No importaba cuántas veces se cambiara la camisa, seguía sudando como si estuviese en medio del desierto, había pasado tres días aguantándolo ya y se estaba volviendo loco, simplemente no podía más con esa maldita temporada.
Cada puta primavera era lo mismo, la temporada de apareamiento Country donde todos se ponían como unos jodidos conejos, pero él lo había estado evitando desde que llegó a la madurez algunos años atrás pero ahora sus entrañas ardían y todo su cuerpo parecía gritar que buscase una pareja al menos esa vez o colapsaría por el calor.
—No, debo resistir esta mierda, yo soy una potencia mundial y.. y... –Quedó divagando al sentir la presencia del eslavo a relativa distancia de algunos kilometros a la redonda, haciendo que la sensación de ansiedad aumentara— ....Sowjet..
Jadeó apoyándose en su escritorio en aquel campamento en la frontera Bielorrusa, ahora tenía una erección extremadamente dura y la gran necesidad de ir a buscarlo para algo obvio, pero realmente no quería dejarse controlar por sus instintos así que trató de distraerse con algo más pero igualmente acabó por tomar desesperado su gabardina y caminar con prisa hasta uno de sus Panzer Leopard que tomó bajo las miradas confundidas de sus subordinados que en silencio lo vieron irse conducieméndolo con algo prisa.
Estaba totalmente estresado y maldiciendo a todo lo existente, pasó un par de horas así hasta casi llegar a donde su instinto le demandaba, dejó el tanque donde fuese menos llamativo y se internó en el bosque con una manta cubriendo su cuerpo por si se topaba con algún comunista no le dispararán inmediatamente al ver su uniforme negro, se sentía como una sopa caliente a la vez en que su olfato se había agudizado como el de un sabueso caminando algunos minutos más hasta lograr oír a alguien afilando algo, se acercó con precaución y finalmente dio con el de ushanka afilando un hacha pero este inmediatamente sintió su presencia.
—Traidor Desgraciado, ¿Has venido ya a que te mate? –Levantó el hacha listo para lanzársela si se le ocurría sacar su arma o hacer una estupidez—.
—Vete a la mier... ahh, carajo.. –Un aumento repentino de su temperatura lo hizo tambalearse casi cayendo de rodillas bajo la atenta mirada del contrario que no tenía idea de qué le pasaba hasta que vio una mancha entre sus piernas cuando la manta que sostenía cayó—.
—..¿Eres.. uno de esos? –URSS olfateó el aire confirmando su sospecha, realmente no se había dado cuenta en el primer momento debido a que él ya había terminado esa etapa horas antes– Con razón te apareces con tanta prisa, sucia rata, ¿Lo que quieres es que te folle para acabar con el celo?
—Pudrete.. Argh, mejor llamaré a Italia. –El de esmeraldas escupió al suelo la saliva extra que estaba produciendo por ansiedad, girándose como pudo para regresar por el mismo camino que había tomado desde el tanque—.
—Y para cuando el inútil llegue ya te habrás cocinado vivo. –Siendo más rápido el mayor llegó hasta tras el de esvástica, abrazándolo con algo de fuerza y tocando por sobre la ropa lo mojado que estaba por la lubricación natural además de su tortuosa erección– Puedo ayudarte a cambio de una condición fácil y simple, si yo te tomo ahora, vas a ser mi pareja de primavera por el resto de tu vida.
—Preferiría masturbarme con un maldito tronco. –Se sacudió tratando de quitarse de encima las manos ajenas pero solo consiguió sentir la entre pierna contraria que comenzaba a endurecerse—.
—Bueno, soy igual de duro que uno –Con sorna el azabache se froto contra el trasero ajeno, retomando sus deseos de aparearse con alguien de su raza– Vamos Nazi, sé que estás muriendo por qué te haga gemir hasta en idiomas que no sabes, por eso has salido de tu zona segura para buscarme.
—N..No, yo... Mgh yo quiero.. –Todo esa estimulación de ambos lados le tenía hecho un lío instintivo la cabeza, comenzaba a desear solo dejarse caer a la hierba salvaje y alzar las caderas como si fuese un animal– Tócame.. solo tócame...
—Mhf. –Estando también ya bajo los efectos del celo contrario tomó a este de la cintura apoyándolo contra un árbol cercano donde comenzó a restregarse con más fuerza—.
—Espera, espera aquí no.. podrían vernos –El germano recobró la razón por un momento dándose cuenta de que estaban en medio de un bosque sin nada que los cubrirse de miradas ajenas– Mi Panzer está cerca, llévame..
—Hasta en celo eres pudoroso y mandón, ya qué, sostente. –Resignado el de hoz y martillo lo tomó en brazos como a un koala para comenzar a caminar con prisa, realmente se iba a cobrar la traición cogiéndoselo hasta que no pudiera caminar en una semana—.
Durante el trayecto de diez minutos se controló lo mejor que pudo hasta ver la bestia metálica con emblema de cruz de hierro, viró los ojos ante la molestia y abrió con una sola mano la compuerta de los pilotos para empujar por esta al escarlata que se arrastró un poco con su manta encima para acomodarla primero sobre el suelo metálico tratando de obtener al menos un poco de comodidad para lo que venía. El euroasiático entró después de dar un vistazo a los alrededores confirmando que estaban solos totalmente, entonces cerró para colocarse sobre su enemigo que apenas terminaba de extender su manta, quedando en una posición dominante para el más alto que colocó sus manos sobre las ajenas en lo que con su rodilla derecha le separaba las piernas dejando camino libre a su trasero todavía cubierto por ropa, pero aún se podía tomar un momento para torturarlo con frotaciones y mordidas en el cuello que parecían en realidad gustarle al otro.
—Ah... Sowjet.. –Los jadeos comenzaron a emerger de los temblorosos labios germanos, se sentía tan acalorado pero a la vez ansioso por todos esos toques que recibía, incluso ladeando el cuello inconscientemente para dejarle más libertad de marcarlo a chupetones y moridas sin mucha fuerza—.
—Hueles muy bien para ser un maldito alemán.. –El de hoz y martillo se tomó un momento para inhalar profundamente el aroma dulzón y picoso que emergía del aludido, este no hacía más excitarlo a pesar de tenerle cólera—.
De igual manera se tomó la libertad de sacarle las botas largas que llevaba para así poder rasgarle el pantalón, quería verlo totalmente desnudo a su merced, gimiendo su nombre a gritos y desmoronándose en placer pidiendo más. Ante todas esas fugaces escenas en su mente sintió su erección hacerse más dura al ya haber sucumbido a los deseos ajenos, por lo que estaba dispuesto a ayudarlo con su extrañamente intenso celo de temporada... Realmente no se había imaginado que tuviese ese tipo de preferencias siendo como era de fastidioso, pero gracias a ello ahora tenía la oportunidad de probarlo entero sin restricción.
—Mi.. mi ropa, estúpido –Se quejó entre jadeos tratando de mantenerse en la misma posición debido a que su condición lo hacía más débil en incluso algo dócil—.
—No la vas a necesitar en buen rato, mejor preocúpate por tu trasero, no te vas a poder sentar en días, maldito traidor desgraciado. –URSS sonrió con malicia y sin esperar mucho se abrió el pantalón para acomodar la punta de su pene en la entrada del más bajo, entrando sin quiera prepararlo o esperar a que se relajara—.
—¡ARGH!, ¡Espera, por favor espera! –Sus ojos esmeralda se llenaron de lágrimas y giró a verlo con desespero notable, tenía una sensación horrible en su interior de que seguramente algo se había llegado a lastimar mucho, por suerte su regeneración ya estaba trabajando en ello pero seguía siendo bastante que soportar– ¡Sowjet es la primera, es.. es mi primera vez, me duele..!
Ante la súplica lacrimosa del europeo, el carmesí sintió un vacío confuso en el pecho y obedeció sin decir palabra, sintiendo amargura en la boca cuando vio algunos hilos de sangre salir además de lo que había manchado su propia piel. Frunció los labios respirando incómodo antes de inclinarse nuevamente sobre el rubio para lamerle las mejillas surcadas por las lágrimas saladas que las recorrían, se tardó algunos minutos disculpándose sin palabras hasta que el otro relajó su expresión volviendo a tener una de calentura. Así que se llevó dos dedos de la mano derecha a la boca y los ensalibó por si mismo para después llevarlos a la ya recuperada entrada ajena y comenzó a acariciarla introduciendo primero el índice con cuidado hasta poder hacer lo mismo con el segundo e imitar el movimiento de penetración lo suficiente para hacer más espacio gracias a la estimulación, entonces tuvo más cuidado con el tercero que causó algo de incomodidad en Reich pero no era nada que lo pudiese lastimar así que respirado hondo se relajó facilitando la última parte de la preparación.
—..Ya está... –Dijo el mayor en un suspiro retirando sus dedos que estaban humedecidos por una mezcla de fluidos y restos de sangre a causa de su imprudencia, no había pasado por su mente el hecho de que su adversario hubiese sido casto—.
Pero exceptuando aquello, la idea de ser el primero en tomarlo le causaba una extraña emoción interna instintiva, después de todo parte del trato era que serían pareja de primavera... Así que tendría que ser algo más suave con su castigo cuando ganase la guerra contra el facista.
Dejando eso de lado volvió a posicionarse entre sus bonitas piernas abiertas, introduciéndose sin prisa y con cuidado hasta que volvió a estar dentro, se sentía tan apretado ahí que se mordió el labio deseando ya moverse en lo que el de esvástica lo miraba de soslayo con los ojos entre cerrados y la respiración agitada, el ángulo le daba una buena vista de cómo estaba siendo montado por el soviético de pecho fuerte con cicatrices de las batallas que se llevaron a cabo en su revolución..
—Puedes moverte... –Le murmuró a la par en que acomodaba su cadera sintiendo cómo también internamente apretaba un poco el gran pedazo de carne dura perteneciente al azabache que no esperó más para marcar un ritmo creciente hasta que sus pieles generaran un ruido sucio y excitante– Mgh, Sowjet...
—Espera, quiero que me mires. –Las grandes manos del ruso giraron al contrario para verse cara a cara, volviendo así a entrar en él y poder ver a detalle la expresión que hacía, morderse en labio de esa manera o la mieada que tenía era incluso mucho más estimulante que ver su redondo trasero cuya carne delicada se movía con cada golpe de caderas– Saca la lengua, para que te veas como la perra ansiosa de verga que eres, vamos Nazi, te lo estoy ordenando.
A regañadientes y cegado por el placer el nombrado obedeció mostrando su lengua a la par de un poco de sus dientes afilados, pero tras darle otra estocada el más alto solo acabó besándolo con demanda y explorándole la boca con la lengua, apegando sus cuerpos y aumentando la rudeza con la que lo hacía de su propiedad para satisfacer el celo de ambos.
Ya había compartido cama con otros durante las temporadas de primavera, pero había algo en ese malcriado que lo volvía loco y más instintivo de lo normal; Tal vez las exquisitas curvas de sus caderas, sus piernas largas y carnosas, sus ojos burlones, la manera en que gemía o la forma tan indescriptible en la que lo estaba mirando mientras follaban.
—Sowjet no pares, te lo ruego no pares, Mgh ¡Más! –La voz temblorosa del de esmeraldas se convirtió en gemidos altos y desvergonzados abrazándose del cuello ajeno, ya estaba tan cerca del clímax que no sentía las piernas pero no podía importarle menos en ese momento—.
—¿Ya viste lo mucho que te encanta la verga rusa que tanto te gusta criticar?, ¿Cómo te golpea tan duro y profundo que te tiembla la voz?, gime más mi nombre nazi de mierda, que escuchen quién te está dando la mejor follada de tu puta vida –Con su diestra le jaló el cabello obligándolo a echar su cabeza hacia atrás, así pudiendo llenarle el cuello de mordidas que durarían días—.
—¡Ahh... So..Sowjet, que rico, que rico me encanta! –Momentos después no pudo resistir más y acabó por correrse entre los torzos de ambos quedando así pegajosos pero eso no detuvo al mayor de seguir con el mismo ritmo—.
Minutos más tarde URSS soltó un jadeo ronco llenando su interior y derramando un poco al salir para acostarse a su lado con la intención de descansar un rato aunque también lo abrazó apoyándose en su cabeza despeinada. Acariciando despacio su espalda hasta que se quedó profundamente dormido por el cansancio acumulado del día, ahora su peculiar aroma había disminuido conciderablemente y se veía mucho más relajado de lo que recordaba.
—Estúpido facista traidor.. –Murmuró con disgusto entre dientes, igual acunándolo entre sus brazos para permitirse descansar un rato también, cubriéndose con el otro extremo de la manta sobre la que estaban en aquél tanque que invadía sus tierras—.