Bueno, Ace estaba caminando de noche fuera del cuarto de Barba Blanca. En su vida pasada, se había hecho el tatuaje para demostrar tímidamente que era parte de la familia, pero ahora ya venía con la marca, así que tenía que enfrentar a su padre de una vez por todas.
Respiró despacio y tocó la puerta, escuchando por primera vez desde que llegó a su segunda oportunidad el "pasa, mi niño" de su Oyaji. Abrió la puerta y se asomó tímidamente en la entrada.
-Entra, hijo - Ace entró en silencio, mirando hacia abajo bajo la sonrisa de su padre.
-Hola... - Ace levantó un poco la vista para ver a los ojos de Shirohige, pero no pudo sostenerle la mirada, no después de ser un mocoso en medio de la guerra y lanzar a la basura el esfuerzo del hombre y todos sus hermanos al tratar de salvarlo.
-Hijo, ven aquí - Shirohige levantó a Ace en su mano y lo sentó en su escritorio para poder ver bien al muchacho.
-Soy el hijo de Roger - Esta vez no iría con rodeos, estaba listo para todo.
-Ya lo sabía, hijo. Todos somos hijos del mar, y tú eres mi hijo - Ace miró a Shirohige y comenzó a llorar como un niño pequeño, mientras el hombre acariciaba la cabellera de su hijo.
-Tenía miedo... ¿puedo llamarte papá? - La sonrisa de Shirohige creció.
-Marco se va a volver loco. Tenemos que reforzar tu marca.
-A mí me gusta como está.
-Ace...
-No voy a dejar que me pinchen con tantas agujas.
-Ace...
-....
-Hijo.
-Me arrepentí.
-Demasiado tarde, mañana a primera hora vamos a tatuarte.
-Soy un desertor de la vida, mentí, no quiero nada.
-Puedes tener a Thatch para que te haga un pastel.
-Okey, me convencí.
-¡GURARARARA!