La primera ves que me sincere con Robin Brown, fue mediante un mensaje directo a su celular.
MENSAJE:
Enviado a las 23:00 horas en punto.
Hola Rob, se que dijimos que confiaríamos hasta lo mas mínimo de nosotros mediante este medio, y que jamás nos ocultaríamos cosa, por eso hoy quiero hacerlo así.
Yo Ema Devise, la chica que a estado pendiente a ti tres años consecutivos, la misma que jamás fue tomada en cuenta por tu enorme hueco de ego, y exceso de atención. Creo que cuando evitamos sentir amor, es cuando mas este quiere estar presente, y por el mismo motivo por mas que cerré los ojos, mi corazón siempre te aprendió a ver, mas allá de lo que eres realmente, te aprendió a querer, incluso a aceptar los demonios que te rodean. Aprendí de lo malo y cruel que a podido ser tu vida. Y que sepas que por eso no temo de ti, y no me aleje de ti aun viendo tu peor cara, no lo hago para alimentar tu hueco, tan poco busco sanarte, aunque me encantaría poder hacerlo. Si esto no es amor, no se que es lo que estoy sintiendo, mi vida a dado miles de vueltas y siempre vuelvo a donde tú estas, y aun no entiendo el porque han sido días, semanas, meses, años y aun así es algo que emocionalmente no puedo cambiar. No quiero que me ames, o te obligues a sentir algo que no sale de ti, solo quiero que lo sepas, que lo tengas presente cuando te vayas a dormir. Porque aunque ya no lo quieras por un tiempo seguiré aquí.
Mi rostro era alumbrado en la oscuridad, por la luz tenue de aquel mensaje en el celular, lo leí mas de cinco veces antes de enviarlo. Y cuando creí que ya no habría respuestas Robin por fin contesto.
- Jamás quise verte de otra manera, pero también se que no puedo ocultar lo que siento por más tiempo y aunque no se si es lo correcto, también quiero ir mas allá. Porque tres años no pasan en vano, menos si se trata de quien a estado siempre junto a mi, así que esta bien, con eso estoy bien por esta ves.
Después de aquellos mensajes vinieron los días de "disculpas", Robin Brown se disculpaba por cualquier motivo, por el cual él creía que me fallo.
Dejando flores y mandando un montón de mensajes que leía cada día en la misma banca, a donde en el pasado siempre me escondía cuando me sentía triste por el daño de Rob.
-
Cambiamos esos malos recuerdos por buenos. Y cada día después de clases en el mismo estrecho de la banca estaba la misma flor que me aceleraba el corazón.
Mensaje al Móvil de Ema.
Disculpa por no estar hoy aquí, sentado a tu lado.
Vinieron las nuevas platicas, sobre el sentir, el estar feliz, el aprender a sonreír, amar.
Sumado a un cambio de personalidad de ambos, donde Robin Brown se perdía un segundo de clase por decirme ¿Cómo estas hoy? darme un saludo corto donde a veces solo nos quedábamos en silencio. Donde yo aprendí a confiar en mi misma, y saber que como era estaba bien, para llamar su atención.
Habían días de acercamiento donde todo iba bien, y otros donde con suerte le veía pasar, días de interés, y días donde le veía con alguien más. Pero así le aprendí a querer, entendiendo que no le podía cambiar lo que era, ni menos le podía exigir más, donde a veces era angustia, tristeza, ganas de decirle que ya no quería seguir ahí, pero con lo mas mínimo de atención entendía que no me podía rendir, que pese a ser una chica más en su vida de algún motivo cuando le veía se ponía feliz.
Es ahí donde nace nuestra siguiente redflack llamada "la ilusión" es ella la que nos hace imaginar cosas que muchas veces no son así, nos hace idealizar, momentos, personas, actitudes, cosas. Y nos inventa un mundo que solo existe dentro de la cabeza, porque al despertar te das cuenta que era algo que solo dependía de ti.
Comencé amarle sin tener señales de él, me fui, volví, di vueltas en circulo un montón de veces, me hice preguntas, le hice preguntas. Nos hicimos amigos, enemigos, extraños, amigos, y jamás descifraba el porque siempre todo tenia que ser tan difícil.
Nos dijimos, las cosas como eran, nos quisimos, nos fallamos, lo intentamos, y aunque siempre estuvo todo en contra, volvimos empezar, empezamos de cero más de una ves, comencé a conocerle otra ves, estuvo bien, estuvo mal, le vi perder y también ganar.
Y cuando parecía estar en el punto final, la historia volvía a comenzar.
Conocí a su chica, conoció a mi chico, nos alejamos, y cuando todo estuvo mal nos volvimos acercar, Robin y yo éramos lo malo, la bandera roja, el peligro mismo, lo difícil de amar, y aun así siempre pudimos ir mas allá, olvidamos cada fallo perdonamos y hay cosas que por más que importaron en su momento jamás las hablamos.
Y aunque seguimos el mismo camino, siempre las cuerdas nos jalaban a otro lugar, donde por más que lo evitábamos, nos alejábamos justo cuando el amor empezaba hablar.
No se si era por miedo, o si era que jamás estuvimos destinados a ser algo más, pero simplemente cuando habia amor era como si pese a tenerlo de frente ambos no lo quisiéramos aceptar.