Estoy perdida...
Entre mi conciencia y mi instinto de supervivencia.
Todo se ve tan lejano y a la vez reciente, las chicas, el orfanato, mi padre, él...
¿Cuándo me deje tragar tan fácilmente por la oscuridad?
Siempre quise hacer algo bueno por mi distrito, por los chicos y Panem, creí que infiltrándome en la orden de agente de la paz mientras mi padre lo hacia en el gobierno contribuiría a Coín y a nuestra causa.
Pero justo ahora todo eso se ve tan lejos a quien soy, una asesina.
Miro mis manos iluminadas tenuemente por las llamas naranjas y suspiro con pesadez, cuatro y contando.
Tengo que dejar de sacrificarme por otros...
Saque la lata de mi mochila ignorando a mi compañero, la abrí sin cuidado y unte un poco en la herida de mi brazo, dejándome llevar por el ardor y dolor que emanaba de mi herida. Unas de las pocas cosas que podía sentir desde hace un rato.
Mate a cuatro personas y ni siquiera me siento culpable ¿Qué esta mal conmigo?
Suspire antes de guardar la crema nuevamente y empuñe mi espada para caminar hacia mi nuevo aliado o protector, seria mas acertado.
-Esto es estúpido -solté seria mientras arrastraba mi espada por el suelo gris y duro del laberinto- Deberíamos estar cazando a Max y a Ópalo, no...
-¿Alimentándonos para tener fuerzas? -me interrumpio el moreno mientras alzaba una ceja y le daba la vuelta a las ardillas sobre la fogata improvisada, en respuesta rodé los ojos con frustración.
-Solo... No me gusta esto -acentué alzando una ceja refiriéndome a nuestra ''Alianza''.
-Tienes suerte -murmuro con voz lúgubre luego de unos segundo y me acerque para escucharle mejor- Ese rubio debe estar loco por ti -bromeo aligerando la seriedad y suspire.
-Ese rubio morirá si llego a salir de aquí -imite su tono con cierto sarcasmo.
-¿Gustas? -ofreció tendiéndome una varilla con una ardilla sin piel atravesada.
-Mi favorita -ironice llevándola a mi boca.
Continuamos charlando sobre nuestras vidas, al parecer él y su esposa se conocían desde niños, a él trataron de casarlo con una ricachona de su distrito, pero él se rehusó y huyo. También me pidió que le dijera algo a su esposa cuando saliera y yo le pedí lo mismo para mi padre, solo por si acaso.
Todo un caso mi protector, yo le conte sobre mi familia, mi madre, el orfanato... Todo iba bien hasta que un chillido nos saco de nuestra conversación.
-¿Escuchaste eso? -pregunte frunciendo el ceño.
-¿De que... -puse una mano en su boca para que no hablara y el chillido resonó por las paredes metálicas del laberinto pero esta vez mas cerca hasta que unos tintineos de metal se escucharon provenientes de una de las esquinas del laberinto y lo entendí.
-¡Mierda! -maldije corriendo a tomar mi mochila y él me miro confundido mientras yo la amarraba rápidamente- ¡Corre! ¡Toma tus cosas, rápido!
-No entiendo ¿Qué pasa? -frunció el ceño obedeciéndome algo lento.
-Penitente... -murmure mirando a la extraña criatura parecida a una abeja gigante asomarse por el borde del pasillo de la sección en la que estábamos.
El moreno volteo y retrocedió dos pasos inconscientemente al verle,, supongo que no se había topado con uno hasta ahora.
-¡Corre! -grite completamente alerta y sin mas comencé a correr en el sentido contrario de la criatura.
Podía escuchar los pasos asustados del moreno detrás de mi, pero no había tiempo para detenerse a voltear o intentar volver a trepar los muros, gire en la siguiente esquina viendo una de las manchas de sangre que dejamos con los chicos para diferenciar las secciones del laberinto.
Algo así como nuestro propio mini mapa, de pronto escuche un golpe sordo y rápidamente al voltear vi que el penitente había jalado al moreno de la pierna y suspire decidiéndome.
-Déjalo Helena, solo sigue corriendo... -murmuro Finnick levantándose del sofá con frustración mientras se acercaba a la pantalla y al ver lo que hizo la rubia maldijo molesto.
-¡Pero miren eso! -alago Caesar.
-Esa chica si que es altruista, yo hubiese corrido para otro lado ¿Tu que hubieras echo? - le pregunto su compañero y este ladeo la cabeza.
-Abandonarlo por supuesto -replico Caesar- Pero ahí tienes damas y caballeros, Helena de Troya brillando por su osadía y lealtad.
-¡Por que nunca puedo hacerme caso! -grite con frustración intentando evitar las garras de la criatura mientras las golpeaba con la espada rápidamente hasta que una me acertó y me empujo fuertemente contra el muro.
Al chocar sentí el liquido caliente bajar desde mi nuca por mi espalda y tosí intentando recuperar el aire. Eso le dio tiempo al moreno para levantarse y apuñalar a la criatura con su lanza en el ojo haciéndola chillar y retroceder ligeramente.
-¡Corre! -grito tomando mi mano y arrastrándome con él.
-¡Esto no hubiera pasado si me hubieras escuchado cuando te dije justo eso, idiota! -grite molesta soltándome de su agarre para correr mas rápido.
Mis piernas ardían, el sudor nublaba mi visión a cada rato y ni hablar de mi nuca que dolía como nunca, si no fuera por la adrenalina de la supervivencia, me hubiera desfallecido hace mucho.
El rugido furioso de la criatura y el sonido de los pasos metálicos detrás de nosotros me sacaron de mis lindas quejas mientras me deslizaba para poder pasar bajo una sección del laberinto que al parecer se estaba moviendo.
-¡Estúpidos vigilantes! -grite molesta sin importarme que me escucharan.
-¡Helena! -grito el moreno llamándome justo antes de jalarme en su dirección dado que iba tan rápido y nerviosa que estaba por chocar con una pared.
Ambos rodamos levemente por el suelo haciéndonos detener, pero nos levantamos rápido y empezamos a correr de nuevo.
-No podemos seguir así -grite alto escuchando un poco mas lejos los pasos metálicos y la idea volvió a mi mente.
-¿Que sugieres entonces? -grito de vuelta y me detuve abruptamente haciendo que me imitara confundido.
-Arriesgarme... -murmure antes de tirar la mochila con el agua y la crema al suelo y empezar a agarrarme de las lianas para subir.
-Tienes que estar jugando -lo escuche a lo lejos y segundos después lo vi tratando de escalar a mi lado aunque no se le daba muy bien.
-¡Apresúrate! -grite a mitad de camino dado que el estaba mas abajo, en un punto en el que la criatura podría tomarlo de los pies.
-¡No se escala en el distrito 12! -grito desesperado mientras yo amarraba una liana a mi cintura y bajaba un poco para intentar ayudarle pero aun no llegaba a tomarle la mano.
-¡Peter! -grite su nombre al ver a la criatura llegar a nuestro pasillo- ¡Rápido!
Él se puso nervioso y casi cae de no ser por que me lance por completo siendo sostenida solo por la liana en mi cintura para tomar su mano, ambos miramos abajo y las garras de la criatura rozaban levemente con sus piernas.
El moreno se aferro a mi brazo antes de impulsarse para tomar una liana y colocarse a mi lado.
-Me la debes minero... -bromee intentando regular mi respiración- Doble -agregue haciéndolo reír cansado y yo lo imite.
Continuamos subiendo el muro con calma y tranquilidad, dado que acá arriba no había ninguna amenaza, ya mañana a primera hora saldríamos a cazar a los que quedaban con mas calma y sin criaturas.
-Dios podría comer 20 ardillas justo ahora -comente tirandome de espaldas sobre el muro mientras miraba el falso cielo estrellado.
-Fue una noche larga lo sé -murmuro de acuerdo logrando subir al fin y procedió a sentarse.
-¿Donde crees que estén? -pregunte sentándome para quedar a su lado.
-Nosotros volvimos al este, no estaban en la secciones del sur o ya estaríamos muertos -respondió con sarcasmo y sonreí de lado- Supongo estarán en las del oeste o en le norte, allí tendrían mas ventaja.
-Tienes razón -murmure levantándome del suelo y sentí el ligero vértigo debido a la altura de los muros.
-Cuidado princesita -murmuro con diversión.
-Todos necesitan dejar de llamarme así -pedí imitándolo y él sonrió de lado- Tal vez deberíamos de avanzar un poco hacia al norte, para ver si encontramos una fogata o algo que nos ayude a localizarlos.
-Te sigo -respondió con tranquilad poniéndose de pie y por unos segundos se quedo observando hacia abajo, a esta altura no se veía el suelo gris solo oscuridad.
-¿Miedo a las alturas? -Murmure bromista y él sonrió con diversión.
-Miedo a caer -replico de la misma manera- Así que... ¿A donde quieres...
Todo paso en cámara lenta, de pronto Peter cayo de frente hacia la derecha perdiéndose en la oscuridad del vacío bajo nosotros.
-¡Peter! -grite asustada asomándome a la derecha y al subir la cabeza los vi con una gran sonrisa en sus rostros.
-Princesita -murmuro con diversión dando un paso mas cerca por lo cual retrocedí con mis manos hacia atrás y me impulse rápidamente para levantarme mientras desenfundaba mi espada y la alzaba hacia él... ellos.
-Ópalo -murmure con un gran gesto de disgusto.
-Un pajarito me dijo que te aliaste con el 12 y pensé... Que gran traidora la perra rubia -comento con una sonrisa falsa mientras se acercaba a mi con Max detrás y yo seguía retrocediendo.
-Un pajarito me dijo que Ian mato a Gemma -imite su tono con falsa seguridad- Y pensé... Que triste que le corte la garganta antes de que te matara a ti -ladee la cabeza sonriendo de lado y él tenso su mandíbula molesto.
-Te quedas sin muro para escapar preciosa -hablo Max por primera vez y al dar un rápido vistazo detrás de mi, vi como el angosto muro terminaba a 2 metros de mi.
-Oh tranquilo amor -murmure con una verdadera sonrisa al ver detrás de Max- Yo solo era la distracción -agregue con diversión y me lance contra Ópalo en cuanto vi a Peter atravesar a Max con su daga.
Hombres...
Ópalo lanzo un haz con su espada intentado cortar mi cabeza pero de inmediato me agache y patee sus piernas haciéndolo retroceder, él se acerco y yo retrocedí por instinto hasta que sentí el borde del muro obligando a respirar profundo antes de intentar darle con mi espada, pero él me esquivo fácilmente dándome un cabezazo que me hizo tambalear aturdida.
Esto solo lo aprovecho para golpear mi nariz con su puño haciéndome soltar la espada.
-Eso dolió -murmure escupiendo sangre antes de mover ágilmente la espada y lograr hacerle varios cortes largos en los brazos.
-¡Perra! -gimió adolorido antes de tomar el filo de mi espada asustándome y luego jalarla para tirarla lejos haciéndome caer de espaldas viendo de reojo como mi espada desaparecía en la oscuridad.
Intente levantarme, pero el me golpeo en la mejilla haciéndome volver a caer hasta que le aseste un golpe rápido en la garganta que lo hizo retroceder, sin esperar saque las dagas de mis botas, le lance una que le dio en el hombro debido a sus movimientos.
Me levante con la otra en la mano dispuesta apuñalarlo, pero se recupero y al intentar hacerlo tomo la daga en mis manos intentando apuñalarme mientras yo la empujaba en sentido contrario.
Una idea paso por mi mente y le di un rodillazo en la entrepierna que solo lo hizo sonreír entre la lucha de fuerzas.
-Ya me se tus trucos princesita -murmuro con diversión y un cañonazo resonó distrayéndome y ocasionando que me arrancara la daga de las manos y me apuñalara en el estomago dos veces seguidas.
Todo se volvió borroso, mi audición, mi vista, mis sentidos...
Ya no sentía el cansancio o la adrenalina en mis venas mientras caí de espalda entrando en contacto con el duro y frio tope del muro.
-Te amo papá... Te odio acosador -logre articular sin atragantarme con la sangre que sentía en el fondo de mi garganta y una lagrima rebelde se deslizo por mis ojos hacia el suelo.
-Y aquí muere la gran Helena Heavensbee -lo escuche y a sus pisadas acercándose a mi hasta que lo vi de pie a mi lado- ¿Qué se siente saber que morirás... por nada? -pregunto con diversión y tosí ahogándome ligeramente.
-¡Tu dímelo idiota! -escucha la voz de Peter y me moví con dificultad a verlo frente a nosotros.
-Oh... el minero sigue vivo -se separo de mi Ópalo para voltear hacia Peter- Que bien, hubiese sido incomodo matar a Max -agrego con indiferencia.
-Peter... No... lo hagas... -suplique viendo como afianzaba su lanza con la mano temblorosa.
-Llevare honor a mi casa Helena... -murmuro sabiendo que yo conocía el significado de sus palabras.
-Escucha al minero, ya enloqueció -se burlo Ópalo sorbiendo la sangre que caía de su nariz y comencé a llorar.
-¡Peter no! -suplique intentando arrastrarme hacia ellos.
-Cumple tu promesa Helena -suspiro serio antes de lanzar su lanza hacia Ópalo, este la esquivo riendo mientras se movía rápido, pero en su descoordinación no espero que Peter se le lanzara encima y sin mas ambos cayeron por el borde del muro.
-Gracias Peter... -solloce paralizada- Gracias...
Segundos después dos cañonazos cubrieron el sonido de mis lagrimas y sollozos, mientras que una voz resonaba por todo el laberinto aunque no era necesario dado a que solo estaba yo ahí.
Sola...
-¡Damas y caballeros, les presento a la ganadora de los 73° juegos del hambre!
Y con esas palabras mi visión se nublo y me conciencia se desconecto dejándome ser tragado por la incierta oscuridad.