— ¡¿qué?!
— ¡sí! ¿Qué hiciste para que le pase eso, eh?
— ¡nada! —digo y me suelto del agarre de su mano. —y no quiero saber nada tampoco, Sara.
—hoy me pidió venir a conocer a cada trabajador, así que le dije que sí. Es una oportunidad genial para poder conocerlo, charlar con él. No me digas que no es algo genial.
—bueno, es un lindo chico, pero no estoy interesada en nadie por el momento, solo es eso. Además, no tengo tiempo ni ganas de adentrarme a una relación amorosa donde al paso del tiempo todo se deteriora y uno de los dos comienza a pensar en las probabilidades de dejarlo todo, dejando a la otra parte sufriendo y pensando en qué se equivocó o qué hizo mal para que todo acabe de esa forma. —digo casi sin respirar provocando un asombro en el rostro de la mujer.
— ¡intenso! Mira, no conozco tu vida ni lo que te pasó pero estoy segura de que necesitas alguien para confiar... —dice mientras se sienta y habla mientras hace sus cosas. —o pasear, ¡o amar!
—lo haces ver tan fácil.
—te complicas sola. Además ya dije que sí, lo cual significa que debe estar terminando su recorrido y así irnos a casa. No nos va a venir mal una visita de parte de una persona importante. Anda, hace lo tuyo, relajate. Después ve todas las posibilidades, ¿bien? —pregunta y asiento para salir de ahí y volver a mi casa después de un atareado día.
—rubia cabeza de manteca, ¿quién se piensa que es para querer manejar mi vida? ¡además no me interesa nada...! ¡ay! —alguien había pasado por delante mío chocándome. Levanto la mirada para empezar a pelear pero hago silencio al ver quien era.
—hola.
—hol-la. Hola, buenas noches.
— ¡perdón! Venía muy apurado y no te vi, ¿te hice algo?
— ¡no! No, no, no sé preocupe, puede... puede pasar.
—debemos llevarnos a penas unos tres años, además ya nos conocimos anoche. Por favor no me trates de usted. —dice mientras sonríe y pienso que tiene una sonrisa bastante linda. Extiende también una de sus manos. —soy Tomás, Tomas Achaval, mucho gusto de verte otra vez.
—Ludmila. Ludmila Castillo.
— ¡veo que ya se conocieron! —la rubia manteca aparece detrás nuestros con sus tacos resonando en el mármol y aquel no deja de mirarme mientras sonríe.
—solo me faltó esta parte de tu hermoso edificio, Sara. Estas haciendo un trabajo estupendo.
—bueno, yo ya me voy yendo porque se va a hacer un poco tarde y estoy sin auto. Permiso.
— ¡yo podría llevarte! —rápidamente habla Tomás y al lado Sara sonríe pícara.
—no, no te preocupes, todavía tengo que buscar mis cosas y no te quiero atrasar.
—insisto, mi trabajo acá está hecho y estoy libre.
— ¡vamos, Ludmi! Va a costarte un poco encontrar un taxi. —sonrío apretando mis labios queriendo que se calle.
—bueno, esta bien solo... solo necesito buscar mis cosas y puedo esperar abajo.
— ¡genial!
Camino a mi oficina rápido mientras saco el celular de mi bolsillo en busca de ayuda.
— ¡rápido, Santiago!
— ¡estoy...!
— ¡tenes que ayudarme!
— ¿qué te pasó? —lo escucho alarmado y explico rápidamente.
—nada, nada, estoy bien. Solamente es que... ¿recordas que hoy a la mañana hablamos de aquel chico que trabajaba para la empresa...?
—pero era de otro lugar y le diste mi número, sí. ¿Qué pasó?
— ¡está acá! ¡y no solo eso, también le dijo a mi jefa que quiere empezar a venir, supervisar unos días!
— ¡wow! Muy malísima suerte amiga, eso te pasa por mentirle.
—decile que sos mi novio. Me va a llevar a casa.
— ¡¿qué?! ¡no!
— ¡¿por qué?! ¡Siempre te ayudo diciendo que soy tu novia cuando vienen a molestarte!
—sí, pero vos no tenes novio.
— ¡y vos tampoco tenes...! —hago un silencio tratando de entender aquello. Aunque tardo unos segundos. — ¿a esto te referías cuando dijiste que querías ir a casa a hablarme de algo y ese algo tiene que ver con...? —hago silencio unos segundos más. — ¡Santi!
— ¡¿qué?! Si te decía antes ibas a estar llenándome de preguntas y no irías a trabajar por estar sacandote todas las dudas. Quería que fueras la primera en saberlo.
— ¡ay, quisiera odiarte! Ahora necesito ir urgente a casa.
—Cuando llegues voy a estar ahí porque ya estoy llegando. Igual después tengo que irme a una reunión en el club. Pero te espero para que me hagas todas las preguntas que quieras.
—bien. Te amo. Gracias por dejarme ser la primera en saberlo.
—sos la primera en todo, te amo también tonta.
Corto la llamada y me quedo unos segundos mirando a la pantalla pensando en mi amigo.
— ¿lista? —escucho detrás mío así que tomo mis cosas y sonrío.
—lista, vamos.
— ¿entonces hubo un error en tu mente o algo así? —pregunta y ríe mientras maneja y no puedo evitar tener vergüenza por aquello.
—bueno... —sonrío incómoda y pienso algo rápido. —es, hubo como... bueno mi celular es algo increíble, resulta que lo había mojado antes de irme, pero encendió, la cosa es que cuando apreté algo, te pase el número de mi amigo, la verdad es que no recuerdo muy bien, no suelo tomar alcohol.
《"Del vaso"》
Molestaría Santi.
—así que estoy segura de que fue algo como eso. ¡oh, es ahí! —señaló y se detiene rápidamente así que tomo mis cosas para salir del auto no sin antes despedirme. —muchas gracias por traerme.
—no hay problema; y en realidad me preguntaba si estabas libre. —la sonrisa se me va.
— ¿a-ahora?
—sí, podríamos ir a cenar.
—eh... —pienso. —tengo un compromiso en un club. Bueno, mi amigo lo tiene pero tengo que ir con él.
— ¿club?
—trabaja en Boca, así que...
—oh, tengo muchos amigos en Boca. Seguramente en algún momento vamos a encontrarnos entonces.
—oh, es... eso es genial.
《"Lo que me faltaba"》
—bueno, ya me voy, no quiero llegar tarde. Muchas gracias otra vez.
Salgo del auto y me voy casi corriendo a casa para ver que Santiago ya estaba ahí. Cierro la puerta detrás de mi y me apoyo en ella cerrando los ojos.
—atrapada en tu red de mentiras. —habla con la boca llena debido a que estaba comiendo.
— ¡no quiero tenerlo cerca, me invitó a cenar!
— ¿y qué le dijiste?
—que me tenía que ir con vos a una reunión reunión en Boca.
—pero si a vos no te gusta eso.
—ya sé. Fue lo único que se me ocurrió. —me lamento y dejo mis cosas en el sillón mientras voy a la cocina. —todo esto se podría evitar si vos no te hubieses hecho el lindo por ahí.
—no lo pude evitar. —sonríe y los hoyuelos se le marcan.
— ¿cómo se llama? ¿Quién es? ¿Dónde la conociste?
—Anneliese. Juega al fútbol en el club. La conocí ahí. Al principio me fue difícil, eh. No te voy a negar que use mis raíces y posición para entrarle por ahí, pero no me sirvieron para nada porque me odió peor. Entonces recordé tus palabras: "alguien te va a amar y querer por lo que sos, ya va a llegar el tiempo." Así que me acerque siendo lo que soy, dejando de lado lo demás.
—hiciste bien. Además sos genial. Y estoy contenta de que seas mi amigo, y de que me cuides y ayudes. Ahora, quiero conocerla.
—bueno, debo decir que soy muy afortunado porque me gusta cuidarte y ayudarte; a pesar de que en esta no puedo. Y hoy va a estar conmigo, ya se que no te gusta el tema pero si queres podemos ir. —pregunta y me lo pienso, se me hacía aburrido todo aquello del fútbol. Un mensaje llega a mi celular.
Número desconocido:
"Hola! Soy Tomás, Sara me pasó tu número. Espero no ser atrevido."
"Si cambiaste de planes acá está mi número, voy a estar cerca si queres salir."
Me levanto desconcertada ante aquel mensaje. Con ganas de matar a Sara. Pero queriendo salir urgente de mi casa.
-Tomás-
Enamorado de Ludmila.
(Para que se lo imaginen)