Ragen

By Jas_FR

1.5K 130 52

Entre los abismos de la oscuridad emergen las cadenas de la desesperación por escapar de aquél internado somb... More

Sinopsis
Uno
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Seis
Siete
Ocho
Nueve
Diez
Once
Trece
Catorce
Quince
Dieciséis
Diecisiete
Dieciocho
Diecinueve
Veinte
veintiuno
Veintidos
Veintitrés
Veinticuatro
Veinticinco
Veintiséis
Veintisiete
Epílogo

Doce

64 6 3
By Jas_FR

"El muerto no te molestará, es del vivo de quien tienes que preocuparte"

- John Wayne Gacy

Jaina

Por una semana entera quedó prohibido el acceso al comedor, tuvimos que asistir a sesiones grupales de rehabilitación para juntas superar el trauma.

Mi mente se quedó inquieta y no pude sacar de la cabeza la actitud gélida de Ragen al matar.

Cuando se nos permitió volver a la supuesta normalidad nada pareció cambiar, con la ayuda de la psicóloga dejé de ver esa escena aterradora y para entonces pasó mes y medio, estoy al tanto que no se celebra Navidad y la verdad no me molesta, son fechas familiares y ninguno de nosotros tiene un hogar donde lo esperan.

—Di-disculpen —una chica rubia de ojos celestes nos habló con voz temerosa, por un momento pensé que era una copia mía—. ¿Puedo sentarme con ustedes?

—Sí, claro —dije haciéndole lugar.

—Me llamo Riley, llegué hace un mes pero se suscitó un evento que me impidió conocer gente.

—Soy Shun.

—Jaina —estreché su mano por unos segundos, su piel es áspera y emana un olor a cigarrillo—. ¿Por qué estas aquí?

—Soy esquizofrénica, mis padres vieron prudente traerme a este lugar.

—Y yo soy Naron —dijo el castaño tomando lugar al lado de Shun—. Internado por pensamientos intensos.

Ella pareció no entender.

—Pensamientos intentos por auto lesionarme —añadió con una sonrisa—. Pero es mejor que ser una loquita sin tornillo. Bienvenida al club.

La rubia no se ofendió, en cambio rió.

—¿Por qué tienes un morete en el ojo? —ante la pregunta Shun y yo miramos a Naron con detenimiento.

Una de sus ojeras estaba más oscura de lo normal.

—¿Qué te pasó? —cuestioné.

—Esa noche me atacaron, a todos los inofensivos, como pude me defendí y esto —apuntó a su moretón—. Es prueba de que soy un sobreviviente de tan trágico evento.

Dramático.

—Jaina —la pelirroja me llamó con emoción—. A las tres en punto.

Miré al lugar y quedé sorprendida al ver a Ragen y los demás tomar asiento en su típica mesa, por unos segundos hicimos contacto visual, de pronto una gran sensación de vomitar me invadió, cubrí mi boca y traté de controlar la respiración.

Salí apresurada con rumbo a la biblioteca ubicada en la planta baja, busqué recomponerme en el corto trayecto, a metros de la entrada me detuve en el pasillo.

Giré mi cuerpo y lo vi, me siguió sin hacer ruido alguno, como si estuviera persiguiendo a su presa para atraparla desprevenida.

Él sonrió con gracia.

—Qué, ¿ahora me temes?

—N-no...

—Lo haces —aseguró con una sonrisa ladina.

—La verdad es que yo—

—No —golpeó la pared y del susto brinqué en mí lugar—. No trates de mentirme cuando ya sé la verdad.

¿Cómo rayos supo que iba a mentir?

—¡Si, sí te tengo miedo! —satisfecho giró sobre sus propios talones para irse—. Pero eso me gusta.

Finalicé cerrando los ojos temiendo cualquier acción que fuera a hacer.

Lo único que sentí fue la brisa del silencioso pasillo.

—No sabes lo que dices.

—Si lo sé.

—Para mí el miedo es satisfacción, excitación, poder, y tú, Jaina, eres el miedo que tanto me encanta infringir.

—¿Qué hacen aquí? —cuestionó la hermana Rosa con una cálida sonrisa, su pronta aparición me asustó.

—Me preguntó dónde estaba el sacerdote Samuel -excusó él con rapidez y naturalidad.

—Ven, te llevaré con él.

—Gracias hermana —respondí con sutileza.

Esperé en la desolada capilla, sólo la luz del sol entra por los vitriales reflejando en el suelo las imágenes del vidrio, los dibujos religiosos sí que son hermosos.

Ingresé al pequeño cuarto de confesiones, pasó años desde que entro a este sitio, suspiré llena de cansancio, las cosas que en algún momento me marcaron ahora se reducen a una cicatriz en mí cuerpo.

—¿Qué haremos?, es muy pronto para mandar más —habló una voz femenina con preocupación.

Me apoyé en la puerta de madera para escuchar mejor, intenté reconocer aquella voz.

—Aceptar lo que piden, lo importante es el monto, no esas miserables vidas.

—¿Ya dejaste tu personalidad de sacerdote bueno?

—¿Y tú, de hermana casta y solidaria?

—No hay que desviar el tema, el círculo negro deberá hacer otro altercado pero antes hay que drogarlos.

—Sería una imprudencia, hace poco los del área S atacaron salvajemente a sus compañeros —por la pequeña ventana vi cómo sonrió cínicamente—. Lástima que perdimos varias víctimas.

—Lo admito, hubo un exceso de droga.

—No, no hubo droga —me acerqué aún más tratando de escuchar atentamente—. Son monstruos, cómo esperas que actúen cuando se han vuelto insaciables.

—Son un peligro, lo más prudente es sacarlos de OSRAN.

—No... -solté repentinamente, cubrí mí boca cómo si eso lograse que no me escuchen.

—¿Qué fue eso? —dijo el sacerdote mirando en diversas direcciones.

—Tú mente —contestó ella con ironía y restó importancia a mi bajo murmullo—. Controlar la situación depende de todos pero si alguno trata de desobedecer se irá.

Esperé hasta que se fueran para salir de mi escondite, no quiero defender a Ragen pero tampoco considero que sea prudente expulsarlo.

Sí, sólo lo hago porque me da lástima.

Además, no tiene un hogar al cuál volver.

Llegó la hora de cenar pero nuevamente no están en su mesa habitual, sobre la mesa dejé el estofado y me senté, desmotivada comí con lentitud.

—Es una pena no poder verlo.

—¿A quién?

Las mejillas de Shun se tornaron rojas.

Oh no, que no sea lo que estoy pensando.

Tragué el pedazo de carne y aclaré mi garganta.

—Los chicos, digo, estuvo mal pero extraño esas bromas que hacen.

—¿Por qué crees que atacaron a sus compañeros?

—También lo haría si estuviera encerrada cómo un animal, no podemos decir que mataron a gente inocente cuando no sabemos qué hicieron en vida.

—Pero igual quitaron una vida —fruncí el ceño.

—Sí, la verdad si se arrepienten son merecedores del perdón, tampoco soy una Santa para juzgarlos, es por eso que estoy en medio.

—Tienes razón, antes de juzgarlos tenemos que ver nuestras propias acciones.

—Jaina, ¿sientes algo por Ragen?

—Miedo, viste lo que hizo, tendría que estar demente para querer a alguien cómo él.

—Vale, no te molesto más —tomó su bandeja y se levantó.

—¿A dónde vas?

Me dio un corto abrazo y sin pronunciar palabra se fue a paso apresurado.

Terminé la cena y me ofrecí como voluntaria para lavar el servicio, honestamente deseo mantener mi mente libre de Ragen, lo único que causa en mi es estrés.

Shun peinaba su melena rojiza a la vez que tararea una canción, la habitación se inundó de su fresca fragancia, no pasó mucho hasta que me miró, hay algo extraño en ella.

—Cuando me fuí por casualidad encontré a Riley merodeando nuestra habitación, al verme comentó que fue invitada a una reunión en el quinto piso de nuestro edificio. Dijo que vayamos con ella.

—¿Irás?

—Es nueva y quién sabe a qué peligros se exponga, conozco el quinto piso y puedo guiarle.

—No estoy segura de ir.

—Anímate, pasamos por mucho en todo este tiempo. Además he esperado ser invitada por bastante tiempo, sólo escuchaba los rumores de mis colegas pero perdí la esperanza de ser escogida.

—No comprendo —cepillé mi cabello y pude notar lo enredado que está—. Duele.

—Es porque la gente te envidia.

—¿Perdona?

—Si tú cabello se enreda así luego de haber estado rodeada de gente significa que te envidian —rodé los ojos, tenga razón o no, no quita el dolor de desenredar el cabello.

—Eso es nuevo.

—Cuando vives llena de personas qe creen en fantasmas es normal.

—Entonces tendré cuidado.

—¿Y? —esperó con entusiasmo mi respuesta.

Dos meses y medio donde viví muchas cosas que hasta ahora pienso que son irreales, es como si estuviera dentro de una película o simplemente la locura de este lugar por fin a nublado mi mente.

Merezco relajarme un poco, ¿no?

—Bien.

Cerramos la puerta para simular que estamos dormidas y nos ocultamos en el baño, esperamos hasta que Riley apareció con unas camisas azul pastel, las mismas que usan las enfermeras.

Con la ayuda de Shun subimos al último piso, al parecer enfermeras no nos dio miedo que las cámaras nos capten.
Ella tenía razón al decir que las puertas tienen un pin de acceso, nos detuvimos al final del pasillo, abrió una puerta vieja con el letrero de "Lavandería", Riley aseguró que esa le indicaron que abriera.

Entramos pero todo estaba oscuro y la poca iluminación que ingresa por la ventana no es suficiente, pasamos una lona negra y logré observar varios chicos formando un círculo pero almenos tienen una pequeña vela al centro

Mi vista viajó a esos uniformes negros.

—¿Ustedes que hacen aquí? —cuestionó Emett con tono tosco.

—Nos invitaron —respondió Shun.

—Mentira, yo sólo invité a Riley.

—Deja que mi cuore se quede —sorprendida miré a Frank que hasta ahora noté su presencia.

Debe ser bipolar.

Alguien con cambio de humor tan bruscos me genera estrés.

—Shun estará conmigo —el rodó los ojos ante mi afirmación y se encogió de hombros—. ¿Dónde está Ragen?

En silencio ellos me miraron, es claro que mi pregunta les molestó.

—Aún no nos presentaron, Orlan -saludó un chico con rasgos asiáticos de cabello azul cenizo.

—Jaina.

Lástima que mi pregunta no fue contestada, aún así mis sospechas por lo demás chicos es igual de intrigante.

—Bien, jugaremos a la botella, hasta un niño de seis años sabe las reglas, por lo tanto no hace falta decir las reglad —Emett giro la botella—. Empezaremos con una ronda de alcohol y luego pasaremos a lo candente.

Dos chicas aparte de nosotras vestían prendas azules y parecen estar familiarizadas con él juego pues bebieron muchos tragos y seguían aún conscientes.

Se llaman Alicia y Palmer, gemelas que fueron internadas por problemas mentales, como la mayoría de personas en este lugar.

—Riley, bebe —le ordenaron y lo hizo sin protestas, sus mejillas se tornaron rojas.

Ella se la está pasando de maravilla mientras que yo intento controlar la cantidad de alcohol que ingresa en mi cuerpo, no suelo consumir alcohol.

Frank no dejaba de mirarme sin descaro, me sentí incómoda.

—Creí que eras una chica que sigue las reglas.

Mi mirada se posó en Antoni, inquieto mira sus manos y se mantiene cabizbajo, es notorio su desánimo.

—Quise cambiar el aire.

—Pues debiste ajustar el aire acondicionado en lugar de estar aquí.

—Y ustedes deberían estar en su área y no aquí.

—Sabes que acá se viene por sexo rápido, ¿no?

—¿Qué?

Mi sorpresa le provocó gracia, tanto que casi de ahogó con su bebida.

—Bien, pelirroja, quítate la camisa —la propuesta de Emett tomó de sorpresa a Shun y a mí, lo miré molesta pues aunque quiera no puedo fiarme de él.

—No estoy lo suficientemente borracha para hacerlo.

—Es eso o tomas toda la botella, y por lo que veo ya empiezas a perder el control.

—Idiota —insultó antes de quitarse la camisa, pude percatarme de una cicatriz que viaja desde su costado derecho hasta el ombligo, en sus brazos de igual forma tiene algunos cortes viejos.

No había necesidad de hacerlo a menos que tenga un propósito en especial, el pelirrojo la analizó a detalle y quedó fascinado ante aquellas marcas, extendió su brazo para ticarla pero ella retrocedió dejando su mano al aire.

—Es como ver una madera vieja con grietas —comentó Orlan con gracia, algo grosero y fuera de lugar, soy consciente de que Shun es capaz de protegerse.

—Mira chino de mierda.

—¡Soy coreano!

—¿Te pregunté?, no verdad, al menos no uso mierda de paloma para no tener arrugas.

Cabreado intento pararse pero Conrad lo detuvo y obligó a calmarse antes de que las cosas escalen más, ahora mismo nosotras estamos en desventaja total.
La botella volvió a tener protagonismo, la punta se detuvo en mi y la otra parte en Frank pero antes de siquiera hablar Emett lo hizo.

—Ahora pasaremos al paraíso y nuestra primera pareja será Jaina y Frank. Puedo ayudarte con preservativos si lo necesitas.

—Oh no, paso.

—¿Acaso esperabas a Ragen? —no contesté la pregunta de Antoni, sería inútil explicar—. Los siguientes serán Emett y Shun, Riley y yo.

Con la cara triste que portaba hace segundos creí que lo último en pasar por su mente sería tener sexo.

A Conrad y Orlan les tocaron las gemelas que pasaron todo el rato tirándo indirectas, se aferraron a los brazos de cada chico como si su vida dependiera de aquel agarre.

—Síganme.

Movió una lavadora que parece tener poco uso, detrás de esta estaba una pequeña puerta que abrió con una llave de color singular, todos pasamos por el lugar y pronto me di cuenta que conecta al pasillo del quinto piso del área S, no parece ser un pasaje improvisado, al contrario, fue hecho con meticulosidad.

Emett movió el librero del área S para cerrar momentáneamente la entrada, Frank me tomó de la mano y guió hasta la primera habitación, pude notar que a diferencia de Ragen él no tiene libros y en su lugar sólo posee pelotas de béisbol con autógrafos y algunos cuadernos que parecen ser nuevos.

—Lamento mi comportamiento hacia ti —dijo mirando a través de la ventana el oscuro y abrumador paisaje.

—¿Hablas de ahorcarme?

—Eso y los insultos, la verdad es que-

—¿Qué? —interrumpí para escuchar de una vez su excusa.

—Jaina, me gustas.

Atónita giré mí cabeza cómo si fuera la actriz del exorcista, sus ojos oscuros hicieron un corto contacto con los míos y luego bajaron hacia mis labios.

Su confesión sin duda es algo que no esperaba, ahora comprendo lo que dicen sobre él y su impulsividad, al igual que sus emociones cambiantes.

—Desde el primer día que te vi no logré sacarte de mí cabeza, es como si tuviese todo el tiempo dolor de cabeza —ante su incoherente comentario levanté la ceja—. Quiero conocerte en todos los sentidos.

—Eso es ridículo, está es la primera vez que tenemos una conversación casi normal.

—Suelo actuar de manera impulsiva —excusó con seriedad.

Le doy la razón en eso.

—Aún así, soy una extraña para ti.

-Créeme que sé mucho sobre ti, cuore.

Otra vez ese apodo hizo eco en mi mente, lo dice con un tono sensual y bajo que lo haría digno de tener a cuanta chica desee, también soy humana pero su encanto no basta para quitar de mi mente mis sospechas.

Con sus firmes manos sujetó mí cintura y con rapidez me subió en el escritorio, atacó mis labios con desenfreno y ante todos mis pensamientos decidí corresponderle, no sentí nada además de nervios cuando la erección en sus pantalones rozó mí muslo.

He mandado al carajo todas las advertencias por un acto carnal, ¿dónde quedaron mis principios?

Su toque bajó a mi trasero mientras que una de sus manos trazó un camino a mi centro, cuando lo rozó mi cuerpo tembló pero no por excitación, todo lo contrario, ese toque me devolvió a la realidad y confirmé que no estoy lista, la excitación aún no se hace presente, él me bajó el pantalón y me junto más a él para sentir su pene.

Ragen —soltaron mis labios.

¿Rápido o suave?

Ambos.

Date vuelta y apóyate en la mesa —ordenó y no dudé en hacer caso—. Jaina, gime tranquila porque nadie te escuchará.

Su mano hizo a un lado la ropa interior y tocó mi clítoris haciendo movimiento hacia arriba y abajo, mis pensamientos se hicieron dueños de mi cuerpo.

Sólo por un simple deseo sexual me apetece estar íntimamente con Frank, eso desea mi mente pero mi cuerpo declina ante eso.

—Ragen —mis labios soltaron con clemencia, él se detuvo y me miró con notorio enfado.

—Soy Frank.

—Perdón, me confundí.

—Eso no volverá a suceder —me obligó a bajar y con torpeza me hizo recostar boca abajo mientras que mi mejilla se apoya sobre la madera del escritorio, con una mano sujetó mis muñecas detrás de mí espalda, intenté moverme pero la esquina del mueble lastimó levemente mi vientre, es tan puntiaguda que de moverme podría cortarme.

—Espera, no quiero esto.

—No volverás a confundirme con él.

Su miembro rozó mí entrada, entré en pánico, mi cuerpo se estremeció del miedo.

Debo escapar pero aquello es casi imposible para alguien débil como yo, por más que me sacudí el aseguró su agarre con más firmeza, mi respiración se volvió más agitada e irregular.

—¡Detente!

—Quieta Jaina —estaba a punto de ingresar en mí, lo supe al sentir la cabeza entrar con lentitud.

—¡Basta Frank! —grité a todo pulmón.

Unos chasquidos captaron nuestra atención y volteamos a la puerta para saber qué alma bondadosa interrumpió, el pelinegro de ojos grises está de brazos cruzados y con una seriedad que perturba, su intensa mirada hizo aflojar que agarre de mis brazos.

—¿Seguirás actuando cómo un cavernícola? —cuestión con aburrimiento a la vez que se acercó a paso rápido.

—Largo Ragen, ¡nos interrumpes!

—Para lograr que lo haga debes obligarme —lo empujó lejos de mí, pude alejarme para buscar y ponerme la ropa lo más rápido que pude—. Has que tú mano trabaje para bajar esa mierda que te cuelga, de lo contrario me veré en la necesidad de realizar una castración sin anestesia.

Salió del lugar y por instinto lo seguí, mí cuerpo que temblaba comenzó a calmarse, ese simple acto me trajo recuerdos amargos que creí haberlos enterrado, Frank por poco me...

—Deja de seguirme.

—¿A dónde iré? —suspiró lleno fastidio y cólera.

—Qué Frank te lleve de regreso.

—¡No! —irritado me miró, olvidé que él no es capaz de empatizar con el suceso ocurrido hace sólo segundo, Ragen no es capaz de consolarme pero sí fue capaz de intervenir, es un pequeño acto que para él quizá no tuvo relevancia pero para mí sí.

—No pudo dormir porque todos dejan sus puertas abiertas y debo escuchar cómo cogen —desvió el tema.

—Todo se salió de control.

—Sólo mírate, no pudiste controlar la situación y dejaste que algo mundano como el miedo se podere de ti.

—¿Cómo se supone que lo haga?, quedé paralizada por el terror.

—Si tú integridad corre peligro debes actuar rápido, aunque claro está que no hubieras podido con Frank, es impulsivo y sólo piensa después de haber actuado.

—Eso no me sirve de apoyo moral.

—No estoy tratando de hacerlo, ¿piensas quedarte en un rincón llorando? —negué con un nudo en el estómago, no debo estar sorprendida pues él es así, no es de las personas normales que llamarían a la policía—. Un asesino no tiene tiempo para emociones y sólo piensa en atacar, todo depende de tu deseo de vivir y de lo que estás dispuesto a hacer para salvarte

—¿No tienes tiempo para emociones que todo ser humano experimenta?

—Yo no busco ser amado, quiero ser idolatrado.

—Dime, ¿quién eres en verdad?

Sonrió de oreja a oreja y avanzó para acortar la distancia que nos separa.

—Oh, Jaina, ¿es que aún no te diste cuenta?

—Quiero que por una vez seas honesto Ragen.

—Soy la persona que te matará y acabará con tu miserable vida


Continue Reading

You'll Also Like

133M 8.7M 65
Recién llegada a la elitista universidad Tagus, Jude Derry descubre que ahí todo gira alrededor de las fiestas, los chismes, los ligues y sobre todo...
715K 6.5K 6
UN DESCONOCIDO UN MUNDO DESCONOCIDO UNA CHICA DISPUESTA A CONOCERLO SECRETOS Y UNA PERVERSA VERDAD Portada hecha por la hermosa y talentosa: @Arte...
70.1M 6.9M 49
[COMPLETADA] Una noche fue suficiente para cambiarlo todo, para destruirlo todo. Él acabó con mi familia, con todo lo que amo y por alguna razón me d...
19.8M 1.3M 122
Trilogía Bestia. {01} Fantasía y Romance. El amor lo ayudará a descubrir quién es en realidad y su pasado hará reales sus peores miedos. ¿Podrá ell...