4. Almuerzos en la oficina.

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Después de una semana de descanso pude finalmente retomar mis labores en la editorial. Aún debía llevar la venda en el pie y usar unas muletas para caminar, pero no dolía tanto, en realidad, sentía que casi había sanado por completo.

Ingresé a mi oficina y tomé asiento en mi silla giratoria. Por dentro me preguntaba si el libro en el que estaba trabajando antes de accidentarme se encontraría ya en la oficina de maqueado y encuadernación; se suponía que en cuatro días debía salir a la luz.

Isaac Anthonyson ingresó a mi oficina después de que me haya acomodado con un tanto de dificultad. Lucía sereno —como siempre —y llevaba puesto un traje perfectamente planchado.

—¿Cómo te sientes? —preguntó observando mi pie.

—Mejor. —contesté, moviendo ligeramente mi cabeza.

—Me alegro mucho. Vine para informarte que terminé de hacer las correcciones del libro que tenías a tu cargo. Ahora mismo están terminando de imprimirlo y armarlo.

Agradecí mentalmente por ello, aliviada de que al menos eso hubiera salido bien.

—Gracias. —le dije finalmente. —y por lo de la otra noche también.

Por momentos el orgullo era lo de menos; no podía seguir tratándolo como si fuera el ser más desagradable del planeta, sobre todo después de saberlo al tanto de mi recuperación.

—No hay de qué. —respondió acomodándose las gafas y salió de mi oficina con mucha tranquilidad.

Volví a prestar atención a mis propios asuntos, concentrándome en los nuevos proyectos que tenía que revisar y corregir. No me di cuenta de que la hora se había pasado volando, y cuando menos lo pensé, Amanda irrumpió en mi oficina con los ánimos a tope, diciendo que ya era hora de bajar a almorzar.

Me puse de pie con una sonrisa mientras Amanda me ayudaba a colocarme las muletas; sentí a mi estomago rugir con descaro. Tenía hambre y no me había dado cuenta hasta ese momento.

Comencé a caminar junto a mi amiga con cierta dificultad hasta que la presencia de alguien nos detuvo en la entrada de la oficina. Isaac se encontraba frente a nosotras con una bandeja de comida entre las manos.

—Toma. —la extendió. —Almuerza aquí.

Lo observé confundida mientras Amanda se adelantaba a recibirle la fuente.

—No es necesario, yo pued...

—Por mi culpa estás así; come aquí junto a Amanda. —ordenó y caminó de regreso por el pasillo. Ni siquiera me dio tiempo de protestar.

—¡No puede ser! —exclamó mi amiga. —¡Te trajo el almuerzo hasta acá!

—No es lo que piensas, Amanda. Tiene razón en lo último; por su culpa estoy así, es lo menos que puede hacer.

—Sí, sí. Ahora siéntate a comer mientras yo busco mi comida. —habló ayudándome a tomar asiento. —Desearía tener a alguien que me traiga el almuerzo igual que a ti.

Rodé los ojos con cierto desespero y la observé caminar muy emocionada hacia la salida.

¿Me gustaba recibir aquella atención especial? Preferiría haber estado segura de que no, sin embargo, al observar el pastel de chocolate, y una nota puesta intencionalmente debajo del plato, dudé por un instante de lo que sentía.

"Espero tengas un lindo día."

...

En los siguientes días ocurrió lo mismo; Isaac me traía el almuerzo y se iba después de eso. Jamás hablábamos más de la cuenta, sólo nos limitábamos a decir lo necesario.

Finalmente, los almuerzos en la oficina habían acabado. Me habían retirado la venda y por fin podía caminar con normalidad, cómo si jamás me hubiese lastimado el tobillo.

Me encontraba junto a Jack y Amanda en el comedor de la editorial. El lugar estaba casi vacío ya que eran las tres de la tarde.

—¿Qué te pondrás para la cena de aniversario?

Cada año, la editorial celebraba una lujosa cena en honor a su fundación. Asistían muchos famosos y por lo general, la reunión siempre terminaba siendo primera plana de las revistas y periódicos.

—No lo sé. —respondí pensativa. —Sabes que no tengo mucha ropa del estilo que se requiere, menos si es elegante.

—No me digas que no irás sólo por eso. —Habló Jack con mirada amenazadora.

—¡Tienes que ir, Amelie! —Amanda sin duda era la más entusiasmada. —¡Es la gran fiesta del año! Hasta Isaac Anthonyson irá.

—Sí, y eso que es un asocial de primera.

Reí después de escuchar el término que había usado Jack. La verdad es que la introversión de Isaac dejaba muy en claro sus tendencias asociales.

—Bueno, bueno. —acepté finalmente. —Pero debemos ir de compras, porque hablo enserio cuando digo que no tengo nada que usar.

Los observé hacer una especie de celebración rápida mientras dejaba que una sonrisa se escapara de mis labios.

...

La cena se había celebrado en una casona muy hermosa, parecía un mini palacio con un hermoso y bien cuidado jardín, iluminado por una tenue luz amarilla, la cual le otorgaba un aspecto muy relajante a la vista.

El interior era simplemente deslumbrante. Había un gran salón de baile y mesas muy elegantes a sus alrededores.

Sonreí al lado de mis amigos. Lucíamos muy diferentes con nuestros atuendos de gala. Amanda con un lindo vestido amarillo, Jack con su esmoquin negro y yo con un vestido crema que había amado desde que lo vi en el aparador de la tienda.

No recordaba la última vez en la que me había divertido tanto. Bailar me hacía muy feliz, y me reía constantemente de los raros pasos que Jack hacía de vez en cuando.

—Tomen. —Marco, un compañero de trabajo nos extendió tres copas de un coctel del cual nunca supe el nombre.

—Sólo dos. —Indicó Amanda. —Amelie no toma.

—Sí, es muy aburrida, ya sabes. —Comentó Jack. Sabía lo que planeaban, intuí su plan desde el inicio. Querían usar la psicología inversa conmigo. Novatos.

—No es necesario embriagarse para divertirse. —hablé. —Genera...

—Adicciones, malas formas de vivir...bla bla. —Completó Amanda, causándome gracia.

Me encogí de hombros mientras reía y continué bailando con mis amigos, aunque esta vez, me sentía mucho más enérgica que al inicio.

—Oye. —me habló Amanda después de algunos. —Alguien no la está pasando tan bien. —volteé la vista hacia la persona que me indicó.

Noté cómo Isaac se encontraba con el rostro perdido, pero lo disimuló al instante y tomó un sorbo de su bebida apoyado en la barra.

No le presté mucha atención. Estaba ahí para celebrar; lo menos que quería era pensar en él.

Sin embargo, una vez más, la noche hizo caso omiso a mis planes. No supe exactamente cómo, pero aquella noche, terminé en el auto de Isaac camino a mi casa, con los pies adoloridos y una mente llena de preguntas. 

...


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El Capítulo de Nuestro Amor © [TERMINADA]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon