Acurrucados entre sus brazos bajo la luz de las estrellas, dormían en profundo silencio tres pequeños los cuales ahora llama hijos.
Lo cuál la convertía en una madre, una vez más. Bueno hasta un punto. Al final uno no puede meter en una misma canasta el pretender y el ser.
Lo único que sí tenía mucho más claro, era que no iba a volver a perder a su familia.
✶✶✶
《 Horas antes: 9:00 am 》
"¿Qué está pasando, aquí?" Ace no dejaba de jalonear el cabello de su hermanito menor. Algo que molestó a Palila quien preguntó angustiada sobre sus acciones tan bruscas.
A lo cuál Ace explicó que Luffy no deja de insistir en ir a la playa, por más que este le repita lo prohibido que lo tiene.
"No le veo lo malo" Palila no terminaba de entender el por que. Para ella sonaba como una buena idea. "Hasta que se empieza a ahogar" Sabo añadió en tono de burla, a lo cuál Luffy murmuró que no es cierto.
"No sirves para mentir, solo acéptalo, eres imposible de controlar en el río, aun menos en mar abierto" Ace le reprocho al oír su queja.
"Ace no miente señorita, nuestro hermanito es una abeja inquieta. Por eso solo lo llevamos al río" Sabo confesó a lo que Luffy añadió en un puchero: El río es aburrido.
Ace quería estrangular a su hermano ahí mismo.
"¿Qué les parece, si yo lo llevo?" Palila les ofreció mientras recogía a Luffy entre sus brazos.
"¿Crees poder con él?" Ace le preguntó seriamente.
"Por supuesto" Palila contestó.
"Puedes llevarlo, confiaré en ti" Sabo declaró con confianza al ver cómo cargaba con sumo cuidado a su hermano.
Ace estaba a punto de contradecirlo cuando Sabo se le adelantó. "Tómalo como una prueba de confianza. Aparte tu sabes que ésto podría servir como un descanso para nosotros".
Ace no le llevó la contraria, hasta cierta medida necesitaban un descanso de su hermanito. Lo aman, de eso no hay dudas, pero criar a un niño siendo uno, no es fácil. Puede llegar a ser agotador.
"Esta bien, pero si algo le pasa a mi hermano…" Ace aceptó con una que otra amenaza de por medio.
"Solo cuídalo por favor. ¡Y tú, no seas tan duro con ella!" Sabo dijo mientras le tiraba una regañada a Ace, quien gruñó en respuesta.
✶✶✶
Palila y Luffy no tardaron en emprender su camino en dirección a la Villa Fosha. En palabras de Palila, necesitan comprar algunas cosas antes de ir a nadar. Y no había mejor lugar que la villa que quedaba cerca de donde iban a nadar.
"¿El bar de Makino?.”
Desde que Luffy se enteró de esto, no dejó de insistir en ir al bar de una tal Makino. Lo cuál llamo la atención de Palila, la quien con una sonrisa le pregunto quien era.
"Solía cuidar de mi antes de que el abuelo me llevara a vivir a la montaña" Luffy respondió mientras se sacaba un moco.
"¿Entonces, es tu mamá?" Palila se quedo viendo a Luffy con duda en su mirar.
"No lo sé, Makino es solo Makino" La respuesta de Luffy era vaga, pero acertada. Para el Makino era como Dadan, una persona a la cuál se le fue encargado por su abuelo.
Eso si, en el fondo Luffy sabe que Makino es como una especie de hermana mayor.
"Ya veo".
Terminaron avanzando hasta llegar a la villa, donde Luffy se le escapó corriendo a la pobre de Palila. Este entro como loco al local de Makino, estrellándose con ella.
"¿Luffy?" Makino se sacó de onda ante tal aparición. Sobre todo sabiendo bien que el niño tenía prohibido volver a la villa.
Antes de que pudiera interrogarlo, una joven mujer llegó corriendo hasta la puerta, su cabello oscuro ondeando detrás de ella mientras se detenía con un aliento agitado. Su mirada, a pesar de la prisa, mostraba una mezcla de alivio y alegría al encontrar a Luffy allí.
Los ojos de Makino se encontraron con los de la mujer desconocida, tratando de entender quién era y por qué Luffy la recibía con tanta efusividad.
Hubo algo más que captó la atención de Makino en ese momento. Fue la forma en que la luz del sol iluminaba el rostro de la mujer, resaltando los tonos cálidos de su piel y el brillo en sus negros ojos. Había una serenidad en su sonrisa, como si llevara consigo la paz de un lugar lejano.
"Hola, señorita, yo..." comenzó Makino, intentando encontrar las palabras adecuadas para dar la bienvenida, pero fue interrumpida por la desconocida.
"Tú debes ser Makino, ¿verdad? Es un placer conocerla, yo soy Palila", dijo la mujer, extendiendo su mano con gracia y calidez, disipando la tensión en el aire.
"El placer es mío, ¿pero quién es usted?", preguntó Makino.
"¡Es mi mamá!" anunció Luffy con entusiasmo, sus ojos brillando con amor y emoción.
"¿Mamá?" exclamaron Makino y Palila simultáneamente, sus mentes tratando de procesar lo que el niño había dicho.
La habitación quedó en un silencio momentáneo, roto solo por el sonido distante de los pájaros afuera.
"¿Qué acabas de decir, Luffy? Creo que no escuché bien", preguntó Palila, su voz un poco temblorosa.
"¡Una vez Makino dijo que una madre es una persona única!" explicó Luffy rápidamente, su entusiasmo contagioso llenando la habitación. "Y yo jamás había visto a alguien comer gusanos, eso sí que es único".
Las risas llenaron la habitación, una mezcla de incredulidad y alegría que rompió la tensión.
"¡De verdad! Una vez intenté comer algunos, pero Ace y Sabo dicen que es asqueroso, así que nadie más lo haría", exclamó Luffy con entusiasmo, agitando sus pequeños brazos en el aire mientras compartía sus pensamientos con absoluta certeza.
✶✶✶
"Entonces, ¿has estado cuidándolos?", preguntó Makino a Palila mientras Luffy estaba concentrado coloreando con los crayones.
"Sí" respondió Palila con una sonrisa.
Makino, curiosa por la inusual visita, preguntó: "¿Y qué los trae por aquí?".
"Traje a Luffy para ir a la playa mientras sus hermanos toman un pequeño descanso de este torbellino", explicó Palila mientras revolvia el cabello de Luffy.
"Me alegra mucho saber que hay alguien más cuidándolos ..." admitió Makino, su voz llena de preocupación.
"¡Dímelo a mí! Son como animales yipippipi", agregó Palila con una risa suave, encontrando humor en la naturaleza juguetona y energética de los hermanos.
Makino asintió, compartiendo una risa cómplice con Palila. "Me alegra que por fin puedan ser niños", comentó, su mirada reflejando la ternura y el amor que sentía por cada uno de los hermanos.
"Yo igual" Añadió Palila para luego aprovechar el momento y preguntar por un sitió en donde comprar juguetes.
"¡Conozco el lugar perfecto!", exclamó Makino, compartiendo con entusiasmo su conocimiento sobre una juguetería cercana.
Esa tienda resultó ser una pequeña joya, llena de juguetes. Luffy se quedó sin palabras mientras sus ojos brillaban con asombro ante la variedad de opciones. Entre risas y emociones, eligieron juguetes para nadar, anticipando la diversión que les esperaba en la playa.
Finalmente, llegaron a la orilla del mar, con Luffy ansioso por lanzarse al agua. Sin embargo, su emoción se vio interrumpida cuando Palila le aplicó bloqueador solar.
"¿Qué es esto?", preguntó Luffy, intrigado por el líquido en sus manos.
"Es bloqueador solar." explicó Palila con paciencia. "Necesitas usarlo para protegerte del sol y evitar quemaduras en la piel".
"¿El sol puede quemarme?", preguntó Luffy, sus ojos ampliándose en sorpresa y asombro.
"¡Sí, puede! Es importante cuidar tu piel", le recordó Palila, mientras Luffy absorbía esta nueva información.
Después de un rato, se adentraron en el mar y, como era de esperar, Luffy tenía algunos problemas para nadar, pero el flotador lo ayudaba bastante.
"¡Tú puedes, Luffy! ¡Ven hacia mí!", exclamó Palila animándolo mientras disfrutaban de su tiempo en el agua. Luffy, se estaba divirtiendo mucho.
Al pasar del rato él parecía haber entendido cómo nadar. "¡Mira, mami, un pez raro!", señaló Luffy con su dedito a un pez payaso. "Ese se llama Pez payaso", comentó, atrapando el pez con sus manos. "¿Puedo comérmelo?" preguntó Luffy, interrumpiendo a Palila antes de que pudiera terminar su advertencia sobre comer pescado crudo.
"Espera, ¿me volviste a llamar mamá?" Palila se detuvo por un segundo, procesando lo que acababa de escuchar.
Luffy simplemente se rió.
"Cuando haces esa cara, me da mucha risa, shishishi", dijo mientras Palila lo sacudía suavemente. "No deberías, pero, ¿por qué me llamas así?" Luffy parecía confundido ante la pregunta. "¿Por qué no debería? Eres mi mamá, shishishi".
✶✶✶
{Ace pov}
"¡Esa es una buena captura, Ace!" Sabo dijo, inspeccionando el cocodrilo que habían capturado.
"¡Tenemos que vender algo pronto, se acerca el cumpleaños de Luffy y no quiero tocar nuestro ahorro pirata!" Sabo le recordó.
"¿Qué tal si vendemos un poco de piel de cocodrilo? ¿Suena bien?" Sabo le sonrió a lo cual él asintió sin darle mucha vuelta.
Se dirigieron hacia Edge Town, donde vendieron la piel de cocodrilo. Cuando llegaron, todo parecía estar yendo según el plan. Incluso les pagaron más de lo habitual.
Terminaron sus negocios y estaban a punto de irse cuando un guardia los detuvo, encontrándolos sospechosos.
Estaban preparados para huir cuando, de repente, se les cayó la capucha, revelando sus identidades como los niños demonios de la terminal.
"¡Que, no escapen!"
Normalmente serían perseguidos por un tiempo y luego los dejarían en paz, pero hoy fue diferente. En cuanto supieron quiénes eran, se aseguraron de rodearlos.
Estaba entrando en pánico. Nunca antes habían sido tan persistentes con su arresto.
¿Por qué ahora?
"Outlook Sabo, estamos aquí para ayudarlo, por ende le solicitamos que se entregue sin causar más problemas".
¿Sabo?,
¿Por qué estaban detrás de Sabo?
"¡¿Él los envió, verdad?!" Su hermano gritó endurecido. Su cuerpo temblaba como nunca lo había visto antes.
"Tenemos una orden para traer de vuelta," el hombre sacó de su bolsillo una foto de su hermano. "al hijo de uno de los nobles con mayor rango de High town".
*Como se atreven a siquiera pensar en arrebatarme mi hermano" pensó Ace lleno de rabia.
"Váyanse o los mato" Declaró Ace en voz alta mientras atacaba a los guardias de forma desenfrenada. Pero todos sus intentos fueron en vano.
"¡Ace, detente! ¡Son demasiados!", gritó Sabo desesperado.
"Si voy con ustedes, ¿dejarán en paz a mis hermanos?" Viendo que esto no avanzaría a ningún lado, Sabo dio un paso en adelante.
"¡No lo hagas!" Ace no podía permitir que su hermano se sacrificara así.
"Lo siento, Ace, pero no tenemos otra opción. No estés triste por mí, al menos pude probar lo que la gente llama libertad", dijo su estúpido hermano mientras se alejaba con los guardias.
Cuando regresó al bosque, gritó como nunca había gritado. Golpeó su puño contra el suelo como nunca lo había hecho.
La irá lo inundó, la impotencia de no poder hacer nada en ese momento.
No había duda, tenía que salvar a su hermano.
Con pasos decididos y el corazón acelerado, regresó a la casa.
Al entrar, encontró a Luffy jugando con juguetes que él estaba seguro que no estaban ahí antes. Le preguntará qué con los juguetes cuando lo demás se arregle.
En estos momentos su prioridad es otra.
"Secuestraron a Sabo", dijo Ace, su voz quebrándose de solo decirlo.
Luffy, con sus ojos inocentes y llenos de confusión, lo miró con incredulidad.
"¿Estás mintiendo, verdad? ¡Ace, dime que estás mintiendo!" Su hermanito era un llorón y como todo llorón, no tardó en llorar a mares. Algo que en otra ocasión sería razón de burla o enojo. Ahora mismo solo lo hacía sentir como escoria.
"Luffy, escúchame bien. ¡Juro que lo traeré de vuelta!" Sus brazos envolvieron a Luffy en un abrazo protector, como si quisiera protegerlo del mundo.
En ese momento, Palila, con una mirada compasiva en sus ojos, se acercó.
"No es nada que debería molestarte…" Comenzó Ace, pero fue incapaz de ocultar su angustia.
"Pero lo es. Ya no están solos. Pueden depender de mí", Respondió Palila. Era como un rayo de luz en medio de la oscuridad.
“Entonces .."Ace murmuró antes de tomar un profundo respiro.
"¿Qué opinarias si Gold Roger tuviera un hijo?" Sus ojos reflejaban una mezcla entre esperanza y temor.
Temor que lo consumía cada segundo que pasaba sin una respuesta.
Cuando la obtuvo, fue inesperada.
Palila rió, pero no era una risa burlona; era un eco de genuina alegría mezclada con la comprensión. "¡Roger con un hijo? Eso suena demasiado surrealista para creerlo!" Su risa era cálida, como si tratara de aliviar la tensión en el aire.
"¡No tiene nada de gracia!" Gritó Ace enfurecido.
“Perdón, pero me resulta difícil creer que alguien tan incompetente pudiera tener un hijo. Pensé que ni siquiera sabía de dónde venían", comentó Palila.
"¿Conociste al Rey de los Piratas?" preguntó Luffy, sus ojos brillando con la emoción de conocer a alguien que había compartido aventuras con su ídolo.
"Por supuesto. Siempre estaba detrás de mí, tratando de convencerme de unirme a su tripulación. Era un verdadero dolor de cabeza. Pero si de verdad tuvo un hijo, no tengo dudas de que sería tan amado como el", confesó Palila, como si estuviera leyendo los pensamientos de Ace y respondiendo a sus miedos más profundos.
"Espera, no puedes estar hablando en serio", exclamó Ace.
Lo que decía no tenía sentido. Ese hombre era un demonio. ¿Cómo un demonio podía ser un ser tan amado como ella lo sugería?.
"No bromeó. Si eras su amigo no había forma de odiarlo. Incluso alguien como yo hubiera aceptado su invitación si no fuera porque…" Palila comenzó.
¿Por que no? — Roger le volvió a preguntar.
Soy una pirata retirada, ya tuve mis propias aventuras — Ella le respondió lo mismo que siempre le respondía.
"Ya he tenido mis propias aventuras", Finalizó Palila, su voz cargada de nostalgia.
Luffy la miró con una nueva admiración en sus ojos. "¿Eres una pirata?" preguntó, su voz llena de asombro y respeto.
"De la mejor tripulación de la historia. Roger jamás podría compararse con mi capitán", declaró Palila con orgullo.
"¿Qué edad tienes?" preguntó Ace sin saber realmente que lo llevó a preguntar.
"Sigo en mis días de gloria. Tengo 125 años", respondió Palila.
"Así que eres anciana", concluyó Luffy.
La respuesta no la ofendió; en su lugar, ella se río, como si hubiera escuchado ese comentario con anterioridad.
"Las otras razas nos consideran seres inmortales, pero en realidad solo tenemos una esperanza de vida más larga que las demás", comenzó a explicar Palila.
"Ya te diste cuenta, ¿verdad? No soy humana", lo dijo como si fuera obvio, pero Ace apenas podía procesar sus palabras.
La revelación de Palila sacudió sus cimientos, pero también despertó una nueva curiosidad en él.
Esta conversación era para ver si lo aceptaba por quien es, pero había escalado a un nivel de rareza que Ace no había anticipado.
"Si no eres humana... ¿qué eres?" preguntó Ace.
"Alguien capaz de recuperar a tu hermano. Así que, dime dónde se lo llevaron para que podamos planear su rescate", dijo Palila, su voz firme pero llena de compasión. Ace sintió un nudo en la garganta mientras se daba cuenta de que esta mujer no solo tenía una conexión con su padre, sino que también estaba dispuesta a ayudarlo a encontrar a su hermano.
Por eso, y por otras cosas…
termino aceptando su ayuda.
[Sabo Pov]
En High Town, todos creen que los hijos deben agradecer a sus padres por la vida noble que les dan.
¿Cómo?, dejándolos controlar su vida, como pequeñas marionetas.
En algún punto las cosas tenían sentido, en otro ya no. La jaula lo estaba asfixiando. Por eso tomó la decisión de escapar y saborear por primera vez aquella cosa que la gente llama:
Libertad.
Fue increíble, como un caramelo tan dulce que parecía letal. Y lo letal lo volvía loco. Era emocionante.
Pero como su padre le dijo una vez. Las cosas buenas se acaban para los niños mal portados. Por eso ahora está de vuelta en la jaula dorada que tanto odia.
Una jaula que ahora incluía bestias nuevas. Un hermano que no pidió. Un obvio reemplazó suyo.
¿De verdad no era más que un peón para sus padres?.
¿Son acaso todos padres así?.
¿O podrían también ser como la señorita Palila?. Amables y comprensivos.
Aunque a este paso, nunca tendrá una respuesta a estas preguntas.
Por eso mejor intenté dormir. Pero es casi imposible cuando el lugar apesta de malos recuerdos.
*Tack, Tack, Tack*
Un sonido extraño lo sacó de sus lamentos. Venía de la ventana.
Se acercó.
“Hola, pequeñín…” Dijo al pequeño pajarito blanco enfrente suyo.
Un pajarito se había estrellado con su ventana. Por ende no tardó en ponerlo en sus manos y acariciarlo.
Solo para que diera vuelo y jalara su camisa. Tratando de llevarlo a la ventana.
"¿Quieres que vaya contigo?, Que gracioso, no es como si pudiera volar…" Si pudiera, habría sido libre hace mucho tiempo. Sobre todo porque sus padres se aseguraron de poner púas debajo de su ventana.
"¡Espera! ¡Detente!" El pequeño pájaro era fuerte, arrojándolo sin esfuerzo por la ventana.
"¡Maldición!"
Antes de golpear contra el suelo, vio al pájaro transformarse en una criatura blanca y ardiente que lo atrapó con su enorme espalda.
"¿Un fénix?"
Había leído sobre ellos en libros, pero se suponía que eran seres míticos, ¿verdad?.
Pero aquí frente a él, estaba uno.
El Fénix parecía ignorarlo, elevándose más alto. El viento acariciaba su rostro, haciéndolo sentir libre como nunca antes.
"¿Así se siente volar?" preguntó, sin esperar una respuesta.
Descendieron lo suficiente para ver dos pequeñas figuras corriendo hacia ellos.
"¡Sabo!"
Eran sus hermanos, habían venido por él.
"Luffy, prepárate, vamos a saltar", Con esas palabras, el Fénix se acercó, permitiendo que sus hermanos saltarán sobre una de sus patas.
Una vez allí, se inclinó, lanzándolos al aire y atrapándolos en su espalda.
Luffy lo abrazó, y él no pudo evitar devolver el abrazo.
A lo que Ace dijo; "Mira todo por lo que nos hiciste pasar para traerte de vuelta, idiota".
"¿Alguien puede explicarme por qué estamos encima de una criatura mítica?" Preguntó a lo cual su hermanito respondió alegremente que era Palila.
"¿Luffy, estás diciendo que Palila es este Fénix?" Pregunto perplejo.
"Luffy no miente", dijo Ace.
"Es demasiado para procesar" Contestó sabiendo que Ace no le mentiría.
Ahora que lo pensaba, ¿acaso el nombre de Palila no significa: 'Pájaro'?
"Espera, ¿es siquiera su nombre Palila?" le preguntó a su hermano a lo cuál él le respondió que ella lleva años usando distintos nombres.
Pero el verdadero, o al menos el cuál ella quiere ver como el verdadero es…
'Gracias, princesa', Le dijo con una sonrisa, a lo que Palila respondió con algunos pequeños ruidos.
Palila los llevó de vuelta a la casa del árbol.
Todavía la llamaban así porque, según Ace, realmente no le importaba, y empezaba a gustarle el nombre.
Después de bajarse de su espalda, observaron cómo Palila volvía a su forma humana. Una vez en ella el se volteó a ver a sus hermanos y a Palila.
"Sé que les debo respuestas, pero también, lo siento por hacerles creer que era un huérfano de la Terminal" Confesó entre lágrimas.
"No seas estúpido" Ace lo abrazó mientras Luffy se unía al abrazo.
"Me alegra que hayas vuelto" Añadió Luffy.
"La verdad es que nací en una familia noble pero escapé de ellos. Pensé que ya era libre, pero ellos quieren recuperar su propiedad. Y no se detendrán hasta que así sea. Por eso, creo que lo mejor es que yo me vaya…" Sabo se mordió el labio de solo tener que decir tremenda barbaridad.
"Tienes miedo de que vengan a por ti y pongas a todos en peligro" Palila agregó sabiamente, sus palabras llenas de comprensión, como si supiera de primera mano lo que Sabo sentía.
"Sé que no he estado mucho tiempo con ustedes, y tal vez no sea tu…" No necesitó decirlo para que ellos entendieran.
"No me importaría", admitió Ace.
"Palila es nuestra mamá" exclamó Luffy como si eso ya estuviera decidido.
"Eres un niño extraordinario", su voz temblaba de emoción, "con un gran corazón. No mereces vivir con miedo".
Palila dijo eso mientras lo miraba con una mirada llena de tristeza. Cómo si el solo hecho de darse cuenta de su situación le rompiera el corazón de formas que él desconoce.
Nadie jamás había dicho algo así. O lo hubiera visto con tanta comprensión.
"¿De verdad serías nuestra madre?" pregunté.
"Ustedes son niños, niños fuertes sin duda alguna. Pero niños a fin de cuentas. Y ningún niño merece estar solo sin un guía”
Un guía…
"Alguien que les ayude cuando las bestias sean demasiado fuertes como para vencerlas solos. Una persona que los acompañe hasta que puedan defenderse de las bestias más grandes que este mundo tiene que ofrecer. Está bien si no quieren aceptarme, pero sería un honor ser su…" Antes de que pudiera terminar, la abracé.
"Está bien, mamá", susurré entre lágrimas, mi corazón hinchándose con un sentido recién descubierto de pertenencia, "te amamos". Con esas palabras, el dolor del pasado pareció desvanecerse.
La palabra mamá, llenó el vacío en sus corazones que no sabían que existía.
Y así, nuestra familia de tres oficialmente se convirtió en una familia de cuatro.
Tres niños y su madre.
Bajo el lienzo de estrellas centelleantes, nos acurrucamos en el cálido abrazo de nuestra madre, encontrando consuelo en sus brazos.
En ese día inolvidable, Palila hizo una promesa sagrada para sí misma, grabándola en lo más profundo de su alma entre las lágrimas y sonrisas.
"Los protegeré, pase lo que pase", susurró a los cielos, "no volveré a perder a alguien más".
Y en ese momento, en medio de la inmensidad del universo, nuestra pequeña familia encontró un amor tan poderoso como ningún otro.
Publicado: 27 octubre 2022
Editado por primera vez: 30 Septiembre 2023. Última edición: 5 de marzo del 2024.