Una maldita confusión

By america65_

5.1M 470K 1.3M

Jean intenta confesar su atracción hacia Olivia en una fiesta, pero por culpa del alcohol termina declarándos... More

Sinopsis + Advertencias de contenido
01| Manera de cagarla número uno: declararse ebrio
02| Manera de cagarla número dos: pensar con la cabeza de abajo
03| Te gusto
04| 7x8=52
05| Pregúntame si quiero besarte
Bocetos #1: Bonito
06| Mi novio
07| ¿Quieres que te escupa en la boca?
08| ¿Esta es tu definición de diversión?
09| Sí, esta es mi definición de diversión
10| Feliz cumpleaños
10| Feliz cumpleaños
Boceto #2: El príncipe y el caballero
11| Vete a la mierda, con amor
12| Miedo
13| Número uno
14| Maldición
15| Un sentimiento nada nuevo
Boceto #3: Verano
16| Ser honesto
17| El nacimiento de la tragedia
17| El nacimiento de la tragedia
18| Respira y enfrenta las consecuencias
20| Todas mis primeras veces
20| Todas mis primeras veces
Boceto #4: Mano
21| El caos
22| Cuando no tienes adónde ir
22| Cuando no tienes adónde ir
23| El tú y yo de aquel día
24|Confuso
24| Confuso
25| Cada pieza en su lugar
Boceto #5: Nada
26|Onsra
27|Diferentes caminos
28|Cuando estemos listos
Epílogo
Boceto #6: Mis mañanas contigo

19| Excusas

107K 9.4K 31K
By america65_

Mi primer pensamiento es: Qué. Mierda.

Todo ha pasado demasiado rápido y tengo tan poco tiempo para poder asimilarlo, la sorpresa y confusión tienen una competencia para saber quién de las dos está afectándome más (apuesto que la confusión lleva la delantera y por mucho). ¿Por qué Andy ha entrado al aula de la mano de Edward? ¿Están saliendo? ¿Pero no se supone que a Andy le gustaba Heather? ¿Y Edward no era homofóbico? ¿En qué momento comenzaron a salir? ¿Qué mierda está pasando?

Mi boca se mueve y le suelto a Andy (que ya está en su asiento) todas las preguntas que oscilan por mi cabeza y que no me permiten prestar tanta atención a lo que está pasando, apenas puedo entender lo que sucede a mi alrededor. Oliver, Mary y Karla también lucen sorprendidos (aunque dudo que lo estén más que yo) y de igual manera están atacándolo con preguntas y comentarios, en especial Mary, quien a diferencia nuestra está enfadada y haciendo un par de comentarios bastantes pasivos-agresivo, pero con todo lo que tengo en la cabeza no le tomo demasiada importancia. Al igual que yo, debe de estar preocupada por Andy.

A pesar de que me gustaría que Andy responda a todas las preguntas o que nos diga qué es lo que está pasando, la profesora entra al aula obligándonos a volver a nuestros asientos. Por obvias razones no logro concentrarme en clase, no dejo de darle vuelta a lo que acaba de suceder, me siento perdido, no le encuentro nada de sentido a la situación.

Hace apenas unas semanas Andy hablaba de que le gustaba Heather y hace dos días se supone que iba a declararse, no, no se supone, lo hizo, vi flores en su casillero y deduje que todo había salido bien, aunque él no me quiso decir nada y yo tampoco quise presionarlo, ahora me doy cuenta de que lo que pasó el lunes y su desaparición si fue más grave de lo que pensé. ¿En qué momento comenzó a salir con Edward? Y ¿por qué él de todas las personas en el mundo?

Algo no me huele bien. Es absurdo que salga con Edward de la nada. Andy jamás me ha ocultado lo que le sucede. A menos que se meta en problemas. ¿Qué carajos pasó?

Miro de soslayo a Andy, él le sonríe al celular. Luego, por inercia, volteo a ver a Edward, no ayuda a nada a mis nervios el descubrir que él también está sonriéndole al celular como un idiota. Arrugo mi entrecejo. Esto es demasiado extraño, ni siquiera se hablaban en clases y ahora ya hasta sonríen al celular, puaj.

Pero si sí están saliendo, ¿por qué no me dijo nada? ¿Creyó que iba a decirle algo ofensivo? ¿No se supone que somos amigos? ¿No me tiene confianza?

Detengo todos mis pensamientos al darme cuenta de que estoy siendo un completo hipócrita. Andy debe tener sus razones y quien putas soy yo para cuestionar lo que está haciendo, no soy el más indicado para hablar de confianza y de contar lo que le está pasando. Aun sabiendo eso, me preocupa que se haya metido en algo problemático con el imbécil de Edward. Todos vieron cómo golpeó a un chico por ser gay, ¿cómo no voy a preocuparme por Andy?

Además, si él no quiso decirme e insistió con que le gustaba Heather debió ser porque cree que no iba a apoyarlo. Pero no estoy del todo seguro, nunca sé qué pasa por la mente de Andy.

Me remuevo en mi asiento y saco mi móvil de mi bolsillo. Tengo que hablar con Andy. Busco su chat para decirle que tenemos que hablar al finalizar la clase y luego de un par de bromas de su parte que no me hacen ni puta gracia, guardo mi celular. En la hora de clase intento prestar atención y de acomodar mis pensamientos, pero es más difícil de lo que parece, todo me lleva al estúpido de Edward sosteniendo la mano de Andy. Cómo me gustaría borrar la imagen mental.

Al finalizar la clase Andy me encara.

—¿Estás molesto? —pregunta con un tono burlón.

—No, para nada, mi cara de felicidad es así —blanqueo lo ojos—. Obviamente lo estoy, Andy.

No estoy molesto con él, lo estoy conmigo. Por no haberme dado cuenta de que él estaba saliendo con Edward, por haberlo presionado todo este tiempo a que hablase con Heather cuando en realidad le gustaba Edward, por hacerlo sentir que debía ocultármelo.

—Mira, no me importa con quien salgas, tú puedes salir con el mismo conserje y a mí me daría igual —me detengo—. Ese es un mal ejemplo, el conserje tiene cincuenta y tú diecisiete, llamaría a la policía. La cosa es que esto es... extraño, hace poco hablabas de lo mucho que te gustaba Heather y ahora sales con Edward. ¿No confías en mí? ¿Hice algo malo? ¿Creíste que diría algo malo y por eso mentías cuando decías que te gustaba Heather porque en realidad te gustaba un chico? —curioseo y se queda callado. Tomo aire y relajo mis facciones—. Sé que no soy el mejor amigo del mundo, a veces soy egoísta, directo y juro que si afirmas lo que digo te parto las pelotas en dos. Solo quiero saber si hice algo malo.

—Bueno si iniciamos desde que te conocí...

—¿Sabes qué? Mejor no me respondas, estoy bien creyendo que soy el mejor amigo de todos los tiempos así que cierra la puta boca antes de que pongas nuestra amistad en peligro O'Connell.

Rueda los ojos por la mención de su apellido y vuelve a mantenerse en silencio. Tiene una expresión consternada, como si estuviese debatiéndose si debe contarme o no. Voy a decirle que no necesito explicaciones, que solo quiero saber si está bien, pero él se me adelanta.

—No estamos saliendo —confiesa y me quedo perplejo. No estoy entiendo nada—. Bueno... Luego del reto, puse la nota en el casillero de Heather, o el que creí era el de Heather —su rostro enrojece—. Me declaré a Edward y en mi intento de arreglarlo acepté salir con él. ¡Pero hay una razón! No es homofóbico, todo fue un malentendido y voy a ayudar a aclararlo, es una relación falsa, no va a durar más de tres semanas, y es un buen tipo, va a ayudarme con Heather, es un ganar-ganar.

La oleada de información me toma por sorpresa, sabía que todo esto era extraño, no era normal que él saliera con Edward de la noche a la mañana, era absurdo que yo no lo supiera, no porque Andy deba confiarme algo importante sino porque él no es bueno mintiendo. Si hubiese sido otra situación tal vez me habría reído porque se confundió de casillero, pero no puedo evitar sentir que he estado en su lugar. No puedo creerlo, los dos somos un par de idiotas.

—No puedes decirle a nadie —dice ante mi silencio—, no creo poder decirle a los demás, son un poco...

—Chismosos —completo y él asiente.

No creo que lo sean del todo, Karla ha guardado muy bien mis secretos hasta ahora y Oliver puede ser un poco obvio, pero sabe quedarse callado. En cuanto a Mary... Bueno, no lo sé.

—Gracias por decirme —le sonrío y me quedo sin palabras. No sé qué se supone que debería decirle ahora, Andy es el que conoce a Edward y si él sabe que no hizo nada malo entonces no creo que deba preocuparme de más, aunque todavía tengo mis dudas y mis opiniones respecto a Edward, pero no voy a atosigarlo con más comentarios ahora. Tomo aire—. Y si te llega a gustar de verdad, puedes confiar en mí. Soy bueno para los consejos de amor.

—Tu último consejo de amor hizo que terminara declarándome a un chico y ahora salgo con él —reprocha. Ruedo los ojos.

—Bueno, pero ¿estás soltero? No, ¿verdad? —me echo a reír porque me lanza una mirada fulminante—. Ahí tienes, mis consejos sirven muy bien. Deberías presentárnoslo, sé que Mary se portó algo, uh, pero si has confiado en él debe ser porque lo conoces bien y porque sabes que todo fue un malentendido.

Me fuerzo a mantener mi sonrisa. Y una mierda Edward, pero no voy a decirle lo que pienso de él en este momento. "Un buen tipo" no son las palabras que usaría para describirlo. Según lo que ha dicho le queda bien manipulador por hacer que él aceptara, egoísta por no pensar en las consecuencias que traerá la relación falsa para la vida de Andy, abusador por aprovecharse de la estupidez de Andy y un sinfín de adjetivos que le quedan bastante cortos.

El rostro de Andy palidece.

—En realidad solo sé su nombre y su signo. —Se pone nervioso en automático y junto las cejas. En mi cabeza no dejo de pensar "lo sabía". Dios, yo sabía que algo iba mal.—. Y no tengo ni idea de lo que pasó con el otro chico.

Enserio mi rostro. Lo sabía, Edward es un manipulador que va a aprovecharse de la situación para usar a Andy y tratar de arreglar la cagada que hizo. ¿Por qué Andy no lo ve? Si yo hubiese sido él habría mandado a Edward a la mierda.

—¿Tu segundo nombre no es imbécil de casualidad? —espeto con una mezcla de enfado y preocupación. Todo esto me exaspera, no puedo quedarme de brazos cruzados sabiendo que un idiota quiere lastimar a alguien que quiero—. Un día de estos te van a estafar... —dejo la reprimenda al aire porque al ver sobre el hombro de Andy visualizo a Karla en la ventana del aula, está haciéndome señas para que salga. Se mira preocupada. Joder, ¿es que no puedo tener un maldito minuto de paz?—. Luego hablamos de esto. —Tomo mis cosas y aprieto su hombro—. De nada por el favor de tener a alguien que te escuche, luego te lo cobro.

No espero una respuesta de su parte, salgo con prisa del aula. Karla está esperándome en el pasillo y solo me hace una seña con su mano para que la siga, no menciona por qué tiene esa expresión consternada y por qué quiere que vaya con ella, aun así, hago caso a su petición y camino detrás de ella, casi pisándole los talones. Parece que entre más quiero que las cosas estén tranquilas, el universo conspira para que sea lo contrario. ¿O es que todos se pusieron de acuerdo para joderme los planes de estar relajado?

Si no tenía un tumor ahora me saldrán tres por culpa de ellos. Cómo si eso fuese posible.

—¿Me puedes decir qué pasó y por qué parece que mataste a alguien? —interrogo cuando veo que estamos llegando al baño de mujeres.

Ella se detiene frente a la puerta y se vuelve hacia mí.

—Es Mary.

Enarco una ceja. Déjame adivinar, también está en una relación falsa o una mierda así. Ya no quiero ser el único del grupo con neuronas que funcionen correctamente.

—¿Qué pasó con ella?

Sus labios forman una línea recta.

—Que te lo diga ella.

Pone su mano en la perilla de la puerta, pero la detengo.

—No puedo entrar.

Frunce las cejas, sin entender por qué. Señalo el cartel del baño con mi cabeza.

—Ay, ya entendí —dice, pero insiste en abrir la puerta—. Nadie va a verte. —Toma mi muñeca, pero me zafo—. ¿No es más importante tu amiga?

Aunque tiene un buen punto, no voy a entrar. Karla comienza a discutir conmigo y casi está a nada de obligarme a entrar, pero no necesita hacerlo ya que Mary sale del baño. Tiene el rostro mojado y las mejillas sonrosadas, como si hubiera estado llorando. Ahora sí que me alarmo.

—¿Qué pasó? —me apresuro a acercarme a ella.

—Soy una estúpida —responde a la par que restriega sus manos en sus ojos y sorbe su nariz. No sé qué es lo que está pasando, pero creo que no necesito ni saberlo para ser consciente de que no se siente bien—. El chico que me gustaba era Edward y me porté como una idiota con Andy.

A este punto no puedo sorprenderme más de lo que ya lo estoy, son noticias tras noticias que no sé cómo tomar. Salgo de mi estupefacción y la rodeo con mis brazos sin decirle nada. Cada vez confirmo que nada bueno va a salir de esta relación.

(...)

Recargo mi espalda contra el casillero mientras espero a Edward. No estoy demasiado seguro de que esto sea una buena idea, pero ya estoy aquí. No me costó nada rebasarlo cuando salió rápido del salón, ni tampoco me costó tanto llegar a su casillero, conozco mis atajos. También conozco a Andy y esa mala costumbre de querer ayudar a los demás y de no tener ni una sola pizca de suspicacia. Sé que debo parecer un idiota por parecer su guardaespaldas, pero es lo que cual amigo haría.

No puedo hacer como si no supiera que un tonto está tratando de usarlo. Al menos quiero asegurarme de que lo "buen tipo" no sea solo una fachada para herirlo.

Escucho cómo uno de los casilleros se abre y volteo a ver en donde oí el ruido. Edward ha abierto su casillero a un par del casillero donde yo estoy recargado. Debe estar tan ensimismado que ni siquiera notó que estoy a metros.

—Hola —saludo. Él da un respingo y gira hacia mi dirección.

—Hola —me devuelve el saludo con una sonrisa nerviosa.

No te va a durar mucho esa sonrisa.

—Creo que debes saber por qué te estaba esperando —voy al grano, cruzándome de brazos. Edward me mira con recelo y cierra la puerta de su casillero. Pienso en mi próxima elección de palabras—. Andy sabe cuidarse, pero no ve las malas intenciones de los demás, ¿cuál es tu intención? Y la verdadera intención, me lo contó todo acerca de lo de la relación falsa así que no hace falta que mientas.

Junto las cejas y mantengo mi semblante serio. No trato de intimidarlo, aunque espero que sí lo esté haciendo. Edward es más alto que Oliver así que el que debería sentirse intimidado soy yo, pero si he podido poner en su lugar a todos los idiotas que han tratado de sacarme del camino, puedo con él. Ningún sujeto es lo suficiente alto cuando puedes patearle la entrepierna.

—No tengo ninguna intención oculta aparte de ser su amigo.

El detector de mentiras que hay en mi cabeza comienza a sonar con demasía y me alerta que quiere engañarme como hizo con Andy. Por suerte, no le creo nada.

—Mentiroso.

—No miento.

—Le dijiste que quieres limpiar tu reputación —recuerdo las palabras de Andy y un sabor amargo se instala en los labios luego de decir eso, me molesta que quiera verle la cara de idiota a mi amigo—. Quieres usarlo para limpiar tu reputación luego de lo que hiciste.

La forma en la que digo "lo que hiciste" ha sonado más frívolo de lo que creí que iba a sonar, además, el tono reprochador fue bastante obvio. Nadie puede culparme, jamás empatizaría con un homofóbico que le arruinó la vida a un chico. He estado en la situación del chico al que golpeó, con él sí que puedo empatizar.

Edward traga saliva y se pasa una mano por el rostro.

—En realidad fue un malentendido —explica con una calma que me gustaría enterrar. Malentendido, suena como una excusa—. Yo no lo golpeé por eso.

—Así que sí lo golpeaste.

Aprieto la mandíbula. Lo que decían de él en ese entonces sí era cierto. Y cómo no iba a serlo, fue el causante de que el chico se cambiara de escuela y que pasara días en el hospital. Si no fuese porque Edward es de familia adinerada, también se habría ido de esta escuela. Eso hubiera sido lo mejor.

—Sí, lo hice, pero no es algo que diga con orgullo —confiesa, avergonzado y mi opinión respecto a él comienza a ser la misma de antes de hablar con Andy. Quise darle una oportunidad, pero no puedo dársela—. Y no fue por la razón que todos creen. Es... complicado, pero te juro que yo no lo golpeé por homofóbico. Ni siquiera lo soy. Créeme, sería incapaz de golpear a alguien solo porque sí o incluso si hay razones, no soy de los que recurre a los golpes.

De todas sus palabras solo me he quedado con el "sí, lo hice" y con eso tengo más que suficiente para confirmar que es un imbécil. Andy, Andy, Andy, ¿en qué mierda te acabas de meter y con quién? "Es un buen tipo" sí claro, buen tipo mis huevos.

—¿Te das cuenta en lo que lo acabas de meter? —pregunto con molestia refiriéndome a Andy—. No eres el único homofóbico de esta escuela —quiero tirar de sus cabellos blancos y estrellarlo contra el casillero—. Van a molestarlo también y todo porque quieres usarlo a tu conveniencia —inhalo hondo y veo lo que trae en sus manos—. Dame una razón para no tomar ese libro que traes y golpearte.

Él enmudece un instante.

—No es que quiera limpiar mi reputación, porque no tengo nada que limpiar en primer lugar —vuelve a tragar saliva. No me queda del todo claro lo que trata de decir—. El instituto está lleno de homofóbicos, tal como dices. ¿Sabes la cantidad de personas que se acercaron para felicitarme por hacer algo que no hice? —ríe sin gracia—. La mayoría de los malos tratos fueron por parte de ellos luego de que les dijera que de hecho yo soy gay —esa declaración me toma con la guardia baja—. Si llego a incomodarlo, voy a desaparecer de su vida. Te juro que no tengo ninguna mala intención.

Sus ojos reflejan un cúmulo de emociones, pero veo a través de ellos sinceridad y súplica. Claramente no voy a deshacerme de mis dudas sobre él solo por sus palabras, pero si todo lo que dice es cierto, si en realidad fue un malentendido, debió pasarla mal. De ambos lados. Los imbéciles homofóbicos de la escuela acosándolo, los que no son homofóbicos pero creyendo que él sí lo era juzgándolo.

Andy y yo seremos diferentes en muchos sentidos, pero creo que él también pensó lo mismo que yo: no se merecía eso.

En verdad quiero creerle, pero sigo dudando de él y su relación con Andy. Porque si en verdad no quiere limpiar su reputación, ¿por qué le dijo eso a Andy y le propuso tener una relación falsa?

—Soy honesto contigo —agrega—. Y por eso también tengo que confesarte que a mí me gusta Andy, bueno, tengo un crush con él —sonríe a medias—, y lo que le propuse fue una horrible excusa para pasar más tiempo con él, pero lo menos que quiero es que salga herido. Yo voy a cumplir con mi parte del trato que tengo con él, no haré nada para lastirmarlo, ni mucho menos quiero usarlo.

Destenso la mandíbula y bajo los brazos de mi pecho. Okey, cuando pensé que había un motivo oculto no creí que fuese esto. Mi cerebro está a nada de hacer cortocircuito. Primero creo que a Andy le gusta Edward y que lo que sentía por Heather era una fachada, luego me dice que no, después de me entero que a Mary le gusta Edward y ahora que a Edward le gusta Andy. Esto es peor que un acertijo, ¿en qué momento me vine a meter en un drama de novela?

Suelto un suspiro. Como sea, lo que importa ahora es ¿puedo creer en sus palabras? En verdad espero que sí.

—Lo siento —digo, por el interrogatorio que le hice como si fuese un criminal. Me excedí un poco, no debí ni siquiera de preguntarle, debería confiar más en Andy y en que él sabe lo que hace.

—Lo entiendo —me sonríe—, es tu amigo y estás preocupado.

Preocupado, alarmado, confundido, con ganas de ponerle una correa al trío de bobos para que dejen de meterse en problemas y estén al alcance de mis ojos para que no les pase nada y me dejen estar tranquilo.

—No solo te pido disculpas por eso —Hago una pausa—. También porque en el fondo creí que te merecías que te trataran de esa forma.

Él pestañea repetidas veces, escéptico a mis disculpas. Yo también estoy incrédulo. No es el mejor forma de disculparme ni el mejor momento, pero tampoco puedo ignorar que acaba de confesarme lo que pasó. Puede que sea mentira o puede que no, pero una parte de mí se siente mal por haber pensado que se merecía el mal trato de los demás cuando no hizo nada malo.

—Nunca me trataste mal, tampoco tus amigos. No hay nada qué perdonar.

Vuelve a darme esa sonrisa de buen tipo. Si bien nunca participé en lo que recibía, el no hacer nada también es hacer algo.

—Aun así, lo siento —me disculpo una vez más—. No voy a meterme en su relación, después de todo no puedo hacer nada, es la vida de Andy y él es quien decide, yo no. —Si yo decidiera por él no habría aceptado en primer lugar, no sin antes saber la verdad. Él sonríe, jubiloso—. Si estás intentando ser su amigo, también puedes ser el mío, pero si lo lastimas... —lo señalo con ni dedo índice y las palabras quedan suspendidas en el aire porque no tengo una amenaza digna—... no sé qué voy a hacerte, pero haré algo, te lo juro.

Edward se ríe y le lanzo una mirada para que no lo haga. Se queda callado.

—No le diré que vine a hablarte si tú no dices nada. Y bueno, ya que vas a estar con él podríamos intentar ser... Uhm, amigos —no lo digo tan seguro, pero la sola mención hace que él sonría—. Solo tengo que pedirte un favor. Sé muy bien la clase de personas que hay en la escuela, así que a la primera que él salga lastimado, lo dejas. Él no va a dejarte.

Edward asiente y en verdad espero que no pase nada, que Andy no salga lastimado.

(...)

He estado manteniendo mi distancia como prometí respecto a la relación falsa de Andy y Edward, quiero dejar eso atrás y no pensar en problemas ajenos a mí. Ya tengo suficiente con los míos, sin contar que a pesar de que Andy sea demasiado confianzudo, puede cuidarse solo, él sabe que puede hablarme si pasa algo.

Fui al departamento de becas y en la universidad de Mánchester sí ofrecen una beca de excelencia, pero el problema es que no es algo que pueda asegurar con tanta certeza como la de deportes, la universidad se encarga de elegir a quienes han destacado académicamente, como representar a la escuela en concursos como olimpiadas del conocimiento, ese tipo de mierdas en las nunca participé porque estaba más interesado en que todo saliera bien en el básquetbol. También hay una por promedio final, pero al ser más fácil de adquirir no cubre el cien por ciento de los gastos, solo un cincuenta.

Estoy tratando de planificar los gastos para ver si esta última beca me conviene de cierto modo. Ni siquiera debería estar analizándolo, es mi única salida, no es como que tenga más opciones. Todo esto me estresa, pero mientras encuentre una puerta al problema no podré deshacerme de este estrés.

A pesar de que el volumen de la música de mi laptop está en lo más alto, puedo oír el llanto de Lana desde mi habitación. Me repito en mis adentros que seguramente mi mamá debe estar regañándola por alguna travesura que hizo y no que me meta. Ni todas las palabras que me digo para no salir de mi habitación evitan que ya esté fuera, dirigiéndome a la habitación de mi hermana.

—¿Qué pasa? —le pregunto a mi mamá que está abrazando a una Lana llena de lágrimas y mocos. Mi mamá gira a verme.

—Este lunes es Halloween, pero no podremos salir a pedir dulces, tu papá tiene la cena con su jefe —alzo las cejas porque no tenía ni idea de eso—. Tu hermana quería salir, pero le estoy diciendo que no se va a poder.

Los lloriqueos de Lana aumentan y hago una mueca por eso. No me gusta que llore, ni tampoco que se pierda de hacer cosas que quiere a causa de mis padres.

—¿Por qué no vamos hoy? —le digo a Lana. Ella no puede hablar debido a que no deja de llorar, pero asiente con su cabeza.

Me acerco a ella y aparto los cabellos rubios que están en su frente, limpio sus mejillas húmedas con mis manos y le sonrío.

—No creo que sea una buena idea —opina mi mamá—. Ni siquiera encontrarán dulces, faltan dos días para Halloween.

—Hay muchas familias que compran los dulces días antes, créeme, si tienen tiempo de adornar sus casas tienen tiempo de comprarlos —intento convencerla y luego miro a Lana—, estoy seguro de que encontraremos muchos dulces para este pequeño demonio.

—No me digas así —hipa y se talla los ojos—. Tampoco tengo disfraz.

Mi mamá asiente.

—Será muy improvisado, aún no le he comprado su traje. Y ya son pasadas las seis, las tiendas deben estar cerradas.

Suerte que conozco a alguien con Amazon Prime.

—No hay problema, puedo conseguírselo —le aseguro y me vuelvo hacia Lana—. ¿Y de qué te quieres disfrazar?

Gimotea, tratando de ya no llorar.

—Quiere ser una princesa —responde mi mamá por ella.

Asiento y vuelvo a sonreírle.

—Báñate, vamos a salir a pedir dulces hoy, piojosa.

Lana masculla en leve "sí" seguido de un "piojosa tu cola" que se gana una reprimenda de parte de mi mamá. Me río y alboroto su cabello antes de salir de la habitación y sacar mi móvil para escribirle a Oliver.


Jean Miller

¿Tienes tiempo?

Oliver Owen

Para ti siempre

¿Poooor qué?

Jean Miller

Necesito ayuda. Mi hermana va a pedir dulces y no tiene disfraz, creí que podrías ayudarme, quiere disfrazarse de princesa

Oliver Owen

Bendito el día en que compré mi suscripción a Amazon Prime

Yo me encargo;)


Media hora más tarde tengo a Oliver con dos bolsas en la cocina hablando con mi mamá. Ella sostiene a Liam mientras Oliver le muestra lo que consiguió. Hace tiempo no hablaba con ella así que se están tomando tiempo para ponerse al día y cuando digo eso me refiero a que mi mamá le pregunta sobre sus padres, su hermana y si aún continúa pintando. Luego, Oliver deja las bolsas en la mesa y se acerca para abrazar a Liam, quien sonríe a los gestos ridículos que está haciendo Oliver.

—Este pequeño, ya creció mucho, ¿no? —le pregunta a mi mamá a la vez que mece a Liam entre sus brazos.

—Bastante. Pesa más de lo que pesó Jean y Lana, va a dejarme sin brazos —ríe.

Observo a Oliver desde el umbral, está sonriéndole a mi mamá y siguiéndole la conversación que ya no escucho por prestarle atención a sus gestos y a lo que hace. Por alguna razón me da muchísima ternura ver esta escena: Oliver sosteniendo a mi hermano menor con una sonrisa a la vez que habla con mi mamá con demasiada confianza. También hace que una sensación desconocida se instale en mi pecho, no sabría siquiera cómo describirla, pero me hace sonreír.

No pienso sobre mi relación a futuro con las personas, sin embargo, me gustaría que en algunos años podamos seguir estando de esta manera.

Creo que es la primera persona que quiero que se quede en mi vida por muchísimo tiempo. Suelo pensar que todas las personas van a irse de nuestras vidas en algún punto, no importa cuánto tiempo haya pasado desde que las conocimos, cuántas cosas hayamos atravesado o cuánto las queramos, van a irse en cualquier momento. Pero en verdad espero que Oliver sea la excepción, que no se vaya, y si no es así, espero que se quede por mucho tiempo, por tanto que cuando se vaya pueda decir "hicimos todo lo que pudimos y hasta más" y no un "nos faltaron muchas cosas por hacer".

Y con esto sé con mucha más certeza que antes que estoy jodido. Estoy jodido desde el momento en el que él atendió mi llamada esa noche. Estoy jodido desde que le seguí el rollo, desde que acepté ser su "amigovio", desde mucho antes de hecho, desde que nos dimos ese primer beso a los doce. Estoy jodido porque me encariñé tanto que me siento incapaz de soportar que se aleje de mí en el futuro. Y es demasiado tarde para huir, porque en primer lugar no quiero hacerlo. Quiero quedarme. Al menos emocionalmente hablando.

—Jean —mi mamá me llama y no caigo en cuenta hasta que los ojos de Oliver recaen en mí. Volteo a verla cuando repite mi nombre—. Hijo, te decía que le ofrecieras algo de beber.

Doy un asentimiento de cabeza y me dirijo al mueble para tomar un vaso y servirle un poco de agua. Mi mamá vuelve a abrazar a Liam y luego de que le doy el vaso a Oliver, él se despide de ella para ir al cuarto de Lana y mostrarle lo que trajo. Yo tomo otro vaso para beber y siento la mirada de mi mamá encima de mí en todos mis movimientos. Estuve embobado con Oliver y ella debió de percatarse de ello, sin olvidar que le había confesado que me gustaban los chicos en un arranque de ira.

Mi mamá no es tonta y a pesar de que casi nunca le digo a dónde voy, debe de ser evidente que he pasado más tardes con Oliver que con mi propia familia. Es cuestión de tiempo para que ate los cabos de por qué he salido más a menudo con él y por qué él ha venido a casa más veces de las que venía antes.

—Si tienes algo que decir dilo —le pido, sofocado por la forma en la que me ve.

—¿Decirte qué?

—Ya sabes —insinúo para que saque el tema. Se queda callada—. Algo sobre Oliver.

Finge confusión.

—Es tu mejor amigo

—Mamá. —Suspiro.

—Me alegra que tengas amigos que te apoyen.

Se da la vuelta, sacando una de las papillas de Liam del refrigerador. No sé por qué me molesta que se haga la desentendida cuando ya lo sabe, debería de alegrarme que no saque el tema a relucir, pero de cierta manera me gustaría que no lo ignorara. Siento que está tratando de ignorar una parte de mí. No lo había sentido de esa forma hasta ahora.

—Él me gustaba antes.

—Sería raro que no te agrade.

—No es agradar, es gustar.

—Lo sé —se vuelve hacia mí—, lo sé muchísimo antes de que me lo dijeras —menciona un poco exaltada. Tengo muchas preguntas atoradas en mi garganta, pero no digo nada—. Mira Jean, si quieres que hablemos de eso no es el momento —exhala hondo y pone una de sus manos en su sien—. Mejor ve a ayudarlo.

Señala la puerta de la cocina con su cabeza. Prácticamente es un "vete de aquí". Y así lo hago, no porque ella me lo haya dicho, sino porque me conozco a la perfección y no quiero discutir con ella ahora que está Oliver. Me ha dejado descolocado el hecho de que ella ya lo supiera, pero ni siquiera es el hecho en sí que me tiene perplejo, sino que lo ha sabido durante todo este tiempo y jamás me dijo nada. Aunque pensándolo bien tampoco tendría que haberme dicho nada, no lo sé, es confuso, sobre todo porque siento que no mencionó ni una sola palabra al respecto y no porque sea la persona más abierta de todas, por el contrario, creo que aplicó lo de "si no lo veo entonces no es cierto".

Me las apaño para no pensar en ello. Es mucho mejor si dejo morir el tema de una vez por todas, ahora estoy bien y no necesito que ella diga nada ni que responda a mis preguntas, su opinión no me importa en lo absoluto.

Alcanzo a Oliver y Lana en la habitación de mi hermana. Los dos están sentados en el tapete el suelo, Oliver me da la espalda mientras que Lana está frente a él. Puedo ver a la perfección la enorme sonrisa de mi hermana a la vez que tiene el vestido amarillo en sus piernas y una pequeña corona en sus manos. Me acerco a ellos, intentando ocultar una sonrisa.

—¿De qué hablaban? —me uno a la conversación. Los dos me miran después de compartir una mirada cómplice.

—Tu hermana ha tenido la mejor idea del mundo —dice Oliver con una sonrisa. Hundo una de mis cejas—. Voy a acompañarlos a pedir dulces.

—¿Y eso qué tiene de bueno?

—¡No seas grosero con el príncipe! —me regaña Lana y blanqueo los ojos.

—Sí, Jean, no seas grosero con el príncipe —repite Oliver con burla. Le saco el dedo medio y se echa a reír.

—¿Estás segura de que quieres que vaya? —le pregunto a mi hermana—. Tú y yo solos podríamos divertirnos más. Dos está bien, pero tres es demasiado.

Lana asiente.

—Tienes razón, mejor solo va Oli conmigo.

Le lanzo una mirada asesina a Oliver porque soltó una gran carcajada. Él se queda callado, cubriendo su boca con sus manos. No puedo creer que la niña del demonio siga eligiendo a Oliver por encima de mí. Claro que no puedo culparla, Oliver es Oliver, pero ¿escogerlo antes que a mí?

—¿Qué estás tratando de decirme, piojosa? —tiro de sus orejas sin tanta fuerza, ella ríe y se levanta del suelo para correr detrás de Oliver—. Cobarde.

—No es su culpa, tiene buen gusto —la defiende Oliver.

Maldito engreído de mierda.

—Así es, un príncipe es mejor que un árbol —agrega ella.

Maldita niña de mierda.

—¿Tienen una competencia para ver quien me saca de mis casillas? Porque justo ahora son las personas más irritantes que conozco —bufo y ambos ríen—. Se hace tarde, dile a mamá que te ayude a cambiarte —aviso a mi hermana y luego miro a Oliver—. Tú vienes conmigo.

El par asiente sin rechistar (valoran mucho sus vidas) y yo me dirijo a mi habitación para hablar con Oliver (yo no valoro tanto la mía). No es que no quiera que nos acompañe, pero apuesto a que Lana insistió a que vienese con nosotros. Debe tener mejores cosas que hacer, no creo que pasar su fin de semana acompañando a una niña a pedir dulces sea su mejor definición de una buena tarde. No quiero que se sienta obligado a hacer estas cosas.

—Menos mal que también traje disfraces para nosotros —dice detrás de mí.

Oh Dios mío. ¿Qué mierda se atrevió a traer a mi casa?

—¿Disfraces? Dime que no es nada raro —digo con recelo, girando a verlo. Él niega con su cabeza repetidas veces. Suelto una risa nasal y abro la puerta de mi recamara. Le hago una seña con mi mano para que entre y luego de él entro yo y cierro la puerta detrás de nosotros—. Hace cinco años que no salimos a pedir dulces.

—Siempre es buen momento para pedir dulces.

Se sienta en mi cama e imito su acción.

—¿Estás seguro de que quieres venir? —pregunto, rascando mi cuello—. Debes de tener mejores cosas que hacer.

—¿Algo mejor que estar contigo? —se gira hacia mí y esbozo una sonrisa—. Lo dudo mucho. Y claro que quiero ir, ¿te parece una coincidencia que haya traído hasta disfraces para nosotros? Todo estaba planeado. Algo tenía que aprender de las canciones de Taylor Swift que oye mi hermana.

Me río por eso y bajo la mirada hacia la otra bolsa que no ha abierto.

—No me digas que compraste algún puto disfraz de árbol porque te mato —advierto.

—Tienes un trauma severo con los árboles, ¿qué te hicieron los pobres árboles? Gracias a ellos vives, literalmente.

—Gracias a ellos vivo —repito—, ¿te parece que no es razón suficiente para odiarlos?

Oliver rueda los ojos.

—Buen punto, pero quédate tranquilo que no serás un árbol —abre la bolsa y de ella saca una capa negra, una camisa larga negra con gris, unos guantes negros y una espada y escudo triangular de juguete. Me pregunto si es el disfraz de Batman o el de un cantante de rock—. Serás un caballero... o un guerrero, aún no sé qué sea —en esto último concordamos—. ¿Qué tal?

Le echo un vistazo a lo que trajo.

—¿Todo esto lo conseguiste en Amazon? —inquiero con cierto asombro y una pequeña sonrisa.

—Eh, no, no encontré disfraces que llegaran hoy —se pone un poco tenso—. Ventajas de llevarte con las chicas de teatro creo, je, je.

Dejo de sonreír y lo miro con un semblante serio.

—Ya no me digas nada, no quiero saber.

Oliver ríe y se lanza hacia mí, provocando que los dos caigamos en la cama.

—Admito que me encanta verte celoso —me rodea con sus brazos.

—Admito que me encanta golpearte —trato de apartarlo.

—¿Tan temprano sacando los fetiches?

—¿Tan temprano siendo un dolor de mue...?

Dejo mi frase al aire porque sus labios atacan los míos. Me resisto al inicio con un par de risas solo para hacerme el indignado, pero no tardo en corresponderle el beso. Sus manos acunan mi rostro y las mías sus muñecas. Acaricio sus brazos y mi mano se queda justo donde siento la pulsera que compartimos. El corazón me va a tope y el hormigueo en mi estómago comienza a aparecer. Nos habremos besado varias veces, pero nunca voy a dejar de sentirme de esta manera.

—Tenemos que apurarnos —digo entre besos. Oliver emite un sonido de desaprobación—. Se nos hará tarde —continúa ignorándome. Muerdo su labio y al fin accede tras una risa—. ¿Te gusta que te trate mal? —pregunto con mofa porque solo mordiéndolo ha cedido a mis palabras.

Oliver me sonríe de lado.

—Me conoces tan bien, bonito.

Pongo los ojos en blanco y le doy un codazo para que se aparte de mí. Se está haciendo tarde y ninguno de los dos está listo todavía. Yo ni siquiera pensaba disfrazarme o algo, solo iba a acompañar a Lana, pero Oliver siempre cambia mis planes y para bien o para mal, termina incluyéndose en ellos.

Tomo las cosas que ha traído para mí y agarro uno de mis pantalones negros junto a unas botas del mismo color y voy al baño a cambiarme. Dejo la habitación para que él se pueda cambiar. Pasados unos minutos y muchas maldiciones de mi parte, logro vestirme. Me siento ridículo con la capa y la camisa larga, no tengo pinta de parecer un caballero o una de esas estupideces que mencionó, pero creo que prefiero verme más normal. Me repito por dentro que lo hago por Lana y por acompañarla. Hubiese sido más sencillo si solo la consolaba y no sugería salir a pedir dulces dos días antes de Halloween, pero ver su enorme sonrisa valió la pena.

Gobernado y por una niña de cinco años. Quién iba a decirlo.

Salgo del baño en cuanto estoy vestido y apenas pongo un pie fuera, la mandíbula casi se separa de mi cuerpo al ver a Oliver. Oliver es, a mis ojos, un chico muy atractivo, pero Oliver con traje... Qué gran vista tengo ahora. ¿Por qué no se había puesto un traje antes? ¿Cómo se atrevió a privarme de esta vista?

Él tiene puesto un pantalón negro ajustado una corona brillante, una camisa de manga larga blanca y encima un chaleco negro y sobre este una capa de un tono más claro, no creo que sea traje de un príncipe, pero el maldito podría poner una bolsa de basura y seguiría viéndose como uno. Pero como si eso no bastara para que el desgraciado se vea bien, se ha arremangado las mangas hasta casi los codos y está desabotonado de los primeros botones de su camisa. Si no lo conociera, por su apariencia creería que es una persona demasiada seria y elegante.

Oliver me atrapa viéndolo y una sonrisa engreída crece en su rostro.

—¿Esa reacción la tomo como una propuesta de matrimonio? —me pregunta con clara diversión.

—Sí —le sigo la corriente y se queda sorprendido por mi respuesta—. Y esto —alzo mi dedo medio—, tómalo como el divorcio.

Amplía su sonrisa y me echa una mirada de arriba abajo y no dice nada, se limita a mantener su sonrisa. Odio admitir que me gusta que me vea de esa manera.

Los próximos veinte minutos nos la pasamos esperando a Lana en la sala y cuando finalmente mi hermanita está vestida, marchamos hacia nuestra búsqueda de dulces para Lana por el vecindario. Debo decir que yo voy de sobra, Oliver se la pasa hablando con mi hermana y ella solo le pide que le siga contando cuentos, cuentos que en lo personal no creo que sean tan buenos como los que yo invento.

Ya ha oscurecido, pero las luces de las calles más las luces de los adornos que hay en las fachadas de los vecinos hace que se vea demasiado claro. No hay muchas personas fuera, somos los únicos ridículos que han salido a pedir dulces dos días con anticipación, pero no me siento tan absurdo en comparación de otros momentos en donde sí di bastante pena ajena. Al final de todo, la sonrisa de mi hermana junto a la de Oliver lo compensan demasiado.

—No conseguimos casi nada —Oliver dice derrotado después de que pasamos por casi todo el vecindario.

Veo hacia la bolsa de Lana y efectivamente, apenas conseguimos un par de dulces y eso que la mayoría de ellos fueron dulces que yo compré para que mi hermana no se desanimara. Me vuelvo hacia Lana para decirle que no se sienta triste, pero me llevo una sorpresa al verla sonriendo mientras come una de las paletas.

—Me divertí mucho —comenta mi hermana, mirándonos a ambos. Le sonrío, aunque sé que no puedo llevarme todo el crédito por esa sonrisa, fue Oliver el que consiguió que ella se la pasara bien y se lo agradezco mucho. Lana mira a Oliver—. Me alegra que seas el novio de mi hermano.

Los dos nos sorprendemos por su repentino comentario, él más que yo. A veces olvido lo directa que ella puede llegar a ser. Podrá ser pequeña, pero no es tonta. Miro de reojo a Oliver y él está perplejo, no puedo creer que nunca se la haya pasado por la cabeza que mi hermana pudiese saberlo sin que se lo dijéramos, aunque no me sorprendo, tampoco notó que su hermana ya lo sabía. ¿Qué tienen las hermanas con provocarnos infartos de la nada?

—No es mi novio —le digo a Lana. He dicho estas cuatro palabras muchísimas veces estas semanas.

—Ay, mi cuñada favorita —Oliver ignora mis palabras y sale de su desconcierto para abrazar a mi hermana. Enarco mis cejas.

¿Cómo que cuñada favorita? ¿Es que acaso tiene más cuñadas ocultas por ahí?

No intervengo en su conversación super seria de "si sales con mi hermano debes darme algo" que ha iniciado mi hermana. Me está vendiendo como si fuese un simple colchón. Regresamos a casa y Lana se apresura a ir con mi mamá para mostrarle los dulces que consiguió. No me quedo a escuchar porque tomo la llave de la camioneta y manejo rumbo a la casa de Oliver, ya es tarde y después de todo lo que hizo por mi hermana esta tarde, llevarlo a su casa es lo menos que puedo hacer. Estaciono el auto frente a su casa y un pequeño silencio nos invade. Voy a despedirme, pero él siempre va un paso delante de mí.

—¿Quieres entrar? —me invita a su casa—. Quiero enseñarte algo.

Lo miro ceñudo entre la confusión, pero no tardo en asentir. No sé qué quiera mostrarme, pero es una buena excusa para mí para poder seguir estando con él. Últimamente los únicos buenos momentos que he tenido y libres de estrés o cualquier problema han sido a su lado. Insisto en que por culpa de este idiota ahora no puedo siquiera pensar en pasar mis días sin él. Sin Oliver todo es aburrido o estresante. Es mi salvavidas.

Nos bajamos de mi coche y entramos a su casa, todo está a oscuras y no se escucha nada, todo indica que no hay nadie en casa, debí suponerlo desde el momento en el que no vi ningún auto. ¿Qué estás planeando, Oliver Owen?

Oliver enciende las luces y me agarra la mano para llevarme a quién sabe dónde. No rechisto, le sigo el paso, riendo por lo apresurado que está siendo. Estoy comenzando a hacerme una idea de qué es lo que quiere mostrarme, pero no digo nada. Me arrepiento un instante de no haberme cambiado de ropa antes de salir de casa. Aunque por la forma en la que Oliver me miraba toda la noche podría decir que le gustaba como lucía. Algo en lo que los dos coincidimos es que nos gustó las prendas del otro, bueno, no las prendas en sí, sino cómo le quedaban las prendas al otro.

—Parece que tienes prisa. —Muerdo mi labio interno para no reír. Él detiene sus pasos y gira un poco la cabeza para verme por encima de su hombro.

—Es que estoy emocionado.

Eso no debería hacer que mi corazón se acelere, pero lo hace. Eso no debería hacer que mi rostro se caliente, pero lo hace. Eso no debería hacer que la mente se me ponga en blanco, pero lo hace. Paso saliva y no vuelvo a mencionar nada en el camino, me limito a que él me guíe. Pasa solo un instante hasta que diviso la puerta de su habitación. El pulso se me dispara.

Oliver no suelta mi mano, ni siquiera para abrir la puerta. Cuando estoy dentro, me pongo nervioso. No debería estarlo, no es mi primera vez, pero que sea con Oliver lo hace totalmente diferente. Hemos hecho cosas muy similares en el pasado, sin embargo, esta sensación que comienza a hacerse espacio en mi pecho no tiene comparación.

Él por fin me suelta y me sorprendo de mí mismo al notar que mi mano tiembla un poco. Inhalo hondo y trato de no pensar en ello al seguir los movimientos de Oliver. Lo observo en silencio y veo cómo toma algo de su escritorio. Me pongo más nervioso cuando se da la vuelta y se acerca a mí.

Mi pecho está a nada de explotar, pero logro tranquilizarme en cuanto él me sonríe, le regreso la sonrisa. Me tiende una mano y no entiendo qué es lo que quiere hasta que baja su mirada a mis manos. Le tiendo mis manos, confundido.

—Cierra los ojos —masculla y no tiene que decírmelo ni dos veces.

Lo siguiente que siento es algo rectangular sobre mis manos. Mi confusión aumenta el triple. ¿Qué es esto?

Abro los ojos y me descoloco al ver un cuaderno. Levanto la vista hacia él.

—Son bosquejos del cuadro para el concurso de la Galería —explica y aguanto las ganas que tengo de reír por lo imbécil que fui al malinterpretar sus intenciones.

En verdad que no puedo ser más idiota. Si fuese otro momento me reiría, pero solo siento pena ajena por mí. Además, él está mostrándome algo que le apasiona y le emociona, no iba a reírme en su cara para que confunda mi intención.

Hago el mejor de mis intentos por no reír y abro el cuaderno. Dicen que el arte no hay que entenderle, sino que hay que sentirlo, y ahora mismo siento demasiado. Sí, es mi retrato, pero no es solo eso: mi rostro está dividido en tres partes, en tres partes que ni siquiera encajan bien, sino que una sobresale de otra, como si fuese un collage en donde pegas recortes y no tienen que concordar precisamente. Lo que más destaca es que el rostro está formado por mi versión más joven, la actual y una que no se logra distinguir con claridad (¿mi versión más vieja quizás?) y que los rasgos son totalmente diferente a lo que él había dibujado antes.

—Es diferente a lo que hago, pero me basé en el dadaísmo —expone. ¿Dadaísmo? Creo que mi confusión es bastante evidente, pues me explica qué es—: Fue un movimiento artístico que iba en contra del arte y de las normas que se tenían en ese entonces, era un antiarte, se sitúo en plena guerra, entonces creían que lo que se solía considerar como "bello" en el arte perdía sentido con todas las masacres. Tenían un espíritu libre, escandaloso, caótico y valoraban el gesto artístico antes que lo estético, si ellos decían que una manzana era arte por darle tal significado, entonces lo era —hace una pausa—. Creo que te queda bien, vas en contra de lo que todos creen, tienes un espíritu libre y sin duda eres caótico cuando se trata de conseguir algo que quieres. —Me sonríe—. Aún es un boceto, quise simular un collage y pienso pintarlo a ciegas, no lo sé, todavía estoy viendo qué hacer.

El corazón me da un vuelco luego de oír lo que dijo. No sé si es porque me encanta que sea ese chico listo que saca información que no conocía o si es por lo que piensa de mí, pero mi corazón no deja de ir tan acelerado.

—Es muy lindo —mis palabras se quedan demasiado cortas con lo que en realidad pienso de esto. No solo por el boceto, también por el significado que hay detrás. Dios, no puedo querer más a este artista coqueto—. Vas a ganar, te lo apuesto.

Oliver me sonríe a medias.

—Estuve pensando en lo que dijiste el otro día y cuando fuimos a la galería de Arte —dice de pronto y no estoy seguro de qué está hablando—. Soy un cobarde. No soy como tú, que cruzas medio mundo para lograr lo que quieres, yo no lo intento —suspira—. A veces estoy cansado de ser un cobarde.

Oírlo llamarse así me parte el corazón. Saber que él da para muchísimo más y que tenga miedo de salir de su zona de confort también me duele, no como a él, claro está, pero me duele no saber cómo ayudarlo o qué decirle.

—Entonces vámonos —sugiero sin pensarlo demasiado.

—¿Qué?

Yo tampoco estoy seguro de qué es lo que acabo de proponerle, apenas acabo de pensarlo. Es mi lado impulsivo saliendo a la luz en estas situaciones.

—Apuesto que debe haber algo en Manchester —explico—. Si la razón por la que no quieres estudiar Bellas Artes es por tus papás, podemos ver la manera de convencerlos. No quiero ver cómo arruinas tu vida porque has estudiado algo que no te gusta. Podríamos trabajar en las vacaciones de invierno, podríamos ver becas a las que puedas aplicar, y no tiene que ser en Mánchester, podríamos buscar otros lugares que estén cerca, podríamos...

—Bonito —me interrumpe y suspira de nueva cuenta—, voy a quedarme.

—¿Por qué? —no desisto—. ¿Es porque tú no quieres o por los demás?

—Por mí. Te lo dije una vez, no quiero hacerlo y saber que fracasé.

—Pero acabas de decir que estás cansado de esto, no lo entiendo.

—Sí, pero... También tengo miedo —admite—. Reprobé un año, Olivia está estudiando para ser abogada mientras yo recurso, yo ya no quiero decepcionar más a mis papás, sé que no esperan nada de mí, pero estudiar Artes sería el colmo, ¿no lo crees? —ríe sin gracia—. Y también tengo miedo de que no me guste lo único que amo, sé que no tiene sentido, pero, ¿y si lo estudio y me deja de gustar porque es más una responsabilidad que un pasatiempo? ¿Y si al final ni siquiera puedo vivir de eso? Tengo miedo. De muchas cosas.

Siento un nudo en mi garganta y me obligo a tragar.

—Estaré contigo —le aseguro a la vez que dejo el cuaderno en el mueble de al lado y tomo sus manos con las mías—. No estarás solo. Si decides irte, nos vamos los dos. Si te quedas o hablas con ellos o lo que sea, no estarás solo. Estaré ahí. ¿No fuiste tú el que dijo que el futuro sonaba menos aterrador si teníamos al otro? —Acaricio una de sus manos con mi pulgar—. Me gustaría poder decir algo más, pero no quiero presionarte, tómate tu tiempo, así quieras irte o no, voy a apoyar lo que decidas.

Sonríe.

—Lo sé, gracias. Aún voy a pensarlo —exhala—. ¿Por qué siempre terminamos hablando del futuro?

Me quedo callado. No lo sé, pero no me gusta hablar de eso. Me encantaría poder detener el tiempo y que nos quedemos exactamente como estamos. Todo sería muchísimo más sencillo.

—¿Podemos hablar de otra cosa? —pido, soltando sus manos.

—Está bien —asiente—. Hablemos de cómo creías que iba a mostrarte otra cosa —cambia por completo la conversación y me pongo rojo al instante. Por la vergüenza, por nada más que eso.

—¡Así que sí ibas con esas intenciones!

—No, pero tú tenías una cara de "hoy follo".

Me echo a reír.

—¡¿Cómo no iba a pensar eso si dijiste que ibas a mostrarme algo y estabas impaciente y emocionado?!

—Ah, ¿me estás diciendo urgido?

—¡No! Te estoy diciendo que... Que eres un imbécil, sí, eso dije —fallo en mi intento de justificarme. Ríe.

—No hay de otra, si el amor de mi vida quiere que follemos, follemos.

Me río también.

—No debería hablar de esa forma, alteza —me burlo por su vocabulario y lo irónico que es que hable de esa forma cuando está usando un disfraz de príncipe.

—¿De qué forma hablo entonces, Míster Miller? —me sigue el juego, acercándose a mí.

—Debería ser más educado.

—Quiero fornicar contigo.

—Acabas de bajarme la calentura.

—¿Realizar el acto sexual? —intenta de nuevo.

—¿Qué?

—¿Copular?

—Por Dios, cada intento es peor que el anterior.

—Introducir mi órgano sexual masculino en tu...

—Ya entendí, por Dios, cállate.

Me echo a reír con más fuerza y su risa se une a la mía.

—El punto es que no voy a decepcionarte más, amorcito —Lleva sus manos hacia su cinturón y la respiración se me detiene.

—¿Qué estás haciendo, idiota? —pregunto, un poco nervioso. Oliver detiene sus movimientos—. Al menos invítame a bailar antes, ¿no?

—Sedúceme y me lo pienso. —Se cruza de brazos, retándome.

—¿Quieres que te baile? —bromeo.

Esboza una sonrisa.

—Dije sedúceme, no mátame. Pero quién soy yo para negar un bailecito erótico.

—¿Erótico? ¿Quién dijo algo de erótico? Voy a bailarte Gangnam Style.

—Uuf, eso me prende.

—Incéndiate y hazte polvo.

Se ríe.

—Bueno, pero ¿me vas a seducir entonces? No caigo tan fácil —me provoca.

—¿Ah no? —Coloco mi mano en su barbilla y acerco mi rostro al suyo. Su sonrisa coqueta se transforma en una nerviosa.

—Es extraño como hace unos segundos estaba triste y ahora estoy caliente.

Río y niego con mi cabeza.

—Tonto.

Tomo sus manos y hago que se siente en su cama, Oliver hace caso a lo que le digo obedientemente. Me pongo encima de él, con cada una de mis piernas al lado de sus caderas y no despego mis ojos de los suyos en ningún momento. Sus mejillas estás sonrosadas y sus labios entreabiertos, siento su respiración golpeándome. Esta vista está gustándome demasiado. Rodeo su cuello con mis manos y le sonrío, acercando mi boca a la suya.

—Espera, espera —me detiene—, deja que me mentalice —pasa saliva—. Okey ahora sí, no aún no, bueno ya, no, espera, todavía no, bueno ya.

Me río, pero lo beso. Es un beso lento, de esos que van aumentando la intensidad de a poco. De esos que sabes que aún estás iniciando. Las manos de Oliver no se quedan quietas, descienden de mis hombros hacia mi cintura y ascienden de nuevo hacia mi pecho. No me sorprendo cuando el beso comienza a ser más urgente y torpe ni cuando él regresa sus manos hacia mi cintura y me toma de ella para levantarnos de la cama y acostarme sobre el colchón. Sonríe en medio del beso y por inercia lo hago también.

—Lo de la pintura era una excusa, ¿verdad? —le pregunto en cuanto Oliver comienza a besar mi cuello y sus manos juegan con el elástico de mi bóxer.

—Como la película de hace unos días, creí que había quedado claro que se me da bien buscar excusas —besa mis clavículas.

—Creí que había quedado claro que no necesitas excusas conmigo.

Oliver alza la cabeza para verme y me sonríe.


***

Feliz año nuevo chiquitas<333 


Continue Reading

You'll Also Like

188 34 4
Everett y Darian son excelentes actores, lastimosamente, nunca han sido muy buenos a la hora de tomar decisiones. Siete años después desde la última...
75.2K 8.5K 41
❝ Nadie dijo que duraría para siempre. ❞ *** Mya odia a Niss; odia lo bien que se ve por las mañanas cuando lo saluda por los pasillos mientras boste...
21.8K 3.1K 86
En una historia, los personajes que aparecen en el escenario suelen incluir protagonistas, papeles secundarios, personajes secundarios y carne de cañ...
266 65 48
Jun lucha su batalla contra la Luna y contra si mismo. Elec lucha contra sus sentimientos por Jun y el supuesto odio que él le tiene. Diana lucha...