El Capítulo de Nuestro Amor ©...

By ponche_26

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"La vida consta de muchos capítulos, pero sin duda el del amor, es el más interesante de ellos." Cuando Ameli... More

1. Un rostro taciturno.
2. Ausencia
3. Una torpe caída.
4. Almuerzos en la oficina.
5. "Déjame dormir en tu auto"
6. A paso de tortugas.
7. El viaje hacia Merrel.
8. Traición, la mía.
9. Isaac en la brecha.
10. Huyendo.
11. Todo mal.
13. El parque de las aguas.
14. La familia Taylor
15. Una sola cama.
16. Tonto por ella.
17. Una broma de goma
18. "La derribaré"
19. Una publicación inesperada.
20. "Perdón"
21. Una llamada inoportuna.
22. Un panorama confuso y desconocido
23. Propuesta.
24. "Todo un caso"
25. Demostrar lo contrario.
26. Elegir
27. El final de una historia casi real
Epílogo
AGRADECIMIENTOS FINALES

12. Lo único que lamento

27 12 12
By ponche_26

"A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante"

Oscar Wilde.

Para el lunes en el trabajo, llegué con los ánimos renovados. Estaba decidida a buscarlo, a hablar con él y decirle finalmente lo que sentía; más la suerte parecía haberme dejado de lado.

Lo único que sabía de Isaac era que se había ido de viaje a Inglaterra y que nadie sabía con exactitud la fecha de su retorno.

Tomé asiento en mi escritorio con la mirada perdida; la ansiedad parecía querer carcomerme las entrañas ¿Por qué justo cuando quería atreverme a decirle lo que sentía, él tenía que irse?

Pasé toda la semana preguntándome cuando volvería, qué estaría haciendo, o con quién andaría, más las respuestas estaban muy lejanas de mí, a miles de kilómetros lejos.

Por un segundo pensé en la chica de cabello negro. Ella había mencionado que la familia de Isaac aprobaba su relación ¿Y si él había viajado por eso?

Traté de no lucir como una completa desesperada; me estaba adelantando a los hechos sin antes saber con certeza el motivo de la ausencia de Isaac; además, él le había dejado bien en claro a Lidia que no quería nada con ella, o al menos eso es lo que pareció.

Me concentré el resto del día en mis quehaceres. No quería volverme a inundar de trabajo como en las semanas anteriores, aunque la carga era pesada.

...

Los latidos de mi corazón se aceleraron el día en el que lo volví a ver en el comedor. Estaba sentado en su solitaria mesa, como de costumbre, concentrado leyendo quién-sabe-que en la pantalla de su celular.

Isaac Anthonyson no tenía nada que envidiarle a un joven apuesto. Su inteligencia, más que su apariencia, era la peculiaridad de su atractivo. No era de prestarle mucha atención a detalles triviales; mucho menos, a personas que no le interesaban en lo absoluto.

¿Quién hubiera podido resistirse a él cómo yo lo había hecho? Supuse que nadie; y eso, de cierta manera, me causó un tanto de gracia.

Esperé a que la tarde me ayudara en aquel día, y aguardé por él muy atenta a que regresara a su oficina para entrar en ella y finalmente poder hablar de lo que sentía.

Sin embargo, eran casi las seis de la tarde e Isaac no llegaba. Por dentro sentía que tarde o temprano el ansia me mataría, así que no tuve de otra más que dirigirme a la sala de descanso a prepararme un té caliente. Quizás eso lograría tranquilizar mis nervios.

Tomé asiento con la taza entre mis manos; estaba caliente, pero no lo suficiente como para incomodarme al tomarla.

Nunca pensé encontrarme en aquella situación; absorta en mis pensamientos y anhelante de un encuentro que dudaba se realizara, aunque las posibilidades seguían en vigencia.

Alguien abrió la puerta del lugar tomándome por sorpresa. Era él, era el mismísimo Isaac Anthonyson en frente mío.

Pude notar cómo su mirada se entristeció un poco al mirarme; sabía que probablemente aún quería seguir evitándome, pero a mí poco me importaba eso en aquellos momentos.

Dejé a la taza de té sobre la mesa del lugar y me acerqué rápidamente hacia él, agarrándolo del brazo antes de que pudiera marcharse.

Su mirada se conectó con la mía en consecuencia, muy confundido por mi repentino agarre. Sonreí un tanto nerviosa al tenerlo muy cerca de mío, dudando en realizar lo que mi corazón me ordenaba.

Si no accedía, me arrepentiría toda la vida.

Sin pensarlo dos veces, lo agarré del cuello de la camisa y acerqué su rostro al mío. Pude notar cómo sus ojos me observaron con sorpresa, pero no opuso ninguna resistencia.

Rodeé mis brazos sobre su cuello y lo apegué a mi cuerpo deseosa de poder besarlo al fin.

—A-amelie... —susurró él, a centímetros de mi rostro.

No le di tiempo de hablar. Finalmente había juntado sus labios con los míos, cómo si todo mi cuerpo pidiera a gritos que lo hiciera.

Él no tardó mucho en corresponderme y con movimientos delicados, depositó una de sus manos sobre mi cintura, apegándome más a él, como si tuviera miedo de que en cualquier momento me arrepienta de lo que había iniciado.

Ambos pudimos disfrutar de aquel profundo beso con mucho deseo. Jamás en la vida había besado a alguien cómo lo había besado a él. Era como si comiera un chocolate en medio de una rigurosa dieta; él era aquel placer que al inicio me pareció prohibido, pero que ahora mismo se había convertido en un perfecto regalo.

Acaricié su cabello con mis manos mientras me separaba por un segundo de él, en busca de aire. 

Estaba hecho, el delito había sido consumado.

Él apoyó su frente sobre la mía y observé cómo una sonrisa se posaba en su rostro.

—Te mentí. —confesé finalmente, rompiendo el silencio.

—Lo sé. Eres una muy mala mentirosa.

Respondió, envolviéndome en un tierno abrazo.

No lo dudé ni un segundo más. Volví a atraerlo hacia mí y lo besé nuevamente, aunque esta vez, fue un beso mucho más tierno que el primero. Ligero y envolvente.

...

—Te llevaré a casa. —se ofreció, mientras descendíamos por el ascensor. Nuevamente estábamos solos en la editorial.

Acepté su invitación con una sonrisa. Me sentía muy feliz de estar con él, y aunque sabía que nuestra relación supondría un reto para ambos, decidí no concentrarme en aquello por el momento.

Isaac entrelazó su mano con la mía; pude notar que se encontraba igual de feliz y satisfecho que yo y sonreí por eso. Jamás me hubiese imaginado que estaría así con él, tomados de la mano como una pareja.

—¿Por qué te fuiste de viaje a Inglaterra? —pregunté, dentro del auto.

Él pareció meditar un poco en sus palabras, manteniendo la mirada fija en el camino.

—Tuve que resolver algunos problemas familiares; con la abuela.

—¿Son graves?

—No, bueno, para mí no; pero ella piensa todo lo contrario.

No quería sonar muy entrometida, pero sentía mucha curiosidad por descubrir cual era el motivo de su viaje; las posibilidades de que Lidia estuviera incluida en aquello eran grandes. No sabía que tanta tranquilidad me trasfería ese pensamiento.

—Tuve que viajar para conversar con ella y con la familia de Lidia. —añadió después de un rato, confirmando mis sospechas. Quizás pudo notar mi mirada de inquietud. —Suponen que sería mejor que me casara con ella; pero me he negado. Lidia fue una novia de la universidad, pero no siento lo mismo ahora. Ella se fue al extranjero por varios años.

Asentí en silencio tratando de asimilar toda la información.

—Yo creí que ella y tú estaban juntos; el otro día en la cafetería se veían muy bien, hasta decían que te traía el almuerzo.

Isaac esbozó una sonrisa, mientras negaba divertidamente.

—Es cierto, pero jamás estuve con ella; sólo regresó para visitarme, pero me negué desde el principio. Lo único que lamento es... —se detuvo en seco, un tanto nervioso; cómo si lo que estaba a punto de decir lo avergonzara. —El punto es que no bastó una llamada para rechazarla; mi abuela fue muy insistente con eso.

—¿Qué es aquello que lamentas? —pregunté curiosa, esperando que lo que tenga por decir no me doliera. Noté cómo sus mejillas enrojecieron ligeramente, pero sonrió a pesar de eso.

—Lo único que lamento fue haber intentado darte celos con ella; no fue correcto.

Entendí de inmediato a que se refería; lo de aquel día en la cafetería lo había dejado claro.

—No vuelvas a hacerlo. —hablé, golpeando su brazo en un movimiento ligero.

—Descuida, linda. —aseguró, entrelazando una de sus manos con la mía. —No volverá a pasar. 


...

¿Qué les pareció el capítulo? 

jeje gracias por leer, nos vemos.

IG: ponche_26

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