
Volví a mi posición y dudé por unos segundos si debería hacerlo o no.
Me estaba mojando aún más. Así que, toque.
Me aparte el pelo mojado de la cara. Y de la nada, se abrió un poco la puerta.
Mi corazón se aceleró. Mis mejillas ardian. Mis piernas empezaron a temblar y los dragones de mi estómago despertaron haciendo lo posible para salir.
Karl llevaba puesto su pijama, y tenía el pelo despeinado. Me dio ternura.
Hice lo posible para no balbucear.
-H-hola.- Mierda.
-¿____?- Me miró de arriba abajo y parecía preocupado-. Dios, ____. ¿Qué te pasa? ¿Estás loca? Entra, joder. Vas a enfermar.
Pase y me quede de pie en el pasillo. Karl se fue arriba. Luego volvió con una toalla y me enrollo en ella. Estornude y el me miró preocupado.
-¿Por qué has venido? ¿A quien se le ocurre venir andando en esta tormenta?
-Quería... verte- respondí, y note como sus mejillas se hicieron de un color carmesí.
-No vuelvas a hacer eso- Me miró a los ojos-, ¿vale?
Asentí el sonrió de lado. Yo también sonreí.
-Te he echado de menos- murmuré y mis ojos se empezaron a humedecer.
Él entreabrió la boca pero luego la cerró y sonrió.
Nos quedamos en silencio.
Y, sin evitarlo, lo abracé. Estaba mojada pero no me importaba.
Pero él se apartó y lo miré rota por dentro. Él miraba sus pies. Me quede unos segundos quieta sin entender nada, y de la nada el me miró.
-Lo siento...- susurro Karl- Deja de intentarlo. Lo nuestro nunca funcionará.
No sabía que decir solo lo miraba dolida. Note como una lágrima se deslizó por mi mejilla, y otra.
-¿Que?- fue lo primero que logre decir.
-Lo siento, ____. No-no quiero seguir así, ¿vale?. Por mi culpa estás mal, no quiero hacerte daño. Será mejor que no me vuelvas a hablar.
-No, Karl. Por favor. No hagas esto.
Oí como mi corazón se rompía. Ahogue un sollozo.
-No quiero seguir así. No quiero seguir dándote falsas ilusiones o viceversa.
-¿Que quieres decir?
-Quiero decir que no te quiero, ¿vale?
Las lágrimas salieron por si solas. Oí mi corazón crujir de nuevo. Era el peor sentimiento que había sentido en mi patética vida.
-Entonces, ¿por qué ese día me besaste y me dijiste que me necesitabas?- dije, con la voz quebrada.
-Me deje llevar, ____. Ya no te necesito.
Reí por lo bajo sin gracia y lo mire con los ojos llenos de lágrimas.
-Vete a la mierda, Karl.
Susurré para luego tirar la toalla al suelo y salir de su casa, tenía una mezcla de sentimientos extraña.
¿Tristeza? ¿Culpa? ¿Decepción? ¿Traición? ¿enfado?
Pero, sobre todo, estaba dolida.
Él chico con el que llevo enamorada cuatro años, él que me enseño a conducir, él que me beso, él que siempre estaba para mi, él que se preocupaba por mi, acaba de romperme el corazón.
Quien lo diría, el amor duele más de lo que pensaba. Y más cuando te enamoras de tu mejor amigo.
--‐--------------------------------------
Hoy me levante creativa. Además de que estoy leyendo un libro llamado: Boulevard. Es un libro hermoso, lleno de sentimientos y sobre todo, de amor. Literalmente llore leyéndolo.