ADELE {Libro II y III} ✔️

By Omar_brito_m

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{Libro 2 y 3 de la Trilogía Darkness} Hay pueblos dónde los misterios no sesan, dónde siempre ocurre cosas, q... More

Aclaración.
Sipnosis.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30- Final
Epílogo
Libro 3: Spencer: Incio y Final
Capítulo 0
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Epílogo

Capítulo 13

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By Omar_brito_m


Alec Jones.

Miro la pared de la habitación, todo está cerrado, no importa cuando intente, no importa si la puerta está abierta, el pasillo está lleno de guardias, además de que son como doscientos a uno, puedo matar a alguno hacerles daño, pero no a todos, es imposible.

Mi cuerpo tiene pequeños espasmos debido a todo el dolor, es como cada célula de mi cuerpo estuviera gritando, como si cada una me estuviera rogando que las liberara, mis manos tiemblan, no puedo dejarlas quietas casi en ningún momento, me duelen hasta las puntas de los dedos. Limpio la línea de sangre que cae por mi nariz.

Estoy totalmente pálido, puedo ver con facilidad las marcas de mis venas, es como si todo el pigmento que tenía en la piel hubiera desaparecido por completo, eso facilita ver las marcas de las inyecciones en mis brazos, estoy repleto de ellas, aunque no solo en los brazos, también en las piernas y el cuello, algunos lugares en los que me inyectaron duelen, trato de no tocarlos, pero se me hace imposible no hacerlo, también tengo picazón.

No recuerdo cuando fue la última vez que vi la luz del día, aunque creo que fue hace un par de días de que intente escapar, no puedo decir con exactitud si fue al siguiente día o a la siguiente semana, si ni siquiera veo el sol no puedo saber si es de día o es de noche. Lo más cercano que estuve fue hace aproximadamente una semana cuando uno de los guardias tenía un reloj, pude ver la hora, en ese entonces era de día, pero luego me quedé dormido, pudo a ver sido una hora o diez horas, volví a estar perdido de nuevo.

Ni siquiera puedo orientarme con las comidas, me dan un plato de comida al día y en ocasiones dos, ahora todo es complicado, demasiado, cuando podía salir al menos sabía si era de día o de noche, además con más planeación pude llegar a escapar.

Cada día que pasa extraño más a Emma e incluso a Paul a pesar de tener graves problemas, aun así, si estuvieran aquí hubiéramos escapados juntos desde hace mucho tiempo. Cada segundo que paso aquí siento como me pierdo, incluso las ganas de vivir se comienzan a extinguir.

Aunque la extraño también a ella, a Adele, extraño su cabellera negra larga que caía por sus hombros mientras tenía es sonrisa inocente que podría hacer que los más temibles y despiadados hombres se arrodillen a ella. La extraño más de lo que me gustaría admitir, mucho más.

Llega a mi mente el momento donde nos abrazos entre las sabanas, o cuando nos dispararon y ella ni siquiera se inmuto, solo se preocupó por ayudarme sin importarle que acababa de casi morir.

Me pregunto cada momento donde esta, sabe ella todo lo que sucede en Gratfoll, sabe ella que es un pueblo maldito y de perdición, nada ni nadie puede prosperar en ahí, la tierra está muerta, lo sé, yo soy parte de la maldición, pero ella, ella no es como nosotros y temo que en cualquier momento todo el caos de este despiadado lugar llegue hasta donde ella y la arrope por completo.

Siento un pequeño espasmo cuando una corriente de aire frio cruza por la habitación, algo que no debería ser posible, todo está cerrado, pero sé que sucedió al estar solo en bóxer y una camiseta sé que sucedió.

Los entrenamientos de esta semana han consistido en levantar cosas pesadas, desde una pesa a una nevera, incluso hay un objeto redondo enorme que pesa más de una tonelada afuera, no sé cómo voy a moverlo cuando llegue el momento, aunque quizás ya no este, pero no creo que sea el caso, sé que ellos nos inyectan cosas, pero no se para que en general, pero no creo que eso ayude a levantar más de una tonelada, es irreal.

Miro la cámara de la esquina izquierda en la parte trasera, creo que se acaba de prender y apagar, la luz parpadeo un par de veces, estoy seguro, este lugar es como un gran espejo, lo puedes ver todo sin dificultad, creo que en parte me tienen en este lugar por eso, pueden tener acceso a todo lo que hago sin dificultad, no hay donde esconderse.

La puerta se abre y despacio y entran cuatro guardias con armas en mano, detrás de ellos hay una chica con una bata clínica, parece nerviosa por estar aquí dentro frente de mí, rodeada de armas, los guardias están vestidos con sus típicos trajes azules que le cubren toda la piel, solo puedo ver sus ojos, suelto un bufido de cansancio.

—La chica se acercará a ti y cortara la ropa que traes puesta— avisa uno de los guardias, pero al estar cubiertos por completo me es imposible saber quién habla— Ahora, quiero que levantes ambas manos por sobre la cabeza y la mantengas arriba hasta que ella termine, si haces un solo movimiento, tu cerebro terminara regado en todo el suelo— amenaza.

Sonrió ante la amenaza, obviamente los guardias no suelen ser los más inteligentes, por algo lo son, pero creo que su estupidez llega a niveles inimaginables, me acaba de amenazar como si no estuviera al tanto de que no pueden hacerme daño, o al menos matarme, así que dispararme a la cabeza o a algún lugar importante es imposible.

Sonrió desafiante ante el guardia, luego levanto las manos lentamente hasta hacer lo que dijo, miro a la chica que parece que se desmayara en cualquier momento, tiene unos rasgos lindos, como los ojos grandes marrones, o esa cabellera rubia que la hace mucho más exótica de lo que se da cuenta, creo que la única persona con el pelo rubio que he conocido es Paul.

La chica se acerca a pasos temblorosos, me hace gracia, parece una pequeña presa, frágil, aunque demasiado para mi gusto.

Con la tijera que trae en manos comienza a cortar la tela de la camiseta que traigo puesta, corta despacio y con manos temblorosas, su respiración es pesada, con la mano libre sostiene la tela de la camiseta, pero lo hace tan fuerte que la arruga haciendo más difícil la tarea de cortarla.

—Sabes que no como personas ¿verdad? — digo con un poco de chiste— soy una clase de monstruo pero no ese, no tienes que preocuparte porque te coma, al menos no ahora o frente a ellos, pero estando solos— expreso con una leve sonrisa.

Ella permanece en silencio cortando la tela casi al final, la tijera que tiene es pequeña, no tiene punta, estoy seguro que es más por mí que por ella.

—Podría ser entretenido, estoy seguro que no estas con un hombre como yo seguido— Digo tratando de persuadirla.

Si la tengo a ella lo más probable es que me pueda ayudar a salir de aquí, o al menos me proporcione información necesaria.

Ella se paraliza frente a mí y me mira fijamente a los ojos, sus manos se levantan, tiene las uñas largas, pasa un dedo por mi rostro mientras no deja de mirarme fijamente durante unos segundos eternos.

—Se que puedes ser muy persuasivo Alec, de eso no tengo duda— dice con voz firme dejando de temblar y dando una mirada que a mi parecer fue un poco sombría— y tienes razón nunca he estado con un hombre como tú, pero nunca estaría con un asesino, así que cierra la boca y no intentes persuadirme con tus tácticas mediocres— expresa.

Me percato que termino de cortar la camiseta que traía puesta dejándome solo en un bóxer negro pequeño un poco ajustado.

La miro sin saber que decir, aunque debí adivinar que ella estaba mintiendo, debí saberlo, su actitud no era como las de los demás, claro que estaría fingiendo.

—En verdad pensé que me caerías bien y nos podríamos conocer— digo con un falso tono de tristeza.

—Yo no— dice agachándose hasta estar a la altura de mi bóxer.

Toma el bóxer por el costado y lo corta en cuestión de segundos, sus manos no tiemblan, ahora se nota toda su determinación. Camina hasta el otro costado y lo corta dejándome totalmente desnudo frente a todos. Se levanta y sale de la habitación.

—Llámame— grito con un poco de gracia.

Los guardias se ponen a mi alrededor y comienzan a caminar, por instinto comienzo a caminar entre ellos, puedo ver el pasillo totalmente blanco que me desespera, caminamos despacio, a lo largo del pasillo hay guardias, pero el pasillo está totalmente vacío aparte de eso. No hay nada con lo que pueda hacerme daño o dañar a otra persona.

Luego del largo pasillo nos topamos con otro un poco más ancho, este lugar es enorme, aun mas enorme de lo que se puede ver desde afuera, hay una puerta de metal abierta, entramos.

Sonrió al llegar, el baño, tengo como unos cuatro días sin ducharme. Tomo jabón y me pongo bajo una de las regaderas de la ducha, el agua cae sobre mi como una cascada, mi respiración es un poco pesada pero aun así disfruto del momento, pasaran días para que vuelvan a dejar que tome una ducha, ni siquiera lo básico que debe tener una persona me dejan tener.

Siento la espuma hacerme reír por la manera en la que se desliza por mi piel, sé que parece exagerado, pero cuando te privan de los derechos básicos que debería tener un ser humano aprendes a valor todo, cada segundo lejos de esa habitación, prisión, es un segundo que aprecio, y cada segundo bajo del agua es vale millones.

—Ya es suficiente— dice uno de los guardias.

Cierro la regadera de la ducha y me giro en dirección a ellos, me lanzan una toalla blanca, se me seco con ella, sintiendo la ligereza de la tela en mis manos. Aun desnudo la chica entra en el bajo y me lanza una camiseta gris con un bóxer negro, me lo coloco de inmediato y confirmo que me queda ajustado como el anterior, es como si los compraran por montones, siempre que me ducho me dan lo mismo, un bóxer negro y una camiseta gris, sé que no es la misma, la que me quitan la rompen, además de estar sucia por los días sin bañarme.

Cuando me he colocado la ropa los guardias vuelven a rodearme y comenzamos a caminar nuevamente por el pasillo blanco que parece interminable, además de todas las vueltas que da, es casi imposible recordar el camino, todo es igual.

Trato de encontrar algo que me ayude a recordar el camino, pero no logro identificar nada, como dije, todo es exactamente igual, todas las puertas cada vez que doblamos, como si estuviéramos en un laberinto, aunque sé que hay una puerta que llevan a las escaleras por las que casi escapo hace tiempo, sé que está en algún lugar, tengo que averiguarlo.

Creo que hemos dado unas diez vueltas cuando nos detenemos, uno de los guardias abre la puerta dejándome entrar, es un comedor, miro la habitación, pero no hay mucho que mirar, es como todo lo demás, mesas blancas, sillas blancas, paredes totalmente blancas, todo es irritablemente blanco, como si el color tuviera algo de especial, aunque debe significar algo o no creo que sea solo porque se ve todo muy pulcro, no lo vale es irritante.

Me señalan la mesa y tomo asiento, ahora están fuera de la habitación con lo que uso habitualmente y no con la ropa que me ponen para hacerme estudios, me percato de que la temperatura siempre ha estado en modo ambiente, no he sentido ni frio, ni calor.

La puerta se abre y un nuevo guardia entra, en sus manos tiene una bandeja blanca, en ella hay jamón, queso, pan, frutas, un vaso de jugo. Creo que he hecho algo bien para que me alimenten así, nunca lo habían hecho, como despacio disfrutando cada boca que pruebo, los guardias me miran fijamente, incluso hay un cuchillo en la bandeja. Están esperando que los ataque para luego torturarme.

Termino de comer, al hacerlo miro en silencio el afilado cuchillo, podría matarlos sin problema, pero las cámaras me ven y luego entraran más y más guardias, así que hago lo más inteligente que he hecho en mucho tiempo.

No hacer nada.

Me levanto y ellos vuelve a rodearme, me llevan a la habitación de vuelta, al entrar me percato de que todo está limpio, hay sabanas nuevas, incluso el colchón parece nuevo.

Siento la respiración agitada, me acuesto en la cama con la cabeza alborotada, pude matarlos, aunque no llevara a ningún lugar me daría cierta satisfacción, pero ya no es solo satisfacción, ahora es ser inteligente para poder salir de aquí, poder volver con mis amigos, incluso con mi padre.

🔪 🔪 🔪

Veo una colina, se ve un poco lejos pero no creo lo este es como que a medida que la voy viendo va cambiando, se va acercando más a mí, o quizás yo me voy acercando más a ella.

Voy rápido, corro más rápido de lo que una persona normal debería hacerlo, mis ojos pican debido a viento y el polvo en el aire. Comienzo a sentirme cansado, así que empiezo a caminar aun así camino casi como si estuviese corriendo, es complicado de explicar lo que siento y como lo siento, soy yo quien lo está viviendo, pero también soy un espectador quien mira todo desde lejos, que tiene una vista más general de lo que sucede, pero no puede comprenderlo.

Al llegar a la ahora muy pequeña colina, veo a Adele sentada al inicio de esta, cuando me ve se acerca hasta donde mí y me da un beso, siento como sus labios están sobre los míos, pero no reaccionó de inmediato, aunque es lo que más quiero, cuando intento reaccionar, ella aparta los labios y me toma del brazo.

—Tenemos que irnos— ordena Adele.

La sigo mientras rodeamos la colina, pero cuando vamos a la mitad escuchamos unos disparos que nos hacen detenernos por unos segundos, ella me mira, en sus ojos veo desesperación y preocupación.

—¿Quién nos persigue, Adele? — cuestiono firme.

—Los del proyecto Darkness, si nos encuentran nos harán daño y nos separan— responde.

Caminamos más de prisa, siento como están detrás de nosotros, apresuramos el paso y comenzamos a correr, los pasos se escuchan muy cerca, demasiado, volvemos a escuchar un disparo, me giro y veo como la bala casi me impacta en el hombro.

Me giro, pero choco con la espalda de Adele provocando que casi caiga también, miro al hombre que esta frente a nosotros, es alto casi de unos dos metros.

—Entrega a Adele, ella estará bien— dice el hombre.

—Adele, son los de Darkness, siempre nos han protegido, no nos harán daño— digo resignado— Tienes que ir con ellos.

—Estas mal, no recuerdas todo lo que sucedió— dice casi gritando.

Pero la verdad es que, aunque quisiéramos no hay otra opción, estamos rodeados, no importa el camino que tomemos, ellos podrán atraparnos.

La empujo hacia el hombre alto, no puedo ver su rostro, es imposible identificarlo.

En un segundo el escenario cambia por completo, ahora me siento cansado, abatido para ser exacto, como si hubiese sido herido y golpeado, me percato de que si lo estoy.

En el pecho tengo una gran herida que me recorre todo el tórax, me duele respirar mientras como mi boca se llena de sangre, en cuestión de segundos comienzo a toser sangre, mucha sangre, la herida es grande y grave, muy grave y profunda, no creo que pueda salir de esta, ni siquiera puedo levantarme del suelo, el cuerpo me pesa y no se cuando llegue al suelo.

El dolor del pecho es tanto que me imposibilita respirar, haciendo que comience a ahogarme en mi propia sangre, siento como todo me comienza a dar vuelta y siento como la vida se me escapa...

🔪 🔪 🔪

Abro los ojos, estoy en la habitación, mi respiración esta agitada y siento como me estoy ahogando, con dificultad me levanto de la cama, me arrastro por el suelo y le hago una seña a la cámara esperando que me vean de inmediato.

Siento que justo ahora estoy como en un estanque y me estoy ahogando, mis ojos pesan y cuerpo también, las puertas se abren, no puedo ver quien entra, mis ojos están cerrados y aunque intento abrirlos no puedo.

—Alec— Escucho como la doctora me llama, su voz suena lejos como en medio de mucho ruido.

Intento girarme a donde escucho la voz, pero no lo consigo, siento sus manos en mi cuello, luego ascienden a mi cabeza, la sostiene en sus manos mientras dice muchas cosas, en momentos escucho su voz, pero sigo sin comprenderlo, sin comprender todo por completo.

Siento como el tiempo se detiene y solo siento como cada vez me ahogo más y se me dificulta respirar, consigo abrirlos ojos, pero veo todo borroso.

—Necesito que respires con calma— escucho esta vez con claridad la voz de la doctora— Necesito que respires con calma, escucha mi voz, solo concéntrate en eso y en tu respiración, olvida todo lo demás, solo eso...

La doctora dice cosas durante lo que parecen ser horas, escucho su voz y hago todo lo posible por concentrarme en eso y en mi respiración, no sé cuánto pasa, en mi mente pasaron horas, pero estoy seguro que lo más probable es que hayan pasado unos minutos, solo sé que vuelvo a la normalidad, o algo parecido, mi vista se aclara, pero aun así siento como el corazón me late muy rápido.

Cierro los ojos suspirando de alivio, mantengo mis ojos cerrados durante unos segundos, cuando vuelvo a abrirlos miro el rostro de la doctora que me mira un poco impaciente, pero con curiosidad a la vez.

—¿Qué sucedió? — cuestiona.

Levando la cabeza de sus piernas, creo que mientras estaba teniendo ese episodio de lo que haya sido ella me coloco en esta posición, es lo más lógico de creer.

Me siento frente a ella y sonrió, ella frunce el ceño y me mira con una sonrisa también, ella no debería estar tan cerca de mí, ella lo sabe, pero lo ignora esperando mi respuesta.

—No sé a qué te refieres, solo estaba durmiendo y comencé a sentir como me ahogaba— le explico.

—Acabas de tener un ataque de pánico y no tienes un ataque de pánico solo porque sí, debe haber un motivo para eso— me explica ampliando la información de lo que acaba de suceder.

La miro ahora prestándole atención a los detalles, tiene puesto su uniforme, pero tiene el pelo todo alborotado como si hubiese tenido que venir de emergencia, pero supongo que ellos deberían estar preparados para esto, aun así, creo que es de madrugada y la sacaron de su cómoda cama, quizás por eso estaba un poco fastidiada hace un momento.

—No deberías estar tan cerca de mí, le hecho daño a muchas personas— le advierto, aunque hay un poco de ironía en mi voz.

—Por favor— dice con un tono de gracia muy marcado— no les hecho daño a tantas personas como crees.

—¿A qué te refieres? — cuestiono.

—¿Por qué tuviste un ataque de pánico? — contraataca con otra pregunta.

La miro enarcando una ceja y ella imita mi acción. Me decido si contarle lo del sueño o no, quizás este poniendo en peligro a Adele si la menciono, así que debería hacerlo a medias, una verdad inconclusa.

—Me vi muerto, con una gran herida en el pecho, esa herida recorría todo mi tórax, me ahogaba con mi propia sangre que salía por mi boca, llenaba mis pulmones y me imposibilitaba respirar, además todo dolía como si la vida estuviera saliendo de mi cuerpo en cuestión de segundos— expreso sintiendo con el aire se pone frio en un segundo.

Ella me mira pensativa, sus ojos me miran, pero su mente está en otro lugar.

—Lo más probable es que eso haya provocado tu ataque de pánico— dice razonando —Describiste lo que las personas que están muriendo sienten y las que han estado por morir sienten— explica.

—Así que estaba muriendo, eso es lo que tratas de decirme o que estuve muy cerca de morir— Razono.

—Quizás— dice levantándose — En unas horas vendrán a buscarte para una evaluación general— avisa.

Camina hasta la puerta de la habitación y sale desapareciendo de mi campo de visión.

Me levanto y me dirijo a la cama, tengo que acostarme en una esquina debido a que esta toda mojada por mi sudor, aun así, no consigo dormir ni un segundo en el transcurso de las horas que parecen no avanzar, eso pasa cuando no haces nada.

Me percate de que es de mañana cuando uno de los guardias entró en la habitación y coloco una bandeja en el suelo con mi desayuno. Me levanto de la cama y tomo la bandeja sentándome en el suelo, cojo el sándwich y lo como de inmediato, luego bebo el jugo, miro la manzana en la bandeja. La tomo en mis manos y le doy un par de mordidas y dejo los desechos en la bandeja.

La puerta se abre de inmediato, entran seis guardias, creo que la próxima vez entraran diez y la siguiente quince. Uno de los guardias saca un pañuelo y lo miro con las cejas enarcadas.

Intenta acercarse, pero retrocedo, intenta acercarse de nuevo, pero tomo la bandeja de metal y lo golpeó fuertemente en la cabeza causándole una herida en el lado izquierdo, sus manos se acercan a lugar donde comienza a brotar sangre, lo miro con una sonrisa y los otros guardias se movilizan, me rodean en cuestión de segundos, cuando voy a lanzarme sobre uno saca una pistola y la coloca en medio de mi frente.

—Quieto— ordena.

Me quedo paralizado mientras uno de ellos me coloca el pañuelo cubriendo mis ojos, mi vista se nubla por completo haciendo que sienta impaciencia.

Sin previo aviso siento un puñetazo en el estómago haciendo que me doble por completo, intento moverme, pero dos guardias me sostienen, vuelven a arremeter contra mí y siento como una de mis costillas suena por el fuerte golpe.

Me arrastran por los pasillos, aunque tenga la vista nublada, siento por donde nos movemos, damos unas cuantas vueltas que solo consiguen confundirme más, creo que a donde vamos no esta tan lejos y solo intentan marearme para que no recuerde nada, confundirme.

Nos detenemos y entramos en una habitación que parece un campo de entrenamiento. Hay caminadoras, pesas enormes, lo que parece ser un rompecabezas y un gran tanque de vidrio transparente, aunque está vacío en su totalidad.

Hay varios doctores en la habitación, también hay una buena cantidad de guardias, enserio no escatiman a la hora de contratarlos, todos parecen monstruos de lo grande que son.

—Colócate este uniforme— dice la doctora pasándome un traje un poco elástico y negro en su totalidad.

Me quito la camiseta quedando solo en bóxer, me coloco el traje de inmediato, como lo supuse me queda un poco ajustado, aunque nada de lo que deba preocuparme, tiene la suficiente movilidad.

—Como te dije te haremos una evaluación general— dice señalándome la caminadora.

Me paro en ella, en se momento la enciende con un control y comienzo a correr, inicia lento, muy lento, apenas camino y si me detengo no me afecta, pero a medida que los segundos y minutos van avanzando también se va poniendo más rápida la caminadora, en minutos se pone tan rápido que penas puedo estar en ella, pero aun así resisto, corro a una velocidad tan rápida que apenas soy consciente en su totalidad de lo que estoy haciendo, la caminadora empieza a reducir la velocidad hasta que se detiene, por un segundo siento los pies calientes, tengo la garganta seca en su totalidad, al bajarme de la caminadora mi respiración está muy agitada, tanto que necesito tomarme un segundo para recuperarme.

Me lanzan una botella plástica con agua y de unos dos tragos bebo toda el agua que hay en ella.

—La siguiente prueba consta de fuerza— expresa señalándome las pesas que hay al otro lado de la habitación.

Camino hasta ese lugar, la miro y me hace una seña para que prosiga.

Comienzo levantando la primera pesa que solo tiene unos cincuenta kilos, no se me dificulta para la nada, levanto las de cien, doscientos y trecientos kilos sin dificulta. Aunque eso parece no impresionarlos, ellos me miran expectantes de que haga algo espectacular pero no sé qué esperan que haga.

Continuo, pero en las pesas hay un salto hasta la pesa de seiscientos kilos, miro la pesa con los ojos abiertos, miro a la doctora que me mira mientras asiente, me posiciono y cierro los ojos, como si eso fuera a ayudar en algo, tomo una gran respiración y me impulso para levantar la pesa, para mi sorpresa la levanto sin dificultad, eso sí parece sorprenderlos, obviamente no son los únicos a mi también me deja un poco estupefacto, sonrió mientras la coloco en el suelo nuevamente. Camino hasta la de ochocientos kilos, repito la misma acción, pero con menos impulso, aunque esta vez no es como la anterior, esta vez sí se me dificulta levantarla y no puedo mantenerlo en alto por mucho tiempo.

La doctora se da cuenta que se me dificulta levantar la pesa, siento una gran presión en el pecho, quizás el límite era seiscientos kilos, pero a pesar de sentir que el cuerpo me pesa los doctores me miran con asombro.

—Es todo por la prueba de fuerza— dice la doctora acercándose a donde mí — ¿estás bien? — cuestiona.

Asiento con la cabeza, ella me mira suspicaz por unos segundos y me señala la segunda prueba.

—La segunda prueba es la mental­— dice la doctora señalándoles al resto de los presentes en la prueba — Tendrás un solo minuto para armas la imagen.

Frente a mí, ya en el lugar de la prueba aparece una imagen de una pintura, justo ahora olvide el nombre, pero en clase la mencionaban mucho. Miro la imagen y la recuerdo, a los segundos se lleva la imagen y traen una pizarra metálica con las piezas del rompecabezas.

Una gran pantalla baja del techo en la que aparece con un cronometro, el cronometro se enciende y comienzo a colocar todas las piezas en la pizarra metálica, luego de que están todas las piezas me aseguro de arreglarlas, pero no encajan, las giro, las volteo e intercambio entre ellas, no consigo que funcione. Los segundos avanzan y parece que no lograre, intento moverlas más rápido, pero al final el tiempo termina y ninguna parte está completa.

Escucho los murmullos detrás de mí, pero no los miro, ellos solo están para juzgar, pero ninguno de ellos es como yo, quieren serlo, aún así no logro armar la imagen.

—La última prueba, la de agua— dice la doctora señalando el tanque metálico.

Me dirijo al tanque, al llegar me entran en él, mi respiración cada vez comienza a hacerse más agitada, llenaran el tanque, es la única explicación.

Luego de unos segundos el agua comienza a salir de todas partes y comienza a llenar el tanque, siento como algo dentro de mi tiembla y sale a flote un recuerdo que había reprimido, es como si simplemente se hubiese escondido pero debido a mi miedo a ahogarme saliera a flote.

Miro un niño dentro de un tanque, hay un señor fuera mirándolo fijamente, sus ojos están fijamente en los del otro, ninguno dice nada, mientras el taque se está llenando de agua.

Los ojos del niño están rojos como si estuvo llorando por mucho tiempo, luce agotado como hubiera estado todo el día en movimiento o trabajando.

—¿Qué pasa si me ahogo? — cuestiona el niño con los ojos lloros nuevamente.

—Alec, no voy a permitir que eso suceda— contesta el hombre.

El niño luce inseguro, dudoso de sí mismo y de los que dice el hombre.

—Me voy a ahogar— dice el niño asustado.

—No eres como las personas normales, puedes soportar más tiempo, solo queremos saber cuánto tiempo— explica.

Siento como mi corazón late rápido mientras veo como el tanque donde está el niño está cada vez más lleno, es como un miedo interno, el niño nada hasta arriba mientras se va llenando, el tanque tiene unos dos metros de alto, el niño solo un metro y medio como mucho, sube con el agua hasta que no le queda más que sumergirse.

Veo como el niño se comienza a hundirse hasta llegar al fondo del tanque, se queda mirando al hombre, pero al cabo de un minuto comienza a golpear el cristal, el hombre no se inmuta, solo se queda mirando como el niño golpea el cristal, pasan dos minutos y el niño luce desesperado, pero por alguna razón el hombre luce totalmente calmado, como si no le preocupara que el niño pueda ahogarse, pasan tres minutos y el niño deja de golpear, en segundos el tanque se abre dejando salir toda el agua, el niño el saco por la presión.

El hombre levanta al niño en sus brazos que abre los ojos mientras toce un poco de agua, el hombre pone una sonrisa en su rostro, aunque el niño no parece feliz, parece que está muy asustado, lo coloca devuelta en el suelo.

El niño y el hombre miran la pantalla, el tiempo es impresionante, tres minutos con treinta segundos exactos. Creo que no es posible que una persona dure ese tiempo bajo del agua y este como si nada hubiese pasado.

El hombre levanta al niño y lo abraza a pesar de estar mojado sin importa que moje el traje que trae puesto, el niño cambia su expresión y comienza a sonreír.

Siento que cada segundo que paso en este tanque mi vida se aleja, sé que llevo más de un minuto, lo he estado contando, los doctores se acercan para ver mejor lo que están haciendo conmigo, cuando pasan dos minutos siento una gran presión en el pecho y me comienzo a asustar, golpeo el cristal, pero mientras estas debajo del agua todo es más difícil, pateo el cristal, pero no funciona, les hago seña de que no puedo respirar, pero parecen no inmutarse en lo absoluto.

Me comienzo a ahogar, siento como me comienzo a quedar inconsciente hasta que solo me cubre la oscuridad.



Nota del autor:

Hey Darkness.

Con cada capítulo todo se torna más intenso, vemos más de los personajes, vemos como todo se une más, disfruten de cada vez que narre Alec, ya que nuestra narradora es Adele así que no lo tendremos mucho por aquí.

Adele será la encargada de desatar todo el infierno en este libro, la importancia de Adele están que no se imaginan. Es mi personaje favorito por mucho.

Los quiero y gracias por amar esta historia tanto como yo.


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