EL LIBRO DEL AMOR (RAYLLA)

By J_Rogz

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Scylla Ramshorn es una exitosa escritora de novelas de amor, pero paradójicamente nunca ha estado enamorada... More

CAPÍTULO I
CAPITULO II
CAPITULO III
CAPITULO V
CAPÍTULO VI
CAPÍTULO VII

CAPITULO IV

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By J_Rogz

RAELLE COLLAR

Médico

Vancouver, Canadá.

Raelle tomaba un descanso, intentando dormir un poco, luego de dieciocho horas continuas de hacer guardia en el Hospital. Estaba tan cansada que aunque el sofá era muy incómodo pudo al menos tener unos minutos de sueño profundo, el cual fue interrumpido al escuchar una voz llamándola.

—Doctora, Collar... Doctora Collar, despierte.

Raelle abrió los ojos encontrándose frente a ella a la enfermera Lupe Cortes, quien le sonrió tímidamente.

—Lamento despertarla, pero la necesitan en el cubículo nueve.

—Sí, diles que voy en un momento.

La doctora de incorporó, en cuanto la enfermera salió. Se quedó sentada unos instantes tratando de enfocarse en tiempo y espacio. tomó su estetoscopio, acomodó su bata y salió de la habitación de descanso, con rumbo al cubículo nueve.

Raelle tenía un año como Residente en el Hospital General de Vancouver y estaba terminando de estudiar la especialidad en cardiología. A sus 24 años, había pasado por experiencias difíciles; cinco años antes, su madre había muerto en un accidente automovilístico, mientras regresaban juntas de un paseo. Ella sufrió lesiones graves, la principal en su rostro, cuando se le incrusto parte del parabrisas. Luego de esa experiencia, se dedicó a recuperarse física y emocionalmente y a prepararse para ser una eminencia en medicina.

—Buenas tardes. ¿Qué tenemos? —se dirigió a los paramédicos.

—Mujer de 82 años, se desmayó en su casa. Su nieto estaba con ella. Cuando llegamos ya está consciente; según lo que comenta tuvo un desvanecimiento repentino. Aproximadamente hace seis meses había sufrido un infarto. Estabilizamos y trajimos inmediatamente al hospital. Aquí está el informe de lo suministrado. Tomamos presión arterial y ritmo cardíaco y respiratorio.

Ralle miró las indicaciones en una hoja de reporte. Asintió y agradeció a los paramédicos, luego dio la indicación de tomar un electrocardiograma a la paciente. Cuando éste fue entregado lo que analizó, no eran buenas noticias. Miró a la mujer y al pequeño niño a su lado.

—Lupe, lleva al niño con Tally Craven a Pediatría, por favor.

—Enseguida.

Raelle se acercó a la mujer. —Soy la doctora Raelle Collar, la estaré atendiendo. ¿Podría darme los datos de algún familiar que podamos localizar?

—Mi hija, pero está trabajando.

—Es importante localizarla. No quiero mentirle, su corazón está débil.

—Lo sé... sé que no resistiré mucho tiempo. Sólo quiero estar con mi nieto.

—Sabe, podríamos realizarle un procedimiento de...

—...No, nada de eso. No quiero ninguna clase de tratamiento que prolongue lo inevitable. Si mi momento ha llegado, quiero morir en paz.

—Pero podríamos ayudarla con un tratamiento. 

—Por favor, respete mi decisión. Sólo traiga aquí a mi nieto.

Raelle se resignó, no podía ir en contra de la voluntad de un paciente. —Entiendo. Iré a pediatría y traeré a su nieto.

La mujer y su nieto se reunieron, ella proporcionó lo datos de su hija a la enfermera y luego se quedó platicando con su nieto, muy feliz, hasta que cerró los ojos. El pequeño niño la abrazó y se recostó a su lado, creyendo que se había quedado dormida. Las doctoras Craven y Collar estuvieron observando todo a lo lejos. La enfermera se acercó y revisó signos vitales, haciendo una discreta señal a Raelle de que la mujer había fallecido. 

—Pasa el tiempo y no logro acostumbrarme a esto.

—Lo sé, Tally. Yo tampoco. No había mucho que hacer, su corazón no iba a resistir mucho tiempo, pero ella quería morir a su modo, junto a su nieto, platicando con él. Se ve que lo amaba mucho.

—Debe ser muy hermoso morir al lado de la persona que más amas.

—Ojalá todos pudiéramos elegir eso. —Raelle se estiró y se sobó el cuello.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí?

—Unas dieciocho horas.

—¿Comiste algo?

—Preferí dormir un poco. Ha habido mucho trabajo.

—Pues vamos a la cafetería a que comas algo, antes de que te busquen de nuevo con alguna emergencia. Veré si Abigail está libre.

—Antes debo hacer los trámites y el papeleo de la paciente.

—¿Quieres que hable con el niño?

—Por favor.

📖📖📖📖📖📖📖📖📖📖

La cafetería estaba casi vacía. Había horarios en el transcurso del día en los que habitualmente el lugar se veía más concurrido. Raelle agradeció la tranquilidad, se sentía demasiado cansada como para soportar el bullicio. El café estaba aún caliente, al igual que sus huevos fritos con pan tostado.

No tardaron en sentarse con ella la radióloga Abigail Bellweather, hija de la doctora Petra, la directora del hospital, y Tally Craven, quien era la encargada de pediatría.

—Te ves muy cansada, Raelle.

—Entre las guardias y los exámenes no he tenido tiempo de dormir bien.

—Deberías cuidarte más. ¿Quieres que hable con mi madre para que te dé unos días de descanso?

—No, Abs. Gracias, pero no quiero que el resto de los residentes se molesten porque tengo privilegios. Esto es parte del oficio.

—Como quieras, pero si no descansas, vas a colapsar.

—Estaré bien. Hablemos de otra cosa que no sea trabajo y enfermedades.

Tally se rió, —Estoy de acuerdo con eso. Por cierto, yo quería comentarte algo desde hace días.

Raelle dio un sorbo a su café y la miró. —Mhh ¿qué pasa?

—Estoy leyendo un libro y no vas a creerlo, pero la protagonista se llama Raelle Collar.

La doctora sonrió. —Déjate de bromas.

—Es en serio. Y no sólo eso. La descripción coincide contigo; es rubia, de ojos azules, muy bonita y con una cicatriz en la mejilla.

Abigail se acomodó en su silla. —¿Alguien escribió un libro sobre ti?

—¿Es real lo que estás diciendo?

—Lo juro. Es más, voy por él y te lo mostraré.

Raelle y Abigail se miraron y sonrieron mientras Tally iba corriendo a buscar el libro. Regresó unos minutos después con él y se lo mostró a su amiga.

—Una paciente lo olvidó hace días, cuando estuvo internada. Como nunca lo reclamó se quedó por ahí y un día se me ocurrió leerlo y me sorprendió. ¿Conoces a la autora?

Raelle observó el libro detenidamente y leyó el título y la reseña de la contraportada.

—"Notas de amor" por Scylla Ramshorn.

—La escritora es muy bonita y escribe maravillosamente bien. Te juro que parece que estoy leyendo una historia sobre tu vida. Hay varias similares a las anécdotas que nos has contado.

—No tengo idea de quién sea ella y por qué escribió esto. Debe ser una coincidencia.

—Pues una muy rara coincidencia, porque pareciera como si te conociera.

—Déjame ver esto. —Dijo Abigail tomando el libro. —¿No será alguna ex que no te puede olvidar?

Raelle se rió y movió la cabeza negativamente. —Ya les dije que no la conozco.

—Es sueca, pero radica en Estados Unidos, específicamente en Nueva York desde hace unos años. La busqué en Internet. A propósito, presentará un nuevo libro la próxima semana.

Raelle se distrajo leyendo un párrafo del libro.

—"Y la vida me ha enseñado a levantarme una y otra vez ante la adversidad. Por lo que esto que me ha sucedido, sólo me da fuerzas para seguir adelante"... Y según el libro, ¿cómo es que tiene esa cicatriz?

—Un accidente.

—¿Qué clase de accidente?

—Algo que le sucedió cuando era adolescente. La volvió insegura y tímida, su autoestima cayó. Tuvo que aprender a amarse y a aceptarse, para poder amar y aceptar a los demás. Es un libro que habla sobre las experiencias que le da el amor y que la fortalecen.

—Que cursilerías. —Dijo Abigail despectivamente. Raelle no tomó en cuenta su comentario, pues estaba intrigada.

—¿Podrías prestarme el libro?

—Claro. Me hará bien dejar de pensar que eres tú la protagonista real de ese libro.

—Gracias, te lo regresaré pronto.

📖📖📖📖📖📖📖📖📖📖

Los días pasaban entre las guardias del Hospital y sus estudios para terminar la especialidad. Había pocos ratos libres. Pero cuando lograba estar en la paz y comodidad de su departamento, Raelle tomaba el libro y leía varias páginas, antes de quedarse dormida con él sobre su pecho. En una ocasión, el libro quedó abierto de tal forma, que cuando despertó, lo primero que vio fue la fotografía de la hermosa escritora observándola. Suspiró y observó la fotografía; ella era hermosa, al igual que la forma tan poética en la que contaba las anécdotas de amor y desamor de su protagonista. Los relatos parecían contar su vida y eso comenzaba a causarle curiosidad y un poco de miedo.

Esa tarde llegó a su turno de guardia y lo primero que hizo fue buscar a Tally. La encontró haciendo un recorrido por su área infantil del hospital.

—Esto está muy loco. De verdad parezco yo. ¿Cómo es que ella me conoce tan bien, sin conocerme?

—Te lo dije.

—¿Dices que presentará su nuevo libro?

—Así es.

—Necesito hablar con ella.

—Tendrás que ir hasta Nueva York y la entrada para firmas de autógrafos es limitada. Hay que participar en una dinámica.

—¿Qué clase de dinámica?

—Una trivia de conocimientos, como la biografía de la autora y detalles de algunas de sus historias.

—¿Crees que puedas participar para conseguir un boleto para mí?

—¿Por qué yo?

—Porque tienes mas tiempo leyendo el libro, además la has buscado en Internet. Sabes más sobre ella.

—Haz la búsqueda e ilústrate. 

—Tally, por favor. 

—¡¿Quieres ir a Nueva York a verla?!

Raelle se encogió de hombros. —Quiero conocerla, no sé. Me intriga saber de dónde sacó toda esa inspiración.

—Posiblemente conozca a alguien que te conoce.

—Mientras más leo el libro, más me sorprende.

—De acuerdo, participaré para conseguir un boleto.

—Gracias, eres un ángel. Hablaré con Abigail y le diré que si quiero tomar esos días de descanso, pero que yo misma hablaré con la doctora Petra.

—Bien. Esto será emocionante. Ojalá pudiera ir contigo. Quiero que nos cuentes todos los detalles.

—Te confieso que tengo miedo, pero necesito respuestas.

📖📖📖📖📖📖📖📖📖📖

Raelle podría percatarse de que su ritmo cardiaco y respiratorio estaba fuera de los parámetros de lo normal, debido al nerviosismo. Sí, aceptaba que había sido una locura haber viajado hasta Nueva York, para conocer a una escritora que por alguna extraña razón, escribió un libro con un personaje que bien podría ser ella. La fila para entrar a la librería parecía eterna; mientras tanto, ella sostenía con fuerza el libro que Tally le había prestado, el cual se veía ya desgastado, tenía varios separadores y estaba subrayado con marca textos.

Las puertas del local se abrieron y los empleados dieron la indicación de entrar y acomodarse en orden en las sillas predispuestas. Raelle era de las últimas de la fila, pues había llegado tarde debido a su evidente desconocimiento de la vida ajetreada en Nueva York. En cuanto entró, tomó asiento y a lo lejos pudo ver a la escritora. En persona era mucho más hermosa, tenía unos preciosos ojos azules y parecía dulce y agradable. La doctora la contempló embelesada cuando leía el fragmento de su nuevo libro. Definitivamente, después de eso, estaba más intrigada que nunca por conocerla. En cuanto la presentación terminó, se dirigió a la mesa para comprar El Libro del Amor y se acomodó en la fila para la firma.

En cuanto llegó su turno, tragó saliva y respiró profundo, pues era presa de los nervios.

— Hola, gracias por comprar mi libro. ¿A nombre de quién lo dedico?

—Raelle Collar, por favor.

La doctora vio a Scylla levantar su cara. El azul de sus ojos era diferente a cualquiera que hubiera visto antes y eso la dejó sin palabras.

—Esto es en serio. Dime,¿cuál es tu nombre?

Raelle reaccionó recuperando el aliento y la conciencia.

—Ya te lo dije, soy Raelle Collar y has escrito un libro sobre mí... más bien dos.

Ambas se quedaron mirándose fijamente por unos instantes que parecieron una eternidad. Por desgracia, bajaron de esa nube en cuanto uno de los clientes se molestó por la tardanza y comenzó a reclamar.

—¿Crees que podamos hablar unos momentos cuando termine? —Le preguntó casi en un susurro.

Raelle contestó casi en automático: —Me quedaré por aquí un rato más. Búscame.

La doctora caminó hacia un área del local y ahí permaneció por un buen rato, esperando por la escritora, quien no parecía desocuparse pronto. Suspiró con tristeza al ver que se puso de pie al término de la firma de libros y después de hablar con dos mujeres, quienes parecían sus asistentes, se fue a platicar con un hombre, el cual era muy apuesto. Evidentemente se había olvidado de ella, por lo que dio la media vuelta y salió de la librería.

📖📖📖📖📖📖📖📖📖📖 📖📖📖📖📖📖📖📖📖📖

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