Control: un cuerpo, dos almas...

By leisydiaz14

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«¿Cómo deshacerse de un monstruo del que te has enamorado?» *-* "The Bible Killer" pasó a la historia como un... More

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✘E X T R A: F A M I L I A ✘ Parte 2

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By leisydiaz14

"La expresión «en serie» significa que uno siempre pasa al siguiente. Ya se trate de un amante o de víctima de asesinato, uno pasa al siguiente y punto."

El asesino de la carretera, James Ellroy

LEAH

Mis párpados se resisten cuando intento abrir los ojos. Me pesan. Me remuevo en el lugar y el frío de la superficie dónde me encuentro recostada me pone los pelos de punta. Mis piernas están dormidas e intento estirarlas para despertarlas, pero un muro me lo impide. Levanto las manos para frotarme los ojos y choco contra el techo.

Al abrir los ojos por completo, los latidos de mi corazón se intensifican.

El lugar en que me encuentro parece una especie de tumba de piedra en el que apenas cabe mi cuerpo acostado. A mi lado izquierdo, unos pequeños barrotes me separan de lo que parece ser una sala circular. Puedo sentir la humedad en el ambiente y el silencio abrazador. No sé si es de noche o de día, no entra ni un rayo de luz del sol ni de la luna por ninguna abertura.

Mi cabeza trata de buscar cuál es su último recuerdo y el rostro de Erwan es lo que se me viene a la mente. Mi vida se volvió un caos en cuestión de horas.

Trato de girarme lo más que pueda. Apoyo una de mis manos en el suelo irregular y un objeto como gomoso y húmedo, se me pega en la palma. Lo sostengo y es cuando percibo las hebras de cabello enredados en mis dedos. Al observarlo con detenimiento me doy cuenta de que hay como un pedazo de piel adjuntado al mechón rubio. Lo lanzo lejos de mí, inmediatamente y me golpeo con los barrotes sin querer.

Se me hace un nudo en la garganta. Frunzo el ceño en un intento por detener las lágrimas que me empañan la visión. Dejo caer mi espalda en el suelo, nuevamente y comienzo a llorar en silencio, viendo el techo a pocos centímetros de distancia sobre mí.

—Ayu... —escucho un leve murmuro al otro lado de los barrotes. Detengo mis lágrimas y me acerco a ellos, sosteniéndolos con ambas manos.

—¡¿Hola?! —exclamo— ¿Hay alguien aquí?

Alrededor de la habitación circular se hayan más barrotes separados unos cuantos centímetros entre ellos, exactamente iguales a los del lugar dónde estoy encerrada. Distingo una mano delgada, casi en los huesos, removiéndose con pesadez fuera de uno de los barrotes de mi izquierda.

—¿Quién eres? —intento observar desde otro ángulo, pero no puedo moverme mucho.

—Leah... —la voz femenina pronuncia mi nombre entre gemidos.

—¿Me conoces? —pregunto con el ceño fruncido.

No responde. Solo soy capaz de escuchar sus débiles gemidos. En ese instante percibo como su mano se aferra a uno de los barrotes de su celda y acerca su rostro a ellos, dejando que la luz del bombillo en el techo del salón la ilumine.

Mis ojos se abren con asombro al reconocerla. Tiene los párpados caídos, sus ojeras están pronunciadas, pupilas rojas, distingo algunos cortes en su cuello y la piel pálida. Su cabello rubio se encuentra grasoso y algunos mechones se le pegan al rostro.

—¿Por qué... —tartamudea— lo hiciste?

—¿De qué hablas?

Intenta hablar, pero está tan débil que comienza a toser.

En ese momento, escucho el sonido como de algo metálico y siento como si una presencia humana se estuviera acercando a nosotras. Es un hombre.

Sus pasos son lentos, despreocupados. Lo primero que distingo son unas botas negras con los cordones abrochados perfectamente, luego sus pantalones con aberturas en las rodillas. Cuando intento sacar un poco la cabeza por una de las aberturas de los barrotes para verle el torso, su rostro aparece frente a mí, ojos verdes saltones y sonrisa torcida, provocando que me impulsé hacia atrás y me golpeé con la pared contraria.

Erwan se percata de mi expresión y añade:

—¿Te asusté, rubia? —utiliza un tono melódico cuando dice la última palabra.

—¿Por qué me haces esto? —pregunto con la mandíbula tensa y sintiendo un leve picor en la nariz.

—¿Hacer qué? Si yo ni siquiera te he tocado. —se encoge de hombros mientras se agacha frente a mis barrotes apoyándose en sus propias rodillas.

—Si alguna vez me consideraste tu amiga, déjame ir...

Ladea la cabeza y, repentinamente, comienza a reírse a carcajadas, cayendo sentado en el suelo.

—Tú y yo, —inquiere señalándonos respectivamente cuando detiene su momento de euforia— nunca hemos sido amigos.

—Te odio. —mascullo entre dientes.

—El odio es un sentimiento. Por algo se empieza, rubia.

—¿Qué piensas hacerme, monstruo?

Sus comisuras se elevan.

—Por eso no te preocupes. —se muerde el labio inferior y estira su mano hasta que cruza los barrotes, tomando un mechón de mi cabello— No te haré nada que no quieras.

Antes de que pueda retirar la mano, le muerdo la muñeca y él deja escapar una corta exclamación.

—¿Así es cómo me pagas haberte salvado de las garras de Hunter?

El recuerdo de cómo ese hombre mencionó a mi padre, llega a mi mente. ¿Cómo él lo conoce? ¿Cómo sabe qué yo soy su hija? ¿Desde cuándo conoce la identidad de mi progenitor? ¿Siempre lo supo? ¿Incluso cuando le conté mi pasado?

—No menciones a ese traidor. —escupo sin poder evitarlo.

—¿Acaso no quieres saber todo lo que te hizo? —la pregunta de Erwan me descoloca un poco.

—¿De qué hablas?

—De lo que pasaba en las cuatro paredes de su consulta cada vez que te hipnotizaba. —inquiere mirándome fijamente.

Dejo escapar una corta risa.

—¿Qué pasaba de qué? Él solo intentaba borrarme...

—...los recuerdos y blah blah blah. —culmina el pelirrojo por mí poniendo los ojos en blanco— No entiendo cómo aún existen personas que se traguen eso.

Percibo como me aprieto el muslo con la mano, inconscientemente. Las gotas de sudor comienzan a caer por mi piel, siento las axilas mojadas, mi pulso acelerado y mi vientre se siente incómodo. ¿Qué me está pasando?

—Lamento ser yo quién te diga esto, rubia. —baja sus comisuras— Pero Hunter abusaba...

—Cállate. —mascullo con la respiración acelerada.

—...de ti.

—¡Cállate! —me hago un ovillo dentro de aquel espacio reducido cuando lágrimas incontrolables comienzan a descender por mis ojos. Es como si mi cuerpo recordara algo que yo no.

<¿Qué?>

La voz de Luana se escucha en mi cabeza casi tan perpleja como la mía hace unos segundos.

—Él nunca tuvo la intensión de ayudarte con tus traumas ni borrarte nada de tu memoria que no fuera lo que él te hacía mientras estabas inconsciente. —prosigue Erwan y me llevo las manos a los oídos— Yo lo descubrí hace años. Lo que hacía con sus pacientes. Me causó curiosidad por qué no tenía consultas con hombres, y todas eran con chicas. Así que un día me metí en su casa y encontré las grabaciones.

<¿Qué grabaciones...?>

—Era despreciable lo que hacía con esas mujeres mientras estaban inconscientes. —gruñe— Pero me pilló, y me amenazó con que, si eso salía a la luz, él contaría la verdad sobre mí. Así que mantuve la boca cerrada hasta ahora.

Mis ojos escocen y el llanto no parece querer detenerse. No recuerdo nada de lo que él está diciendo, pero mi cuerpo actúa como si lo supiera.

—Rubia, mírame. —no le hago caso y continúo abrazándome a mí misma en el suelo frío de aquella tumba— Mira lo que tengo en la mano.

De reojo, observo los DVD en su mano.

—Son tus grabaciones. Se las robé. —me muestra una sonrisa de oreja a oreja cuando descubre que lo estoy mirando— No las he visto, así que no te preocupes.

Deja caer los discos al suelo y comienza a pisotearlos, provocando que estos se quiebren. Cuando todos están irremediablemente rotos, me observa de nuevo.

—Podía soportar que le hiciera eso a otras chicas, pero no a ti.

Mi corazón da un vuelco.

—¿Por qué a mí no?

Erwan se despeina el cabello con una mano y mira al suelo.

—Porque... —nuestros ojos se encuentran. El pelirrojo frunce el ceño, niega con la cabeza y se pone de pie— Se acabó la charla.

Observo como sus pasos se acercan al lugar en dónde se encuentra encerrada Camila.

—No... no... —gime mi ex mejor amiga.

—Ya has estado viva por mucho tiempo, Cam. —escruta Erwan, sacando un conjunto de llaves del bolsillo interior de su chaqueta. Los barrotes de Camila se abren de par en par cuando el pelirrojo introduce la llave en el cerrojo y la gira.

—¿Qué le vas a hacer? —pregunto, mirando como la agarra del cabello y la saca de su celda a rastras hasta sentarla en un sillón de hierro en el centro de la habitación circular. Ata sus manos y sus piernas al asiento, evitando que pueda mover cualquier extremidad.

—Voy a acabar con su sufrimiento. —expresa— Leah —nuestras miradas se encuentran— elige un número del 1 al 9.

Frunzo el ceño.

—No pienso hacerlo.

—Qué aburrida que eres. —lleva su mano hasta el bolsillo trasero de su pantalón y saca un estuche. Al abrirlo, quedan a la vista nueve navajas, todas con empuñaduras distintas. Comienza a caminar alrededor de Camila mientras mira el estuche— ¿Cuál elegiré?

Se detiene cuando se hace con el cuchillo que tiene una empuñadura de color hueso y los símbolos de la baraja española, estampados en ella.

—Por ser la primera carta que intentan robarme en mi propio juego.

Lo que sucede después, provoca que no pueda apartar la mirada del pecho de Camila, mientras el pelirrojo la abre con el cuchillo y ella se deshace en gritos y lágrimas débiles. Mi corazón se acelera al ver cómo Erwan agarra el órgano vital de Camila y lo jala hasta que este queda fuera de su cuerpo. Sosteniéndolo como si fuera algo muy preciado para él, lo lleva hacia un lugar al que mi visión no llega.

Mi corazón da otro vuelco al ver toda la sangre en el suelo.

<Detén tu maldito corazón y piensa en una forma de salir de esto.>

Si no fuera por ti, no estaría metida en este lío. ¿De quién fue la idea de vengarse de Max y Camila y, para colmo, hacer de Erwan tu cómplice? Tu sexto sentido es una mierda.

<Supongo que en algo teníamos que parecernos tú y yo, además de la forma en que nos vemos.>

Mejor cállate.

<No es el momento ni el lugar para que estés molesta conmigo, hermanita.>

Ya te dije que no soy tu hermana.

<¡Solo intentaba protegerte!>

—¡Pues vaya forma de protegerme! —las palabras salen de mis labios antes de que pueda detenerlas.

Erwan aparece en mi campo de visión mientras se seca las manos con una toalla blanca, que tiene manchas de sangre.

—¿Con quién hablas, rubia?

—Me dijiste que me habías salvado de... Hunter. —pronuncio su nombre y se me revuelve el estómago— ¿Entonces me salvaste para tenerme aquí encerrada?

—Emm, ¿supongo? —inquiere mirando a cualquier lugar menos a mí.

—¿Me vas a matar como a Camila?

—¡No! —vocifera, cayendo de rodillas frente a mí y provocando que me sobresalte— Es cierto que quiero tu corazón. No paro de pensar en ello desde que te conocí. Pero quiero que me lo entregues por tu propia voluntad. No quiere tenerlo guardado en un pote de cristal, sabiendo que nunca fue mío.

—Pero si todos los corazones que has arrancado nunca han sido tuyos.

—¡Exacto! Cuando los sostengo, me siento poderoso llevando la vida de una persona en la palma de mi mano. Pero luego el sentimiento se desvanece. Es como si no me perteneciera. Por eso se los devuelvo a sus familiares.

—Eso nunca va a cambiar, Erwan. —declaro, juntando el entrecejo— Nadie nunca te va a ofrecer su corazón, sabiendo el final que tendrá.

Sus comisuras se elevan. El color esmeralda en sus ojos brilla en mi dirección y me fijo en las pecas sobre su nariz.

—Las personas cometen locuras por amor, Leah.

—¿Amor? —bufo— Nunca me voy a enamorar de ti.

—Eso ya lo veremos, rubia.

A punto de rogarle que me deje salir, impulsada por el miedo a morir en este lugar sola y a que mi madre reciba una caja con mi corazón en ella, Luana me detiene.

<No te rebajes hasta ese punto y activa el maldito localizador de Kyan.>

Pero Kyan...

<Sea lo que sea que haga Kyan, estoy segura que será mejor que esto.>

Kyan te quiere muerta. ¿Por qué me dices que haga esto?

<Fui creada para protegerte, Leah. Haría lo que fuera por ti.>

Cuando el pelirrojo se devuelve sobre sus pasos y se aleja de mí, llevo la mano hasta el colgante en mi cuello y presiono el botón que lo activará.

Con esta simple acción, le estoy diciendo a Kyan sin necesidad de palabras: "Aquí estoy. Ven a buscarme. Te necesito. Confío en ti."

✘✘✘✘✘✘✘✘✘✘

¡Holiss!

Aquí estamos en un nuevo #MartesDeControl ¿Qué les pareció este capítulo? La interacción de Erwan y Leah, el final de nuestra querida Camila a quién daban muerta antes de que lo estuviera jjjj y ese final. Espero leer sus opiniones.

Por favor, les pido encarecidamente que no se olviden de comentar, ¿si? No se imaginan lo mucho que me gusta leer vuestros comentarios. Porfa pliss.

XOXO Killer Lady

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