[🌹]
16 de febrero, 9:49
Solar Flare, Nuestra momentánea protagonista
《 ✿ ══ • ⋅◈⋅ • ══ • ● • ══ • ⋆★》
Green ya está a salvo.
Y todos ya fueron evacuados.
¿Seguirá consciente después de esa patada?
Echaré un vistazo. Solo por si las dudas.
Revisé todos los árboles, todos los rincones, cada piedra, y observé por todos lados en busca de Aura.
No estaba. Lo que quedaba, lo poco que quedaba, era un pedazo de suéter chamuscado que se le debía de haber caído por las llamas.
Revisé el rastro que había dejado al arrastrarse por la tierra: No había nada.
¿Podría haber ido directamente hacia Green?
No. Era imposible que nos hubiera visto ocultarnos entre tantos árboles.
Observé los alrededores nuevamente, encontré poco o nada de los restos de troncos, ramas y arbustos dañados en plena batalla por destruir el ambiente. Por todos lados a los que observaba parte de la flora estaba completamente calcinada. Un árbol estaba completamente partido a la mitad, otros, simplemente estaban rotos, o directamente tenían rasguños.
Me pregunté si esos rasguños los habría hecho a propósito con tal de confundirme.
Maldita sea. No puedo ver absolutamente nada gracias a estos árboles. Tendré que sondear la zona desde arriba.
Sostuve mi cuerpo sobre la tierra, concentré todos mis pensamientos en Green, en mis amigos, y en los zombis. Sentí felicidad, amor, enojo y también irá. Todo eso junto, se mezcló en un solo sentimiento, encendiendo una pequeña chispa en mi interior. Una chispa ardiente, que se fue extendiendo y extendiendo, hasta que el calor empezaba a cubrir mi cuerpo, creando un aura en el que mi esperanza y mi dolor se manifestaban en llamas vehementes y decididas.
Sentía mi cuerpo en incesante e incandescente ardor. Un ardor bueno de hecho. Un ardor al que ya estaba acostumbrada. Sentía como si mi cuerpo se raspara constantemente con el concreto caliente de alguna acera. Sentía como si mi cuerpo se desintegrara y formara ahora parte de las llamas. Sentía cómo el dolor del fuego dejaba de existir para dar paso a la frescura artificial y tan irreal del nuevo naranja.
Sentía como si me ahogaran en la arena. Pero que aun así, pudiera respirar.
Y entonces, Aura vino a mi mente.
De repente, todas mis emociones, todas mis fuerzas y todo mi cuerpo se convertía en un solo sentimiento.
—¡¡Llamas a mí!!
El sentimiento de la venganza. Esa era la fuerza de mi fuego.
Cuando abrí mis ojos, todo mí alrededor a unos cuantos metros cúbicos había sido arrasado por mis llamas. No sentía nada más que ira y enojo en mí ser. Mis piernas, mis caderas, mi torso, todo eran llamas, y no había nada más que llamas.
Y si no hubiera sido por eso: por mis amigos, por Penelopea y por Dave, nunca hubiera aceptado que, a pesar de todo: esa era yo. Ese era mi ser.