Lluvia de Noviembre

By AvrilBenitez9

136 3 0

-Solo prométeme una cosa- hizo un pequeña pausa- Que me recordarás... aunque sea en tus sueños... More

Sipnosis
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulp 16
Cpitulo Final
Epilogo
Agradecimiento y Dedicatoria.

Capitulo 15

1 0 0
By AvrilBenitez9


Tres días pasaron desde que estoy internada en este hospital, me han venido a visitar mis amigos, a decir verdad, mucha gente vino a verme, entre ellos mis hermanos, se quedarían unos meses para poder cuidarme. Entre todos mis amigos, también habían venido Asher, Mason y Ben, incluso vino Emma, esta está internada en el mismo sector que yo, oncología, por lo menos tenía con quien pasar el rato, después de esperar por horas, que luego se convirtieron en días, Demian no apareció.

Según lo que me habían dicho Mason, Ben y Asher, se encontraba muy ocupado, pero ni siquiera respondía mis mensajes, en ese momento supe que no estaba ocupado, supe que no quería ver como poco a poco me iba muriendo, supuse que no sería fácil para él verme en este estado, asique al segundo día deje de mandarle mensajes, tratando de olvidarlo, aunque eso era imposible, porque personas como él son imposibles de olvidar, y en el fondo sabia que, no hay nada como nosotros.

Aunque él no me visito, nunca perdí la esperanza de que Demian cruzara esa puerta, pero por más que espere él nunca llegó, no mentiré, claro que me dolió, pero lo comprendía tanto que no estaba enojada, después de todo ¿Quién se enamoraría de alguien que va a morir? Ahora me recrimino de no habérselo dicho antes, tendría que haberle advertido que si él no estaba listo para soltarme, entonces nunca me hubiese tomado.

Luego de una larga conversación con Emma, había decidido seguir el tratamiento, hoy comenzaría la quimioterapia y aunque estaba malditamente asustada, lo acepte, acepte que debía hacer esto y que quería vivir aunque sea un día más.

"Vive, Abilene, si eso te ayudara a vivir aunque sea un día más, hazlo, has todo lo posible para vivir un poco más, nada es más valioso que tu vida, asique lucha."

Las palabras de Emma estaban en mi mente, como una grabadora, estaba tan agradecida de haber conocido a Emma, esa chica de dieciséis años me había enseñado, que nunca hay que dejar de luchar. Por más cansado que estés, nunca dejes la batalla a mitad de camino.

"-¿Lucharas conmigo?- pregunté con temor, la chica frente a mí sonrió, para luego asentir

-Lucharemos juntas, Abilene, juntas lucharemos contra la muerte- respondió Emma, tomando mi mano y dando un leve apretón"

La primera quimioterapia había sido casi mortal para mi, mi cuerpo no tenia energías, sentía como cada minúscula célula me dolía, solo termine durmiendo todo el día, sin poder despertarme hasta el día siguiente, los vómitos llegaron después y aunque estar viviendo de esta manera era un fastidio, estaba viva y eso importaba lo suficiente como para seguir adelante.

-¿Cómo te sientes?- me preguntó el doctor Harris, mirándome de soslayo mientras hacia la revisión diaria

-Estoy bien- asentí, mirando hacía la ventana que daba hacia el jardín del hospital- ¿Crees que pueda salir un rato al jardín?

-Sí, puedes salir un rato. Hoy no tienes quimioterapia, la segunda sesión es el martes- respondió, terminando con la revisión y mirándome con una sonrisa- No hay nada fuero de lo habitual. No vemos, Abilene.- se despidió con una sonrisa labial, para luego perderse tras la puerta.

Solté un suspiro y sonreí mirando hacia afuera, me levante con cierto pesar, en definitiva hoy era un buen día para dar un paseo y lo aprovecharía como si fuera el ultimo.

El jardín era espacioso y lleno de naturaleza, con pacientes por doquier, se me hacía inevitable no sonreír al ver aquellos niños con batas de hospital jugar y reír, se veían tan llenos de vida, tan aferrados a sus sueños, que en cierta manera me daba lástima y quizá nostalgia, porque yo era igual.

La verdad de todo esto, era que los sueños venían envueltos en algo bello y brillante, con esperanza, con anhelo, pero también con desilusión, dolor y perdida. Una vez que un sueño muere te deja con un cierto vacío, tan profundo y agobiante.

Mirando por todo lo que estaba pasando, pensando de manera profunda el porqué estaba haciendo esto. Solo una cosa vino a mi mente "Demian" su nombre era como un repertorio en mi mente, si tenía que decir porque seguía luchando de esta manera solo podía pensar en él. Quería demostrarle que la vida es hermosa y que debe de vivirla sin arrepentimientos.

Porque nosotros éramos dos negativos, que aunque en la física esto fuera como un repelente, en las matemáticas dos negativos son un positivo, entonces ¿Qué éramos realmente? En verdad no lo sé, lo único que se con exactitud era que lo amaba y él me amaba a mí.

Mis ojos se cristalizaron por el miedo, la angustia y la tristeza, hace una semana no lo veía, y temía que se haya arrepentido de estar con una persona como yo, ya no me aterraba morir, me aterraba no volver a verlo antes de que esto sucediera.

El no sentir su pecho vibrar bajo mi cabeza cuando soltaba una carcajada, no volver a ver aquel par de ojos marrones que me miraban con tanto cariño que me estremecía, su despeinado cabello castaño que caía por su frente y que yo solía correr con mis dedos dejando a la vista la aterciopelada piel de su frente, o sus brazos sosteniéndome cuando mi mundo se derrumba, aquel sentimiento acogedor pero a su vez tan arrollador.

Le necesitaba.

Mi pecho se sentía oprimido ante mi absurda búsqueda de su protección, porque aunque supiera que yo no necesitaba de nadie para protegerme, extrañamente a Demian si lo necesitaba, porque nunca me sentí tan protegida como me sentía a su lado.

Del otro lado del jardín lo vi, con sus infaltables converses y su chaqueta de cuero negra, las manos en los bolsillos de sus jeans, mirándome mientras encogía un poco su cuerpo con lo que parecía ser nerviosismo, su castaño cabello despeinado y aquel rostro neutro que tanto había extrañado, estaba justo allí.

Con la poca fuerza que tenía corrí hasta Demian, mientras él también se acercaba a paso apresurado, estrelle mi cuerpo con el suyo, abrazándolo y haciendo que nuestros cuerpos se balancearan por el impacto, mis brazos se habían enrollado en su torso, hundiendo mi rostro en su pecho sintiendo el aroma de su perfume entreverado con nicotina, tan característico suyo. Sentí sus brazos rodear mi cuerpo y aferrarse a mí, mientras soltaba un suspiro sobre mi coronilla, apoyando su mentón en esta, de pronto el espacio dejo de existir entre nosotros, era de esos abrazos en los que no sabes dónde termina uno y comienza el otro.

Mi pecho se volvió a inflar con esperanza, y pude soltar un suspiro de alivio al tenerlo de nuevo junto a mí, solté una suave risita antes de esconder mi rostro nuevamente, fundiéndome en su aroma.

-Lo siento, rubia- se disculpó en un susurró culpable, sin separarse de mi- Tenía miedo de no volverte a ver, soy el mayor imbécil de esta tierra...- comenzó a hablar, sonando tan derrotado y dolorido

Me separé de él al instante, sin hacerlo realmente, solo quedando de frente, teniendo que levantar mi cabeza para poder verlo a los ojos.

-Estas aquí y eso es lo único que importa- lo interrumpí, llevando una de mis manos a su mejilla, depositando una suave caricia.

-Pero...

-He dicho que está bien- lo volví a interrumpir, llevando una de mis manos a su nuca para acercarlo a mí, apoyando mi frente en la suya, cerrando los ojos y dejando escapar un nuevo suspiro- Solo quédate a mi lado, por favor... No me dejes, cariño.- suplique en un suave murmuró.

-No lo haré, rubia, permaneceré contigo- contestó, haciendo que abriera mis ojos y lo mirara directo a los suyos, que yacían abiertos mirándome con aquel cariño tan especial- Hasta el final de nuestros días.- prometió con total honestidad.

-No hay nada como nosotros ¿Cierto?

-Nada como nosotros- afirmó, tomando mi rostro entre sus manos y depositando un beso en mis labios, suave y sin chasquido, solo un delicado contacto de nuestros labios, de esos beso que te permiten ver como los ojos de la otra persona se cierran dejando caer sus pestañas con estos y el suave temblor de sus parpados al cerrarse, tan suave y sin apuro- ¿Qué te parece si damos un pequeño paseo y me cuentas como estuvo tu semana?- propusó con una pequeña sonrisa lobuna en sus labios.

-Vamos- respondí con simpleza, a la vez que Demian pasaba uno de sus brazos por mis hombros, atrayéndome más a su cuerpo y soltando una pequeña risa.

Quizá ambos queríamos olvidar que yo estaba en un hospital y pasearíamos por el jardín de este, olvidando que yo tenía puesto un pijama de hospital y un abrigó sobre este, porque afuera hacía frío pero tampoco era uno exagerado.

Caminamos a paso lento mientras hablábamos de todo lo que había ocurrido esta semana, o mejor dicho le había comentado que me había hecho amiga de su prima y ambas emprenderíamos una lucha en contra de la muerte, también diciéndole que había iniciado un tratamiento.

Sus brazos me rodearon con efusividad en ese momento y juraría que sus ojos se cristalizaron como si estuviera por echarse a llorar en cualquier momento, más no lo hizo, solo me abrazo mientras susurraba una y otra vez cuanto me amaba, como si no lo supiera ya.

Porque jamás dude del amor que él me tenía, sabía que era incondicional y puro, aun así, también era arrollador, era un huracán llevándose todo a su paso, tomando cada parte de mi, quizá yo se lo había entregado todo ante de siquiera darme cuenta, solo me había dejado llevar y para cuando la venda había caído de mis ojos, una parte de mi ya le pertenecía a él.

Nos habíamos enamorado uno al otro, había veces que no nos entendíamos y había otras que con solo mirarnos sabíamos lo que el otro estaba pensando, no teníamos un punto medio, solo éramos un par de tontos, quizás un par de tontos enamorados, perdiendo la cabeza y perdiendo la mente cuando estábamos juntos. Suplicándonos de manera mutua el no dejarnos, porque no había otro lugar en el mundo al que yo quisiera ir que no fueran los brazos de; Demian Heminngs.

Mirándolo sabía, sabía que solo quería amarlo hasta mi último suspiro.

Tan impredecibles y caóticos...

-Ojala este momento durara para siempre- murmuró con cierta nostalgia mirando hacia el cielo.

-Nada dura para siempre- respondí, mirando a la puesta del sol.

-Pero un segundo, puede ser una eternidad, si estás con la persona correcta.

-Solo prométeme una cosa- hice una pequeña pausa- Que me recordarás... Aunque sea en tus sueños...

Demian guardo silencio, ambos lo hicimos, solo nos quedamos allí, disfrutando el estar juntos, porque era lo único que teníamos, lo único que queríamos.

La vida es impredecible y caótica, nada está asegurado, nadie tiene la vida comprada y nadie puede con ello, un día todo puede ir bien y al otro tu mundo se cae a pedazos sin que puedas evitarlo, sin que puedes llegar siquiera a pensarlo, porque el tornado solamente pasa sin avisar y sin dejar nada a salvo, a nadie, quizás esa sea la razón por la que nosotros no esperábamos hacer lo que queríamos por más momentáneo que fuese, solo lo hacemos y ya, sin esperar nada. Quizás sea esa la razón por lo que la vida es tan divertida a veces y tan desgraciada también.

Pero yo decidí mirar las mejores cosas del mundo, divertirme hasta no poder más, reírme hasta que mis entrañas duelan y mis ojos se pongan cristalinos, buscar aventuras en cada simple situación que se me presente, tal vez eso era lo que le daba algo de sentido a mi vida, porque sabía que pronto desaparecería y no quería llorar por aquello, solo quería disfrutar al máximo el tiempo que me quedaba, para cuando la hora llegue no tener ningún tipo de arrepentimiento porque ya lo habré hecho todo.

Vivir sin arrepentimientos.

Moví mis manos sobre la silla de rueda, soltando carcajadas al notal el desastre que estaba provocando en el hospital junto a mis amigos que había logrado hacer en mi estadía aquí, todos juntos nos habíamos escapado de nuestras respectivas habitaciones para encontrarnos en uno de los pasillos del inmenso hospital, creando una carrera de sillas de ruedas ¿Quién dice que no puedes divertirte en el hospital? ¿Nos iban a dar una reprimenda después de esto? Seguramente si ¿Nos importaba? En lo absoluto, éramos dueños de nuestras vidas y las viviríamos como quisiéramos, en el tiempo que se nos había dado.

Hasta hace una semana estaba llorando en mi habitación porque había perdido las fuerzas en mis piernas y ya no podía caminar como antes, tan solo podía dar algunos pasos sobre la habitación sin quedar completamente agotada después de esa simple y humanística acción.

Luego de eso uno de mis grandes amigos aquí, Francesco, aquel niño de once años tan lleno de vida pero que lastimosamente tenía una enfermedad terminal al igual que yo, había venido a mi habitación preocupado porque hace dos días no iba a visitarlo, cuando entro se preocupó aun más al verme llorar, me había consolado y me había dado una gran lección de vida, quizás la mejor que me habían dado hasta ahora, ¿Por qué llorar si aun estoy viva? ¿Por qué llorar cuando puedo reír?

Quizás la razón de secar mis lágrimas fue escuchar su tono lastimero al hablarme, sus ojitos mirándome con tristeza y decepción porque una de las personas a la que él admiraba por su fortaleza se estaba dejando hundir, no pude ante esa imagen, no podía ver sus bellos ojitos cristalinos en lagrimas.

Entonces lo abrace y le prometí que ambos caminaríamos por este sendero lleno de espinas pero tan hermoso como nuestras vidas, porque amábamos nuestra vida no de una manera perfecta pero si de una manera hermosa, y eso estaba bien porque lo hacíamos a nuestra manera.

-¡Rápido!- gritó Alexia, mirándome de soslayo mientras ambas tomábamos la delantera, riendo al sentir los gritos de las enfermeras detrás de nosotros y los guardias corriéndonos para detener nuestra locura.

-¡Que se joda el mundo!- gritó Lourdes, riendo a carcajadas, tirando su cuerpo hacía delante para llevar su fuerza y tratar de ganar la carrera.

-¡Oh, no! ¡No lo harás!- exclamó Luis, riendo con diversión, en sus ojos el detenimiento- ¡Yo ganaré esta carrera, par de imbéciles!

-¡¿A quién le dices imbécil, cara de rata?!- se defendió Francesco, mirándole ofendido y sin dejar de sonreír como un niño.- ¡Babi, enseñémosle como se juega!

-¡Rápido, Fran!- respondí, mirándole y asintiendo al mismo tiempo.

Sonreí aun más cuando vi a Demian entrar al hospital, miro con sus ojos bien abiertos la escena frente a sus ojos, habíamos causado una maldita revuelta en el hospital central de Boston, pero qué más daba, solo queríamos vivir libremente.

Soltó una carcajada incrédula, cuando me vio pasar a unos metro de él, levantando mi mano para saludarle y gritarle un "Nos vemos cuando les gane a este par de cabrones" Causando más risas en él, a su vez que levantaba su puño al aire y gritaba "Esa es mi rubia, destrózalos" lo mire una última vez sobre mi hombro sonriendo como una tonta.

[...]

-¡¿Me pueden decir como se les ocurre hacer semejante locura par de mocosos?!- Lorreine, nos desprendió, una mujer de unos sesenta y tantos años, jefa de enfermeras y lo más parecido a una madre que teníamos.

-Lo sentimos, Lorri- Francesco y yo agachamos la cabeza mientras formábamos un puchero con nuestros labios.

-¡Ayy, ya! No me hagan esa cara, niños- soltó un resoplido, para luego apretar sus labios y terminar por formar una sonrisa- Esta bien- asentó, despeinando nuestro cabello, haciendo que ambos soltáramos una pequeña risita.- Iré a decirle a una enfermera que te lleve a tu habitación, Fran.

-Pero yo me quiero quedar con Babi- Francesco frunció el ceño y tomo mi mano como si no quisiera soltarme nunca.

-Debes de ir a descansar, Fran, ya ha sido suficiente para un día, mañana vienes a visitarla si quieres- trato de razonar Lorreine, pero la verdad es que Francesco era un niño difícil, y era lo más terco que conocía, incluso me sorprendía que cabiera tanta terquedad en su pequeño cuerpo.

-Pero...

-No es una pregunta, Francesco, iras a descansar a tu habitación, porque Abilene también necesita descansar- ordenó Lorreine con voz suave, sin sonar enojada pero dando a saber que era una orden que debía de obedecer.

-Vamos, Fran, hazle caso a Lorreine- intervine porque de otra manera sería algo de nunca acabar con el niño que no parecía querer ceder a la orden que le estaban dando, por el contrario tomaba más fuerte mi mano- Mañana prometo ir a visitarte ¿Si?- hice una pausa mientras le sonreía labialmente y acariciaba con una de mis manos su cabello- Iré para que vayamos juntos a quimioterapia ¿Quieres?

Francesco pareció prensárselo por unos segundos, para luego asentir no muy convencido, le regale una sonrisa dulce que fue respondida de manera genuina. Lorreine tomo la silla de rueda y lo llevo hasta la puerta, Francesco parecía no querer despegar sus ojos de mí, observándome a la distancia.

Demian yacía parado en la puerta, recostado sobre su hombro, observándome con una sonrisa que no pude descifrar, sus ojos escudriñándome hasta el alma, como si pudiera saber que era lo que sucedía dentro de mí, como si supiera el remolino y caos que causaba en mi sistema. Sus ojos brillosos, acompañados por la más bella de las sonrisas.

Se acercó a mí, levanto una de sus manos con lentitud frenándola a centímetros de mi rostro como si tuviera una lucha interna dentro de sí, para luego acariciar con lentitud mi mejilla mirándome de manera penetrante, seguí con mis ojos cada uno de sus movimientos, su cabeza gacha para poder mirarme, su mano que con lentitud se movía sobre mi mejilla izquierda recorriendo mi rostro hasta llegar a donde mi cabello iniciaba para luego dejarlo detrás de mi oreja.

Se arrodillo y me miro directo a los ojos, sin apartar la mirada, sonrió, así sin más, solo una sonrisa.

-Tienes un minuto para enamorarme- susurré en broma, tratando de mantener la intensidad de su mirada. Sonrió, dejándome ver sus hoyuelos, siendo un flechazo directo a mi corazón- Pero sonreíste y te sobraron cincuenta y nueve segundos.

Soltó una suave carcajada, sin dejar de observarme, pero de manera inevitable sus ojos se desviaron a mis labios y luego a mis ojos, para luego volver a bajar, con lentitud acercó su rostro al mío y beso mis labios, con suavidad, con paciencia y amor, podría acabarse el mundo en este instante que a mí me daría exactamente igual porque estaba demasiado encerrada en las sensaciones que los labios de Demian me hacían explorar.

-Estúpidamente estamos dentro de una casa de cartas- susurré sobre sus labios, acariciando con la yema de mis dedos su nuca y enredando mis dedos en el inicio de las hebras de su cabello.

-Aun si es un sueño, aun si nos derrumbamos, quédate- murmuró, besando castamente mis labios- Todo lo que no eres tu es oscuridad ante mis ojos.

Sus labios volvieron a fundirse en los míos, sus belfos sobre los míos, acariciándose, sintiéndose, de manera lenta y pausada, disfrutando el sabor del otro, sintiendo la necesidad de tenernos.

Seguir adelante con esto era difícil, dañino y doloroso, pero ¿Qué podíamos hacer? Si nos necesitábamos como el oxigeno para seguir viviendo. Lo hemos dicho tantas veces que esto no funcionara, pero sigo creyendo que mientras caminemos juntos hasta el final todo estará bien.

Por favor cariño, detén el tiempo, quédate un rato más y vivamos en un sueño, no vayas tan de prisa, que el tiempo se está acabando.

La llave de mi destino está otra vez en mis manos, trago un largo suspiro y quemo mi alma, rogando que se quede a mi lado, porque este terrible amor lo era todo para mi, incluso cuando lastimaba, nadie podría detenerme porque estaba segura que esta era mi mejor decisión, el me levaba a ver las luces dispersas.

-Incluso si mi vida no es muy larga, quiero recorrer este camino junto a ti- murmuré, sonriéndole bonito, siendo correspondida con su bella sonrisa

-Eres tan hermosa, que me da miedo- dijo con total sinceridad, incluso cuando mi cabello estaba hecho un desastre, mi rostro tan pálido como una hoja de papel, y unas grandes ojeras adornando mis ojos.

-No mientas.

-No miento, eres lo más bello que mis ojos han visto- aseguró, mirándome de esa manera tan profunda.

-Es hora de dormir, cariño- habló en un susurró suave, acariciando mi cabeza, cuando un bostezo se escapo de mis labios. Me tomo entre sus brazos y me deposito en la cama.

Mi cuerpo ya no tenía la misma energía que antes, cada vez se cansaba más rápido y eso me aterraba, no quería que este proceso fuera tan doloroso, porque aunque luchaba contra él era demasiado difícil, mi cuerpo poco a poco perdía la fuerzas, y con ello la vida.

Sentí el colchón de hospital hundirse ante mi peso, mientras que Demian se encargaba de arroparme con las mantas blancas, mis ojos seguían sus movimientos, aunque con gran esfuerzo de no cerrarse ante el cansancio que comenzaba a inundar cada parte de mi sistema. Cuando quedo conforme, se sentó a mi lado apoyando sus brazos en la camilla, mientras acariciaba mi cabello con lentitud, observando cada una de mis cansadas facciones.

Algo en mi sabía que no me quedaba mucho tiempo, porque incluso cuando tomaba las quimioterapias mi cuerpo solo parecía seguir desgastándose, el temor recorría mi cuerpo cuando la noche llegaba y Demian se sentaba junto a mí a velar mis sueños, quizás porque temía a que fuera mi última noche, y si así lo era temía que sería la última vez en verlo.

-Deja de pensar tanto y solo duerme- escuche la voz de Demian junto a mi- Todo estará bien, rubia.

-¿Y si no lo está?- pregunté en un bajo murmullo.

-Lo estará.

-Pero ¿Y si no?

-Solo... Tiene que estarlo- trato de sonar firme, pero su voz se rompió a media frase, lo note, se estaba rompiendo poco a poco.

El tiempo no puede detenerse y para nuestra desgracia, el tiempo no estaba a nuestro favor, debíamos aceptar que la hora estaba llegando.

Continue Reading

You'll Also Like

19.8M 1.3M 122
Trilogía Bestia. {01} Fantasía y Romance. El amor lo ayudará a descubrir quién es en realidad y su pasado hará reales sus peores miedos. ¿Podrá ell...
349K 22.5K 37
[SEGUNDO LIBRO] Segundo libro de la Duología [Dominantes] Damon. Él hombre que era frío y calculador. Ese hombre, desapareció. O al menos lo hace cu...
59.7M 1.4M 18
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...
538K 62.7K 15
Harry había pasado por varias injusticias a lo largo de su vida. Había perdido y amado; preguntado y respondido. Pero aquella vez, cuando sabiendo qu...