Esclavo del Placer ║ Kookmin...

By neremet_001

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||Si vas a compartir tu cuerpo con alguien, que sea con tu alfa.|| La vida del omega Park Jimin da un giro tr... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25

Capítulo 8

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By neremet_001

Jeon Nayeon era hermana de Jungkook, dos años mayor. Recurrió a su consejo porque era una reconocida obstetra, y quién mejor para responder sus dudas acerca de los supresores que alguien que conoce sus efectos. Por eso la llamó, a costa de exponer su vida privada con un omega que ni siquiera reclamó aun, presumiblemente embarazado y que no estaba seguro de que aceptara un lazo para toda la vida.

El silencio se hizo del otro lado de la línea por unos largos segundos, y el alivio de Jungkook pronto se transformó en impaciencia al no escuchar una contestación.

–Nayeon, ¿estás ahí?

–¡Por supuesto que estoy aquí, perro idiota! –estalló la mujer–. ¿Quieres dejarme un minuto para procesar? Todavía sigo en shock.

–Te lo daría si lo tuviera...

–¡No puedo creer que le hayas ocultado a tu propia hermana que ya tenías un omega, Jungkook! –despotricó, furiosa por la omisión de su tan querido hermanito menor–. Y, para colmo de males, ¡lo embarazaste y no te quieres hacer cargo! Tú, chucho malagradecido, ¿recuerdas cuántas veces te enseñaron cómo colocarte un condón?

–Nayeon... –intentó interrumpir la catarata de palabras que le ensordecían el oído.

–Estoy tan enfadada contigo que podría ir hasta allá y pedirle permiso a tu omega para agarrarte del cuello y...

–¡Quiero a sus cachorros! –terminó gritando el alfa a todo pulmón, esperando que eso consiguiera callar a la alocada voz.

Por suerte, fue suficiente.

–¿Cómo que quieres a sus cachorros? ¿No dijiste que...?

–Si es que está embarazado, quiero que conserve la camada de cachorros –reconoció Jungkook, masajeándose la nuca. El tiempo corría y debía hacer algo pronto con el asunto de las feromonas de Jimin–. Su lobo no quiere decirme si lo hicimos sin protección y como ambos estábamos en celo al mismo tiempo, no recuerdo nada de lo que pasó. Ahora sus feromonas de celo me están matando y no quiero volver a perder el control. Trajo con él una tableta de supresores que no estoy seguro de si sería conveniente permitir que tome. No sé si pueden dañar a los bebés y por eso te llamé, para consultarte si es recomendable dárselas.

–Vaya, hermanito. Me pones tan sentimental –dijo Nayeon, con una fingida voz emocionada–. Ya eres un alfa grande, preocupándote por tu omega y futuros cachorros. ¡Me harás tía!

–¿Prestaste atención a lo que te dije? Estoy en una situación crítica. ¡Enfócate! –gruñó el alfa, alterado por la presión de solucionar el lío en el que él mismo se había metido.

–Bueno, relajado, que tú eres el que anda liberando a su lobo sin ningún tipo de control de daños.

»En primer lugar, como no sabes si se cuidaron o no, lo ideal sería que no utilices ningún supresor. Contienen hormonas y todos tienen cierta cantidad de anticonceptivos, por más que indiquen lo contrario.

»Luego tenemos el tema de si él usaba algún tipo de anticonceptivos previamente.

–No tengo idea. Supongo que sí –dudó Jungkook.

–¡¿Cómo no vas a saber?! ¿Acaso no dices que es tu omega?

El alfa se dejó caer en la silla tras su escritorio, previendo que sería una conversación larga si conllevaba una explicación del tipo de vínculo que mantenía con su destinado.

–No tenemos una relación como tal. Él se niega a ser mi omega. Intento cortejarlo desde hace un año y él pasa de mí por estar enfocado en su trabajo. Se enteró por Namjoon de que iba a pasar mi celo con otro omega y apareció en mi puerta, enojado porque iba a acostarme con otro y no con él. Después Kook apareció y bueno, al despertar me encontré con su lado omega.

–Ya veo. Creo que no es tan indiferente a ti como parece –puntualizó Nayeon.

No podía entender cómo alguien se negaría a estar con un hombre tan atento y amoroso como Jungkook. Conocía de primera mano lo protector y dedicado que era con los que le importaban, y esos rasgos serían lo primero que le atraería a un omega de un alfa dominante. Tenía curiosidad sobre quién sería el dichoso omega que rechazaba a tan buen prospecto de destinado.

–¿Qué podría darle para bajar su nivel de feromonas? –siguió preguntando Jungkook.

–Puedes rociarle un poco de spray neutralizador de aromas si su lobo te lo permite. No lo hagas en exceso porque podría pensar que no te agrada su olor y que lo estás rechazando. Del primer al tercer día, debes estar con él en todo momento, mimarlo y cuidarlo mucho. Dejarle marcas de olor fortalecerá su unión y hará que su lobo confíe más en ti. ¿Ya lo has mordido?

El corazón del alfa se saltó un latido.

De no ser por el collar que llevaba puesto Jimin, Kook lo habría reclamado. Estaba contento de que ese no hubiera sido el caso pues, además del asunto del embarazo, una mordida era grave. Un embarazo se podía interrumpir si el omega así lo deseaba; una mordida no. Implicaba estar vinculados de por vida, sellando el lazo. Romperlo significaría la muerte para ambos.

–Él tiene un collar con combinación –suspiró.

–Perfecto, eso nos deja con una preocupación menos. ¿Qué edad tiene?

–Veintidós.

–Está en la cumbre de su fertilidad –notó su hermana–. Su lobo querrá asegurar su embarazo teniendo relaciones contigo de nuevo. Si no te pusiste de acuerdo con su lado humano sobre el asunto de los cachorros...

–No volveré a acostarme con él. Le prometí a Jimin que no me aprovecharía de su estado más vulnerable.

–Es muy caballeroso de tu parte, Kookie, pero si llegas al punto en que ya no puedes aguantar, por favor, usa un condón. Escucha, debo dejarte porque me están llamando, pero tan pronto como tu destinado presente síntomas de embarazo, tráelo a la clínica y le haré un examen de sangre para que se saquen la duda. Y si... –la voz femenina bajó su intensidad antes de volver a hablar, temerosa por cómo pudiera tomarlo Jungkook–. Si no quiere continuar con la gestación del bebé, avísame. Yo me haré cargo de la interrupción.

Un escalofrío bajó por la columna del alfa. Se le hizo un nudo en la garganta al pensar en deshacerse de los bebés que Minnie tanto atesoraba en su vientre. Si la decisión fuera suya, jamás se le ocurriría detener el crecimiento de sus cachorros. Él quería tenerlos.

Estaba listo para ser padre desde hace mucho, y cuando Jimin llegó a su vida sintió como si los planetas se alinearan. Fantaseó con una cómoda vida a su lado, teniendo al omega más bonito del mundo en sus brazos, con un adorable abdomen hinchado, lleno de cachorros que se encargaría de criar y mimar.

Por desgracia, las cosas estaban destinadas a ser más complicadas.

Se despidió de Nayeon, agradeciéndole por la información y contactó a Namjoon para pedirle que consiga un spray neutralizador, o más bien un par. Tenía una larga semana por delante.

Recordó que su secretario le enviaría el papeleo del trabajo por correo, así que encendió su ordenador y se puso a revisar la bandeja de entrada, encontrándose con algunos documentos que debían ser revisados. Se concentró en eso por un momento, olvidándose de que su omega esperaba por él en la planta superior.

No es que se olvidara a propósito, sino que debía encargarse de eso antes de regresar con Minnie. Una vez que estuviera de nuevo en el nido, el omega no le permitiría salir.

Se mantuvo inmerso en su tarea hasta que un chillido omega obligó a su cuerpo a responder ante el llamado antes de que se diera cuenta de lo que hacía.

Subió corriendo las escaleras y abrió la puerta del cuarto demasiado rápido. La nube de feromonas le hizo trastabillar. Volvían a ser concentradas y seductoras, atrapantes.

El responsable sonreía victorioso, mofándose de su debilidad. Cumplió con el objetivo de atraerlo a la trampa, y se reía descaradamente, arropado en el nido.

–¿Necesitas algo, Minnie? –consultó Jeon, tartamudeando al principio. Kook lastimaba su pecho desde el interior, deseando tomar su lugar.

–A ti –dijo el pelirrosa en un ronroneo, con los gélidos ojos claros desafiándole.

Minnie se acomodó mejor en la cama, quitándose de encima las ropas que lo cubrían. Mostró su desnudez al alfa y se mordió el relleno labio inferior a medida que se acariciaba la piel con las manos.

Jungkook apartó la vista.

Por más que estuviera encantado con el lobo omega, no era Jimin. Su mayor anhelo era que el mismo Jimin estuviera ofreciéndose a él, sin juegos entre medio, que lo deseara de verdad. No se contendría un mísero segundo si le pidiera que lo anude. Él iría directo a hacerle el amor, a llenarlo tanto de placer, que su nombre sería suspirado una y otra vez por esos labios carnosos hasta llenarle el vientre con su corrida.

–Alfa, mírame.

El olor a lubricante pronto se unió a las feromonas. Jungkook estaba perdido si creía que podría resistirse.

Alzó los ojos, clavándolos directo en la rosada carne del omega, justo entre sus piernas, donde su entrada lloraba lubricación y sus deditos hacían movimientos de dentro hacia afuera para complacerse. Minnie liberó pequeños gemidos, que agitaron el miembro del alfa.

Un gruñido seco agitó al omega, que festejó un contundente triunfo.

Jungkook llegó al nido en cinco largas zancadas. Lo invadió, atrapando a Minnie con su cuerpo, y no tuvo escrúpulos para presionar su erección contra la intimidad que lo llamaba. Se frotó ansiosamente a través de la ropa, sintiendo el contacto con la otra erección, suspirando su placer sobre los labios de su compañero.

–Eso, alfa. Dame más –susurró el omega, con los ojos brillosos y entrecerrados. Sus manos presionaron los glúteos de Jungkook, invitándole a aumentar el ritmo–. Siente mi humedad. Estoy lubricando para ti.

El alfa se dio cuenta. Sus pantalones se mancharon con el líquido flujo que salía a borbotones del agujero de su omega. Le calentaba frotarse contra la carne necesitada, como un alfa adolescente que no puede contenerse a sus más bajos instintos.

–Eres un embustero, omega –le reprendió, gruñéndole al oído mientras mordisqueaba la porción de níveo cuello sin cubrir por el collar. Minnie tenía la piel caliente por la fiebre, y su nuez de Adán vibró bajo sus besos, en una risita atrevida.

El mayor estaba cayendo. Su razón se tambaleaba y el omega saboreaba aquella victoria.

–Oh, alfa. Se siente bien –gimió bajito, mirando con fijeza las expresiones de placer que hacía Jungkook.

Su delicada contextura se curvó, sintiendo su orgasmo aproximarse. La presión ejercida por el cuerpo robusto sobre él era asfixiante, deliciosamente placentera y dolorosa al mismo tiempo. Su carne sensible ardía en contacto con la tela de los pantalones de Jungkook y, al mismo tiempo, su propia mancha de flujo los empapaba, volviendo la fricción húmeda.

–Por favor, más rápido –sollozó, llegando a su límite, a lo que su destinado obedeció.

El alfa le abrió más las piernas para un mejor acceso y siguió embistiéndolo a través de la ropa, incrementando la velocidad. Coló uno de sus gruesos dedos entre medio y tomó desprevenido al omega, penetrando su cavidad con él.

Minnie gimió y lloriqueó con fuerza, abrazándose al cuerpo que tan bien lo estaba consintiendo. Su interior absorbió otra falange más, palpitando a su alrededor cuando su próstata fue encontrada.

–Así, bebé. Siente mis dedos en ti. Disfruta de cómo te acarician por dentro y acaba junto a mí –sonrió Jungkook, satisfecho.

Estaba al borde también. Le molestaba que fueran sus dedos los que eran asfixiados dentro de la pegajosa lubricación del omega y no su polla, cuyo nudo comenzaba a hincharse.

Un quejido lastimero le avisó que Minnie había llegado, seguido de sus dedos siendo apresados en el esfínter de su destinado, como si se estuviera aferrando a un nudo inexistente que no quería dejar ir.

Eso terminó por consumirlo, liberando su carga contra sus propios pantalones. Gruñó como un animal mientras su nudo se tensaba en el vacío, silenciándose en la boca entreabierta de Minnie, que no dejó pasar la oportunidad de un primer beso con Jungkook.

Sus pechos chocaron, acelerados, con sus corazones latiendo en un frenesí. A su alrededor flotaba una nube de aromas que delataba lo que habían hecho, dopándolos.

Jungkook fue mermando sus besos apasionados a medida que las fuerzas lo abandonaban, convirtiéndolos en castos besitos alrededor del rostro del más pequeño. No debería sentirse tan complacido por un mísero frote, pero lo estaba. Había sido... intenso.

Los dos se quedaron aturdidos, observándose uno al otro con ojos adormecidos y tímidas sonrisas, sin querer contemplar nada más que lo que habían causado en el otro.

Hasta que su serena paz se vio cortada por el sonido del timbre, dando aviso de que Namjoon había conseguido lo necesario de la farmacia. 

Se pone picante la cosa. ¿Será que Kook aguantará sin perderse en el camino de la lujuria? ¿Qué dirá Jimin cuando despierte? Creo que es lo que más nerviosa me tiene jajaja.

Dato (que igual se mencionará más adelante): en esta sociedad omegaverse los abortos  se hacen en sitios clandestinos, con médicos de dudosa procedencia. Nayeon es una excelente profesional que ayuda en secreto a omegas que quieren interrumpir sus embarazos. Los asesora y se asegura de que el proceso sea seguro, arriesgando su matrícula profesional. Tiene un corazón enorme, ya la conocerán más adelante 💖💖

-Neremet-


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