Camino rápido hasta el campo de juego para ver que ya estaban terminando, no lograba ver a Enzo, pero tampoco a sus amigos cerca. Camino un poco más mientras miro al rededor para ver si aparecía, estaba bastante asustada y sin saber nada todo era peor. Me quedo parada en medio de todo un momento.
— ¿me estas buscando? —me doy vuelta rápido para verlo parado frente a mi. Voy corriendo a él y lo abrazo fuerte, rodeándolo bien con mis brazos; queda unos segundos sin hacer nada, pero me devuelve el abrazo apoyando su mentón en mi cabeza. — ¿tanto me extrañaste? —pregunta y me separo de él para verlo.
—perdón, no me fije en tu rodilla; y-yo... ¿por qué estas caminando? ¿No te habías roto la pierna?
—acabo de recibir un pequeño corte, pero no fue nada, ¿cuándo que me rompí la pierna?
—Ezequiel había publicado en Instagram que tu pierna estaba rota. —Niega mientras rueda los ojos.
—Él siempre exagerado mucho todo, ¿le creíste? —camina hasta el banco para agarrar un botiquín y me lo extiende. —Sin embargo, es bueno que estés acá, así no lo hago yo solo.
— ¿por qué habría? Hacelo vos.
—el partido me sacó la energía, curame por favor.—me dice y pone esa cara a la cual, por primera vez, entiendo a Juana de no resistirse. Agarro el botiquin aceptando, y camino junto a él hasta el banco. Agarro el desinfectante y algo de algodón para poder empezar a pasarlo por la herida, la cual era un poco grande, pero nada de qué preocuparse. Siento su mirada, asi que lo veo fugazmente, y todo se trató de eso, darnos miradas fugaces, rápidas. Me concentro en poder limpiar la herida.
— ¿por qué te tiembla la mano?
—uhm, yo... l-le tengo miedo a la sangre. —se me ocurre rápido aquello.
—supongo que yo también. Pero a diferencia de vos... a mi me tiembla el corazón. —suelta de repente y lo único que hago es sonreír tímida por aquello. Él también sonríe y ahí nos encontrábamos. Sonriendo los dos cual tontos cursis. Aquello me gustaba.
《¡¿me gustaba?!》
Carraspeo volviendo nuevamente a la tierra. Y termino de vendar su rodilla.
—bien, ahora sí. Ya me tengo que ir. —Me levanto pero entonces dos monos me abrazan y me levantan por los aires: Ezequiel y Julian.
— ¡basta tontos, bajenme!
— ¡hay que festejar que ganamos, Lud! —me vuelven al suelo y solo puedo mirar a Enzo reír por aquello.
— ¡festejamos, yo invito! Estas invitada, Lud.
—uhm, no creo q-...
— ¡ah dale! Vení con nosotros, también vamos a invitar a tus amigas. —me dice Ezequiel y me quedo un momento pensando. — ¡sí, dale! Vamos.
— ¡por ganar el partido de esta tarde! ¡salud! —grita Barco y chocamos nuestros vasos para beber.
— ¡por nosotros que fuimos los mejores! ¡salud!—esta vez grita Julian.
Otro más adentro.
—¡por el estacionamiento que logramos conseguir esta mañana en el museo! ¡salud! —dicen y tomo algo insegura.
—fondo blanco, Lud.
— ¿por qué están festejando esas idioteces?
—todo es una excusa buena para poder tomar unos tragos y juntarse con amigos, ¿cómo todavía no lo sabes?
—no sé, quizás porque tengo un amigo que no toma alcohol.
—bueno pero la vida te recompensó con dos que sí. —me dice Ezequiel refiriéndose a Julia y Luciana.
— ¡por nosotros y la suerte de conseguir esta mesa! ¡salud! —esta vez grita Enzo y vuelven a beber.
—bueno tranqui, tranqui. —tomo su brazo para que no lo haga tan rápido.
— ¡salud! salud, salud. —choca mi vaso repetidas veces y bebe otra vez.
— ¿dónde están esas dos?
— ¡por tus amigas que están viniendo! —vuelve a gritar Enzo y beben, siento unos brazos rodearme y miro para darme cuenta de que ya habían llegado. Era Julia quien se une al griterío.
— ¡porque conseguí el número del bartender!
— ¡salud! —gritan todos esta vez y volvemos a tomar nuevamente.
Llego al vesturio rápido para poder cambiarme y que el día de hoy se pase rápido, ya que todo lo que tenía era un dolor de cabeza impresionante.
— ¡acá estas! ¿Qué tal tu noche? —saludo a las chicas.
—tome tanto que nisiquiera me acuerdo como llegue, ¿cuál de ustedes me llevó a casa? —pregunto y se miran entre ellas sonriendo.
— ¿qué? ¿No viste tu Instagram?
— ¿mi Instagram?
Saco mi celular y entro a la aplicación, para ver que habia una foto mía subida desde anoche: mi cara estampada en mi mano, mis labios resaltan, y estaba muy dormida y tranquila.
Instagram.
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Ludmi.cas ya estoy con alguien.
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— ¡ese Ferbobo!
Había sacado esa foto anoche, aprovechando mi estado.
— ¡lo voy a matar! Entre Tomás y el ya no sé cuál es más peligroso y molesto.
— ¡ey, pero hablando de Tomás, ya no te molesta! Deberías decirle a Enzo que ya puede parar con el coqueteo falso. —me sugiere Julia y me lo pienso unos segundos.
—tenes razón.
Finalmente el día había terminado así que camino hasta la salida para poder ir a casa y preparar la presentación que Sara me había pedido.
—Ludmi. —escucho detrás mío y me doy vuelta para ver a Tomás.
—hola, Tomi. ¿pasó algo?
—ya sé todo. Sé que le pediste a Enzo que fingiera salir con vos.
— ¿q-...? ¿qué? No sé de...
— ¿por qué me mentiste? Los escuché a vos y tus amigas hablar de eso hoy en el vestuario. Sé que todo fue tu plan. ¿Por qué tenías que ser tan mala?
—uhm... y-yo. Yo no quise... yo... —no sé que decir. Rápido se acerca a mi y me abraza.
—soy muy bueno en todo, y de hecho, no se como no puedo llegar a vos. Pero te prometo que no soy un mal partido, solo... por favor solo dame una oportunidad.
Me quedo allí sin saber qué hacer, pensando en lo que había dicho. De repente veo a Enzo llegar detrás de él. Lo agarra y lo saca lejos de mi.
— ¿quién dijo que sólo coquetee con ella para deshacerme de vos? Hice todo esto porque de verdad me gusta Ludmila. —me mira y lo miro también no creyendo aquello. Luego lo mira a Tomás otra vez.
—no te creo. Se que todo es su plan.
—al principio lo fue. Pero con el pasar del tiempo... bueno, con el pasar del tiempo me di cuenta que de verdad me gusta Ludmila.
Me mira directamente y Tomás niega.
—nunca voy a creer eso.
— ¿no? ¿queres que te lo demuestre besándola? —pregunta. Se acerca a mi mientras me toma de las mejillas mientras se acerca a mi para besarme.