Mi Persona Especial - Markhyu...

By Aris_Sunflower

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Fuiste lo mejor que paso y lo que me termino de destruir, iluminaste mi vida de la forma más hermosa que exis... More

CAP. 1
CAP. 2
CAP. 3
CAP. 5
CAP. 6
CAP. 7
CAP. 8
CAP. 9
CAP. 10
CAP. 11
CAP. 12
CAP. 13
CAP. 14
CAP. 15
CAP. 16
FINAL
EPILOGO.
TAL VEZ

CAP. 4

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By Aris_Sunflower

Sábado, fin de semana, no había clases y tampoco trabajo, gracias a la vida sus padres no estaban ya que según entendió en los dos segundos que le hablaron de que se irían de viaje a un destino desconocido para él.

Se había levantado temprano, comió lo que pudo y salió hacia su hogar en construcción, el mejor lugar de todos, su lugar seguro en el planeta. A las diez y seis ya estaba en aquella pequeña casa de madera casi alejada de la sociedad y bullicio de la ciudad.

Estaba llena de telas de araña, polvo y al parecer ahora crecían pequeñas florecitas amarillas y blancas en la parte baja de las paredes de enfrente. Estaba un poco descuidada por el tiempo de ausencia, pero aún así se miraba preciosa y podía continuar con sus arreglos.

Camino hacia una peculiar piedra en forma de flor mal hecha, saco la llave que esta guardaba; estaba llena de tierra e incluso en el pequeño hoyo estaba creciendo una plantita. Era increíble como una plantita podía crecer en un par de meses.

— Podría estar peor — susurró al abrir la puerta y encontrarse con una gran capa de polvo sobre las mantas que cubrían las pocas cosas que habían comprado hasta ahora.

Se dio ánimos y camino hacia los utensilios de limpieza. Limpio el techo, las paredes, el piso de madera, la parte de afuera y la pequeña habitación donde tenía sus dibujos ya un tanto deteriorados por la exposición a la humedad. Cuando el hambre se presentó y su estómago rugió casi haciéndolo retorcer devoro su abundante almuerzo que había comprado en una tienda antes de tomar el autobús.

Lavo el pequeño baño y termino de limpiar su habitación, era una casa pequeña, con el espacio suficiente y necesario para una persona que quisiese pasar desapercibida de todo. Su abuela se la había dejado al saber que su padre no le convenia a su madre.

Cuando la noche llego encendió las lámparas haciendo que la vista fuese simplemente perfecta, sonrió al ver todo lo que había hecho y se felicitó.

— Pronto — se dijo sonriente saliendo un momento de la casa observando aquellos árboles que lo rodeaban y el bonito cielo que lo acompañaba. Sus días mejorarían, estaba seguro de ello y la esperanza no moriría.

Se sentó en aquella vieja banca y se quedó observando su alrededor ignorando olímpicamente el dolor de su espalda baja, dejo que la paz lo inundara y el deseo de tener dieciocho creciera, solo faltaban un par de meses más y su vida cambiaria por completo.

"Mark..."

El nombre llego de la nada quedando en su cabeza, preguntándose muchas cosas que no tenían repuestas pues no contaba con un celular para comunicarse. Quería uno para hablar con Hyunjin, con sus dos mejores amigos, con su amigo que estaba en otro país y con Mark que ahora formaba parte de su pequeño circulo social.

— Hora de entrar — susurro levantándose con cuidado y adentrándose en su hogar. Sintiéndose muchísimo más relajado tomo un buen baño, esta vez se tomó el tiempo de lavar muy bien su cabello y frotar su piel dejando y disfrutando como el agua tibia recorría su cuerpo — Se siente tan bien — jadeo.

Se sentía tan feliz y emocionado, sabía que si todo salía bien pronto seria libre, iría a la universidad que deseaba con una beca completa, saldría adelante y se convertiría en un profesional, todo quedaría en el pasado justo como un mal sueño...

El maestro de artes anteriormente le había comentado que si seguía así podría aplicar a una de las mejores universidades del país, él le ayudaría en parte porque eran cercanos y por otra parte estaba que por varias razones no poseía muchas clases extracurriculares, nada más contaba con la clase de arte y literatura.

— Tengo hambre — puchicheo tocando con cuidado su estómago, preparo un ramen instantáneo.

Mientras cenaba miraba nuevamente su alrededor notando que hacía falta y que podía remodelar, quería que fuese un lugar muy bonito y lleno de vida, quería pintar las paredes en un color claro, tal vez un blanco perla que le ayudaría a ver más espacioso el lugar.

Quería plantar girasoles en la parte trasera, algunas rosas blancas por la fachada y trataría de cambiar lo antes posible el techo.

Mañana procuraría terminar de limpiar y hacer una lista de los pendientes y lo que necesitaba comprar para no atrasarse y ver que podía hacer con el dinero que tenía ahorrado.

Después de comer y limpiar la zona se dirigió a su habitación, lavo sus dientes y se acostó en aquella vieja cama que debía cambiar, arropado observó muy detenidamente la hermosa vista que la ventana cerca de su cama le brindaba.

Le dio las buenas noches a su abuela y cerro sus ojos esperando que mañana fuese igual o un mejor día.

××××××××××

Sabía que tenía una muy horrible costumbre de buscar y ver la hora de un reloj, independientemente del lugar, era algo que había adoptado no por deseo sino por prevención.

A las once había dejado su bonita y aun descuidada casita para regresar a la casa de sus padres solo para volver a su rutina. A las tres había terminado y salido de la casa sintiéndose aliviado y un poco libre de saber que ellos no regresarían hasta la otra semana, tomo el transporte y camino hasta una vieja tienda de libros que frecuentaba cuando tenía libre o sus padres no estaban.

— Donghyuck tiempo sin verte — volteo al ver como el casi anciano Yang se acercaba con una leve sonrisa y ojos muy brillosos.

— Buenas tardes señor Yang — saludo respetuoso regalándole su mejor sonrisa.

Para él, el señor Yang merecía todo su esfuerzo y cariño pues era un hombre muy amable y dulce que siempre lo atendía de la forma más cálida posible, siempre trataba de comprar sus hojas, libretas y si era posible algún libro de segunda que ofrecía.

— ¿Cómo ha estado? — pregunto extendiendo su brazo para ayudarle a caminar.

— Esperando tu visita muchacho, últimamente a los jóvenes no les interesa comprar libros, parece que ahora lo pueden descargar sin problema alguno — cada vez que entraba y hablaba con el casi anciano deseaba ayudarlo, deseaba comprar muchas cosas para ayudarle significativamente en su vida.

— Nadie puede quitar lo bello y hermoso que es pasar las hojas de un libro y disfrutar sus aromas, abrazarlo ante la emoción y cerrarlo por la sorpresa — ambos rieron bajo comenzando a hablar un poco de todo de sus vidas.

El dueño de la pequeña librería le invito una taza de té con un par de galletas de vainilla y chocolate, le encantaba el ambiente, la calidez que el señor le regalaba.

— Señor Yang — hablo cuando miro nuevamente el reloj sintiéndose un poco triste al saber que eran las seis cuarenta y ocho.

— Siempre es un placer compartir una taza de té contigo — él le sonrió haciendo que su corazón se calentara aún más — ¿Llevaras algo? — preguntó levantándose con cuidado.

— Una libreta, un par de hojas y... — quedo viendo un libro que hace tiempo quería — Verity colleen hoover — lo tomó entre su mano, estaba en inglés, pero no era un impedimento muy grande podía usar su diccionario en caso de no entender alguna palabra.

— Veo que esta vez llevaras un poco más — asintió sabiendo que el precio del libro estaba fuera en su presupuesto y eso que ya la compra de la libreta lo estaba.

— Hace tiempo lo quiero — le dijo llevando todo hacia la muy amplia caja donde el hombre lo guardo en una bonita bolsa de cartón.

Se sintió extraño al salir de la librería....sentía culpa....se sentía mal....

¿Por qué?

¿Por haber gastado un poco más?

— Hyuck — se dio la vuelta encontrándose al canadiense vestido de una forma realmente atractiva.

Sus ojos no podían apartarse del mayor, se sentía hipnotizado...

— ¿Cómo estás? Que coincidencia, creí que te quedarías estudiando este fin de semana.

— Ah...mmm...no, quise venir a comprar algunas cosas — respondió sin dejar poder de verlo.

— Es que...como no me respondiste de salir a comer creí que te quedarías estudiando — observó como la mano venosa del chico posaba sobre el cuello y lo frotaba como si quisiese alejar cierta emoción o sentimiento.

— Yo...no sabía si podría salir — respondió un poco avergonzado.

— ¿Quieres ir por un helado? ¿Algún café? Que digo, pasas rodeado de café casi todos los días — el canadiense rio nervioso contagiándolo un poco.

— Yo... — quería negarse, pero el ver sus ojos y ese inusual brillo que pocas veces había presenciado en una persona — Esta bien — accedió sonriendo levemente.

De todas formas, aún tenía la opción de tomar el transporte como si hubiese trabajado así que podía respirar un poco más calmado.

Ambos caminaron en silencio, uno que agradecía y que era muy agradable, ninguno de los dos tenía que decir o al menos por su parte ya que le había contado ya toda su monótona vida omitiendo y evitando a toda costa tocar temas más de lo necesario como su familia y todo lo que estuviese relacionado con ello.

Cuando miro que se dirigían a una heladería su estómago se revolvió ansioso, hacia mucho no probaba un helado, su favorito era el de caramelo.

La sola idea de volver a sentir como se derretía en su lengua era más que tentador y hacía que una bonita emoción floreciera en su interior.

— Esta es mi favorita — habló finalmente su mayor tomándolo de la mano y casi jalándolo hacia el pequeño, pero muy bonito y acogedor establecimiento, el lugar estaba casi vacío, aparte de ellos y el muchacho que atendía había otras tres personas muy sumergidas en lo que parecía ser una agradable conversación.

— ¡Hey Mark! — una voz muy bonita le llamo la atención, sus ojos posaron en el joven de cabellos rubios con delgados mechones violetas, su tez era tan blanca como la nieve y su sonrisa era preciosa, pero si podía opinar diría que jamás como la de Mark.

Él también quería teñir su cabello, desde hace varios años ha tenido el deseo de hacerlo, le llamaba la atención tener mechones de colores o teñirse completamente en un rojo oscuro, la opción del rubio también estaba presente pero el rojo de momento ganaba por mucho.

"Cuando todo pase seguro ahorrare y podre teñírmelo" se dijo imaginándose como quedaría en su cabello.

— ¿Quién es este chico tan lindo? ¿Es tu novio? Si es así te envidiare y sino pues soy libre de invitarte a una cita — se sorprendió por lo fluidas que salían sus palabras y decir tal atrevimiento causando pequeños estragos no muy encantadores en su cuerpo.

— Él es Donghyuck — su mayor lo presento — Este idiota es Yangyang — le dijo sin dejar de verlo.

El pálido le extendió la mano, por inercia hizo lo mismo sorprendiéndose cuando beso su torso y le guiño el ojo.

Se sentía raro...

— Déjalo — los separo de golpe — Me lo asustas — lo alejo un poco haciendo que quedara al menos un paso detrás suyo.

Yangyang rio alto y escandaloso llamando la atención de aquellas pocas personas que estaban sentadas en las mesas no muy lejanas de ellos.

— ¿Qué sabor quieres? Yo invito, te he secuestrado básicamente — lo miro un momento para después acercarse a la vitrina notando los distintos colores, no recordaba que fuese así, realmente casi no recuerda su última salida con su abuela.

— Caramelo — respondió queriendo volver a sentir ese sabor en su boca.

— A mí una de pistacho y a Hyuck agrégale fresas — abrió su boca queriendo objetar — Es un pequeño regalo de mi parte — dijo más rápido que él.

Ambos helados fueron entregados y Mark lo jalo a una de las mesas más lejanas.

— Esta muy rico — comentó al probar la combinación de caramelo con fresa.

Jamás lo había probado así, la última vez que comió un helado fue a los diez años con su abuela, justo unos meses antes de que cayera en cama (según él) o falleciera.

Un nudo se formó en su garganta y las lágrimas estaban amenazando con salir al recordar que no solo no pudo estar con ella a su lado y, sino que también se le negó ir al funeral de ella en caso de que hubiese uno, aunque especulaba que tal vez si lo hubo ya que ese día fue encerrado en su habitación impidiendo que saliese durante dos días.

— Oye ¿Qué sucede? — la voz de Mark lo saco de su mundo encontrando su rostro preocupado.

— Recordé algo — se limitó a responder esperando que el mayor entendiera y no preguntase más.

— ¿Quieres? — le pregunto después de un largo tiempo en silencio extendiendo el helado casi hasta tocar sus labios.

Miro el helado un par de segundos — Es tu — el helado de color verde fue empujado contra sus labios y dientes frontales.

Abrió sus ojos sorprendido por el sabor tan rico que poseía.

— Es mi favorito, esta rico ¿no? — asintió con una sonrisa en su rostro poniendo en su lista regresar a la heladería y comprar un helado de pistacho.

— Me gusta — comento sonriendo un poco.

— ¿Cámbianos? — preguntó extendiendo la mano.

Lo pensó un momento, pero termino accediendo entregando su helado de caramelo con fresa para recibir el de pistacho con galleta y bordes de chocolate.

— ¿Qué compraste? — le pregunto el mayor.

— Un libro, una libreta y un par de hojas — respondió dando cortas lamidas a su nuevo helado.

Cuando dijo "libro" se sintió mal, tal vez por el hecho de que había comprado uno que no fuese educativo y que Hyunjin le había dado el suyo al no "poder" comprarlo.

— La primera vez que te vi estabas leyendo uno ¿Cuál era su nombre?

— ¡Oh! Se llama Sadie, me lo presto un amigo.

— ¿Aquel rubio teñido es tu amigo? - asintió con energía — ¿Enserio lo es? — volvió a asentir.

Hyunjin había sido el único que se acercó con una cálida sonrisa y una energía realmente cegadora para él en aquellos tiempos, recuerda como el chico sostenía un gran plato de comida listo para compartirlo.

Admitía que al principio le dio muchísimo miedo siquiera mirarlo y hablarle, pensaba que si su padre lo descubría lo golpearía y le impediría volver a trabajar. Intento tras intento el rubio jamás se dio por vencido por lo que en algún momento se convenció en interactuar con él.

Tuvo que darse ánimos y empujones para poder hablarle y convivir con un alma tan bonita y radiante, al día de hoy no se arrepentía de su decisión y esfuerzo y le agradecía aun en secreto a su amigo de no haberse rendido con él.

— ¿Tienes más amigos?

— Tengo tres.

— No piensas decirme ¿verdad? — negó pues para él era algo realmente privado.

Volvieron a sumergirse en el silencio, pero esta vez no hubo esfuerzo alguno en iniciar una conversación.

Ambos terminaron y se despidieron de Yangyang, Mark de vez en cuando lo miraba por segundos demasiado largos cosa que lo podía nervioso pues esperaba que no hubiese algún morete o marca sobresaliendo de su ropa.

— ¿Quieres que te lleve a casa? — le pregunto — Puedo llevarte en mi auto — señalo con el pulgar un lugar de su derecha.

— Esta bien — respondió un poco inseguro caminando a su lado, no era un desconocido, era una...una amistad — Es muy bonito — comento tratando de tragarse toda impresión que su cuerpo quería expresar.

— Gracias, este es mi bebé — ambos rieron bajo, Mark le abrió la puerta, un gesto bastante dulce y caballeroso de su parte.

Tal vez en algún futuro no tan lejano tendría uno, se esforzaría mucho para comprarse un auto, aunque, una bicicleta tampoco estaba tan mal.

Trato de darle la dirección lo más detallada posible procurando quedar dos cuadras antes de la casa de los Lee.

El mayor se había tomado la libertad de poner música, la mayoría de las canciones que pasaban le gusta, era increíble que ambos compartieran un gusto similar o tal vez no...

— Esa me gusta mucho — comento sonriente dejando que la canción fluyera por su cuerpo calmando su ya agitado y temeroso corazón.

— A mi igual, es perfecta para cualquier momento — estuvo totalmente de acuerdo con sus palabras.

Poco a poco el sueño se presentó, sus parpados pesaban mucho y el simple y tranquilo ambiente le hizo cerrar los ojos.

Al sentir un pinchazo en su brazo abrió los ojos como platos, su corazón se aceleró, miro su entorno notando que no estaba en su habitación sino en el auto de Mark, se habían detenido, ya habían llegado...

— Discúlpame — susurro tomando su bolsa con manos temblorosas.

— Te notabas muy cansado, no quería interrumpir tu descanso.

— Gracias por traerme, te lo agradezco mucho — abrió la puerta, pero Mark lo detuvo poniendo su mano sobre la suya, volteo a verlo y se sorprendió cuando la mano que estaba sobre la suya ahora se dirigía a su rostro.

— Buenas noches Hyuck, gracias por hoy — susurro besando su mejilla descubierta.

Sus mejillas se sintieron calientes y su pecho cálido, una vibración recorrió todo su cuerpo provocando algo que jamás había sentido.

Se sentía bien, lo miro con ojos abiertos y una sonrisa dulce siendo devuelta al instante.

— Pasa bonita noche morenito — asintió despidiéndose un tanto tímido, bajo del auto sintiendo esas famosas mariposas revoloteando en su estómago como algunos libros lo describían.

Miro el cielo notando lo hermoso que estaba, sonrió grande y le dio gracias a todo por darle un día tan bonito y especial junto al señor Yang y Mark.

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