The Monster

By LegowolfbpOficial

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"Monstruo". Lalisa Manobal se ha acostumbrado a que la llamen así... para bien o para mal sabe que es diferen... More

Algo parecido a una sonrisa
Lisa
Destello dorado
Lo prometo
Patitos amarillos
Linda
Inesperado
Llévame a casa
Charlie Brown
El efecto Manobal
Cita a ciegas
Monstruo
Magic
Confianza y amor
Una estrella
Alguien que cuide de ti
¿Podemos hablar de sexo?
Kiss me like you want to be loved
¿Cómo te arreglo?
Apártate de Nosotros
¿Dónde estás?
"You're so Fuckin' Special"
Familia
Perdón
Un Manobal Park
FIX YOU
Look at the stars
NOTA DEL AUTOR

Beso

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By LegowolfbpOficial


Jennie miró su teléfono, era la quinta vez que llamaba a Lisa a lo largo de la tarde. No sabía dónde se había metido, porque por supuesto, su primera reacción había sido pensar que estaría en el estudio, como de costumbre. Pero Bambam le había dicho que se había marchado casi a la hora de la comida.

Jennie entonces trató de rememorar si tenía cita con Jungkook, él le enviaba el calendario en copia a ella siempre y no... la cita era para la semana siguiente. Entonces... ¿dónde diablos se había metido?. 

Suspiró pesadamente y se sentó en el sofá bebiendo de su vaso de té. Esa chica acabaría volviéndola loca porque por más intentos que hacía no podía parar de preocuparse por ella y claro... no sólo lo hacía porque fueran amigas. También estaba este componente de interés amoroso que sentía, sin poder controlarlo, hacia su mejor amiga.

Jennie lo supo el primer día que la vio. Lisa lucía hermosa mientras observaba la colección de discos de vinilo de su padre. Ella solo había sido empujada por su padre para hablarle a aquella chica. "Trátala bien, Lisa es especial" le había dicho y ella entonces lo había podido comprobar cuando se acercó. Lisa no había dicho una sola palabra y Jennie trató por todos los medios de entablar una conversación y no fue hasta que mencionó la palabra música en su discurso, que ella se giró. Y vaya... detrás de esas gafas, aquellos hermosos ojos grises habían atrapado su corazón.

Y en cuanto supo lo que Lisa tenía, se hizo esa promesa. Jamás dejaría que nada ni nadie la lastime. Así que la defendió en el colegio, la defendió en la calle, la defendió cuando fue a la Universidad. Y aunque estudiaban en campus distintos, Jennie volvía siempre para asegurarse de que ella estuviera bien. 

Pero cuando sus tíos, RM e Irene fallecieron en ese accidente junto a su padre todo fue difícil. Jennie no solo tenía que lidiar con su propio dolor, aunque ya sabía lo que se sentía porque su madre había muerto cuando ella era aún una pequeña niña de seis años. Pero para Lisa... oh... había sido un punto de inflexión. 

Dios sabe que buscó y rebuscó toda la ayuda necesaria para hacer que su amiga volviera a ser como antes. Y por suerte, dio con Jungkook, que además de en terapeuta de Lisa, se convirtió en un buen amigo de ambas, y un apoyo para Jennie.

- Necesito un amigo - escribió en su teléfono y treinta segundos más tarde la llamada de Jungkook aparecía en la pantalla de su teléfono.

- Aquí Jungkook, terapeuta de lunes a viernes en horario limitado y mejor amigo a tiempo completo. - dijo haciendo reír a la morena. - Dime, ¿para qué soy bueno?

Jennie simplemente se tumbó en su sofá - Lisa ha vuelto a desaparecer, la he llamado ya cinco veces y...

- Ya hemos hablado de esto. Tienes que dejar que Lisa haga una vida de adulta, porque lo es. Y debe tomar sus propias decisiones y tu labor es...

- Acompañar su proceso. - repitió sin gana.

- Eso es - sonrió contento. 

- Lo sé... pero después de la paliza que le pegaron el otro día cada vez me siento más insegura respecto a su propia seguridad. No puedo simplemente dejar que... - él suspiró. - Y luego está aquella cantante la chica "linda" que no para de aparecer en su vocabulario y está volviéndome loca.

- Jennie...

- Llevo años enamorada de Lisa, años a su lado, y todo lo que he obtenido de ella son palmaditas en la espalda, un "te quiero" que solo dice cuando sabe que estoy enfadada, un "eres linda" cuando le pido opinión sobre mi vestuario y un "yo cuido de ti, eres mi amiga" la mayoría de las veces. - gruñó frustrada.

- Jennie... 

- ¿Qué demonios voy a hacer? He probado a salir con gente y nada ha funcionado... y Lisa jamás dejará de verme como su mejor amiga.

- Es que tú tampoco es que hayas hablado con ella sobre tus sentimientos. Jennie... Lisa es una adulta, es una chica que también tiene sentimientos, tiene deseos sexuales, y tiene interés amoroso... pero es autista, está aprendiendo a externalizar estas cosas.

- ¿Crees que si le digo lo que siento ella... ella podría tomarme como algo más?. - Jungkook sonrió.

- Yo solo sé que para Lisa eres alguien especial. Puede que no se haya dado cuenta de lo que siente por ti, o puede que se fije en otra persona. En cualquiera de los casos, debes aceptar lo que ella pueda darte, Nini. Pero tienes que hablarlo con ella.

Jennie bufó pero asintió sabiendo que su amigo tenía razón. Tarde o temprano ella tenía que confesarse con su amiga, porque no podía seguir guardándose sus sentimientos para ella. Porque... ¿y si Lisa sentía lo mismo? pero también estaba el ¿y si no? que la torturaba... no quería que eso acabara con su amistad, porque la quería mucho, pero no estaba segura de cómo su corazón iba a reaccionar.

El fuerte aporreo de la puerta hizo sonreír a ambos amigos que rápidamente se despidieron. Jennie guardó su teléfono en el bolsillo trasero de sus vaqueros y abrió la puerta con una sonrisa encontrándose a una Lisa al borde del colapso.

Sin preguntar entró en su departamento, paseándose de un lado a otro chasqueando los dedos sin parar. Se detenía para balancearse un poco, como si estuviera pensando en algo y después otra vez deambulaba con esos chasquidos incesantes.

Jennie corrió rápidamente hacia ella y tomó su rostro entre sus manos. - Lisa... - trató mientras la castaña se balanceaba sin mirarla directamente a los ojos. Esto no era bueno. - Lisa... por favor... todo está bien, estás a salvo, estás conmigo - le murmuró dejando leves caricias en su rostro.

Murmuró palabras de afecto a la vez que dejaba pequeñas y suaves caricias en su rostro, hasta que consiguió calmarla un poco, y esos ojos grises conectaron con los suyos. - Eso es... aquí estoy, ¿me ves? - Lisa asintió entonces. Maldita sea... era tan adorable y Jennie se moría de ganas por confesarse, por atrapar esos hermosos labios con los suyos y poder probar por fin si sabían como se lo había imaginado.

- Nini... - susurró y Jennie quiso morirse en ese momento pero se frenó y simplemente se mordió el labio inferir. Pudo notar cómo Lisa ladeaba la cabeza, ella estaba analizando sus gestos, buscando catalogarla en su diccionario de emociones.

- ¿Qué ha pasado? - preguntó tratando de desviar su atención.

- ¿Puedo... pedirte algo? - preguntó. Jennie asintió totalmente confundida. - ¿Puedes... puedes darme un beso? Aquí - señaló su mejilla. Jennie se congeló... ¿qué demonios estaba pasando? ¿por qué estaba pidiéndole algo así? Lisa nunca había dejado que ella la besara ahí, solo le permitía besos en la cabeza y de vez en cuando le permitía dejar caricias sobre su mejilla, su mano o su cabello. ¿Podría ser que Lisa se estuviera dando cuenta de que sentía algo por ella?. 

El solo pensamiento de que algo así pudiera estar pasando, aceleró el corazón de Jennie que sin dudarlo asintió, acercando sus labios a la mejilla de Lisa, exactamente en el punto donde ella había señalado, asegurándose de que sus labios rozaran lo suficiente su piel, asegurándose de quedarse con esa sensación y asegurándose de transmitir algo más que un simple beso. No supo  por qué... pero cerró los ojos mientras dejaba ese pequeño contacto en su mejilla, de alguna manera era lo más cercano a besar a Lisa y se sentía cálido y tan bien...

Se separó de ella observando a Lisa parpadear varias veces, claro indicativo de que estaba valorando la situación y por dentro Jennie quería gritar de emoción. No preguntó, se limitó a esperar y pudo ver cómo poco a poco esa media sonrisa se dibujó en el rostro de la castaña, lo que envió olas de felicidad que se extendieron por el pecho de Jennie.

- Gracias... Nini - le dijo separándose lentamente de ella.

Jennie no quiso preguntar ni indagar. No quería cuestionar a Lisa, aunque se sentía terriblemente intrigada por saber qué era lo que había sentido. Pero se limitó a observarla, mientras Lisa caminaba quitándose el abrigo, las botas, la bufanda y el beanie hasta sentarse en el sofá.

- Hoy es viernes, Nini ¿recuerdas?. Es hora de una película - Jennie sonrió ampliamente y sin decir nada simplemente caminó hasta la cocina, preparando palomitas, sintiendo su corazón explotar. 

Lisa por el contrario, se sentó en posición de indio en el sofá, con la mirada fija en la cristalera que dejaba ver esas hermosas vistas del atardecer nevado de Seúl. Observó cómo Jennie hacía su camino hasta ella, sentándose en el sofá, esta vez acurrucándose un poco más cerca de ella. Lisa sintió la cabeza de Jennie descansando sobre su hombro, como de costumbre, mientras observaba la televisión.

Pero Lisa se sentía algo extraña, podía decir que hasta un poco mal, porque mientras Jennie disfrutaba y reía con la película, ella no estaba prestando atención alguna. ¿Por qué?. Bueno... ella había corrido desesperadamente a casa de Jennie luego de dar vueltas alrededor del parque chasqueando los dedos como hacía mucho tiempo no lo hacía. Y todo era porque Rosé la había besado, y eso había provocado en Lisa una crisis porque... bueno... ella no era muy fan del contacto. La única persona a la que le permitía aquello era a Jennie, porque era su amiga, y porque sabía que era una demostración de afecto, por lo que le había dicho Jungkook. Al igual que podía tener demostraciones de afecto con sus padres.

Que Louis le hubiera dado un abrazo y ella lo hubiera permitido era diferente. Louis era como ella, aunque ni Rosé ni él mismo se lo hubieran dicho. Lo sabía, podía ver las mismas reacciones de ella en él. Así que entendía que Louis también necesitaba aprender y ella, si alguna vez lo volvía a ver, se lo permitiría.

Pero Rosé... lo de Rosé había sido diferente. Ella no lo esperaba, no había previsto que ella pudiera hacer eso, pero cuando lo hizo... oh... sintió a su corazón latir descontroladamente, en ritmos que ni ella misma era capaz de descifrar y eso que Lisa sabía mucho de eso. Y había sentido su cuerpo calentarse y algo extraño, como si fuera una chispa eléctrica recorrerla desde la punta de los pies, hasta la punta de sus cabellos, y eso no tenía ninguna lógica. 

Había dado vueltas en el parque tratando de descifrar qué era lo que estaba pasándole, porque no solamente había sentido el beso de Rosé sobre su mejilla. Sus sentidos se habían fijado en cada detalle... Había sentido sus labios, húmedos, templados pese al frío, suaves... acariciando su mejilla y ésta parecía quemar... y había sido fugaz... pero los ojos de Lisa se habían cerrado y había sentido como si el aire frío hubiera entrado fresco y a la vez cálido mientras aspiraba ese olor. Porque había estado tan cerca de Rosé que había olido su perfume, ella olía a rosas y eso había vuelto loco a su corazón y a sus sentidos. Y sus manos habían sudado y había apretado los puños con fuerza mientras la sensación la invadía.

Así que se preguntó una y otra vez si eso se sentía cuando alguien dejaba un beso en tu mejilla. Y pensó en Jennie... sería a la única persona a la que se lo permitiría. Entonces había corrido y aporreado su puerta hasta que ella abrió. Y le había pedido a su mejor amiga que dejara un beso sobre su otra mejilla, porque necesitaba comparar esa sensación.

Y Jennie la había besado, y sus labios se sentían suaves, húmedos y calentitos. Y había sentido dentro de ella una sensación de calidez, pero su mejilla no quemaba. Y había cerrado los ojos, aspirando su aroma, ese perfume que conocía muy bien, Chanel nº 5, y aquello la había hecho recordar su infancia, y la había llevado a los recuerdos más bonitos con Jennie. Y se había sentido lindo, muy lindo.

Pero había dos cosas que llamaban su atención... Sentía a su corazón latir en 4/4 cuando Jennie la besó... pero había algo más, algo que la dejó totalmente fuera de juego. Había deseado un beso más, uno más de Rosé, y sobre todo... había deseado besar ella a Rosé de la misma manera.

- ¡Lisa! - la castaña se giró mirando a su mejor amiga que batía su mano frente a ella con una sonrisa. - ¿En qué pensabas? 

- Oh... en besos - se encogió de hombros. Lisa no lo sabía, pero había provocado en Jennie que su corazón se acelerara aún más.

- ¿Y? - preguntó casi tartamudeando. - ¿Te... te gustó mi beso? - preguntó tímida.

- Me gustó, ha sido lindo, Nini - esbozó una media sonrisa.

Jennie sintió que quizá era momento de confesarse pero gruñó y sintió a la bestia Kim que tenía en su interior cuando su teléfono sonó, haciendo a Lisa perder el contacto visual con ella.

- Te llaman, Nini - había dicho y ella había sonreído pero por dentro había querido matar a aquel desgraciado.

- ¿Sí? - dijo tomando la llamada. - Soy yo. - escuchó atentamente. - De acuerdo, cuente con nuestra presencia - y sin más colgó.

- ¿Qué pasó? - preguntó Lisa mientras rebañaba la sal que quedaba en el recipiente de palomitas.

- Deja eso, no es bueno comer tanta sal - Lisa paró de inmediato haciendo sonreír a su amiga - Nos han invitado a la fiesta del arte.

Lisa parpadeó varias veces y sacudió la cabeza en negativa. 

- Lisa...

- No, no, no, no, no - dijo poniéndose en pie caminando alrededor de la cocina.

Lisa odiaba las fiestas, por dos motivos principalmente: el primero, la gente la miraba y trataba de entablar una conversación con ella que ella no quería tener, y el segundo, Jennie insistía siempre en que vistiera esas cosas que llamaba ropa elegante, y que Lisa odiaba.

- Lisa, por favor. Tenemos que ir.

- Tú tienes que ir, eres... eres.. eres la... la... - tartamudeó en nerviosismo. 

- Sí, soy la directora ejecutiva, pero tú eres la jefa y tú eres quien debe estar allí. - Lisa sacudió la cabeza efusivamente.

- No, no, no, no, no - repitió esta vez chasqueando los dedos. - No me gusta.

- Lisa, habrá música - Lisa levantó la cabeza. - Y habrá muchos cantantes, y... y tienes que ayudarme porque tú eres quien sabe quién tiene el talento adecuado. 

- Pero... pero...

- Por favor - se acercó esta vez rodeando a Lisa con sus brazos - Por favor, hazlo por mí.

Esas eran las palabras mágicas. Lisa no podía resistirse a ellas, porque Jennie había hecho muchas cosas por Lisa y ella jamás le diría que no a su mejor amiga.

- De... de acuerdo, Nini - palmeó su espalda mientras Jennie se apretujaba a ella.

- ¡Bien! eso significa que iremos de compras - sonrió divertida y Lisa simplemente soltó aire dejándose arrastrar por ella hasta la salida tomando por el camino sus abrigos.

Lisa sabía que además de dirigir a la gente, lo que más le gustaba a Jennie en el mundo era comprar. Daba igual el qué, pero casi siempre estaba comprando cosas. Oh... y comprar ropa era de todas las cosas, su favorita. Así que simplemente caminó con las manos en los bolsillos mientras Jennie se había aferrado a su brazo izquierdo y tiraba levemente de ella hacia algunas tiendas.

Por supuesto, después de haber recorrido todas las tiendas de la milla de oro de Seúl, Jennie acabó en Chanel, donde probó exactamente veinte vestidos, cada uno más caro que el otro.

- ¿Y este qué te parece?

- Estás muy linda, Nini - le dijo por veinteava vez. 

- Has dicho eso de los doscientos vestidos que me he probado.

- Han sido veinte Nini. Y... es que estás muy linda con todos - se encogió de hombros observando el puchero de su mejor amiga.

- Lisa... ¿recuerdas la película que vimos la semana pasada? - Lisa asintió. - El chico esperaba por ella y ella apareció con un hermoso vestido y él se quedó totalmente embobado ¿recuerdas? - Lisa asintió. - Si tú... si tú fueras ese chico y yo la chica, ¿con cuál de estos vestidos te gustaría verme?.

Lisa entonces repasó en su mente cada uno de los vestidos que Jennie se había puesto y negó con la cabeza. - ¿Puedo... puedo elegir? - dijo y Jennie asintió totalmente entusiasmada al ver que Lisa se puso en pie y deambuló por la tienda hasta que volvió con un hermoso vestido negro de palabra de honor largo, con una caída natural. Lisa se lo extendió y Jennie no dudó en probárselo y sonrió cuando Lisa parpadeó varias veces cuando la vio salir.

- ¿Qué te parece?

- Estás muy muy linda Nini - se acercó a ella y esbozó una media sonrisa en su rostro. Jennie entonces sonrió aún más ampliamente, sintiendo su corazón enloquecer. 

Lisa estaba segura de que ese vestido le sentaría bien. Le recordaba a aquel vestido que Jennie se había puesto en su graduación, ella se veía muy muy linda. Aunque también recordó que su mejor amiga no había podido disfrutar de aquella fiesta, pues su novio y los gamberros del colegio no dejaron a Lisa entrar, así que ella se había quedado fuera con Lisa y habían pasado su fiesta de graduación en una cafetería tomando chocolate con churros. Lisa recordaba haberse divertido mucho ese día, pero internamente se sentía triste porque Jennie había planeado aquella fiesta durante años.

- Estarás realmente linda, Nini - dijo cuando Jennie volvió del vestuario y de haber pagado. Jennie no lo esperaba, pero el hecho de que Lisa hubiera hecho hincapié en adularla era dinamita ahora mismo en su maldito cerebro.

- Bien... yo... - tartamudeó - Es hora de buscar algo para ti. -Lisa asintió estirando el brazo que Jennie tomó aferrándose a él mientras salían de la tienda. 

Nuevamente recorrieron infinidad de tiendas y Jennie quería arrancarse los pelos porque no conseguía convencer a Lisa de absolutamente nada de lo que le mostraba, nada... hasta que ella misma se detuvo frente al escaparate de CELINE.

- ¿Te gusta eso? - le dijo y Lisa asintió efusivamente, sacando una sonrisa en su mejor amiga que entró pidiendo el vestuario que portaba el maniquí.

Jennie abrió la boca en sorpresa cuando la hermosa Lisa apareció con un traje de mujer, perfectamente ajustado a su esbelto y fino cuerpo. Lisa llevaba algunos botones de la camisa desabrochados, dándole un aspecto fuerte y sexy, su cabello caía en hondas sobre sus hombros y sus pies iban acompañados de unos mocasines negros con hebilla dorada. Simplemente perfecta.

- Vaya... estás... estás hermosa, Lisa - la castaña levanto la mirada acomodando sus gafas y esbozó una leve sonrisa.

- Esta... esta vez... yo seré tu acompañante en el baile de... de graduación. Te... te prometo que lo... lo pasaremos bien - dijo. 

Jennie entonces lo recordó, recordó cómo aquel idiota con el que ella salía no permitió a Lisa entrar en la fiesta, solo por ser Lisa y porque por supuesto, había ido en vaqueros y sudadera, como normalmente hacía. Una sonrisa se formó en su rostro... Lisa lo recordaba, recordaba el modelo que había llevado aquel día y Dios... esa era la mejor noticia que podía haber tenido en todo el día, esa y su beso.

Y justamente, al otro lado de la ciudad sentada en la terraza de la casa de su amiga, pensando también en un beso estaba Rosé. 

La rubia había visto a Lisa marcharse corriendo después de que aquel contacto se produjera. Y Rosé no lo había entendido... no es que no hubiera entendido la marcha de Lisa a toda prisa, si no lo que hizo su corazón cuando dejó ese casto beso en su mejilla. Ese latido que no llegó, que detuvo un segundo su vida, un segundo mientras sus labios abandonaban la suave mejilla de la castaña y sus ojos se posaban en aquellos grises que la miraban profundamente, atravesándola.

¿Qué demonios había sido eso?. Vale.. Rosé había experimentado en la Universidad con alguna mujer, antes de conocer a Sehun, y había sido divertido regalar algunos besos. Pero jamás pasó de eso, jamás pasó de ser un juego con unas cuantas copas demás. Y ahora... ahora había sentido cómo sus labios se calentaban con el roce de la piel de la castaña y cómo su cuerpo había temblado, sintiendo un ligero cosquilleo en forma de chispa que había ascendido desde la boca de su estómago hasta su pecho. Y solo en ese momento su corazón había vuelto a latir, pero ya no igual, lo había hecho descontroladamente... tanto o más que cuando Sehun se declaró. Y todo eso con un simple beso en la mejilla.

Sacudió la cabeza... eso era una tontería. Quizá solo estaba nerviosa, nerviosa porque aquella chica había huido de ella en cuanto eso se produjo y Rosé simplemente no sabía cómo tomarlo. Porque no es que estuviera preocupada por si no le había gustado, ¿no?, ella estaba preocupada por si la había hecho sentirse incómoda. A fin de cuentas, esa chica era bastante tímida. ¿Verdad? Solo era eso...

- Y otra vez, que me dejas hablando sola. - Hyeri la miró totalmente frustrada.

- Perdona... ¿qué?.

- Déjalo, solo decía que estuve buscando entre mis vestidos, alguno acorde para la fiesta. Y creo que necesito ir de compras.

- Hyeri... tienes millones de vestidos. ¿Es necesario gastar en uno más? - la morena asintió efusivamente. - Yo no puedo permitirme eso, tengo muchas cosas que pagar...

- Tranquila, te dejaré uno de los míos, ven - tomó su mano levantándola y atrayéndola hacia el interior de al casa donde Louis jugaba con el patito mientras tenía los cascos de su walkman puestos. Rosé no desaprovechó la oportunidad para besar la cabeza a su hijo que esbozó una media sonrisa sin quitar los ojos del patito. 

- A ver... ¿qué tenemos por aquí? - Hyeri deslizó los dedos por cada uno de los porta trajes que tenía hasta que se detuvo en uno. - Uf... yo creo que este es el indicado para ti. - dijo abriendo la cremallera y sacando el vestido para entregárselo a Rosé.

- Es muy bonito - sonrió.

- ¿Y qué esperas para probártelo maldita sea? - Rosé rio ante el comentario de su amiga y empezó a desnudarse mientras Hyeri tomaba unos zapatos de tacón y los colocaba justo delante de la rubia. - Oh wow... - Rosé se acomodó el pelo y alisó el vestido que su amiga le había dado.

- ¿Estoy bien?

- Más que bien, Rosie, estás ardiente. Ponte esto - señaló los tacones que la rubia tomó y calzó enseguida. - Mira nada más, quién diría que tu cuerpo seguiría siendo el de una maldita universitaria después de haber dado a luz a un bebé.

Rosé se ruborizó, cierto era que había sido mamá muy joven, cuando acababa de empezar la carrera. Pero a sus 24 años, podía presumir de mantenerse en forma, y no era precisamente porque fuera una deportista nata, si no porque Louis la mantenía activa la mayor parte del día. Aunque puede que las carreras nocturnas, le hubieran venido bien. Era el único momento en el que sentía que podía desconectar un poco de todo a su alrededor.

- Gracias, supongo - respondió observándose en el espejo.

El vestido era hermoso, era sencillo, con una caída natural y largo. Se ajustaba perfectamente al cuerpo de la rubia y dejaba al descubierto sus hombros y de forma sugerente dejaba un escote leve sobre sus pechos. Lucía totalmente elegante y a la vez tremendamente sexy.

- Sin duda, mañana vas a conseguir muchos contratos - rio su amiga. Rosé se sintió nerviosa. Ella normalmente no era buena vendiéndose, de eso siempre se encargó Hyeri, pero ahora... debía entablar conversaciones con futuros jefes, de eso dependía su futuro y el de su hijo.

- Oye... estaré allí, ¿de acuerdo? - la rubia asintió volviendo a observarse en el espejo mientras su amiga dejaba un pequeño beso en su mejilla antes de dirigirse hacia el salón.

Aquel pequeño contacto trajo a su mente a cierta castaña de ojos grises y Rosé quiso gruñir una vez más. "¿Por qué estás en mi cabeza?" se preguntó mientras se descalzaba. Volvió a levantar la mirada, fijándose en su cuerpo, tomando su cabello simulando algún peinado "¿suelto? ¿recogido? ¿cómo me veré mejor?" y de pronto... "Eres linda" una leve sonrisa apareció en su rostro recordando las palabras de aquella chica.

Sacudió la cabeza... qué estupidez... ¿en qué estaba pensando?... ella solo se sentía agradecida por lo de Louis y ¿qué probabilidades tenía de volver a ver a esa chica? Seguramente jamás se volverían a ver... tenía que dejar de recordarla, todo esto era una estupidez... Cerró los ojos mientras se quitaba el vestido, sintiendo la suave tela recorrer su piel... el tacto era suave... tan suave como la mejilla de Lisa... y de nuevo... ese beso.

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