My Hero Academia: Vigilante C...

By VillainCyrax

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Una reinterpretación de la historia originalmente creada por Kohei Horikoshi, este universo alterno presenta... More

Capítulo 0: Introducción

Capitulo 1: Un Gris Comienzo

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By VillainCyrax


Unos segundos después de salir por la puerta de su casa y bajar por las escaleras del complejo de apartamentos, Izuku sintió un frio viento, acompañado por una oscura noche que no dejaba mucho por ver, siluetas de edificios siendo lo más distinguible a primera vista, iluminadas en parte por una creciente luna, y por los brillantes postes de luz en distintas partes de cada oscura vereda.

Midoriya se encontró completamente solo, rodeado por un incómodo silencio que fue interrumpido de vez en cuando por los sonidos de perros ladrando y gatos maullando a la distancia, una desesperanzadora atmósfera para lo que aparentaba ser una noche pacífica.

El joven Midoriya continuó caminando sin rumbo, mirando de lado a lado para observar los distintos paisajes que el apreciaba por su inocente simpleza, lugares y vistas que él había frecuentado múltiples veces al vivir toda su vida en estas partes de la ciudad.

Variados recuerdos pasaron por la mente de Midoriya, algunos nostálgicos, algunos felices, y otros, no demasiado.

Distintas partes de su vida pasaron por su subconsciente mientras sentimientos de distintos sabores lo hicieron sentir de múltiples formas:

Feliz, melancólico, frustrado, decepcionado, triste, deprimido...

Vacío.

Todos estos presentándose sin algún orden específico, siendo el resultado de la incapacidad de Midoriya de pensar en algo más.

Cosas como su solitario día a día en la secundaria, las dulces palabras de su madre, las humillantes palabras de sus compañeros, la frustración de no tener el poder para hacer lo correcto, la ansiedad y emoción de obtener poderes algún día, el shock, angustia y negación de que sus sueños jamás se verían realizados...

Y al no tener más cosas en las que pensar, Midoriya dejó de sentir...

Una sensación pesada y melancólica acosó la mente de Izuku, las emociones que se vio forzado a esconder en algún momento de su vida afectaron sus sentidos como el más fuerte sedante, y a pesar de estar apenas atento a sus alrededores, Midoriya sintió una sensación de desconexión y soledad, de un momento para otro nublando y torciendo su visión como si lo que tuviera en frente de él no existiera en realidad, como si él pudiera dejar de existir en cualquier momento sin importarle a nadie.

Los pensamientos de una vida sin emoción o propósito por el resto de sus días lo llenaron de un tipo único de ansiedad, un punto bajo que solo se alcanza cuando no se tiene mucho por lo que vivir.

Y, aun así, Izuku siguió avanzando, sin interés alguno de detenerse y volver por donde vino, la helada brisa que congelaba su piel siendo su única guía.

Mientras más avanzaba, menos reconocibles se volvieron las calles por las que caminó, el ambiente frio y desolado que sentía al principio viéndose reemplazado por un fondo toxico y hostil, las calles y veredas estando repletas de desechos, algunos de estos saliendo de bolsas de basura rotas, iluminadas por postes de luz oxidados abrillantando las calles con un tono amarillento debido a su gran desgaste,

Izuku notó este cambio de escena, dándose cuenta de que no tenía la más mínima idea de dónde se encontraba.

Midoriya miró alrededor suyo, observando las distintas paredes de concreto repletas de grafitis en distintos establecimientos, llenos de ventanas rotas y barricadas, preguntándose a sí mismo cuanto había caminado exactamente como para llegar a una parte de la ciudad tan irreconocible para él.

Después de su observación, Midoriya miró su teléfono para saber la hora.

-3:46 AM-

A esa hora de la mañana aún faltaba tiempo para que saliera el sol, por lo cual el sombrío ambiente que empezó a llenar de miedo y escalofríos a Izuku seguiría presente por un largo periodo de tiempo.

Midoriya se quedó parado en medio de la vereda, incapaz de pensar en algún modo inmediato de volver a su hogar a salvo, cada vez más atemorizado de lo que le podría ocurrir en un barrio que pareció haber salido de una cruel y liminal pesadilla, completamente abandonado hace bastante tiempo, sin un rastro de vida a la vista.

Antes de que Midoriya pudiera envolverse en las profundidades de su propio temor, un extraño y agudo chirrido surgió a la distancia desde un punto desconocido, seguido por agitados gritos de lo que parecía ser alguien en un constante estado de dolor.

Midoriya inmediatamente escuchó estos gritos de auxilio, mientras temblaba en horror dándose cuenta de que, de algún modo, sus peores miedos en ese instante se habían realizado.

A pesar de esto, un toxico sentido de morbo y curiosidad, combinado con la subconsciente y compulsiva necesidad de ayudar al que lo necesitaba, nubló el sentido común de Izuku, forzándolo a marchar al peligro de manera apresurada y suicida, sin saber lo que lo esperaría una vez que llegara a la fuente de los incesantes gritos.

Midoriya de un momento para otro partió, corriendo lo más rápido que pudo para llegar a la fuente de los llantos, incapaz de pensar en lo que lo esperaba a la vuelta de la esquina.

El tenso Midoriya detuvo sus apresurados pasos con un torpe frenado, estando lo suficientemente cerca de la persona en estado de miseria, Izuku gritó:

"¿¡Hola?! ¿¡Ha-hay alguien ahí?! ¿¡Estas bien?!"

Al no oír una respuesta, Izuku rápidamente entro por el oscuro callejón, teniendo una traumatizante revelación pocos segundos después de adentrarse en este.

La oscura silueta de una irreconocible entidad en constante agonía podía ser apenas distinguida en lo más profundo del estrecho pasillo, su desfigurado cuerpo sin piel retorciéndose de un lado para otro como si el toque de la brisa quemara sus nervios como el más ardiente fuego del infierno.

Midoriya observó en shock, incapaz de decir una sola palabra debido al paralizante descubrimiento de que, lo que sea que estuviera en frente de él, no era humano en casi ningún aspecto.

La abominable criatura, deformada de un modo casi inexplicable, inflaba de forma mórbida y descontrolada las distintas partes de su mancillada figura, extremidad por extremidad como si estuviera a punto de reventar con cada vez que lo hacía, solo para desinflarse e inflar otra parte de su ser como si su propio cuerpo fuera incapaz manejar la presión de su propia sangre.

La bestia detuvo sus rugidos, de repente fijando su atención hacia el horrorizado Midoriya, cuencas sin ojos que solo dejaban una vacía mirada penetrante para los sentidos.

Midoriya de forma instintiva se echó torpemente para atrás, dando un asustado grito al ver a la criatura acercándose, y con este impulsivo grito, la aberración reaccionó de forma errática y agresiva, lanzándose hacia el rastro de sonido como un ciego cazador a punto de arrasar a su presa.

Izuku gritó mientras corría por su vida, yendo lo más rápido que pudo tratando de no mirar atrás, y mientras los pisados del monstruo resonaron cada vez más cerca, pánico y desesperación llenaron a Midoriya de la adrenalina necesaria para correr lo más rápido que corrió en toda su vida.

Cada vuelta por la esquina siendo lo que lo mataría, o lo salvaría por unos segundos más, la fatiga y el dolor corriendo por todo su cuerpo quemó sus pulmones como si se fueran a quedar sin aire, Pero Izuku no podía detenerse, pues su vida dependía en el hecho de que no parara de correr.

Midoriya tenía que pensar en algo, una salida, un plan improvisado, lo que sea, algo que le dé tiempo para respirar por más de medio segundo antes de que su cuerpo decidiera actuar en contra de sus deseos.

Midoriya trató rápidamente de ver a sus alrededores, y en frente suyo vio la ambigua y minúscula señal de una solución.

Una especie de bodega de dos pisos mayormente dilapidada pudo verse al final de la calle, si Izuku se mantenía en un espacio elevado, la bestia se vería incapaz de alcanzarlo por su deforme e incomprensible complexión física, o al menos así parecía para Izuku.

Midoriya apresuro aún más sus pasos, uno de sus últimos esfuerzos antes de colapsar en cualquier momento.

La bodega se encontraba únicamente iluminada por los rastros de luz de los postes en las carreteras, apenas revelando los diferentes pasillos separados por enormes estantes de metal, y al igual que su exterior, el interior de este se encontraba en deplorables condiciones, rastros de polvo y metal oxidado por doquier.

Midoriya cerró la entrada de metal lo más rápido que pudo, un fuerte eco resonó en los interiores del espacioso complejo antes de que la bestia derribara las puertas a base de múltiples choques.

Y así empezó el juego del gato y el ratón, un depredador buscando nada más que el destripar de forma lenta y dolorosa a una débil, pero escurridiza presa.

Izuku permaneció en las sombras, y en silencio, atemorizado incluso de respirar demasiado fuerte, pues cualquier sonido que hiciera podía alertar al monstruo.

Segundos que se sentían como horas pasaron mientras múltiples gotas de ansioso sudor recorrían la frente de Izuku, quien estaba forzado a pensar en una forma de salir de su situación mientras aun tenia fugaces momentos para pensar.

Pedazos delgados de metal oxidado se encontraban desperdigados en distintas partes del suelo, Midoriya los vio, dándose cuenta de que, si quería aproximarse al segundo piso, necesitaría ser lo más cuidadoso posible para no tropezar con uno de estos.

La oscuridad que rodeaba los distintos pasillos de la bodega dificultaron los pasos de Izuku, quien, a pesar de no poder distinguir sus alrededores de la forma más clara, podía aun distinguir la deforme silueta de su inestable acosador, quien se tropezaba con algunos trozos de metal lejos a la distancia.

Midoriya entró casi en pánico al darse cuenta de que los pasos que daría en las escaleras serian probablemente los más ruidosos para salvarse, los escalones estando tan deteriorados como el resto del edificio.

Paso a paso, respiro por respiro, gota por gota de sudor, cada paso sonó más que el otro, el último escalón tan cerca y a la vez tan lejos, casi tentando a Izuku a apresurar su avanzar.

Y en lo que pareció un extremadamente cruel ejemplo de la mala suerte, uno de los últimos escalones que Izuku pisó se desprendió de la escalera, cayendo rápidamente al suelo dejando una resonante vibración al impactar con este, y de un momento para otro, Izuku se puso a correr, sabiendo que el sonido había alertado a la bestia, y en efecto así fue.

Los estantes de metal cayeron rápido al ser derribadas por la bestia, acercándose a los choques y vibraciones que esta usaba como guía para detectar donde fue su presa, respondiendo a los sonidos con chirridos de parte suya.

Izuku abandonó la sutileza con la que subía las escaleras para reemplazarla con un torpe, pero rápido escalar, mientras la bestia se tambaleó de forma furiosa hacia la fuente de la creciente vibración de parte de los pasos de Midoriya.

Finalmente, en el segundo piso, Midoriya observó una dañada puerta con su pestillo completamente destruido, una señal bastante directa de que estaba abierta.

Izuku fue por esta sin una segunda duda a pesar de que estaba completamente a oscuras, esperar en la habitación hasta que la bestia se fuera, o hasta desmayarse, era la mejor opción que tenía.

Unos segundos de tenso y ruidoso alboroto pasaron antes de que Izuku escuchara extraños sonidos provenientes de la esquina de la habitación, rechinidos sonaron antes de que amenazantes ojos de rojas pupilas observaran con una punzante mirada a Izuku, quien se encontró sin energías para seguir huyendo.

La misteriosa entidad se levantó de lo que parecía ser una cama improvisada, hecha a base de un colchón desgastado y piezas de tela de distintas texturas, para luego aproximarse a Izuku, quien respiraba de forma hiperventilada con sus ojos llenos de miedo, apenas pudiendo soportar el estrés de su situación.

La persona desconocida detuvo sus pasos en frente de Izuku, agachándose para mirarlo a los ojos por varios segundos con una seria pero calmada expresión, Midoriya se vio incapaz de apartar la mirada a pesar de lo amenazado que se sentía por dentro.

Un más cercano vistazo a la cara del desconocido reveló las distintas partes de su demacrado rostro, su piel pálida y seca, combinado con pronunciadas ojeras que hacían destacar sus amenazantes ojos rojos, apenas cubiertos por su largo y grasoso peinado de color negro.

"¿Necesitas algo?" Preguntó el chico extraño con una voz seca y un tono interrogativo.

"Y-YO, A-AHHH- "dijo el petrificado Midoriya, antes de que los rugidos de la bestia resonaran desde el otro lado de la puerta, dándole al sombrío desconocido la respuesta a su pregunta.

"Oh, eso explica todo" Dijo el desconocido, quien aparto su mirada de Izuku para dirigirse a la salida de la habitación.

"Puedes descansar si quieres, yo me encargo de esto" Dijo el desconocido antes de salir por la puerta, dando un descontento suspiro en el proceso.

Y así, Midoriya finalmente colapsó debido al shock al que se vio expuesto, pocas horas pasaron antes de que recobrara la conciencia en una parte distinta de la habitación, lo primero que vio en frente suyo al despertar siendo el misterioso individuo tratando de leer una revista para pasar el tiempo, usando una varita de metal oxidada para voltear las páginas por alguna razón.

Midoriya observó en silencio al individuo que parecía haberlo salvado, a la vez que distintas preguntas surgieron en su mente al no estar seguro de las intenciones de su salvador.

"Ho- Hola"

"Ya era hora de que despertaras." Dijo el desconocido, sin apartar la mirada de la revista.

"¿Q-que sucedió?"

"Me deshice de los gritos."

"Los... gritos?"

"La cosa que te perseguía, me aseguré... de que no volviese."

"Oh! G-gracias al cielo! ¿Que era esa cosa?"

"Aparecieron hace unas semanas... Mas deformes cada vez"

"¡¿Hay más de ellos?!?"

"Solo he visto uno de ellos por turno, no vendrá otro en... un largo tiempo"

"E-espera, ¿porque aquí? ¿Qué es este lugar?"

"Otro cementerio de edificios, básicamente"

"O-ok? ¿Y qué haces aquí?"

"Lo que tu hacías, trato de olvidar"

"C-como sabías que-"

"Los que quieren ser olvidados vienen aquí, usualmente no se oye más de ellos, el hambre de las bestias es imposible de saciar"

"Quien... eres?"

"Si tus sentidos no te traicionan, no volverás, se te ha dado una gran oportunidad"

"Ok, de acuerdo, pero quiero saber quién me salvó, ¿eres un héroe?"

El desconocido desvió la mirada hacia Izuku, visiblemente extrañado por la pregunta.

"No... Llámame Tomura"

"De acuerdo, Soy Izuku Midoriya, ¡gusto en conocerte!" Midoriya extendió la mano ofreciendo un apretón como una señal de respeto, Tomura se alejó de forma casi instintiva, visiblemente conmocionado ante la idea de tener cualquier tipo de contacto físico con Izuku.

Tomura dio dos últimos pasos hacia una de las esquinas de la habitación, tomando un trozo de tela tirada en el suelo proveniente de su cama improvisada, mirando directamente a los ojos de Izuku mientras esta se decaía con solo agarrarla, convirtiéndose en una pila de hilo desgastado y podrido antes de soltarla.

"Si tus sentidos te son leales, jamás volverás... No lo diré otra vez." Dijo Tomura con un visible tono de estrés en su voz.

Izuku sintió un escalofrió en su espalda a la vez que dio un paso hacia atrás, pero a pesar de su respuesta por reflejo, Izuku se quedó quieto y en silencio, inseguro de que decir, o siquiera de como volver a su hogar.

"¿C-como logras sobrevivir en un sitio como este? Pregunto el nervioso Midoriya, tratando de aligerar el ambiente después de la amenazante advertencia de Tomura."

Tomura frunció el ceño ante la pregunta de Izuku, visiblemente incomodo ante al intento de conversación proveniente de Midoriya.

"No estoy... Aquí todo el tiempo, tengo... mis formas de abastecerme."

"Oh, ¡eso es... bueno! ¡D-debe ser difícil conseguir comida en un lugar tan lejos de la ciudad!"

"Si..."

"(Gulp) S-si..."

La habitación permaneció en silencio por una docena de segundos, segundos que se sintieron como minutos para el incómodo Izuku, quien, después de ver su incapacidad para añadir algo a la ya incomoda conversación que el mismo empezó, decidió mirar a su teléfono para saber cuánto tiempo había pasado desde que salió a "dar un paseo".

-5:24 AM-

Poco tiempo había pasado considerando todo lo que sucedió, Izuku sintió una enorme ola de cansancio después de que su cuerpo obtuviera la oportunidad de relajarse, ojos pesados y una percepción entumecida le dieron la urgencia de volver a su hogar para descansar, relajarse, y reflexionar sobre su casi mortal experiencia.

"S-sabes cómo puedo volver a la zona residencial? No tengo idea de cómo regresar para ser honesto ..."

"Mira detrás de ti..."

"Eh?"

Midoriya miro atrás confundido para enseguida sorprenderse con el enorme mapa de la ciudad encuadrado y colgado en medio de la pared, las calles, los nombres de estas, distintas rutas y atajos que jamás había visto, y por supuesto, el camino de vuelta a su hogar, todos estos incluidos en un conveniente trozo de papel estucado.

"Porque habría un mapa en un lugar como este?"

"Este sitio era una bodega de importación, necesitaban saber las distintas rutas de entrega"

"Como sabes eso?"

"Intuición"

"O-oh, de acuerdo"

"Puedes quedártelo, no tengo razones para usarlo"

"Y como- "

"Quítale la parte de atrás para sacarlo del cuadro"

Midoriya hizo exactamente eso, el mapa contenido dentro del cuadro estaba en prístinas condiciones considerando el ambiente en el que se encontraba resguardado, Midoriya lo enrolló y lo guardo en el bolsillo derecho de su capucha.

"Um, supongo que es hora de que me vaya, estarás bien por tu cuenta?"

"Preocúpate de tu persona la próxima vez, la mayoría encuentran a los monstruos, siguen sus llantos como si fueran sirenas"

"B-bueno, es que yo"-

Tomura miró a los ojos de Izuku, sin parpadear, y alzando su voz, remarcó la seriedad de su advertencia.

"No cometas otro error, si te atreves a volver... o le dices a alguien sobre mi o sobre los que rondan estas calles... jamás encontraran tus restos, o los de la gente que traigas aquí"

Las palabras de Tomura tomaron desprevenido a Midoriya, quien hace unos cuantos momentos tomó casi por sentado la no hostilidad del demacrado individuo, Izuku tuvo su mirada fijada en Tomura por unos momentos antes de que la realidad de la situación lo conmocionara una vez más.

Izuku se puso en un sutil estado de alerta, dando lentos pasos hacia atrás antes de correr por su vida, hacia el lugar donde estaría a salvo sin lugar a duda, y en medio de su recorrido de vuelta a su hogar, el ambiente alrededor suyo cambió drásticamente, el oscuro cielo nocturno se vio remplazado por un amarillento amanecer, la tensión y el frio miedo de la noche fueron reemplazadas por la cálida y relajante sensación del comienzo de un nuevo día.

Izuku entró silenciosamente en su apartamento, pocas horas faltaban antes de que su madre se levantara para irse al trabajo, por lo que Izuku sigilosamente se dirigió a su habitación, colapsando directamente en su cama después de quitarse las prendas de "Héroe" que se había puesto, dejándolas tiradas en el suelo.

Después de su experiencia cercana a la muerte, el colchón y las sabanas se sintieron como un abrazo de parte de dios, la tensión, el peligro y el miedo habían terminado, y el joven Midoriya viviría un día más para contar su historia., al menos por ahora.

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