𝐓𝐨𝐝𝐨 𝖬𝗎𝗒 𝐵𝑖𝑒𝑛

بواسطة caneyazor

5.6K 271 25

A lo largo de nuestra vida creamos a un personaje con base en nuestras carencias, de igual modo, escondemos u... المزيد

𝐓𝐨𝐝𝐨 𝖬𝗎𝗒 𝐵𝑖𝑒𝑛
Pasado
Nueva Promesa
Nuevo rico
Miércoles
Billy Joel
Bufanda
Collar
Conocerte
Vieja, bruja, loca.
Lágrimas
Domingo
Necesidad
Fin de semana
Quédate
Contratiempo
Vino
No te vayas
Whisky
Seré Thor
Rutina
Audición
𝑷𝒓𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒆
Cuarenta
BBC Radio
Guión
Teatro
La Fiesta

Malibu

122 9 0
بواسطة caneyazor

Cerca de las once del día, después de que Tom y Ann terminaran sus alimentos, subieron a sus respectivos cuartos de hotel con la intención de cambiar las prendas que llevaban puestas y de este modo visitar la playa. Tom se adentró a su habitación, la cual era bastante lujosa por la decoración y los muebles que yacían reposando en un lugar específico, al mismo tiempo que se preguntó a cuánto ascendía el precio estimado por noche.

El actor sacó la bermuda de la mochila y el bloqueador solar y los dejó reposando sobre la cama. Sin embargo, se dio cuenta de que goterones de lluvia comenzaron a impactar violentamente el vidrio de las ventanas que estaban frente a él. Así que se acercó al balcón, recorrió la puerta de cristal y salió a dar un vistazo. No, aparentemente no podrían salir a dar un paseo por la arena y mucho menos tendrían el gusto de darse un chapuzón, desde ahí podía escuchar el sonido violento de las olas de mar. El viento rozaba sus mejillas y las gotas empaparon su cabello rizado, se estremeció debido al clima frío, dio media vuelta y se adentró al cuarto, posteriormente, tocaron la puerta con delicadeza, supuso que se trataba de Ann.

—Parece que no es nuestro día de suerte. —dijo Ann con una mueca de lo que parecía ser desilusión y al mismo tiempo diversión.

—Al parecer la lluvia se interpuso en nuestros planes, espero que el clima mejore a lo largo del día, por lo mientras ¿quieres pasar? —preguntó Tom, señalado el interior de la habitación.

—Ah, sí, gracias. —Ann se encogió de hombros y dio un par de pasos hacia adelante.

—¿Tienes algún plan B? —interrogó Tom caminado hacia el sillón que estaba colocado en medio.

—Sí, tenemos la alberca techada. No sé si quieras que bajemos para  nadar. —Ann se encogió de hombros y se paseó por la habitación con las manos detrás de la espalda, balanceándose al ritmo de una débil canción, inexistente.

—Claro que sí, pero podemos bajar un poco más tarde, siento que la comida sigue en mi estómago y no quiero vomitar dentro de la alberca. —confesó Tom en medio de una risa.

—Tenemos todo el día y parte de mañana, además el hotel tiene un itinerario de cosas por hacer para celebrar la independencia. —contestó Ann.

Tom, a pesar de que mostró una sonrisa en el rostro, por dentro estaba completamente ansioso. Pensó que tal vez ese era el momento adecuado para expresar sus sentimientos dirigidos a la actriz, quien examinó el interior del minibar. Ann sabía que no era una buena idea beber y nadar al mismo tiempo, así que desistió de tomar un par de latas de cerveza. Cerró la puerta del refrigerador y caminó en dirección hacia donde estaba sentado el actor.

—Ann... —llamó Tom con voz temblorosa, sin levantar la vista del suelo pulcro.

—Dime. —habló Ann sentándose a un lado de Tom.

—Cuando llegué a América no esperaba y, mucho menos planeaba, conocerte o volver tan cercano a ti. Es decir, cuando me aceptaron para interpretar el  papel de «Max», sabía que trabajaría a lado de ti. Pero no llegué a medir las consecuencias de lo que tu presencia iba a significar en mi vida. Me has impactado totalmente, te has quedado dentro de mi mente de una manera en la que no puedo describir, al igual que una calcomanía; y desde la semana pasada, durante cada noche, he estado soñando contigo. Pero no quiero parecer un acosador y mucho menos deseo intimidarte, solamente quiero expresar lo que siento por ti. Me siento atraído por lo que eres, por tu personalidad, por tu rostro, por tu talento. Necesito que estés enterada, necesito decirlo porque si no lo hago, estoy seguro de que enfermaré si guardo todos estos sentimientos. Me gustaría que me dieras la oportunidad de conocerte más allá de un simple compañero de trabajo, con la esperanza, de que, tal vez, podríamos ser algo más que solo eso.

Tom se mantuvo con la vista en el suelo durante el tiempo que duró su discurso, sin embargo, sus manos y sus expresiones faciales demostraban la urgencia de expresar aquello en voz alta. Su voz era rápida, empero a veces era lenta y tímida. Realizó unos cuantos ademanes para ilustrar el énfasis en ciertas palabras. No estaba al tanto de sí el resultado fue idéntico a como lo ensayó cuando se encontraba en completa soledad, pero esperaba que el resultado no fuera un caos.

Durante unos cuantos minutos, que equivalían a un siglo por cada sesenta segundos que transcurrían, Ann se quedó paralizada, pues nunca esperó que Tom declarara sus sentimientos hacia ella, mucho menos al medio día de un cuatro de julio, aunque, cabe aclarar que era justo lo que necesitaba. La certeza de que había algo allí entre ellos dos. Que los sentimientos eran mutuos y ahora tenía la seguridad de que no se trataba de ilusiones suyas. Finalmente, no quiso torturar más al actor y le dio una respuesta.

—Tom... la verdad es que no soy muy buena con esto de las declaraciones, y sé que me quedaré corta a lado tuyo. Pero quiero decirte que me gustaste desde que nos conocimos en esa fiesta de bienvenida. —Ann llevó las manos al collar que Tom le regaló y comenzó a juguetear con él—. Ah... no te lo había dicho porque... no lo sé. —ella se encogió de hombros—. No sabía si yo te gustaba o si tan solo tenías novia y no me atrevería a preguntarte; tenía miedo o no encontraba el momento adecuado o no quería incomodarte si es que tú no sentías lo mismo. Eso es. Me gustas. ¿Qué dices?

Ann llevó la vista hacia Tom, quien la contempló con ojos asombrados, sus labios se encontraban ligeramente separados y sus cejas elevadas, posteriormente parpadeó un par de veces y recobró la cordura, obligándose a volver a la realidad al mismo tiempo que soltó una risita nerviosa.

—Primero deberíamos conocernos más a fondo... bueno, a mí me gustaría iniciar una relación contigo, pero quiero conocerte Ann, dame la oportunidad de entrar en tu vida para conocer quién eres.

—Yo también quiero conocerte a fondo y después... ya veremos qué pasa. —contestó Ann con introversión, dándole un poco de suspenso a su tono de voz.

—No sabía que te gustaba.

—¿Hablas en serio? Creí que era muy obvia. ¿Acaso no notabas mis señales?

—¿Me enviaste señales? —cuestionó Tom, elevando las cejas y tratando de recordar en qué momento Ann le envió una especie de código romántico.

—¡Tom! —ella elevó la vista hacia arriba y se recargó en el respaldo del sillón—. Te he estado invitando a salir conmigo, te regalé una bufanda y los chistes que te contaba no fueron en vano, créeme, no soy buena contando chistes, pero hago mi mejor esfuerzo. —aclaró Ann entre carcajadas.

—Pensé que hacías eso porque querías ser cordial, darme la bienvenida, aceptarme en el trabajo. —Tom parpadeó unas cuantas veces y se llevó las manos a la cabeza.

—Oye, si una chica te invita directamente a salir, puede ser por varias razones, pero una de ellas es porque le gustas, debes de estar atento. —sentenció Ann como si le estuviera dando una clase a Tom para que en un futuro pudiera entender las señales.

—Vaya... ¿entonces, si yo no te gustara, no hubieras hecho ninguna de estas cosas? —preguntó Tom volteando en dirección hacia Ann.

—No, no lo hubiera hecho. Así es como funciona para mí, por ejemplo: cuando me gusta una persona, acepto sus salidas, pero también soy yo la que hace planes y me gusta regalar cosas; pero si no me llama la atención, lo más probable es que ni siquiera acepte salir con esa persona.

—Qué bueno que lo dejaste en claro. —contestó Tom soltando su peculiar risa.

—¿Por qué no me lo habías dicho? Digo, no es por ofenderte ni nada de eso, pero realmente no me diste ninguna señal, o bueno, creí que lo del collar podía indicar que entre tú y yo comenzaba algo.

Tom asintió con la cabeza y llevó la vista hacia la mesita de centro que estaba colocada enfrente de ellos.

—Porque quería esperar hasta que las grabaciones de la película terminaran, sin olvidar que Luke me recomendó que mantuviera al margen mis sentimientos hacia ti.

—¿Luke te dijo eso? ¿Por qué lo hizo? —Ann intentó disimular su enojo a través de una faceta de incredulidad, comenzaba a odiar a ese inglés entrometido.

—Sí, era el único que lo sabía. —Tom asintió con la cabeza—. Por el contrato, sabes que no está permitido tener una relación mientras se grabe la película.

—Parece que se tienen mucha confianza. —aseguró Ann con recelo, ignorando la última declaración de Tom.

—Así es. Aparte de manejar mi carrera, también es un guía en mi vida. Somos muy buenos amigos y nos apoyamos cuando tenemos algún problema o cuando no sabemos qué decisión tomar.

—¿Le pones mucho peso a lo que opine Luke acerca de ti? —Ann estaba siendo calculadora con sus preguntas, quería saber lo que sea acerca de Luke.

—Confío en él. Ese el detalle. No sé trata enteramente sobre lo que él opine acerca de mí, pero yo pienso que las decisiones que ha tomado por mí me han ayudado a estar aquí.

—Tal vez tengas razón, deberíamos esperar hasta que las grabaciones terminen, aunque, debo confesar que, lo peligroso muy rico. —dijo Ann sin desviar la atención de Tom, mostrando una sonrisa pícara a modo de broma.

Tom soltó una risa y observó a Ann, al mismo tiempo que pensó «espero que no lo digas en serio» debido a que al actor no le agradaba la idea de una relación basada en la adrenalina que se producía por el hecho de que en cualquier momento podrían descubrirlos. No era eso lo que quería, sino un amor cimentado en la reciprocidad, confianza, lealtad y comunicación. Sin embargo, supuso que aquel comentario fue bueno. Sin duda, Ann no era una experta en el área de la comedia, así que Tom agradeció que ella no era comediante porque si no, moriría de hambre.

Ann le devolvió la sonrisa y sintió que ganó un concurso, pues había cumplido su cometido, hacer reír a Tom, ya que le encantaba la manera como lo hacía. Él, involuntariamente, cerraba sus ojos y mostraba su dentadura, formando unas pequeñas arrugas alrededor de sus párpados. A la actriz le urgía sí o sí inventar más chistes estúpidos, pero ya tendría tiempo para eso, por lo mientras quería disfrutar del día sábado en cualquier actividad que la mantuviera cerca del actor.

—En lo que reposamos la comida, ¿quieres ver una película? —preguntó Ann recordando que el hotel contaba con pequeñas salas de cine privadas.

—Oh, por supuesto. —Tom asintió con la cabeza.

El par de actores bajaron al primer piso y se dirigieron al área reservada para entretenimiento. Se acercaron a una trabajadora para preguntarle dónde estaba el cine, la mujer los acompañó personalmente porque no era buena con las indicaciones. Ya estando allí, el encargado les entregó un amplio catálogo que contaba con las películas más antiguas y las más recientes. Tom y Ann se debatieron cuál cinta deberían de ver.

—Te doy la libertad de que la escojas tú. —cedió Tom, rendido al apreciar tantos y tantos títulos.

—Vale. Escojo Iron Man, solamente porque quiero mucho a Robert. —Ann señaló con el índice el póster de la película que se estrenó el año pasado.

—¿Cuál Robert? —preguntó Tom con una sonrisa, divertido.

—Downy jr. —completó Ann con obviedad.

—Okay. —Tom asintió con la cabeza. Conocía al actor, pero no tanto como para saber cuál era su repertorio de películas.

—¿Has visto Iron Man?

—No, escuché algunos rumores de la película, pero no estoy al tanto de lo último que se estrena en cartelera, irónico, ya sé. —negó Tom con sinceridad.

—Yo la vi cuando se estrenó y se convirtió en una de mis películas favoritas.

Posteriormente, entraron a la pequeña sala –en comparación con una de tamaño promedio– y se sentaron en los sillones de piel que estaban colocados en filas. El cuarto estaba oscuro y solitario,  pues los demás huéspedes disfrutaban de un concierto en vivo en el salón principal. De igual modo, pidieron palomitas de maíz, además de un par de refrescos, obvio, el de Ann tenía que ser dietético, a pesar de que aborrecía el sabor.

La película se reprodujo a través del proyector y de esta manera dio inicio la historia del hombre de hierro. Ann acercó su mano para tomar un puño de palomitas, sin embargo, Tom la tomó para dejar un beso en el dorso de esta. La actriz contempló a Tom con una faceta llena de impresión, al mismo tiempo que sus mejillas se pusieron coloradas. Él le sonrió, pidiéndole perdón con la mirada por haber sido tan atrevido, pero Ann recargó su cabeza en el hombro de él, simultáneamente cerró los ojos para disfrutar del momento y pensó «¿dónde habías estado escondido?»

La cinta avanzó al ritmo adecuado, Tom se concentró en la trama de la misma y no pudo evitar el entusiasmo que le generaban las escenas de acción. De vez en cuando, él y Ann comentaban en voz alta algunos chistes para volver cómico el momento; asimismo reían con la libertad de que ninguna persona les pediría que se callaran, pues no había nadie más. Cantaron con fervor Back in Black de AC/DC, debido a que la guitarra eléctrica de fondo brindaba una sensación de éxtasis. Cuando la película terminó, el actor se puso de pie.

—Espera, aún no termina la película.

—Pero ya están los créditos. —Tom señaló con la mano la pantalla.

—Sí, pero falta la escena post-créditos.

Tom frunció el ceño y mostró confusión en su rostro, sin embargo tomó asiento a lado de Ann.

«... Jarvis
Bienvenido a casa, civil.
Yo soy Iron Man. Se cree el único superhéroe del mundo. Señor Stark acaba de unirse a un universo más grande. Solo que aún no lo sabe.
¿Y usted quién es?
Nick Fury. Director de SHIELD.
Le vine a hablar de la iniciativa "avengers", señor Stark»

Al final, el logo de Paramount, seguido de la compañía de Marvel Studios hicieron acto de presencia en la pantalla, sin embargo, a Tom le explotó la cabeza al no saber qué significaba aquello.

—¿Cómo? Me van a dejar así. ¿Quiero saber más? ¿Qué es la iniciativa avengers? Necesito saberlo. —exclamó Tom con desesperación, llevó las manos a su cabello y se recargó en el sillón.

Ann soltó una risa debido a que la escena le pareció graciosa.

—Pues yo tampoco sé que significa. Creo que tenemos que esperar para que salga otra película de Iron Man. —contestó ella, totalmente desubicada del tema.

—No me gusta, tener que esperar para saber qué ocurre, es desesperante.

—Me alegra saber que te haya gustado la película.

—Tienes buenos gustos. Por cierto, ¿cómo conociste a Robert Downy jr? —preguntó Tom llevando la vista hacia Ann, al mismo tiempo que las luces amarillentas se encendieron.

—Ah... él trabajó en una película con mi madre. Me parece que en ese entonces, Robert tenía tu edad y mi madre la edad de Brad, yo tenía nueve años. La película se llama incandescente. Es de romance/comedia; y recuerdo que mi madre me llevó al set un par de ocasiones, y Rob se comportó maravillosamente conmigo porque me compró una canasta de fresas cubiertas con chocolate, además cuando mi madre estaba grabando una escena, él se quedaba jugando conmigo para entretenerme. Es un amor de persona.

—Estoy seguro de que sí lo es. ¿Has hablado con él últimamente? —Tom sonrió atontadamente, mientras escuchaba el relato de Ann.

—No, tiene muchísimo tiempo que no lo veo. Yo espero que todavía se acuerde de mí. —Ann hizo una cara de desilusión y nostalgia—. Pero puedo verlo a través de sus películas. —instantáneamente, formó una sonrisa alegre.

—Una persona como tú es muy difícil de olvidar.

—¿De veras lo crees?

—Lo creo.

Tom se acercó lentamente hacia Ann, sin desviar la vista de sus labios rojizos, estaba dispuesto a besarla, pero fueron interrumpidos por uno de los empleados del hotel, quien sostenía una escoba y un recogedor para limpiar la sala. La actriz lanzó una maldición dentro de su cabeza y cerró los ojos en señal de fastidio.

—Oh, creí que ya no había nadie, perdón. ¿Piensan ver otra película? —se disculpó el joven empleado, sintiéndose sumamente apenado.

—Tranquilo, está bien... ¿Quieres ver otra película, Ann? —preguntó Tom en un susurro.

—Pensé que tal vez... podíamos ir a la piscina. —respondió Ann, levantando la vista para observar a Tom.

—Lo había olvidado, de hecho, olvidé que estábamos un Malibu. —confesó Tom, sonriendo.

El par de actores salieron de la sala de cine y se dirigieron a la piscina, simultáneamente conversaron acerca del futuro prometedor de las películas relacionadas con el tema de los superhéroes. Sin duda, tenían la certeza de que ese género aún no había sido explotado con anterioridad de la manera como la compañía de Marvel planeaba, pues, para ellos era ajeno el hecho de que los productores y asociados ya estaban desarrollando los planes para desarrollar un universo de historias unidas entre sí con la intención de generar ganancias multimillonarias.

En cuanto llegaron a la piscina, Ann se quitó el lindo vestido que llevaba puesto, pues debajo de este se ocultaba su traje de baño completo. La actriz se sentía incómoda al mostrar su cuerpo, ya que constantemente los pensamientos negativos la atacaban. A pesar de estar casi esquelética, sentía que estaba pasada de peso cuando se miraba frente a un espejo. Por esa razón desdeñaba que los fotógrafos le tomaran fotos porque siempre apuntaban a su peor ángulo.

Por su parte, Tom se quitó la playera básica y dejó relucir su pecho pálido como un muerto. Se sentó en la orilla de la alberca y metió sus pies dentro del agua.

—¡Vamos, Ann! El agua está perfecta. —exclamó Tom con entusiasmo, al mismo tiempo que movió sus pies.

—No estoy segura. —Ann se sentó a lado de Tom. Metió su dedo índice del pie en el agua y lo retiró rápidamente—. ¡Uy! Parece que está helada.

—Nada de eso. —Tom se metió al agua por completo, la cual le llevaba por arriba del abdomen, después estiró los brazos en dirección hacia Ann para animarla a meterse—. ¡Anda, toma mis manos!

Ann tomó las manos de Tom y se dejó deslizar sobre el agua, sus pies tocaron la superficie del suelo. La temperatura no estaba completamente fría, pero no era lo suficientemente caliente, más bien era la adecuada para no enfermar de pulmonía.

—¡Me encanta! —exclamó ella con una sonrisa similar a la que hubiera puesto si hubiera ganado el Oscar.

—¿Quieres nadar un poco?

Ann asintió con la cabeza y se hundió completamente para mojar su cabello, posteriormente salió a la superficie y tomó el aire necesario para recuperarse al mismo tiempo que pasó las manos a través de su melena rubia.

Tom comenzó a nadar de un extremo a otro de la piscina, mientras que los huéspedes se quedaban observando, sentados desde sus camastros y otros más jugaban a pasar la pelota como si fuera un partido de voleibol. Por lo tanto, Ann disfrutó de chapotear tranquilamente, sin desviar la atención del actor. Pensando que Tom emitía una luz brillante capaz de desenfocar la visión de cualquiera.

Sin embargo, a las afueras del hotel, una tormenta cargada de una lluvia que tenía intenciones de no cesar dentro de las próximas horas, era la protagonista. Provocando que la marea alta atacara la playa de Malibu, impidiendo a los turistas pasearse alrededor de esta. El cielo se oscureció dando una apariencia nocturna a pesar de que el reloj marcaba las cinco de la tarde. Esto poseía un significado. Las tormentas, por naturaleza, provocaban daños una vez que se alejaban de tierra. Solía ocurrir que ocultaban grandes terrenos por la cantidad de agua que se producía. En ocasiones llegaban a derribar casas y muchas veces acababan con la vida de las personas. Eso mismo sucedía con el amor. Así que no era una coincidencia, que precisamente ese día, Tom y Ann hayan confesado sus sentimientos.

Solamente debían de identificar sus papeles. ¿Quién era la tormenta y la lluvia? ¿Quién era la playa y el terreno que resultaría gravemente afectado? Un dato curioso es que esto no se podía controlar, pero si se podían tomar precauciones y, en ocasiones, existía la posibilidad de evacuar.

Casi una hora y media después, salieron de la alberca y se dirigieron a las habitaciones para darse una ducha y cambiarse de ropa. Posteriormente, se reencontraron en el comedor para disfrutar de una cena.

Tom y Ann se quedaron de pie frente a la entrada del comedor principal, el cual estaba sumamente lleno por turistas de diversas partes de la ciudad y de otros países. Un camarero se acercó a ellos y los guio a su mesa, sin embargo Ann pidió una alejada de la multitud con la esperanza de que nadie pudiera molestarlos.

Cuando estaban disfrutando de su postre, helado para Tom y fresas para Ann, los músicos comenzaron a tocar una canción para animar el ambiente e invitar a los huéspedes a la pista de baile.

—¿Te gustaría bailar esta pieza conmigo? —preguntó Tom, extendiendo su mano en dirección hacia Ann.

—Oh, no, no, no, gracias. No soy buena bailando, no me gusta bailar. Soy como un chango tratando de bailar con tacones de aguja. —Ann se negó, rotundamente, sin desviar la vista de la pista que comenzaba a ser ocupada por las personas.

Ann podía declamar monólogos frente a un público de cincuenta personas, pero no tenía la osadía de ponerse de pie frente a una pista de baile, ya que consideraba que era una habilidad que no se le daba. Así que prefería evitarlo a cualquier precio.

—Por favor. —pidió Tom, escuchando cómo la música comenzaba a producir un eco en su cuerpo.

—Ve tú. Yo me quedo aquí.

Tom observó la multitud de personas que bailaban animadamente a ritmo de Mambo No. 5. de Lou Bega. Él adoraba bailar, era un buen bailarín, pues tomó varias lecciones con la esperanza de que las chicas se acercaran a él, además de que era una de sus características peculiares como ser humano, sin olvidar que realmente poseía un talento asombro para mover los músculos de su cuerpo.

—Ve, Tom. Yo te veré desde aquí. —alentó Ann acariciando la mano de Tom con delicadeza.

Tom no lo pensó más y se levantó de la silla con la esperanza de sorprender a la actriz.

—Regreso en un momento.

Tom se unió a la pista de baile y comenzó a moverse de la manera como él solía hacer, pero escuchando los instrumentos detrás de la canción. Sus hombros se balanceaban de atrás hacia adelante y sus pies se resbalaban al ritmo del twist. Unos segundos más tarde, las personas formaron un círculo a su alrededor y comenzaron a aplaudir siguiendo el compás, dejando a Tom ser parte del centro de atención, pero esto no lo limitó a detenerse, sino todo lo contrario, ayudó a que sus movimientos fueran similares a una coreografía previamente ensayada, sin embargo, una chica se pegó con él para acompañarlo y los dos bailaron en pareja.

Ann disfrutaba de la escena entre risas de asombro porque desconocía aquel talento oculto por parte del actor, al mismo tiempo que bebió su primera copa de vino de la noche. Sintiéndose, en mucho tiempo, auténticamente feliz.

Obviamente, Tom ya no se detuvo después de esa primera canción, siguió bailando durante un buen rato. Canción tras canción. Los músicos disfrutaban del entusiasmo del actor, bailarín. Convirtiéndose en el huésped favorito de la noche. Incluso, si hubiera un concurso de baile, él hubiera quedado en primer lugar. Sin olvidar que Tom estaba contento de sacudir el cuerpo, pues era lo que necesitaba para distraerse del trabajo y despejar su mente.

واصل القراءة

ستعجبك أيضاً

561 309 8
-La Guerra entre clanes dio comienzo mucho antes de cuando nuestro abuelo era un niño, y ahora nosotros la seguimos. -¿Como es que seguimos vivos? Si...
116K 6.8K 132
Es una teoría, pero son las Razones por las que creo que Charlie está enamorado de MC
355K 29.5K 33
La aventura no ha terminado. Tras pasar una gran tragedia, los hermanos Hargreeves deciden viajar en el tiempo para salvar sus vidas del apocalypsis...
529K 84.5K 35
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...