El mexicano se estaba acomodando su traje ya una vez estaban en el auto, al haber "crecido" de golpe tuvo que comprar un traje a su medida de último momento, pero esto le resultó un poco Incómodo, no era tan fanático de esos trajes.
——No deberías quejarte tanto.—— Habló el gigante asiático.
——Ahora te pareces a España hablando así.—— Respondió con gracia al recordar como le iría con su padrastro.
——¡Por imbécil!—— Se escucho un grito fuera del auto.
——Ay no puede ser.—— Habló con fastidio y frustración al saber que venía.
——¡Fue tú culpa, tarado!—— Se escucho una segunda voz llegando cerca del auto y de pronto un leve choque en este que movió el auto. .
Al momento en que el chófer abrió la puerta logró ver a los dueños de aquellas voces.
——¿Qué les he dicho de comportarse como niños?—— Habló serio el de tez roja.
——Dile eso a él, no deja de joderme.—— Habló el norcoreano sentándose en su lugar (Frente a los otros dos). Parecía molesto eso hasta que vio al mexicano. ——Oh, hola.
——Hola.—— Habló de forma tranquila mientras miraba de reojo al asiático mayor.
——¿México? ¿Qué haces aquí?—— Preguntó el ruso tomando un pequeño chocolate de uno de sus bolsillos. ——¡Oye!—— Soltó molesto al mirar como China le arrebataba aquel chocolate.
——Ayer él y yo tuvimos una cena para hablar de algunos tratados, tuvo aquel problema de la última vez y se quedó a dormir.—— El de cinco estrellas respondió de forma seria volviendo a su lugar.
——¿Coji...?—— Antes de terminar la palabra la mirada del mayor lo silencio. El tricolor euro-asiático recargo su cabeza en el asiento.
——Respeta a tus mayores, insolente.—— Espetó molesto. ——México Sigue siendo mayor que tú.
——No parece.—— Respondió con duda. El norcoreano Soltó una risa. ——Cierra la boca, ni siquiera sé porque vienes con nosotros.——
——Él viene para cumplir su sanción por levantarle el dedo a ONU, otra vez.—— Volvió a hablar el rojizo.
El de parche mostró disgusto ante las palabras del mayor, le resultó infantil la sanción de trabajar como secretaria, aunque le generó una ligera risa al recordar todo aquello.
——Por cierto, México, quería saber si después de la reunión quieres ir a comer conmigo.—— Habló nuevamente el de largos cabellos blancos.
——Si, me parece bien.—— Respondió el de forma tranquila, casi en un susurro, aún no tenía total confianza.
——¿Tú si vas a coger con él?—— Preguntó el de parche.
——Si se puede si.—— Volteo a mirarlo guiñando el ojo.
——¡Paren el auto!—— Tras las palabras del rojizo el chófer paró enseguida el auto. ——Ahora se van en la cajuela.
——¿Yo tenía que venir?—— Preguntó el mayor de los mexicanos bajando del auto una vez que el chófer abrió la puerta.
——Su hermano aún no está cien por ciento calificado para tomar estas responsabilidades, tienen que hacer presencia ustedes.—— Respondió el español también bajando del auto.
——Pero está bajo tu tutela.—— Habló el segundo hermano.
——Dejen de quejarse y moveros ya, no queda tiempo.—— Les miró por última vez para empezar a caminar hacia el interior de la cede.
Ambos hermanos lo siguieron por detrás, cuando ellos querían verse Intimidantes lo lograban, esta no era la excepción, ambos eran de estatura alta, delgados pero de cuerpo bien trabajado y esos trajes los hacían lucir más.
——¿Aún no ven a su hermano?—— Preguntó el bicolor mirando el lugar vacío del menor de los tricolores.
——Deja de preocuparte tanto, el sabe como defenderse.—— Respondió serio el tricolor mayor.
——Yo ya lo vi.—— Soltó restándole importancia al mirar como su hermano entraba a la sala.
Venía al lado del gigante asiático, bueno al parecer éste parecía que lo venía cuidando como perro guardián, detrás de él venía un ruso y un norcoreano, ellos parecían perros regañados.
——¡Hermanos!—— Habló México corriendo a donde ellos estaban.
——¡Mi carnalito!—— Soltó segundo imperio corriendo también hacia él.
Se dieron un leve abrazo y caminaron hasta donde estaban los otros dos.
——¿Y tú dónde mierda estabas? ¿Por qué no respondiste las llamadas?—— Preguntó más que alterado, eso hasta que notó su cambio físico. ——¿Volvió a pasar?
El menor asintió. ——Fui a hablar con él.—— Apuntó al asiático rojizo. ——Cuando volvió a pasar y por el dolor de cabeza mejor me quedé en la casa de él.
——¿Y las llamadas?
——Mi celular murió.—— Respondió restándole importancia. ——Los veo luego, ahora tengo que hacer unas cosas.
Sin más, salió corriendo de ahí antes de que se lo impidan. Llegó de nuevo junto al asiático, éste movió su mano hasta llegar a la espalda baja del menor y así caminar ambos al lugar del mayor, obviamente que las miradas de duda y celos no faltaron.
Unos minutos más y la reunión empezó como era costumbre.
El hombre de largos cabellos negros estaba sentado en su cama, después de aquella llamada lo había dejado pensando bastante sobre lo que habían hablado.
——¿Aún lo quieres matar?—— Preguntó una mujer entrando a la habitación.
——Si.—— El hombre miró la expresión de duda de la mujer. ——Bueno, menos que antes si.
——¿Estás seguro de que quieres ir? ¿Qué pasa si te encuentras con él?—— Volvió a cuestionar la mujer.
——Esa es la intención.—— Una vez guardo aquel raro apartó que le enseñaron a usar Tomó una pequeña mochila de color negro.
——¿Y qué pasará si te lo encuentras ahí?—— Se hizo a un lado para que el hombre pasara.
——Aún no lo sé.—— Incluso el tono de voz hacia notar ese cambio de humor alegre a uno un poco más depresivo. ——Espero que si por azares del destino logro volver a ver a mi hijo tenga idea de que hacer.
——Sabrás que hacer.—— Respondió con calma siguiéndolo.
——¿Y si no es así? ¿Y si me quebró con tan solo mirarlo? ¿Qué tal si no aguanto todas las emociones que guarde por siglos?—— Soltó esas palabras de pronto.
Al volver a voltear hacia ella notó como el hombre tenía ya sus ojos cristalizados. Sin esperar más lo abrazo de forma cariñosa.
——No quiero llorar e ir así hasta el aeropuerto.—— Soltó con fastidio al notar que varias lágrimas se escaparon de sus ojos.
Ahora el mexicano se encontraba en el baño de chicas, o mejor dicho, la mexicana estaba en el baño de mujeres mandando unos cuantos mensajes por su teléfono recién cargado.
——¿What the hell are you doing here? /¿Qué demonios estás haciendo aquí?—— Se escucho la voz de una mujer a la que ya reconocía un poco.
——El Internet es mejor aquí que en el baño de hombres.—— Respondió desviando su mirada y prestando atención a la misma mujer del aeropuerto.
——Eso es verdad.—— Respondió en español sin faltar ese típico acento. ——Que suerte tienes.
——¿Y tú qué haces aquí?—— La mujer ahora la miró mientras se acercaba al espejo.
——Para entregarle esto a cierta persona.—— Dejó una memoria en el pecho ajeno mientras ella se retocaba el labial.
——A veces me das miedo.—— Respondió la mexicana tomando la memoria con aquel contenido, vaya que fue rápido.
——Me lo dicen seguido.—— Sonrió con tanta naturalidad. Diría algo más pero una voz llamando a la tricolor. ——Al parecer te llaman.
——Al parecer si.—— Guardó aquella memoria y camino a la salida. ——Oh, por cierto, para la próxima no me encajes tanto esas uñas, pareces gato.
La mujer simplemente le lanzó un beso mientras la country rodaba los ojos y salia de ahí. Una vez estuvo fuera dejó de lado su figura femenina para volver a la figura masculina.
Estaba tan tranquilo hasta que lo abrazaron de forma fuerte y lo elevaron un poco.
——¡Carnal!—— Se escucho que lo llamaron.
Reconoció la voz al instante y rápido volteo para ver quién era.
——¡Carnalito!—— Correspondió el abrazo de forma fuerte y ambos empezaron a dar pequeños saltos aún abrazados.
——Quiero presentarte a alguien.—— Mencionó el filipino una vez que se separaron. ——Es la nueva representación de...——
——¿Vas a ir al aeropuerto? ¿Porque?—— Preguntó segundo imperio.
——¿Qué andeis revisando, cotilla?—— El español le arrebato su teléfono de forma molesta.
——¿Vas al aeropuerto?—— Se unió una tercera voz, del mayor de los tricolores. ——¿A qué o qué?
——Otro igual.—— Volvió a hablar molesto. ——Voy a ir a recoger a un ministro que va a llegar hoy y que por que tengo que recibirlo en persona...¡Bajad los pies de mi escritorio!
——¡Ni siquiera los subí!—— Respondió asustado segundo imperio.
——Te acompañamos.—— Ignorando todo habló primer imperio.
——No os estoy invitando.—— Respondió caminado hacia la puerta seguido de los otros dos.
——¿Qué ya no nos quieres?—— Preguntó el tricolor mayor mientras aventaba a su hermano para que chocara con la pared.
——No.—— Soltó en seco el español, aunque sabía que mentía. ——Quien va a venir su abuelo.
Ambos hermanos se quedaron callados, bueno, segundo imperio sobando el golpe que se dio en la pared.
——Como odio a ese viejo.—— Habló primer imperio suspirando con frustración.
——También yo.—— Por fin segundo imperio se desquite metiendo el pie a su hermano para que se cayera al suelo.
——Pronto serán tres quien lo odien y no dudo que lo quiera matar.—— Habló el español ignorando el escándalo detrás de él.
——¿A qué te refieres?—— Preguntó segundo imperio.
El español simplemente lo ignoró y siguió su camino.
Tardó años en responder, raza.
Agradezco que hayan llegado hasta aquí y pido perdón por mi inactividad durante estos días.