Entro a la casa y mis sentidos se ponen alerta al no escuchar el ruido usual. Los chicos ya deberían estar aquí, suelen salir del trabajo antes que yo.
—¿Hola?
Más silencio algo que me concierna. Estos son como niños nadie los controla. Así que mi parte preocupada sale a la luz y comienzo a recorrer la casa buscando a mis dos hombres.
—¿Chicos están o no están aquí? .... No me asusten por favor.
Al revisar completamente la casa me rindo, supongo que salieron por una razón. Tal vez fueron por comida.
Me encamino a la cocina, recuerdo que me compraron un vino que podré disfrutar sin molestias. Cuando estoy a punto de abrir el refrigerador
—Raaaaaawww!!!
Siento mi alma salió un momento de mi cuerpo al escucharlos y sentir cuatro manos en mi
—Enana hermosa — siento el beso de Stiles en mi mejilla.
—Parece que llegaste un poco temprano hoy nena — el beso de Theo en mi otra mejilla.
—¿Dónde estaban locos?
—¿Mmm quieres saber? — el tono de Theo cambio y eso me preocupa.
—Solo díganlo
—Mejor te lo mostramos
Una de sus manos me toma del abdomen y me sujetan cargándome hasta el sofá de la sala el más grande y espacioso.
—nos falta estrenar el sillón
Al escuchar a Stiles de inmediato comprendí. Esto va a un camino más caliente.
Soy puesta en el mueble por Stiles y Theo se coloca encime mío dejándome sin escape con su peso sobre mí. Me sonríe pícaramente sacando de su bolsillo unas esposas.
—Son unos perversos irremediables.
—Tus perversos
Escucho el sonido que del cinturón de Stiles desabrocharse mientras Theo besa mi cuello bajando deshaciéndose de mis prendas bajando hasta mis pechos. Stiles se quita el chaleco antibalas del FBI en cambio Theo se deshace de todo incluido su chaqueta de cuero.
Siento el calor crecer en mí.