Regreso Doble

By makuromevi

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Después de un reencuentro horrible en Manila, Takemichi regresa al pasado para remediarlo todo, solo que esta... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capítulo 3
Capitulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capitulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capitulo 21
Capítulo 22
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35

Capítulo 23

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By makuromevi


Muchas gracias por seguir esta historia, por fin es el final del parque de atracciones y está por comenzar lo emocionante. Espero este capitulo les parezca entretenido.

o(〃^▽^〃)o

Anteriormente:

El que Draken me malinterprete aun me asusta un poco... y sé que Draken es una buena persona, pero... no puedo estar seguro de su reacción y eso es motivo suficiente para tener cuidado.

Supongo que terminaremos la conversación después.

La mirada de Mikey se volvió fría por un instante, pero al verme solo suspiro y regreso a la normalidad.

Debe ser difícil para Mikey, por culpa de todas esas... cosas que ha vivido, pero... lo está haciendo muy bien.

Después de eso, seguimos paseando por el parque y nos divertimos mucho. Draken y Mikey compitieron en algunos juegos y fingieron discutir como antes, mientras Emma y yo los mirábamos sonriendo. Para cuando comenzó a oscurecer, Emma grito que debíamos ir a la rueda de la fortuna antes de irnos a casa.

Takemichi pov.

Esperamos en una larga fila mientras comentábamos los juegos que nos parecieron mejores.

La rueda de la fortuna era enorme así que tenía lugares para 4 personas, lo que fue una suerte porque podríamos entrar todos juntos.

Cuando llego nuestro turno, Emma se adelantó junto a Draken y cerró la puerta en nuestras caras.

...

Mire a Mikey.

—Supongo... que... quería tiempo a solas con Draken— Comente sorprendido y Mikey solo asintió.

...

Deberíamos... salir de la fila, la rueda de la fortuna es uno de esos lugares exclusivos de pareja y aunque... me gustaría subir, no sé si Mikey esté de acuerdo.

...

Sería mejor esperar a que Emma y Draken bajen.

Estaba por decirle que nos fuéramos, cuando la persona encargada del juego, prácticamente nos arrojó dentro, sentándonos uno frente al otro.

—No se muevan de esos lugares para equilibrar el peso, disfruten de la atracción— Dijo con neutralidad mientras nos cerraba la puerta.

...

Eso me tomo por sorpresa.

Ni siquiera nos dio tiempo de decir algo.

El juego empezó a funcionar, nos empezamos a elevar y como el sol ya se había ocultado, todo estaba oscuro, a excepción de las luces del parque y las casas a lo lejos.

Era una vista muy buena.

Cuando mire a Mikey note que el también observaba el paisaje, pero... una sombra ocultaba su rostro y no pude ver su expresión.

El... no ha dicho nada desde que subimos.

...

Supongo que debe ser incómodo para él. Después de todo, está en este tipo de juego con un hombre y mi disfraz no sirve de mucho esta vez.

Mi corazón comenzó a acelerarse, yo... no sabía que hacer o hacia dónde mirar.

Me... hubiera gustado que disfrutáramos de este juego como con los demás, pero... este juego... es tan típico de parejas que definitivamente le debe parecer raro.

Mire mis manos y mi pulsera brillante atrajo mi atención.

...

Mikey todavía llevaba la suya.

...

Estaba a punto de disculparme por no haber reaccionado antes, porque así habríamos salido de la fila cuando tuvimos la oportunidad, pero la voz calmada de Mikey, resonó en el lugar.

—Gracias...

—¿Eh?

El por fin me miro y el gesto suave en su rostro, me derritió el corazón.

—Hoy... No... Estos días, han sido los mejores que he pasado en tanto tiempo...—Confeso y mi corazón acelerado dio un salto.

—Y-Yo... no he hecho nada, fue Emma y D...—Estaba avergonzado por sus palabras y quería decirle que Draken y los demás hacían la diferencia, cuando él me interrumpió.

—No. Fuiste tú. Siempre fuiste tú... yo... siempre te necesite tanto y ahora lo confirme—Dijo sonriendo. Su voz era suave, pero algo en su gesto... me hizo tragar saliva. Se veía... algo posesivo y... ¿Peligroso?

...

Negué con la cabeza.

Sus palabras... me hacen feliz, me... hacen sentir orgullo, pero... no es correcto. Y no son verdad aunque el crea que sí.

Su mirada se volvió afilada cuando negué lo que dijo.

—No soy solo yo, Emma y Draken estaban con nosotros hoy, ellos también hicieron que el día fuera increíble ¿Verdad? Recuérdalo—Comente con una sonrisa.

Él se veía sorprendido por mis palabras.

—Sí, pero si no estuvieras ahí... —Mikey insistió y esta vez fue mi turno de interrumpir.

—Y si ellos no estuvieran, tampoco sería lo mismo. Tienes muchas personas importantes en tu vida que te hacen sonreír. No lo olvides. Nosotros estamos juntando recuerdos con todos, no solo tú y yo, es con todos. Es lo que vamos a proteger para que puedas seguir sonriendo—Le asegure quitándome mi pulsera verde.

Mikey no respondió.

Le coloque mi pulsera y le quite la suya para ponérmela.

—Ahí está, con esto recordaremos el día de hoy—comente con una sonrisa mientras le mostraba su pulsera roja puesta en mi muñeca.

Mikey miro la pulsera verde que ahora le pertenecía y paso los dedos por ella con cuidado.

El aún no se veía convencido y aunque me gustaría hacer más... no puedo, solo espero... que se dé cuenta con el tiempo...

...

Yo... tengo tantas cosas que quiero decirle y no me atrevo, pero si puedo ser un poco sincero solo por esta vez...

—Todos son importantes, protegeré el futuro feliz de todos, y sobre todo el tuyo, porque francamente...— Hice una pausa porque estaba a punto de decir algo muy vergonzoso.

Tome aire y decidí apresurarme porque el tiempo en la rueda de la fortuna había terminado. Emma y Draken ya estaban bajando y nos tocaba a nosotros en segundos.

—Francamente... también te necesito, yo descubrí que siempre fuiste tú el que hacia mis días mejores. El verte sonreír siempre me hace tan feliz y siento que puedo lograr lo que sea, así que tengo dos razones muy importantes para asegurar un futuro mejor para todos. La primera es... que los aprecio, se volvieron importantes para mí y la segunda, pero igual o más importante...—me detuve y lo mire con una sonrisa.

El me observaba con atención y aun apretaba esa pulsera verde en su muñeca como si tuviera que aferrarse a algo.

—Es que ellos te hacen feliz y no hay nada que quiera más, que... verte feliz— confesé justo cuando la puerta se abrió.

No pude mirar su reacción y solo salí rápidamente para reunirme con Emma y Draken.

Mikey venía detrás de mí, pero yo aún no tenía el valor para mirarlo.

No sé si hice lo correcto al decirle algo así, claro, no es como si le hubiera confesado todos mis sentimientos, pero... esas palabras estaban presionando mi pecho y solo tenía que decirlas, yo... espero que las cosas no cambien para mal entre nosotros o que... él no me malinterprete porque... ya era mi deseo verlo feliz antes de desarrollar sentimientos por él. Claro, ahora ese deseo se hizo más grande, pero ese no es el punto.

Una... parte de mí, teme que descubra lo que siento y la otra está ansiosa por que lo note.

¡Esto es tan complicado!

Fuimos por la mochila de Emma para irnos.

Salimos del parque y cuando por fin mire a Mikey, el... tenía ese gesto suave en el rostro y una pequeña sonrisa.

Sentí tanto alivio que no pude dejar de sonreír por un tiempo.

Emma nos miró y la vi inflar las mejillas con molestia.

Camino lentamente más cerca de mí y me susurro.

—Desperdiciaste una oportunidad romántica— se quejó.

Sus palabras me hicieron mirar rápidamente a Mikey y Draken. Ellos habían iniciado una conversación acerca de quien gano más juegos y no parecía que nos prestaran atención.

Ufff.

Mire a Emma.

Parece que... la ayuda que me prometió antes, se refería a este tipo de cosas.

—...N-No la desperdicie— conteste algo avergonzado.

No puedo creer que hable de esto con su hermana.

—Claro que sí, no hay ningún avance entre ustedes—Reprendió en voz baja, pero no se veía molesta sino... algo triste y ansiosa.

—Bueno... no, pero... acaso tu ¿Aprovechaste tu oportunidad romántica? —Cuestione entrecerrando los ojos.

Creo que sus sentimientos son correspondidos, pero... aunque ella le dice a todo el mundo de sus sentimientos por Draken no se lo dice al mismo Draken, o al menos eso creo, no recuerdo si ya lo hizo, pero... a cualquier chico le gustaría que una linda chica le confiese sus sentimientos. En un buen momento, claro, y sin ser una acosadora o algo así, pero como sea, ese no es el caso de Emma.

Ella abrió y cerró la boca con indignación para luego darme un ligero golpe en el brazo.

Supongo que tengo razón.

—¡No hablamos de mí, hablamos de ti! —Grito sin darse cuenta y atrajimos la atención de los demás.

Negamos con una sonrisa para decirles que todo estaba bien y al parecer ya habíamos llegado al estacionamiento sin darnos cuenta.

Rodeamos la moto de Draken sin decir nada.

...

...

— ¿Puedes llevarnos a todos? —Cuestiono Mikey.

— ¡Por supuesto que no! — Se quejó Draken.

Mikey comenzó a reír y Draken solo negó divertido.

—Llevare a Emma a casa, ustedes... tengan cuidado en el camino, aún hay trenes a esta hora así que no deberían tener problemas— Indico Draken.

Nosotros asentimos.

Ya era obvio que solo llevaría a Emma. Y no había ningún problema por irnos en tren de nuevo.

—Yo llevare sus cosas, póngalas en mi mochila—Sugirió Emma.

—No tengo nada, pero gracias— Respondí encogiéndome de hombros. Solo llevaba mi cartera, un celular y llaves, eso era todo.

—Yo tampoco tengo nada, pero te encargo al peluche del señor Takemicchi, déjalo en mi cuarto—Indico Mikey.

—¿Señor? —Emma, Draken y yo, preguntamos al mismo tiempo.

Mikey asintió con una sonrisa traviesa y me miro.

—Ese armadillo... tiene más edad de la que aparenta, por eso es el señor Takemicchi—Declaro orgulloso.

—¡No soy tan vie...! El armadillo, el armadillo no es tan viejo—aclare avergonzado y él solo comenzó a reír con más fuerza.

Tengo casi su misma edad.

Mire a Mikey con los ojos entrecerrados.

Draken y Emma se veían confundidos.

—Como sea, entonces... ¿Te iras a tu casa Takemicchi o pasaras a la casa de Mikey? Si es así, puedo esperarte allá y luego llevarte a tu casa—sugirió Draken cambiando de tema.

—No iré a casa, hoy me quedare a dormir con Takemicchi—Declaro Mikey con tranquilidad.

Oh, es verdad. Hoy debemos dormir en mi casa.

Asentí y Draken se veía algo... molesto.

Miro a Mikey con reproche.

—Mikey, no crees que estas siendo muy pegaj...—Draken estaba por regañar a Mikey, pero Emma empujo a Draken por la espalda y lo interrumpió.

—Estoy muy cansada y aun debo hacer la cena ¿Podemos irnos ya? ¿Por favor? —Cuestiono Emma con una sonrisa y se veía algo angustiada por haberle hablado así a Draken.

Draken asintió de inmediato con normalidad y no siguió con su regaño, ellos se alejaron y antes de perderlos de vista, Emma me miro de reojo e hizo un gesto con la cabeza como si quisiera impulsarme hacia Mikey.

Negué con la cabeza.

Sus intenciones son buenas, pero... yo estoy bien así, no me atrevo a pedir más. Esto es más de lo que alguna vez tuve o siquiera imagine.

Mire a Mikey con una sonrisa.

—¿Nos vamos?— Sugerí y el asintió.

Caminamos por un callejón algo oscuro. Era un atajo para llegar al tren.

Conversamos de los juegos y de lo feliz que Emma se veía con Draken.

Una brisa fría nos dio de lleno en el rostro y como mi estómago seguía descubierto, no pude evitar temblar de frio.

Espera...

¿Por qué sigo disfrazado?

—Mikey, dame un segundo, quiero quitarme esto— Le pedí cuando note que no había ninguna razón para seguir congelando mi ombligo.

El acepto y creo que se burló un poco. Yo estaba muy ocupado intentando quitarme todos los pasadores que aseguraban la peluca, así que no le preste mucha atención.

Un pasador salió volando a la parte oscura del callejón.

—Yo voy por él, si lo pierdes, Emma podría molestarse— Dijo con una sonrisa mientras se alejaba buscándolo.

Seguí intentando quitármelos todos y los guarde en el bolsillo de mi pantalón, cuando solo faltaba uno, sentí algo frio en mi cuello y un brazo me sostuvo con fuerza contra el cuerpo de alguien.

—Si gritas o te mueves,... te mato—Una voz algo grave y desconocida, me amenazo presionando una navaja en mi garganta.

Contuve la respiración y trague saliva.

¿Un ladrón?

Mi corazón se aceleró y muchos pensamientos me abrumaron.

Miedo, arrepentimiento por no estar alerta, impotencia y lo más importante, preocupación por Mikey.

¿Qué debería hacer?

Si Mikey lo ve, las cosas no saldrán bien... para esta persona.

Estaba pensando en que podía hacer o decir para que la situación no se saliera de control, pero una voz fría y amenazante me hizo tensarme.

—Suéltalo o te matare.

Mikey estaba frente a nosotros. Su mirada era igual a la que tenía cuando paso lo de Kazutora. Él se veía tranquilo, pero estoy seguro que es solo apariencia, porque siento un tremendo escalofrió recorriendo mi espalda que me está haciendo temblar y ni siquiera tengo fuerzas para hablar.

La persona que me sostenía debió tener el mismo presentimiento, porque no hablo e incluso dio un paso atrás junto conmigo.

—No lo repetiré. DEVUÉLVEMELO SI NO QUIERES MORIR—Exigió con un tono sin emoción, pero al mismo tiempo tan cargado de sensaciones.

Su cuerpo era tenso y si sentí preocupación o angustia, todo se vio opacado por la enorme presión e intensión de Mikey.

Daba la impresión de que solo con moverte, él te arrancaría la garganta de un tajo.

La persona detrás de mí, aflojo un poco su agarre.

Quería decirle que estaba bien, que se calmara, pero simplemente no podía hablar y no quería empeorar la situación porque la navaja sigue en mi cuello.

De pronto, Mikey dejo de mirarnos para mirar de reojo a su espalda.

Uno pasos se escucharon poco después.

—Tardas demasiado ¿Por qué no has terminado con ellos? —Otra voz desconocida venía detrás de Mikey.

Dos hombres más y uno de ellos con una pistola. Se acercaron con una sonrisa.

—Sí ayudaran, terminaría más rápido—se quejó el hombre que me sostenía y de nuevo reforzó su agarre sobre mí. La navaja se clavó más en mi cuello y los ojos de Mikey se afilaron rápidamente.

Mi corazón se aceleró aún más y comenzó a ser doloroso, sentí un vacío en el estómago por el miedo y mis manos estaban sudando.

Esto está volviéndose cada vez peor y peor.

Primero tenía miedo de salir herido, después tuve miedo a la reacción de Mikey y ahora que vi esa arma, yo... estoy simplemente aterrado.

No quiero ver armas cerca de Mikey, no quiero.

Quizás el estar a punto de entrar en pánico me ayudo de alguna manera, porque pude volver a hablar.

—P-Por... favor, yo...les daré mi cartera o lo que quieran, pero solo... váyanse—Suplique.

Mikey inclino su cabeza ligeramente a la derecha y por alguna razón, mis palabras solo empeoraron su estado, yo... lo note en la tensión de su cuerpo y su mirada.

Mikey apretó los puños tan fuerte que su piel se volvió blanca y vi que estaba a punto de avanzar hacia mí.

—¡Espera! ¡Por favor, solo espera! —Le suplique rápidamente a Mikey mirándolo a los ojos y él se mantuvo inmóvil.

Esta vez, Mikey esta en verdad furioso. Esta situación es similar a cuando pedí el balón y me amenazaron, pero... algo en Mikey es completamente diferente, él no se detendrá en una golpiza cuando se lo pida, yo... estoy seguro de que en verdad está apunto de matarlos, puedo verlo en sus ojos.

Y no puedo permitirlo, no puedo dejar que Mikey manche sus manos.

—Me gusta oírte suplicar— Comenzó a reír la persona que me sostenía.

Tal vez pensó que mi suplica era para él cuando me estaba dirigiendo a Mikey, pero no le aclare nada.

—Por favor... les daré lo que sea, pero ya váyanse—Repetí de nuevo sin darle importancia a lo que me dijo y esta vez, mi voz se escuchó más desesperada.

Mikey apenas se estaba conteniendo, su mirada se estaba volviendo tan peligrosa y salvaje, que solo con verlo, me congelaba la sangre.

Algo estaba haciendo que la situación empeorara a cada segundo y estas personas no notaban lo cerca que estaban de morir con cada palabra.

Mikey permanecía en silencio y parecía no tener reacción, pero el escalofrió en mi espalda solo se hacía más intenso.

Ellos comenzaron a reír y los hombres que se acercaron, rodearon a Mikey.

—¿Lo que queramos? ¿Por qué no nos diviertes frente a tu novio? Si haces un buen trabajo, tal vez los dejemos ir ilesos—Declaro uno que estaba detrás de Mikey.

—¿Cómo quieren morir? —Cuestiono Mikey mirando hacia la nada, pero claramente sus palabras eran una pregunta real.

Llego a su límite.

Trague saliva y estaba a punto de llamarlo, cuando el que tenía la pistola en la mano, comenzó a reír y pego el cañón del arma a la nuca de Mikey.

Perdí el aliento por completo y el terror que tenía se incrementó.

Solo escuchaba mis latidos resonando en mis oídos.

No sé en qué momento comenzó a llover con fuerza, pero una luz ilumino el callejón solo un instante. Y en ese segundo, en que la luz nos cubrió. Todo a mí alrededor cambio. Ahora, él que estaba frente a mí con un arma siendo apuntada a su cabeza, era el Mikey de cabello negro, con ese tatuaje en su cuello y esa mirada vacía llena de lágrimas.

La luz se fue y por un instante, no escuche nada, aunque vi que las personas a mí alrededor hablaban.

Un trueno resonó en el lugar y por un momento, perdí la noción de donde estaba o en qué situación me encontraba, solo podía recordar el cuerpo de Mikey enfriándose en mis brazos y lo pegajoso de su sangre coagulándose en mis dedos.

Quizás grite, quizás lo llame, solo sé que mi garganta ardía y le di un codazo en el estómago a la persona que no me dejaba ir con Mikey.

Sentí un ardor en el cuello y luego me jalaron del cabello.

La peluca me fue arrancada y luego me agarraron del brazo con brusquedad.

—¿Un hombre? — escuche la voz confundida de mi atacante.

Él no me soltaba, tenía que soltarme, tenía que ir con Mikey.

A el... le dispararon, le dispararon frente a mí, de nuevo ¡Y yo no pude hacer nada!

El dolor que me estaba consumiendo, era tan grande que me estaba asfixiando y la desesperación me hizo forcejear con fuerza.

Ese hombre me agarro con más intensidad y trato de amenazarme con la navaja.

Fruncí el ceño.

Ignore la navaja en su mano y solo le di directamente un puñetazo en el rostro, mientras sentía un ardor en el estómago. El dio varios pasos hacia atrás y yo me gire para volver a poner mi atención en Mikey.

La lluvia me impedía ver con claridad y el callejón era oscuro, no pude ver qué pasaba, solo alcance a distinguir dos siluetas de pie y alguien en el suelo.

Oh, por favor, no.

Por favor no.

Yo estaba llorando y solo lo note porque mis lágrimas eran cálidas a diferencia del agua helada que cubría mi cuerpo.

Si Mikey esta... si él está...

Con el terror consumiéndome, solo me abalance sobre una de las siluetas.

Una persona estaba golpeando a alguien en el suelo, pero no podía ver con claridad a Mikey, así que en cuanto no reconocí a la persona frente a mí, yo ataque.

Golpee el rostro de una persona que no conocía, escuche un insulto entre dientes cuando retrocedió dos pasos y estaba por seguir buscando a Mikey, cuando alguien se colocó detrás de mí.

—¡Maldito! —un insulto fue gritado a mi espalda y un brazo se envolvió en mi cuello con fuerza, cortándome el poco aire que tenía. Me hizo dar varios pasos hacia atrás, alejándome de Mikey y yo solo pude estirar un brazo intentando alcanzarlo sin saber dónde estaba exactamente.

—¡Te sacare los malditos ojos! —amenazo el que me retenía y vi como dirigió la navaja a mi rostro.

Alcance a sostener su brazo, pero era más fuerte y no podía respirar.

Mi visión se oscurecía, mis pulmones dolían y la ansiedad de no ver a Mikey me estaba comiendo como si miles de hormigas devoraran mi cuerpo.

Tengo que ver si Mikey está bien ¡No tengo tiempo para esto!

Use todas mis fuerzas para desviar su ataque y alcance a llevar su mano a mi boca, mordí con tanta fuerza que algo se quedó en mi lengua. El hombre grito y me soltó arrojándome contra un contenedor metálico. El impacto hizo que mis costillas dolieran.

Comencé a toser buscando aire y escupí un trozo de algo que tenía en mi boca junto a un líquido de sabor metálico.

Mire hacia Mikey aunque apenas recuperaba el aliento. Esta vez, vi solo una silueta de pie y dos en el suelo.

No había pasado ni un minuto desde que ese sonido fuerte me había congelado la sangre y ya lo sentía como una eternidad, quería llamar a Mikey.

Lo único que estaba en mi mente era su cuerpo inmóvil perdiendo sangre, pero estaba intentando aferrarme a la esperanza de que estuviera bien, yo... solo tenía que verlo. Y tenía que hacerlo pronto, porque el pánico me estaba comprimiendo el pecho con tanta fuerza que apenas si podía seguir.

Estaba jadeando cada vez con más fuerza y mis manos temblaban.

Rogué porque estuviera bien, mientras intentaba ponerme de pie sin recuperar el aliento y un intenso empujón, me hizo chocar de nuevo con el contenedor en un fuerte estruendo.

Esta vez, mi cabeza golpeo con algo y mi visión se volvió oscura unos segundos.

Una mano se cerró alrededor de mi cuello con fuerza, cortándome el aire y de nuevo, una luz ilumino el callejón. La navaja en su mano brillo mientras se dirigía a mi rostro.

Un sonido fuerte retumbo pocos segundos después y otro destello ilumino el lugar, cuando una patada dio directo en la sien de la persona que me amenazaba y la mandaba volando lejos.

El sonido del relámpago hizo vibrar todo alrededor y ahora Mikey estaba de pie frente a mí.

Él estaba cubierto de sangre, era tanta que escurría por su rostro y bajaba por su cuello tapando su tatuaje, pero estaba frente a mí. Observándome con atención y con una mirada fría.

Sentí un alivio tan grande.

¡Está vivo!

¡Mikey está vivo! ¡Gracias dios! ¡Muchas gracias!

Las lágrimas seguían cayendo de mi rostro mientras lo miraba.

Parpadee mientras una gran bocanada de aire entraba en mis pulmones y el cabello de Mikey, ya no era negro, era rubio y largo como siempre, él no tenía un tatuaje, pero la sangre si seguía cubriéndolo y su ropa era por completo diferente.

Mi mente había estado algo confusa hace unos segundos, la imagen del Mikey de futuro se superponía, pero ahora... estoy... recobrando la claridad.

Él se agacho junto a mí.

Sentí sus manos en mi estómago y acaricio mi cuello.

—¿Estas bien? —Pregunto con un tono frio, sus manos temblaban y por un momento, en sus ojos, vi el miedo y la angustia, antes de ser opacados por la furia.

Asentí y el de inmediato se alejó antes de que pudiera preguntarle lo mismo o de siquiera verlo bien.

Escuche unos gemidos y luego gritos.

Yo había quedado detrás de un gran contenedor metálico, así que no podía ver nada y aunque intente llamar a Mikey a pesar de casi no tener aliento, el ruido de la lluvia, cubrió el pequeño grito que solté.

Me puse de pie con dificultad. Podía respirar cada vez mejor, estaba algo adolorido y recibí algunos rasguños por la navaja, pero nada serio.

Lo primero que vi, fueron los cuerpos de las personas que rodearon a Mikey. Sus rostros estaban tan deformados que ya ni siquiera parecían personas. Uno tenía reventada la boca, como si hubieran querido hacerle papilla la mandíbula.

Estaban cubiertos de sangre y el arma que había estado en sus manos, ahora estaba tirada bastante lejos.

El agua bañaba sus cuerpos con intensidad y aun así, no era suficiente para limpiarlos de tanta sangre porque seguía brotando de sus rostros y cuerpos. La mano de uno estaba destrozada y el otro estaba recostado de forma antinatural sobre un brazo, mientras su pierna daba un giro que solo sería posible si tu hueso estuviera roto.

No había pasado tanto tiempo y esos hombres daban la impresión de haber sido atropellados o algo así.

Trague saliva y apenas estaba asimilando la escena frente a mí, cuando escuche un grito desgarrador a mi lado y lo vi.

Mikey estaba sobre el hombre que me había retenido y estaba destrozando su rostro de igual manera. Las manos y pies de esa persona estaban rotos, y alcance a ver el hueso salir en unas partes.

Lo sostuvo del cabello como un costal mientras seguía repartiendo golpes en su cara o en su cuerpo. Lo hizo con tanta fuerza, que el cuerpo del hombre se retorcía y doblaba con cada impacto.

Mikey no parecía querer detenerse, el seguía golpeando y golpeando.

Tenía que detenerlo o definitivamente lo mataría.

Camine hacia él y ya recuperado, logre que mi voz saliera con más fuerza esta vez.

—¡Mikey! ¡Detente! —Le pedí gritando.

Él se estremeció, me miro de reojo y después de un último golpe que mando a volar al hombre, camino en mi dirección.

Estaba tan aliviado y apunto de sonreírle, pero el observo mi estómago y mi cuello, su mirada se oscureció aún más y paso de largo junto a mí sin decir nada.

Tomo el arma del suelo. Hizo algo con ella y escuche un clic.

Regreso con el arma hacia el hombre que me ataco y se puso frente a él apuntándole.

Mi cuerpo estaba temblando, tanto por el frio como por el miedo de que le habían disparado, aunque, yo... creo que solo... me confundí y en realidad está bien, pero... ese terror sigue comiéndose mis entrañas y dejándome un nudo en el estómago.

Las emociones me hicieron tardar un poco en reaccionar, pero lo soporte lo mejor que pude.

Fruncí el ceño y camine rápidamente hacia él.

Tome su muñeca con fuerza, era la mano en la que sostenía el arma.

El me miro de reojo.

—¿Qué haces? —Pregunto fríamente.

—Suelta el arma. Es suficiente—Le exigí con firmeza.

El me miro unos segundos sin decir nada y no se veía muy dispuesto a escucharme.

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