Recházame

By KANEELI

226K 23.7K 3.2K

Almas gemelas, dos palabras que colocan el mundo de cualquiera de cabeza. Algo que todo lobo espera y anhela... More

Antes de leer
Prólogo
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Epílogo.

Capítulo 1

8.7K 656 38
By KANEELI




BRENIN

­Las luces parpadeantes claramente lograban su cometido, que es el subir aun más mi ebriedad, claro que, si también le sumáramos el hecho de que en mis venas corren polvos de hadas igualmente se podría llegar a la conclusión del porque no puedo ni siquiera mover mis dedos.

–Creo que ahora sí te excediste –me regaña Antón–. Mejor vamos a casa y estamos con la bebé.

Sacudo la cabeza para despejar mi mente cuando siento unas uñas recorrer mi brazo.

–¿Qué tenían esos polvos? –pregunto girando mi rostro hacia la rubia a mi lado.

Una sonrisa ladina se instala en su rostro mientras sus uñas siguen recorriendo mi brazo, el cual de un movimiento brusco saco de su alcance.

–Solo somníferos y una mezcla de afrodisiacos.

–¿Somníferos? –arrugo el ceño–. ¿Por qué mierda le pondrían somníferos?

–Porque así te relajas –se encoge de hombros e intenta volver a tocarme.

–No me toques –gruño agarrando su muñeca con fuerza–. No me gusta que te toquen.

–Eso he oído, solo quería comprobar –se zafa de mi agarre y comienza a acariciar su muñeca–. ¿Cómo te acuestas con tantas si no te gusta que te toquen?

Mis ojos caen en como sus dedos acarician su piel, quizás ocupe mucha fuerza, pero me da igual.

–Las amarro –respondo como si nada viendo hacia el frente.

Observando como uno de los lobos de la guardia, cabe decir que obviamente debe tener día libre al ver su estado. Incluso creería que esta peor que yo, sobre todo porque esta bailando sobre una mesa y ellos se caracterizan por ser centrados aun cuando no están en labor.

–¿No tienes ganas de amarrarme a mí? –la voz de la rubia me hace volver a verla.

Tiene una sonrisa ladina en la cara, intentando parecer sexy, pero más parece una mueca que otra cosa. Bajo mis ojos por su cuerpo, observando sus tetas que rebosan por el ajustado vestido que esta usando, claramente una talla menos de la que ella debe ser. Sus piernas cortas y broceadas las tiene sobre el sillón dobladas dejando sus pies bajo su trasero.

Vuelvo a repasarla nuevamente intentando convencerme, pero termino chasqueando la lengua cuando me doy cuenta de que nada en ella me atrae.

–La verdad, no–vuelvo la vista al guardia que ahora tiene a una hada en sus piernas.

–¿Disculpa? –prácticamente grita sobre la música–. ¿Dijiste que no?

–No sabia que eras sorda, ¿te hablo en lengua de señas? –giro mi rostro nuevamente hacia ella dejándolo caer contra el respaldo viendo como si cara de transforma en una mueca de desagrado.

–Pero ¿Por qué no? –gruñe–. Te acostaste con mi amiga la semana pasada y yo soy mucha más linda que ella, ¡PORQUE CONMIGO NO!

Ruedo los ojos antes de verla con fastidio.

–Resentida –habla Antón.

La ignoro intentando ponerme de pie, pero su mano se enrosca en mi brazo.

–¡NO ME DEJES HABLANDO SOLA!

Me volteo hacia ella con la mandíbula apretada y no sé que rostro tendré que prácticamente se encogió en su lugar. Y la típica sensación a la que me acostumbre ya se instaló en mi cuerpo.

–Dije que no me toques, joder –gruñí con los dientes apretados sacando mi brazo con brusquedad.

Un pequeño chillido salió de ella y sus ojos se abrieron más de la cuenta.

–T-tus ojos –me señala con un dedo tembloroso.

Sacudo la cabeza controlando mi magia y los efectos de los polvos ya desaparecieron como siempre sucede cuando mi magia sale a flote. Estúpida Isabella y sus hechizos inquebrantables.

Hago un gesto con la mano restándole importancia a la mujer y me abro paso entre todos hasta llegar a la entrada del lugar, salgo entrecerrando mis ojos por la luz del sol y me quedo de pie unos momentos respirando el aire limpio.

–Genial ya amaneció –el tono sarcástico de Antón me devuelve a la realidad–. Otra noche sin dormir.

–No sé porque te quejas si tu descansas siempre.

–Lo sé, pero tú no y si tu cuerpo falla no me sirve de nada.

–Wau, gracias por hacerme sentir tan especial –rodé mis ojos caminando lejos del antro y comenzando a dirigirme a la mansión–. Creo que podremos llegar al desayuno.

–¿Aurora estará despierta?

–Es probable, suele despertar junto al sol.

–Vamos entonces –se alegra–. Además, tengo hambre.

Asiento una vez y comienzo a caminar, necesito despejar la mente antes de llegar a la mansión si no tendré que soportar el sermón de Isabella y la mirada acusatoria de Christopher. ¿Qué si me he descarrilado un poco? Quizás.

¿Pero que se supone que haga? Ya no hay misiones, Isabella es mamá, encontró a su mate, ahora tiene toda una vida de familia y como Luna de la manada.

¿Y yo? Me quede aquí. ¿Cómo no hacerlo? Si a pesar de todo Isa es como de la familia, me sentía solo en la manada de Fabian hasta que ella apareció. Si bueno, tuvimos nuestros acostones por sus celos, pero jamás nuestra relación fue algo más allá que eso.

Y si lo hicimos, fue porque ella no quería meterse con ningún otro hombre. Y la opción de sedarse no entraba a jugar porque aún debía entrenar y aprender a manejar bien sus poderes.

Así como también, ella ha sido la única que me ha tocado, no me agrada mucho el contacto femenino, quizás mi pasado me ha jodido más de lo que pienso, pero con ella nunca tuve problemas. Fue algo instantáneo, la seguridad que sentí con ella y como rápidamente le tomé cariño.

Pero honestamente, ya no se si aquí haya algo más para mí.

Pateo una roca con el pie cuando la mansión aparece frente a mí, subo las escaleras con las manos en los bolsillos y saludo a los guardias que me abren la puerta.

Un pie dentro y lo primero que llega a mis oídos son los balbuceos de Aurora que provienen del salón. Rasco mi cuello ante un escalofrió y camino hacia donde todos seguramente se encuentran.

–Buenas –saludo haciéndome notar.

Las cabezas giran en mi dirección viéndome con una sonrisa, pero los ignoro a todos y solo me concentro en la pequeña pelirroja que se encuentra sobre las piernas de su padre mientras juega con una servilleta y golpea la mesa con ella enredada en su puño.

–Hola–la voz de Isa hace que la mire–. ¿Comiste?

Niego con la cabeza avanzando hacia la mesa, Aurora pareciera que recién nota que alguien más entro en su espacio porque cuando llego a mi habitual puesto sus ojos celestes como los de su padre me miran.

Se queda quieta por unos segundos al igual que yo y sin previo aviso suelta un chillido aún más fuerte que los anteriores. Revota sobre las piernas de su padre sin dejar de verme y puedo notar como sus brazos se estiran en mi dirección.

–No hermosa–su padre le habla–. Sabes que al tío Brenin no le gusta que invadan su espacio –toma su pequeño cuerpo, la gira colocándola de pie sobre sus piernas con su ayuda logrando que me de espalda y mi cuerpo se tensa ante eso–. ¿Cambiemos ese pañal? –le habla con un tono de voz más agudo y ella ríe–. ¿Sí? Vamos.

Se coloca de pie apoyando a Aurora en su costado, la cual rápidamente lleva sus pequeñas manos hacia el pelo de Christopher y comienza a tirarlo mientras balbucea.

–Venimos enseguida –habla hacia su mujer inclinándose para dejar un suave beso en sus labios.

–Está bien –sonríe la pelirroja mayor.

Christopher pasa junto a mi y palmea mi hombro, giro mi cabeza siguiendo sus movimientos y antes de que desaparezca por la esquina los pequeños ojos celestes conectan con los míos dándome otro escalofrió.

–Ha crecido tanto –la voz de Isa me devuelve a la realidad–. Seis meses... pareciera que pasaron en un parpadeo y lo noto en ella.

Asiento una vez y finalmente tomo asiento al darme cuenta de que solo me quede de pie admirando.

–Sí, ha pasado mucho tiempo–respondo neutral.

Rosita entra en el salón y deja frente a mi una plato de huevo con tocino y un par de tostadas. Le doy una sonrisa de agradecimiento antes que se vaya y luego comienzo a comer.

–¿Eres feliz Brenin?

Rápidamente elevo mis ojos encontrándome con esos verdes que me acompañaron por dos años.

–¿Por qué me preguntas eso?

–Porque puedo notar que no lo eres y solo finges serlo para complacerme –sentencia y trago con dificultad, ella siempre pudo leerme bien–. Sé que te has adaptado a esta vida solo por mí, porque no quieres dejarme, pero si no eres feliz me gustaría que buscaras tu felicidad.

–Estoy bien –niego tragando saliva.

–No me mientas, nunca lo hemos hecho, no empieces ahora.

Me dejo caer con pesar contra el respaldo de la silla y llevo una mano a mi mandíbula.

–Solo... creo que no tengo un propósito aquí –chaqueo la lengua–. Extraño las misiones y todo eso.

Me encojo de hombros, Isa suelta un suspiro antes de que rosita vuelva a entrar con un recipiente entre sus manos y dejarlo frente a la pelirroja.

–Gracias Rosita –le sonríe–. ¿Quieres?

Me ofrece y me inclino hacia ella.

–¿Qué es?

–Frutillas con crema.

Hago una mueca y niego.

–Respecto a lo otro, he estado meditando en algo que tenía pensado planteártelo –come una frutilla rebosante en crema y suspira con el bocado–. He pensado en abrir una escuela de magia.

Mis cejas se elevan con asombro y antes de responder nuevamente los balbuceos de Aurora llegan a mis oídos logrando que mi cabeza se gire inmediatamente en dirección a ellos y mi corazón pegue un diminuto brinco. Poco después Chris aparece con ella en brazos, le cambió ropa y ahora utiliza un lindo vestido rosado.

–Debo ir a las fronteras –anuncia el rubio avanzando con su hija hacia dónde está mi amiga.

–¿Paso algo?

–Vieron una par de roges, así que iré a comprobar que todo esté bien.

–Esta bien –suspira con pesar viendo su recipiente de frutas y lo corre haciendo espacio para recibir a su hija–. Cuídate.

–Pídesela –Antón susurra con un toque de alegría.

Hago una pequeña mueca, pero aun así las palabras salen de mi boca.

–Dámela a mí –hablo hacia el rubio corriendo mi silla dando más espacio.

Ambos me miran con asombro lo sé, pero, aun así.

–¿Seguro? –pregunta el rubio acercándose hacia donde estoy.

Aurora me ve y vuelve a chillar estirando sus bracitos.

–Sí, Isa esta comiendo y me conmovió su cara de perrito triste que le dio a su fruta–menciono ganándome una mirada de muerte de parte de ella y una risa del rubio–. Dámela.

–¿Estas completamente seguro? –pregunta ella y ruedo los ojos–. Solo la has tomado una vez y fue cuando estaba recién nacida, luego no volviste a tomarla.

Y tiene razón, luego de esa vez no volví a tocarla. A pesar de que a veces quería hacerlo, nunca volví a pedírsela. Solo me he dedicado a cuidarla de lejos y observarla.

–Bueno ahora quiero, aprovecha el impulso –estiro los brazos para recibirla de los brazos de su padre mientras patalea con alegría–. Hola hermosa.

Le sonrió acomodándola sobre mi regazo, sus piernecitas quedan de pie sobre mis muslos y me encargo de afirmarla bien para que no pierda el equilibrio o se vaya hacia atrás.

–Bueno, volveré en un par de horas, posiblemente antes de almuerzo–escucho distante la voz de Chris–. Nos vemos hermosas.

Deja una pequeña caricia sobre la cabeza de su hija, la cual lo ignora por completo ya que su atención esta en mí. Mi espalda esta recostada sobre el respaldo de la silla y mis brazos se envuelven alrededor de la pequeña criatura protegiéndola.

Puedo escuchar como Isa se despide, pero al igual que Aurora mi atención solo esta en ella.

En como sus manitas se estiran para tocar mi rostro, un pequeño escalofrío me recorre al sentir su piel contra la mía, pero para mi sorpresa, no me incomoda. Se siente tan suave y calientita que finalmente me relajo ante sus manos curiosas que se dedican a palmear cada rincón de mi cara.

–Aurora cielo, no hostigues al tío –Isa le habla, pero al igual que con su padre se gana una ignorada.

Miro de reojo a mi amiga que volvió a comer de su postre, la bebé mueve sus manos de mi cara a mi cabello y comienza a balbucear y reír mientras entierra sus dedos en él.

–Si es mucho solo dime y la tomaré.

–Tranquila–le hablo sin mirarla y solo detallando el pequeño rostro de su hija–. Estoy bien.

Puedo notar como se cansa de estar de pie sobre mis muslos ya que comienza a doblar sus piernecitas y acerco mi silla hacia la mesa, para dejarla sentada sobre ella afirmando su espalda con mis manos encerrándola prácticamente con mis brazos cuando apoyo los codos sobre la mesa y nuevamente vuelve a jugar con mi pelo logrando que Antón ronronee en mi pecho.

–¿Qué me decías sobre lo de la escuela? –hablo nuevamente sonriéndole a la bebé frente a mi cuando ríe nuevamente por haber dado un tirón a mi cabello.

–Hija no le tires el pelo–Aurora ve sobre su hombro momentáneamente siguiendo la voz de su madre, pero vuelve a centrarse en mi–. Bueno, me ignoró –se queja haciendo un mohín que me hace ríe más fuerte y Aurora me queda viendo con seriedad antes de comenzar a reír y rebotar sobre su lugar aplaudiendo–. Mira, le gustó tu risa –dice la pelirroja y mi ceño se frunce al escucharla decir aquello–. Bueno, respecto a lo otro, tenía pensado crear una escuela de magia para aquellos niños que quieran unirse, tenemos muchos hechiceros ahora y sus hijos también se manejan con magia. Así que pensaba formar un lugar donde puedan asistir para practicar y aprender a manejarla.

Asiento con lentitud y vuelvo a mirar a la bebé que se quedo en silencio de un segundo a otro, pero al verla noto por qué. Ya que entre sus manos tiene mi collar, uno que mi madre cuando era pequeño me obsequió y que jamás me he quitado. Sus deditos son cuidadosos al tocarlo y su gesto está totalmente serio y concentrado al verlo.

–¿Y que planeas que haga yo? –pregunto y sonrió cuando Aurora se lleva el collar a la boca.

–Hija no te metas eso a la boca–Isa se acerca para intentar quitarle mi collar, pero aurora reclama y lo aleja de ella logrando que mi cabeza vaya con él al un estar alrededor de mi cuello.

Mi cuerpo inmediatamente reacciona ante el disgusto de Aurora y puedo sentir a Antón gruñir levemente.

–Déjala –la pego más a mi cuerpo y encierro más mis brazos en torno a la bebé mirando mal a Isa–. No hace nada malo.

–Quizás donde ha estado esa cosa y mi hija lo tiene en su boca Brenin –me mira con reproche–. Pero sé que ignorará y tú se colocaras de su lado así que me rindo–rueda los ojos y se deja caer nuevamente en la silla–. Respecto a la escuela, quiero que tu seas el maestro.

La observo durante unos momentos con asombro, ya que no pensé que diría eso.

–¿Es enserio?

–Ajá–me sonríe por unos segundos y luego su semblante cambia a uno triste y juega con sus dedos–. Sé que serás un gran maestro, porque conmigo lo fuiste y así también te mantienes ocupado. Quizás sea egoísta de mi parte, pero así no querrás irte y te quedas junto a nosotras, ¿cierto hija? –le habla con un tono de voz más agudo igual como hizo su padre denante.

Aurora lleva su vista a su madre al notar que le hablan a ella y comienza a balbucear y aplaudir aun con el collar aún en su boca logrando hacerme reír.

Y así es como nuevamente se gana mi atención, volviendo el centro de todo. Viendo como ríe; como sus pequeños, pero intentos ojos azules me ven, en sus manitas estirándose para tocar mis mejillas, la baba que cae fuera de su boca por chupar mi collar y en su delicioso aroma a vainilla y maracuyá.

¿De verdad quiero perderme todo esto? ¿El verla crecer? Quizás a fin de cuenta si sigue habiendo algo aquí para mí y es Isa y su familia. Que de cierta manera también es mía ahora.

–Podría intentarlo –concluyó sin apartar la vista de su hija, que comienza a mostrar indicios de sueño.

–¿De verdad? –el tono emocionado de Isa me hace asentir–. Genial, sé que harás un gran trabajo.

–Veremos que resulta –respondo tomando en brazos a Aurora y acomodarla sobre mi pecho al ver como sus ojitos pesan y comienzan a cerrarse.

–Oh mi bebita–Isa se levanta y me ayuda a acomodarla sobre mí, retira el collar de su boca viéndolo con asco al estar lleno de baba y acaricia su cabeza cuando la dejo apoyada contra mi hombro–. Debe haber sido donde chupo tanto tu amuleto, tomó su leche hace poco y siempre le da sueño después, ¿estas cómodo? Sino puedo llevarla a su cuna.

Niego y afirmo su cuerpecito con fuerza.

–Estoy bien –giro mi rostro hacia sus mechones rojos e inhalo su delicioso aroma de bebé–. Sigue contándome sobre tu idea.

Se sienta nuevamente y comienza a hablar, la escucho con atención, pero de igual manera todos mis sentidos se encuentran centrados en una sola cosa y es la pequeña personita sobre mi pecho, que me rodea con sus bracitos el cuello y respira con calma mientras duerme.

Apoyo mi mejilla con cuidado sobre su cabecita y nuevamente esa calidez y calma que sentí cuando la tenía de igual manera meses atrás se instala en mi pecho.

No sé que será o porque esta pequeña bebé me entrega esta plenitud, pero definitivamente no la quiero perder y mucho menos perderme el verla crecer y convertirse en una gran mujer como su madre frente a mí.

Así que la idea de la escuela de magia no es tan descabellada como suena.





✿ ------------ ✿ ------------- ✿

Síganme en mis redes
ig: Kaneeli.books
Adiós! <3

Continue Reading

You'll Also Like

47.4K 4.5K 49
SINOPSIS Idara Lambrousy tenía una gemela que se había convertido en la reina de los vampiros gracias a un trato entre sus dos familias. Su cuñado er...
44.8K 1.6K 39
Les vengo a informar que si demoró en publicar más capítulos es por falta de ideas o porque estoy ocupada y si no les gusta el ship por favor no haga...
844 110 6
Segunda Temporada de LPDA Cassy creció creyendo que su vida era perfecta. Pero su pasado le oculta algo más oscuro y perturbador. Todo en su vida se...
514K 23.2K 49
Después de haber roto varios récords a nivel mundial, ser considerada una de las mejores cantantes de la época con respecto al género pop, la cantant...