Lia recuerda aquel día como si hubiera sido ayer; en esa noche de chicas donde porfin le pudo decir a Verónica lo que sentía, lo atascado en el corazón que tenía.
Todo pasó hace casi un año, específicamente en Julio. Ahora es Mayo, y estamos en Primavera; vacaciones de primavera.
—¡¿Por qué no me dijiste nada?! —Esteban regaña a Lia por videollamada. Esteban estaba al borde del colapso cuando vio que Los no se encontraba en el departamento.
—¿Porque dormías como bebé y no quise despertarte? —Lia se encoje de brazos y sonríe nerviosamente, mientras que Esteban la asesina con la mirada.
—¿Recuerdas la promesa que le hice a tus padres y al mío antes que murieran? —Esteban relaja su mirada, ahora es nostálgica.
Lia suspira. No le gusta recordar a sus pares porque recordaría esos tiempo en los que su enfermedad se descontrolada al igual que su vida, sus hormonas, sus decisiones y todo a su alrededor.
Finalmente, Lia asiente.
—Entonces despierto y tú no estás —menciona Esteban, casi harto—. ¡¿Quieres que me de un ataque de nervios?!
—Ya te comportas como cuando teníamos dieciocho años, Esteban —Lia frunce el ceño.
—No importa, me preocupe. Pensé que le había fallado a tus padres...
—No, nunca lo harías ni lo has hecho —Esteban asiente—. Ahora, déjame que ya va a salir el avión.
Lia se levanta de la frío silla de espera en el aeropuerto.
—¡Me saludas a Vero, digo mi cuñada!
Es lo que escucha Lía antes de cortar la videollamada. Niega con diversión y guarda su celular antes de caminar por el pasillo de abordaje.
Mientras que 1.014 millas de distancia, Verónica también es regañada, pero por Emilia y Christopher.
—No puedes andar sola por ahí, Vero —Christopher corre hasta la puerta de el aeropuerto, impidiendo el paso a Verónica.
—Claro que puedo, tengo veintidós años —Veronica aparta de un empujón a Christopher y corre a comprar el boleto de ida a Miami.
Christopher y Emilia corren detrás de ella, pero son succionados por un tumulto de personas corriendo a sus vuelos y haciendo fila por los boletos.
Verónica llega la única caja vacía y pide un boleto en el vuelo más temprano hacia Miami. La chica le entrega y boleto y le pide el pasaporte.
—Ve caminando hacia allá —señala una puerta—. La vuelo está por salir.
Verónica corre hacia el avión, haciendo caso omiso a los gritos de Christopher y Emilia.
Ella solo quiere hacerle una sorpresa a Lia, sin saber que Mis también quiere hacerle una sorpresa a ella.
Casi tres horas, Lia está en videollamada con Verónica.
—¡Hola, hermosa! —Lia le da una gran sonrisa.
—¡Hola, linda! —Verónica también le da una gran sonrisa— Ya quiero besarte, ven.
—Uy, que intensa —Lia ríe—. ¿Cómo voy a ir? Ven tú.
—No, ven tú —Verónica hace puchero—. Estoy frente la puerta de tu departamento.
La sonrisa de Lia decae lentamente, Verónica se preocupa.
—Lia...
—Yo estoy frente la puerta de la casa de Emilia...
La sonrisa de Verónica decae también.
—¡Genial! —exclaman con sarcasmo al mismo tiempo.
Ambas están en silencio, pensando qué hacer.
—Ya gasté todo el dinero que le robé a Chris —menciona Verónica, cabizbaja.
—Y yo tengo dinero que me dio Esteban —Lia sonríe—. No te muevas, voy enseguida.
Lia corta la videollamada y corre hacia el aeropuerto de nuevo. Más cansada de lo que llegó, se arrastra hacia la caja para pedir un bolero hacia Miami.
—El vuelo más cercano es en unas tres horas.
—¿Entonces llegaría de noche?
—Exactamente, señorita.
Lia suspira y paga el boleto para dentro de tres horas. Se va hacia otra silla fría de aeropuerto y llama a Esteban. Éste lo recibe entre risas, Lía lo asesina con la mirada.
—No es gracioso, Esteban —Lia entrecierra los ojos.
—Sí es gracioso —Esteban da una última carcajada y cambia el ángulo de la cámara, mostrando a Verónica tirada boca abajo en el sillón de su departamento—. ¿Es graciosos, Vero?
Verónica saca su rostro del colchón y asesina con la mirada a Esteban. Luego mira a Lia, a través de la pantalla.
—¿Puedo matar a Esteban? —le pregunta Verónica a Lia.
Lia lo piensa.
—Te diría que sí, pero después Emilia y Dylan me matarían... Así que no, no lo hagas.
Verónica vuelve a hundir su cara en el colchón. Esteban lleva la cámara a su rostro.
—¿Cuando regresas, Lilita? —Esteban acomoda su cabello.
—En cinco horas.
—¡¿En cinco horas?! —exclama Verónica desde el sofá, de rpente forcejea con Esteban hasta quitarle el celular— ¿Por qué tanto?
—El próximo vuelo es en tres horas y de aquí a allá son dos...
Verónica gruñe y le devuelve el celular a Esteban, quién ríe con descaro.
—Por eso no tengo pareja —ríe.
—Será por otra cosa —dicen las chicas al mismo tiempo. Estaban cambia su expresión.
—Silencio.
Lia ríe y se echa hacia atrás en el fría silla de aeropuerto. Mientras Esteban le habla sobre algo de sus contrataciones para cantar en bares, Lía se debate si esperar tres horas ahí o ir a casa de Emilia.
—Besé a Dylan.
—Porfin —Lia se endereza en la silla.
—No lo hice, solo lo dije para que volvieras al mundo —se excusa.
—Digamos que te creo...
Esteban le empieza un debate sobre los pros y contras de hacerse pareja de Dylan, mientras Lía trata de no dormirse en el intento de escucharlo. Al final, se quedó en el aeropuerto.
Seis horas después, Lía baja, a tientas, de el aeropuerto. No pudo dormir mucho en el avión porque hubo un poco de turbulencia, eso casi le descontrola su enfermedad, pero está bien. Pide un taxi devuelta a su departamento.
Tan feliz como si estuviera un exhibición de pinturas de Van Gogh, introduce las llaves en la cerradura y abre la puerta, recibiendo un tortazo en la cara.
—Aceptaste las políticas y condiciones, querida —Verónica ríe.
Lia se quita la crema de los ojos, sintiendo el déjà vù de la última vez que la vio. Sin pensarlo, salta a sus brazos, manchando de crema a Verónica. Verónica la envuelve en sus brazos, sin importarle ensuciarse.
—¿Otra noche de chicas? —le pregunta Verónica antes de lamer la crema de la mejilla de Lia.
—Te haría cosas que no te hice ese día, preciosa.
Lia choca sus labios con los de Verónica, y ella no tarda en responderle con un beso suave, como todos sus besos, con ganas, con un te extrañé, no te vayas más.
—¿Qué quieres hacerme? —Verónica le pregunta a Lia, a centímetros de sus labios, antes de tomarla por la cintura y pegándola de la puerta.
Lia jadea, sonriente.
—Muchas cosas no aptas para la iglesia, linda...
Vuelve a atacar su boca, pero por menos tiempo.
—Pero primero quiero quitarme ésto —señala su rostro—, y dormir, abrazada a ti.
Nota: Sí, ésta es mi historia favorita de todas las que tengo publicadas. ❤️
Agradezco a Kenji_04Z por haberle hecho una reseña hermosa sobre ésta historia y haberme dado la idea de un extra. Eres lo mejor. ❤️
¿Quieres conocer ese pasado oscuro de Lía y Verónica?
¿El pasado oscuro de todos los mencionados?
¿Qué pasó en Pensilvania en 2018?
¿Por qué mataron a los padres de Lia?
¿Qué enfermedad tiene o tenía Lia?
¿Por qué muchos de ellos tuvieron que irse de Pensilvania?
Se vienen cosas lindas sobre el pasado oscuro y cómo llegaron a Noche de Chicas si antes estaban en... Ayúdame a Vivir.
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Gracias por leer
Beshitos con crema batida, Mary. ❤️