It's an Arrangement

By NocturnaIV

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«Helluva Boss» [Stolitz] [Divergencia de Canon/Matrimonio por Conveniencia] Blitzo tenía todo para traer a su... More

Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21

Capítulo 2

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By NocturnaIV

Blitzø no era un demonio que pudiese controlarse o se detuviese a pensar. Así que cuando algo aparecía en su mente, como una bomba imposible de detener, él no podía parar de pensar en hacer algo al respecto.

¿Sería posible que Stolas aceptase? Absolutamente no.

Pero por otro lado ¿Qué tenía Blitzø que perder? Nada.

Y por ahí, en lo profundo de su mente oculto de los monstruos que habitaban en el mundo, el niño que fue se encontraba absolutamente contento ante la posibilidad de ver a su amigo de la infancia. La única posible cosa intacta de los buenos tiempos.

Blitzø había amado y odiado su vida en el circo. El criarse entre adultos que seguían la misma ruta moral que su padre, implicaba que los niños debían lucirse en la pista y desaparecer cuando no había audiencia. En especial cuando el alcohol se veía involucrado. Y mientras Fizzarolli era la estrella del circo y por ende algunos adultos solían protegerlo de lo peor porque estarían perdiendo su mejor inversión, Blitzø y su hermana no solían correr con la misma suerte. Peor aún cuando su padre gustaba de usarlos como sirvientes y mandaderos.

Así que su tiempo en el palacio Goetia jugando con Stolas se volvió un espacio seguro para Blitzø. Él podía entender lo solitario que podía sentirse Stolas en un lugar tan grande viviendo la negligencia emocional de una familia. Mientras que el circo estaba lleno de personas y nunca había silencio, el tipo de soledad que Blitzø solía sentir era aquella de una multitud. Por ende, no fue de extrañarse que eventualmente Stolas y él fomentaran una amistad llena de aventuras y travesuras, pero al mismo tiempo momentos tan tranquilos donde Stolas leía para él historias de piratas, reinos mágicos y caballos que podían hablar. Oh, esos habían sido buenos tiempos. Casi lo hacían olvidar cuando su padre olvidaba irlo a recoger o el cómo lo forzó por meses a robar cosas del palacio, desde pequeñas decoraciones hasta objetos tan valiosos que eventualmente Blitzø fue atrapado.

Y ahora estaba frente a una casa de dos pisos en una zona residencial que no estaba tan lejos de Loo Loo Land. Blitzø notó que el jardín era un desastre, lo cual era tan fuera de lo que esperaría de Stolas que temió haberse equivocado de lugar. Pero las tres familias a las que había engañado haciéndoles creer que estaba ahí para dejar un paquete para Stolas le habían confirmado que efectivamente esta era la casa del expríncipe. Blitzø volvió a evaluar si esta era la mejor idea, pero una vez más su mente solo respondió con expectativa y desinterés sobre un posible mal final.

Así que tocó la puerta.

Pero nada.

Él timbró.

Nada.

— Oh, por amor a Lucifer... —Blitzø golpeó con más fuerza la puerta. Él podía oír algo desde adentro, un ligero tono musical, así que debía haber alguien adentro.

Y la puerta se abrió.

Blitzø dio un paso hacia atrás al encontrarse con Stolas en la... peor presentación posible. El demonio aviario lucía agotado, sus plumas estaban apuntando a cualquier lado y llevaba un suéter gris largo que lucía destruido, como si alguien hubiese estado tirando de los hilos. Stolas lo miró, o más bien, lo traspasó con la mirada como si no estuviese realmente ahí.

— Ella no quiere comer. No quiere dormir. No entiendo.

Blitzø pudo escuchar que el ruido musical era el ulular de un ave. Muy similar al que Stolas solía hacer de niño cuando intentaba calmarse a sí mismo.

— ¿Stolas? ¿De quién hablas? —Blitzø intentó mirar al interior y notó juguetes por todos lados y pequeña ropa de bebé depositada encima de cada superficie que sus ojos podían observar— ¿Estás hablando de Octavia?

— No quiere comer. Pero el doctor dijo que ella comería a su tiempo. Siento que está comiendo muy poco ¿Y si le pasa algo? —Stolas cubrió su rostro con sus manos temblorosas— No es bueno que no duerma ¿Verdad? Solo toma siestas, pero siempre despierta llorando y... tal vez... Tal vez yo...

Bien, Blitzø conocía de ataques de pánico cuando veía uno. Así que tomó del suéter a Stolas y lo metió a la casa. El lugar no era tan caótico como creyó. Si, la sala era un desastre, pero nada que un poco de orden no arreglase. Y todo estaba relativamente limpio. Blitzø guio a uno de los sillones a Stolas y lo sentó ahí. Él miró a su alrededor y notó mantas de bebé y fue por ellas, cubriendo con estas a Stolas hasta generar un peso agradable sobre él.

— ¿Stolas? —Blitzø esperó a que el otro demonio lo mirase, quien no paraba de murmurar su pequeño mantra y él levantó su mano— Quiero que respires hondo ¿Sí? Vas a inhalar, contar hasta cinco con tu mano y exhalar lentamente, contando otra vez hasta cinco ¿Entendido?

— Pero—

— Yo voy a ver a Octavia y todo va a estar bien. —Blitzø dijo despacio, sintiendo sus sentidos desesperados por ir a buscar a la fuente de ese ulular, pero no quería que Stolas se lanzara sobre él en un arrebato protector— ¿Está bien eso?

Stolas asintió, aunque seguí atravesándolo con la mirada. Blitzø confirmó que hiciera los ejercicios de respiración y él afinó su oído. El ulular venía desde el piso superior, así que caminó en esa dirección sin hacer movimientos bruscos. No quería perturbar a Stolas. Pero cuando terminó de subir las escaleras, él se apuró hacia el cuarto hacia el fondo del pasillo, donde un papel tapiz morado y estrellas pintadas le indicaron que ese debía ser el cuarto de Octavia.

Blitzø entró al lugar para encontrarse a la demonio de la foto. En realidad, era un poco más grande a cómo lucía en el periódico. Pero seguía siendo casi una bebé. La pequeña niña, metida en un vestido rosado, estaba luchando por sacarse un suéter grueso gris que seguramente Stolas le había puesto. Blitzø buscó a su alrededor y notó un peluche en forma de murciélago que se notaba era bastante usado por lo desgastado que lucía.

— Hola Tavy. —Blitzø puso su voz más ridícula y movió el murciélago hacia ella— ¿Qué haces?

La pequeña niña se detuvo y rio al ver a su peluche moverse de un lado a otro. Pero luego volvió a fruncir el ceño y luchó por quitarse el suéter.

— Ichy... —Octavia apretó sus labios con frustración y estiró el suéter— ¡Ichy!

Blitzø frunció el ceño y dio un paso más a su dirección.

— ¿Te pica el suéter?

Octavia asintió con fuerza.

— ¿Quieres que te ayude? —Blitzø ofreció, bajando el peluche.

— ¿Capy? ¡Capy! —Octavia miró hacia todos lados— ¿Papá?

Él se sintió ligeramente perdido, pero no podía negar que la hija de Stolas era adorable.

— Blizo. —Él se señaló— Tu papá está teniendo un ataque de pánico, así que no te recomiendo darle esta importante tarea. También me recomiendo recordar que es posible que no seas de qué estoy hablando ¿no? —Él le guiñó un ojo— Y no sé quién es Capy.

Octavia puso sus manos sobre su cabeza, emulando cuernos y luego lo señaló.

— Oh, un imp... —Blitzø supuso que sería un sirviente que ella solía tener— Lo siento, Oct, no Capy aquí. Pero aun así ¿Quieres ayuda?

Octavia frunció el ceño, pero asintió, estirando más su suéter. Ahora que Blitzø lo veía, era muy parecido al que Stolas estaba usando.

— Bien. —Él se arrodilló frente a ella y comenzó a abrir los botones del muy pesado suéter— ¿Fuiste tú quien destruyó el suéter de papá, Via?

Ella rio con travesura y él se encontró sonriendo.

— ¿Mejor? —Blitzø aventuró cuando la liberó del pesado suéter— Oye, Tavy ¿Quieres comer?

La pequeña niña asintió y elevó sus brazos hacia él. Blitzø se imaginó que hubiese sido bastante increíble si hubiese podido hacer lo mismo por Loona. Pero tal vez pudiese compensarla con otras cosas. Cosas más divertidas que levantarla del suelo. Blitzø la levantó en brazos y caminó de regreso al piso inferior.

— No puedes dejar que extraños te carguen ¿Entendido? —Blitzø enmarcó una ceja mirando los enormes ojos de Octavia— Hay gente peligrosa y debes ser muy astuta para esquivarlos.

Octavia lo miró como si no entendiese lo que estaba diciendo, pero igualmente asintió, dándole unas palmaditas en la nariz para hacerlo sentir mejor. Blitzø tuvo el ridículo deseo de abrazarla con fuerza porque ¿Cómo se suponía que fuese inmune a algo tan adorable?

Verosika tenía razón, a su edad no debería estar añorando hijos o una familia. Él debería sentirse satisfecho con hacer amigos y tener una pareja. Pero esa simple acción de cargar a Octavia y moverse silenciosamente frente a Stolas para no desconcentrarlo de su tarea para calmarse le resultó indudablemente agradable. Octavia frotó su pico contra su mejilla, abrazándolo con fuerza y él hizo todo lo demoniacamente posible para no chillar de la emoción.

Su novia se equivocaba, él estaba listo para ser padre. Simplemente lo sabía.

Blitzø entró en la cocina y balanceó a Octavia en su costado mientras abría el refrigerador. Para su suerte había un contenedor que tenía la etiqueta «Octavia» encima. Él lo sacó, sentó a Octavia en su silla alta y abrió el contenedor.

Ratones. Tres ratones congelados.

Octavia alcanzó a ver el contenido y se tocó la garganta, negando con fuerza.

Por un eterno segundo Blitzø rogó que todo esto significase que había más comida para Octavia. Pero notó que la pequeña no estaba cubriéndose la boca con desagrado, sino la garganta y con miedo.

— Oct ¿Tu papá te da esto así? —Él agitó el contenedor y lo movió en su dirección— ¿Crudo?

Octavia señaló la estufa. Blitzø asintió.

— ¿En pedazos? —Él hizo un gesto con sus dedos para señalar pequeñas porciones y luego levantó por la cola al ratón— ¿O entero?

Ella señaló a todo el animal.

...bien, eso explicaba muchas cosas.

Blitzø movió una de las sillas al mesón y se las arregló para conseguir una tabla de picar y un cuchillo. Él buscó en su celular y confirmó que los bebés aviarios tenían la misma dieta animalística que los adultos. Así que el ratón entero sería. Blitzø miró a la criatura en frente de él y se dijo que no sería diferente a esas raras papillas que olían raro o esos polvos vitamínicos que se mezclaban con leche recién exprimida del seno de alguien ¿no?

— ¿Cuántos años tienes? —Blitzø le preguntó, poniendo el ratón en la tabla, pensando por última vez que había hecho peores cosas en su vida y comenzó a rebanarlo en pedazos pequeños.

— ¡Dos! —Ella levantó un dedo de cada mano con orgullo.

— Genial, pero no hagamos ruido o tu papá vendrá corriendo asustado y prefiero que comas primero ¿sí? —Blitzø sugirió y sus ojos se fijaron en su tarea— Sigo temiendo que el gran demonio mágico vaya a matarme por puro instinto protector.

Mientras la carne se asaba, Blitzø buscó que Octavia tendría que esperar a los tres años para poder ampliar su dieta a comida más común, como lácteos o vegetales. Así que por ahora su dieta era netamente carnívora. Blitzø revisó la estufa y se sorprendió al descubrir que no olía mal. Cuando terminó, saltó de la silla y enfrió el contenido, dejándolo en la mesa y escalando a otra silla para estar frente a Octavia, quien no paraba de reír.

— Si, búrlate. No es mi culpa que tu papá sea un gigante. —Blitzø sonrió y comenzó a alimentarla, sintiendo paz espiritual al verla comer sin refutar o luchar— Tenías a tu papá preocupado ¿Sabes? —Él susurró— No creo que haya dormido en días.

Octavia parpadeó varias veces, sin entender a qué se refería, pero abrió amplio su pico para que él siguiera alimentándola.

— Sí, supongo que no es fácil criar a un hijo solo ¿no? —Blitzø se encogió de hombros— Menos aun cuando no tienes idea de cómo hacerlo. Por lo menos yo he leído cada libro sobre canes infernales que he podido encontrar. Aunque la mayoría habla de cómo criarlos para trabajar. —Él frunció el ceño, pero Octavia tomó sus mejillas y las apretó ligeramente, regalándole una sonrisa— Sí, tienes razón, debo animarme. Gracias, Tavy.

Blitzø terminó de alimentarla y ella inmediatamente saltó a sus brazos, poniendo a prueba su agilidad y dándole un pequeño infarto por lo fácil que se lanzaba sin temor a caer.

— ¿Qué tal si vamos a ver a tu papá antes de que te rompas y no sepa cómo repararte? —Blitzø ofreció con una risa nerviosa.

Él caminó en dirección a la sala, encontrando a Stolas donde lo había dejado, sumido en sus pensamientos y con una expresión tan miserable que Blitzø se detuvo sin atreverse a interrumpirlo ¿Cuándo había sido la última vez que Stolas se había dado un momento para pensar en él mismo o en la situación en la que se encontraba? No debía ser fácil dejar un lujoso palacio y todas esas comodidades para terminar ahí, en una casa de dos pisos, viviendo por su cuenta y con una bebé. Por supuesto, otros lo tenían peor. Pero tampoco era una competencia.

— ¡Papá! —Octavia saltó en los brazos de Blitzø, entusiasmada de ver a su progenitor.

— ¡Mi estrella fugaz! —Stolas reacción y por primera vez pareció reparar a quién había metido en su casa— ¿Blitzø...? ¿Eres... tú?

— ¿Te sientes mejor? —Él avanzó, sintiéndose fuera de lugar y le entregó rápidamente a su hija— Oct ya comió ¿verdad pequeña?

Octavia asintió con fuerza y se tocó el vientre un par de veces con una gran sonrisa, abrazándose a Stolas y repitiendo «Papá» con alegría. Blitzø dio un brinco para subirse al sillón, sintiendo una punzada de envidia al ver a padre e hija en ese momento. Luego vio a Octavia clavar sus garras en el suéter de Stolas y jalar el material con molestia.

— No, Via, no hagas eso mi pequeña estrella de azúcar... —Stolas rogó, visiblemente preocupado— Vas a lastimarte.

— Creo que es alérgica al material del suéter. —Blitzø intervino y estiró sus brazos— Quítate esa cosa, Stolas.

El otro demonio parpadeó varias veces, mientras Octavia saltaba a los brazos de Blitzø, ocasionándole otro micro infarto al lanzarse para poder atraparla ¿Por qué ella no tenía cuidado? ¿Qué sería de Octavia si Blitzø no la atrapaba o se le caía al suelo? Él la sentó en su regazo, pensando seriamente en regañarla, pero sus ojos volvieron a Stolas, quien se retiró el suéter, rebelando que abajo llevaba unos shorts de seda, tal vez parte de un pijama y una camiseta bastante grande, que se le caía por un hombro, muy posiblemente también era parte de otro set de pijama. Blitzø se rio, al notar el desastre que era Stolas y lo perfectamente bien que lucía Octavia.

— ¿Blitzø...?

Él miró a Stolas, enmarcando una ceja.

— ¿Qué...? —El demonio aviario aclaró su garganta— No es que encuentre molesta tu presencia aquí. Todo lo contrario. Pero ¿Qué haces aquí?

— ¿Sabes? Octavia necesita que cortes su comida en pedazos. Por eso debió luchar contigo cada vez que querías alimentarle cosas grandes. Y seguramente no estaba durmiendo porque le obligabas a usar ese suéter. —Blitzø respondió mirando a la pequeña que estaba jugando con la calavera en su gargantilla— Respondiendo tu pregunta: ¿Un antiguo amigo no puede visitar al otro?

— ¡Por supuesto! Pero mi padre dijo—

— Ya no eres príncipe ¿no? Lo vi en el periódico. Estoy seguro de que su amenaza era debido a que tenían que proteger el honor del Príncipe Stolas del Ars Goetia. No al papá de Octavia. —Blitzø lo regresó a ver y le guiñó un ojo— ¿Tú has comido?

Por un momento se sintió preguntándole a Verosika si había cuidado de sí misma después de un largo tour por todos los Círculos del Infierno.

Stolas se sonrojó y desvió la mirada. Blitzø sonrió de lado al notar que él seguía haciendo lo mismo que cuando eran niños, juntando sus rodillas y poniendo sus manos sobre estas. Era bueno ver que no había cambiado.

— Via...

— ¿Recuerdas? Ya comió. —Blitzø señaló y bajó la mirada para notar que la pequeña demonio se había dormido contra su pecho, aferrando una de sus manos a su gargantilla— Y... ya está durmiendo. Creo que te has ganado ir y comer algo ¿No crees?

Stolas parpadeó un par de veces, mirando a su hija y luego a él, sin saber realmente qué hacer.

— Mira, entiendo, no nos hemos visto en años. Así que no me ofende que te parezca mala idea dejarme a solas con tu hija. —Blitzø dijo en voz alta lo que él temería si estuviese en la posición de Stolas— Puedes llevarla a su cama y yo te espero aquí... o te acompaño.

— No, no es eso... Aunque debería haber pensado en eso ¿verdad? —Stolas dejó caer sus hombros y sus ojos se entrecerraron, brillando con lágrimas— Solo sigo fallándole a Octavia... Ni siquiera puedo pensar en cosas que un padre normalmente haría. Lo que estaba especulando es que no he podido hacer que duerma tan rápido y... ¿Cómo se supone que sea un buen padre si no se lo básico?

Blitzø abrió los ojos y acomodó a Octavia mejor en su regazo. Al parecer había mucho que desempacar ahí y no parecía la mejor idea hacerlo con la bebé justo entre ellos.

— ¿Qué dices? Todo el mundo pasa por lo mismo. —Blitzø enmarcó una ceja cuando notó que Stolas iba a interrumpirlo— ¿No recuerdas cuando éramos niños y yo preparaba comida chatarra para nosotros?

Stolas se sorprendió al oírlo, pero rio en voz baja, asintiendo.

— Los sirvientes no entendían por qué luego no queríamos comer nada.

— Crecí en el circo. Aprendí esas cosas desde muy pequeño. —Blitzø explicó— Siempre había niños pequeños y usualmente los más grandes estábamos encargados a cuidarlos. Yo se cosas porque tuve que aprenderlas.

Sí, ese era un buen resumen para decir que desde los cinco años había tenido que aprender por su cuenta a cambiar pañales y conseguir comida para bebé porque los adultos solían estar borrachos como para recordar que tenían hijos. Muchos niños en el circo no estaban seguros de quienes eran sus padres por este tipo de cosas. Sin contar que algunos habían sido adoptados o comprados, pero realmente nadie se hacía cargo de ellos.

— Gracias... —Stolas le sonrió sinceramente— ¿Puedes subir a Octavia? Si deseas puedes esperarme aquí o acompañarme en la cocina mientras me preparo algo.

Blitzø notó el voto de confianza e hizo un gesto hacia la cocina, indicándole a donde iría. Él cargó con cuidado a Octavia y volvió a subir las gradas, esta vez con cuidado. Sus ojos instintivamente repararon en todo ahora que no tenía apuro por socorrer a una pequeña demonio. Blitzø notó que, a la izquierda, al otro lado del corredor estaba la puerta abierta de una habitación principal y pudo notar el baño privado de esta. Además del cuarto de Octavia, había otra habitación y un baño. Tres dormitorios. En verdad era una casa familiar. Blitzø entró al cuarto de Octavia, teniendo mucho cuidado y reparó en la cama pequeña con un borde alto para que la pequeña niña no cayese por accidente. Blitzø se inclinó sobre la cama, arrullando a Octavia para que sus pequeños dedos soltasen su gargantilla y la depositó en la cama. Él acercó un peluche hacia ella y la vio acurrucarse con tranquilidad.

Adorable.

Indudablemente adorable.

La pureza de una niña que era amada y adorada por un tope padre. Un amor tan grande que dio la espalda a la vida de la realeza para darle algo mejor que joyas y vestidos costosos: paz.

Blitzø no sabía por qué Stolas se había divorciado y había hecho todo, hasta perder sus títulos y bienes, con tal de escapar. Pero Blitzø recordaba lo terrible que podía ser la vida en el palacio para Stolas, así que lo apoyaba en sus acciones. Él movió su cabeza y salió del colorido dormitorio, regresando a la cocina. Ahí se encontró con Stolas usando un delantal de cocina, su plumaje que al parecer era más largo en su nuca, estaba recogido en una coleta baja. Blitzø se sentó en la mesa, notando los cojines extras que Stolas debió poner para él. Blitzø se sorprendió al ver que el antiguo príncipe sabía lo que estaba haciendo en la cocina y la imagen simplemente parecía... correcta. Blitzø podía imaginarse a Stolas cocinando todos los días, conversando con Octavia, sentada en su silla alta sin tener que preocuparse de gritos, amenazas o total soledad. Ese lugar era perfecto y el demonio frente a él indudablemente seguía siendo el amigo que una vez tuvo. El tipo de persona con la cual Blitzø sentía que podía confiarle algo más preciado que su propia vida.

— Blitzø—

Por lo menos podía intentar.

— ¿Stolas? Te tengo una propuesta. —Blitzø se apresuró a decir.

Suerte o muerte ¿no?

Saludos criaturitas diurnas y nocturnas: Tenía esto listo para publicar y eso es bueno porque tengo un par de comisiones conmigo que las son prioridad. Con suerte podrán ver los resultados dentro de poco.

El mensaje de esta historia va a ser "Adoptar es algo maravilloso" y "Unirte a una familia ya formada puede ser todo un viaje". No me arrepiento de nada (Y a la par atacar al Daddy Issues de mucha gente, pero bueno, son Stolas y Blitzø es aparte del combo). 

Espero que les haya gustado, saben que sus comentarios siempre son bien recibidos. No olviden que mi Twitter es NocturnAtuc y siempre es un placer charlar con ustedes o que me compartan cosas.

Un abrazo grande.

Nos leemos.

Nocturna IV


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