Abro los ojos poco a poco ya que mi celular vibraba muy seguido. Lo agarro para ver la hora
— ¡¿tres de la tarde?! ¡no puede ser! —me siento rápido en la cama y abro aquellos mensajes que me estaban entrando.
Enzo:
"Ya está por empezar mi partido"
"Queres el autógrafo de Riquelme o no?
"Venía?"
"Venís*?"
"Te espero en la entrada"
Leo aquellos mensajes y recuerdo una a una las cosas que habían pasado anoche y lo que había salido de mi boca. Me llevo rápido las manos a mi cara tapándola de vergüenza.
— ¡ay, Ludmila! ¿qué hiciste?
Enzo:
Miro mi celular una vez más pero no hay respuesta del otro lado, no llegaba.
— ¡Enzo, ya estamos! Tenemos que entrar. —me dicen así que miro un último segundo el celular pero decido entrar. Ludmila no llegaría.
Ludmila.
Después de media hora de alistarme lo más rápido que pude, corro hasta la entrada del lugar que me había mandado hace unos días Enzo, doy la vuelta a la esquina y entonces lo veo en la a la puerta con la vista en su celular, caminando de un lado a otro. Llego a él finalmente, y me ataja entre sus brazos.
— ¿llegué para ver a Román? —trato de que mi respiración se normalice.
—muy tarde, mi partido terminó hace treinta años.
—perdón. Me levante y vine lo más rápido que pude. Me quede dormida porque ayer tome bastante. No recuerdo nada. —miento. —bueno, solo recuerdo que te estaba viendo firmar cosas, y después me desperté en mi cama.
—n-no te... —sacude rápido su cabeza. —nada. Podemos llegar a ver a Román jugar unos minutos, ¿queres ir?
— ¡no lo preguntes, vamos! —lo tomo de la mano y lo arrastro para llegar adentro.
—esta llenísimo. —le digo mientras nos hacemos paso entre la gente, y nos quedamos en un lugar allí. No veía mucho así que decido sentarme en una de las barras que dividían las filas.
—oh, ¿estás bien ahí? —pregunta y se apresura a ayudarme.
—si, no te preocupes. —le digo pero me ve inseguro seguramente de que me vaya a caer, se acomoda otra vez, y miramos nuevamente al frente para poder ver a la magia misma.
—agarrate de mí así no te caes. —me río por aquello y me apoyo en su hombro. Lo veo rodar sus ojos así que agarra mi mano y rodea su nuca, quedando así: yo abrazándolo con mi brazo.
Pero estaba bien. Estaba cómoda y bien.
Aplauden ante aquella falta que acababan de hacer al equipo de Román, que no fue tan fuerte ya que era algo amistoso. Román agarra la pelota y la tiene debajo de su brazo, sabía de memoria que aquello sería un tiro libre pateado por él.
—ese tiro libre termina en gol. —le digo mientras sonrío y el ve mejor para corroborar que aquello sea así. Y definitivamente lo fue.
— ¡Riquelme, Riquelme, Riquelme...!
Empiezan a gritar y me uno a aquel cántico mientras levanto las manos como todos los demás. Agarro su mano y la empiezo a mover al ritmo de los cánticos. O bueno, a destiempo, pero moviéndolas.
—hacelo vos. —baja su mano mientras yo sigo y río. —es mucho más lindo cuando sos vos la que lo hace.
Solo sonrío ante aquello mientras él lo dice manteniendo su mirada al frente.
El reloj marca los últimos segundos del partido, así que todos aplauden por aquella victoria. Nos unimos al aplauso, pero me detengo para bajarme de ahí.
Él me mira, y entonces habla.
— ¿crees que aplauden por mí, o por Riquelme?
— ¿quien aplaudiría por vos? Lo hacen por Román. —lo molesto mientras río, él se une y nos quedamos ahí. Mirándonos frente a frente durante segundos, y pienso que quería hacer esto con él más seguido.
—muchas gracias por invitarme y quedarte conmigo.
—fue muy divertido.
Ambos sonreímos.
Enzo:
— ¿cómo lo supiste? —le pregunto mientras ya estamos saliendo poco a poco del evento.
— ¿qué cosa?
—que iba a hacer un gol de tiro libre.
—obvio que lo sabía, puede que no sepa mucho sobre fútbol pero Santiago siempre quiso hacerme entrar al mundo Román, así que fuimos a un partido parecido a éste hace un año, me rompieron la frente con un pelotazo esa vez, pero a pesar de todo estaba muy contenta.
—sí, lo sé. —digo mientras sonrío pero ella se da vuelta rápido a verme mientras sonríe y me pregunta dudosa.
— ¿cómo lo sabes? —pregunta y todos y cada uno de los recuerdos vienen a mi.
. . .
El partido iba genial, había tenido el privilegio de ser invitado al partido especial donde estaría Román. Absolutamente todos empiezan a cantar a favor del mismo, a saltar. Sonrío por aquello porque era muy genial de ver. Hasta que una chica me pisa el pie mientras es animada por quien reconozco es su amigo. Se da vuelta y entonces pienso que jamás había visto una sonrisa tan linda.
—perdón. —me dice mientras me mira el pie. No hace contacto visual conmigo pero aún así la miro porque algo en ella era muy especial. Sabía que si alguno de los chicos estuviera acá, ya me hubiese dicho aquella frase: te dejó loco.
Ella se da vuelta mientras codea a su amigo y vuelven a reír porque élse burla de ella. Yo no puedo dejar de mirarla.
. . .
Así que por eso recuerdo aquella felicidad antes de aquel pelotazo en su frente con el cual se alejó y no volví a verla. Aquella chica de hace un año atras; era Ludmila.