FORBIDDEN LOVE

By Lej_27

11.1K 1.5K 606

Kim Taehyung solo quería olvidar y pasar un buen rato, por eso después de una acalorada discusión con su jove... More

ADVERTENCIA
ONE
TWO
THREE
FOUR
FOUR.2
FIVE
SIX
SEVEN
EIGHT
NINE
NINE.2
TEN
ELEVEN
ELEVEN.2
TWELVE
THIRTEEN
THIRTEEN.2
THIRTEEN.3
FOURTEEN
FOURTEEN. 2
FOURTEEN.3
FIFTEEN
FIFTEEN.2
SIXTEEN
SEVENTEEN
EIGHTEEN
EIGHTEEN.2
EIGHTEEN.3
NINETEEN
NINETEEN.2
TWENTY
TWENTY.2
TWENTY-ONE
END
EPILOGUE
CHARACTER SPOILERS
THANKS

PROLOGUE

571 64 12
By Lej_27


TAEHYUNG

Bien decía mi madre que en un matrimonio siempre existirían las crisis y las peleas, más, sin embargo, jamás pensé encontrarme frente a esta situación tan prontamente. 

Después de tres años felizmente casado con la mujer más hermosa, amable y comprensiva, que la vida decidió colocar en mi camino, finalmente la burbuja de ensueño en la que nos encontrábamos sumergidos, fue rota obligándonos a caer en picada.

Caminando de un lado a otro por la amplia habitación de hotel, paso mi mano por la nuca masajeando el área tensionada, suspiro y detengo mis pasos fijando mi atención en mi esposa, esta levanta la mirada inmediatamente al sentir mi escrutinio, tenía los ojos cristalizados y mordía levemente su labio inferior en un claro intento de retener las lágrimas. Camino dos pasos deteniéndome, me dejo caer frente a ella tomando sus manos, entonces pronuncio con tono cansado.

— Lía...

— Ya te dije que no Taehyung — Dice, levantándose con un movimiento brusco de la cama y dándome la espalda —Te dije que no, ¿Por qué debemos irnos? ¿estamos bien allí? ¿Cuál es tu maldito problema? — Dijo con firmeza, las palabras duras y frías deslizándose fuera de sus labios.

— Lía por el amor de Dios, llevamos tres años viviendo en casa de tus padres, ya es hora de que busquemos un lugar en el cual vivir — Digo, mi tono de voz suave y tranquila mientras me levanto.

Lía aún se niega a enfrentarme mirando ahora por el gran ventanal de la habitación, sus propios brazos rodeándola protectoramente, mi pecho se oprime al verla en ese estado, tan frágil y rompible como nunca antes la había visto en la vida, me acerco cubriéndola con mi cuerpo, se tensa y remueve incómodamente entre mis brazos, por lo que decido darle espacio, liberándola de mi agarre y dando un paso atrás.

— Cariño, tus padres han sido muy amables con nosotros, pero no veo las razones por las que debamos quedarnos y darles molestias— Murmuro en un tono suave y razonable, entonces, guardo silencio esperando la decisión de mi esposa, pero al no obtener respuesta después de varios segundos, decido dejar el tema allí y que ella no se sienta presionada, sin embargo, la propuesta esta puesta sobre la mesa —¿Solo piénsalo, está bien? — Creí haber generado algún tipo de conciencia en lía, pero al parecer sus planes eran otros.

Girándose abruptamente hacia a mí, me encara, su rostro a centímetros del mío. Su expresión es ahora ilegible cuando busca mis ojos. Parece determinada y viendo la situación, puedo decir que lo que está por salir de su boca, es algo que romperá cada parte de mi ser.

— No tengo absolutamente nada que pensar— Dice en un susurro y hace una pequeña pausa, inhalando temblorosamente, quizás, reuniendo el valor suficiente para romperme en mil pedazos. Sus ojos parpadean un segundo en un intento de retener sus lágrimas, entonces desvía rápidamente la mirada — creo que es mejor que cojas tus cosas y te quedes esta noche en otra habitación. Yo...necesito pensar

Completamente congelado y con el estómago hecho nudos, solo puedo ver a mi esposa cruzar la habitación y dirigirse a nuestra maleta para tomar su pijama favorita. Abro la boca para decir algo, pero es como si me encontrara con la lengua trabada y la boca llena de aserrín. Una vez más, Lía pasa por mi lado y se detiene. Pasan unos segundos en los que no dice nada y por más que intente formular palabra alguna, es como si los gatos se hubieran comido mi lengua.

— Espero que esta noche te sirva a ti, para considerar porque me elegiste como tu esposa— y así, como así, continúo adentrándose en el cuarto de baño dejándome estupefacto.

Varios segundos después, reacciono de mi mini trance dando dos pasos al frente, sin embargo, que sentido tenia seguir presionando el asunto. Lía no me escucharía. Por lo que decido que es mejor darle tiempo, dejarla descansar, pensar.

Tomando mi billetera, teléfono, llaves del auto y con el estómago cayendo en picadas, dejo la habitación, dirigiéndome al estacionamiento del hotel. Una vez dentro el auto, dejo caer mi cabeza en el respaldo del asiento.

Inhalo y exhalo.

No se en que momento todo se salió de control. Se suponía que este tiempo en parís, iban a ser las mejores vacaciones que íbamos a tener después de tanto tiempo. No logro recordar cuando fue la última vez que logramos sacar tiempo y tomarnos unas vacaciones. Lía parecía tan feliz cuando dejamos corea. París, era un país que ella siempre soñó con conocer, pero que no había tenido la oportunidad de conocer y ahora que por fin había cumplido sus sueños, tuve que joderla y a lo grande.

Definitivamente necesitaba olvidar esta noche de mierda. No era una persona de tomar alcohol, pero esta noche quería olvidar y que mejor que un buen bourbon.

— ¡Mierda, Mierda, Mierda!













(...)

HOSEOK

El incesante –Loli pop- Loli pop- de mi teléfono, anunciando una llamada entrante, me hace removerme entre los edredones de mi cama. El sonido molesto cesando por varios segundos, para volver a repetir la acción, perturbando mis sueños.

Gimo maldiciendo en voz baja, mientras extiendo la mano para tomar mi teléfono de la mesita de noche, el nombre en la pantalla me hace gemir más fuerte, mientras suelto un chillido frutado, como todo un niño de cinco años listo para hacer un berrinche.

Genial.

Papá siempre escogía unos días para acabar con mi paz mental. Debería ser un crimen despertar a una persona un sábado a las 7 de la mañana.

Deslizo el botón verde en la pantalla de mi teléfono. La familiar voz de mi padre se escucha inmediatamente del otro lado del teléfono, sin embargo, aún no me habla a mí. Escucho como da órdenes a lo lejos y se inmediatamente que está en el hospital, lo que no me sorprende. Lo raro hubiese sido que no lo estuviera. Jung Namjoon, era el dueño y director científico del hospital central de Seúl. Medico cardiólogo y el mejor en su especialidad de todo corea del sur. Uno pensaría que, por ser poseedor de estas ventajas, el tipo se tomaría un descanso un sábado. Sin embargo, supongo que era un defecto en general de la familia Jung. Nunca descansar.

¿Hoseok? ¿Estás ahí? — la voz de mi padre suena del otro lado del teléfono sacándome de mis pensamientos. Debo haber estado perdido en mi propia cabeza por un largo tiempo, porque su tono es un tanto preocupado, así que, soltando un pequeño suspiro, al tiempo que me incorporo en la cama, contesto...

— Si papá, aquí estoy, solo... estaba distraído—Escucho un suave suspiro por parte de mi padre y es como si pudiera ver atraves del teléfono la expresión de desaprobación en su rostro, entonces lo escucho decir con voz resignada...

Creo que es un defecto en el que debes trabajar — me muerdo la lengua para no soltar una risa sin humor, que quiere escapar de lo más profundo de mi garganta y decirle que madre y el siempre han resaltado mis defectos, pero nunca mis cualidades. Se me hace un nudo en la garganta y quiero decirle que se puede ir a la mierda. Pero me trago mis palabras y sigo escuchando sus molestas palabras— Sin embargo, te he llamado porque necesito hablarte de algo muy importante— sus palabras formales me dan nauseas. A veces me hace preguntarme si en realidad soy su hijo, porque no veo como un padre tiene que ser tan formal y cuidadoso para hablarle a su hijo.

Esto es una mierda y sé que no me va a gustar lo que tiene que decirme. Pero deseando salir rápido de este incómodo y horrible momento le insto a seguir...

— ¿Qué pasa? —pregunto

¿Qué pasa? —repite mis palabras como si no pudiese creerlo. Inmediatamente, busco en mi cabeza, que pude haber hecho ahora, para molestar a el perfecto Jung Namjoon. Pero no encuentro nada que me haga culpable de algo.

De reojo veo a Jennie entrar a mi habitación. Me da una mirada de disculpa, y yo le hago señas de que pase, sabiendo lo que busca. Mi mejor amiga, cruza la habitación rápidamente tomando su computadora portátil, olvidada en mi habitación la noche anterior, después de nuestra noche de películas. Me mira a los ojos y suelta un suave gracias entre labios, antes de abandonar la habitación como alma que lleva el diablo, entonces la voz de mi padre, retumba nuevamente atraves del teléfono. Su voz cuidadosa como midiendo mi reacción.

Mira Hoseok, me hubiera gustado poder decirte esto personalmente y no por medio de este aparato, pero se me presento un problema y por ese motivo no pude viajar...

Pausa.

La jodida pausa, más larga que he tenido que soportar, entonces las palabras caen como balde de agua fría— Se acabó Hobi. Debes volver a corea. Te quiero acá.

—¿Qué? — exploto indignado, levantándome totalmente ahora de mi cama. Estoy cansado de que tomen decisiones por mí. De que crean que no tengo voz ni votos en mis propias decisiones. De que crean que soy un niño que pueden manipular a su antojo.

Siento la palma de mi mano que no tengo ocupada ardiendo. Miro hacia abajo y encuentro mi mano hecha puño clavándome mis propias uñas. Estoy furioso. Con papá, con mama, con el abuelo, pero sobre todo con mi hermana, porque por ella me encuentro en esta situación.

Decidiendo que el control de mi vida lo tengo yo, espeto con voz fría y dolor filtrándose atraves de ella.

—Estoy bien papa, lo estoy haciendo bien por mi cuenta. ¡Ya para jodidamente! ¡De. Meterte. En. Mi. Vida!...

Cuida tu tono de voz y no seas altanero Hoseok. Soy tu padre y me debes respeto—sus palabras son furiosas y estoy seguro que si mama hubiese estado aquí, me habría abofeteado y reprendido por ser altanero y no comportarme como un jodido Jung.

Cuando pienso que ya colmé la paciencia de mi padre, este me sorprende cuando después de escuchar un suspiro resignado de su parte, me habla con su tono de calma habitual — Hobi. Escucha. Sabes que lo que paso hace ocho años fue cosa del pasado. Ahora es el presente y no puedes seguir así. Alejándote cada vez más de la familia.

Odiaba cuando papa usaba ese tono de voz. Como si estuviese tratando con un niño pequeño.

Por Dios

Ya faltaba menos de dos meses para mi veintidosavo cumpleaños. Me elevaba la sangre. Hacía que mi estómago se tensara y mi garganta se secara.

Me obligue a tragar el nudo en mi garganta y hacer a un lado mi furia, para darle paso a una calma que claramente no sentía. Sin embargo, con el mismo tono frio de hace un rato y un atisbo de arrogancia en él. Me escuchó decir...

— No voy a volver a corea, por lo que... supongo que tendrás que venir aquí, amarrarme si es necesario y subirme a un avión a la fuerza y me conoces papa. No soy de los que se rinden sin antes luchar o bien podrías aceptar mi decisión y que ya soy un adulto, que no necesita que tomes decisiones por mí — sin esperar una respuesta por parte de mi padre, doy por terminada la llamada.

Corto lo llamada y se lo furioso que debe estar papa por ello, pero poco puede importarme en estos momentos.

Cierro los ojos y trato de regular mi respiración, que en algún momento empezó a aumentar. Mi pecho subiendo y bajando. Exhalo bocanadas de aire. Mi respiración comienza a volver a la normalidad, dejándome hecho un torbellino de emociones.

¿Y ahora qué?

¿Qué se suponía que debía hacer?

Me siento como un pequeño dragón escupiendo fuego. Corea jamás fue mi lugar. Seúl jamás fue mi hogar. Pero aquí en Paris, encontré eso. Un lugar. Un hogar.

Después de que mis padres me enviaran a un internado en Paris. Mi vida cambio totalmente. Tenía doce años, cuando mi hermana de dieciséis años, me acuso de insinuármele a su novio. Claro, por ser la hija perfecta y bien educada, que siempre sigue las reglas, le creyeron a ella y yo quede como un mentiroso. Recuerdo claramente las cosas que dijo mama ese día. Recuerdo como por más que llore y le suplique que no me mandaran a otro país, no les importo, ni tomaron en cuenta los sentimientos de un niño de doce años. Creo que desde ese día entendí que la familia puede ser cruel y que quizás era ese hijo no deseado que llegaba a las familias. Ella tenía razón.

Sin embargo, el hecho de que ya lo supiera no hacía que doliera menos.


Flashback

— Siempre estas buscando nuevas maneras de meterme en problemas y darnos molestias Hoseok ¡Que es lo que está mal contigo!...—Grita mi madre con mirada dura, clavando sus ojos marrones en los míos. Padre a su lado, niega con la cabeza y me mira con sus ojos verdes llenos de decepción.

Abro la boca para defenderme. Para explicar que fue Minho el que coloco su mano por encima de la mía. Fue el, quien me toco la pierna de una manera que me hizo sentir asco. El que me dijo, que ya era un niño grande y que era muy bonito.

Fue el, quien trato de inclinarse y besar mis labios, aun cuando yo le había dicho que parara. Que no quería que me tocara. Que tenía miedo y que mis padres se iban a enterar. Pero el simplemente, ejerció más fuerza en la parte posterior de mi garganta y dijo que nadie me creería, que era un niño rebelde que solo daba problemas y que no había forma que confiaran en mis palabras. Ahora sé que sus palabras eran ciertas. Ahora sé, que dijera lo que dijera, mama no me creería.

Me sentía tan impotente.

Determinado. fuerzo a mi garganta que deje salir las palabras. Pero mama niega con la cabeza y suelta con voz. Muy. Muy furiosa —No jovencito. Ni lo pienses. Estoy cansada que hagas lo que se te venga en gana y no obtengas un castigo por ello.

— Mama él está mintiendo. Tienes que creerme. Yo le dije que no, pero el—la bofetada que impacta mi mejilla, jamás la espere.

Mama siempre me había gritado y me había dicho lo mal hijo que era, pero jamás me había abofeteado.

— ¡Cállate! ...Dije que te callaras... las lágrimas brotan de mis ojos, mis labios tiemblan, y entre la nebulosa que ahora empaña mi vista, veo a mi hermana mayor sonreír, mientras Sejun, el mayor de los dos, me observa con lastima en los ojos.

El tiempo a mi alrededor parece pasar en cámara lenta.

Mama alza la mano, quizás para abofetearme nuevamente, pero papa que hasta ahora había estado inmóvil en un lado, toma su delicada mano, sosteniéndola firmemente y evitando que llegara nuevamente a mi rostro. — Basta— espeta con voz quebrantada. A mama le tiemblan los labios por la rabia y para este punto soy todo. Lágrimas. Sollozos y temblequeos.

Espero que papa venga ahora a mí y me proteja entre sus brazos, como hace tiempo no lo hace. Como cuando era más pequeño y madre decía palabras hirientes hacia mí. Era mi padre quien me rodeaba con sus fuertes brazos y me decía que todo iba a estar bien.

Pero no sucede.

En cambio, mira a mi hermana y esta hace un puchero, cambiando ahora totalmente su expresión, en una de satisfecha a dolida y triste.

No sé qué cambio con papá. Mamá siempre fue así conmigo. Dura. Estricta. Papá era todo lo contrario. Pero después de un tiempo, todo cambio. Papa empezó a evitarme y alejarse de mí y eso me dolía y destrozaba mi corazón en pedacitos.

— No Voy a seguir tolerando tus rebeldías— Espeta mamá, su rostro duro sin una pizca de piedad hacia su propio hijo. Pero lo que dice mama después de eso, es lo que acaba con mi vida. —Mañana mismo te vas al mejor internado en parís, a ver si pueden educarte y dejes de ser una vergüenza para esta familia.

Miro a mi padre con ojos suplicantes, el miedo y el pánico cruzando mi rostro, pero papa solo asiente con la cabeza y pronuncia con voz firme —Prepara todo.

Fin Flashback


Y así fue como termine en parís.

En un país totalmente desconocido, lejos de mi familia. Un país que con el pasar de los años se convirtió en mi hogar. El país que me dio a una de las personas más importantes en mi vida. Jennie.

Después de que, a los doce años me enviaran a la Escuela Internacional Sainte Victoire, en el cual viví cuatro años, finalmente mi tiempo había culminado en él. Mi padre decidió que era hora de volver a corea, más sin embargo yo sentía que ya no tenía nada allí y el resentimiento seguía en mí. Ya no era el mismo niño de doce años, en el cual no creyeron y decidieron deshacerse de él. Por supuesto me negué a volver y no fue fácil tomar tal decisión. Extrañaba a Sejun y a Jimin. Mi hermano y mi primo. Ellos siempre se preocuparon por mí. Me visitaban en vacaciones y mantuvimos esa conexión de familia. En cambio, mama y mi hermana nunca me visitaron. Recuerdo las primeras veces, cuando todos los niños del internado comentaban felices sobre sus vacaciones y todo lo que iban hacer cuando estuvieran con sus familias. Siempre espere a que papa dijera que viajaría a corea para pasar vacaciones con ellos, pero nunca paso y en cambio, nunca salí del internado, hasta que cumplí la edad de diecisiete años.

A pesar de las insistencias de papa por volver, no me deje amedrentar y decidí quedarme. Tenía ahorros y con eso logre encontrar un departamento pequeño y económico. Me sentía muy feliz y emocionado, porque por primera vez en muchos años, me sentía vivo y estaba logrando pequeñas cosas, pero que eran logradas por mis propios méritos. Entonces, lo siguiente que hice fue visitar una de las mejores universidades en parís y postularme para una beca.

Beca que, aunque no logre ganarla completa, cubría la mitad de la carrera que quería estudiar.

Psicología

¡Hermoso Jesús! Estaba tan emocionado de poder estudiar lo que tanto quería. ¿Y lo que se sentía más victorioso? Todo era por mi propio mérito. Entonces conocí a Jennie. Mi mejor amiga. Estábamos en primer semestre e hicimos una buena química de amigos. Nos volvimos inseparables, algo así como Woody y Buzz Lightyear. Era muy feliz. Mi vida estaba en su mejor momento.

Pero entonces, supongo que todo cuento de hadas tiene un fin. Después de varios meses, mis ahorros se agotaban cada día más y no encontraba un trabajo debido a mi edad. Todo se volvió tan frustrante. Allí fue cuando mi padre se aprovechó y entonces me propuso un trato— puedes quedarte en parís si así lo deseas, pagare tus cuentas y todo lo que necesites, pero la carrera que estas estudiando la dejaras e ingresaras al programa de medicina, como todos los Jung lo han hecho hasta ahora. Juro que lloré e hice berrinches como todo un niño pequeño. Me sentía entre la espada y la pared. ¿pero realmente alguna vez tuve elección en mis decisiones? Era como si mi padre, hubiera estado esperando el momento indicado todos esos meses, haciéndome creer que me estaba yendo bien, para después clavarme una daga en el corazón y hacerme ver, lo tonto e infantil que fui. Donde me sintiera vulnerable y me encontrara en el borde de un abismo, para poder hacer lo que el más sabia. Meterse bajo piel. ¿pero que más podía hacer? Era menor de edad y no iba a conseguir un empleo. Quizás debí ser más persistente y menos débil. Luchar por mis sueños, pero me sentía tan desesperanzado, y sin oportunidades, que entonces hice lo más estúpido que podría haber hecho. Acepte. Pero supongo que ahora él, quería romper ese acuerdo.

Perdido en mis recuerdos. no noto cuando la puerta de la habitación se abre y Jennie entra. Se sienta a mi lado. Sus pequeños ojos grises preocupados. la miro y le doy una de mis mejores sonrisas, pero aun no hablo, me siento tan frustrado, que no soy capaz de pronunciar palabra alguna por temor a romperme frente a Jennie. Después de varios segundos es ella la que decide romper con el silencio.

— ¿Estás Bien? — pregunta y me sonríe suavemente. En estos momentos soy todo un torbellino de emociones, pero no hay manera de que le confiese eso, a mi dulce y buena amiga, para que quiera reflexionar de ello. Solo quiero a mi amiga. No a Jennie la psicóloga.

— ¡Por supuesto! ¿Por qué no lo estaría? —Jennie, me mira directamente a los ojos y se siente como si estuviese escaneando un pedazo de mi alma. Quiero apartar la mirada de su escrutinio, pero si lo hiciese estaría completamente perdido y no quiero que ella, vea al Hoseok frágil que habita dentro de mí.

Observo a Jennie parpadear por un segundo antes de murmurar cuidadosamente

— Bueno, parece que tu padre tiene el poder de— Me mira como queriendo corroborar su punto, entonces finaliza— apagar tus ojos.

— ¡Tonterías! — Exclamo, aunque por dentro podía sentir, como mi estómago revoloteaba como un pájaro ansioso — Estoy bien. Mi padre no tiene ningún poder sobre mí, lo sabes— Intento razonar con desdén.

Odiaba mentirle, porque estaba claro que mi padre si provocaba ese efecto en mí. Sin embargo, odiaba más preocuparla. Por lo que tratando de que mi voz, sonara lo más despreocupada posible y lo más feliz que pudiera. Exclamo.

— ¿¡Sabes qué!? tu y yo deberíamos salir esta noche y divertirnos— digo, con una brillante sonrisa, pintada en mi rostro. Jennie, deja escapar el aliento y sacude la cabeza

— No Hobi. Paso. Sabes que debo acompañar a mis padres esta noche, a esa cena con los socios de Italia.

— Si. Si. Está bien. Tú te lo pierdes —Farfullo levantándome de la cama y dirigiéndome al baño, para darme una ducha y despejar la cabeza.

El resto del día realmente paso a una velocidad impresionante. La mayor parte de la mañana y la tarde, la pase en mi habitación leyendo un libro de anatomía y fisiología, para complementar un trabajo en la especialidad de cirugía, que me encontraba realizando. Debo admitir, que hice todo lo posible por molestar y desafiar a papa. Gracias a él, me vi obligado a estudiar medicina, así que decidí de que por lo menos, iba a tener voz propia en la especialidad que más llamaba mi atención. Cirugía. Era un gran golpe para mi padre, ya que él, era un médico cardiólogo y mis hermanos mayores siguieron sus pasos. Y Bueno, si algo aprendí de mis malas decisiones de hace unos años atrás, es que, es mejor no seguir las reglas, por ello esto se convirtió como mi lema.

Jung Hoseok. No es alguien que sigue reglas.

Para la noche ya estaba libre de deberes, me duche rápidamente y me cambie, decidiéndome por un par de bóxer de encajes, pantalones negros ajustados y una blusa de mayas trasparente. Peine mi pelo corto y aplique un poco de maquillaje a mi rostro y por ultimo rocié mi perfume favorito por todo mi cuerpo. Esta noche estaba decido a olvidar mis problemas.

Tomo las llaves del auto, mi teléfono y reviso que todo esté en su lugar, antes de salir del apartamento. una vez en el ascensor, presiono el número que me llevara a el estacionamiento, llegando en menos de un minuto. Las puertas se abren y no paso por desapercibido, las miradas que me dan algunos vecinos, que se encuentran saliendo o llegando del edificio. De hecho, también noto como una madre hace todo lo posible, por tapar los ojos de su hijo de diez años de mi presencia.

Chistoso.

Mientras me dirijo a el auto, no puedo evitar sonreír para mis adentro. Pienso en mi madre y la cara que pondría si me viera en estas "Fachas". La ropa que elegí, es totalmente la ropa por la que, sin duda alguna, mi madre le daría un infarto.

Decido poner reglas para esta noche. porque pensar en mi familia, no es exactamente el mejor plan que quiero para la noche. Así que nada de Jung Namjoon y Kim Jisoo. El sonido de mi teléfono, me avisa de un nuevo mensaje, así que adentrándome en el auto lo compruebo. Es un mensaje de Jennie.

De Jen:

No me esperes esta noche, me quedare en casa con mama y papa. Descansa y no hagas cosas locas. Te amo Hobi

Una amplia sonrisa se extiende en mis labios, mientras leo el mensaje. Por eso amo tanto a Jennie, porque me entiende, me apoya y tiene la facilidad de hacerme sonreír, aun en los peores momentos.

Para Jen:

No te preocupes por mí. Estoy bien. Mejor disfruta tu tiempo en familia te amo.

Después de responder un rápido mensaje a Jennie, decido apagar el teléfono Y pongo en marcha el auto. Recorro las conocidas calles de parís, hasta que llego a AkBar. Una reconocida discoteca-bar de la cuidad. El lugar es de dos pisos. La discoteca, que se encuentra ubicada en la parte baja y el bar en la parte de arriba. Queriendo disfrutar rápido de la noche, me adentro al lugar, frunciendo levemente el ceño, ante la ensordecedora música electrónica que retumba en el lugar. Parpadeo acostumbrando a mis ojos a las luces neones. Esta noche, AkBar esta abarrotado de personas. No hay mesas disponibles y tampoco, es como si me fuera a sentar en una mesa solo. Eso sería patético.

Me dirijo a la barra, escabulléndome entre la multitud, donde esta Nick. Un tipo alto y simpático que sirve bebidas y amigo de Jennie. Nick me ve y me guiña un ojo. Después de unos segundos regresa con un vaso de Whisky y lo deja frente a mí. — Lo de siempre zanahoria— Dice por encima de la música, le doy un asentimiento y Nick desaparece sirviendo más bebidas.

Después de una hora, el alcohol empieza a hacer efectos en mí. Tomo mi vaso de Whisky, el cual, ya no logro recordar que numero es y doy un largo sorbo. Posteriormente me levando del taburete y me dirijo a la pista de baile, empezando a mover mis caderas, sensualmente a el ritmo de la música. Soy consciente de las miradas que atraigo, pero poco puede importarme. Es mi noche y la estoy disfrutando al máximo. Después de lo que parece una eternidad, siento mis pies cansados y la vista nublada, entonces decido que es suficiente y me dirijo a la barra, dejándome caer en el taburete. Inmediatamente Nick pone un vaso frente a mí, para volver a desaparecer. Después de unos minutos, vuelvo a recomponerme y sigo tomando de mi vaso de Whisky, cuando una voz demasiado masculina para mi gusto, espeta.

— ¿Por qué tan solo muñeco? — Su muñeco e intento de coqueteo, me hizo revolver todo el contenido de mi estómago. No me gustaban los tipos, con aire de macho dominante y mi palabra es la ley. Era molesto y ni hablar de lo patético que se veían.

Rodando los ojos, ladeo la cabeza para inspeccionar al tipo a mi lado. El hombre de algunos veinticinco años de edad, era sin discusión alguna un tipo atractivo. Alto, cabello rubio y de complexión muscular. No podía decidir, si el color de sus ojos, eran de un tono marrón oscuro o un café profundo. En cualquier caso, el tipo no me interesaba. Gritaba Idiota por todos lados. Sacudo la cabeza lamentándolo inmediatamente, porque el simple acto, hace que todo frente a mí se vuelva borroso. Reprimiendo una arcada y con la mandíbula tensa. Espeto. — Piérdete — Regresando la mirada al frente, doy otro sorbo a mi bebida. El tipo a mi lado suelta una risita, como si fuese todo un desafío y juro que quise voltearme y darle un puñetazo en el rostro por estúpido.

— Ohh vamos. No seas tan aguafiestas muñeco— El tipo, rueda su taburete más cerca del mío y pasa su brazo derecho por mis hombros.

Hermoso Jesús, no permitas que cometa un crimen.

Rodando los ojos, quito el brazo del tipo bruscamente de mis hombros. Aprieto los dientes y le doy una mirada de muerte.

— No me toques y es mejor que me dejes en paz— el tipo me da una sonrisa socarrona y toma mi brazo en un movimiento brusco, levantándome de un tirón de mi asiento. Jadeo sorprendido, mientras el tipo, me grita todo tipo de insultos. — Puta. Zorra. Ahora te vas a hacer el santo y un montón de estupideces que ignore, enfocándome, en lo que realmente me importaba ahora mismo. Soltarme de su agarre. Pero el tipo, parece no querer darse por vencido y ejerce cada vez más, presión en mi brazo, el cual, ya empieza a picar, mientras intento que el tipo me suelte. La desesperación empieza a cruzar mi rostro e intento clavar mis uñas en la piel del tipo, fallando en el intento.

— ¡Suéltame Imbécil! — exclamo fulminándolo con la mirada. Pero el idiota, lo único que hace es soltar una carcajada, haciéndome saber que la situación le divertía, lo cual aumenta más mi ira. Intento darle un puñetazo con mi mano libre, pero el tipo es más rápido y atrapa mi mano en un movimiento rápido. Cuando empiezo a sentirme perdido y con ganas de matar a este idiota, una voz profunda, espeta, llamando la atención de ambos.

— Acaso no lo escuchaste—La voz era dura y clara, sin embargo, el tipo era un idiota y en vez de soltarme, refuerza su agarre en mi antebrazo. De verdad, ya empezaba a cabrearme este imbécil.

— Piérdete, no es tu asunto —Espeta y como el completo imbécil que es, se atreve a darme una sonrisa socarrona, la cual quiero borrar de su cara. Pero entonces el tipo número dos, da dos pasos al frente, dejándome en un estado de trance.

Hermoso Jesús.

Este hombre era la definición de sexi y caliente. Alto, cabello oscuro, de constitución atlética, pero no exagerado, hombros anchos y proporcionado en todas las partes correctas. Sus facciones eran totalmente varoniles, también dejando en claro ser un tipo mayor. Definitivamente, el sueño húmedo de cualquier chica o chico. Mis ojos quedan atrapados en los suyos. Un negro profundo que hipnotizan. Trato de concentrarme en la situación a cuestión, pero me encuentro fascinado con este hombre, que no puedo apartar la mirada. Es en entonces cuando el tipo, hace contacto visual conmigo

Mierda.

Siento el momento exacto, en que mi respiración, se queda atorada en mi tráquea y mis mejillas enrojecen. Prácticamente me encontraba babeando por este hombre y fui pillado en el acto. Jesús. Porque me avergüenzas de esta manera. Con la cara roja y ardiente, desvió la mirada, para no avergonzarme más. Acto, que parece hacer reaccionar a el tipo caliente, el cual inmediatamente desvía su mirada y vuelve a centrar su atención en el idiota. La tensión es palpable en el aire y la lucha de poder, brillando en los ojos de ambos. Estaba seguro que, en cualquier momento estos dos tipos, iban a empezar una pelea, y estaba decidido a escabullirme entre la multitud, antes que estos dos, se dieran cuenta siquiera, que había desaparecido, cuando Nick aparece inclinándose detrás de la barra, preguntando en su habitual tono de voz amigable.

— ¿Algún problema por acá zanahoria?

— No te preocupes Nick...el caballero ya se iba—respondo, fulminando con la mirada a el tipo. Este gruñe, pero por fin suelta mi brazo y dándonos una mirada de muerte a los tres, se escabulle entre la multitud.

Después de unos minutos, observando al tipo, salir de nuestro campo de visión, Nick abre la boca para decir algo, pero una rubia alta, grita el nombre de Nick y este me da una mirada de disculpas, para dirigirse a la chica.

Suspiro y paso la mano por mi nuca algo exhausto y deseando que la tierra me tragase.

Olvidándome totalmente del tipo caliente, me giro y me dejo caer en el taburete, con un gemido frustrado. Definitivamente el caos me sigue. Dios. Se supone que ya soy un adulto, como para estar metiéndome, en este tipo de situaciones de adolescentes. Papa y mama estarían muy decepcionados, si se enteraran de esta situación. Y otra vez, tú, estás pensando en tus padres. Una vocecita me dice dentro de mi cabeza. Me golpeo mentalmente, porque, es verdad. Otra vez, estoy pensando en mis padres y en algún momento de la noche, perdí el objetivo de esta salida. Divertirme, pero sobre todo. Olvidar.

Dejo caer la cabeza en la barra y doy un pequeño chillido, cuando la misma voz profunda de hace un rato, pregunta sacándome de mis pensamientos.

—¿Estás bien?...




📢!!HOLA!! 

Bueno mis queridos lectores, espero que hayan disfrutado de este hermoso prologo, hecho con amor. 

Disculpen por los errores e incoherencias que seguramente encontraran en la historia. Les prometo tratar de corregirlo lo mas pronto. 

Espero puedan darle la oportunidad a esta hermosa historia y disfruten leyéndola, tanto como yo disfrute escribiéndola.

#FORBIDDEN_LOVE 💜

Continue Reading

You'll Also Like

572K 90.3K 36
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
160K 4.3K 30
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...
24.6K 2.6K 5
Yeontan conoce a su papi Tae y su papá Hoseok
142K 21.9K 31
Jimin quería que Namjoon supiera lo mucho que significaba para el, aún que solo fuera por medio de pequeñas e insignificantes notas anónimas pegadas...