Al salir de clases Lourdes decidió seguir a Martina, obviamente sin que ésta se diera cuenta. No quería lastimarla, solo saber donde vive para venir luego y hablar con su madre, respecto a Martina. Quería saber por qué no se comportaba como una chica normal. Observo como una mujer esperaba a Martina a unos metros de la escuela, vio como abrazaba a Martina y tomaba sus mejillas con dulzura, pero la pequeña no respondia a sus actos, eso significa que ella es igual fuera de él colegio. Supuso que aquella mujer era su madre por sus rasgos faciales y el cariño con el que la trataba.
Las siguió un poco más, hasta que las vio entrar en un hospital, frunció ligeramente el ceño pero decidió entrar también. Se sorprendió aún más cuando vio a Martina entrar a una puerta que tenía en ella grabada la palabra "Psicóloga". ¿Acaso Martina tenía un trauma? ¿O algún problema de nacimiento? sea lo que sea, ella quería averiguar de que se trataba.
Lunes, 28 de abril.
Lourdes llegó al instituto, y enseguida busco a Marina con la mirada, pero no pudo encontrarla. Extrañada camino a su respectivo salón de clases, y se encontró con Martina ahí, mirando a un punto en la nada, como siempre.
-Hola Marti- Saludo animadamente Lourdes, y guardo silencio un par de segundos, esperando la respuesta de la ojimarron.
-Hola- Respondió, sin apartar la mirada de el punto vacío al que miraba.
-Por lo que se ningún chico se ha metido contigo desde que hable con ellos, eso es bueno- dijo Lourdes y espero unos segundos la respuesta de Martina, pero esta no hablo. -Marti estoy cambiando por ti, deberías ser un poco más considerada.-
La ojimarron cerró sus ojos unos momentos, y suspiro, dándose ganas para hablar- Sigues siendo una tonta, solo que te haces la buena conmigo- Dijo simple, y salió del aula, tan neutra y desinteresada como siempre.
Lourdes quedo congelada. ¿Qué fue eso? Martina la había puesto en su lugar, sin ser grosera. Aunque ella no se estaba haciendo la bueno, realmente lo estaba siendo, ¿o no?
La ojiverde corrió tras la pequeña y la alcanzó fácilmente. -Esperq Marti, ¿Por qué dices eso?- Espero y espero, una respuesta que nunca llego, la ojimarron solo la miraba a los ojos sin ninguna emoción, sin expresiones, nada. Como si estuviera muerta. Apenas y parpadeaba. La ojiverde estaba exasperada, la paciencia que tenía era mínima.
-¿Podrías decir algo?- Lourdes tomó a Martina fuerte del brazo, acercándola un poco más a ella. Martina no inmutó. La castaña suspiro con frustración. Cuando Santiago intento pasarse de listo con Martina, esta lloro, intento defenderse, e incluso se refugio en sus brazos. Pero ahora mismo parecía que podían estarla torturando y no se mostraría ni un poco afectada. Lourdes soltó a Martina y está camino lejos de ella. ¿Realmente estaba cambiando o solo se portaba bien cuando le convenía? Es difícil para Lourdes ser noble y pura, cuando toda su vida ha sido lo contrario a eso. Pero nunca es tarde para cambiar, y para ayudar a Marti era necesario.